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La venda de tus ojos

En una comunidad muy remota, ubicada en el corazón de la selva vivía una pequeña niña,
ella solo había escuchado rumores de los hombres blancos que habitan en las afueras de
la selva, nunca había tenido contacto alguno con ninguno de ellos pero los ancianos
decían que eran hombres malos.
Un día la pequeña niña llamada Tsúgki estaba caminando por la orilla del rio, buscando
un lugar en donde podría pescar para llevar la comida a su hermana mayor Nugkui, pero
de la nada escucho un fuerte sonido que incluso hizo volar a las aves que posaban en los
árboles, los monos chillaban y la selva se sumergió en un insoportable ruido, Tsúgki lo
primero que pensó fue en su hermana Nugkui, así que corrió y corrió pero nunca logro llegar
donde su hermana.

En la mitad del camino tropezó con algo, ella levanto su cabeza y vio a una mujer igual a ella pero
sus ropas eran raras, distintas a lo que ella conocía, la mujer solo sonrió y la ayudo a levantarse
pero lo que era un acto amable ella lo sintió como un escalofrío que le atravesaba todo su cuerpo.
La mujer le dijo:

- Estas bien pequeña.- pero Tsúki no le logro entender, el labio de la mujer se


levantó en un extremo.- ya veo, no me entiendes.- y su sonrisa se extendió incluso
más.
Tsúki escucho el grito de un mono y salió de su estado de shock y por primera vez vio a su
alrededor desde que había chocado con esa extraña mujer. Lo que vio le dejo sin aliento,
todo lo que había conocido alguna vez había desaparecido, las grandes extensiones de
selva ya no estaban, solo habían grandes máquinas y hombres que arrasaban con todo lo
que se les ponía enfrente, lagrimas comenzaron a salir de sus ojos y de repente una niebla
negra se iba posando ante ella lo último que vio fue a su hogar destruido y las últimas
palabras que salieron de su aliento, como un pequeño suspiro fue:
- Nugkui

Tsúki abrió los ojos y no podía entender lo que había sucedido, la selva se había
transformado en algo que ella no conocía, se levantó de algo que era muy suave y una voz
de una mujer resonó en la habitación:
- Por fin estas despierta, a verdad no logras entenderme.- entonces la mujer
comenzó hablar más despacio y en señas.- yo soy lucia, y tú eres.
- Tsúki.- la mujer sonrió porque sabía que le había entendido.
Lucia había tomado a la pequeña niña y llevado consigo hacia un pequeño poblado en
donde se estaban quedando. Tsúki no lograba entender que estaba sucediendo pero se
acorde de las enseñanzas de su abuela que le dijo que ante un peligro, la paciencia y la
audacia son tus únicos aliados. Tsúki pasó algunos meses con Lucia quien le trato de
enseñar el español como Tsúki siempre fue muy inteligente logro comprender
rápidamente, un día mientras estaban comiendo, tsúki dijo:
- Quiero ir a mi hogar.
- Después pequeña.- respondió Lucia
- Porque, quiero ver a mi hermana.
- Dije después.- y se levantó enojada de la mesa.
Tsúki no podía olvidar las últimas imágenes que había visto de su hogar no lograba
entender cómo es que la misma mujer que vio con una sonrisa maliciosa es la misma que
le ha estado cuidando todo este tiempo. Salió al balcón a ver en el horizonte la selva que
se encontraba a su alrededor añorando su hogar, de repente escucho una voz conocida,
bajo corriendo las escaleras y se paró en seco ya que la personas que estaba al otro lado
era una mujer que había visto antes en su pueblo, su nombre era Dunu.
- Por fin llegaste.- dijo lucio, Tsúki se escondió atrás de un muro.
- La paga.- contesto Duno.
- El maletín te lo van a dar a la salida, fue un placer hacer negocios contigo.- Y Duno
salió, Tsúki la siguió y la confronto.
- Que haces aquí.- dijo Tsúki en su lengua natal, Duno se puso pálida, pero cuando
logro gesticular las palabras le contesto.
- Tú que haces aquí.
- Ni yo lo sé, pero como es que conoces a estas personas, mejor dicho quien son
estas personas.
- Si ella te acogió entonces olvida todo y comienza una nueva vida.
- De qué diablos estás hablando.
- Ya no tenemos un hogar a donde regresar.- Esas palabras cambiaron algo dentro
de Tsúki y entonces cogió a Duno y la puso contra la pared.
- Estas mintiendo, dime que hiciste.
- Lo necesario para sobrevivir.
- ¡Mientes!.- y entonces lucia salió
- Que está pasando.- dijo lucia. Tsúki soltó a Dunu y le miro a lucia.
- Llévame a casa.- sin saber, las lagrimas estaban cubriendo su rostro.
- Ya te dije que eso lo hablaremos después.
- ¡AHORAAAA!.- Lucia le dio una cachetada y Tsuki simplemente corrió
No sabía a donde se dirigía, se introdujo en la selva y siguió corriendo, la noche pronto
callo y se acurruco contra un árbol y entre sollozos decía una y otra vez “Nugkui”. Al abrir
los ojos, el sol ya había salido, sin saber en dónde se encontraba siguió caminando sin
rumbo hasta que escucho a lo lejos su nombre, alguien la estaba llamando, por un
instante pensó en su hermana y comenzó a correr hacia la voz pero cuando se dio cuenta
que eso era imposible freno en seco pero ya era demasiado tarde, Lucia venía a su
encuentro. Lucia le abrazo y vio en sus ojos que tenía sentimientos revueltos de
desesperación, ira, frustración, añoranza, alivio.
- Nunca lo vuelvas hacer.
- Hogar.
- De acuerdo, pero prométeme algo, cuando lo veas recuerda que solo seguíamos
ordenes.- esas palabras hicieron que todo su cuerpo se paralizara.
Comenzó su viaje de regreso a su hogar junto a su hermana, caminaron por algunos días
que no tenían fin, hasta que logro reconocer el rio que ella tantas veces había pescado en
él y entonces un escalofrió le recorrió su cuerpo, mientras más se acercaban el miedo más
crecía.
Y entonces todos sus temores se convirtieron en realidad, todo había desaparecido, ya no
quedaba nada, solo era un suelo árido sin vida. Los troncos de los arboles amontonados
esperando a que se los lleven, su único instinto fue correr y buscar a su hermana sin
importar a las personas blancas que estaban a su alrededor.
Cuando llego a su pueblo solo había chozas vacías sin ningún rastro de su gente, sus ojos
se llenaron de lágrimas y su corazón se llenó de ira, sintió una mano en sus hombros y una
voz que le decía:
- Lo siento.- regreso a ver y era lucia que la había alcanzado.
- En donde están.
- Los enteraron en una fosa común.- y entonces lucia comenzó a caminar hacia la
selva y Tsúki la siguió.
Al llegar Tsúki cayó sobre sus rodillas y más lágrimas comenzaron a salir, sus manos se
cerraron en puños y golpeo el suelo mientras que desde su garganta salía un grito que
rompería el alma a cualquiera que lo escuchara y fue ahí en donde la venda de los ojos de
Lucia se cayó y pudo ver lo que había provocado.
- Porque.- salió en un suspiro.- ¡PORQUEEEE!
- Seguíamos órdenes.
- Mi pueblo.
- Se resistieron, no tuvimos otra opción.- Tsúki se levantó y confronto a Lucia,
mirándola directamente a los ojos.
- ¿Qué querían?, ¿Dunu?
- Los árboles que se encuentra en las tierras de tu pueblo son muy valiosos, sin
mencionar que debajo se encuentra una gran cantidad de petróleo, Dunu sabía
dónde estaba y nos lo dijo.
- Los árboles, petróleo. La vida de mi pueblo solo vale eso.
- Lo siento.
- No, no digas otra vez lo siento.
- Dime cualquier cosa que pueda hacer para recompensarte.
- Porque, porque te importo tanto.
- En estos meses que pase contigo, te llegue a querer como a una hija, la hija que
nunca podre tener.
- Entonces ayúdame, ayúdame a que ningún otro pueblo tenga que sufrir lo mismo.
- Cuenta conmigo.
Tsúki se dirigio a su cabaña, donde antes vivía con su hermana y en la pared estaba escrito
“Cauë” que en su idioma significa adiós. Y es ahí donde Tsúki le prometió a su hermana
que no dejaría que ningún otro pueblo tenga que vivir lo que ellos pasaron.
FIN

Narrador: esta historia tiene un mensaje oculto, los nombres que se utilizó son nombres
de las tribus amazónicas en donde Nugkui significa tierra, el nombre de la hermana de
Tsúki, lo que queremos representar es que con las acciones egoístas del ser humano
estamos matando a nuestra tierra la cual nos da su última palabra que es adiós.

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