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No necesitas explicarme cómo eres, tus actos te definen a la perfección

Saludos y tu presentación

Los valores son asunto de todos los días, y vivir en ellos es requisito indispensable
para formar buenos seres humanos. No basta con ser bueno un solo día.
Diariamente se nos pide elegir entre la ganancia personal y la justicia, entre la
conveniencia propia y la honestidad, entre el egoísmo y la solidaridad. A lo largo de
los años los valores se han transmitido de unas generaciones a otras. De padres a
hijos, de maestros a alumnos a través de la enseñanza y el ejemplo. Valores ¿algo
perdido? Si se transmitían de generación en generación ¿en qué generación se
quedaron? ¿En qué pupitre están escondidos? Si a diario vivimos bombardeados
por mensajes que nos ofrecen una imagen atemorizante del mundo: noticias
negativas sobre la violencia, la delincuencia, la carestía, la contaminación y la
incertidumbre sobre el futuro. El mundo de hoy es un lugar complicado y confuso,
lleno de opiniones contradictorias y mentiras. Todos quisiéramos vivir en un mundo
más honesto y más justo y los primeros pasos para lograrlo inician en casa, con la
educación de los hijos. Un valor se realiza, se hace pleno, cuando se convierte en
un hábito, pero… qué pasa cuando mamá o papá me dicen di siempre la verdad,
obedece a tus padres, y en un momento tan cotidiano de la vida llega alguien a
buscarlos y me piden que diga que ¡no están! ¿Qué hago? ¿Obedezco o digo la
verdad? Hemos visto hasta qué punto la falta de honestidad puede deteriorar la
situación de un país, la mentira, la simulación de diversas acciones para ocultar la
realidad de un hecho se han vuelto cada vez más comunes y muchas personas
piensan que pueden ser buenos medios para progresar, sin darse cuenta que en
realidad impiden el progreso y la solución de problemas. Nadie es igual a ti…pero
en el fondo, todos compartimos la misma naturaleza humana, las mismas
posibilidades. La intolerancia política, social y religiosa ha conducido a guerras y
matanzas que han cobrado millones de vidas a lo largo de la historia. El hecho de
que alguien sea distinto a nosotros no nos amenaza ni nos pone en peligro, sólo
nos revela una perspectiva diferente del mundo. ¡No discrimines! Ser tolerante no
solo implica soportarlas diferencias, es aceptarlas con amor, comprensión y
entusiasmo por aprender de ellas. ¡Respeta! El respeto debe ser la regla de
convivencia en todos los ámbitos sociales. No se trata sólo de respetar, sino también
de darte a respetar. La escuela es el ámbito idóneo para promover que se asimile
este valor en varias dimensiones: aprecio por las diferentes creencias, igualdad de
derechos sin distinción de género, edad, raza, religión o situación económica.

¡Ayudemos a rescatar esos valores! ¡A demostrar que no se han perdido, que siguen
aquí aunque ante la mayoría pasen desapercibidos. Los invito a detenerse y pensar
de qué lado están, de qué lado quieren estar y de qué lado quieren que estén sus
hijos y nietos a futuro. Los invito a pensar cómo sería el mundo si nos respetáramos
como es necesario, si nos apoyáramos como es necesario, si nos comportáramos
como personas conscientes de nuestra existencia y de nuestra interacción con la
sociedad que nos rodea, si nuestros pensamientos y acciones se basaran en no
transgredir, desde ningún punto de vista, ninguno de nuestros valores, pase lo que
pase, viviríamos en un mundo mejor es bien sabido que una golondrina no hace un
verano sin embargo podemos iniciar hoy haciendo acciones que darán sus frutos
en el futuro, No es tan difícil. No es tan lejano. No es para otras personas. Se puede.
Siempre se puede. En el interior de cada uno de ustedes está el cómo hacerlo.

¡Atrévete hoy!

Gracias.

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