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En su ensayo « Kafka y sus precursores », Borges desarrolla una idea que subvierte el sentido

común de la lectura : la singularidad de un escritor nos permite identificar en la historia de la


literatura, a través distintas culturas, los precursores de su obra, de ese trazo de escritura particular
que llamamos -en este caso- kafkiano.

Sin embargo, lo importante es que dichos precursores no tienen entre sí ninguna relación. Es más,
podría incluso decirse que son completamente diferentes. Referencias completamente heterogénas.
Pero es este acontecimiento llamado Kafka aquello que nos permite poner en relación cosas que
estaban en registros diferentes.

Podríamos posar la atención sobre esa capacidad de algunas cosas de convocar relaciones entre
elementos que antes era imposible verlos relacionarse. Y quizás, vale la pena insistir en que es una
propiedad de la cosa en cuestión y no del lector. Si fuese este el caso, hablaríamos de la perspicacia
del lector, mientras que aquí, parece ser el objeto lo que convoca, liga simultáneamente elementos
de diversas naturalezas. No los ordena, no los categoriza. Ellos son presentificados frente al objeto y
nosotros establecemos (luego) relaciones.

Podría plantearse la pregunta si aquella no es, precisamente, la particularidad de lo


« pluridisciplinar », a saber : el hecho que disciplinas heterogéneas se vean convocadas ante la
singularidad de un objeto. Dicho de otra forma, hay objetos que convocan -sin orden de prioridad-
al mismo tiempo distintos saberes que se piensan en relación a estos. Saberes que no pueden
anticipar la extensión del problema y frente a lo cual, antes de interpretar o representar con el bagaje
teórico disponible, más prudente sería hacer un recorrido para trazar una geografía posible al
problema.

Un espíritu de investigación mucho más cerca de las ciencias nómades referidas por Deleuze y
Guattari, que de las certezas de aquello que la propia disciplina puede explicar. Hacer mapa en el
mismo sentido que señalan los autores como una obertura, una construcción y sobre todo
experimentación sobre lo real. Nada definitivo, sino más bien desmontable, adaptable y conectable
tanto a un inviduo como a una formación social. En ese sentido, es lo contrario a la operación de
calcar la realidad. Del lado del mapa nos acercamos a la performance.

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