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Disculpen la grosería del título pero creo que recoge el sentir popular de miles de

pequeños empresarios o profesionales como yo, que declaramos hasta el último


centavo, perseguimos a nuestros clientes para que depositen las detracciones y
tenemos absoluta y total voluntad de pago aun sabiendo que trabajamos 4 de 12
meses al año íntegramente para el Estado.
El Fraccionamiento de una deuda tributaria no es un dadiva, un regalo, o un premio.
Es un derecho otorgado por la LEY (si en mayúscula a ver si la señora Tania Quispe
entiende) con el que la administración tributaria no puede hacer lo que le da la gana
para cercenarnos ese derecho.

Activo, que está formado por todos los bienes y derechos de los que es titular.
Patrimonio neto, que es el conjunto de sus recursos propios (aportaciones de socios,
beneficios sin distribuir ,….)
Pasivo, es la suma de todas sus deudas y obligaciones.

Dentro de cada uno de estos tres bloques hay otros “apartados”, que agrupan las
partidas atendiendo a diferentes criterios.

Pero en este artículo nos vamos a centrar sólo en el activo, y más concretamente en la
división que distribuye a todos los bienes y derechos en uno de estos dos bloques:
activo corriente y activo no corriente.

Para empezar, es importante que te quedes con estas dos ideas:

1.- La pertenencia a una de estas dos masas patrimoniales se determina atendiendo a


un criterio de permanencia.
2.- El criterio temporal que se utiliza es 1 año: menos de un año se considera “corto
plazo” y más de un año “largo plazo”. El plazo inferior al año es el que suele coincidir
con el ciclo de explotación normal de cualquier entidad.

De esta forma te resultará más fácil entender que:

El activo corriente está formado por todos los bienes y derechos que se van a
consumir, enajenar o hacerse líquidos en el ejercicio normal de la actividad económica
de la empresa (menos de un año).

Son los elementos que se emplean en el día a día del negocio y que por eso no
permanecen durante mucho tiempo en el patrimonio: mercancía, dinero en el banco o
en efectivo, cantidades que los clientes deben a la empresa

Por el contrario, el activo no corriente está formado por todos los bienes, inversiones y
derechos que forman la estructura de la empresa por ser necesarios para su
funcionamiento a lo largo del tiempo.

Son los que no se integran en el proceso productivo o comercial y pertenecen a la


empresa por un plazo superior al año: inmuebles, maquinaria, inversiones financieras
a largo plazo……

Como ves, la finalidad a la que se destinan los elementos y su facilidad para


convertirse en dinero de una forma más o menos rápida es lo hace que formen parte
de un grupo o de otro.

A continuación, con los ejemplos que te propongo, verás más claramente esta idea.

Ejemplos

Podemos citar como ejemplos de activos corrientes la mercancía que la empresa


vende, las materias primas que emplea en la fabricación, el dinero en cuentas
corrientes, las fianzas constituidas a corto plazo, las cantidades que le deben los
clientes, cantidades que le deben la hacienda pública o la seguridad social, los valores
de renta fija que vencen a corto plazo,….

Y como ejemplos de activos no corrientes los créditos concedidos a largo plazo, los
ordenadores, el mobiliario, las marcas y patentes, los depósitos a plazo fijo, las
acciones adquiridas con intención de no venderlas antes de que pase un año, las
construcciones en curso, ……

Quiero llamar tu atención sobre el hecho de que un mismo elemento puede pertenecer
a un grupo o a otro en función de la intención o finalidad que se le otorgue o incluso de
la actividad a la que se dedique la empresa.

Por ejemplo: el dinero en banco puede pertenecer al activo corriente si lo tengo


disponible o puede ser del activo no corriente si está en un plazo fijo a tres años.

O una mesa será parte del activo no corriente si es la que utilizo en mi oficina o del
activo corriente si mi negocio consiste en vender mesas y ella es parte de las
existencias.
Son las cuentas contables las que pertenecen a uno u otro grupo, y los elementos en
particular tendrán una naturaleza u otra dependiendo de la cuenta en la que
corresponda contabilizarlos.

El dinero en el banco que he comentado anteriormente:

Si lo tengo en mi cuenta corriente lo contabilizaré en la cuenta 104 “Bancos” y será


activo corriente.
Si lo tengo en un plazo fijo a tres años lo contabilizaré en la cuenta 30 Imposiciones a
largo plazo” que forma parte del activo no corriente.
Y siguiendo con el ejemplo anterior de la mesa:

Si la compro para usarla en mi oficina la contabilizaré en la cuenta 33 “Mobiliario” y


será activo no corriente.
Si la compro para venderla, porque esa es mi actividad, formará parte del inventario
que a cierre del ejercicio figurará en la cuenta 20 “mercaderias” y será activo corriente.

Leasing o arrendamiento financiero


El leasing o arrendamiento financiero, es un contrato mediante el cual una empresa le
cede a otra el uso de un bien mueble o inmueble durante un período de tiempo
determinado a cambio de unas cuotas periódicas, pudiendo el arrendatario ejercitar la
opción de compra del bien en cuestión al finalizar el contrato

Para muchos, una opción más ventajosa que el préstamo bancario directo es el
arrendamiento financiero o leasing. Se trata de un mecanismo que provee bienes de
capital a las empresas mediante un contrato crediticio, a partir de la adquisición de un
bien por parte de la entidad financiera (a solicitud y conformidad del cliente) con el fin
de otorgárselo en arrendamiento financiero a un plazo acordado.

En dicho período el cliente o arrendatario podrá usar el bien. Y al término del contrato
y habiendo pagado las cuotas correspondientes, el arrendatario podrá ejercer sobre
dicho bien una opción de compra previamente pactada. Así, la empresa podrá adquirir
equipos de cómputo, vehículos, camiones, tractores, maquinaria, edificios, etc.

Por otro lado, el arrendamiento financiero ofrece ventajas tributarias para el


arrendatario, dado que permite acelerar la depreciación de los activos objeto del
contrato. También se puede usar como crédito fiscal el IGV pagado en las cuotas; y el
interés de las cuotas puede tener un tratamiento como gastos deducibles para efectos
del cálculo del pago por impuesto a la renta.

La diferencia del leasing con otras modalidades de financiamiento como los créditos
bancarios comerciales o los créditos con hipoteca sobre el bien adquirido, es que la
empresa que se dedica al leasing compra los bienes y los registra a su nombre y luego
los deja en arriendo a un tercero. Si el cliente incumple su parte del contrato, esto es,
no paga el arriendo acordado, el bien deja de ser arrendado y retorna a la empresa de
leasing o banco.
Finalmente, recuerda que debes tener una regla de oro: el pago del crédito debe
provenir de los recursos generados por la actividad económica financiada.
Beneficio adicional

Con Leasing accedes a ciertas ventajas tributarias para tu empresa:

Te permite acelerar la depreciación de los activos objeto del contrato, siempre que se
cumplan los plazos mínimos de 24 meses para bienes muebles y 60 meses para
inmuebles en vez de hacerlo en el plazo normal (60 o 120 meses para bienes muebles
y 20 años para inmuebles). La depreciación es un gasto deducible para efectos del
cálculo del Impuesto a la Renta. Este beneficio no es aplicable para operaciones de
leaseback.

El IGV de las cuotas es crédito fiscal para ti.

El interés de las cuotas son gastos deducibles para efectos del cálculo del Impuesto a
la Renta.

Se consideran gastos deducibles aquellos que restan del ingreso bruto para calcular
el beneficio a efectos de impuestos. Explicado de una manera más sencilla, un gasto
deducible es aquel que permite restar una pequeña cantidad de lo que hay que pagar
a Hacienda

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