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Benito Milla: Las nuevas cró-

licas de Albert Camus.- Hem


>ay: Han Ryner: II. - Primera
entrevista y recuerdos. Vladi-
nir Muñoz: Gorki. -Puyol: Gui-
¡nol trágico.—Varios: Recordan­
te a un gran anarquista: -Jean
íarestan.—Dr. Juan Lazarte:
Sacia las comunidades libres.—
Herbert Read: La educación del
tombre.—José de la Vega: ¿Vi­
rantes de otros planetas o
armas secretas?—Angel » im -
blancat: Etnica Hibridación.—
I'ampio Carpió: Labor de Exigen
lelgis en América.—Osmán De-
tiré: Anotaciones al pensamien­
to de Nietszche.-Eugen Relgis:
Driel da Costa y Spinoza.—Ugo
Pedeli: Bibliografía de publica­
ciones anarquistas en lengua
italiana. — Fritz Brupbacher:
“Varx y Eakunin (folletón en-
cuadernable).

Q e tt iá la Q iT L e n A u a L
Ayuntamiento de Madrid
NUESTRA PORTADA
iiillllllllllllllllllllllllilllllllllllilllll

S C C i A T E S
P rincipe d e los filósofos de la antigua Atenas. C om batió los vicio;
y prejuicios d e su época. Su doctrina era profundó' y sublime y su moral
severa. Platón, Jenofonte y A lcibíades eran discípulos suyos. Acusado por
M e lito de ateísmo y d e corruptor d e la ju v e n tu d , porque se b urlab a de
los dioses, fu é condenado a b e b e r la cicuta.
Su doctrina se halla contenida en la' obra d e su discípulo p re d ile c to .
Plafón, conocida con el títu lo de « A p o lo g ía socrática». Es la versión
del extenso discurso pronunciado por el filósofo poco-antes d e apurar ei
te rrib le veneno que d e b ía ocasionar su muerte.
N uestra p ortad a interpreta' el momento trágico en que Sócrates,
ro d ead o d e sus discípulos, realiza uno d e los actos que la posteridad
ha reprochado con mayor intensidad al gran maestro: su o bed iencia a lo
más inadm isible d e la ley por quien más acerbam ente había com batido
sus absurdos.
Dos aspectos son a destacar en la sabiduría socrática: su doctrina,
que parte d e una exaltación d e la soberanía' y p ersonalidad d el in d iv i­
d uo , y su form a dialéctica de razonar. P or lo p rim ero , el p rin cipio de
su filosofía p a rte d e la máxima « C o n ó c e te a tí mismo». Por lo demás,
excepción hecha d el discurso que pronunció al b o rd e d e la m uerte, su
m étodo d e discusión se caracterizaba p or el inciso escueto, especie de
cuña introducida en la base sofística d e la argum entación d el adversario.
A Sócrates p u e d e considerársele p a d re d el b rilla n te elenco d e 1 p e n ­
sadores d e la antigua G re c ia , cuya aportación a la e v o ’ución d el pensa­
m iento filosófico es im perecedera.

Ayuntamiento de Madrid
ttfVISTA DE S O C I O I O G I A , C lfH C IA ¥ IBMEEáTURñ
Año I V Toulouse, ju n io 1 9 5 4 N ° 42

H as M u e v a s C r ó n i c a »
de Albert CAMUS
A prolon gación de u n a situación a m b igu a en lo que respecta a los asuntos del m undo ha term inado

I por redu cir la sensación de dram aticidad im p era n te en lo s a ñ o s inm ediatos a la term in ación de
la 2a g u e rra m u n dial. Se v u e lv e a cierta frivolidad d e juicio, se in curre en el defecto de indiferencia,
se postergan p a ra m a ñ a n a — q u e n un ca llega— plan team ien tos acucian tes, sim plem en te porque la ten­
sión politica h a decaído o sim u la u n estacionam iento benévolo. E n c o n tra m o s en esta actitud la eterna
tendencia del h om bre a im ita r al avestruz, siem pre dispuesto a o cu lta r la cabeza ante el p eligro. Y ,
sin em bargo, hurgando su perficialm en te en la realidad cotidiana, n o s apercibim os que la c a lm a que
parece rodearnos es sólo p ro v isio n a l y aparente, pues, subsisten idénticos problem as y la paz y la
felicidad perm an ecen en estado d*i ficción. L a apariencia solam ente favorece esa posición tranqu ila.
L a realidad dista m ucho de ausp iciarla.

Esta calma aparente ha reducido ciente para conmover el espeso volté » la trifulca polémica dominó
de manera singular los ecos de letargo en el que parece sumida la por un tiempo sobre el aconteci­
aquellas voces generosamente em­ conciencia pública. miento mismo que la aparición de
pecinadas en conservar una esti­ El hombre sigue situado ante tan importante libro significaba.
mulante lucidez en la conciencia una expectativa crucial que dista Ya fué todo un síntoma que la crí­
de los hombres. Solamente el gui­ mucho de poseer siquiera la ende­ tica literaria se dedicara con más
rigay literario entra en conmoción ble armazón de los años prelimina­ fruición a las alternativas de los
si se trata de banales cursilerías. res a 1939. Por lo tanto es suicida polemistas que a subrayar el va­
Esto justifica el escaso ambiente toda actitud inhibitoria a la luz de lioso contenido de la obra. Sólo
que el segundo tomo de A ctuelles, la pasada experiencia. El poderío a distancia ha ido afirmándose un
de Albert Camus, ha encontrado en moderno no acepta ni la honesti­ juicio de valor sereno y hemos ido
la prensd literaria, no tan sólo por dad ni la neutralidad com o salvo­ apreciando la lenta y segura pene­
tratarse de una recopilación de ar­ conductos que eximan de respon­ tración del pensamiento de Camus
tículos ya publicados con anterio­ sabilidad y culpa. Para el totalita­ en las promociones más jóvenes,
ridad, sino porque en ellos predo­ rismo de nuestros días todos somos quizás las más preocupadas, para-
mina una preocupación constante culpables en un mundo de acusa­ dojalmenle, por el deslino del mun­
y seria por los problemas perma­ dos. Unicamente en la medida que do. La crítica literaria corriente
nentes del hombre actual. Hay co­ esc totalitarismo sea destruido po­ ha ganado en superficie lo que ha
mo una intención deliberada de drá el hombre entregarse a la paz perdido en intensidad, es decir, que
soslayar temas de fondo, com o si y a la seguridad. Lo que hace hoy en la medida que dispone de ma­
ellos fueran el espejo que nos de­ es un burdo simulacro y sus pre­ yores medios de difusión se hace
vuelve la desagradable imagen de tendidos goces carecen de alegría, más versátil e inconsciente. No es
los días aciagos. Pero, ¿es qué ya se o fingen una alegría cobarde, llue­ de estrañar que « L ’H o m m e révol-
alejó toda posibilidad de que aque­ ca por dentro de substancia vital té » haya sido acogido y comentado
llos días retornen? Ni Corea ni In­ El hombre ha aprendido odiosa­ con más fervor y hondura en los
dochina ni las recientes tentativas mente a disfrazar su miedo. medios extra-literarios, menos da­
atómicas tienen resonancia sufi­ Cuando apareció « L ’H o m m e ré- dos a la anécdota y al juicio fácil.

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Después de todo tal vez sea eso una lo mérito de sus libros. No es éste interpretarla y vivirla en su dra­
suerte, por lo menos en lo que res­ el caso de Albert Camus, que mático fluir y de adaptarse a sus
pecta a éstos libros de contenido irrumpe en la popularidad con una modificaciones permanentes. Sin
ambivalente, en los que lo litera­ novela, « L E tran ger » y varias pie­ embargo, en su constante protesta,
rio y lo social, el artista y el hom­ zas de teatro.' « L a Peste » vino a en la denuncia incansable de la in­
bre se mezclan de una manera confirmar sus excepcionales dotes justicia y la opresión, Camus afir­
profunda. - de narrador, la singular pureza de ma su rebelión contra un orden
Por lo que atañe a Albert Camus, su estilo, el dominio de un lenguaje arbitrario y permanece por eso
esta posición ha venido confirmán­ particularmente dúctil, desplegado mismo fiel al espíritu de la Resis­
dose en sus últimas creaciones, sin por sus páginas con tal riqueza que tencia, al espíritu de la justicia y
que eso signifique, como él mismo la alusión a los clásicos es inevita­ de la libertad. La historia sigue
afirma, «que debamos sacrificar ble. De éstos posee la claridad, y de haciéndose contra los oprimidos y
nuestra naturaleza de artistas a esta época convulsa y febril en que los menesterosos. Tomar su par­
yo no sé qué prédica social». Sim­ vivimos la intensidad y concisión tido es situarse en el centro mismo
plemente, se trata de que el artis­ necesarias para plasmar un pensa­ de la realidad histórica. La confu­
ta no excluya al hombre, y de que miento sobrio, intenso, apretado y sión de Sartre estriba en la creen­
el hombre, 'com o tal, participe en substancial. Añadamos a eso un cia de que el partido de los oprimi­
la experiencia del mundo teniendo elemento poético permanente a lo dos y de los menesterosos es el
en cuenta el sufrimiento y la injus­ largo de su obra, que destella prin­ Partido Comunista.
ticia que castigan cotidianamente cipalmente en ese brevario de vida La experiencia vital de Camus,
a los demás hombres. En una pala­ que es su librito «N oces». a la luz de estas crónicas densas
bra, que no se aísle de los otros, En «A ctu elles II», de manera sen­ en contenido y significación, des­
forjando para sí un destino confor­ cilla y emocionada, nos habla Ca­ cribe una integración del artista
table, un universo falso del que se mus de sus experiencias, de la lu­ en el hombre de todos los días, co­
excluyan los clamores de una hu­ cha del hombre y los deberes del tidiano, como todos amenazado en
manidad infeliz. Esta experiencia, artista, deslindando situaciones o su íntima libertad y como todos
que es la de Albert Camus, cobra estableciendo límites, según el ca­ deseoso de asegurarla y gozarla
una significación particular por la so. Estas crónicas dan una imagen plenamente. Para esto hay que lu­
magnitud de su obra en la litera­ cabal de la persona y de su espí­ char, hay que estar alerta, hay que
tura contemporánea. El ejempli­ ritu, de sus preocupaciones más protestar a veces ruidosamente.
fica en esta hora aquellos artistas serias en el terreno del arte o de No basta con encastillarse, con re­
que supieron conciliar un amor y la cuestión social. Demuestran, so­ ducirse, con resignarse. Todo esto,
una piedad extrema por los hom­ bre todo, la solidaridad estrecha y seguramente más, son éstas cró­
bres con una obra rica en lenguaje entre el hombre y su tiempo, entre nicas de Camus. Sencillas, a pri­
y en poder de creación y comuni­ el artista y los problemas del hom­ mera vista, comparadas con las
cación. bre actual, nada desdeñables. Dan agudas digresiones de «L 'H om m a
Generalmente, el escritor incur- idea, sobre todo, de una prieta con­ révolté», o con los finos ensayos de
siona en el campo de la política o substanciación del hombre Camus su último libro «L ’Eté», pero do
de lo social cuando carece de fuer­ con la realidad histórica, a pesar ninguna manera olvidables y sin
za creadora, cuando el poder de su de las negativas de Sartre en este interés.
arte se ha extinguido, cuando se sentido. Según él, Camus está fuera
siente incapaz de brillar por el so­ de la historia porque es incapaz de B enito M IL L A

HAN RYNER
II. PRIMERA ENTREVISTA Y RECUERDOS
ENIA Han R yner cerca de 60 años sentí profundam ente conm ovido por frases que des­
cuando por primera vez cam bié con pertaban en mí ideas que desde hacía meses latían
él una correspondencia que n o debía sin acertar a encontrar la form a de expresión:
term inar hasta algunos meses antes «H ay que pensar p or uno mismo sin preocuparse
de su muerte. jam ás si se piensa com o el vecino o de form a d ife­
He aquí com o ocurrió esto. Acaba rente. La parte sociable del hom bre es el corazón.
de leer su libro «El crim en de obe­ Pensar según los demás n o es pensar; y y o m e re­
decer», que me había prestado un sisto a tom ar los ecos por voces.»
italiano superviviente del terror fas­ Eran para m í revelaciones, pues hasta entonces
cista de los prim eros tiem pos de la tales ideas n o se habían presentado ante m is ojos
dictadura de Mussolini. Me veo, todavía abriendo en form a de escritos.
ese libro y, desde las prim eras páginas, atraído por «Podem os obstaculizar el desarrollo de o tro hom ­
el interés que despertaba en mí, 110 abadonándolo bre p ero n o podem os ayudarle. Es en sí mismo que
hasta haber term inado su lectura. Me sentí trans­ u no debe encontrar su ley», había escrito Han R y ­
portado. Mi ser se sentía subyugado por el pensa­ ner en cierto lugar de su «El crim en de obedecer»,
m iento que se desprendía del «héroe ryneriano» de y adjuntaba lo siguiente en otras preguntas: «¿P o r
esta obra maestra. Aun tengo que añadir que me qué aprender estas leyes que n o son m ás que ton-

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terías y la m ism a injusticia reglamentada?... Cada ni solam ente en tu espíritu; escribirás en tu vida,
uno debe lo que cree a lo que ve. Es necesario que­ pues es en tu vida que debes escribir tu pensa­
rer vivir «su» vida y «realizarse» a sí mism o.» miento.»
Esta enseñanza, llena de sabiduría, sacudía mi «El padre D iógenes» es una suerte de autobio­
espíritu despertándole a las cosas de la vida. Esta grafía novelada llena de fantasía, de verbo y de
fortuna maravillosa me venía del azar de un en­ amor.
cuentro inesperado. A cababa de h allar una filoso­ M ientras tanto, había y o intentado invocar a
fía fraternal que se arm onizaba con toda m i con ­ m i alrededor el nombre de H an Ryner hablando
fusa personalidad. de su obra. Y choqué co n el desconocim iento más
Han Ryner me revelaba todo un m undo de ideas profundo de unos y otros, lo cual me exasperaba.
y de vida que creía m ío sin poder exteriorizarlo. Concebía yo difícilm ente que un escritor que tu­
Una imperiosa necesidad se apoderaba de mí: acer­ viera en su a ctivo una obra tan im portante fuese
carm e a quien me brindaba, en el umbral de mi desconocido por m is contem poráneos. Comprendí
vida, todo aquello a que m i atona inquieta aspira­ los m otivos m ás tarde. Y m e di cuenta de que tan­
ba. H abiéndolo descubierto, escribirle fué para mi tas .personas pretendidam ente cultivadas, en las
una necesidad im periosa que rae preocupaba cons­ que todo es vanidad e hipocresía, eran víctim as de
tantemente. ¿Cóm o conseguir, fuese por carta, en­ esa enseñanza oficial que rechaza tod a la riqueza
lace tan deseado? ¿C óm o empezar? ¿Q ué podría m oral e intelectual de los escritos «subversivos»
escribirle? ¿Me contestaría? ¿Se dignaría responder para n o d ejar ver más que el 'pensamiento servil
a un ser insignificante perdido en un rincón de de toda una literatura delicuescente.
Bélgica? Lo m ejor era decidirse sin titubeos. Y le ¡Tristezas de un m undo form a do por ignorantes
escribí expresándole las impresiones experimenta- conscientes y autoritarios que convierten a la ju­
dadas con m otivo de la lectura de «E l crim en de ventud en el instrum ento de su dom inación! ¡Tris­
obedecer». Le pedí m e h iciera conocer su obra es­ teza de un m undo que se paga de sus novelistas
crita, mientras que por m i parte procurábam e otros de p ortera o «valets de cham bre», m ientras se ig­
libros suyos com o «El quinto Evangelio», «Las pa­ nora a hom bres com o H an Ryner. Abel Paure, en
rábolas cínicas», «L os viajes de Psicodoro», «El su libro «L ’Individu et les diplomes», extiende esta
padre Diógenes» y «Los pacifistas». triste realidad al «estado intelectual del francés».
D ecir que todas estas obras me satisficieran des­ Debo añadir que n o im porta qué «n acion al» repre­
de el principio sería una injuria a la verdad. Al­ senta la ignorancia pagada de ella misma.
gunas m e parecieron un p o co indigestas. M e daba La prim era ca rta que m e escribió Han Ryner
cuenta que me hallaba carente de «fo n d o » para data del 12 de septiembre de 1922. Y a he dado ante­
sacar de ellas todo el provecho deseable. Me puse, riorm ente un am plio fragm ento. Veo todavía la
a estudiar a los filósofos y pensadores de la antigua segunda, que recibí a seis meses de distancia, y por
Grecia. Pero sería imperdonable ocultar, a treinta la cual m e daba las gracias p o r una conferencia
años de distancia, el placer sentido a la sim ple lec­ m ía sobre su obra, hacia el final de 1923. Fué m i
tura de «El Padre Diógenes», rem arcable sátira padre quien m e la rem itió, un buen hom bre, pero
donde se ridiculiza, com o debe serlo, la estupidez co n cierto retintín autoritario, m ezclado ello con
del progreso contem poráneo. un conform ism o rigorista, que le hacía encontrar
En este libro Han Ryner intenta hacer vivir a extraño que H an R yn er pugnase co n el «saber-
un héroe de su siglo una existencia inspirada en vivir» en usanza. Efectivam ente, Han Ryner tenía
la filosofía de los sabios antiguos. Es fácil adivi­ la osadía de escribir las señas de su corresponsal
n ar que su tentativa debía ohocar con n o pocas en el ángulo izquierdo de la parte in ferior del
desventuras, algunas de una com icidad intensa. sobre, contrariam ente a la buena costum bre ense­
Estas divertidas páginas son enseñanzas preciosas. ñada en las escuelas, que quiere que la dirección
¿Cuántas veces he releído «El padre Diógenes»? sea estam pada en m edio o bien un p oco h acia la
Lo Ignoro, p ero recuerdo perfectamente el placer de derecha. ¡V iejos recuerdos enterrados casi por el
la lectura, un placer siempre renovado q u e- me olvid o de los años! ¿C óm o vuelven a renacer?
hacía olvidar p or algunas ¡horas las ideas obsesio­ Sin duda porque Han Ryner m e reveló p or cier­
nante que m e asaltaban. tos pequeños rasgos ese inconform ism o, que m e p la­
C om o antaño, Diógenes el Cínico, 'buscando un cía y parecía anim ar m i juventud. Quizás también
hombre y n o encontrando m ás que monos, el héroe porque en H an R yn er encontré esa infinidad de
de Han Ryner, nuevo Diógenes, exprofesor de filo­ pequeñas cosas p or las cuales era grande m i sim­
sofía, no vacilará nada a volver al estado de la patía, rebelde y desobediente com o y o era a los
naturaleza, e intentará acercarse, en espíritu y en im perativos de una disciplina que recusaba. Porque
los hechos, a su antepasado. Y es por esto que, por otra parte este hum or inquieto me perseguía,
com o él, endosará el m anto griego, calzará sanda­ me sacudía, y porque, en fin, había rozado la
lias, empuñará el bastón nudoso y cargará con muerte voluntaria, por incapacidad de sobreponer­
modesta alforja. Equipado de tal guisa, nuestro me a m i cobardía ante el crim en de obedecer.
nuevo Diógenes se lanza a predicar al m undo «su» Su obra me salvó del abism o en el cual m e ba­
doctrina. Por donde quiera que pasa siembra el ilaba sumergido. Sus escritos abrieron ante m í pers­
escándalo, pues quien tenga la valentía de decir cru­ pectivas nuevas, y gracias a ese bagaje de con oci­
damente a unos y a otros lo que piensan de ellos y de mientos e ideas pude lanzarme co n brío a la re­
los pretendidos puntales de la sociedad siembra busca de un ideal al que con ardor aspiraba.
siempre el escándalo. Apenas sin com er, indiferen­ Dssde aquel día H an Ryner se convierte en mi
te al gobierno, a la policía, a la justicia, a la ense­ com pañero de ruta, y m ás tarde, co n este filial
ñanza, a la Academia, Diógenes emprende una se­ pensamiento, lleno de reconocim iento y pasión le
rie de acciones heroicas: llam é públicam ente m i padre espiritual. Quince
«Es en tu espíritu donde debes escribir y no en largos años de relación ininterrum pida n o h an de­
las tablillas», había d ich o antaño Antístenes. El bilitado la afección que sentía p or Han R yner sien­
padre Diógenes ryneriáno añadirá: «Ni en el papel d o p o r él correspondido a l céntuplo, sin mercadear

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nunca sus consejos, sabiendo encontrar siempre la 'bajo el arco de la cuenca craneana estaban prote­
palabra amical, impulsora de nuevas tareas, ayu­ gidos por dos cejas negras a la vez raras y severas,
dándom e con su gran afección y su n o menos gran­ de aspecto enigm ático. Semblante de esfinge, aun­
de bondad a proseguir m is trabajos, fortificando a que ignorando yo entonces que era é l «L a esfinge
la vez en m i la fe por realizarme un poco más roja». Com ía a veces bananas, rem arcando y o en­
cada dia. tonces, co n cierta sorpresa — es un p o co la cos­
Del 14 al 15 de agosto de 1S22 m e encaminé ha­ tumbre de los hom bres ordinarios —, que las m a­
cia Paris para asistir a un congreso de la C onfe­ nos que m ondaban las bananas m etían con pre­
deración Nacional d e los Librepensadores. Han caución las cáscaras de esta fru ta en los bolsillos
R yner debía hacer uso de la palabra. Asistí co n el de su propietario en vez de desparram arlas p or el
am igo G ordon con la intención de poder verle, es­ suelo donde hubieran sido peligrosas para los tran­
cucharle, hablarle. seúntes.»
Se me apareció H an R yner tal com o me lo ‘h abía ¡Qué inm enso placer para mí poder abordar a
imaginado, bien que ayudado p o r las fotografías H an R yner y poder decirle de viva voz todo el bien
que conocía de él. Me pareció m ás bien rechoncho, que me había procurado con sus escritos, ayudán­
una barba debajo de un sombrero, una pequeña dom e a desenvolverm e por m í mism o! Con sus pe­
figura dotada de unos o jo s escrutadores, ornados queños ojos, donde se reflejaba su pensam iento
con unos lentes protegidos por unas cejas prom i­ interior, m e escuchó con la, al parecer, fría volun­
nentes. Pierre Lariviére, en sus recuerdos sobre tad de filósofo, pues rápidam ente era traicionada
H an Ryner lo ha pintado con ese hum or que no por su inmensa bondad.
excluye la amistad ferviente:
«D os ojitos separados por una nariz romana, óos HEM DAY
ojitos penetrantes com o barrenas, chisporreantes (Trad. J. Peirats.)
de inteligencia y que escrutaban hasta el alma.
Pero aquellos ojitos profundam ente agazapados El próxim o trabajo se titulará «Su obra».

Para los escritores Y Gorki nos es doblemente querido, por su vida do


autodidactas, los que «bosiaki» (vagabundo), pues, «los vagabundos están
apenas nos hemos sen­ liberados de la vida ordinaria, como los ladrillos que
tado en los bancos es­ caen de un muro», «sin falsas inquietudes y amantes
colares, para cuantos en arriesgarse, cuando carecen de pan, no desdeñan
escribimos en el senti­ rapiñas, pero esto no me asombra: pues veo que la
do educativo y no en el vida toda está cosida de robos», y notó «que vivían más
«admirativo», para los felices que los otros hombres»... Empero, al hablar do
que estamos al margen vagabundos nos referimos al vagabundo de Diógenes
de e s o s «faux-sem- y no a la indigencia de los que no teniendo ni «donde
blants» (le la literatura caerse muertos» sueñan con palacios en donde «abri­
y no queremos «épater gar sus miserables cuerpos». Estos últimos, son tan
la galerie»... Gorki, es poco interesantes como todos los adinerados, esos mi­
nuestro hermano, por serables adoradores del becerro de oro.
el que sentimos pro- Gorki, ha sido deformado por todos los partidistas
dunda gratitud. La apa­ que lo han adaptado a sus fórmulas dogmáticas.
rición de Gorki en la Sobre todos los bolcheviques, sus asesinos. Y nosotros,
iteratura u n i v e rsal que lo amamos, intentaremos ensalzar aquí su siem­
«disgustó» a los intelectuales mediocres, a esos pro­ pre grata memoria.
fesionales de las letras, que sientenun desdén pro­ Gorki, significa «amargo», seudónimo que se refiere
fundo por las manos humildes que agarran una a la amargura de la vida humana, pues de bien joven,
pluma. Pero nosotros sabemos que la cultura, lejos conoció la fealdad y la brutalidad de los hombres,.
de hallarse en las universidades, es la permanente Cierta vez (julio de 1891) atravesaba un gran pueblo
inquietud del espíritu, por los senderos de la supera­ y vió una escena indignante: «un campesino casti­
ción. Doctores, munidos con tesis abrumadoras, gaba a su mujer por su infidelidad. Desnuda, ama­
existen por esos mundos, que son profundamento rrada a un carro, el mujick, con la complacencia y
incultos. Y un título si significa algo, para nuestra el agrado de numerosos espectadores, la hacía correr
sociedad de tiranos y esclavos, nada representa para fustigándola cruelmente. No pude retenerme en p ro ­
una conciencia libre. Pues el hombre —no el «minus testar. Pero los mujicks me golpearon ferozmente y
habens» que por doquier pulula—,es ante todo una me echaron medio muerto a una cuneta. Un músico
conciencia y no una «apariencia». del pueblo me recogió más tarde y me llevó con su

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carruaje al hospital de Nikolaev. Desde entonces, mis quién? Gorki le respondió que era «a causa del torbe­
pulmones fueron presos de la tuberculosis». llino de dudas que desgarraban su corazón y hela­
Su nombre era Alexei Maximovitch Pechkov y nació ban su cerebro». Y el sacerdote asombrado le con­
el año 1868 en Nijni-Novgorod (hoy «Gorki»). Su vida testó: Escucha oveja descarriada. Es la Iglesia quien
es demasiado conocida en su infancia, adolescencia, debe resolver estos problemas y ya los ha resuelto.
actividades clandestinas sociales, intento de suicidio, Tratar de cuestiones tan difíciles no es asunto tuyo,
persecución por la policía secreta zarista, etc..., por ¿quién eres tú?, eres un esclavo del Señor y no su
sus mismos libros y por sus biógrafos y comentadores. interlocutor. Sí, eres un esclavo». Con esta escena
No insistamos en estos aspectos de su existencia. — tan parecida a la de Pangloss con el derviche turco—
Gorki comprendió la falsedad de la religión... «Más
Amamos a Gorki aun porque era un hombre sen­
tarde, cuando tuve ocasión de ver a esos guardianes
cillo... «La técnica aprieta aún más el nudo corredizo
de creencias arcáicas entre las gentes del pueblo y los
de nuestro cuello y nos encadena más y más. Debe­
intelectuales, comprendí que su tenacidad sólo es la
mos liberarnos del trabajo superfluo. El hombre debe
actitud pasiva de gentes temorosas en perder su posi­
reposar. Las fábricas y la ciencia no nos dan reposo.
ción. Están enteramente atados por las trabas de los
El hombre sólo tiene necesidad de bien poca cosa.
viejos vocablos, de concepciones absurdas... La fe por
¿Para qué edificar una ciudad si yo no la necesito?
la que están listos a sufrir es en verdad una fe fuerte,
¿Para qué edificar una ciudad cuando sólo necesito
pero recuerda a esos vestidos muy viejos, que el polvo
una casita? En donde se vive amontanados, hay cana­
y el lodo, endureciéndolos, los han hecho inútiles. El
lizaciones, tuberías de agua, electricidad. Pero por
pensamiento y el sentimiento, habituados a vivir con
poco que ensayéis en vivir sin todo eso, ¡se vuelve tan
el caparazón estrecho y pesado de las supersticiones
fácil la vida!» Y esta semblanza del autor de «Resu-
y los dogmas, los ha aplastado... y su fe se asemeja a
rección»: «¡...la barba de mujick de Tolstoi, sus manos
las luces fosforescentes de la putrefacción».
rudas, pero extraordinarias, su indumentaria tan
simple, todo ese exterior sencillo engañaba a los visi­ Gorki, com o todo joven idealista, puso su grano de
tantes, y muchas veces vi a numerosos compatriotas arena en la reformación del mundo. De temperamento
que, por costumbre juzgan a los hombres por los ves­ profundamente individualista, debía necesariamente
tidos —¡vieja costumbre de siervos!— comenzar a canalizarse en el libertarismo. Poco importa que des­
tomar con Tolstoi ese tono de «familiaridad vulgar»... conociera el término «anarquía», pero, esencialmente,
Pero de repente, detrás de la barba de mujick y la Gorki era un libertario! El mismo Lenin lo reconoce
blusa raida parecía la nobleza del hombre, del mag­ cuando afirma en 1907 (Londres): «tratándolo con
nífico pensador, y entonces el interlocutor familiar tiempo, Gorki puede ser muy útil a nuestro partido.
sentia escalofríos en la espalda y palidecía. Era Pero hay que tener en cuenta su espíritu anarqui­
agradable observar entonces la belleza y la gracia zante y no se puede, por cierto, disciplinarlo com o a
de sus gestos, la discreción de su palabra y la fina pre­ un militante ordinario. Hay que dejarle cierta libertad
cisión de sus palabras irónicas. Tolstoi sólo se condu­ y tolerar sus desviaciones». Desde sus actividades
cía así hacia los que con él se conducían como lacayos». sociales en la ciudad ruso-tártara de Kazán, Gorki
Gorki amaba mucljo al Volga, el río más hermoso se preocupa por la justicia social y tiende a implantar
de Europa. «En las orillas del Volga, se está bien, se un mundo nuevo de fraternidad humana. Debido a
siente uno tan libre y hay tanta luz... Una dulce ale­ estas actividades, mal vistas por la policía de los za­
gría reina en el alma y los tiernos gérmenes de la res, tuvo que exiliarse a Italia.
esperanza de nuevo crecen. ¡Qué agradable es vivir Gorki se opuso interiormente a la revolución bol­
en la primavera en nuestra Volga Matuchka» (Madre- chevique. Cuando el bolchevismo se manifestó anti­
cita Volga.) Chaliapin en sus Recuedros dice: «Sé que cultural por excelencia, funda Gorki «la casa del
Gorki amaba al Volga. Sé con una certidumbre pro­ sabio», organismo de ayuda a los pensadores y cien­
funda, firme y exenta de duda, que todos sus pensa­ tíficos. El comisario de la instrucción del gobierno
mientos, sus sentimientos y sus actos buenos o malos, bolchevique había declarado que «los sabios que se
tenían una fuente única: el Volga». Gorki era pues opongan a nuestro gobierno no podrán pretender a
un profundo «volgiari». la inviolabilidad de su persona, sean las que sean sus
Inquieto y reflexivo ante el arcano que por doquier obras científicas». Y así es como de 1.700.000 personas
nos envuelve, salta un atardecer los muros del monas­ fusiladas por la cheka en los primeros años de la
terio de Ryjovsky, próximo a Kharkov, para ver al revolución, 350.000 eran intelectuales. Gorki estaba
reverendo padre Joann Cronstadtsky, que tenía fama lejos de compartir la «demogagia proletaria». «Un obre­
de «santo» y de «taumaturgo». Grouzdev relata asi la ro que, escribe, para mostrar su superioridad declara
entrevista: «...encontró al padre sentado sobre un orgullosamente: ¡soy proletario!, es tan vanidoso
banco en el fondo de un jardín, con el ambiente satu­ como el obstuso aristócrata que declara: ¡soy un
rado por el perfume de los flores. Explicó al sacer­ noble!, pues en ambos casos ese tono de casta es asque­
dote que «había saltado el muro porque sentía un roso». Y en su revista Lietopis como en su diario
deseo irresistible en hablarle». ¿Pero de qué? respon­ Novaia Jizn protesta «contra la imbecilidad y la
dió el padre. Gorki le preguntó entonces «de donda crueldad», «las violencias brutales» y estigmatiza a
provenía el Mal, cuestión entonces nueva para él y las gentes «que pretenden probar algo con las balas,
que le atormentaba.» ¿Qué? se asombró Joann, con las bayonetas y los puñetazos». En todos los escritos
un terror que pasó por sus ojos, ¿quién te ha enseñado de Gorki, en esa época, se nota una persistente oposi­
a preguntar eso? Te han enviado para tentarme, eres ción y resistencia al bolchevismo, como cuando pro­
un estudiante disfrazado, ¡arrodíllate! ¡ora!, confié­ testa «contra los pogroms de Samara, Minsk y Ya-
salo todo, ¿dime, dónde has oído hablar de eso y por riev, en donde la conducta salvaje de la soldadesca,

Ayuntamiento de Madrid
1258
CENIT

¿arinCeinCÍ^ 7 e®tuP'dez de 1» multitud, han provo­


cado la muerte de Untas víctimas inocentes» «La aue l l h f h t o Cümenla Alexinsky, a un obrero
que le había escrito que debía alegrarse por la victo-
mTsión‘ Zv C,í l generaI ÍmPÍde a la cultura llenar ^ n a de proletariado, Gorki replica: «De nada tenao
“ 4 ' PdeenLarcuTturq
a " eríam0S hSCer la '•eV° ' UCÍÓn rn n .t,! ,6’ el ProIetariad° no ha vencido. No se
constata que la revolución haya reanimado en p1

S - L “ - L - ~ r

S t ; : k íí ^

G . ’¿ f S S f ' l U S . r° d“ “ " 3a “ ■
r n r n m m ^
Hin embarg ° ’ volvtó a Rusia al cabo de varios
de"';,enn," ' f f r ib° de ™ evo- P°see tQdas las cualidades
mente a e s e m í^ a f- laS que convienen especial­
mente a ese rol. amoralismo y dureza imnlncahip
hacia las masas populares. Es un jefe y un 2 r n Pinaá nl0de,O), concentracionario y escribió
S «T „S S5SJK * — desapareada c Z S i

Por íh ^ ^ n s p V n CmaS qUC Gorkl’ no "Seguía su ruta».


S Lr ? u
Lenin.. asesinar°n, envenenándolo. Stalin no era

S T » , r r S , US r ^ í S a " ' T I j K j S
difprpin- COm° Un químico en un laboratorio, con la
dé ^ ,.‘ ah qUe 6Ste Ut¡IiZa 18 materia muerta y «ue
de su trabajo surge un resultado precioso para la
v da, mientras que Lenin trabaja con una materia

F -S £ H £ S S £ S ¿ 7que2decía
i£ el diario:
■“ %«Instigados
T “ ™ ’
por ~el enemieo
» ea d<
i>el

¿ n s j t
r-nrif; f • Sran escrit° r proletario Máximo
Goiki La organización de este monstruoso arto T
«-sciiuio, y no quiere marcharsp l e

v S a "¿ a r d S ° ae GOrk1' "S™ d° ‘"«O» ‘


La oposición vital de Gorki al bolchevismo es una
de tantas refutaciones al totalitarismo del Estado
unos doctores, t a m b i é T e ñ ^ U o ^ T u Z ln T J
cerse cargo del enfermo. Convengamos ¿ e S ta ín ' vurn aS qUe Lenin vivió' escr‘ be- Alexinsky el mar­
o l a Revolución realizand,)' En su obra El Estado
dos h o m E r l f T m0SÍVaS' hub- s e g9n%0ui,aqdo a e s S ? i» ' aParec,da en 1918, Lenin seguía fiel
bolchevismo "'"telectualmente» opuestos al
M f‘ y ff s A z
r A T te!? 0Í a,Ún estos íragmentos de Gorki sobre la
revolución bo chevique: «Yo no quiero marchar en las
filas de esta fracción de la masa obrera que exUada
por sus amos momentáneos, manifiesta su espíritu d-
terror»emP P ™ *d™ 'entos de v io le n ^ y de
c o n que los observadores objetivos han definido en

Ayuntamiento de Madrid
CENI T 1259

esta forma: «Todo el mundo debe pensar con el cere­ la naturaleza, el defensor de los humildes y, un escri­
bro del gobierno o no pensar nada». tor magistral. El idealismo de Gorki, no perecerá por­
No importa lo que piensen los detractores o defor­ que persuade y no se impone por la fuerza bruta. Y
madores de Gorki. Para nosotros será' siempre el vaga­ porque llega al corazón sencillamente, al margen do
bundo del Volga, el que usó tan cariñosa y fraternal­ las vanidades y tonterías de los plumíferos merce­
mente la palabra «camarada», mixtificada hoy día por narios.
los megalómanos, el paria de la sociedad, el poeta de V la d im ir M u ñ o z

GUIGNOL trágico
C U A D R O P R IM E R O dondo que lagrim ea la hora. Levanta el vuelo la
cigüeña y se va. Y las palomas tam bién.
;;;!:' A Plaza d e los Fueros es g ra n d e , b ien cua-

I
|| . d rad a, céntrica. Cruza por e lla la calle
M ayo r, angosta d e suyo, m ellándola
CUADRO SEGUNDO
!jí;|i apenas por la p a rte opuesta a la iglesia
cated ralicia, con su a trio escalonado y sus
macizos contrafuertes. La ca lle , a trechos to rre n te ­ La casa d e d orm ir, en la R onda d e San Pedro
ra, no está asfaltad a, y la Plaza tam poco. A un (B arcelon a), tie n e un rótulo luminoso q u e dice:
extrem o q ued a el A yun tam ien to , d el que sale por «Posada Prim (camas desde 1 '5 0 ) » . V ía ruidosa,
el portón no sé q u é tu fo d e legajos, d e ordenanzas, im portante. Arboles a' los lados; anchas aceras; co­
d e alguaciles: balcón y balconcillos, y un cero muy mercios y bares; los Escolapios; un mercado c u b ier­
redondo em b u tid o en la fachada que marca la hora. to; cines con películas truculentas. P or la Ronda
Frente al A yuntam iento, el casal d e un procer y la pasan muchos tranvías, a la R onda afluyen muchas
hebra callejera d e las tiendecillas: el estanco, la calles. Tocan no se sabe d ó n d e un danzón: se sabe
botica, los cafés, las barberías: la R ueda (C o m e r­ q u e, ya b ien en trad a la noche, esta música es como
cio), las Vainas id e m ), el Casino. En este lugar, por un riego d e tristeza. El re le n te , espesándose,
don d e b ajan la vaca d e cuerda al m atadero, fusila­ humea.
ron a José R om ano, m alquisto con la reacción sien­ El cliente d e la posada — personaje real d e
d o alcald e rep u blican o d e una ciudad carcunda en novelón p o r entregas — v ie n e d el centro d e la
N avarra. ciudad a ta ja n d o para enterrarse vivo en un cuarto-
Ten/a más q u e yo dos o tres años. Rivales en la c eld a cuanto más antes. D e su mala estrella se
escuela, contrincantes en los juegos, púgiles er, g uía — ¡vaya si hace bulto! — y con e lla d ia lo g a .
amores. ¿Podría fig u rarm e que en esa misma plaza V ie n e en com pañía d e Santa' Desesperación, es­
d e nuestras lizas mi leal adversario encontrara' la cu pien do juram entos q u e valen oraciones. H a tr a ­
muerte? A llí eran los títeres, los castillos artificiales, b a ja d o p ara encontrar tra b a jo más q u e a tra b a ja r
los bailes públicos, las vaquillas en fiestas. H acían duro. Y la jo rn ad a estéril a rroja esta cifra a te rra ­
d e trin q u ete las paredes d el te m p lo , y la's novias dora: ha'mbre. El ham bre odioso d e q u e re r y
salían a los balcones a ver a los novios ju g a r a la no p o d e r ocuparse, d e la’ injusticia ociosa, d e la
p elo ta. Tam bién la cigüeña presenciaba' la partida fo rtu ita inercia, como inm erecido castigo. Está
desde la to rre, y las palomas desde el cam panario. sólo con la N o c h e , su finca.
A este coso p u eb le re ñ o dan muchos balcones con ¡C lie n te d e una casa d e camas, menos q u e c lie n ­
flores, no tan vistosas como las muchachas que a te d e un banco público con sábana's d e re le n te v
ellos se asoman. ¿B ajan las persianas para no p re ­ y nanas d e luceros! Cam ina rezando blasfemias,
senciar el hecho? T íteres trágicos, d iferentes d e los p a lp a n d o su deseo d e destruir santam ente el mun­
d e C a rra l y la R e m ig ia . El cantillo au tén tico de d o. D e lo hondo d e si le sube al rostro la afrenta
José Rom ano va a exp lo tar súpito. José, la vaq uilla d e su estampa e n lo q uecid a, viéndose colgado d el
d e m u erte... árbol d e su corazón, en esqueleto, sin hojas. C om e
L'ega el coche fú n e b re a las tiendecillas. Los lo que los vivos d e ja n a los muertos en los « s lli-
pitejos, en el cristal g é lid o d e la madrugada', tie m ­ cerniums» d e ahora, com o los «bustirapis» d e a n ­
blan d e m iedo. Ahora el reloj ap arenta un o jo re ­ tes. N o oye a la's mujeres — despojos d e m u je ­

Ayuntamiento de Madrid
1260 CENI T

res , que en los gólgotas d e su crucifixión enfrían


las esquinas y le .llam an, dolor hecho p alab ra. Enferm o — N o . q u ie ro m orir cristiano para resu­
citar con buena estatura.
La casa d e d o rm ir y d e l T ío -V iv o d el sexo, a
«Enseguida salían actores disfrazados d e sacer­
tanto la' v u e lta .. U n « b o u re a u » con su cuadro de
dotes y d e exorcistas y le b a u tiza b a n » .
llaves n e g ra s *e l eunuco esp iritu al... y pico que las
A caeció que sin term inar su p a p e l, lanzóse a una
facilita; las celdas d el frailestorio y la m onjía car­
d ia trib a d e cara al Em perador y al p u e b lo , y hu­
nales ; rechinar d e cerraduras; portazos. H a y una'
bieron d e ta p a rle la boca.
mesilla con el mármol roto, un espejo con la luna
U n sentim ental, un hlperestésico. ¡Q u e gran Don
roto, el lecho d e Procustes, la a ljo fa in a , b a jo los
A lvaro, si el duq u e d e Rivas existiese!
garfios d e la percha en q u e las prendas colgadas
afectan sombrajos d e suicida. Fuelles d e pechos El prim er rom ántico venido al mundo antes d el
q u e chiflan y, a veces, besos como exp ecto rad o romanticismo. G inés, am igo y condiscípulo d e M a r ­
nes... co A n fid io Sciplón, cristiano, se a d e la n ta . H a b ría
El d iálo g o d e l hom bre con el hom bre queda en hecho un francés «tres comme il fa u t» . porque
este punto suspenso, lo suspenso que un cuerpo trancesa mas que romana es su alm a. U n buen
en el vacío que term ina aplastándose contra la tie ­ am igo p ara M e rlm é e . G a u tie r y Dumas: un gra'n
rra'. Este hom bre e s el Cristo d e la Cam a — d e am igo para Musset. C hopin y Jorge S and; un
la cama d e seis reales — . en vuelto en un sudario excelen te am igo para M ü rg e r. K arr y Alfonso
U aud et.
crudo, con agruras d e le jía . D uerm e a no querer
despertar, con los dientes clavados en el sueño... Roma, el « im p e ra to r» : m itología d e carne y h u e­
so. París, alma': el alma d e todo. D onde e í ángel
CUADRO TERCERO blanco y el d ia b lo azu l, al encontrarse en los b u le ­
vares. «bon jo u r, m o n sieu r...», lejos d e repelerse
A brazó San G inés la profesión d e farsante, me-
se dan la mano y conviven.
M í ^ tiem pos d e D iocleciano que en los de
M o lie re La p rim era testa coronada en desacuerdo A 'canza G in é s la décima cruzada contra los cris­
con el oficio d e rey. que a verlo se niega. A l Ins­ tianos. A lo heroico p ro pen d e. Frecuenta' el Trans­
i e r e , b a tid o por G a le n o (a la manera que el
tarle a q u e ocupe el trono, aduce que la ta l p r e ­
M onteseco oranés en tiempos d e Péta'in). y g u ián ­
em inencia abrum a su vida — con todos sus d e -
tectos fu e un gran em p e ra d o r, d ice V o lta ire — y dose de su condiscípulo A lfid io Scipión, durante la
q u e tie n e más gusto en cultivar su ja rd ín que en representación d e una com edia, perora sin afeites
y se convierte.
re g ir los destinos d e l m undo.
O to rg a a la escarda hecha por G a le n o — d é ­ D iocleciano - hijo d e esclavo - fa lle c e a' los
cima persecución d e los cristianos — , g uardián de ocho anos d e su abdicación, luego d e asentir al
ganados antes q u e césar, e q u iv a le n te a vasallo d*¡ m artirio d e G m e s . com ediante que d e ja d e serlo
categoría (une especie d e d u a u e d e Sexto). Duro para representar como hom bre su p ropio dram a
el em p erad o r, m ejor dicho. G a le n o ; sensible G i ­ En cristiano hace su postrer mutis.
nés: adm ira1y e n vid ia a los que mueren en el Circo H a y no pocas iglesias b a jo la advocación d el
ensalzando a Dios. Convirtióse en Rom a represen­ banto. lo cual que te n ié n d o le los cómicos p o r in-
tando una farsa La com edla — sigue diciendo tercesor y c o leg a, en 1 5 3 4 una pragm ática de
V o ltaire — estaba muy lejos d e te n e r el m érito I o le d o dispone q u e vistan d e un m odo que se
d e las d e P lau to y las d e Terencio. Veamos: d ife re n c ie n d e los demás hombres, y hasta bien
Enferm o. — M e siento pesado. en trad a la e d a d d e la luz no se les en terraba en
M é d ic o . — ¿Q uieres que te cepillem os y te q u e ­ sagrado. Injusticia' d e l tiem p o d e las tinieblas.
darás más ligero?
PUYOL

NUESTRA S E C C IO N LITERARIA
£ c i cJHdci la á /¿ ib za á ”
S e in s e r ta r á n e n e s ta s e c c ió n m e n s u a l lit e r a r i a c rític a s s o b re a q u e lla s o b ra s q u e v a y a n a p a -

c ie n d o , e s c rita s e n los id io m a s c o r rie n te s o t r a d u c id a s , d e las c u a le s h a g a n l le g a r los a u to re s

o e d it o r e s , d o s e je m p la r e s g ra tu ito s a la R e d a c c ió n d e C E N I T , 4 . r u é B e l f o r t , T o u lo u s e ( H . - G . )

Ayuntamiento de Madrid
CENIT 1261

RECORDANDO A UN GRAN ANARQUISTA

JEAN MARESTAN
I E R T A vez, fin a liz a d a la cruel g u e rra q u e d e sv a stó a E u rop a, p asean do p o r u n ja r d ín de

C
M a r se lla , m e h ice a m ig o de un h o m b r e q u e resu ltó se r e l sex ó lo g o lib erta rio J ea n M a r e s-
t a n . A fa b le , ca r iñ o so , b o n d a d o so , p r o n t o h ic im o s b u en as m ig a s. C on fieso q u e p a ra m í, la
s ilu e ta d el a n a r q u is ta siem pre se m e a p arece a sí: la p u reza ev a n g é lic a d e un E líseo R eclu s.
Y si éste en su d ía d ije ra que « la a n a r q u ía es la m á s a lta ex p resió n d el o rd e n », t a l defi­
n ic ió n resu lta e x a c ta . P a r a los m e g a ! órn an os t a l vez sea sin ó n im o d e n o sé q u é h o r r e n ­
d a s v io le n cia s, p a r a lo s escé p tico s sim p le in g e n u id a d o p a r a a lg u n o s rev olu cion a rio s, m o d o d e p e rtu rb a r
n u e stro tu m u ltu o so m u n d o . P a r a m í es o rd en , s e n s a to ord en ; em p ero, orden e n la c o n d u cta h u m a n a .
S er a n a r q u is ta es ser a r tis ta , es h a c e r u n p o em a d e la p ro p ia vida.
Y t a l h izo M a r e s ta n , c o m o h icie ra R eclu s, co m o h ic ie ra a q u e l g ra n s a b io que se lla m a r a H a n R y n er...
H o y M a r e s t a n y a n o e stá en e l m u n d o d e lo s v iv o s. D eb er m ío es, d ig n ific a n d o su p e rso n a , r e m e m o ­
r a r la c o n u n te s tim o n io d e q u ien lo con ociera por lu e n g o s a ñ o s y, escogien d o a lg u n o s de sus ú ltim o s
a rtícu lo s, p a r a c o m p o n e r un h erm o so r a m o d e flo r e s lite r a r ia s, o fr e n d a d o a su g r a t a m e m o ria .
V la d im ir M U Ñ O Z .

JEAN MARESTAN De acogida siempre agradable, lo que a no dudar


cuenta en las relaciones entre camaradas, daba útiles
Una congestión pulmonar ha acabado con la vida, a
sus 77 años, de nuestro amigo Marestan (1). _ consejos a quien sabía asimilarlos y yo le debo, por
Así, unos tras otros, los testigos de «La Buena mi parte, alguna gratitud en este aspecto.
Epoca» desaparecen, y con ellos un aspecto de esta Muy independiente, muy personal, su acción se en­
vida intelectual más sutil y probablemente más ávida focaba principalmente a iluminar al individuo en él
de conocimiento que la actual, áspera, brutal y más mismo y en las consecuencias de sus actos, al mismo
inclinada a la acción que a la búsqueda de lo bello. tiempo que favorecía las realizaciones sociales posi­
En ocasión de su último libro, «Nora», habíamos bles y ventajosas para los humanos.
Si hubiera querido formar un grupo, hubiera
cambiado algunas cartas y y o esperaba llevar más
lejos ciertas formas de ver recíprocas en cuanto- al podido calificarlo de «individualismo social».
problema social, y más especialmente el soviético, y Su honestidad intelectual no fué simpre bien inter­
me apena no haber activado esta correspondencia pretada por sus contradictores y ciertas polémicas,
que me interesaba vivamente. publicadas en «L’Anarchie», llevadas entre él y
Fué en 1906 cuando por primera vez lo encontré en Lévieux, si hicieron chispear el espíritu de éste últi­
una sala de conferencias del muelle del Canal da mo, no revelaron su buena fe.
Marsella, en el seno de un pequeño grupo del cual Aquellas reuniones del muelle del Canal eran muy
era él, el animador, y que daba regularmente cada concurridas y curiosos personajes y camaradas to­
semana reuniones contradictorias sobre los más va­ maban la palabra, entre otros Chaumel, espiritua­
riados temas, pero siempre substanciales e ins­ lista elocuente, de rostro profético, de memoria
tructivos. asombrosa y verbo agresivo. Se veía también por allí
Me parece que los auditores de aquella época eran a un camarada no turista, C.aillol, con el rostro da
más variados, venían de los medios sociales más Cristo, temblando en invierno bajo un primitivo,
diversos, pero una misma inquietud de documentación único y simbólico manto apropiado a su propaganda
y de espíritu crítico los unía, durante algunas horas, renovadora. Y paso de largo sobre los pastores y otros
en el estudio de los mismos temas. místicos, uno de los cuales muy hermoso, muy elo­
Profesores, materialistas, pastores, espiritualistas, cuente, se extendió ampliamente sobre los misterios
hipnotizadores, etc..., dieron charlas, y Marestan infinitos del espacio y del tiempo.
orientaba las controversias, haciendo a veces él mis­ Un hipnotizador ensayó, en una reunión, de ador­
mo la contradicción. mecer a un camarada, sin preparativo previo, y
Me agradaba mucho su verbo fácil, correcto, selec­ guardo de esta sesión la certidumbre que existen aún
cionado, mesurado, muy claro y siempre adecuado muchas cosas que descubrir, comprender y explicar
al tema tratado. Era un espíritu racional, enemigo sobre la psiquis humana. Marestan, además se habla
de los extremismos y de una gran honestidad inte­ ocupado mucho en París de estos problemas y apor­
lectual. taba en las pláticas abordando estos lemas y en las

Ayuntamiento de Madrid
1262 CENI T

experiencias que aceptaba sin mala fe, una pruden­ castas que son indiferentes a mi suerte, o m orir oscu­
cia, una objetividad exentas de ideas preconcebidas, ramente con las armas en la mano, para complacer
pero siempre condimentadas con una fina ironía, en
las fanfarronadas de algún príncipe de derecho divino.
cuanto a las conclusiones racionales que se podía
extraer. Ni insociable ni sin escrúpulos, me reservo sin em­
bargo, en toda circunstancia, el plegarme a las exi­
Su libro «La Educación Sexual», primera edición, gencias de mi medio en la medida en que, luego de
de estilo elegante y preciso, llenó una laguna en esta
libre examen, he estimado justo y razonable, confort
materia, y por sus desarrollos sobre las consecuen­ marme a ellas.
cias demográficas del exceso de población, puso
Mi irreligión no se inclina ante ningún dogma, no
correctamente la cuestión del equilibrio entre los re­
importa cual sea, y se guarda de substituir a la devo­
cursos económicos y la población de nuestro
planeta (2). ción delante de las imágenes de piedra de las iglesias,
sentimientos análogos ante ciertos hombres, o ciertas
Su último libro, «Nora» (3), resume bastante bien su obras, por m uy elevados que fuesen sus méritos.
manera de enfocar la vida individual y socialmente, No reconozco otra autoridad suprema que la de la
en el porvenir, las posibilidades y las incertidum- razón que, continuando en estrecho contacto con la
bres en las cuales se debate nuestro pobre mundo, observación y la experiencia científicas, ante la evi­
pero también precisa igualmente su concepción ética dencia de los hechos, hace imposible en lo sucesivo la
del amor, así como su comprensión de la feminidad contradición.
y su heroína «Nora», es una creación seductora.
Estoy en pro de la verdad en marcha, hacia los ho­
El hecho que haya podido escribir un libro tan rizontes cada vez más extensos, y no por la que se
«desinteresado» en edad tan avanzada, prueba que el
cristaliza en fórmulas abstractas y resoluciones do
crepúsculo de los recursos físicos no es inevitable­ congresos, que pronto sobrepasan los acontecimientos.
mente el de las riquezas intelectuales y que si hay Esta liberación de la conciencia es, para los que
jóvenes que piensan com o viejos, ciertos pensadores, saben, una fuente de alegría mucho más grande que
aún ancianos, pueden conservar su verdor psíquico,
la de mortificarse las rodillas ante las imágenes ta­
y que su yo resiste victoriosamente hasta su último
lladas o embrutecer las facultades mentales en el
aliento, a nuestro viejo enemigo «el tiempo».
ritual aborregamiento de interminables capillas.
IXIGREC Gran satisfacción es la de poder dedicar a la cultura
física, al paseo meditativo, a la lectura de hermosas
MI CONCEPTO DEL ANARQUISMO obras, el tiempo y los recursos que los devotos con­
sagran a ceremonias y prácticas desprovistas de
Es exclusivamente de orden intelectual, y sólo loma utilidad.
en consideración las ventajas inmediatas que pueden La iniciación a la higiene naturista, liberalmente
resultar para la emancipación y la cultura individual comprendida, en conformidad con nuestros tempe­
del ser humano.
ramentos respectivos, las exigencias del clima en que
Es la revolución en sí, que no pretende de ningún se vive la profesión que se ejerce, representa el paso
modo oponerse a la revolución social, ni querer sus­ del malestar habitual y la enfermedad frecuente a
tituirla; p iro que representa, como elemento de pro­ la pacificación y la fuerza en la persistente juventud
greso y de felicidad personales, suficiente interés para con la senilidad retardada.
que no sea necesario, además, añadirle la inquietud
^ he reservado para el fin lo que me es particu­
de alcances contestables sobre un porvenir pro­
blemático. larmente precioso: esa iniciación a la vida sexual
que confiere a cada uno la posibilidad de premunirse
Es también la finalización normal de este racio­
en la mayoría de los casos, no sólo contra los atenta­
nalismo científico (que no es una doctrina ni un
dos demasiado olvidados del peligro venéreo, sino aún
partido, sino un método objetivo de búsqueda) cuando
contra las angustias y las cargas agobiantes, no solo
se le aplica a la sociología y la purificación de sí
mdeseadas, sino aún injustificables en circunstancias
mismo, frente a las supersticiones antiguas. trágicas.
Surgido, por el azar del nacimiento, en un mundo
lie aquí lo que, según yo, constituye la parte positiva
absurdo, en estado de miseria y de perturbaciones
y esencial de la filosofía del anarquismo, entendiendo
continuas —en el cual me hubiera bien guardado de
por tal la que se funda sobre las realidades presentes
tomar lugar, si hubiese tenido la facultad de elegir
sin hacerse ilusiones sobre los valores humanos, como
mi destino— no me considero por eso como libre de
tampoco sobre las posibilidades de práctica instau­
todo deber de reciprocidad hacia los seres que me
ración, en un breve plazo, de los planes de sociedades
han protegido, alimentado, instruido, siendo soli­
futuras, de las cuales es imposible profetizar con cer­
darios en un aspecto cualquiera.
tidumbre, cuales serán los estatutos sociales y la fe­
Pero rechazo como injusta y arbitraria la preten­ cha del acontecimiento.
sión de otro para hacerme, a causa de esto, servir a
sus particulares fines, sin tener en cuenta las aspi­ Esta última reserva no implica, sin embargo quo
raciones y las voluntades que me son propias. uno deba refugiarse en una especie de robinsoiiismo
misantrópico y escéptico. Cuando se ha recibido su
Me guardaré muy bien de reclamar a cualquiera
parte de la magnífica herencia de arte y ciencia que
que se inclina, que sea el servidor obsequioso de
el pasado nos ha legado, si se estima que esto justi­
mis proyectos, y aun de mis gustos particulares. Pero
fica frente a la humanidad alguna gratitud, no es
me niego a creer que haya venido expresamente para
ciertamente de un demente ni de un tonto, el tomar
ser castigado por las faltas ancestrales que yo no he
parte en la batalla para la defensa y para la extensión
cometido, sufrir para asegurar el dorado ocio de las
de las libertades conquistadas y del bienestar común.

Ayuntamiento de Madrid
CENIT 1263

F U N E R A L E S P O R A N T IC IP A C IO N desto deseo: Escuchar en la serenidad la belleza do


sus últimos días (5).
Recientemente, en París (4), se ha ((festejado» los
setenta años de uno de mis amigos muy queridos,
artista de talento, aparte de esto hombre delicado y EL N U D IS M O ESTA EN LAS C O STU M B R E S
sensible, de una rara dignidad.
En esta dolorosa circunstancia, sus camaradas en La costumbre de vivir desnudo, o al menos de mos­
renombre han creído el deber de honorar con su trarse en estado de desnudez completa, en ocasión de
firma —com o en los registros mortuorios— y con los juegos del aire libre, no data de la organización
algunas líneas emocionadas, como en el campo del de los campos para curas de baños de aire y de sol, y
reposo eterno, antes del supremo adiós. no es tampoco imitada de las costumbres del Africa
No estoy seguro que se haya, después de esto, ob­ Ecuatorial.
servado un minuto de silencio, cronométrico, por el En la antigüedad griega, tan enamorada de arte y
decano de alguna asociación. Pero me sorprenderla de belleza, cuya radiación de su civilización se ha
si la ceremonia no se hubiese terminado con la so­ extendido hasta nuestros días, los atletas se libraban
lemne entrega, al interesado, de esas coronas y ramos en las olimpiadas, completamente desnudos, delante
con que se florecen los carros mortuorios. de muchedumbres inmensas, sin concebir por ello
Ignoro como, en su fuero íntimo, este filósofo, no ninguna vergüenza, y sin que el espectáculo provo­
desprovisto de humor, fia tomado esta manifestación. cara escándalos.
En lo que me concierne, la considero de un gusto du­ En ocasión de la guerra ruso-japonesa, a principios
doso. Comprendería algo semejante en la ocasión de de siglo, el repórter I.udovic Naudeau publicó, en «Le
un gran éxito, coronación de una paciente labor. Journal», una serie de artículos en el' curso de los
Pero el número de los años, no comporta por sí mis­ cuales, describiendo los aspectos del Japón, contaba
mo ningún mérito. Y si la precocidad en el genio jus­ que sus habitantes no profesaban, sobre el nudismo,
tifica alentar a los principiantes, vano sería el elogiar las inquietudes de conciencia que los europeos y que,
a los edificadores que entristece el crepúsculo de la en las piscinas públicas, se veían personas de ambos
vida. sexos, sin ningún velo y sin que resultaran por ello
Extravagante cumplido el hablar de su «bella edad» escenas de desorden.
a gentes que han pasado varias decenas de inviernos. Está establecido por la experiencia —por muy pa­
La sola bella edad, en verdad, son los veinte años, radójico que pueda parecer— que el acostumbrarse
esa primavera de vida. Para vivir feliz nada reem­ al desnudo apacigua, en vez de exitar el instinto de
plaza a la juventud, y tengo por un burlón a aquel la reproducción.
escritor antiguo que hizo el elogio de la calvicie. Pretender, como lo hacen los puritanos, que las
Esa manía desesperante que tienen algunas perso­ ideas de vergüenza y reprobación sobre los órganos
nas de recordar en todo momento a sus contempo­ que hacen surgir la vida, son innatas en el hombre,
ráneos, que descienden uno a uno los peldaños que es una tesis que no soporta el examen.
conducen a la tumba, exasperaba a Víctor Bach, El origen del vestido está en la necesidad de pro­
quien no era solamente un buen paladín de los dere­ tegerse contra los choques, las picadas de los insectos,
chos del hombre, sino un profesor de estética, que las intemperies. También se halla en la busca de la
vivió hasta el fin alerta y lleno de espíritu, con una estética, la coquetería y el deseo de ocultar ciertas
juventud extraordinaria. deformidades.
En el curso de un congreso en donde, según es cos­ Es la costumbre del vestido y las curiosidades
tumbre, unos sensibleros más o menos bien intencio­ indiscretas que de él resultan, de donde nació la ne­
nados, le prodigaron aquello de «venerable maestro» cesidad de disimular a las miradas, lo que general­
y babeaban aun con lo de «su ancianidad que es mente se les escapa.
acreedora de un reposo bien ganado», no pudiendo Las moralidades religiosas, inculcadas desde la in­
contener su impaciencia les dijo: fancia, bajo el imperio del temor, han hecho el resto.
— ¿Van a dejarme tranquilo?... ya tengo el estado No sólo el «deshabillé» se ha vuelto un pecado, sino
civil para recordarme, suficientes cosas desagradables que la superabundancia de vestidos se ha elevado
sin que con respeto se me apuñale por la espalda. hasta la cualidad de una virtud, en detrimento de la
Federico Stackelberg, que era asombrosamente vivaz higiene.
y alegre a sus ochenta años, detestaba que se le mos­ Gran cantidad de gentes, partidarias del mínimo
trasen excesivas deferencias, como a un viejo temblón, esfuerzo, omiten, en efecto, el cultivar y mantener
bueno para la silla con ruedas. Cuando se apartaban en constante estado de limpieza lo que, en su persona,
para dejarlo pasar, porque era «el más anciano dé la no es visible para el prójimo.
casa»: A últimos del siglo pasado se veía aun en los baños
— ¡Bien triste privilegio!—acostumbraba a decir. de mar, en la costa normanda a mujeres sumergirse
— Cuando algún desocupado, agobiado por el tedio, en las aguas casi enteramente vestidas. Llevaban blu­
decía a Alfonso Karr: sas que descendían hasta las rodillas, retenidas en el
— ¿Qué edad tiene usted? talle por un cinturón, y largos pantalones hasta los
— ¡Cuatro veces veinte años! respondía con fina tobillos. Algunas llevaban sombreros de ciudad muy
ironía, sonriéndose. molestos, otras un horrible gorro.
El sabio no teme a la muerte y mide sin temor el Ha sido necesario el desenvolvimiento del deporte,
trecho que le queda por recorrer. E injusto sería con­ particularmente del deporte de campeonato que exige
siderar como una debilidad la expresión de este mo­ para los movimientos del cuerpo el m áxim o de

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1264 CENIT

libertad, para que la juventud femenina obtuviese el año, y es reputada por la gran libertad de maneras
la licencia de utilizar, en los concursos, los sumarios entre los estivantes.
vestidos hasta entonces reservados al hombre Pero grande fué mi sorpresa cuando descubrí últi­
La moda se generalizó pronto. Luego la medecina mamente, en la primera página de un cotidiano
aconsejó los baños de sol y, habiéndose vuelto el ilustrado, la reproducción de una foto tomada en
broncearse la piel de buen tono, particularmente en Londres, en una vía muy animada, y por la cual
las playas del Mediterráneo, esto alentó supremas paseaban cinco jovencitas en vestidos a la vez tan
audacias. elegantes y sumarios, que se hubiera creído que esta­
Ejemplarizándose en Alemania, en donde eran nu­ ban cerca de una playa. No hace mucho Londres era
merosos y frecuentados por los trabajadores de ambos considerada como una de las ciuüadelas de la pudi-
sexos, ávidos de combatir, del sábado al lunes, los bundería protestante. Sin embargo, en dicha foto, no
efectos nocivos de fábricas y talleres, o aun del aire se ve que el público se indigne ni que se precipiten
rarificado de las oficinas, los campos de nudistas los polizontes...
—muy cerrados necesariamente— hicieron su apa­ Todo esto permite esperar que, en un próximo por­
rición en Francia. venir, habrá por todas partes estadios y playas re­
Desaparecieron con las violencias y las miserias de servados a los naturistas que se abrevarán am­
la guerra, debido a la recrudescencia de la intoleran­ pliamente en los manantiales de la vida, el bienestar
cia católica, su principal consecuencia. y la salud.
Lo que había sido determinado por el gusto y la Jean M A R E S T A N
misma necesidad de la vida al aire libre, en los sitios (Trad. : Vladimir Muñoz.)
celosamente cerrados, o en los parajes marinos, debía
completarse, hasta en las principales arterias de las NOTAS DEL TRADUCTOR
ciudades movimentadas, por el precio elevado y la (1) Feneció en 1951.
penuria de los tejidos, la obligación de hacer menos
(2) Traducida a cinco idiomas, entre éstos el caste­
fatigosa la indumentaria de los civiles. llano. En 1947 apareció la última edición en francés, co­
Durante la gran matanza he observado, en Mar­ rregida y aumentada por el autor.
sella, a oficiales de los ejércitos aliados, con panta­ (3) Sus otras obras son: L’émancipation sexuelle en
lones semejantes a trajes de baños, lo que hacía un U.R.S.S., Impressions de voyage et Documents, L’impudi-
gran contraste con sus vestidos de antaño. cifcé religieuse y Biribí d’hier et d’aujourd’hul.
En las mujeres, después de la falda de tela, tan li­ (4) En 1947.
gera y breve, ha aparecido el «short», o pantaloncito (5) Sobre este articulo, escribió más tarde: «Temo que
este estudio haya sido mal interpretado por algunos. De nin­
de tela, el cual, entrado ya en las tradiciones, tiende gún modo he querido criticar la deferencia que se debe a los
a ser reemplazado, en las muy jóvenes, por una ancianos, como a los enfermos y a los niños, debido a
especie de «slip» de natación con un sostén muy ligero. su debilidad o a sus enfermedades, y más, aun cuando
Por algún tiempo creí que esto era algo especial de la misma vejez es una enfermedad cuyo desenlace es mor­
tal... Razón de más, para no recordársela a los que de ella
la Costa Azul, en que la antigua Focea (6) es una de sufren, pues seria más comprensivo hacérsela olvidar.»
las puertas, porque el sol está allí durante casi todo (6) Marsella.

Hacia las comunidades libres


ESPUES de lo apuntado, no nos estraña habla, sentimientos y aptitudes que ligan a los indi­
que sople por el mundo un viento nuevo, viduos, que no está sometida a poder alguno, externo
sintetizado en el pensamiento del viejo a los propios componentes autónomos.
Proudhon: «El gobierno de los hombres
No puede hacerse una división tajante entre el
debe ser reemplazado por la adminis­ trabajo, y la administración. Ambos mundos son uno
tración de las cosas», y tendrá como sólo. El mundo del trabajo, los sindícalos, forman la
básica en su f u n c i o n a m i e n t o el base de la organización económica de la sociedad, en
servicio del hombre. Las comunas, mu­ nuestra civilidad. La comuna se ocupa de los asuntos
nicipios, ciudades, Federaciones y Confe­ que no son del trabajo, pues estos corresponden al
deraciones son para el hombre. He aquí el pensamiento
sindicato material y espiritualmente; pero comuna,
de una época para realizarse en ella los valores hu­ sindicato, ciudad, trabajo, son un haz de relaciones
manos acentuando el de las libertades.
e interrelaciones como es la propia vida colectiva en
Entendemos por comunidad libre (ciudad, comuna, sociedad. Las funciones se mezclan, interdependen,
aldea, distrito, comarca) el área de vida común con cruzan y se hacen indispensables unas a otras.
características propias, comportamiento, tradiciones, El Consejo Comunal y el Consejo de la Unión Local

Ayuntamiento de Madrid
CENIT 1265

óc Sindicatos forman el órgano de regulación local, en conjunto periódicamente, para tratar cuestiones
son ejecutivos y no absorben las libertades indivi­ que atañen el trabajo, producción, localidad, vida
duales, sindicales o locales. comunal, es decir que sean comunes, problemas
Las principales funciones, los diversos rodajes generales en administración de las cosas.
sociales son economía alimentaria (1), vivienda, tra­ Lo importante es que en las estructuras nuevas los
bajo, transporte, recreación, vestimenta. Arte y Cien­ organismos no ejerzan autoridad ni poder, que no
cia, educación, escuelas y edificios públicos, seguridad, surja de la misma obra realizada, para no dar lugar
ordenación y arreglo de pueblos, estudios especiales, a brotes dictatoriales, pues el hombre ha probado que
asociaciones culturales, enfermedades, hospitales, in­ simpatiza excesivamente con las formas de poder
validez, vejez, relaciones con las demás comunas. desde que asume una función representativa. Este
Los Consejos comunales son organismos de realiza­ problema psicológico de multitud y de individuos
ción de servicios que están estos bajo el contralor seminormales ha de tenerse muy en cuenta en la for­
de los sindicatos y ciudadanos en general. mación de los grupos directores de la nueva sociedad.
Naturalmente que comuna y ciudad no están ais­ Los congresos anuales regionales, como los locales
ladas. Vemos en la Historia la formación de federa­ y los nacionales, examinarán las gestiones realizadas
ciones de ciudades en la Edad Media. La historia y propondrán programas o planes a realizar sobre
argentina es otro ejemplo de ello. Cuando el país los asuntos que les competen.
estaba completamente despoblado, la revolución de Lo fundamental en todo sistema es que la comuna
Mayo se originó en ciudades —cabildos. Hoy es mucho sea una institución administrativa libre, en reem­
más fácil que entonces form ar federaciones y confe­ plazo de los municipios actuales, cuya esclavización
deraciones comunales, cuyos dirigentes y adminis­ es por lo menos triple, y cuyo significado local es
tradores sean contraloreados por quienes les eligen, mínimo, cuando en realidad son embriones promi-
para no dar lugar a formación de poderes o institu­ sores y bases administrativas y sociales de las moder­
ciones dictatoriales. nas colectividades humanas. Hemos citado la región
«La federación regional de comunas no es ni puede c-n el desarrollo de nuestro tema e intentaremos
ser un órgano superior a las comunas ni el comienzo explicarlo: « La región puede caracterizarse por
de poder alguno», dice el publicista francés Pierre ciertos atributos fundamentales en la forma que sigue-
Besnard, en el «Nuevo Mundo», página 110. Esta Comenzando por el factor elemental del espacio, la
federación estudiará los problemas relacionados con región es naturalmente ante todo una área, una uni­
sus componentes y que no pueden ser resueltos por dad geográfica con límites y linderos. No obstante,
una Federación solamente; es decir, se trata de inte- en segundo lugar, la región difiere de la mera loca­
rrelaciones comunales de intercambios de experien­ lidad o área geográfica pura en que está caracterizada,
cias, descubrimientos, necesidades, ayudas, construc­ no tanto por líneas fronterizas y límites efectivos
ciones de todas clases, métodos administrativos, etc. como por su flexibilidad de límites, por su extensión
Y esta federación regional unida a otras llegará a partir 'de un centro y por trechos de terrenos o
a formar una Confederación Nacional de comunas. zonas marginales que separan un área de otra. El
(Entre nosotros las regionales podrían formar con­ tercer atributo de la región es algún grado de homo­
federaciones provinciales o interprovinciales.) geneidad en cierto número de características. La
La Confederación Nacional de Comunas es la orga­ naturaleza definitiva de la región y los aspectos de
nización administrativa más alta en cada país, su homogeneidad se determinan por el cuarto atri­
aunque es y será lo natural que se formen confede­ buto de la misma, a saber: algún aspecto o aspectos
raciones cuyas finalidades serán los problemas a estructurales o funcionales que tienen en la región
resolver de carácter continental o mundial. una posesión dominante. No obstante debe existir un
El Consejo Comunal que está funcionando con el límite a la multiplicidad de las regiones, y así en ge­
Consejo Local de la Economía no es un organismo neral debe considerarse como quinto atributo la
central director sino sólo administrador, y es desig­ homogeneidad relativa, compuesta del m ayor número
nado por el conjunto de los habitantes con funciones de factores respecto al m ayor número de propósitos
o para funciones concretas administrativas de las que se tengan a la vista con el fin de que la región
cosas, con tantos miembros como lo determinen los pueda ser una unidad práctica y operante, suscep­
interesados directamente; con reuniones periódicas tible tanto de definición como de utilización. Por
y deliberaciones públicas. Los miembros son respon­ consiguiente el sexto atributo de la región es que
sables y rendirán cuenta de sus acciones ante el pue­ debe constituir una unidad dentro de un todo inte­
blo qué les ha elegido en asambleas generales perió­ grado o totalidad. Inherente a la región, como opuesta
dicas o cuando las mayorías así lo requieran. Algunos a la mera localidad o a la sección aislada, es la pre­
de estos postulados son realida'des en comunas norte­ sencia de una unidad en que... puede existir como
parte. El séptimo atributo se encuentra en la natura­
americanas.
La administración comunal puede renovarse por leza orgánica de la región. Una región tiene unidad
partes o por mitades, como lo determinen los intere­ orgánica no sólo en su paisaje natural, sino por su
sados, pero es mejor que queden algunos ya al evolución cultural en la que la tierra y el pueblo se
encuentran culturalmente condicionados por el
corriente de la administración.
El Consejo comunal y el de unión local se reunirán tiempo y por las relaciones espaciales».
Sin duda esta brillante definición, dada por Howard
\V. Odum, es posterior a los hechos sociales y políti­
cos sucedidos, pues gremios de obreros y campesinos
<1) La alimentación no solo depende de la producción
sino de la estructura social de la sociedad. en Europa, y más en América latina, han sostenido

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1266
CENI T

y constituido federaciones regionales de larga vida


y sena acción, así mismo como en el movimiento cido el urbanismo y la planificación verdadera des-
b?prltrannr1Stia' De. donde si la reg'ón no fué descu- mip ln i28" •mism0 en« la dirección de los problemas
Urtn movimiento obrero, el le dió en el sen- ?ariona geográflca Y social. Descentralización
E S , V que el mundo pide. Regiones descen-
nÍs h Ü V S° Cla laiga VÍdQ y fuerte naturaleza. uauzadas y económicamente equilibradas, sin li­
oxistP PUfeS ante Qlg0 (Jue verdaderamente mites fijos, conectadas con las otras y la más posible
v oup i Z h . í n 86 f0rmativa de las estructuras nuevas integración regional en dos términos conocidos.
y que también se expresa en la federación regional
hL c ’ qUu, Sena una uníón amplia con direc­ ipíin=lamKS <?“.e 61 err0r de los Plan'ficadores y arqui-
tivas para problemas concretos de organización v r i: . U aniSta, S es la Ingenua creencia del beneficio
actividad que ya hemos anotado. eanización y sni„P S Cludad moderna, lineal, etc..., para
0l a,s re8iones han existido históricamente pero el solucionar racionalmente los graves problemas de
estatismo moderno trata de liquidarlas (1). En estas las urbes tentaculares; los planes han de ser para la
egión de la ciudad. Evidentemente su esfuerzo es
salmentp r®g 7 ales, eI se desa.Toila u J v er-
meritorio, original, valiente y bello, pero e l urba-
darUe ° ir C0m0 en el mundo circun' •Am^ 1 S ¡ - contra,'io del estatismo y en la civiliza-
La regionalidad es la base de la cultura universal o'ero no t a í í H°l0 Cf f ciudades monstruosas,
pero no la íed de ciudades de 25 a 50.000 habitantes
« « T Tn no son , „ T de “ a
« p E * a lnstancia son lo que los grupos de o h c l i x ^ T 11/ ,C° n Ü e r r a S ' granjas y viviendas
ae las ccolectividad, del municipio libre. Ciudades que
activos desean que sean en su unión o unidad.
H¡n¿a ,concePclón de una región como realidad social c o n g a s H h r í T pr0letariado Para su crecimiento,
dinámica constituye una de las etapas preliminares S S to a
puesto l n ^consumos.
A los L qUC n° aceptan Ia exacción del im ­
A los urbanistas no les fué tan bien- fracasa™»,
las ciudades jardines; las ciudades lineales rusas
forzados E t i ™ * ? T dePortad°*. P i o n e r o s “y
, ?• ,°rden- Si la ciudad está destinada
a 5 C r / l ' - a 'o** individuos no es posible que se
lleve a éstos forzadamente a cualquier parte.
‘ s Vlel° s utopistas como Ricardo Owen (1771-1858)
idearon las ciudades libres (New Lamarck) verda­
deras comunas donde la industria se integraba con la
agricultura. Ni Owen ni Fourier pensaron en Estado
Otros, como W illiam s Morris / i qqa iqq£\ „.
dudadas c o „ S 2 K S S!“ S ° . n
5 a la agricuUura e industrias con auto-
pioducción, autodeterminación y libertad (1)
Los modernos sociólogos, planifican estatalmente (2)
fmnrUn ^ k,” comando, impuestos abundantes las
n » r á Sí m GS cárceles, máxima autoridad 'que
rtp Int esc.lavilud del hombre a través de la ciudad
de los municipios, arrasados por la atómica do

i l i S i i civilización y L la d«Nueva
% l& d U r a r L ° que
Cultura»— busca
que
decadencia— es la liberación de los hombres a través
e las comunas, ciudades, municipios o aldeas libres
unidos federativamente, la única unión con libprtorf
no nuestra
está Pn

S r e , Ifl Historia, la civilización actual de las


a la cual nos hemos asomado. Sabemos cuan
e s Z a f z T Z V " rea*ización- Pero m a n ten em os^

c a m i n o aT
esto han do 3 ensayos in ^ e s e s de Howard) y La T m T , 10' esclavitud sin límites..
es el desuno inm. f hombl:es en las ciudades libres
al o í a f S ° j l “ l“ ‘ ° UWPÍ“ h“ la
« f s í s s * - -
Mientras el Estado centraliza en el mundo cono­ Dr. Juan L A ZA R TE

.« t ? ,^ 5 U ' S £ cl? , S e” S 0k ? " " 6, '" « *


cias» tenían una a d m in is tr a n ,1® ? 0ma, Las «Provin-
más o menos lo que ocurfe aqti r° mana fUera de Italia'
tomo2)I, p ^ WÍH5MUnf0rd: ««''Ílización de las ciudades».

Ayuntamiento de Madrid
128 F R J T Z iBRU PBACH ER M A R X Y B A K U N IN 121

de la derrota de la Com una de París, y después de la derroia d a p or el Congreso de Córdoba, la cual, en con tra de los
de la revolución española (1873) todo había cambiado. Pero estatutos, h a declarado voluntario el p a g o de las cotizaciones
su im pulso juvenil, su salud, su tenacidad y su altura ideal y desconocer, tam bién, las resoluciones de La Haya.
im pulsaron a estos am igos de Bakunín a m antener la ban­ 3) Las Secciones e individualidades inglesas presentes
d era de la revolución con intrépida energía. Y a pesar de en el Congreso de Londres el 26 de enero, tam bién hostiles
todos los enemigos y contrariedades, m ientras quedó un hom ­ a los acuerdos de La Haya.
bre en pie siguió luchando. 4) La Federación del Jura, que dará ciertam ente m oti­
Además, en el Jura, el m ovim iento iba creciendo. Los vos para su suspensión en el Congreso que organizan.
abonados al .periódico aumentaban. Las secciones de la Inter­ En fin, ,puede declararse que la llamada Federación ita­
nacional se desarrollaban e igualmente su influencia en el liana, representada en el Congreso de B olonia, n o pertenece
m ovim iento obrero. Su actividad real en el terreno de la a la Internacional, puesto que nunca h a cu m plido las con ­
lucha sindical, en el cooperativism o y en el apoyo m utuo, y diciones prescritas por los estatutos.»
su influjo en la psicología de los relojeros hacía, progresos
notables. Y era esta actividad en los pequeños trabajos del Suponem os que el lector sacará de esta ca rta una op i­
día lo que con solid a b a la m b ién a los del Jura recuperándoles nión cabal sobre las fuerzas de los partidarios del marxismo.
en su fe p or una próxim a revolución social. De los días posteriores al Congreso tenem os tam bién noti­
cias a través de la correspondencia de Beoker o de M arx.
EL TERCER CONGRESO ANTIAU TORITARIO Veam os cóm o fué juagado el Congreso m arxista por los pro­
(7-13 de septiembre de 1874) pios convocantes. Dejem os h a b la r prim eram ente a Becker:
« Y así llegó el 7 de septiembre, y co n él un C ongreso que
Aunque Bakunín n o actuaba públicamente n o p or ello cojeab a en las condiciones m ás miserables. Casi se colgaron
dejó de existir la Internacional de los antiautoritarios. El a m i cuello para que les salvara. ¿Por qué iba a h acer yo
7 de septiembre de 1874 tenia lugar su tercer Congreso en esto? Acepté la responsabilidad co n ánim o de h a cer lo p osi­
Bruselas. Los inform es de las delegados nos dicen soibre el ble por asegurar el éxito del Congreso.
estado del m ovim iento en los diferentes países y podem os El destino m e había abocado cruelm ente a una situación
hacernos una idea sobra la extensión de las distintas orga­ desesperada. Y anbels de que llegaran las m alas nuevas de
nizaciones nacionales. Las explicaciones sobre los temas pro­ Sarrailler y del C onsejo Federal inglés, para d a r m ás auto­
puestos p ara el orden del día constituyen un indicio precioso ridad al Congreso y para asegurar la m ayoría brotaron de la
sobre el desarrollo y realizaciones de la Internacional fede­ tierra m ilagrosam ente 13 delegados.»
ralista. Vemos por ello que el m ovim iento sufre una altera­ B ecker había tem ido cosa p eor que lo que ocurrió. Por
ción en España e Italia y se m anifiestan los prim eros gér­ este m otivo esta ca rta relativam ente optim ista a Marx, el
menes de una transform ación en Bélgica. Socialistas esta­ cu al vió la cosa en form a objetiva, pues era de otra opinión.
tales y federalistas discutieron también cuestiones en las Escribió a Sorge:
cuales m antenían opiniones diametralmente opuestas, aun­ «El fracaso del Congreso de G inebra era inevitable. Desde
que en form a muy objetiva. P or el inform e de las secciones el m om en to en que se supo que n o llegaría ningún delegado
se desprende que la situación de los diferentes países se di­ de Am érica la cosa se puso m al. In tentaron presentaros com o
ferenciaba de tal m odo que lo dominante eran las diferen­ figurines unios. El h ech o de aquella ausencia sirvió co m o afir­
cias. En consecuencia las relaciones internacionales se verían m ación de que la Federación am ericana existía solam ente en
debilitadas en el futuro. el papel. Adem ás la Federación inglesa n o tenía d in ero para
En el Congreso estuvieron representados los alemanes enviar un solo delegado. Por otra parte, los portugueses, es­
(Unión O brera General Alemana), los ingleses (Betnal Green pañoles e italianos anunciaban que n o podrían enviar dele­
Branch), la Federación Nacional de Bélgica, de España y del gación directa de ninguna m anera.
Jura, una sección de Ita lia y otra de París. En total, quince »D e Alemania, Austria, y Hungría llegaban también ma­
delegados. Faltaba la representación de la Federación Na­ las noticias. No había ni que pensar de una participación
cional de Italia porque la m ism a había sido disuelta com o francesa. Había, pues, que con tar en que el Congreso se consti­
organización legal a consecuencia de los m ovim ientos revolu­ tuiría sobre la base de una m ayoría de suizos y unos cuantos
cionarios del mes anterior <7-8 de agosto) en Bolonia. ginebrinos, aunque de G inebra m ism o n o teníam os noticias.
El Comité Pro Revolución Social Italiana, em anado del Utrn n o estaba ya allí. E l viejo Becker observaba un silencio
anterior Com ité de la Federación N acional de Italia, envió obstinado y Perret escribió una o dos veces en fo rm a co n ­
una carta al Congreso, en la cual decía que Italia n o estaría fusa. P or fin a últim a hora llegó u n a ca rta d el Com ité ro-
representada, ya que públicam ente allí la Internacional era m anoiginebrino al C onsejo Federal inglés negándose a obe­
inexistente, y los delegados hubiesen sido perseguidos al re­ decer m andatos ingleses y adjuntaban un m anifiesto que fir­
gresar del Congreso. Pero en cam bio existía allí una amplia m aban Perret, Duval, etc., dirigido principalm ente co n tra el

Ayuntamiento de Madrid
122 F R JT Z B R U P B A C H E R
M A R X Y B A K U N IN 127
C on g reso de La H aya y el a n tig u o C on sejo G en eral d e L on-
muerte°n alegrSa cada nuevo triunfo. Seré vuestro hasta la
w Sl? Si h o m b re cillo s av a n za n en esto m ás rá p id a m en te
^ ° r ejem p¿ ° ’ p id en la exp u lsión de los in te - v r„H ^ r° antes d f separarme m e permitiréis un fraternal
^ S Í 8 f o c a n t e es q u e el d o cu m e n to está Ln consejo: Amigos míos, la reacción internacional no
^ w w . f ° r i m isera b le m ilita r y a v en tu rero C luseret fu n - , cen f r?, en esta P °bre Francia, consagrada tan
(¿ ? s i'ite rn a o io n a lis ta s en A m é rica » según se le e al Sagrado Corazón por la reunión de Ver-
co n o ce en G in ebra. D ic h o señ or p re te n d ía fu ese G in e b ra la sailles, sino en Alemania, en Berlín. Y sus representantes
Q^ n tej° Ge.neral‘ ,,para im:P<>ner allí, en secreto, la mark r ^ iaÁ1SmH Marx comc> la diplom acia de Bis-
dictadura. Este escrito, con anexos y todo, llegaba a tiempo mark. Esta reacción tiene com o finalidad la germ anización
t a A 6! ) r participación de Sarrailler en Ginebra y, com o de Europa Y en esta hora amenaza trastrocarlo y devorarlo
. 1 Consejo Federal inglés para protestar con tra ¡as “ d0- H a declarado la guerra a la Internacional, form ada
k S hom brecillos de allá, señalándoles que su hoy solam ente por las Federaciones autónomas libres. Con
C ongreso habría sido tratado com o ipura historia local gine- los proletarios de todos los demás países debéis com batir a
o !5 a ; M^ o r que n o acudiera nadie p ara hacer dudoso =1 la reacción pues aunque pertenecéis h oy todavía a una repú­
carácter del Congreso. blica libre, la reacción está entre vosotros y nuestro fin es la
em ancipación del proletariado'de todo el mundo
rií»ro>^ r t l i a^peSar de eso’ los gm ebrinos n o han logrado apo­ «Vuestra lucha será terrible. Pero n o os dejéis am ilan ar
derarse del Consejo, pero com o ya sabes en el prim er Congreso
r a G m e b ra h a n desi.'oncertado y obstaculizado todos les tra- y sabed que la victoria final os pertenece, a pesar de la!
^ ¡J ^ s y saboteado las resoluciones tomadas entonces. Según
mi experiencia de las condiciones europeas es muy necesario ssTdírSwS!££?<levu“tros e n e m l e o s - s i ™m
piisM-
v T T l w organización form al de la Internacional, ,s i obedecéis, al principio de la grande y amplia
Y ork a m f rtp’ n 10 m an ° el p u n to c e n tr a l d e Nueva
Y ork , a ñ n de que id io ta s c o m o P erret o a v en tu reros co m o ¡• S ín ta n £ £ & £ ‘a iSUaH“ J no
C luseret n o se ap od eren de la d ire cció n y puedan com p rom e- »2. — SI fortificáis más y más la solidaridad internarlo
d e .s ar)r o ll° Inevitable d e los a con tecim ien tos n e l v d e ^ l ^ ' ° S trabajad«res de t o S la í S S
L J d e las co s a s co n trib u irá n p or sí m ism os a
la resu rrección d e u n a In te rn a cio n a l su p erior. B a sta para
ello n o a b a n d o n a r la re la c ió n co n s ta n te c o n los elem entos en° rm e- irresist?ble, en^Ia
m as ca p a ces de lo s d ife re n te s países y n o p reocu p a rse, ñor
o t r a p a rte, d e las e x clu sion es de G in eb ra n eg á n d ola s sim ­ «Vuestro hermano: M ig u e l B a k u n ín .»
p lem en te. L a resolu ción , ú n ica a certa d a , to m a d a allá d e
retra sa r el C on g reso por! dos años, fa c ilita e ste p lan d e a c­ Bakjunín se sentía cansado. Las causas físicas iiumrnn
ción . A dem as es u n p u n to a cu e n ta d e lo s g ob iern os c o n ti­ ^ a™ n t e el papel mayor. Representémonos todo el curso
n en tales el que el e sp e ctro d e los in te m a c io n a lis ta s niegue d ? ® ,, j ® las fatigas sufridas por ese cuerpo de sesenta
sus serv icios e n el p reciso m o m e n to en que es in m in en te la oit o f Y def amente tuvo que sentirse agotado. Y des'io
cru zad a re a ccio n a ria y en q u e los burgueses creen m u erto esta fatiga física apreció la situación; más con el intelecto
p a r a siem p re el o d ia d o fa n ta sm a .» seco que con aquel optim ism o inagotable que provenía de un
C om o M arx y E n g els n o a cu d ieron al C on greso, d e ja n d o superávit de fuerza sin el cual no p o d r ía lo s im agm arnos a
só lo en él a B ecker, éste e scrib ió m uy e n fa d a d o u n a c a r ta a Bakunín. Guillaume se refiere a una carta recibida de'B aku-
s>orge, la q u e m erece, en p a rte , los h o n o re s de la tra n scrip - nln en la prim avera de 1 8 7 4 en la que éste decía:
c.hJoLa^ élí ca si le las 1Ychas revolucionarias han pasado por
«E n tu ú ltim a c a r ta te m o stra b a s m uy ab a tido. N o es ahora. H a llegado una época reaccionaria cuyo fin n o alcan­
ta n to el p elig ro p a ra la ca u sa que n o se p u ed a 'justificar zara seguramente la generación actual.»
Aconsejó a Guillaume a ingresar de nuevo com o maesrro
d f S r e s o PT fidUCta 0 6 SarraÍller y del O o n ¿ JS S en una escuela pública. .«E§_necesario — decía — considerar
m o ífü ™ \ : que n o se p u e d a perd on arles d e a lg u n a con ojos abiertos la realidad y com prende? que ¡ Z m Z t l
S queda- P^es. la solid a rid a d t a n ca lu rosa m en -
papulares n o quieren actualmeste el socialismo.»
a „r2 S S e2 a? 5 , y 6 r e ,por los Jefes que Quieren b rilla r Bakunín se sentía fatigado. Pero todo no estribaba en
Pi P 08 qu® n o resp eta n ? A u n su p on ien do Bakunín. Existían aun m uchas fuerzas juveniles entre sus
el c a r r o en e l fa n g o , se qu edan en su s ca sa s d e já n d o lo h u n ­
d ir y d e le g a n d o en o tr o s m iem bros el cu id a d o de sa ca rlo del de com bate. El cuerpo de B ¿kunín había dimi­
n° Iogra d e se n ca lla rlo alegan en to n ce s su nuí espi r ltu' Por otra Parte. ni los del Jura ni
au sen cia d esca rg á n d ose d e to d a resp on sa b ilid a d . L a verdad Guillaume estaban dispuestos a ceder tan fácilm ente en el
terreno de la lucha. Pero com prendían también que después

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M A R X Y B A K U N IN 123
126 FR.ITZ B R U P B A C H E R

«Vertieron a diestra y siniestra un m ontón de calum ­ es que b ajo tales condiciones toda la culpa del fracaso debe
recaer sobre tales abstenciones. El diablo debiera desposeer
nias. Para sacar a luz su m ayoría, de Ginebra y de Alemania
¡han .producido un ser bastardo que n o representa ya la auto­ de fam a a todos los fanfarrones, pues sabiendo en peligro la
causa debieran acudir com m ayor m otivo.
ridad soñada por Marx, pero aun menos la libertad. Están
muy desilusionados y descontentos en sí mismos. E l Congreso wPero nosotros n o teníam os miedo, pues esperábam os de­
fué su entierro. Así vuestra victoria es com pleta. La victoria legados de Alem ania y Austria, a donde se escribió urgente­
de la libertad y de la Internacional con tra la intriga auto­ m ente, com o tam bién a Inglaterra y América. ¡C óm o nos
ritaria. Ayer, cuando aun parecía incierta la victoria — en equivocamos co n estas previsiones! Había una razón poderosa
lo que me concierne nunca dudé de ella —, nadie hubiera para coaccionar el m ayor número posible de delegados y ase­
gurarnos la m ayoría definitiva para el d ía del Congreso. Y
tenido m otivo p ara abandonar vuestras filas. Hoy. es un
hecho. Y cada cual goza de libertad para instalarse según en ca so de n o conseguir la elección de delegados, hubiéramos
h ech o im posible la reunión del C ongreso por cualquier fútil
su gusto personal. m otivo, que' siempre se tienen a mano. Pero quizás hubiera
»D e este derecho hago yo uso. Os ruego aceptar mi aparecido com o un fracaso terrible y com o un triunfo de los
dim isión com o m iem bro de la Federación del Jura y de la escisionistas tras la sensación que el Congreso h a despertado
Internacional. Tengo m uchos m otivos para proceder así. Nn en todo el m undo. Entonces hubieran podido anunciar !a
penséis que sea consecuencia de la desgana personal que me muerte de la Internacional con más m otivo que hoy.
h a amargado estos últim os años de m í vida. No digo que »Por lo que antecede com prenderás en qué precipicio es­
sea com pletam ente insensible a ello; p ero tendría aun bas­ tamos y com prenderás 'mi con ten to p or el curso y resultado
tante fuerza para resistir de creer que mi futura participa­ del Congreso. ¡Si pudieras con ocer en sus detalles los innu­
ción en vuestro trabajo y en vuestras luchas pudiese .ser de merables chascos que desde el principio al final ocurrieron...»
alguna utilidad para el triu n fo de la causa del proletariado. Este Congreso fué el últim o de los marxistas. L o que hizo
Pero n o lo creo. Ni por mi nacim iento ni .por mi posición después el C onsejo General y el resto de la Internacional
personal — de ninguna manera por m is simpatías y ten­ m arxista n o vale la pena de contarlo. Quizá interese repetir
dencias — me siento burgués, ni com o tal puedo ser útil aquí la opinión de Engels sobre el fin de la Internacional.
solamente a la propaganda. T en go ahora la opinión personal C on fech a 12 de septiembre de 1874, Engels se dirigió por
de que ha pasado el tiem po de las grandes discusiones teó­ carta a Sorge. No concordam os co n Engels en puntos muy
ricas orales y escritas. Eln los últimos nueve años se han esenciales, pero concedem os valor a las declaraciones de un
desarrollado en la Internacional más ideas de las necesarias m iem bro influyente del gruipo m arxista. Decía Engels:
para salvar al mundo. Apostaría a que nadie inventaría otras «Con tu salida está concluida y term inada totalm ente la
nuevas. El tiem po n o pertenece ya a las ideas sino a los vieja Internacional. Y esto es excelente. Perteneció a la
hechos. Hoy lo principal es la organización de las fuerzas del época del segundo im perio donde la opresión reinante en toda
proletariado. Pero esta organización debe ser la obra del Europa proscribió al m ovim iento obrero, y despertó la uni­
proletariado m ism o. Si fuese joven m|e hubiera instalado en dad y abstención en toda polém ica interior. Fué el m om ento
un ambiente obrero donde participando en la vida activa en oue los intereses com unes del proletariado m undial pu­
de mis herm anos hubiese colaborado con ellos, al m ism o dieron plantearse en primer plano. Alem ania, España, Italia
tiem po, en la gran obra de la organización. y D in am arca'acababan de ingresar en aquel entonces. En la
Pero ni m i edad ni m i salud me lo permiten. Necesito realidad de 1864 el carácter teórico del m ovim ien to era muy
tranquilidad y soledad. El exceso de trabajo me agota y cada confuso en toda Europa. Quiere decir entre las masas. El
viaje es para m í cosa seria. El. corazón se siente aun muy com unism o alem án n o existía todavíai com o partido obrero.
joven, p ero el cuerpo no quiere continuar más y se cansa El proudhonism o era demasiado débil p ara poder preparar
muy pronto. Le falta la fuerza necesaria p ara la lucha. De a sus propias «m arottes». Las ridiculas teorías de Bakunin
m anera que sería más un obstácülo que una ayuda en el no existían todavía en su cerebro. Los propios jefes de los
combate. Trade Unions ingleses creyeron poder entrar en el m ovi­
m ien to sobre la base del program a expresado en las con si­
»Ved, pues, queridos com pañeros, que todo me invita a la
deraciones de los estatutos. El prim er gran éxito vino a rom ­
dimisión. ¿Q ué valgo y o para la Internacional y la Federa­
per esta colaboración ingenua de todas las fracciones.
ción del Jura? Vuestra hermosa y grande Federación, pro­
yectada hacia el futuro p ara el com bate y para la práctica, «Este éxito fu é la Comuna, h ijo espiritual de los in tem a ­
n o necesita ni de inválidos ni de miembros de honor. cionalistas, aunque la Internacional n o m oviera ningún dedo
»Me retiro, queridos compañeros, lleno de gratitud hacia para su realización, adquiriendo una responsabilidad que con
vosotros y pleno de sim patía para vuestra grande y santa justa razón se le reprochó. Cuando se supuso que la Comuna
causa: la causa de la humanidad. En adelante seguiré todos era un florón para la Intercional em pezó enseguida la ca ­
morra. Cada corriente quiso explotar el éxito por su propia
vuestros pasos con el amor solícito de un herm ano y salu-

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124 F R IT Z ¡BRU PBACH ER
M A R X Y B A K U N IN 125

cuenta. La división que n o .podía faltar, llegó al fin. El estí­


LA DIMISION DE BAKUNIN
m ulo que engendró la fuerza poderosa de los com uneros, pre­
dispuestos de verdad a continuar con el viejo y, am plio pro­
gram a — de los com unistas alemanes — im pelió a los Engels era de op in ión de que el folleto seria muy eficaz
proudhonianos belgas h acia los brazos de los aventureros y que la dim isión de Bakunín com o m iem bro de la interna­
bakumnistas. C on el C ongreso de La « a y a quedó todo muer­ cional, ocurrida inm ediatam ente después, había sido la con­
to, y en verdad, para am bas partes. El único país donde no secuencia de aquél. Pero n o fué así. Su dimisión obedecía a
razones m ucho m ás serias. Una obra en oposición flagrante
se pudo hacer algo con el nombre de la Internacional fué
América, y por una feliz inspiración instintiva se trasladó co n la realidad, desconocida o no tom ada en serio por los
la dirección allá. Pero tamibién se ha agotado el prestigio, y amigos de Bakunín y por toda la Internacional antiautori­
toda lucha p or galvanizar los esfuerzos sería una estupidez taria, n o pudo influenciar en la actitud y m odo de pensar
de Bakunín.
y desgaste^ inútil de fuerzas. La Internacioinal h a dom inado
Sin embargo, n o fué p or casualidad que Bakunín presen­
los diez años de historia europea en lo que se refiere al lado tara la dim isión después del Congreso de j o s antiautoritarios
en que está representado el futuro, y puede sentirse orgu- en 1873; p ero no tuvo ninguna relación con la publicación del
Hosa p or su trabajo. Pero en su form a vieja se h alla sobre­ folleto de Ehgels y LafaTgue. Después del Congreso, Bakunín
pasada. Se pudo dar nacim iento a una nueva Internacional
fué de opinión de que el organism o y la dirección de la
sem ejante a la antigua, a una alianza de todos los partidos
Internacional antiautoritaria estaban en inm ejorables condi­
proletarios del m undo. Pero el m ovim iento obrero tem ió un
ciones y de que él n o era ya necesario. Además se sentía
fracaso general com o el acaecido en 1849-1864. El m undo pro­
cansado y viejo. Pero lo m ejor será reproducir la carta de
letario h a crecido demasiado. Oreo que la p róxim a Interna­ dimisión dirigida a los del Jura:
cional será — después de algunos años de influencia de las
«Queridos compañeros: No puedo abandonar la vida pú­
obras de M arx — directam ente com unista y m antendrá com ­
pletam ente nuestros principios.» blica sin dirigiros unas últimas palabras de gratitud y de
simpatía. N os,conocem os desde hace cu atro años y medio. A
UN FOLLETO CONTRA LA ALIANZA pesar de todas las intrigas de nuestros com unes enemigos y
las calum nias infam es vertidas sobre mi persona, me prodi­
A pesar de que Engels estaba tan convencido de la nece­ gáis vuestra amistad y confianza. No os dejasteis intimidar
sidad h istórica de la derrota de la Internacional, n o pudo por el sobrenombre de bakuninistas que os daban.
evitar publicar, ju n to con Lafargue, un fo lle to con tra Baku-
nín. Este es con ocid o con el títu lo alem án de «Allianz- »P or lo demás siem pre tuvisteis el sentimiento de la au­
broschuere». Un técnico calificado com o fué Nettlau lo califica tonom ía y de la independencia total de vuestras opiniones,
de la siguiente manera: tendencias y actuaciones. Y la intención infam e de nuestros
«El ú ltim o golpe de M arx y Engels, al ver desmoronarse enemigos era tan evidente que pudisteis tratar con el más
todo ante sus ojos fué el folle to contra la Alianza, com ­ profundo desprecio las calumnias y ofensas.
puesto por ellos con la ayuda de Utín. La aportación de «Com o vosotros habéis hecho esto c o n valor y persisten­
Lafargue sirve de base al capítu lo español. Este escrito está cia, habéis logrado una victoria com pleta sobre las intrigas
pleno de mentiras y pululan las inexactitudes y falsificacio­ de los_ marxistas, a favor de la libertad del proletariado y de
nes en los detalles más nimios. La base la form an única­ todo el futuro de la Internacional.
mente docum entos señalados de La Haya, y tam bién pro­ «Ayudados fuertemente por vuestros herm anos en Italia
yectos para cuya validez n o es .preciso ningún testimonio. Francia, Bélgica, Holanda, Inglaterra y América, habéis de­
Después la cuestión de la existencia de la Alianza en España, vuelto la Internacional al cam ino propio, del cual quisieron
cuya relación con una organización fuera del m ism o país no desviarla los ensayos dictatoriales de Marx. Los congresos
está probada, y finalmente una ca rta de Bakunín a F. Mora celebrados ahora en Ginebra han sido prueba decisiva y
(5 de abril de 1872) en la que se hace referencia a la Alianza triunfal de la rectitud y de la fuerza de vuestra causa.
en España, Ita lia y Suiza, y también la indicación de la
form a en que se desenvolvió. Al lado de estos materiales » Vuestro.Congreso, el Congreso de la libertad, al reunir
a ios delegados de las m ás im portantes Federaciones de Eu­
m ínim os h ay un copioso m aterial falsificado, el cual desfi- ropa, aparte Alemania, ha proclam ado en alta voz y deter­
gura caprichosam ente los hechos de la Alianza, sustituyendo
m inado con am plio corazón, m ejor dicho, repetido, que los
los hechos reales por otros de la peor catadura. Histórica­ obreros de todos los países deben estar unidos con autono­
mente cuesta trabajo im aginar un m aterial d e m enos valor
m ía fraternal. El Congreso autoritario o m arxista, co n asis­
y que sea más falso.» (Nettlau: «L ’Alliance de la dém ocratie
tencia exclusiva de alemanes y suizos, para quienes al pare­
socialiste et l’A ssociation Internationale des Travailleurs».)
cer no vale nada la libertad, se h a em,peñado en vano en
En otro lugar demostraremos cóm o el ju icio de Eduardo
Bernstein no es m ás benévolo. remendar nuevamente la dictadura desgarrada, que menos­
precio el futuro, producto de Marx.

Ayuntamiento de Madrid
La educación del hombre
i c i p l i n a , a d q u is i c i ó n d e c o n o c i m i e n t o s , i n c u lc a c i ó n d e b u e n a s
m a n e r a s o m o r a li d a d ) , s e r e d u c e n a d o s p r o c e s o s c o m p l e ­
m e n t a r io s , l o s c u a le s p o d e m o s d e s c r i b ir m e jo r c o m o « d e s ­
¿C U A L ES EL F IN DE LA E D U C A C IO N ? a r r o llo i n d i v i d u a l » e « i n i c i a c i ó n s o c ia l». L o s s is t e m a s d e
e d u c a c i ó n c a r a c t e r í s t i c o s d e la s d if e r e n t e s n a c i o n e s d e h o y ,
n o f a v o r e c e n e n s e n t id o a l g u n o a c u a l q u i e r a d e e s t o s d o s
L v e r d a d e r o o b j e t o d e la e d u c a c i ó n — e s c r i ­ p r o c e s o s . M á s b ie n fu e r z a n e l d e s a r r o llo in d i v i d u a l h a c ia
b ió W illia m G o d w in e n e l p r im e r p á rra fo un a n orm a q u e d estru ye su g r a c ia n a t u r a l y v i g o r , o b ie n
d e s u « E n q u i r e r » ( 1 7 9 7 )— a l i g u a l q u e s i d e l p r o c e s o d e e d u c a c i ó n e m e r g e u n a p e r s o n a l id a d lib r e e
e l d e o t r o p r o c e s o m o r a l c u a l q u i e r a , e s la i n d e p e n d i e n t e , s e r á s ó l o p a ra e n c o n t r a r s e m a l q u i s t o c o n u n a
g e n e r a c i ó n d e la f e l i c i d a d » - Y o n o c o n o z ­ s o c ie d a d e n c u y o s c o n c e p to s d e n o r m a lid a d n o e n cu a d ra rá .
c o m e j o r d e f i n i c i ó n d e l o b j e t i v o d e la e d u ­ L o e n o j o s o d e la f e l i c i d a d , c o m o A r is t ó t e le s s e ñ a ló , e s
c a c i ó n , p e r o a l i g u a l q u e t o d a s la s d e f i ­ q u e é s ta e s u n a p e r o g r u l l a d a : s e ñ a la r la c o m o e l o b j e t i v o
n i c i o n e s , e s r e g r e s iv a , h a c i é n d o n o s v o l v e r d e la e d u c a c i ó n o d e la c i e n c i a p o l í t i c a p a r e c e a l g o s u p e r ­
a b u s c a r n u e v a s d e f i n i c i o n e s . ¿ Q u é s ig n i­ f i c i a l , e s p e c i a l m e n t e p a r a g e n t e s c o n p r e t e n s io n e s d e s a b io s
f i c a , p o r e je m p l o , la p a la b r a « g e n e r a c i ó n » ? ¿ E s u n p r o c e s o q u e a m e n u d o s e m u e v e n p o r e l d e s e o d e h a c e r a lo s
n a tu ra l q u e s ó lo re q u ie r e e s tim u lo o e s r é g im e n im p u e s to h o m b r e s s u f r ir a n te s d e q u e h a y a n g o z a d o . E n la f ilo s o f ía
p o r u n a t é c n i c a e s p e c i a l d e la e n s e ñ a n z a ? ¿ Y s e p u e d e d e ­ c r is t ia n a , e s p e c i a l m e n t e , h a y s ie m p r e u n in t e r é s a g r e g a d o a
f i n i r l a f e l i c i d a d e n u n s e n t id o e n q u e s ó l o i n c l u y a la s a s - la f e l i c i d a d . E s m u y n e c e s a r io , d e s d e l u e g o , p r o f u n d i z a r e n

E ¡r a c io n e s c o n t r a d ic t o r ia s d e c u a l q u i e r g r u p o o r d in a r io d e e l c o n c e p t o d e la f e l i c i d a d , p o r q u e m u y p r o n t o t o d o s d e s ­
o m b r e s ? M á s in t e r e s a n t e t a l v e z q u e la d e f i n i c i ó n m is m a c u b r im o s c u á n in e s t a b le e s la c r e e n c i a d e b ie n e s t a r q u e p r o ­
e s e l p a r é n t e s is d e G o d w i n , e l c u a l a fir m a s in a r g u m e n t a ­ p o r c i o n a la b u e n a a lim e n t a c ió n , u n m e d i o a g r a d a b le , m e d io s
c i ó n q u e la e d u c a c i ó n e s « u n p r o c e s o m o r a l» . H a c e s ig lo a d e c u a d o s y la s a lu d p e r f e c t a . L a f e l i c i d a d , e n u n a p a la ­
y m e d i o p o s i b l e m e n t e fu e r a e s t o u n p u n t o d e v is t a m a n i­ bra , es « p s ic o ló g ic a » , y t o d a s la s r i q u e z a s m a t e r ia le s n o
fie s t o , p e r o e x is te u n a m e d id a d e n u e s t r a d i f e r e n t e p e r s ­ t ie n e n v a l o r a l g u n o a m e n o s q u e s e g o c e d e p a z m e n t a l.
p e c t i v a h o y q u e n o s l le v a r ía a n o e s ta r e n t e r a m e n t e d e E s t o f u é c o m p r e n d i d o p o r lo s f i l ó s o f o s a n t ig u o s , p o r C o n -
a c u e r d o e n q u e la m o r a li d a d e n t r a e n la c u e s t i ó n . E l p r e ­ f u c i o y L a o - T z é , p o r S ó c r a t e s y A r i s t ó t e le s ; y e llo s d e f i n i e ­
c e p t o d e « s é b u e n o y n o te im p o r te lo d e m á s » , n o e n c o n ­ r o n , p o r t a n t o , la f e l i c i d a d e n p a la b r a s c o m o la s d e A r is ­
tra ría a c e p t a c ió n h o y d í a n i s iq u ie r a e n la s e s c u e la s d o ­ t ó t e le s , q u i e n d i j o q u e e s « u n a a c t iv i d a d d e l a lm a d e a c u e r ­
m in ic a le s . L a e d u c a c i ó n — n o l o d e c i m o s , s in o q u e i n c o n s ­ d o c o n la v ir tu d p e r fe c t a » . P e r o es to , n u e v a m e n te , es u n a
c i e n t e m e n t e l o p r e s u m im o s — e s u n p r o c e s o a d q u is it iv o , d i ­ m e r a d e f i n i c i ó n q u e r e q u i e r e o t r a s d e f i n i c i o n e s , y a s í, A r is ­
r i g i d o h a c ia la v o c a c i ó n . E s u n a r e c o p i l a c i ó n d e m e d io s t ó t e le s t u v o q u e d e f in ir lo q u e é l q u e r í a d e c i r p o r « v i r t u d » .
p a r a u n f i n e s p e c í fi c o , y la m a y o r p a r t e d e la s q u e ja s s o b r e L l e g ó a la c o n c l u s i ó n d e q u e n o e x is t e ta l v ir t u d , s in o s o la ­
n u e s t r o s is t e m a d e e d u c a c i ó n v a n d ir ig id a s c o n t r a la c o m ­ m e n t e v i r t u d e s , i n t e le c t u a le s y m o r a le s . S e n t id o c o m ú n y
p e t e n c i a d e ta le s m e d io s o f a ll o e n e s p e c i fi c a r c la r a m e n t e e n t e n d i m ie n t o , s a b e r c ó m o o b r a r y c o n d u c i r s e e n u n a c i r ­
lo s fin e s . E fic ie n c i a , p r o g r e s o , é x i t o , é s t o s s o n lo s o b je t i v o s c u n s t a n c ia d a d a , la c i e n c i a d e l a v i d a , h e a q u í u n a s p e c t o
d e u n s is t e m a d e o p o s i c i ó n d e l c u a l e s tá n e x c l u i d o s i n e l u ­ d e la v i r t u d ; p e r o u n h o m b r e p u e d e e s ta r e n p o s e s i ó n d e
d i b l e m e n t e lo s fa c t o r e s m o r a le s . A e s te r e s p e c t o , a l m e n o s , t o d o s e s t o s c o n o c i m i e n t o s y n o s e r c a p a z d e c o n t r o la r su s
n u e s t r a s e s c u e la s r e f l e ja n m u y b i e n n u e s t r o o r d e n s o c ia l. p r o p i o s im p u ls o s y d e s e o s . P u e d e p o s e e r u n e n t e n d i m ie n t o
L a f e l i c i d a d e s u n a s u n t o p r i v a d o . E n t o d o f r u t o e x is t e p e r f e c t o y s e r u n a c r ia t u r a d e m a la s c o s t u m b r e s . C o n o c i ­
s a z ó n : e l g r a d o c o m p l e t o d e m a d u r a c ió n , d e d u lz o r , d e f e r ­ m ie n t o s y a u t o d is c ip lin a s o n , p o r t a n t o , d o s a s p e c t o s d i f e ­
t ilid a d . P e r o e l fr u t o c u e l g a d e l á r b o l , y a u n q u e lo s fr u to s r e n te s d e la v ir t u d , a m b o s e s e n c ia le s p a r a la f e l i c i d a d y a m ­
n o m a d u r a n t o d o s e x a c t a m e n t e a l m is m o t i e m p o , n i e n el b o s s e h a n d e a p r e n d e r e n e l c u r s o n o r m a l d e la e d u c a ­
m is m o g r a d o , la s a l u d d e l á r b o l s e r e v e la p o r la c o n ju n t a c ió n .
y c o m p l e t a m a d u r a c i ó n d e é s to s . C o m o d i j o G o d w i n , e l L a d i f e r e n c i a e n t r e e s t o s d o s a s p e c t o s d e la v ir t u d — s ig a ­
h o m b r e e s u n s é r s o c i a l . « E n la s o c i e d a d , l o s in t e r e s e s d e m o s la c o s t u m b r e u s u a l y lla m é m o s l o v i r t u d m o r a l e i n t e ­
lo s i n d i v i d u o s s e h a lla n e n la z a d o s l o s u n o s c o n lo s o t r o s y le c t u a l— es q u e m ie n tr a s d e l p rim e r o p u e d e h a cerse un
n o p u e d e n s e p a r a r s e . A l o s h o m b r e s s e le s d e b e d e e n s e ñ a r a s u n t o d e a c o m o d a m i e n t o g e n e r a l, e l s e g u n d o d e p e n d e d e l
a a y u d a r s e l o s u n o s a l o s o t r o s » . E n o tra s p a la b r a s , la a y u ­ t e m p e r a m e n t o y d e la d i s p o s ic i ó n d e l i n d i v i d u o . L a v i r t u d
d a m u t u a e s u n f a c t o r d e la f e l i c i d a d i n d i v i d u a l y e s to s i n t e l e c t u a l p u e d e s e r c o d i f i c a d a y a c e p t a d a c o m o u n s is t e ­
d o s a s p e c t o s d e la e x is t e n c ia d e l h o m b r e s o n in t e r d e p e n - m a d e c r e e n c i a s y c o s t u m b r e s ; p e r o l a v ir t u d m o r a l e s la
d ie n te s . L a e d u c a c ió n es e l p r o c e s o d e su r e g u la c ió n . f u n c i ó n in t e r io r d e l c o n ju n t o f i s i o l ó g i c o y n e r v i o s o d e c a d a
Todas la s p a la b r a s i m a g in a b l e s q u e u s e m o s p a r a e x p r e s a r h om b re. D e s d e e l m o m e n to e n q u e d e un h o m b re d e d e fi­
e l fin d e la e d u c a c i ó n (e n s e ñ a n z a , in s t r u c c ió n , c r ia n z a , d is ­ c i e n t e v i r t u d m o r a l n o p u e d e e s p e r a r s e q u e a p r e c i e la v ir ­

Ayuntamiento de Madrid
1268 CENIT

t u d in t e le c t u a l e n s u v e r d a d e r o v a lo r , la v i r t u d m o r a l t ie n e m e r a a s ig n a tu r a a e n s e ñ a r . L o s n iñ o s p o s e e n u n a r t e , es
p r i o r i d a d f u n d a m e n t a l e n la e d u c a c i ó n . L a p r im e r a p r e g u n ­ d e c i r , u n a f o r m a d e e x p r e s a r s e e llo s m is m o s p o r m e d i o d e
ta e n e d u c a c i ó n , p o r t a n t o , e s la d e c ó m o d e s a r r o lla r m e jo r im á g e n e s v is u a le s y p lá s t ic a s , a p r o p ia d a s a s u e s t a d o d e
la s v ir t u d e s m o r a le s d e l n iñ o , e s d e c i r , c ó m o e d u c a r d e u n a d e s a r r o llo m e n t a l, y e s t e l e n g u a je p i c t ó r i c o d e e llo s e s a lg o
fo r m a m á s e fi c a z la s s e n s a c io n e s f ís ic a s c o n q u e c a d a i n d i ­
q u e e x is te e n su s f a c u l t a d e s y q u e n o p u e d e s e r j u z g a d o
v i d u o s e h a lla d o t a d o p a r a q u e é s ta s m a d u r e n y ll e g u e n a
p o r la n o r m a a d u lta . E s u n m e d i o d e c o m u n i c a c i ó n q u e p o ­
e s e e s t a d o d e t e m p la n z a , a r m o n ía y h a b i li d a d q u e p e r m ita s e e ca d a n iñ o , u n m e d io q u e p u e d e ser u s a d o p a ra d a rn o s
a l i n d i v i d u o s e g u i r la v ir t u d in t e le c t u a l c o n li b r e d e t e r m i ­
u n a id e a d e l n iñ o y p a r a d a r l e a é s te u n a id e a d e l m e d io
n a c i ó n y s e n c ille z .
q u e le r o d e a . E l a r t e n o e s a h o r a u n « e x t r a » : y a s e t e r ­
A r is t ó t e le s s e ñ a ló q u e la v i r t u d m o r a l (la p e r s o n a lid a d
m in ó e l e s c o g e r u n o s cu a n to s n iñ o s e n p o s e s ió n d e lo q u e
ín t e g r a , c o m o d ir ía u n p s i c ó l o g o m o d e r n o ) s e d e s a r r o lló c o m o
s e a c o s t u m b r a b a a lla m a r u n t e m p e r a m e n t o a r t ís t ic o y e d u ­
r e s u l t a d o d e l h á b it o . N o s o t r o s e s t a m o s a c o n d i c i o n a d o s p o r c a r a e s ta p e q u e ñ a m in o r ía a s e r a rtis ta s . N o s o t r o s v e m o s
n a t u r a le z a p a r a a d q u ir ir h á b i t o s , y la f o r m a c a r a c t e r ís t ic a u n a rtis ta e n c a d a n i ñ o , e n u n s e n t id o o e n o t r o , y m a n t e ­
d e n u e s t r o s h á b i t o s e s i n h e r e n t e a la n a t u r a le z a . « N u e s tr a s n e m o s q u e e l e s t ím u lo y u n a a c t iv i d a d c r e a d o r a n o r m a l e s
v ir t u d e s n o s e r e v e la n e n n o s o t r o s p o r n a t u r a le z a n i c o n t r a u n o d e l o s p u n ta le s p a r a e l c o m p l e t o y e q u i l i b r a d o d e s ­
e l l a ; m á s b i e n n o s h a lla m o s a d a p t a d o s p o r n a t u r a le z a a r e ­ a r r o llo d e la p e r s o n a lid a d .
c i b ir la s y a p e r f e c c io n a r l a s c o n l o s h á b i t o s » .
E s t a e s u n a r e v o l u c i ó n a la q u e h a n c o n t r i b u i d o m u c h o s
L a n o r m a d e e s to s h á b ito s , p a r a lo s q u e e s ta m o s a d a p ­
f i l ó s o f o s , p s i c ó l o g o s y m a e s t r o s , p e r o f u é J o h n R u s k in e l
t a d o s p a r a r e c ib i r (e s d e c i r , p a r a s e r e n s e ñ a d o s ) , e s tá f u n ­
q u e s e ñ a ló a n te s q u e n a d ie , q u e la s a c t iv i d a d e s a r tís tic a s
d a m e n t a d a e n la n a t u r a le z a : d e la n a t u r a le z a h e m o s d e t o ­
d e l n iñ o d e b ía n s e r e n t e r a m e n t e v o lu n t a r ia s . J a m e s S u lly ,
m a r e sa n o rm a , y fa m ilia r iz a n d o a n u e stro s n iñ o s c o n e se
f u é e l p r i m e r o e n r e a liz a r e s t u d ia s c o n s i d e r a b le s s o b r e las
p a tr ó n , p e r f e c c io n a r e m o s s u v i r t u d m o r a l y le p e r m it ir e m o s
c a r a c t e r ís t ic a s d e e s ta a c t iv i d a d v o lu n t a r ia . P e r o g r a n d e s p e ­
a lc a n z a r la v e r d a d e r a f e l i c i d a d . E s o n o q u i e r e d e c i r q u e
d a g o g o s , e n t o d o e l m u n d o , s ig u i e n d o la i n ic ia t iv a d e F r o e ­
s o m o s e s c la v o s d e la n a t u r a le z a , s in o q u e s ó l o p o d e m o s e n ­
b e l , e m p e z a b a n a in s is tir s o b r e la i m p o r t a n c ia d e la e s p o n ­
c o n t r a r la lib e r t a d d e n t r o d e e lla . E l h o m b r e li b r e e s u n
t a n e i d a d e n t o d a c l a s e d e e d u c a c i ó n . L a p o s i c i ó n a lc a n ­
h o m b r e d e la n a t u r a le z a , p e r f e c c i o n a d o e n u n s e n t id o d e
c o n d u c t a n a tu ra l. z a d a h o y p o r n osotros im p l i c a la r e i v in d ic a c ió n d e tod a
c la s e d e a c t iv i d a d e s p o n t á n e a . A la a c t iv i d a d a r t ís t ic a le
T a l e s la t e o r ía d e A r i s t ó t e le s : la d e d u j o e n g r a n e s c a la
a g re g a u n p r in c ip io e s p e c ia l e d u c a tiv o .
d e P la t ó n y a P la t ó n h e m o s d e r e c u r r ir p a r a u n a r e l a c i ó n
D e s d e e s t e p u n t o d e v is ta , e l a rte n o d e b e s e r t r a ta d o
d e t a l l a d a d e e s ta n o r m a n a t u r a l y c o m o s o l o m é t o d o e f e c ­
c o m o a l g o e x t r a ñ o q u e h a d e in s e rta r s e a l e s q u e m a g e n e r a l
t iv o d e a d a p t a c i ó n a e lla . P e r o p r i m e r o h a g a m o s n o t a r q u e
d e la e d u c a c i ó n . N i , p o r o t r o l a d o , p u e d e c o n s i d e r a r s e la
la t r a d ic ió n g e n e r a l d e e d u c a c i ó n e n E u r o p a y A m é r ic a ,
e d u c a c i ó n c o m o a l g o q u e p u e d e l l e g a r a s e r c o m p l e t o s in
d e s d e e l R e n a c i m i e n t o , h a o l v i d a d o o f a ls e a d o e s ta t e o r ía
a r t e . E x is t e u n c i e r t o s e n t id o d e la v i d a a l c u a l c o n s i d e r a ­
c lá s ic a d e la e d u c a c i ó n ; p r im e r o , o b s c u r e c i e n d o la c l a r a d is ­
m o s c o m o b u e n o , y la a c t iv i d a d c r e a d o r a q u e lla m a m o s
t in c i ó n e n t r e la v i r t u d m o r a ] y la i n t e l e c t u a l; d e s p u é s , h a ­
a r t e le e s e s e n c i a l. L a e d u c a c i ó n n o e s n a d a m á s q u e u n a
c i e n d o c a s o o m is o d e la p r i o r i d a d e n la v i r t u d m o r a l, in ­
i n i c i a c i ó n e n e s t e s e n t i d o d e la v id a y c r e e m o s q u e e s a
t e n t a n d o i n c u lc a r la v i r t u d in t e le c t u a l e n c e r e b r o s q u e n o
h a n r e c i b i d o la p r e p a r a c i ó n n e c e s a r ia . i n i c i a c i ó n n o p u e d e a lc a n z a r m a y o r é x it o q u e a tr a v é s d e l
e j e r c i c i o d e l a rte .
S o la m e n t e a u n c ú m u l o d e b o n d a d e s s e p u e d e tra n s m itir
c o n s e g u r id a d el co n o c im ie n to : t r a n s m it ié n d o lo a lin a je s E l a r t e , p o r t a n to , e s u n m e d io d e e d u c a c i ó n , n o u n a
d e s e q u i l i b r a d o s , in m a d u r o s , n e u r ó t ic o s , d a m o s f u e r z a a im ­ n u e v a a s ig n a tu r a p a r a s e r e n s e ñ a d a o c o m o m é t o d o p a r a
p u ls o s q u e p u e d e n s e r e n s í m is m o s m a lo s y c o r r u p t o s . e n s e ñ a r c u a l q u i e r a d e e lla s . P o r e s te p u n to d e v is ta d e l
r o le e d u c a t i v o d e l a r t e n o p o d e m o s r e c la m a r o r ig in a lid a d
a lg u n a : n o h a c e m o s m á s q u e r e p e t i r e n t é r m in o s m o d e r n o s
l o s i d e a le s q u e e x p r e s ó P la tó n h a c e v e i n t i c u a t r o s ig l o s . Y
c u a n d o d e c i m o s q u e r e p e t i m o s e s t o s i d e a le s e n t é r m in o s m o ­
2 .— E L PATRON EN LA NATURALEZA d e r n o s , n o q u e r e m o s d e c i r q u e e s t a m o s a d a p t a n d o la s id e a s
d e P la t ó n a la s n e c e s i d a d e s m o d e r n a s . N o e s t a m o s f a ls e a n ­
d o s u s ig n i f i c a d o o i n t e n c i ó n e n n i n g ú n s e n t id o . C u a n d o
L a c r e e n c i a d e q u e e l p a t r ó n d e la v i r t u d m o r a l h a d e
P l a t ó n u s a t é r m in o s a b s t r a c t o s ta le s c o m o a r m o n ía , g r a c i a
b u s c a r s e e n la n a t u r a le z a p a r e c e e n v o l v e m o s e n u n a e x c u r ­
y r it m o , y c u a n d o n o s o t r o s usam os lo s m is m o s t é r m in o s
s ió n c i e n t í f i c a a l a b o r d a r n u e s t r o a s u n t o . L o s c o n c e p t o s la n -
a b s t r a c t o s , q u e r e m o s e x p r e s a r e x a c t a m e n t e e l m is m o s ig n i ­
z a d o s p o r c ie rto s h o m b re s d e c ie n c ia n o s h a n p e r ju d ic a d o
f i c a d o . E s s o la m e n t e c u a n d o u s a m o s t é r m in o s m á s e s p e c í ­
t a n t o q u e n o s d a m o s p o r s a t is fe c h o s e n a b a n d o n a r la « n a t u ­
f i c o s t a le s c o m o m ú s ic a , p in t u r a o a r q u i t e c t u r a q u e d i v e r ­
r a l e z a » a la c i e n c ia y p r e s u m ir d e q u e e l « a r t e » es a l g o e x t r a ­
g i m o s u n p o c o d e P la t ó n e n q u e n o s o t r o s ilu s t r a m o s n u e s ­
ñ o a la N a tu r a le z a . C i e n c i a q u i e r e d e c i r m e d id a y c la s if ic a c ió n ,
t r o s ig n i f i c a d o c o n n u e s t r a m a y o r c a n t i d a d d e e x p e r ie n c ia .
l o q u e s e lla m a « m é t o d o c i e n t í f i c o » o a n á lis is. E x is t e s o la ­
E s to n o q u ie r e d e c ir q u e n os e n co n tra m o s m á s c e r c a d e
m e n t e u n « m é t o d o » y m á x im a , e l c u a l i n c l u y e e n su c a m ­
la v e r d a d q u e P la t ó n , p e r o ten em os d e r e c h o a r e c la m a r ,
p o a la c i e n c i a ; q u i e r e d e c i r t a m b ié n s ín te s is ( l a a p r e h e n ­
s i e s q u e t e n e m o s a lg u n a f e e n la e v o l u c i ó n h u m a n a , q u e
s i ó n y c o m p r e n s i ó n d e l t o d o y d e su s r e la c io n e s , e l t r a b a jo
e l u s o q u e p o d e m o s h a c e r d e a r t e s tales c o m o la m ú s ic a ,
cte la i m a g in a c i ó n y d e la a c t iv i d a d c r e a d o r a ) , e n u n a p a ­
la p in t u r a o la a r q u it e c t u r a , e s p o s i b l e m e n t e m ayor que
la b r a , u n a c c e s o a la r e a l i d a d s u b je t i v a y s e n s o r ia l; y e s te
p a r a P la t ó n . P e r o s ó l o p o s i b l e m e n t e . P u e s ¿ q u é e s la h i s t o ­
a s p e c t o d e la m á x im a p u e d e lla m a r s e m é t o d o d e a rte o
r ia d e l m u n d o m o d e r n o , u n m u n d o ta n r i c o p o t e n c i a lm e n ­
« m é t o d o e s t é t i c o » . C o m o ta l, d e b e c o n s id e r a r s e u n in s tr u ­
t e , s in o u n a r c h iv o d e p o s i b i l id a d e s ir r e a liz a d a s , d e o p o r ­
m e n t o in d is p e n s a b le d e la e d u c a c i ó n y d e s d e q u e e l m é t o d o
t u n id a d e s f a l l i d a s ? S o b r e e l o b s c u r o o b j e t o d e la m ú s ic a
c i e n t í f i c o n o e n t r a d e n t r o d e la c a p a c i d a d m e n t a l d e l n iñ o
g r i e g a n o s e c o n o c e m u c h o ; p e r o n i s iq u ie r a n u e s t r o s c lá -
y e l m é t o d o e s t é t i c o e s n a tu r a l e n é l, h e m o s d e v o l v e r al
s ic o s s e h a n a v e n t u r a d o a p r o c l a m a r q u e la m ú s ic a g r ie g a
a rte c o m o ú n i c o m e d i o d i s p o n i b l e p a r a lo s p r im e r o s p a s o s
f u e r a a lg o a sí c o m o u n a s u n t o p r i m it i v o e n c o m p a r a c i ó n
d e la e d u c a c i ó n .
c o n la m ú s ic a d e B a c h , d e M o z a r t . d e B e e t h o v e n . P e r o ¿ q u é
D u r a n t e lo s ú lt im o s c i n c u e n t a a ñ o s s e h a p r o d u c i d o u n a
u s o p r o p o r c io n a l h e m o s h e c h o n u n c a d e e s te a rte m o d e r n o
r e v o l u c i ó n e n t o d o e l m u n d o e n la a p r e c i a c i ó n d e l a r t e d o
d e e d u c a c i ó n ? N u e s tr a m ú s ic a , c o m p a r a d a c o n la m ú s ic a
lo s r a n o s ; p o c o a p o c o h e m o s l l e g a d o a c o m p r e n d e r q u e e n
g r i e g a , e s u n a v e r d a d e r a e x p a n s ió n d e la s e n s ib ilid a d h u ­
el a rte ten em os un in s t r u m e n t o de e d u c a c ió n y no una
m a n a . P e r o ¿ q u é lu g a r p r o p o r c i o n a d o o c u p a e n n u e stra s

Ayuntamiento de Madrid
A h o r a , d i c e P la t ó n , e x is t e n e n e l m u n d o f í s i c o q u e p e r ­
e s c u e l a s ? T e n e m o s e u r ít m ic a , e s v e r d a d , y h a g a m o s h o n o r
c i b i m o s a t r a v é s d e n u e s t r o s s e n t id o s c i e r t o s r it m o s , m e l o ­
a D a l c r o z e , q u i e n p a r t ic u l a r m e n t e e n e s t e a s p e c t o , n o s h a
d ía s y r e l a c i o n e s a b s t r a c t a s q u e p e r c i b i d a s l le v a n a u n a
l l e v a d o a l c a m in o r e c t o . P e r o i n c l u s o e n es a s e s c u e la s q u e
m e n t e d e s p e j a d a s e n s a c io n e s d e p l a c e r . D e m o m e n t o n o n o s
s e h a n c o n s a g r a d o p o r c o m p l e t o a l d e s a r r o l lo d e l o s id e a ­
h a c e fa lt a c o n s i d e r a r « p o r q u é » e x is t e n e s t o s r it m o s y r e ­
le s d e D a l c r o z e , d e b e d u d a r s e s i e n r e a l i d a d h e m o s l l e g a ­
l a c i o n e s : e l l o s f o r m a n s im p l e m e n t e p a r t e s d e l m u n d o . P e r o ,
d o ta n le jo s c o m o e l m é t o d o e d u c a t i v o p r o y e c t a d o p o r P la ­
a ñ a d e P la t ó n , s i p o d e m o s a s o c ia r l a s e n s a c i ó n c o n c r e t a d e l
t ó n a b a s e d e la m ú s ic a p r im it iv a g r ie g a .
p l a c e r d a d o p o r e s to s r it m o s y r e l a c i o n e s c o n l o b u e n o , y
L a e x p o s i c i ó n h e c h a p o r P la t ó n s o b r e u n a f o r m a d e e d u ­ la s e n s a c ió n c o n c r e t a d e l d o lo r d a d o p o r la s c u a l i d a d e s
c a c i ó n e s t é t ic a e s tá e x p l i c a d a d e u n a f o r m a s im p le . E n u n a o p u e s t a s d e d e s a r m o n ía y f e a ld a d , c o n e l m a l ; s i p o d e m o s
p a la b r a , u n o n o p u e d e h a c e r n a d a m e jo r q u e t r a d u c ir las h a c e r e s t o d e u n a f o r m a s is t e m á t ic a e n los p r im e r o s a n o s ,
p r o p i a s p a la b r a s d e P la t ó n . « N o s o t r o s d a m o s ta n g r a n i m ­ c u a n d o la m e n t e i n f a n t il a ú n e s tá a b i e r t a a t a le s in f l u e n ­
p o r t a n c ia a la e d u c a c i ó n m u s ic a l — l e h a c e d e c i r a S ó c r a ­ cia s , e n to n c e s h a b re m o s s e n ta d o una a s o c ia c i ó n e n t r e los
tes e n la R e p ú b l i c a ( I I I , 4 0 1 - 2 )— p o r q u e e l r it m o y la a r­ s e n t im ie n t o s n a t u r a le s y e s p o n t á n e o s y u n a c o n d u c t a e l e ­
m o n í a p e n e t r a a l o m á s r e c ó n d i t o d e l a lm a , y s e a p o d e r a g a n t e y n o b l e . P a ra q u e n o s e p ie n s e q u e e s t o y c a r g a n d o a
f u e r t e m e n t e d e e l l a , d e r r a m a n d o la g r a c i a e n s u c u r s o . L e P l a t ó n m á s d e l o d e b i d o , p e r m ít a s e m e c it a r su s p a la b r a s
d a esa g r a c ia a un h om bre s i és te e s tá d e b id a m e n t e t e x t u a le s ta l y c o m o h a n s i d o t r a d u c id a s p o r e l p r o f e s o r
ed u cad o; p ero al c o n t r a r io , s i n o lo e s t á ». P la tó n
T a y lo r :
d e s c r i b e d e s p u é s , e n l o q u e n o s o t r o s lla m a m o s im p o r t a n ­
« Y , p o r c o n s i g u ie n t e , l o q u e d i g o e s e s t o : e l p r i m e r c o ­
te s d e t a lle s p s i c o l ó g i c o s , l o s e f e c t o s e x a c t o s q u e e l r it m o
n o c im i e n t o in fa n t il e s e l d e l p l a c e r y e l d o l o r ; é s te e s e l
V la a r m o n ía p r o d u c e n e n u n c e r e b r o e n d e s a r r o llo . N o
d o m i n i o d o n d e e l a lm a a d q u ie r e su s p r im e r o s v i c io s y v i r ­
a tr ib u y e e s ta s c u a l i d a d e s , c o m o s e s o s t i e n e m u y a m e n u d o
t u d e s ... P o r e d u c a c i ó n q u i e r o d e c i r b o n d a d e n la f o r m a
e n la d i s c u s i ó n d e s u s t e o r ía s s o b r e l a e d u c a c i ó n , a la m u -
q u e e s a d q u ir i d a a l p r i n c i p i o p o r e l n iñ o . E n e f e c t o , si
<rica s o la m e n t e . D i c e q u e la s m is m a s c u a l i d a d e s « e n t r a n e n
p l a c e r y g u s t o , d o l o r y d is g u s t o , s e a lin e a n e n e l a lm a e n
g r a n p a r t e e n la p in t u r a y s im ila r e s a r t ific io s , e n e l t e ji d o y
s u v e r d a d e r o s e n t id o a n t e s d e q u e s e h a y a a l c a n z a d o la
e n e l b o r d a d o , e n la a r q u it e c t u r a , a sí c o m o e n la c o n f e c ­
e d a d d e c o m p r e n s i ó n , g r a c ia s a u n a t e m p r a n a d is c ip lin a e n
c i ó n d e u t e n s ilio s e n g e n e r a l, e n l a c o n s t i t u c i ó n d e lo s
l a s c o s t u m b r e s a p r o p ia d a s , e s ta c o n c o r d i a , c o n s i d e r a d a c o m o
c u e r p o s a n im a d o s y d e t o d a s la s p la n ta s , p u e s e n t o d a s e s ­
u n t o d o , e s la v ir t u d . P e r o s i s e c o n s i d e r a u n s o l o f a c t o r
ta s c o s a s e n c u e n t r a n e s p a c i o la g r a c ia y la g r o s e r ía » , i
e n e l l o , e l b i e n d i s c ip l i n a d o e s t a d o d e p l a c e r y d o l o r p o r
a ñ a d e , y a q u e l l e v a s ie m p r e e n la i m a g in a c i ó n e l c u a d r o
e l q u e u n h o m b r e , d e s d e s u s p r i n c ip i o s , d e t e s t a r á l o q u e
n e g a t i v o , q u e « la a u s e n c ia d e la g r a c ia , d e l r it m o y d e la
d e b e d e t e s t a r s e y p a la d e a r á l o q u e d e b a p a la d e a r s e , s i se
a r m o n ía , e s t á in t im a m e n t e r e l a c i o n a d a c o n u n m a l e s t i l o y
a is la e s te f a c t o r y s e le lla m a e d u c a c i ó n , s e le lla m a r á p o r
con u n m a l ca rá cter».
su p r o p io n o m b r e .»
E s t a t e o r í a d e P l a t ó n e s t a n s im p l e y c o m p r e n s i v a q u e
P la t ó n , a c o n t i n u a c ió n , ilu stra su s a r g u m e n t o s d e la f o r ­
r e a lm e n t e n o h a c e f a lt a q u e s ig a m o s d i s c u t ié n d o la . L a m u -
m a s ig u i e n t e : « N o h a y c r ia t u r a e n e l m u n d o q u e p u e d a
s ic a , la p in t u r a , l a c o n f e c c i ó n d e o b je t o s ú t ile s , t o d o e s to ,
m a n t e n e r i n m o v i l i z a d o s u c u e r p o o s u v o z : é s ta s tra ta n p e r ­
p u e s t o c o m o b a s e s d e n u e s t r o s m é t o d o s d e e d u c a c i ó n , in ­
p e t u a m e n t e d e h a c e r m o v i m ie n t o s y r u id o s . B r in c a n y sa l­
f u n d ir á e n e l n i ñ o u n a g r a c ia y a r m o n ía q u e le d a r á n n o
ta n , b a ila n y r e t o z a n p o r d e c i r l o a sí, c o n a l e g r ía , y n u e ­
m e r a m e n t e u n a a p a r ie n c ia n o b l e , s in o t a m b i é n u n n o b l e c a ­
v a m e n t e l a n z a n g r ito s d e t o d a c la s e . L o s a n im a le s e n g e ­
r á c t e r ; n o s o la m e n t e u n c u e r p o g r a c i o s o , s in o t a m b ié n u n a
n e r a l n o t ie n e n s e n t i d o d e o r d e n o d e s o r d e n e n e s t o s m o ­
m e n t e s o b r ia . H a r á e s t o , d i c e P la t ó n , m u c h o a n te s d e q u e
v i m i e n t o s , n i t a m p o c o id e a d e l o q u e n o s o t r o s lla m a m o s
e l n i ñ o s e a c a p a z d e r a z o n a r , q u e i n c u lc a r á l o q u e é l lla m a
r i t m o o m e l o d í a . » P e r o e l h o m b r e , c o n t i n ú a P la t ó n s e ñ a ­
« i n s t i n t o d e r e l a c i ó n » , y e s p r e c i s a m e n t e d e e s te in s tin t o q u e
l a n d o , s e d i s t i n g u e d e l r e s t o d e l a c r e a c ió n a n im a l p r e c i ­
d e p e n d e la r a z ó n . P o s e y e n d o e s t e in s t in t o , e l n iñ o n u n c a
sa m e n te p o r e l h e c h o d e q u e p o s e e u n s e n ü d o e s té tic o , e l
h a rá m al ni de hech o ni d e in t e n c i ó n .
c u a l d e f in e é l c o m o « e l p o d e r d e p e r c i b i r y d e g o z a r d e l
A es ta s a ltu ra s t a l v e z d e b e r í a e x p l i c a r l o q u e P la tó n q u i ­ r it m o y d e la m e l o d í a .» U n i d e s t e p o d e r d e p e r c e p c i ó n
s o d e c i r p o r « i n s t i n t o d e r e l a c i ó n » , p u e s e s t o e s p r e c is a m e n ­ e s té tica al p o d e r d e d is c r im in a c ió n e n tre e l b ie n y e l m al
t e e l f u n d a m e n t o d e s u t e o r ía s o b r e la e d u c a c i ó n , u n c o n ­ y e n t o n c e s s e h a b r á a l c a n z a d o e l o b je t i v o m á s f u n d a m e n ­
c e p t o , a d e m á s , q u e n u n c a a b a n d o n ó a tr a v é s d e l d e s a r r o llo tal d e la. e d u c a c i ó n .
d e e s t e p e n s a m i e n t o . L a t e o r ía , t a l y c o m o la h e e x p l i c a d o ,
p r o v ie n e d e « L a R e p ú b l i c a » . E s t a f u é u n a o b r a d e J o s p r i ­ T a l e s la t e o r ía d e P la t ó n s o b r e la e d u c a c i ó n , y m e p a ­
r e c e s e r e le m e n t a l s im p l e y p a lp a b l e m e n t e v e r d a d e r a . ¿P o r
m e r o s a lb o r e s d e la m a d u r e z d e l f i l ó s o f o . T r e i n t a a ñ o s m ás
t a r d e , a la e d a d d e s e te n ta , P l a t ó n e s c r i b ió s u s « L e y e s » , q u é e n l o n c e s , h a d e o f r e c e r ta le s d i f ic u l t a d e s y , d e s í, i n ­
c o m p r e n s ib ilid a d a lo s e d u c a d o r e s m o d e r n o s ? E l p r o fe s o r
lib r o q u e h a d e s c r ito e l p r o fe s o r T a y lo r c o m o « e l m e n o s c o ­
n o c i d o g e n e r a lm e n t e d e l o s p r in c ip a l e s t r a b a jo s d e P l a t ó n » , T a y lo r , e n su I n tr o d u c c ió n a su t r a d u c c ió n d e «L a s L e y e s » ,
y s in e m b a r g o « e n m u c h o s a s p e c t o s e s s u o b r a m á s t íp i c a » . o f r e c e la e x p l i c a c i ó n : « P a r a P la t ó n , c o m o v e r d a d e r o g r i e g o ,
(T h e L a w s o f P la to . T ra n s. i n t o E n g lis h b y A .E . T a y l o r , la f e a l d a d d e la c o n d u c t a , q u e e s t á m o r a lm e n t e f u e r a d e
M . A . , D . L i t t ., L L . D . , L o n d o n , J .M . D e n s & S o n s , 1 9 3 4 ). lu g a r , e s e l m á s p r o m i n e n t e h e c h o a c e r c a d e e l l o , y la
b e lle z a d e s a n t i d a d , s i s e n o s p e r m i t e la f r a s e b íb lic a , es
A q u í, e n e l li b r o s e g u n d o , e n c o n t r a m o s su t e o r ía d e la
e d u c a c i ó n p o r m e d i o d e l a r t e , tr a n s c r it a e n t é r m in o s i n c o n ­ a l g o m á s q u e u n a m e t á f o r a . A ju z g a r p o r e l t o n o d e b u e n a
f u n d i b l e s ; « t r a t a d a — c o m o d i c e e l p r o f e s o r T a y l o r — c o n un a p a r t e d e n u e s t r a lite r a tu r a , n o s o t r o s s o m o s m e n o s s e n s it iv o s :
p r o f u n d i d a d p s i c o l ó g i c a a la q u e « L a R e p ú b l i c a » n o o p o n e p a r e c e q u e s o m o s u n p o c o le n t o s e n p e r c i b i r la f e a l d a d y
m a l e f i c e n c i a c o m o ta le s , o m á s b i e n p r o n t o s a a d m i t i r el
p a r a le l o » . L a t e o r ía , s e g u i r é m a n t e n ie n d o , e s tan s im p le
c o m o v e r d a d e r a . E s e s t o : q u e e l o b j e t i v o d e la e d u c a c i ó n « a r t e » d e la g r a n p e r v e r s id a d . T a l v e z s e ria u n a d i s c ip l i n a
d e b e r í a s e r e l d e a s o c ia r lo s s e n t im ie n t o s d e l p la c e r c o n lo s a l u d a b l e c o n s i d e r a r d e t e n i d a m e n t e s i e s ta d i f e r e n c i a d e
q u e e s b u e n o , y l o s s e n t im ie n t o s d e d o l o r c o n l o q u e es s e n t im ie n t o s s e r ía d e b i d a m e n o s a u n a c o n f u s i ó n p o r p a r t e
m a lo . A h o r a e s t o s « s e n t im i e n t o s » s o n e s t é t ic o s , h e c h o q u e d e P la t ó n e n t r e l o b e l l o y l o m o r a lm e n t e b u e n o q u e a u n a
s e ria e v i d e n t e p a r a l o s g r i e g o s . L a p a la b r a « e s t é t i c a » , c o m o f a lt a d e c ie r t a p e r c e p c i ó n e s t é t i c a e n n o s o t r o s .»
la u s a m o s n o s o t r o s , s u e n a a fr í a y a b s t r a c t a , p e r o i n d i c a
u n a r e l a c i ó n q u e p a r a lo s g r i e g o s e r a r e a l y o r g á n i c a : u n a H E R B E R T R EA D
p r o p i e d a d d e la s r e a c c io n e s fi s i o l ó g i c a s , la c u a l s e r e v e la e n
(T r a d . J. R u íz .) . .
el proceso de la p e r c e p c ió n .

Ayuntamiento de Madrid
1270
CENI T

'N Estados Unidos hace tiempo que ha


oarmassans?
dejado de hablarse de un tema, el de los
-'Platillos voladores», que hubo momento
que llego a alcanzar grandes proporcio­
nes. Díanos y revistas publicaban con-
inuamente noticias, comentarios v
extensos artículos en los que se afir­
s ™ ea r , ‘ oso' r s , r “ • H S 2 S
maba que muchas personas habían visto
ticas a eso, , W n ar 61 eJSpaCi0 a velocidades fantás-
ca se incandescentes. Sin embargo, nun­
ca se ha dicho concretamente ni lo que son ni de
dónde proceden. Al cabo de seis años, e i públic¿ s « u e
revelacíón!Sma mCÓgnUa que cl d,a en A » » * £ ? £

negocios
negocios K e í Ü HArnold, residente
Iíenneth E' COn° Cido h® b rIdaho
de Boise e de

mienrtoseSeeIvíeríoAv np0^ E ^ d Pf° Seedora de conoc'-

v S S S . SP“ '° * 8ran y extraordinaria


Entre las noticias divulgadas por la prensa v los
t o mm£ ‘ot“ “ a lg m ° “ tibros publicados en Es á-
o ° L Z ‘ i¿ au S “““
n m o s ** "• P "«
fnrmni* epeticion de denuncias semejantes, a veces
formuladas por aviadores y técnicos que inspiraban El periódico «Los Angeles Examinen, publicaba el
f P aií ’ y la, insistencia con que la prensa pedía que 4 de febrero de 1947, que la «primera» fotografía dé los
se aclarase el fenómeno hizo que las autoridades
tomasen cartas en el asunto. autoridades S a n Z n K ' 108 V° ,ad0reS' ia -h a b í a to S J K
^ k Ryman- quien estimaba que el objeto
El 9 de agosto del mismo año 1947, la Cuarta Fuerza fotografiado viajaba a unos 2.500 metros de altura v
Aérea de Estados Unidos negó la e x i s l e n c t £ i?« a aliededor de 900 kilómetros por hora
“ platillos voladores», declarando que no habla base nnñ!lfldÍ V Íg? Íente aPareció I» foto en el diario acom-
“ V W T f í 0. Pa, a Creer e" lales objetos. base L f ada f e,., os slSuientes grandes titulares: ../Qué es
n i „ ^ , diciemb, e de 1949, la citada Fuerza Aérea esto, «platillos voladores» a 2.500 metros de altura-
fotografia os por Yeoman Frank Ryman».
Necesarias
necesai revePMargad(?
ías, leveló, 4° haCer
en el curso las A
de una c olni gf earc^i omn e,io
s
iíp 1«ú ?imreS”i?de L° S AnSeles escribía el 27 de abril
prensa en Washington, que no era posible decir con fidnd h' fu e rza Aérea no ha desechado la posibi-
naves
naves deal'eún0^
de algún país mtídÜS -"PlatÍll0S
extranjero. Se ha voladoi'es.
designado nsean
un

CommanH agentes lécn¡cos secretos del Air Material


Command para que estudie los informes sobre los
misteriosos objetos. Se han investigado unos 240 infor
- f e s
mes sobre «platiilos voladores» vistos en Estados
Lmdos y 30 recibidos de otros países. En el 30 °/ de
y E s . ? : . a i t o os casos se trata de fenómenos atmosféricos me­
teoros y balones de estudio e investigación £
— es,0í in' ormes 110 «i ín frfi CÓS-“ 1C0S- Del 70 % restante se espera encontrar
justificación razonable para otro 30 % . El otro 40 <y
permanece todavía en el misterio». %

una velocidad de 80 kilómetros más oue la d T i»

Ayuntamiento de Madrid
bleciendo matemáticamente el hecho de que energía hipótesis de que otios seres millones de años más an­
y materia son la misma cosa «el Dr. Einstein ha avan­ tiguos hayan podido pensar y ejecutar lo que ahora
zado un paso más. Ha resuelto una serie de ecuaciones nos proponemos nosotros?
que, en su opinión, expresan toda la relación del Nadie podra negar tal hipótesis, máxime cuando
universo físico. Particularmente descubren la rela­ apenas conocemos nada de lo que existe a millones
ción existente entre la gravitación y la fuerza elec­ de kilómetros de distancia. Todo lo que hasta ahora
tromagnética que nos envuelve” . sabemos de los planetas más próximos al nuestro no
Ya antes de estas revelaciones de Einstein, el 23 de es suficiente para rechazar la idea de que en esos
noviembre de 19-49, la revista «Variety» de Nueva mundos existan seres vivos. Se alegará, por ejemplo,
York había insertado un artículo de Frank Scully, que la atmósfera de Marte no es propicia para nues­
autor del discutido libro «Behind the Flying Saucers», tra vida, que el hombre no podría vivir en ella; pero
en el que daba detalles que indicaban que los «plati­ eso no arroja ninguna luz ni sirve para afirmar que
llos, voladores» viajaban sobre líneas de fuerza magné­ ningún otro tipo de ser pueda tampoco vivir.
tica y, por consiguiente, podían venir de un planeta En la profundidad de los mares no pueden vivir el
com o Venus y regresar al punto de partida en una hombre ni los animales terrestres y sin embargo en
hora. ese medio existe una multitud de seres distintos. De
A su vez, en el «Daily New» de Los Angeles, el igual forma que los diversos habitantes de nuestro
Comandante Robert B .' McLaughlin manifestaba, el planeta se adaptaron, en el curso de la evolución, al
23 de febrero de 1950, que los «platillos voladores» medio en que les tocó existir, así, otros seres puede
eran realmente «naves del espacio procedentes de que vivan en distintos mundos, adaptados a las con­
otro planeta». McLaughlin es un experto en proyec­ diciones que prevalezcan en cada uno de ellos.
tiles dirigidos. No es, por tanto, negando la existencia de seres
Abundando en la creencia de que eran visitantes de vivos y dolados de inteligencia en otros planetas
otros planetas, «El Nacional» de México daba a cono­ como podremos llegar a una conclusión acerca del
cer el 9 de marzo las manifestaciones de un científico origen de los «platillos voladores». Son consideracio­
mexicano según el cual los «platillos voladores» pro­ nes más simples las que pueden orientarnos lleván­
cedían de Marte y eran tripulados por seres marcia­ donos a una idea más precisa que las expuestas hasta
nos, como se confirmaría en un futuro próximo. la fecha.
Las columnas de los periódicos y revistas del mundo •
entero se llenaron de noticias semejantes, pero nadie I.a ola —llamémosla así— de «platillos voladores»
ha dicho autorizadamente algo que sea verdadera­ se produjo en los tres añbs siguientes a la termina­
mente concreto. Los «platillos voladores» han desapa­ ción de la segunda guerra mundial. Los objetos vistos
recido del cielo y la gente se va olvidando del aconte­ en el espacio por distintas personas y en diferentes
cimiento, sin haberse enterado de lo que eran ni de lugares viajaban siempre de este a oeste y a gran
dónde provenían. altura. Desde hace más de dos años no se han vuelto
a ver «platillos voladores».
¿ V IS IT A N T E S D E O T R O S M U N D O S? Es lógico suponer que si tales naves del espacio
Si aceptamos la teoría de la igualdad de energía y hubiesen procedido de otro planeta, algunas por lo
materia, y tenemos en cuenta que hay innumerables menos habrían llegado a aterrizar, acaso en medio de
mundos, planetas y astros en el universo, muchísimo una ciudad, o se hubiesen aproximado más dete­
más antiguos que la tierra, habremos de admitir que niéndose a baja altura para observar, ya que éste
pueden existir en ellos seres mucho más antiguos que habría sido sin duda el objeto de su viaje.
el hombre, aunque su form a y su naturaleza difieran Esta sola razón sería suficiente para desechar tales
por completo de las del ser humano. Del mismo modo, presunciones. Pero hay más: caso de existir seres
ninguna buena razón poseemos para negar la posible con inteligencia para haber creado un medio de trans­
existencia de civilizaciones que Antecedan a la nues­ portarse hasta nuestro planeta, aun cuando . alguna
tra en millones de años. Ahora bien, si en alguno de circunstancia no les fuese posible descender más ni
los mundos anteriores a la formación de la tierra detenerse, habrían tratado de lanzar cualquier apa­
existen criaturas dotadas de inteligencia y de facul­ rato de exploración, dejando alguna señal que nos
tades, como el hombre, para desarrollarla, ¿con qué indicase su origen.
fundamento aseguraremos que sean incapaces de Supongamos que nosotros llegásemos a la mismu
visitarnos? ¿Por qué no podrían haber logrado cruzar proximidad de la luna que los «platillos voladores»
las enormes distancias interespaciales que los sepa­ llegaron de la tierra. Es indudable que, de no poder
ran de nuetro planeta, cuando nosotros mismos esta­ descender y detenernos, por lo menos arrojaríamos
mos estudiando la posibilidad de llegar a Marte, a algún objeto —algún globo o aparato especial— pre­
Venus o a la Luna? Ahí están las declaraciones del visto para tal circunstancia.
Dr. Wernher Von Braun y de un grupo de notables Sin necesidad de más razonamientos, hemos dé aban­
científicos de Estados Unidos y de otros países que donar la idea de que los «platillos voladores» sean
creen en la realización del viaje a la Luna y trabajan de origen interplanetario.
para llevarlo a cabo. Si el hombre es capaz de seme­
jante hazaña, si, com o se da por seguro, podemos ¿A R M A S SE C R E TA S?
crear un satélite artificial que gire alrededor de la
tierra en su propia órbita y que nos sirva de escala No es fácil penetrar en los llamados «secretos mili­
y de trampolín para continuar desde él nuestra excur­ tares» que cada país custodia. Hagamos, sin embargo,
sión a través de la inmensidad, ¿por qué rechazar la algunas consideraciones.

Ayuntamiento de Madrid
1272
CENIT

Recordemos, en primer lugar, que, durante la últi-


ailténlicos que los científicos admiten la posi­
mundia1’ Hitler P'dió a sus ejércitos que bilidad de que Rusia haya llevado a cabo descubri­
m.Avn Un° S T 8?® más y estaría Armiñada una mientos similares, pero en grado mucho más
2 ™ ''“ . que 5a n a la victoria a Alemania en avanzado...
v n p r fÜ v Pomendo en relación esto con el desarrollo
y peí feccionamiento alcanzados por los técnicos v Es indudable que Estados Unidos tampoco se ha
hombres de ciencia alemanes en la creación S pro7 quedado atrás en el desarrollo y perfeccionamiento
de naves, cohetes y proyectiles. La energía atómica
í n ? Í S Kirig,d° S’ se comPrende fácilmente que lo lia sido aplicada, en una u otra forma, a diversidad
S t ü l í s vol nP, l T r a n v \ SeríS alg0 semejante a los de armas, entre ellas submarinos. Aunque se conocen
mío « A ' Fué lambién Hitler el primero algunas, es natural suponer que otras, probablemente
que pensó en la construcción de un satélite artificial
las mas sorprendentes, permanezcan en el misterio
f f i c h ^ T fnleded0r I 6 Ia Uerra en su P^Pia órbita. amparadas por el secreto militar. Entre las últimas
f ía b S n S o n n especiallstas germanos que se hallaban
trabajando en esos proyectos fueron hechos prisione- dadas a conocer por el gobierno norteamericano
ngura una cuya existencia fué revelada el pasado
servicio. 7 deSde ent° nCeS se encuentran a su ¿ o de agosto. Se trata de un proyectil defensivo, guia­
do electrónicamente, que puede elevarse, lanzarse en
Un° de esos técriicos alemanes, el picada deslizarse lateralmente, dar vulta en redondo
Dr. W ern \on Braun, que actualmente está en Esta­
dos Unidos, quien ha construido los gigantescos cohe- } cambiar de dirección para atacar a cualquier avión
e c o r , o añ a!C'anZad0 máS de ^*-000 metros de altura irnTng°c-qlle trate de Hegar a territorio de Estados
J con los cuales asegura que puede llegar a otros unidos. Esta nueva arma mide seis metros de largo
o0 centímetros de diámetro, y pesa 4.600 kilos. Las
un satéfite níí, 1 raun declarad0 que para construir instalaciones para guiarla están construidas en gale­
sóín np!>os■? S " e mas alla de la zona de gravitación nas subterráneas. 8
sólo necesita cuatro mil millones de dólares; lo de­
más teóricamente, lo tiene resuelto. Esto nos da una Inglaterra y otros países también han llevado ade-
idea de lo avanzado que llevaban el proyecto los ale- í l ? Sf '0yeCl08( atómicos y se han dedicado en los
inanes y los conocimientos que sobre el asunto deben S r T .a Perfeccionar modelos de aviones super­
tener los compañeros del Dr. Von Braun que se en­ sónicos, cohetes y armas que mantienen en secreto.
cuentran en Rusia. Lada nuevo invento o perfeccionamiento de naves
m¿ntpPha«C? y,, proyectiles construidos, necesaria-
Actualmente se cree que los rusos van a la cabeza
del mundo en el desarrollo de naves del espacio v ser aceptado*' * “ * ^ sometido a Pruebas, antes de
proyectiles dirigidos desde tierra, que alcanzan velo­
r ^ an?,Cn h n° ^Uede, Penetrar en los secretos milita-
cidades increíbles. I.ógico es suponer que tanto con ’ Pe ,° ha vlsto «platillos voladores., y sabe que no
unas como con otros se hayan hecho experimentos. son visitantes de otros mundos sino objetos de núes”
Por otra parte, el 11 de febrero de este año, el perió­ tío propio planeta, lanzados al espacio en pruebas
dico ...Star» de Toronto dejó saber que el Gobierno experimentales, desde uno o varios lugares y u„
de Lanada estaba construyendo un «platillo volador.,
(va se le daba este nombre) que alcanzará 2.500 kiló­ L " X hS
3" 1 ,E!, p,“ * 10 ™ ™ «W em eP„té “ e
metros por hora. Un portavoz oficial declaró que el A 0?0reS” no son olra cosa que armas
fn k qU,‘- 6 Si mucho más temibles aún que
proyecto llevaría dos años. El periódico agregaba: la bomba atómica y la bomba de hidrógeno.
«Los informes han sido tan persistentes y aparente-
José de la V E G A

E T N IC A H IB R ID A C IO N
A operancia civilifiadora de los híbridos de" alpdi-^h1^ 0 hf j ugadü el racionalismo su partida
étnicos —de la racialidad mestiza o de ajedi ez, durante más de media historia
impura, diriá la necedad nazi— y de La hibridez racial ha hecho su prueba felizmente
lo que la sociología más fresca llama h°vn i ? miscelanea de sangres e intercambio ac­
la mentalidad móvil y los contactos tivo de ..mores.., en España y en Grecia primero- v
culturales, con el abatimiento de ba­ modernamente, en la Gran Bretaña, los Estados Uni­
rreras y fronteras, la pone en Asia de dos y la América del Sur. Nada hay tan difícil como
manifiesto la oscurada, aunque res­ marinante ¡‘n ü ií ?de“ nuestros
,lia perlencce
plandeciente aún, espiritualidad siria marinante inglés días auténlicamente un
nJ h n f ? aciones’ *íue acabo de mentar, son gaz­
tazo de Chichekli. PPeSenlíZa ''CCÍen,e Volc<ue: pachos, chanfainas o revolturas de pueblos, siempre
desasentados y en peregrinación, unos en su infancia
ccon
o n ¡saulo,
t a u l o -el
pM . t 'l 61 de ®llI2
judaismo el chir,e
los Caifases deIparte
y la jesusismo
doria
Tación8 “ ° aida del Pel° ’ y enlre ésta y a1uella es-
V n *ln«1Za i 1 he.lenism°; el que desbravó al fslam
. a lo~ salvajes feudalistas góticos de las Cruzadas vascular y campechana comunicatividad, la
santa > sacra diversidad, la libertad divinísima, han

Ayuntamiento de Madrid
presidido la química síntesis de tales conglomerados. Damasco dió emperadores al Seplimoncio. Pero, por
El fermento de sus almas inquietas y la agilidad y ello renunció gustativa a ser imperial. Sufrió el yugo de
alacridad de sus talares mercúricos, los defienden khanes caninos, de sultanes y de faraones; pero, desdo
contra la barbarie de cultos y la estrechez de hormas, allí no se encolleró a nadie. Era manufacturera y ar­
y los ha impedido estratificarse. tista y sabia el respeto que merece el trabajo, aun
Siria aporta una nueva demostración al teorema cuando suda para el sumptus de los de la permanente
de Heráclíto, que afuma que el cosmo es un rio, y no merienda. No adoraba al sanguinoso Moloch de los
una montaña y una berrocosidad, estrellada o no. fenicios, ni al ronco y bronco tronco del Jehová
Algo desabrigadamente se ha escrito —yo mismo hebráico; sino a la inmortal Astarté, ante la que so
me constipé constatándolo— que Persia es la Grecia enroscan de voluptuosidad las serpientes, no para
de Asia; lo que no tiene de verdad el menor viso. El estrangularla de homicida amor en sus anillos, sino
Irán está arrojado en una altimesa estéril y langui­ para coronarla de rosarios de gemas y para enredár­
dece en las desolaciones de más de un páramo. Flore­ sele ensogadas al cabello.
ció ahí un imperio, que era una hedentina, además de Todo ello no puede ser más natural en el geo de
una religión cerrada como un calabozo. Poblaron la Siria, y con su gens, genos o genus. Tiene la Venus
rasiplanicie los arios. Irán o Irania vale tanto como siria por almohada los pies del Tauro, sus escarpes;
Arián o Ariana; e iranio, com o ariano. La prole he­ por rozagante cola, el Mar Rojo; por arbotante orien­
reda mendelianamente los defectos de la progenitura. tal, la bifurcación libánica; y por fluido corsé occi­
Los arios eran rezadores y belígeros. Constituían la dental, el piélago de las sirenas, de ojos color de peri-
horda modélicamente amiga del espadeo y la cru- doto. En el barrancal que secciona el país, entre el Lí­
cifericie. bano y el Antilíbano, se arregaza el Litany, de
Grecia y España son las puertas traseras de Europa. perennes linfas y ninfas. A este refugio llegan del
Saltando esas tapias o bardas de corral legalista, han Cáucaso, por Capadocia, caravanas de errantes
salvado la vida y los lares, los fugitivos, de cuantos insumisos, fundaron Gargamis. De los inhóspitos
nos quieren llevar a la fuerza al cielo a los que nos desiertos del Este, vienen insubyugables cananeos y
da vómito el solo pensar que tenemos que ir atados a libérrimos beduinos, que inundan las costas e inventan
él, en verdadera trailla. Por la gatera siriaca han las artes de pesca y de navegar, para criarse y por si
salido haciendo fu, cuantos gatos perseguían ladrando hay que salir de estampida. Parte de esta inmigración
los perros de la apropiación y de la conquista proto- se apoltrona en Arad. Los que duermen solamente con
históricas. un ojo ocluso, como las liebres, construyen el puerto
Siria ha sido tan alada, que se puede decir que de Reiruth; y echan los cimientos de Riblos, la biblia
nunca ha estado estabularmente establecida. Jamás más antigua del mundo. Y estas volantes polvaredas,
tuvo Constitución, ni leyes; ni las necesita para mal­ tan aireadas y ebrias de sol, producen, al encamarse,
dita de Dios la cosa. Como no era argamasa, ni por los inestagnables lodos y subconscientes de febrilidad,
pienso pensó en consolidarse políticamente; ni se ci­ que, gracias a Dios, aun nos salpican hoy a algunos.
mentó en la angularidad de un Yus de hormigón,
como Roma, y de un cañonudo canon como el de la
papa papal. A ngel S A M B L A N C A T

Labor de Eugen Relgis en América


E R T E N E C E E ugen R e lg i s a la g e n e r a c i ó n d e E u r o p a c o m o d e A m é r ic a , u n id a s e n u n s e n t im ie n t o f r a ­
d e e s c r it o r e s q u e , d e s p u é s d e la p r im e r a t e r n a l p o r s o b r e f a ls o s n a c i o n a l i s m o s , s e d i e r o n a la ta re a
m a t a n z a m u n d i a l , c o n s i d e r a b a n q u e p o r v ía d e ese reen cu en tro que E ugen R e lg i s recoge en su s
d e l e s p ír it u , c o m o c r e a c i ó n d e l r a c i o c i n i o , « P e r e g r in a c io n e s e u r o p e a s », lib r o que e n c ie r r a el pen­
p o d r í a e n c o n t r a r s e la s e n d a p o r d o n d e la s a m i e n t o d e l h e r e d e r o e s p ir it u a l d e R o m a i n R o lla n d .
h u m a n i d a d h a b ía s e e x t r a v ia d o , e n a q u e lla A n d r e a s L a t z k o , A m o l d Z w e i g , H a n s D r ie s c h , P ie r r e C e -
c a t á s t r o fe v e r t ig in o s a d e l o s a ñ o s 1 9 1 4 -1 9 1 8 . r e s o le , E r n e s t o G la e s e r , L e o n a r d F r a n k , E m i l L u d w i g , S te -
I n s p ir a d o p o r e s a g r a n ilu s ió n , q u e r e m o v i ó f a n Z w e i g , B a n v ille d 'H o s t e l , E d m u n d o P r iv a t , P a u l B ir u -
la s c e n iz a s d e u n m u n d o p u l v e r i z a d o e n la k o f f , G e o r g e F r . N i c o l a i y e l m is m o A lb e r t E in s t e in — q u e
v o r á g i n e s a n g r ie n t a , e n t o d o s l o s p a ís e s a ñ o s d e s p u é s p o n d r í a s u s a b e r a l s e r v i c i o d e la m u e r t e —
e u r o p e o s s u r g ie r o n v o c e s q u e c l a m a b a n p o r u n a r e s u r r e c ­ y c i e n m á s , s e a g r u p a r o n e n t o r n o a l o s p r i n c ip i o s s u s t e n ­
c ió n ,p r o d u c t o d e u n a c o n f e s i ó n ín t im a , u n b a l a n c e g e n e ­ t a d o s p o r R o m a i n R o ll a n d e n s u m a n ifie s t o y p o r H e n r i B a r -
r o s o d e c u a n t o e l i n d i v i d u o h a b í a h e c h o e n e l t e r r e n o in t e ­ b u s s e e n « C l a r t é » , p r o v o c a n d o u n a r e v o l u c i ó n e n e l s e n t i­
l e c t u a l y h u m a n it a r is t a y l o s r e s u lt a d o s n e g a t i v o s d e e s a la ­ m ie n t o d o l o r i d o d e u n a E u r o p a h e c h a c i s c o e n u n a g u e r r a
b o r q u e n o h a b ía n p o d i d o e v i t a r t a m a ñ o c a t a c lis m o . q u e d e s p e d a z ó a d o s g e n e ra cio n e s d e h o m b r e s , p a d re s e
E l m a n ifie s t o d e R o m a i n R o ll a n d , « A lo s p u e b l o s » , d i ó h ijo s . E s e m o v i m i e n t o d e f r a t e r n id a d , d e e n t e n d i m ie n t o c o ­
o r i g e n a e s e m o v i m i e n t o in s u r g e n t e e n e l a lm a d e E u r o p a , m ú n , a je n o a fa n a t is m o s p a t r io t e r o s , p o r e n c im a d e p a s i o ­
q u e E u g e n R e lg i s h a e s t u d i a d o c o n t a n t o c a r i ñ o y p a s ió n , n e s b e lic is t a s , p r o n t o a d q u ir i ó r e s o n a n c i a i n t e r n a c io n a l. Y
p u e s q u e c o n f o r m a n la a d m i r a b l e p o r m u c h o s o b r a p o s t e r io r m ie n tr a s E u r o p a s u t u r a b a su s t e ji d o s , l o s h o m b r e s d e b u e n a
d e e s ta fig u r a i n s ig n e . L a s m e n t a l i d a d e s m á s r o b u s t a s , t a n to v o l u n t a d , c o m o le s d e n o m i n ó J a c q u e s M a r it a in e in m o r t a -

Ayuntamiento de Madrid
1274
CENIT

i z o G e o r g e s D u h a m e l , a b r í a n n u e v o s c a m in o s d e a c c e s o a
s o l o a d m i s ib l e e n lo s t r a fic a n te s d e la s c o n c i e n c i a s . E l p r o ­
Ja c o m p r e n s i ó n h u m a n a p r e s i d i d o s p o r l o s id e a l e s d e T o l s -
c e d i m i e n t o e s c l a s i c o , y f a t a lm e n t e e n é l c a e n t o d o s l o s p o ­
t o i, d e M a h a t m a G a n d h i y d e l p e n s a m i e n t o a c t iv o d e la
lí t i c o s q u e s e e l e v a n a ta le s a ltu r a s , q u e p i e r d e n , c o n l o a ra -
F r a n c a r e v o lu c io n a r ia e n s u c o n t e n i d o h u m a n it a r is t a , a l q u e
n r rn llo ,! P ° ^ e r ’ loS s e n t id ° s d e l t a c t o y d e l o l f a t o d e s ­
a m p lit u d 3 y d i m c n s io n e s d e fin id a s y a n c h u r o s a a r r o l l a d o s e n o tra s e s p e c i e s a n im a le s , m á s p e r d i d o s p a r a ios
g o b e r n a n t e s d e n u e s t r o t ie m p o . R e s u lt a d o l o r o s o y h a s ta in -
Por su . , o b r a f e c u n d a , E u g e n R e lg i s s e h a c o n v e r t i d o
en un s o ld a d o d e l e s p ír it u b a j o l o s p r e d i c a d o s d e T o l s t o i , q U e 6. h o n lb r e m o d e r n o , s o m e t i d o a u n a d i s c i-
p in a fe r r e a e n l o s a s p e c t o s m o r a le s , in t e le c t u a le s y p o l í ­
Han r „ ° í í p e i ; L in k iu s ’ de L eón F o l l in , M a x N e t- t ic o s , r e n u n c i e c o n t a n ta f a c i l i d a d a l o q u e f u é y p i e r d a
tla u y R o m a in R o ll a n d .

E s t ° s l d e a les> a l o s q u e ° ° n s a g r ó t o d o s u s a b e r y e n e r ­ ¡ ? ,n nnrfp i " 03 d ? ] m u n d o s o m e t i d o , n o b i e n s e a l c e


v a s h a b r ía n d e p r o p o r c io n a r le l o s s in s a b o r e s d e t o d a lu c h a i , P a ra i y e s y a P l* °a r d i s p o s ic i o n e s . E u g e n
R e lg i s h a t r o n a d o c o n t r a e s t o s e l e m e n t o s v e n d i d o s , e n t r e g a -
t r e n t e a l m e d i o h o s t il, ta n d e s ig u a l, h a s ta q u e s u n o m b r e
s e a u n a b a n d e r a p a r a c u a n t o s p o n g a n c o n fia n z a e n e l p o r ­ 3 . 1 T 016 a] ) ,a f alí t e q u e p r o d u c e la f u n c i ó n g u b e r -
v e n i r i n m e d ia t o d e a h u m a n i d a d . H a b i e n d o e x p e r im e n t a d o v W tP n ? 6S0 b u ro c ra cia . T a le s e le m e n to s s e c o n -
e n c a r n e p r o p i a t o d o e l p e s a d o r i g o r e in m e n s o d o l o r d e h b llto A b a t r a c io s - s m in m u t a r s e a l p a s o d e l f é r e t r o d e la
b e r t a d , s in t e n e r e n c u e n t a q u e la r e v o l u c i ó n n o s e d e -
la u lt im a v o r á g in e q u e e n v o l v i ó E u r o p a — d e c u y a c a s a p r o ­
p ia f u é a r r o j a d o p o r la s h o r d a s t e u t ó n ic a s — p o r o b r a d e d o s £ 2 5 * oq„u e. tan t.° ™ a s ra d i c a l e s u n h o m b r e d e ideas-, s o s ­
t e n id a s e n t o d a la I m e a , e n f o r m a v e r t ic a l. C u á n t o c u e s t a a
« n o n tís im a s fig u ra s d e r e l i e v e c o n t i n e n t a l , q u e p u s ie r o n d e
s u p a r t e t o d a la i n f l u e n c i a p a r a r e s c a t a r a t a n e x c e ls a v id a e n h ie s t o 6 ,t a l I a df E u S e n R e lg i s m a n t e n e r s e
e s p ir it u a l, E u g e n R e l g i s p u d o r e fu g ia r s e e n t r e n o s o t r o s p a ra b e n lT SU P 0 de C ü m l,a te > ¡ « s ó l o l o s d i o s e s l o s a -
p r o s e g u i r a q u í la t r a y e c t o r i a d e in t i m i d a d h u m a n a in t e r r u m -
p id a e n e l v ie jo m u n d o . P oC as f i ? u ra ® e P lo s t ie m p o s m o d e r n o s h a n a b r a z a d o c o n
R e lg i s o b s e r v ó a l fin c ó m o d e c l i n a b a e l p o d e r í o d e l n u e ­ F n f r t PPj f ‘ ° n , j * C" a l CSte P e r e Sr in o d e l h u m a n it a r is m o ,
fc n tr e e llo s t o d o s a m ig o s s u y o s , c a b e m e n c i o n a r a s a b io s
v o A t ila q u e e n u n in s t a n t e d e la h is t o r ia m o d e r n a a m e ­
n a z o c o n a rra s a r h a s ta e n s u s m á s s ó li d o s c i m i e n t o s la c u l ­ A « “rtn r°a m ’ Pw " ? in c la ir ’ W a l d o F r a n k , R u d o l f R o c k e r ,
tu r a c o n t in e n t a l y v o l v e r la c i v i l i z a c i ó n a é p o c a s p r e té r ita s , A tu ra s f í Z l H o n ¡ b re s n a c id o s a yer, p a r a g e n e ra cio n e s
fu t u r a s , f o r m a d o s e n la s d u r a s d is c ip lin a s d e la c u lt u r a q u e
a e s t a d o c a v e r n a r io . D e s d e G e n g is K h a n a n o s o t r o s n in g ú n
o t r o b a r b a r o q u e la p a n t e r a t u d e s c a p u s o t a n t o m i e d o y C O ntaeto c ” n e l P a s a d o e n p o s d e l p o r v e n i r . R e s i -
s e m b r ó d e p á n i c o e l m u n d o . C o n su in m e n s o e jé r c i t o d e l7 ™ Ur¡ , c o m ’ u! s i o na d o , s e e n t r e c h o c a r o n c o n
v a s a l o s y la c a y o s , n a d i e m á s q u e é l p u d o ja c ta r s e d e s e r a . r d a r e a b d a d d e u n a d e s o r g a n i z a c i ó n s o c ia l c a d a v e z
m a s c o m p l i c a d a y d e s a r t ic u la d a .
e n s a lz a d o e n t o d o s l o s t e m p lo s d e la v i e j a E u r o p a . P o r él
D e s p u é s d e l p r i m e r d e s a s t r e a p r i n c ip i o s d e l s ig l o , c o n
s e e l e v a r o n p r e c e s c o m o ja m á s s e h a v i s t o e n n a c i o n e s c i v i ­
u n c o r t o in t e r v a lo , lo s p u e b l o s f u e r o n n u e v a m e n t e a rra s tr a -
liz a d a s . P e r o la f u e r z a d e la s a r m a s h a t r a s t r o c a d o la v i c t o -
n a e n d e r r o t a . Y e l a m o v ir t u a l d e E u r o p a , q u e h a d e s a f i a d o a t o m a r la s a rm a s . L a p r im e r a g r a n d e c e p c i ó n q u e les
in c l i n o a r e c o r r e r e l m u n d o d e l e s p ír it u p a r a b u s c a r la s p a r ­
as ira s d e t o d a s la s c o n c i e n c i a s lib r e s , m o r d i ó e l p o l v o d e
la d e r r o t a , e n f o r m a fu l m i n a n t e y d e fin itiv a . te s s e n s ib le s d e la h u m a n id a d , s e h a c o n v e r t i d o e n d e s ilu ­
s ió n a l v e r c o m o la l i b e r t a d , y a d e s í m a n o s e a d a , l l e g a a
E u g e n R e lg i s h a o b s e r v a d o t o d o e l p r o c e s o e v o l u t i v o d e l
c e r c e n a r s e . Y l o s p u e b l o s s e s o m e t e n c i e g a m e n t e a l f e t ic h i s -
íd o lo fo r ja d o por la s h e r id a s d e u n a g u e r r a y q u e o tra
g u e r r a e x t e r m in ó . P u d o h a c e r s e u n a c o m p o s i c i ó n d e lu g a r P O r , U naí m is t i c a P ° lí t i c a - f a lsa c o m o s u p r o p ia
e s e n c i a , p e r o u t iliz a d a c o m o p a s t o d e lo s d é s p o t a s . L o s h o m ­
r e s p e c t o d e lo s a lc a n c e s d e e s t e f e n ó m e n o , q u e n o p o r s e r
b r e s c o m o R e lg i s , d e t e m p e r a m e n t o s e n s ib le , v e n c ó m o el
d e j a d o d e l a d o n u e v a m e n t e c o n u n a p a z p a s a je r a , m o n t á -
m u n d o e s p re s a d e l p á n ic o , q u e v iv e c o n m ie d o p a s m o s o y
n e a , d is t a m u c h o d e c o n s t i t u ir u n a s o l u c i ó n p a r a l o s p r o b l e ­
n o s e a t r e v e a p e n s a r n i a r e ír . A p e n a s s e p r e s ta a la m u e ­
m a s e u r o p e o s y m u n d ia le s . C e r c a d e l c r is o l d o n d e s e f u n ­
c a , o c u l t a n d o d e t r a s d e e s a f i g u r a s im ie s c a t o d o e l t e r r o r
d e n la s i d e a s n u e v a s , a c u y o c a l o r s e d e s e n v u e lv e , n o p u d o
le t a l c o n r a i d o s d e m o t o r e s , c h ir r ia r d e h ie r r o s y c a d e n a s ,
o l v i d a r q u e o t r o í d o l o , m á s a n t i g u o , p e r o q u e u t i l iz a b a a r­
u g i d o s d e tir a n o s y lla n to s d e v í c t i m a s a n te e l m u r o d e
m a s a p a r e n t e m e n t e m e n o s m o r t ífe r a s , s e a p o d e r a b a d e la e je c u c ió n .
c o n c i e n c i a h u m a n a p a r a s o m e t e r la a u n a tir a n ía e x a c t a m e n ­
t e d e s p i a d a d a y d e s p ó t i c a . E l t o t a lit a r is m o q u e e n c a m a r o n • S e .n f ? eS'í,a .d ¡s P ° n e r d e u n c a u d a l e n o r m e d e e n e r g ía e
i n a g o t a b l e d o s i s d e s e r e n a c o m p r e n s i ó n y c o n fia n z a e n lo s
la s tr ib u s n a z is e ra s e n c i l la m e n t e u n a c o p i a d e l o s p r o c e ­
d e s t in o s h u m a n o s p a r a re s istir a t a n t o d o l o r ju n t o , d e s e c h a r
d im ie n t o s a p lic a d o s p o r la d e m o c r a c i a s o v i é t i c a c o n t r a sus
t a n ta i n c o m p r e n s i ó n y r e c o n c e n t r a r s e e n s í m is m o s p a r a h a ­
e n e m i g o s . E r a la tir a n ía e n c a r n a d a e n u n p a r t id o , s ie n d o
c e r f r e n t e a t a n t o s o m e t i m i e n t o in ú t il. S ó l o l o s g r a n d e s id e a ­
p a r t e d e u n s is te m a e x a c t a m e n t e i g u a l, d e a lc a n c e s p a r a le ­
le s i n f u n d e n e s a s e g u r id a d , e sa f e p a r a p r o s e g u i r e l c a m in o
lo s y fin e s u n ifo r m e s . S in e m b a r g o , la s c i r c u n s t a n c ia s , l l e ­
q u e o t r o s , m e n o s d o t a d o s d e v i r t u d e s , n o lo g r a r o n r e c o r r e r .
v a r o n a l f a s c is m o a n g l o n o r t e a m e r i c a n o a l u c h a r c o d o c o n
U n ic a m e n t e g u i a d o s p o r e s a e s tr e lla , lo s h o m b r e s d e la ta lla
c o d o a l l a d o d e l o s d i c t a d o r e s d e l p r o l e t a r ia d o , e n u n c o n ­
t u b e r n io d e l q u e h o y s e la m e n t a n t o d o s l o s h o m b r e s lib r e s ¡"c u®. ? U g e n R e ,S ls p u e d e n v e r c a m p a s iv a m e n t e c ó m o
del m undo. I as m u lt it u d e s s e a t r o p e lla n p o r m o r d e r u n t r o z o m a y o r d e
p a n , p o r s o b r e v iv ir a u n a é p o c a ta n p o c o e s p ir it u a l, q u e
A q u e l c o n s o r c i o e n t r e la d e m o c r a c i a c a p it a lis t a y la r e -
t o d o l o m e t a liz a . V e r , r e c o n c e n t r a r s e e n sí m is m o s , y p a sa r,
m o c r a c ia c o m u n is t a p o n e u n e s t ig m a e n la p r im e r a p á g in a
o b s e r v a n d o c ó m o l o s p u e b l o s tra ta n d e e r g u ir s e , a t r o p e lla r s e
d e la h is to r ia c o n t e m p o r á n e a , .p o r q u e s e ll ó e l d e s t i n o d e la
e n e s t e d e s b a r a ju s t e , s m e n c o n t r a r s u p r o p i o c a m in o . Y c ó ­
lib e r t a d d e lo s p u e b l o s , q u e a s i s e v e n a h e r r o ja d o s b a j o e l
m o , a t e n a z a d a s su s g a r g a n t a s p o r la a m e n a z a d e a g e n t e s e n ­
p e s o d e la s d ic t a d u r a s q u e s o p o r t a n l o s p u e b l o s a le d a ñ o s
c a r n a d o s e n la v i o l e n c i a o r g a n iz a d a , s u a c c i ó n h a d e c o n ­
a l V ís t u la , a l D a n u b i o , a l R liin y a l M a n z a n a r e s . T o d a la
c r e ta r s e a l r e g i s t r o d e l o s m o v i m ie n t o s s o cia le s q u e d e s ­
c o n f ia n z a q u e la s n a c i o n e s d é b il e s h a b ía n d e p o s i t a d o e n
a r r o lla n la s tr e s e t a p a s p r in c ip a le s d e la v i d a , h o y a t e r r o ­
l o s g r a n d e s c o n d u c t o r e s d e l o s d e s t in o s d e l m u n d o o c c i d e n ­
r iz a d o s p o r e l e s p e c t r o d e la s b o m b a s a tó m ic a s .
t a l, p r o n t o s e v ie r o n d e f r a u d a d o s a n t e la c a r t a d e c i u d a d a ­
E s ta triste s it u a c i ó n d e t e r m in ó q u e m e n t a l i d a d e s r o b u s -
n ía q u e lo s s e ñ o r e s d e l d ó l a r y la lib r a p u s ie r o n e n m a n o s
a s c o m o la s d o s g r a n d e s f ig u r a s d e la c u lt u r a a le m a n a c o n ­
d e l o s d é s p o t a s tá r ta ro s , h o y d u e ñ o s y s e ñ o r e s d e la s e s p e ­
te m p o r á n e a , S te fa n Z w e ig y E m e s t T o lle r , q u e to d o s a d m i­
r a n z a s in m e d ia t a s d e n u e s t r o m u n d o d e lib e r t a d .
r a m o s p o r c u a n t o n o s d e ja r o n d e s í m is m o s , p r e s a s d e e s a
E u g e n R e lg i s , n o h a v i s t o e n e s te c a m b i o d e m u t a c io n e s
a m e n a z a la t e n t e q u e v iv im o s h a y a n d e t e r m in a d o s e p a r a r s e
e n t r e l o s g o b i e r n o s b e l ig e r a n t e s s in o u n f e n ó m e n o n a tu ra l.
d e n u e s t r o m u n d o , l o m is m o q u e o t r o g r a n a d m i r a d o r d e

Ayuntamiento de Madrid
c u a n t o e n n o b l e c e a l e s p ír it u , A lf r e d o G o n z á l e z P r a d a , h ijo T r o t a m u n d o s q u e e s , p u d o a lte r n a r e n s u s p e r e g r in a c io n e s
d e l p o e t a p e r u a n o , n o h a y a p o d i d o r e s is t ir a l c h o q u e v i o ­ c o n l o m á s s e l e c t o d e l e s p í r it u n u e v o q u e a n im a a l m u n d o
le n t o d e la lib e r t a d e s c a r n e c i d a c o n t r a la d i c t a d u r a e m b r a - a tr a v é s d e su s h o m b r e s m á s r e p r e s e n t a t iv o s . U lt im a m e n t e
b e c i d a , b e l ic o s a y s o b e r b i a . h a p r o n u n c i a d o u n c i c l o d e c o n f e r e n c i a s e n e l B r a s il, a n i­
Y e n ta n to es to s d o lo r o s o s fe n ó m e n o s s e s u c e d e n y el m a d o p o r d o s f ig u r a s señ era s d e l m o v im ie n to s o c ia l d e a v a n ­
c o r a z ó n s e e s t r e m e a l o b s e r v a r e l h o r iz o n t e d e n u e s t r o d e s ­ z a d a e n a q u e l p a ís , c o m o l o s o n e l p r o fe s o r J osé O itic ic a ,
t in o a la l u z d e la s c ir c u n s t a n c ia s a c t u a le s , E u g e n R e lg is v a s ta m e n t e c o n o c i d o p o r s u o b r a m a n u m is o r a , y M a n u e l P é ­
r e s is te . P r e d i c a d o r d e f e i r r e d u c t i b l e , d e s d e s u r e d u c t o d e rez, q u e le s e cu n d a e n esa la b o r d e r e d e n c ió n .
la A te n a s a m e r ic a n a , e s c r i b e li b r o s , m a n d a a r t íc u lo s a la C o m o B e r t r a n d R u s s e l, B e n e d e t t o C r o c e y G e o r g e F r . N i ­
p r e n s a li b r e d e l m u n d o e n t e r o , p r o n u n c i a c o n f e r e n c i a s , r e ­ c o l a i , E u g e n R e lg i s e s u n a d e la s f ig u r a s p r o m in e n t e s d e l
c o g e e l c a l o r d e l o s c a m a r a d a s , e s tim u la a l o s i n d e c i s o s , p e n s a m ie n t o s o c i a l c o n t e m p o r á n e o , q u e h a c e n s e n t ir s u p r e ­
a lie n ta a lo s i m p e t u o s o s y m e d it a . P a ra E u g e n R e lg i s n o s e n c ia e n n u e s t r o s ig lo . P a r a R e lg is h a y u n a s o la c a u s a c o n ­
h a p a s a d o e n s u v i d a m á s q u e e l t ie m p o . S ó l o la s a rru g a s d u c e n t e a la l i b e r t a d d e l i n d i v i d u o y e s e l i d e a l q u e c o n ­
y la s a m a r g u r a s h a c e n d e l o s s u r c o s d e s u e s p ír it u n e r v io s d u z c a a la s u p e r a c i ó n h u m a n a . N in g u n a o t r a m a n ife s t a c ió n
t e m p la d o s y m ú s c u lo s p a r a s e g u i r a d e la n t e . C o m o S ó c r a t e s , le e s a d v e r s a . I n t r a n s ig e n t e e n c o n c e s i o n e s i d e o l ó g i c a s , p e r ­
é l e s tá p r e s e n t e f r e n t e a l o s t ir a n o s p a r a a g it a r a l h o m b r e m a n e c e f i e l a su s p o s t u l a d o s . A m i g o s e u r o p e o s q u e a d m ir a n
y v o l v e r l o a la r e a l i d a d d e s u m u n d o m o r a l, o b e d e c i e n d o a l s u l a b o r y c o n o c e n la t r a s c e n d e n c i a d e s u m e n s a je , h a n p r o ­
m a n d a t o h u m a n o d e d u l c i f i c a r l o s d o l o r e s d e l s ig l o a tra ­ p u e s t o a la A c a d e m i a s u e c a e l n o m b r e d e R e lg i s , y s u o b r a
v é s d e s u p e n s a m i e n t o , la d o c t r i n a h u m a n it a r is t a q u e c o m o c o m o c a n d i d a t o a l P r e m i o N o b e l , p o r e s t im a r lo e n ju s t ic ia ,
ta l s e c o n o c e e n v a r i o s c o n t in e n t e s . m á s q u e n i n g ú n o t r o e s c r i t o r d e s u ta lla e n e s te m o m e n t o ,
No es E ugen R e lg is el ú n ic o s o b r e v iv ie n te de e s ta c o n ­ a c r e e d o r a t a n a lt a d i s t i n c i ó n . S u o b r a d e t a n to s a ñ o s e n p r o
m o c i ó n q u e e n lo s ú lt im o s a ñ o s e n s o m b r e c i ó l a tie r ra . C o m o d e u n a c o n c i e n c i a h u m a n a q u e t r a n s fo r m e a l o s p u e b l o s e n
t e s t ig o d o l o r i d o d e e s t e p r o c e s o d e la h is to r ia c o n t e m p o r á n e a , h e r m a n o s y , p o r e n c im a d e la s fr o n t e r a s y s o b r e la s p a s i o ­
é l h a d e s a r r o lla d o d u r a n t e su p e r m a n e n c i a e n A m é r ic a u n a n e s , e s t a b l e z c a e l i d e a l d e la f r a t e r n id a d , h a a d q u i r i d o ta ­
v a s ta o b r a q u e c o m p r e n d e u n n u t r id o v o l u m e n c o n s a g r a d o le s p r o y e c c i o n e s q u e l e c a r a c t e r iz a n e n t r e su s c o n t e m p o r á ­
a R o m a i n R o ll a n d , e i g r a n e u r o p e o ; o t r o v o l u m e n a l c a z a d o r neos.
d e a lm a s , S t e fa n Z w e i g ; u n a e d i c i ó n c a s t e lla n a d e s u « M i r ó n N a d a t e n d r ía d e p a r t ic u la r e s e h o m e n a j e e u r o p e a a u n a
e l S o r d o s ; o tra d e su s c l á s i c o s « P r i n c i p i o s H u m a n it a r is t a s » ; de s u s f ig u r a s m á s p r o m i n e n t e s . P o r l o d e m á s , e s t ie m p o
o t r o d e su u t o p ía « C o s m o m e t á p o l i s » , e n h o m e n a j e a lo s id e a ­ q u e l a h u m a n i d a d s e p a d is t in g u ir a su s c o n d u c t o r e s y a d ­
le s d e H e n r i L é o n F o l l ín . A p a r t e , d i ó u n v o l u m e n c o n s a g r a ­ m ir a r a d e s in t e r e s a d o s p r o f e t a s d e l m u n d o n u e v o , s o ld a d o s
d o a M a x N e tt la u , a t r a v é s d e « L a p a z m u n d ia l y la s c o n ­ e n la c a u s a c o m ú n q u e n o s a lie n ta , y h a s ta d ir ía m o s o b l i ­
d i c i o n e s d e s u r e a l i z a c i ó n » ; u n n u t r id o v o l u m e n « H is t o r ia g a c i ó n d e m it i g a r e n u n a c t o d e m o s t r a t iv o t a n t o s a c r i f ic io
S e x u a l d e la H u m a n i d a d » , y u n t o m o d e su s « P e r e g r i n a c i o ­ c o m o h e r o ís m o a n ó n im o s i m p r e s c i n d i b l e s p a r a la c r e a c ió n
n es e u r o p e a s ». E sta o b r a c o n cre ta d a e n tan p o c o s a ñ os en y d e s a r r o llo d e u n a o b r a d e p e n s a m i e n t o ta n v a s t a c o m o la
o c h o v o lú m e n e s q u e d ió a la e sta m p a , p o n e e n e v id e n c ia e l r e a l i z a d a p o r E u g e n R e lg i s , e n v a ria s le n g u a s , d u r a n t e c e r ­
e s p ír it u d i n á m i c o d e e s t e in c a n s a b le t r a b a ja d o r d e l e s p ír it u , c a d e cu a ren ta años.
a p a r te d e s u c o l a b o r a c i ó n e n la p r e n s a d e E u r o p a y A m é ­ S in e m b a r g o , a l s a b e r l o E u g e n R e lg i s , s e o p u s o t e r m in a n ­
r ic a e s p e c ia lm e n t e . t e m e n te a e s a p r o p o s ic ió n , r e c h a z a n d o e l h o m e n a je p o r es­
A p a r t e d e s u l a b o r d e s a r r o lla d a d e s d e e l U r u g u a y , d o n d e t im a r q u e la i n s t it u c ió n s u e c a e s u n in s t r u m e n t o d e l d e s ­
a c t u a lm e n t e r e s id e , E u g e n R e lg i s h a p r o n u n c i a d o h a c e a l­ p o t is m o e s ta t a l, q u e d e s n a t u r a liz a l o s f in e s c o n q u e e l P r e ­
g u n o s a ñ o s c o n f e r e n c i a s e n la R e p ú b l i c a A r g e n t i n a , a lg u n a s m i o N o b e l h a s i d o i n s t it u id o , y p o r c o n s i g u ie n t e e n e m i g a
d e la s c u a le s fu e r o n e n u n p r i n c i p i o a u s p ic ia d a s p o r e l C o ­ d e l o s id e a l e s p o r q u e l u c h a n l o s h o m b r e s . E s t e e s E u g e n
l e g i o D ib r e d e E s t u d io s S u p e r io r e s . E n e lla s h a p u e s t o d e R e lg i s , h o m b r e d e p e n s a m ie n t o y d e f e , t r a b a ja d o r p o r la
m a n ifie s t o e l v a lo r d e l o s g r a n d e s c o n d u c t o r e s h u m a n o s , n o r e v o l u c i ó n d e l e s p ír it u .
h a tra v é s d e s u d o c t r i n a s o la m e n t e , s in o d e su s p e r s o n a s . C A M P IO C A R P IO

Anotaciones al pensamiento de Nietzsche


EL CANTO DEL SUPER-HOMBRE. Puede decirse que su filosofía se basa en la afirma­
ción de la vida y en buscar y glorificar al superhom­
EDERICO NIETZSCHE vino al mundo en bre. El ser humano debe libertarse de lo engañoso,
1844 en la ciudad de Roecken. Estudió de la pequeño, de lo mezquino que contiene la vida
Filosofía clásica y más tarde desem­ cotidiana y contemplar desde lo más alto la vida en
peñó el cargo de profesor de la misma toda su dignidad y captar su ausencia.
materia en la Universidad de Basilea. El hombre corriente se sumerge en la corriente
Nietzsche tomó parte activa en la vital y se deja arrastrar por ella. En verdad, corres­
guerra de 1870, pero enfermó de tal ponde al ser humano enfrentarse a la vida y tomar
modo que sus males le aquejaron para una posición de afirmación o negación. No puede ser
toda su vida. Su carácter pacífico y su una posición de negación porque ello sería un signo
espíritu sentimental y retraído, contrasta grande­ de debilidad y de cobardía. Afirmando la vida es como
mente con el personaje central de toda su obra lite­ se le encuentra valor.
raria, Aparte de tener una voluntad férrea, se incli­ Piensa Nietzsche que no son la felicidad, ni la dicha,
naba por lo bello y por todo lo que significa ni la virtud, los ideales de la vida. Ellas no pueden
aristocracia. servir para calcular su valor. La virtud es el ideal

Ayuntamiento de Madrid
1276 C E N I T

ile los pequeños. La ética valórica nietzscheana toma hombre es todo aquello que exalta la voluntad de
como patrón de medida para ni valor vital la gran­ poder, lo que contribuye a su formación. Es malo lo
deza misma del ser. Es decir, la m edida del v alo r de que va contra sus fines.
la vid a se deduce por lo grande q u e el individuo es Contra esta ética del superhombre está la de los
en si m ism o. espíritus débiles y egoístas. Los individuos que no
En la obra de este fino poeta y delicado escritor sobresalen —según Nietzsche— aceptan la moral del
puede percibirse la clasificación que del hombre hace. resentimiento, la religión cristiana, que elogia la
Nietzsche divide a los hombres del modo siguiente: fatiga, aboga por la igualdad de los seres, es la moral
— L os pobres de espíritu, quienes suponen la igual­ de los esclavos, de los incapaces.
dad humana. El espíritu señorial del superhombre debe libertarse
— Los m ediocres, que forman la gran masa y per­ de esta moral que fomenta el entorpecimiento del
manecen indiferentes ante la grandeza. desarrollo de lo grande. El espíritu de los señores de
antaño debe resurgir en el del superhombre para con­
— L o s falsos m ora lista s, son los individuos que por
envidia y horror a la grandeza prefieren reprimir el centrarse exclusivamente en el ideal de la existencia
reconocimeñlo de ella. que es el de la voluntad de vivir.
— Los engañados, entran en este grupo ios pesimis­
tas, los amargados, los que niegan la voluntad de ¿A N T IS E M IT IS M O ?
vivir. (¿Schopenhauer...?)
Cuando damos una mirada restrospectiva hacia el
— L o s débiles o esclavos de la voluntad.
pasado histórico, vemos con espanto que la humanidad
siempre se ha dividido en dos grupos: combatientes
Pocos hombres viven siguiendo las normas quo
y combatidos. Raro es el siglo en que los hombres no
exige la existencia de las individualidades grandes.
se conviertan en perseguidos y perseguidores.
El débil sucumbirá, dejará de existir, cuando los
Caso típico de la inconsecuencia humana es el odio
hombres se propongan com o meta final de su existen­
al semita, la animadversión que unos sienten por el
cia el desarrollo de la grandeza humana.
judío. La última batida contra el elemento judío la
Sin embargo, el cantor de Zaratustra acepta que la
inició el teutón Hitler, el sustentador de la tesis del
masa de individuos pequeños debe contar para dar ario puro.
origen al desenvolvimiento del superhombre. Esta
El Führer basaba toda su ideología en la idea del
masa debe dar paso y contribuir a la evolución pro­
filósofo Nietzsche, el cantor del superhombre y el
gresiva de los grandes hombres. Los grandes indivi­ dominio del más fuerte.
duos los buscó Nietzsche entre los poetas de la Grecia
El partidario de las doctrinas del nacional-socía-
Clásica. Por un tiempo pensó que la máxima afirma­
lismo veía en el autor del Zaratustra el maestro ejem­
ción de la vida se encontraba por la unión de la tra­
plar que le señalaba los cánones de vida a seguir.
gedia y la música. De esta síntesis nacen dos senti­
Nietzsche era considerado por el nazi como el autén­
mientos: el sentimento dionisíaco, mediante el cual tico perseguidor del semita.
escapamos del pesimismo y percibimos la eternidad
Sobre este problema del antisemitismo hemos te­
de la voluntad, y el apolíneo, por el cual nosotros
nido la suerte de leer dos ensayos hechos por dos
consideramos nuestro mundo, como una obra de arte,
mentes singulares de nuestro tiempo: uno es el en­
expresión suprema de lo estético ,de la belleza.
sayo de Jean-Paul S a rtre, «R etrato del antisem ita»,
Este sentimiento por lo helénico lo llevó a su gran
y el otro, «N ietzsche y los Judíos», de R ichard M . L on s-
estimación por el músico Ricardo W argner. Nietzsche
bach al cual vamos a referirnos en estas cuartillas.
creyó ver en el autor de la «Tetralogía» la reencarna­
Hoy, a 53 años de la muerte del filósofo del vitalismo,
ción del genio griego, un representante auténtico de
la individualidad que él buscaba. Lonsbach nos muestra un estudio de la obra completa
de Nietzsche. Señala en su trabajo, principalmente,
Después de su fracaso con W agner, Nietzsche buscó
todo lo que se refiere al antisemitismo nietzschiano.
al superhombre en el espíritu libre y sereno del pen­
sador. Lonsbach hace una portentosa contribución a la
historia de nuestra civilización occidental y aclara
El superhombre es el individuo que está por encima uno de los errores más graves en que habíamos
de todos los demás. Es un hombre que sobresale de caído.
los otros y puede llegar a constituir una nueva espe­
La revisión que Lonsbach hace de los escritores
cie humana. la culminación de la individualidad
nietzschianos es de carácter filosófico y basándose en
humana. Este superhombre siente la esencia de la auténticos detalles. Como bien dice Máximo Kahn,
vida en la propia existencia, siente en su interior la
«un maestro dé hombres parecía haber hecho traición
fuerza de existir. El superhombre aspira al poderío
a la causa de ellos, un ministro del odio parecía no
marchando al unísono con el cosmo, con las fuerzas
haber odiado a 4os que odian, la ancestral sabiduría
que impulsan al murído. Hay una escala de volunta­
judaica. I.a revisión de su proceso tácito propulsada
des de poderío y sobre todas ellas está la voluntad
desde hace unos quince años, encontró en Lonsbach
de poder del superhombre. El superhombre es un ser
a un juez eminente: intrépido, inteligente v circuns­
altamente capacitado y con un sentido exacto de lo pecto».
práctico y conveniente.
Nietzsche fué un admirador del Antiguo Testamento
El superhombre no se detiene ante nada. El mismo y su entusiasmo le llevo hasta imitar su lenguaje.
se da su escala de valores. Sobrepónese a las fatigas Para lograr el triunfo de su superhombre, aceptaba
y dificultades que encuentra en su existencia. Se la contribución judaica.
valoriza a sí mismo. Lo bueno en la moral del super­
Se dió cuenta que la ética cristiana y la judía son

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1277
CENI T

absoluto metafísico y el estudio profundo en los veri­


la misma. Su descontento y desprecio por el cristia­
cuetos de la metempsicosis oriental ^ aunado a la
nismo hace pensar a aquellos que no comulgan con
interpretación errada que el siglo X IX dió a la física
sus ideas, que tampoco simpatizaba con el judáico, es
teórica, influyeron poderosamente en el espíritu de
decir, piensan que también Nietzsche odiaba al judío.
Nada más faltó de verdad: Nietzsche sólo reprochaba Nietzsche.
El hijo de Roecken halló una nueva religión en su
al judío el que haya sido el generador del cristia­
doctrina que el llamó Eterno Retorno. Esta doctrina
nismo, ya que «el cristianismo es un judaismo
que parece tener su fundamento en el presocrático
emancipado». Heráclíto. El Oscuro de Efeso imaginaba la substancia
Lonsbach trae como prueba del no antisemitismo com o algo permanente, substancia cuya cantidad es
en Nietzsche lo siguiente: «el principio de amor sale invariable a través de múltiples cambios.
de la pequeña comunidad judía; es un alma muy apa­ La doctrina del Eterno Retorno puede concebirse
sionada la que fulge debajo de una ceniza de humil­ com o la idea de una infinita destrucción y el nuevo
dad y miseria... La canción que escribió Pablo, nacimiento del universo. Nietzsche sistematiza asi la
exaltando el amor, no es en absoluto cristiana; en teoría heracliteana: en un mundo en donde los áto­
ella se alza judáicamente la eterna llama, que es mos sean indestructibles y infinitos, las infinitas
semita...» combinaciones posibles de los mismos en la eternidad
Nietzsche ve en el judío al hombre que ha soportado del tiempo dará un número infinito de mundos, entre
las peores peripecias en la vida. Como simpatizador los cuales estará comprendido un número infinito de
de todo lo que significa vida «alaba el amor a la vida momentos iguales al actual» (2).
que en los judíos rige aún más vigorosamente que en El pensamiento nietzscheano nos presenta dos pun­
los griegos, el pueblo que adoraba en su juventud» (1). tos interesantes en torno a la cuestión planteada:
Por una ironía del destino siempre se ha visto en primero, que en nuestro universo no existe otro orden
Nietzsche al propugnador del odio hacia el semita. que el proceso circular en el que todo vuelve a repe­
Pero él mismo se encarga de hacer la apología del tirse; segundo, que si cumpliendo con nuestro deber
semita: «si el cristianismo lo ha hecho todo para olvidamos toda ideología teísta, olvidamos la exis­
orientalizar el occidente, el judaismo ha contribuido tencia de un creador, sólo nos queda esta continua
esencialmente a volver a occidentalizarlo lo cual transformación infinita del universo.
quiere decir, en cierto sentido, hacer de la misión y
Uno de los más interesados en estudiar la marasma
de la historia de Europa una continuación de la
confusa de las ideas de Nietzsche es Pfander En el
griega». estudio que hace en torno al anarquista por excelen­
Los genios del pensamiento humano son a menudo
cia, nos dice: «el curso del mundo retorna eterna­
traicionados. Sus concepciones son tergiversadas.
mente y se repite idéntico en sus particularidades.
Lonsbach sostiene, y con justa razón, que: «Nietzsche
En vez de darle la muerte, la idea del Eterno Retorno
no habría escrito ni un solo aforismo si hubiera
le fortalece, siéntase en la más alta cima de la con­
sabido que de su transvalorización se haría una des­
firmación vital y triunfa de todos sus dolores» (3).
valorización; Voltaire no habría formulado ni una
El mundo está compuesto por un número finito de
sola de sus ideas ardientes si hubiera adivinado que
elementos. La energía también es finita. Por consi­
reviviría una vez al estado de com o lo hicieron; Marx
guiente, las situaciones cósmicas que se suceden han
no habría cavilado sobre la exterminación de la po­
de ser en número finito, han de ser limitadas. Enton­
breza, si se hubiera dado cuenta que tiempos venide­
ces, cuando se hayan agotado todas las combinacio­
ros tildarían de delito una empresa de tal índole.
nes posibles de estos elementos cósmicos, comenzarán
Ningún evangelista judío habría grabado en el papiro
nuevamente a combinarse hasta lo elerno. «La gran
sus visiones ardientes si se le hubiera dicho que el
rueda del devenir gira eternamente», nos dice Messer.
odio y el amor a lo presente harían inútiles sus sin­
Con respeto al ser humano, ante este acontecer
ceros relatos. Tal vez, incluso, al americano W right
hubiera vuelto a destruir los proyectos de construc­ continuo, tenemos que concluir de una sola manera:
el hombre ha de ser un existente finito a través de un
ción de su aeroplano si hubiera presentido que en un
futuro próximo la humanidad se serviría de él pura infinito número de existencias. El ser humano comple­
dar a seres inocentes y dichosos de vivir la menos tará su período vital dentro de los marcos de tiempo
y espacio y luego retornará infinitamente del mismo
merecida de todas las muertes...»
modo.
Pero oigamos a Nietzsche: «¿Qué sucedería si, de
día o de noche, te siguiese un demonio a la más apar­
ETERNO RETORNO.
tada de tus soledades y te dijese: esta vida, tal como
tú la vives actualmente, tal como la has vivido, ten­
La cuna del pensamiento filosófico fué Grecia. Sus drás que revivirla una vez más, y una serie infinita
habitantes fueron los primeros preocupados por el de veces; nada nuevo habrá en ella, al contrario, es
juego metafísico y la dialéctica. Más adelante nos preciso que cada dolor y cada alegría, cada pensa-
encontramos con otro pueblo que también ha ofrecido
en la filosofía figuras de gran talla: Gemianía. No es
menester mencionarlas; sólo nos referimos a un hom­ (1) Lonsbach, «Nietzsche y los Judíos». Ediciones Imán,
bre cuyo pensamiento ha dado luz a dos corrientes Buenos Aires 1944.
de la filosofía contemporánea: la axiologia y el exis- (3) Pfander, «Losgrandes pensadores». Espasa-Calpe.
tencialismo. Arg. S. A., Buenos Aires. 1945.
No hay que decir más: hablamos de Federico (2) Ferrater Mora, «Diccionario de Filosofía», Ed.
Nietzsche. La preocupación europea por alcanzar un Atlante, México. 1944.

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míenlo y caaa suspiro, lodo lo infinitamente grande


RS ^ iC0 Nl'etzsche llegó a decir que el Eterno
« n i n ,a menle Pequen° de lu vida’ vuelvas a pa­ ltetorno era una profecía. Exige, para llegar a ello
sarlo con las mismas consecuencias v el mismo
la destrucción de la moral actual.
m A1'.7 . n eSta arafta y este claro de luna entre
los árboles, y también este instante y yo mismo’ a J S * a 10.8 a* os del nacimiento de Nietzsche, su filo-
eterna clepsidra de la existencia dará vueltas meesam
ciencias Su
ciencias. Su obra ,ÍnleréS
obra es intensa y para l0S es,udios
su producción de las
literaria
sobrení a yt í r r « n C"h ' P° K, ° del Polvo! ¿No te arrojarías inmensa. Sus libros más conocidos son: «Así hablaba
sobre la h ería rechinando los dientes v maldiciendo
f * S on'° ^ a a l habláse? O bien, has vivido ya el Zaratustra», «El Origen de la Tragedia», «Más allá
stanle prodigioso en que le contestarías: ¡Tú eres i e‘ bj enH y del mal», «La Gaya Ciencia» «Humano
íloní 103, y jamás he oído palabras divinas! ¡Si este autobl ografí aU , n a n 0 u n a -P e c ie T ^
'Pensamiento tomase fuerza en tí, tal como eres le
la - ° rr ría' ? uizás- l)ero te anonadaría también'
La cuestión: quieres esto una vez más y un número
infinitamente de veces pesaría sobre todas tus accio­
nes de manera formidable. ¡Cuánto tendrías entonces Osmán Desiré
V y am arl° a l( mísmo Para no "desear
o j a cosa», sm ° esta eterna y suprema c o n ñ r m * l

n o / A i r e ^ l m 6’ <<LE Gay& Ciencia>>’ Ed- Poseidón. Bue-

UzieL da CoAla y ofpLuiaza


— i

Veces o s héroes de Jas creencias


religiosas se han preocupado de legar d o e f t e s t t o o ^ n 1(! ! endar.1° s: P°rque otros han traí-
a sus sucesores un testamento espiri­
tual, para fa cilita r la com prensión
® J u vida y m anifestar sus últimas
en v íp e ra s de su muerte.
6 ° S n o han de-íado a pos­
teridad un mensaje definitivo, porque
vida ha sido, con cada gesto
. . y cada palabra expresada, una ince­
sante interpretación de la divinidad- han o n p r í l
realizarse a ellos mismos, en e torbellino de l a
ucha entre el bien y el mal, entre la ete rn id ¿l v
’ df jando *lue algunos, que fueron
d<L Su existencia, explicaran a las genera-
x>Í venideras el credo p or el cual han padecido
Pero estos testigos h an sido discípulos fanáticos
é s i í í s í i
?aronVeinSanÓS n° ,m enos fanáticos. Ellos n o reíle-
¿«n t l a .Íma,?en del héroe, sino que la desfigura­
ron. La idealizaron h asta la perfección o la difa­
m aron hasta la monstruosidad. H an «interpreta
d o» de conform idad c o n su credo o su B f p i
recuerdo del héroe se convirtió en una b a n d e a ^
la que la muchedumbre tenía que seguir ciegam en­
t e — o en un trapo, al que la muchedumbre tenía
ción M¡^tórica»°n 61 deSpreCÍ° absoluto de Ia «san'
f ser m as encarnizada, a ñ o tras año v mu
crecida sigto Í S é M e ^ S S a r f o s T f S
controversias. Com o el diam ante el p ín t a t e ™ a ? s s t ¡ss a i s ?
colores6
colores d f^ tie
del m Verdad;-
tiempo, segúnSusean
Ulz las
^ n Sfacetas
l l e ^ c o írívnr-
^ lo s
tadas p or los grandes artesanos, y según sea la
manera com o los sacerdotes y los sabios sostienpn
el diam ante m ilenario b a jo el sol del mundo frente judíos que lo excom ulgaron. Éntre T m a r t i C v p!
° f des' um'brados e ignorantes. Él Pen- yunque sangra su corazón. La veidad está
h rí ^ a? atribuido a Moisés. ¿A Moisés, el hom-
bendÍCe" ’ »
hov a esfa° n r ™ e^ tlVÍdad? Nadie Puede contestar
Runa í ? n o ^ ü ^ o ’mqu8' í l tlene justificación al- m ÍtaEte¿ a ° f e Paara m€^ tÍr 'd e s p u l í 'E 'f 'd o g m a ^ u e
n^I LTr • ° olvidam os el h ech o de que hombres r i
que fallecieron hace doscientos y aún cien años ya

Ayuntamiento de Madrid
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Las pocas páginas de la historia de Graetz y la des. Obseso por «el eterno castigo» en el otro m un­
obra dram ática de Carlos Gutzkow, no nos facili­ do, él llega — después de prolongado autodesga-
taron en la com prensión de la vida torm entosa de rram iento — a esa con vicción «calm a» de que la
Da Costa, com o nos ayudó él mismo con su biogra­ inm ortalidad del alm a es un arm a m entirosa de
fía-testam ento, escrita antes de poner térm ino, con los que quieren mantener al pueblo en el yugo. ES
un pistoletazo, a una lucha en la cual se sentía aquí, sobre la tierra, durante nuestra vida, que re­
vencido por la «fuerza del número».Exemplar hu- cibim os la recompensai o el castigo; aquí, durante
m anae vitae está al alcance de todo lector, en va­ nuestra breve existencia, tenemos que aproxim ar­
rias traducciones. N osotros la hem os leído en la nos a Dios... Pero Uriel n o tenía la firm eza del
versión francesa que nos han ofrecid o dos jóvenes asceta; n o quería, n o podía renunciar a la vida so­
investigadores, un ju dío y un cristiano. Une vie cial, co n todos sus afectos y sus odios. Después de
humaine, p or Uriel d a Costa, traducida del latín años de resistencia, él se ha decidido a esa tre­
y precedida d e,u n estudio sobre* el autor por A. B. m enda penitencia pública: retractarse totalm ente
D uff y Pierre Caan, en la colección «Judai'sme», bajo el látigo del sacerdote y b ajo los pies de la
ed. Rieder y Co.. Paris, 1926). El texto de la biogra­ plebe. No es la conciencia, sino el cuerpo de Uriel
fía abarca apenas la cu arta parte del libro. Pero quien recibió entonces la rem isión de herem. El
en la sencillez y la claridad de esta confesión se cuerpo, ham briento de la paz d el hogar, aceptó
pone en evidencia una vida tan rica en sufrim ien­ hacer el «m o n o entre los m onos». Pero b ajo el la­
tos y tan patética en el cuadro de un siglo recién tigazo de los fariseos, su conciencia se estremeció
salido de la niebla de la Edad Media, que somos co n renovada rebelión. Su am or n o es tan divino
testigos de una lucha entre la fe y la razón, entre com o p ara llegar hasta el m artirio voluntario.
el obscurantism o dogm ático y el impulso del libre Uriel es dom inado por el eterno dualismo de la
hermanar. Lucha que n o cesó ni aún en nuestros naturaleza. A m a a los hombres, pero odia a sus
días en el dom inio religioso, y que se extiende en amos, a los tiranos del alm a y a los esclavos, etn
las nuevas realidades sociales. su ciega obediencia, bien puede abatirlo. Sin em ­
«N o pudiendo encontrar en la religión católica bargo:
la ipaz del alma, y n o deseando adherirme a parte «... es un sacrilegio con fron tarte co n bondad fre n ­
alguna, puesto que n o ignoraba la gran disputa te a los blasfem os, los orgullosos, los testarudos,
que separa a los judíos de los cristianos, he leído los soberbios...» «Debem os luchar por nuestra -ho­
enteramente los libros de Moisés y de los Profetas,
nestidad que reside en nuestra carne; sin ella n o
en los cuales he descubierto n o pocos pasajes que
podríam os vivir, sino que chapotearíam os com o los
contradicen violentam ente el Nuevo Testam ento y m ás asquerosos cerdos en el fa n g o asqueante del
en los cuales la palabras salidas de la boca de p rovecho» (p. 124).
Dios podían ser fácilm ente interpretadas de otro
m odo» (p. 102). «M oisés llegó a ser mi fe. Pensaba «Fariseo ciego, que olvidas la prim era ley que
que debo someterme a la Ley que le h a sido reve­ existe desde el principio y que persistirá en todos
lada por en tero» (p. 103). los tiempos. T ú tienes en cuenta sólo las otras
Palabras sinceras, espontáneas, que explican un leyes, aparecidas más tarde y a las cuales tú con ­
co n flicto tenaz, entre innumerables padecimientos denas, excepto, cla ro está, la tuya. Com o las otras,
sociales y morales. Con la m ism o claridad, Da Costa tu ley está sometida, te plazca o no, al fa llo de
nos dice cóm o llegó, después de quince años de la justa razón, verdadera medida de esta ley natu­
luchas con la sociedad y con su propia conciencia, ral a la que has olvidado y a la que sepultarás de
a separarse de la ley de Moisés: buena gana, para que su yugo — el más pesado y
el más insoportable — estruje el pescuezo de los
«Finalmente, he llegado a la conclusión de que hom bres» (p. 126).
la ley no es de Moisés, sino una mera creación
Con ese odio suyo, Da Costa se m ostró por entero.
humana, en nada diferente a los descubrimientos
realizados hasta ahora sobre esta tierra; puesto Pero finalm ente, llegó a esa tolerancia que encuen­
que, desde muchos p un tos de vista, ella estaba en tra, en todas las religiones, posibilidades de arm o­
lucha con la ley de la naturaleza, y el autor de la nizar. «para que los hom bres vivan juntos en buena
voluntad».
naturaleza. Dios, no podía ser contrario a sí m is­
mo. El podía conducirse, prescribiendo a los h o m ­ Sin embargo, él, Uriel, se siente vencido en su
bres obligaciones contrarias a la naturaleza, a esa lucha con las «bestias feroces», co n los fariseos. Su
naturaleza cuyo autor se considera» (p. 110). «Todo orgullo, que conservó a lgo de la hidalguía del Cid,
lo que es m ejor en la ley de Moisés o en cualquier no le perm ite vivir bajo el desprecio de sus co n ­
otra ley, concuerda también con la ley natural» temporáneos. Como los estoicos, él repite: un hom ­
(p. 127). bre hon rado debe llevar una vida sin m ácula o
Son, estos, silogismos de acuerdo con las reglas morir. Su conciencia le dice que h a luchado por
de la lógica moderna. El racionalism o de la lógica el m ás grande bien del hombre: la libertad del pen­
moderna. El racionalism o de D a Costa tiene, em­ sam iento, la libertad de la crencia. Lo h a derrum­
pero, sus raíces en las profundidades de una fe re­ bado «el núm ero», pero también su propio tempe­
ligiosa que n o busca solamente una salvación per­ ram en to atorm entado entre los abism os de la ne­
sonal. Ella tiende hacia el más elevado ideal de gación. Desde el um bral de la muerte (su suicidio
todo hombre que h a intentado sobrepasarse a sí es, quizá, su única victoria) Uriel da Costa exige
mismo: al porvenir un ju icio cabal: «¡H ijos de los hombres,
«... pero yo lucho por la verdad y, sobre todo, por ante todo juzgad com o seres libres y de acuerdo
la innata libertad de los hombres que deberían des­ co n la verdad! Así deben ser los hombres dignos
ligarse de supersticiones y de ritos tan vanos, y de este nombre...»
llevar una vida qu noi sea indigna de su cualidad ¿Som os h oy capaces de juzgar así com o él lo
de hom bres» (p. Í22). exige?
Precisamente porque proclam a sus am plias aspi­
raciones, Da Costa no oculta sus propias debilida­ Eugen R E L G IS

Ayuntamiento de Madrid
1280 C E N I T

en lengua italiana
(C o n tin u a c ió n )

21° « L a C om u n e». N ú m ero ú n ic o . F ila d e lfia . N ú m e r o


d e a v a n c e s o c i a l . N ú m e r o ú n ic o . S a n F r a n c is c o . C a lif o r n ia .
d e d i c a d o a la r e v u e l t a d e A n c o n a y p o r la S e m a n a R o ja
J u lio 1 9 2 6 , c u a t r o p á g in a s , c i n c o c o lu m n a s . R e d a c t o r : V . F e -
de k n 1 9 1 5 r e e m p r e n d e la p u b l i c a c i ó n r e g u la r p a ra rr e ro .
c o m b a t i r e l i n t e r v e n c i o n i s m o e n la g u e r r a . I n t e r r u m p e su
221. « G e r m i n a l » . Q u in c e n a r i o a n a r q u is t a . C h i c a g o . I n ic ia
p u b l i c a c i ó n c u a n d o e l g o b i e r n o d e W . W i ls o n a d o p t ó las
s u p u b l i c a c i ó n e n 1 9 2 6 , a g r a n f o r m a t o , y la c o n t i n ú a h a sta
m e d id a s g u b e r n a m e n t a le s c o n t r a la p r o p a g a n d a a n t ig u e r r e r a .
1 9 3 0 . C o n t ó c o n m u c h a c o l a b o r a c i ó n d e p a r t e d e lo s m il i ­
211. «L ia C o n q u i s t a » . Q u in c e n a l . F ila d e lfia . E d i t a d o p o r
t a n te s d e E u r o p a . R e d a c t o r : S ilv e s t r e S p a d a . C o la b o r a d o r e s :
la U n i ó n d e T r a b a ja d o r e s I t a lia n o s . A p a r e c e n 1 6 n ú m e r o s
e n e l cu rso d e 1915. L u i g i F a b b r i, H u g o T r e n i, C a m i l o B e r n e r i, V ir g ilia d ’ A n d r e a ,
A r m a n d o B o r g h i, L u x ( F e l i c e V e z z a n a ) , e t c .
212. «L a F r u s t a » , d e lo s C l o a k M a k e r a . N e w Y ork. A p a ­
r e c e e l p r im e r v ie r n e s d e c a d a m e s . I n i c i a s u p u b l i c a c i ó n 222. « V i t a » . N ú m e r o ú n i c o d e d i c a d o a las v í c t i m a s d e la
e n 1 9 2 2 y la c o n t i n ú a h a s ta 1 9 2 4 . O r g a n o d e l g r u p o » G l i r e a c c i ó n i n t e r n a c io n a l. R o c h e s t e r . N . Y . 1 d e m a y o d e 1 9 2 7 ,
I n s o r t i» . S e d e d ic a p a r t ic u la r m e n t e a p o l é m i c a s in te rn a s . c u a t r o p á g in a s , c u a t r o c o lu m n a s .
C u a t r o p á g i n a s s o b r e c u a t r o c o lu m n a s . R e d a c t o r e s : L u i g i R e a 223. « L ’ E m a n c ip a z i o n e » . M en su a l lib e r t a r io d e l W est.
y P a s q u a le F u g e t t a . S a n F r a n c is c o . C a l i f o r n ia . I n ic ia su p u b l i c a c i ó n en 1927 y
213. « P e r la I i b e r t á » . E d ic ió n e s p e c i a l d e « L ’A d u n a t a c o n tin ú a h a sta 1 93 2 , e n pequeño fo r m a t o , cu a tro p á g in a s .
d e i R e f r a t t a r i» , d e N e w Y o r k , d e d i c a d a e n « P r o V it t im e P o - R e d a c to r : V . F errero.
lit ic h e d I t a l i a » . J u lio d e 1 9 2 3 , d o c e p á g in a s f o r m a t o r e v ista .
224. « V A u rora ». P u b l i c a c i ó n q u i n c e n a l . B o s t o n . S e in i­
2 1 4 . « L a D i f e s a » . H o j a d e e d u c a c i ó n y d e lu c h a . N e w
c ia e l 15 d e fe b r e r o d e 1928. E n su s e g u n d o a ñ o c a m b ia
Y o r k . I n ic ia su p u b l i c a c i ó n q u i n c e n a l e n m a r z o d e 1 9 2 3 y
e l s u b s t ít u lo p o r e l d e « P e r i ó d i c o d e c r ít i c a y d e id e a s » . L l e ­
c o n t i n ú a h a s ta 1 9 2 5 e n p e q u e ñ o f o r m a t o ; c u a t r o p á g in a s ,
g a h a s ta e l m e s d e m a y o d e 1 9 3 0 . R e d a c t o r : H i l a r io M a r -
d o s c o lu m n a s .
g u e r i t a (I l a r io d e l C a s t e lr e d ) . C o l a b o r a d o r : P a o l o S c h ic h i.
2 1 5 . L ’A g it a z io n e » . B o le t ín q u in c e n a l d e l C o m it é C e n -
225. « A lb a ». P e r ió d ic o lib e r t a r io . P it s b u r g Pa. A p arece
tra l p o r la D e f e n s a d e S a c c o y V a n z e t t i. B o s t o n . I n i c i a su
c u a n d o p u e d e . S e d ic e e n su c a b e c e r a q u e es r e d a c ta d o p o r
p u b lic a c ió n e n d ic ie m b r e d e 1 92 0 , c o n d u c ie n d o u n a á sp era
o b re ro s . C o m ie n z a e n ju lio d e 192 9 , e n p e q u e ñ o fo rm a to ,
l u c h a t e n d e n t e a s a lv a r l o s d o s a n a r q u is ta s d e t e n id o s y c o n ­
c u a t r o p á g in a s , c u a t r o c o l u m n a s . S e p u b l i c a h a s ta f in e s d e
d e n a d o s a m u e r t e s ie n d o in o c e n t e s : S a c c o y V a n z e t t i. R e -
1 9 3 1 . R e d a c to r : F r a n c e s c o R u sso.
p r o d u c e la c r ó n i c a d e l a c a m p a ñ a q u e s e d e s a r r o lla e n t o d o
e l m u n d o e n d e f e n s a d e lo s d o s c o n d e n a d o s y d a c u e n t a 226. « E r e s ia » , d e oggi e de d o m a n i. N e w Y o r k . R e v is t a
d e l o s g a s to s a d m in is t r a t iv o s . C e s a la p u b l i c a c i ó n e n 1 92 5 . d e 3 4 p á g in a s a g r a n f o r m a t o . T e n d e n c i a a n a r q u is t a i n d i v i ­
A p a r e c e c o n c u a t r o p á g in a s s o b r e c in c o c o lu m n a s . R e d a c to r : d u a lis t a . C o m i e n z a c o m o m e n s u a l e n a b r il d e 1 9 2 8 . D e s p u é s
A l d i n o F e lic a n i. d e m a r z o d e 1 92 9 , c a m b ia d e fo r m a to m ás r e d u c id o , p e r o a
216. « P r o t e s t a H u m a n a » . B o le t í n d e l C o m i t é d e D e f e n s a 6 4 p á g in a s , c o n e l s u b t í t u l o « P e r l ’ a f r a n c a m e n t o » . C o t i n ú a
p o r S a c c o y V a n z e t t i. B o s t o n . C o m i e n z a s u p u b l i c a c i ó n e n h a s ta o c t u b r e d e 1 9 3 1 . R e c i b e b u e n a c o l a b o r a c i ó n d e lo s
1926 a l c e s a r « L ’A g it a z io n e » , p e r o e n tre e l p rim e ro y s e g u n ­ a n a r q u is t a s in d iv id u a lis t a s d e N o r t e a m é r ic a . R e d a c t o r : C i ­
d o n ú m e r o , d i c i e m b r e d e 1 9 2 6 , h a y u n a la r g a s u s p e n s ió n r í a c o A r r i g o n i (B r a n d ).
p orq u e la lín e a d e c o n d u c í a tr a z a d a p o r e l C o l e g i o d e D e ­ 227. « I n t e s a L i b e r t a r ia » . O r g a n o d e l o s g r u p o s a n a r q u is ­
fe n s a im p o n e e l q u e n o s e d ig a n i e s c r ib a n ad a al o b je to ta s d e N o r t e a m é r ic a . N e w Y o r k . S e in i c i a e n m a y o d e 1 9 3 9
d e q u e la ju s tic ia s ig a su cu rso lib r e d e to d a in flu e n c ia y e n g r a n f o r m a t o , a c u a t r o p á g in a s . A p a r e c e n p o c o s n ú m e r o s .
s in e l s e llo d e n in g ú n p r e ju ic io . P ero la a c t it u d del ju e z R e d a c t o r : C i r í a c o A r r i g o n i (B r a n d ).
T h a y e r im p u ls a a l C o m i t é a r o m p e r el s il e n c io . E d it o r e s : 228. « P e n s i e r o e R e a l t á » . U p p e r D a r b y . P a . y M a r s e lla .
S a c c o -V a n z e tti D e fe s s e C o m m ite e . R e v is t a d e 3 2 p á g in a s . A p a r e c e s o la m e n t e u n f a s c í c u l o d e
217. « U m a n it á N o v a » . S e m a n a r io . B r o o k ly n . I n ic ia la p u ­ e n s a y o e n s e p tie m b r e d e 1 9 3 8 . L le v a b a c o m o s u b tít u lo : « R e ­
b lic a c ió n e n g ra n fo r m a to , e n n o v ie m b r e d e 1924, A p a r e ce n s e ñ a c r ít i c a y p o l é m i c a d e p a r t id o s y a c o n t e c i m i e n t o s » .
u n a d e c e n a d e n ú m e r o s h a c ia m e d ia d o s d e 1 9 2 5 . D i c e la
229. « A U ’ A r m i » . P e r il r is c a t t o d e g l i o s ta g i. ( P o r e l r e s ­
c i r c u l a r q u e a n u n c ia s u c e s a c i ó n q u e « d e b e s u s p e n d e r la
c a t e d e lo s r e h e n e s ). S c h e n e c t a d y . N . Y . N ú m e r o ú n i c o p u ­
p u b l i c a c i ó n p o r f a lt a d e f o n d o s y a n t e e l b o i c o t r e a liz a d o
b lic a d o e n o c t u b r e d e 1930. P e q u e ñ o fo rm a to , cu a tro p á g i­
p o r o t r o s p e r i ó d i c o s » . R e d a c t o r : M a r is B a ld in i.
n a s a tre s c o lu m n a s .
218. « L a S f o r z a » . P u b l i c a c i ó n p e r i ó d i c a . W e s t f i e l d . N . J.
C o m i e n z a s u s a lid a e l 7 d e n o v ie m b r e d e 1924, a cu a tro 230. « L a R e a R á » . E n l o s p r o b le m a s s o c ia le s c o n t e m p o ­
p á g in a s , c u a t r o c o l u m n a s . S u s t r e s p r im e r o s n ú m e r o s a p a ­ r á n e o s . D e t r o i t M i c h .- M a r s e l la . I m p r e s o e n F r a n c ia e n las
r e c e n m e n s u a lm e n t e ; l u e g o s a le i r r e g u la r m e n t e . C e s a e n d i ­ e d i c i o n e s d e la L i b r e r í a A u t ó n o m a . D e s p u é s d e h a b e r d i ­
c i e m b r e d e 1 9 2 5 . E n t o t a l a p a r e c e n s e is n ú m e r o s , e n lo s f u n d i d o u n M a n if ie s t o - P r o g r a m a l a n z a u n n ú m e r o d e e n s a y o
q u e s e d a l a r g o e s p a c i o a la s p o l é m i c a s in te rn a s . R e d a c t o ­ e n o c t u b r e d e 1 9 3 2 . A p a r e c i e r o n e n t o d o t r e s n ú m e r o s , el
r e s : N . P i e s c o , L u i g i V e l l a , E . R ig u g li o . ú l t i m o c o n f e c h a d e e n e r o d e 1 9 3 3 , e n f o r m a t o r e v is t a , o c h o
219. « L a S t a ffile » . N ú m e r o ú n i c o e d i t a d o p o r e l G r u p o p á g i n a s s o b r e d o s c o l u m n a s . D e s a r r o lla u n a l a b o r r e v is io ­
A u t ó n o m o . P r o v i d e n c e . M a r z o 1 9 2 5 . S e d e d i c a a la p o l é m i c a n is ta . R e d a c t o r : D o m e n i c o Z a v a t t e r o ( O l m o ) .
in t e r n a . C u a t r o p á g in a s s o b r e c i n c o c o lu m n a s .
U go FEDELI
220. «L a S costa ». P u b lic a c ió n a n a r q u is t a de d e fe n s a y (C o n tin u a r á .)

S o c ié té G én éra le d 'lm p r e s s io n , 61, rué d es A m id o n n ie r s .— L e G éra n t : E tie n n e C U IL L E M A U . T o u lo u s e (H t e -G n e .)

Ayuntamiento de Madrid
PCEÍ4S --------
de cAyez ij de 776cnj

EL í\m DEL PENSADOR


Naces sin saber que naces desgarró todas tus venas.
d el cielo azul que te hiela, Los tim bales d e las sierras
eres la luz y el color te anunciaron la masacre
d e nuestra p ard a Tierra. d e in cipien te violencia.
Vives sin saber q u e vives Buen lib ro te hubiese hecho
d e energías que te ciegan, si el gran H o m e ro viviera
como si en una fre n te rota cam biando e l carro troyano
navegaran las estrellas. por mastodontes que vuelan
M archas, sin saber que marchas, añadiendo a tu leyenda
don d e tus pies te llevan, otra lirada y O d is e a ,
pisas la tierra herida con cercados d e alam bradas
d e naranjos y oliveras. y cementerios d e arena.
Sufres sin saber q u e sufres Vives con las esperanzas
la carga d e tus cadenas,- que alim entan tus ideas,
y la rancia tradición desvencijando tus sienes
d e las viejas zaguaneras con zarzas d e espinas negras.
te colma d e maldiciones Naces sin saber q u e naces
y calumnias de ram era. y sin d orm ir no despiertas,
Sientes sin saber que sientes p orqu e tu vida es un libro
la música d el poem a, d e páginas b ien compuestas,
con un pasado d e sangre hechas con trém ula mano
lleno d e duras contiendas. y con fre n te descubierta
Lloras sin saber q u e lloras q ue al morir nos ha d ejad o
con lágrimas d e leyenda sangre re b e ld e d e herencia.
porque el puñal d el verdugo V O LG A MARCOS

(& X & ) » (

Ayuntamiento de Madrid
HA S A L I C O EL III T C M C L E
"La C .N .T .
en la
Revolución
i rr
e s p a ñ o la
p o r Jo s é P E I R A T S

E s t a o b r a n o p u e d e f a l t a r e n la
b ib lio te c a d e n in g ú n h om bre e s tu ­
d i o s o y a m a n t e d e la c u l t u r a . T o d o s ,
a f i l i a d o s a la C . N . T . o n o , p e r o
e s p í r it u s in q u ie t o s y d eseosos de
c o n o c e r la h i s t o r ia d e l a g e s t a p o ­
p u la r m á s t r a s c e n d e n t a l d e l s ig lo X X ,
h a n d e l e e r « L a C . X . T . e n la R e ­
v o lu c ió n K s p a ñ o la » , lib r o e s c r it o c o n
p r o f u n d o o b j e t i v i d a d y c o n la m á s
e s c r u p u lo s a h o n r a d e z d e h is to r ia d o r ,
a c u m u la n d o d o c u m e n t o s y d a t o s in é ­
d ito s y fid e d ig n o s .
A q u e llo s q u e n o h a y a n a d q u ir id o
t o d a v ía e l I I I t o m o , d e b e n a p r e s u ­
r a rs e a p e d ir lo , a fin d e q u e n o se
e n c u e n t r e n f a l t a d o s d e la o b r a c o m ­
p le ta .
P a ra ilu s tr a c ió n d e n u e s tro s le c ­
to re s , d a m o s a c o n tin u a c ió n lo s tí­
t u lo s g e n e r a le s d e lo s c a p ít u lo s d e
qu e se co m p o n e el to m o III, y a p u e s ­
t o a la v e n ta .

C apítu lo X X V II. _ El Pleno C a p itu lo X X X II. — La política C ap ítu lo X X X V II. — D el P le ­


Económico de V a le n c ia . franquista. no d e O c tu b re a la p érd id a
C apítu lo X X V III. — La Nueva C atalu ñ a.
C a p ítu lo X X X III. — La incau­
P lataform a Sindical. tación estatal de las industrias de C a p ítu lo X X X V III. — El últif—>
C apítu lo X X IX . — D e la vic­ guerra. b aluarte.
toria d e Teruel al desastre de C a p ítu lo X X X IV . — Los lib e r­ C apítu lo X X X !X . — ¡Ay de'
Aragón. tarios en la guerra. vencido!

C ap ítu lo X X X . — La crisis in­ P r e c io del v o lu m e n : 750 fra n c o s.


C a p ítu lo X X X V . — El terror en
terna d el M o vim ien to Libertario. D ie z por c ie n to de d escu en to a par­
los frentes.
t ir d e l p e d i d } d e 5 e je m p la r e s .
C ap itu lo X X X I. — La crisis de C a p ítu lo X X X V I. — El terror P e d id o s : A d m in is tr a c ió n del L ib r o ,
agosto y la batalla d el Ebro. en la retaguardia. 4, ru é B e lfo r t , TOULOUSE (H .-G .i.

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