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Los Judos y La Guerra Civil Espaola2063 PDF
Los Judos y La Guerra Civil Espaola2063 PDF
Alicia Benmergui
Convencido de la importancia de hacer emerger del olvido, voluntario o casual, la lucha y los
sacrificios llevados a cabo por los judíos que combatieron en la guerra civil española, Arno
Lustiger inició en 1984 un investigación de documentos y entrevistas a veteranos, con el
objeto de escribir un libro que pudiese contribuir a rendir homenaje al esfuerzo de las
generaciones de idealistas judíos que combatieron por un mundo mejor (tikkun olam,
'reparación o restauración del mundo' se llama este postulado en las fuentes judías). Resultado
del trabajo de Lustiger fue el volumen Shalom Libertad!, cuya primera edición vio la luz en
noviembre de 2001. Alberto Fernandez, en un artículo publicado en la revista Raíces de 1989,
“Voluntarios Judíos en las Brigadas Internacionales" escribe que no se puede establecer
cuantos fueron exactamente los voluntarios judíos en las Brigadas Internacionales también
“por el hecho que existían solamente determinadas fuentes de informaciones, cuidadosamente
manipuladas y puestas a disposición del público, pocas personas - y con mucho retardo –
pueden consultar los documentos dispersos en los archivos nacionales.”
Lustiger, en su libro Shalom Libertad!, hizo notar justamente que para aclarar la cuestión del
número de voluntarios en la guerra civil española es necesario antes que nada, la definición de
quienes eran judíos, un grupo 'étnico-nacional' o calificados exclusivamente como un grupo
'religioso' y por lo tanto, como tales, son simplemente ciudadanos de sus países? Por otra
parte, quien fue considerado ‘combatiente en España’? Solo los soldados en las trincheras o
también los periodistas, los médicos y las enfermeras, los técnicos, los traductores?
Generalmente, por 'judíos combatientes en España se entienden todas las personas de origen
judío que han contribuido a la defensa de la República durante la
guerra civil.
El número tres que habría debido ser publicado poco después del segundo, salió recién el 22
de abril a causa de los despiadados combates en el frente de Aragón en que muchos
redactores murieron, o fueron heridos y una gran parte del material preparado fue destruído.
El número cuatro, que apareció a inicios del mes de agosto, había mejorado gráficamente
porque no fue impreso a mano como los anteriores, finalmente había llegado de París una
máquina de escribir con caracteres hebreos.
La llegada a España
Hubo voluntarios internacionales luchando con la República desde el inicio mismo de la guerra.
Los primeros se integraron en las milicias que los distintos partidos y sindicatos formaron
espontáneamente ni bien se produjo la sublevación franquista y algunos se reunieron en
grupos como el que llevó el nombre de Ernest Thaelmann, secretario general del PC alemán
que en aquellos momentos estaba preso en su país. El Grupo Thaelmann se componía de
catorce combatientes, doce de ellos judíos. Paralelamente empezaron a llegar del extranjero
voluntarios que en las semanas iniciales no necesitarían más que tomar el tren en Francia y
pasar la frontera pero que pronto, debido al pacto de no intervención, se verían obligados a
embarcarse en secreto en Marsella o a atravesar los Pirineos a pie.
En diciembre de 1937, catorce meses después de crearse las BB II, la segunda compañía del
Batallón Palafox quedó designada como compañía judía y recibió el nombre de Naftalí Botwin,
un comunista judío polaco ajusticiado en 1925 por haber dado muerte a un infiltrado en las
filas del partido. La compañía se creó cuando los polacos, que habían conseguido tras muchas
presiones tener su propia brigada en verano de ese año (la XIII Brigada Dombrowski),
formaron en ella dos compañías para las minorías
judía y ucraniana.
Los comandantes de la compañía fueron Karol Gutman que cayó en acción, Mija Sapir que fue
gravemente herido en Lérida en abril de 1938, Leon Rubinsztein que fue gravemente herido en
Caspe, en marzo de 1938, Alter Szerman, herido en el frente del Ebro en 1938, Israel
Halbersberg que cayó en acción) y Emanuel Mink que fue herido dos veces.
El último entierro oficial de un brigadista muerto en combate fue el del botwinista Jazkel.
Joseph Rzepkowicz fue un antiguo estudiante de yeshivá que se afilió al Partido Comunista
polaco. En España sirvió en la compañía Botwin entre otras. Resultó gravemente herido en
junio de 1938, durante la batalla del Ebro, y quedó inválido. Evacuado a la URSS, volvió a
Polonia después de la Segunda Guerra Mundial. Tras la oleada de antisemitismo que siguió a la
guerra de los Seis Días, inmigró a Israel. Murió en Jolón en 1992. Moshe Krempel: un caso
típico de brigadista hijo de una familia judía tradicional. También él, como muchos otros
veteranos polacos, volvió a su país de nacimiento tras la Segunda Guerra Mundial y después, a
raíz de las oleadas de antisemitismo que se dieron en Polonia, acabó por instalarse en Israel.
Olek Nuss fue un poeta, responsable de la redacción del periódico de la compañía y de la letra
del himno, Olek murió en Auschwitz. Henri (Yejiel) “Largo” Sulewic escapó y desde ese
momento vivió en Francia. Todos sus papeles y fotos de España quedaron enterrados en Gurs.
La compañía Botwin del Batallón Palafox fue la primera sección mixta. Fueron algunos de sus
integrantes Max Geler; Moishe Szafran, Moishe Rozenberg, Emanuel Mink y Alter Szerman,jefe
de la sección, y Jasza Zawidowicz.
Mir Guedenken (“Nosotros recordamos”) fue un libro editado por los “Amigos del Batallón
Botwin” para recoger dinero para los brigadistas judíos internados en los campos franceses.
Esto fue en Nueva York, en 1939.
Oif di Spuren fun guevure, “Tras las huellas del heroísmo” es la autobiografía de Gershon Dua-
Bogen, activo militante del PC polaco que fue secretario general del PC palestino hasta su
expulsión del país por sus actividades políticas. Fue uno de los promotores de la creación de la
compañía Botwin.
El General Manfred Stern alias Emilio Kleber. El general Kleber estuvo al mando de la XI
Brigada durante la primera defensa de Madrid. Sus hermanos Wolf y Leo también combatieron
en España.
Carta en ídish y foto de David Lipton: “Muy, muy queridos, muy, muy amados papá y mamá:
estoy sentado en una montaña entre viñedos y olivos cubiertos de la sangre de España. Miro la
caída del sol y lloro, lloro, lloro... “, escribe David a sus padres, y les pide perdón por haberles
ocultado su viaje a España. El autor de la carta cayó en acción tres semanas después de
escribirla, más o menos en las mismas fechas en que su familia la recibió.
“De Madrid a Berlín” fue el libro escrito por el comunista Israel Centner, sobre la participación
de los eretz-israelíes en las BB II.
Shemuel Segal eretz-israelí, recibió su pasaporte, tras mucho insistir, después de su retirada
de España, con la condición expresa de no volver a Palestina.
El eretz-israelí Jezy Bryn, murió en una cárcel polaca donde cumplía una condena por haber
sido falsamente acusado de espionaje. Se publicó en Israel Shtime (15-9-1976).
Voluntarios de Eretz-Israel: Mateusz Elman (Matias), Aron Guinzburg, Marcel Langer, Nahum
Sofer, Abram Yungstajn, Ruth (Jaya) Maitis, Schlama Jofe, Israel Centner, Moshe Estracher.
Pasaporte palestino número 62476 – Nacido en Homel en 1915; agricultor, residente en Mikvé
Israel. Altura, 164 cms., ojos grises, pelo castaño... Recibió visado francés y permisos de
tránsito en septiembre de 1937.
Carnet militar español número 76.018. Partido político: antifascista; fecha de entrada en las
BB II: 17 de octubre de 1937; servicio en el frente: del 6 de diciembre de 1937 al 24 de
septiembre de 1938 en los frentes de Zueva, Extremadura, Aragón, Lérida, Fayón y Ebro;
equipo que recibió: un capote, una chaqueta, un par de pantalones, un par de zapatos, dos
camisas, una camiseta, un cinturón, una mochila; soldada: 310 pesetas al mes. Se le autorizó
a salir de España con trescientos francos.
Se le otorgó el Carnet de Honor de la 35 división: nombrándolo a David Karon “Combatiente
de Honor como voluntario de la libertad”...“Los soldados de la División, todos los españoles, no
olvidarán jamás a los que defendieron la independencia del suelo nacional... España, octubre
de 1938”.
El oficial de distrito del Gobierno de Palestina pide a David Karon que abone “los 2576’86
francos que recibió del cónsul general de Su Majestad en Marsella para su repatriación a
Palestina”.
David Karon volvió a su grupo de pioneros en el moshav Hadar (cerca de Ramataim) y fue
readmitido sin problemas aunque había sido expulsado cuando decidió participar en la guerra
de España. Fundó en 1939 con sus compañeros el kibutz Kfar Menajem, donde murió en 2001.
Imre Jacobi pertenecía a la selección nacional palestina de fútbol. Imre, que militaba en el PKP,
cayó en acción en el frente del Jarama.
El monumento de la XV Brigada en Sierra Pandols fue construido durante la batalla del Ebro
por el judío ruso-británico Percy Ludwig, ingeniero jefe de la brigada, y se conservó de la
destrucción de que fueron objeto casi todos los monumentos de las BB II después de la
guerra, gracias a su localización en plena montaña. Contiene el nombre de varios oficiales,
entre ellos el de Mark (Mordejai) Millman junto con el de su país de origen – Palestina. Se
trata, casi con seguridad, del único monumento de la época todavía en pie donde se menciona
a un combatiente eretz-israelí. Percy Ludwig dibujó un croquis para explicar la ubicación
exacta del monumento al brigadista israelí Salman Saltzman. El eretz-israelí David Kami:
Durante la guerra mundial, Kami formó parte de la red de espionaje soviética “Orquesta Roja”
que causó graves daños a los alemanes. Descubierto y detenido, fue torturado por la Gestapo
pero murió sin confesar.
En Yidn in Spanishn Birgerkrig 1936-1939 (“Los judíos en la guerra civil española 1936-
1939”), Benjamin Lubelski recuerda sus experiencias durante la guerra, las de algunos
voluntarios de su Lublin natal y un nuevo viaje a España años después. El autor volvió tras la
Segunda Guerra Mundial a Polonia donde trabajó en las altas esferas del servicio diplomático.
Emigró a Israel tras la ola de antisemitismo que siguió a la guerra de los Seis Días y trabajó
hasta su jubilación como bibliotecario del Instituto de Estudios Eslavos de la Universidad
Hebrea de Jerusalén
Marcel Langer había nacido en la ciudad de Auschwitz. Llegó a Eretz-Israel y residió en Haifa,
pero fue expulsado del país por las autoridades mandatarias a causa de sus actividades
políticas en el PKP. Se instaló en Francia y allí se enroló en las BB II. En España se casó con la
española Cecilia. A ella y a su hija Rosita estuvo dirigida una última carta antes de ser
ejecutado el 13 de marzo de 1943 en Toulouse, por su importante papel en la resistencia
francesa: “Querida mujercita, cuando esta carta llegue a tus manos, ya no estaré en este
mundo...”.
Con la derrota de los republicanos, los civiles y los brigadistas que pudieron buscaron refugio
en Francia. Allí llegaron 500.000 refugiados, donde fueron internados en campos totalmente
improvisados en pésimas condiciones sanitarias y sometidos a una estricta vigilancia. Luego de
un año y medio concentraron a la población judía en campos que fueron habilitados
nuevamente, Vernet fue uno de ellos, y en otro nuevo, Gurs. Algunos brigadistas fueron
enviados a Djelfa, Argelia y a otros campos del norte de Africa. Cuando Francia fue ocupada
por los nazis, los antiguos voluntarios de las Brigadas, también por supuesto los judíos, fueron
los primeros en integrar la Resistencia como extranjeros.
El eretz-israelí Haim Adler, que se incorporó al ejército inglés durante la Segunda Guerra
Mundial, le contó a su novia su encuentro en el norte de África con antiguos compañeros de la
guerra de España liberados de Djelfa que van camino de la URSS: “He visto a estos hombres,
a mis compañeros de armas, que durante cuatro años han soportado la vida más miserable en
los campos de concentración de África. Su pelo ha encanecido, sus dientes han ennegrecido,
las manos les tiemblan, la espalda se les ha arqueado, pero su corazón sigue siendo puro,
fuerte y lleno de fe”.
R. G. Thackrah, del National Joint Committee for Spanish Relief, escribe a la Organización
Sionista en Londres para comunicarle que ha encontrado un grupo de treinta y seis internados
que tenían pasaportes palestinos y no han sido repatriados. Thackrah espera que la
Organización Sionista pueda hacer algo por ellos ya que las condiciones en Saint Cyprien son
“extremadamente duras”.
En Mefaked ivri be-Sefarad ha-lojemet (“Un comandante hebreo en la España combatiente”)
Mordejai Avi-Shaul glosa la vida de Mordejai Millman, militante del PKP que estudiaba
agricultura en Marsella cuando estalló la guerra y en España fue comandante de una compañía
de la XV Brigada.
La comisión militar internacional de la Sociedad de Naciones hace constar la presencia en Saint
Cyprien del eretz-israelí Nahum Sofer en febrero de 1939.
En 1996 hubo una conmemoración festiva en Israel de las BB II Israel: con motivo del
cincuentenario del comienzo de la guerra, se planta un bosque en honor de los voluntarios.
Edward Barsky era cirujano del hospital neoyorquino Beth Israel, fue
fundador del Medical Bureau to Aid Spanish Democracy (Comité médico de
ayuda a la democracia española), que recolectó dinero para los servicios
médicos de la República; organizó el primer hospital norteamericano en el
frente del Jarama y proyectó un tipo de quirófanos móviles que se
montaban en camiones y podían apostarse junto a las trincheras mismas.
Llegó a ser médico jefe del Servicio Sanitario Internacional. Irène Joliot-Curie fue presidenta
honorífica de la Centrale Sanitaire Internationale (organización médica francesa de ayuda a
España). Albert Einstein se destacó como importante patrocinador del Medical Bureau y
sostenedor constante de la causa republicana. Wilfred (“Mendy”) Mendelson, activista
estudiantil, era, por su parte, estadounidense. También lo eran Dave Doran, comisario político
de los Lincoln que traspasó inadvertidamente las líneas enemigas y fue ejecutado y Joe Dallet,
que murió en Fuentes de Ebro en su primer día en el frente.
Abraham Sasson, antiguo alumno de un orfelinato judío de Brooklyn, cayó en acción. Sus
antiguos compañeros organizaron una velada en su memoria y la de otros cinco muertos en
combate egresados del establecimiento. En el programa, se hace una petición para recoger
fondos con los que ayudar a los otros nueve antiguos alumnos del orfelinato que todavía
estaban en España y para poder repatriar a los heridos.
Prisoners of the Good Fight (“Prisioneros de la buena causa”) libro del brigadista
norteamericano Carl Geiser que llegó a estar en el paredón, pero que no fue ejecutado en
aquel mismo momento porque cambió la política franquista. En él hace un recuento de la
historia de los prisioneros de guerra, especialmente los norteamericanos, en el campo de San
Pedro de Cardeña.
Captured by Franco (“Capturado por Franco”) del judío norteamericano Lou (Samuel) Ornitz,
fue editado por los Amigos de la Brigada Abraham Lincoln para obtener dinero con el que
rehabilitar a los prisioneros liberados y enviar ayuda a los que todavía estaban en las prisiones
españolas. Se publicó en Nueva York, en 1939. Pocas semanas después de haber sido puesto
en libertad, Sid Rosenblatt acude a la boda de un amigo brigadista en Nueva York. Siendo
prisionero le hicieron desnudar y lo filmaron en una película para demostrar que estaba
circuncidado y denunciar así la supuesta confabulación del “judeocomunismo” mundial contra
el pueblo español.
Spain’s Cause was Mine (“La causa de España era la mía”) son las memorias de guerra de
Hank Rubin, un judío norteamericano que sirvió como ayudante en los servicios médicos.
El judío norteamericano Milton Felsen describe en The Anti-Warrior: A Memoir (“El anti-
guerrero”) su actuación como conductor de ambulancias en España y sus experiencias en la
Segunda Guerra Mundial donde, a diferencia de otros antiguos brigadistas que fueron
confinados lejos del frente por sus ideas izquierdistas, combatió para el Office of Strategic
Services.
Hayman Katz fue uno de los voluntarios llegados de Nueva York. Se fue a España sin
despedirse de su madre porque no quería asustarla, pero cuando fue herido en acción en
1937, el joven voluntario decidió explicarle porque se había alistado contra los deseos de ella.
Su carta a casa revela los motivos de muchos otros voluntarios judíos "No te das cuenta que
los judíos seremos los primeros en sufrir si ganan los fascistas?”. Entre los voluntarios judíos
estaba Samuel Levinger de Columbus, Ohio, quién era el hijo de un rabino. El cayó en Brunete
en Julio de 1937. Su padre, el Rabino Lee Levinger permaneció siendo un amigo leal de la
Brigada Lincoln. Muchas judías, incluyendo Esther Silverstein se ofrecieron como voluntarias
para servir como enfermeras. El alto porcentaje de judíos entre los voluntarios del antifascismo
incitó a la dirección de las Brigadas Internacionales a considerar la posibilidad de formar una
brigada completamente judía. El propósito de esta unidad era demostrar la participación
directa de judíos junto a otros grupos nacionales en la lucha contra fascismo. Las numerosas s
muertes hicieron este imposible, pero ahí fue cuando se formó la Compañía Judía dentro de la
Brigada Polaca de Dombrowski, nombrada después Naftali Botwin. Las publicaciones Der
Fraihaits-Kempfer y Botwin en idish también fueron publicadas para todos los voluntarios
judíos dispersos entre las varias unidades nacionales. Después de la Segunda Guerra Mundial,
los veteranos judíos de la Guerra Civil Española retornaron sus países de origen, en los que
algunos de ellos alcanzaron altas posiciones en la infraestructura económica y política. Para los
judíos, la amenaza fascista era mucho más peligrosa que para los que no lo eran, no solo
implicaba opresión política era también racismo antisemita. En 1939, como parte de su
testimonio ante el Dies Committee enviado por el Congreso estadounidense para investigar las
así llamadas organizaciones antiamericanas, Milton Wolff dijo, explicando porque se alistó en la
Guerra Civil Española: “Soy un Judío, y sabiendo que como judíos nosotros estábamos en
primer lugar para los sufrimientos cuando llegara el fascismo, yo fui a España a luchar contra
ellos.” Las Brigadas Internacionales se convirtieron en el medio a través del cual los judíos de
todo el mundo pudieron enfrentar a su odiado enemigo “Aquí, finalmente” dijo Wolman “los
oprimidos de la Tierra están unidos, aquí finalmente nosotros tenemos armas, aquí nosotros
volvemos a la lucha. Aquí, aún si perdemos. . . en la lucha misma, en el surgimiento del
fascismo, nosotros habremos ganado” Aún antes de la formación de las Brigadas
Internacionales, los judíos estaban entre los primeros en tomar las armas en España. Entre
ellos había muchos que vinieron de Alemania cuando Hitler llegó al poder y habían sido
bienvenidos por el gobierno republicano. También llegaron los integrantes de grupos de
atletismo que habían venido de varios países a Barcelona para tomar parte en los Juegos
Olímpicos que deberían celebrarse a mediados de julio, en 1936 en respuesta a las Olimpíadas
que se realizarían en Berlín, con todo el aparato propagandístico y la pompa características del
nazismo hitlerista. Dentro de las Brigadas la alta proporción de judíos llegaron de Polonia,
Francia, Gran Bretaña, Alemania, Canadá y Palestina. También llegaron 22 sionistas de
Palestina a España, eran miembros del Hapoel, la Asociación Atlética del Sionismo Laborista,
quienes habían llegado a las Olimpíadas de los Trabajadores programadas para desarrollarse
en Barcelona el 19 de julio de 1936 como protesta contra los juegos olímpicos que tendrían
lugar en Berlín. Casi todos ellos tomaron parte en las batallas en Barcelona cuando los
trabajadores provocaron el levantamiento de la guarnición local. El mayor número de judíos
llegó de Polonia y luego de Estados Unidos. Se estima que el setenta por ciento del personal
médico estaba integrado por judíos.
Algunos brigadistas italianos también eran judíos; el más notable de ellos fue Carlo Rosselli, a
quién Mussolini consideraba su más peligroso opositor entre la comunidad de exiliados. Un
liberal disidente que fue a España antes que los comunistas, había organizado la primera
columna italiana de 130 hombres, la mayoría eran anarquistas, con unos pocos grupos de
liberales y trotsquistas luchando en las fuerzas de la milicia de los anarcosindicalistas
catalanes. Mussolini finalmente mandó matar a Carlo y su hermano Nello por un grupo de
asesinos llamados los Cagoulards, un grupo fascista francés, el 9 de julio de 1937.
Mientras tanto, como individuos y como grupo, los veteranos de la brigada de Lincoln seguían
siendo activistas políticos, sosteniendo públicamente causas en favor del movimiento de las
derechas civiles, contra la guerra en Vietnam, oponiéndose al golpe de Pinochet en Chile y
numerosas causas que consideraban justas. Cuando envejecieron, los veteranos de Lincoln
prestaron más atención a su legado personal como radicales y, en muchos casos, como
judíos. Algunos se centraron en sus trabajos sobre todo en temas judíos. Otro veterano, Albert
Prago, en su investigación histórica acentuó el papel del sentimiento judío en los motivos de
los voluntarios que se ofrecieron a luchar contra fascismo. Muchos otros veteranos que
sobreviven reconocen la importancia de la investigación de Prago. "anunciemos el hecho,"
escribió, "que hubo más judíos, proporcionalmente entre los que combatieron en España...
que cualquier otra minoría o cualquier otra nacionalidad en Europa!" Prago sostiene que
muchos judíos alemanes, ni bien Hitler llegó al poder, ante el aumento y la ferocidad de las
persecuciones antisemitas, buscaron refugio en otros países. A pesar de las denuncias de
ciudadanos prominentes, de las presiones ejercidas por varias organizaciones judías para
alterar las políticas inmigratorias y facilitar la admisión de refugiados judíos, éstos fueron
rechazados por el Departamento de Estado y el Congreso norteamericanos. Pese a que el
presidente Franklin D. Roosevelt había designado a un judío para un cargo tan alto como la
Secretaría de Hacienda, Henry Morganthau y habiendo reconocido la importancia del apoyo de
los judíos a su política del New Deal, sin embargo no hizo nada para cambiar el predominante
sentimiento antisemita existente entre los grupos dirigentes. Rehusando cambiar las existentes
cuotas de inmigración, Washington permitió entrar al país solo a judíos destacados como fue el
caso de Albert Einstein, pero no hizo nada para ayudar a las masas de refugiados judíos. En su
ensayo, “Judíos en las Brigadas Internacional” reeditado por los Veteranos de la Brigada
Abraham Lincoln Our Fight, editado por Alvah Bessie y Albert Prago (1986), enfatizaba el rol
jugado por la identidad judía que inspiraba individualmente a los voluntarios a luchar contra
los fascistas. Muchos otros veteranos sobrevivientes reconocen la importancia de la
investigación de Prago. Una vez derrotado el ejército republicano, la experiencia bélica pesaba
fuertemente sobre todas las actividades posteriores de todos los voluntarios. Para muchos
judíos el fin de la Guerra Civil Española significaba una reasunción de la lucha antifascista en
diferentes campos de batalla. Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de
1939, algunos brigadistas judíos en los campos, junto con otros extranjeros judíos que vivían
en Francia, se unieron a la Armada Francesa. El hecho es que la mayoría de los brigadistas
prisioneros en los campos vieron sellado su destino con la caída de Francia en poder de la
Alemania nazi en 1940. Los franceses colaboracionistas de Vichy transfirieron a los prisioneros
que quedaban bajo el control de los nazis quienes los deportaron junto con otros españoles
republicanos capturados mientras servían en la armada francesa, a los campos de la muerte,
en Alemania, Austria y Polonia. Muy pocos de ellos sobrevivieron.
Cuando los Estados Unidos entraron en la guerra, 400 veteranos de la Brigada Lincoln se
alistaron en los servicios de la armada mientras que otros sirvieron en la marina mercante.
Muchos de ellos ganaron recomendaciones y medallas por sus actos de heroísmo en acción.
Veinte veteranos de la brigada cayeron durante la Segunda Guerra Mundial, incluyendo a
Herman Bottcher, él mismo un refugiado llegado de Alemania. Como miembros de las fuerzas
armadas de los Estados Unidos los veteranos judíos de la Brigada Lincoln lucharon alrededor
del mundo. Varios participaron en acciones dentro de Alemania. Algunos incluyendo veteranos
como Al Tanz, Lou Gordon, Morris Cohen y Jack Lucid ayudaron a liberar los campos de
concentración. Con los siguientes textos comenzamos a despedirnos de estos luchadores, de
éstos combatientes para quienes las causas por la libertad y por la dignidad eran suyas, para
quienes pagaron con su vida su visión heroica de la vida, porque para todos ellos los ideales y
los principios eran lo que daban sentido a su existencia. Sabemos que no hemos sido justos,
he aquí una mínima parte de los protagonistas de esta historia, lo mismo podemos decir de las
mujeres, numerosos combatientes de origen judío partieron también de la Argentina y del
Uruguay. No los hemos olvidado ni ignorado. Cuando tengamos material suficiente sobre ellos
volveremos sobre el tema. La razón es que no disponemos de historias de vida en las que ellos
se hayan identificado, como en la mayoría de los casos mencionados en esta historia, como
judíos. Pero también desde aquí, desde estos lejanos rincones del mundo, también impulsados
por el mismo heroísmo y la misma generosidad partieron estos brigadistas y por supuesto
judíos también en gran número.
Sabemos que este ha sido un homenaje insuficiente, pero por lo menos hemos intentado
colaborar para que sus vidas y el ejemplo que dieron con ellas no sean olvidados, para que en
estos tiempos donde las utopías se ven muy deslucidas y son pocos los que están dispuestos a
luchar por ellas recordamos a estos personajes extraordinarios. Muchos de ellos con edades ya
avanzadas abrazados aún a sus posiciones militantes por la vida y la justicia.
En el folleto escrito por Albert Prago, éste relata que entre los voluntarios judíos había al
menos 36 voluntarios de Yugoslavia y 17 de Bulgaria, entre ellos judíos sefardíes y el que
luego fue el muy reconocido antropólogo John Murra, de origen rumano, nacido en Odessa
(actual Ucrania) en 1916 y fallecido el pasado 16 de octubre, a los 90 años de edad. Prago
contó la historia, según él perfectamente documentada, de Ezekiel Pikar, que en 1930 fue
enviado por la Haganá a Londres para aprender a volar, al poco tiempo después de que
obtuviera la licencia de piloto estalló la Guerra en España, Pikar se fue para allí y se presentó
como piloto, volando en la escuadra de Andre Malraux, cuando su bando perdió la guerra
marchó al Asia donde luchó contra los japoneses en China. Luego persuadido por uno de sus
camaradas de la Haganá para retornar a Palestina se integró al Palmaj, el brazo armado de la
Haganá. Entre los brigadistas también se encontraba el judío negro norteamericano Aaron
Johnson y el judío chino Chi Chano. El músico judío de origen ucraniano también integrante de
la Brigada Lincoln, Lan Adomian compuso algunas de las canciones republicanas más
representativas de ese tiempo... entre las numerosas historias de los combatientes están la de
Sammy Nahman (Manny Harriman) Manny, dos veces herido, luchó en el Batallón Lincoln. Era
descendiente de Nahmanides, su antepasado directo según la tradición familiar, protagonista
de la famosa disputa teológica por orden real en Tortosa, Cataluña. También la de Abraham
Sasson quién fue un antiguo alumno de un orfelinato judío de Brooklin, caído en acción, sus
antiguos compañeros organizaron una velada en su honor así como de otros compañeros
muertos también caídos en combate.
Combatientes anarquistas.
Entre los anarquistas también hubo combatientes judíos, tenemos los nombres de algunos de
ellos, cuatro combatientes de la “Columna Durruti” (anarquista): el judío estadounidense
George Sossenko que tenía dieciséis años cuando llegó a España procedente de Francia. Su
padre logró dar con su paradero y lo convenció para que volviera, aduciendo que su madre
estaba muy enferma y quería verlo; cuando George se dio cuenta del engaño, se escapó y
volvió a atravesar los Pirineos. Otro fue el judío polaco Benjamin Lewinski, comandante de un
grupo de combate del POUM, quién tuvo bajo sus órdenes a George Orwell, el conocido autor
de 1984, que lo menciona reiteradas veces en Homenaje a Cataluña, el libro donde contó sus
experiencias en la guerra de España.
Anarquista también fue la alemana Clara Thalmann que había llegado a Barcelona para
participar como nadadora en la Olimpíada Popular y se quedó formando parte de una unidad
anarquista.
La judía de origen lituano Emma Goldman, una de las figuras más destacadas del anarquismo
estadounidense, se encargó de recoger fondos en Inglaterra para aliviar la situación de la
población civil española.
General Douglas, fue eltítulo del libro en idish de Dimitri Zilmanowitz publicado en Moscú en
1986, ese era el seudónimo de Yaacov Shmushkevich que tuvo un papel esencial en la
profesionalización de la aviación gubernamental. Tras su participación en la guerra de España
fue comandante de la Fuerzas Aéreas Soviéticas y uno de los pocos oficiales distinguido dos
veces con el título de “Héroe de la Unión Soviética”, hecho que no impidió su ejecución en la
época de las purgas estalinistas.
Marion Merriman, llegó a tener el grado de sargento, fue la viuda del comandante de la XV
Brigada Robert Merriman, contó en el libro American Commander in Spain la historia de su
relación con su carismático marido, sus años de estudiantes en Berkeley y la intervención de
ambos en la guerra de España. Robert, uno de los varios aspirantes a haber servido de modelo
a Hemingway para el personaje de Jordan en “Por quién doblan las campanas”, fue ejecutado
al ser tomado prisionero durante la batalla del Ebro.
Los eretz-israelíes Dov Halperin y Mijael Segal, fueron ejecutados al ser capturados. Otros
eretz-israelíes que también murieron en esta guerra fueron Robert Aaquist (cayó en la batalla
del Ebro, 1938), David Alexandrowitz (murió al parecer en la resistencia en Francia), Itzjak
Yafe (cayó en Córdoba, 1937). Hans Beimler, Medalla de Honor (RDA), fue uno de los caídos
en la defensa de Madrid. En el cementerio de Montjuich tiene una lápida a su nombre junto a
la del presidente de la Generalitat (gobierno catalán) Lluis Companys, ejecutado por el
régimen franquista.
Imre Jacobi, fue un judío húngaro, que pertenecía a la selección nacional palestina de fútbol,
militaba en el PKP, desde allí llegó a España para perder su vida en el frente del Jarama.
Pierre Feintuch, había nacido en Polonia y vivió los avatares de la inmigración ilegal y la
militancia comunista en Francia y Bélgica antes de enrolarse en las BB II. Moriría
combatiendo en la resistencia francesa.
Mujeres Combatientes
Anna Srulovic (Hana Israeli). Nació en Czernovitz en una familia jasídica. En España trabajó
como enfermera. Participó en la resistencia francesa y, tras la guerra mundial, residió en la
URSS hasta que inmigró a Israel donde reside actualmente.
Dos fotógrafas: Margaret Michaelis, anarquista judía austriaca, residía en España antes de
estallar la guerra. Sus fotos fueron profusamente utilizadas por el Comisariado de Propaganda.
Gerda Tharo, judía alemana, era la compañera de Robert Capa. Murió mientras fotografiaba los
combates durante la campaña de Brunete.
Gerda Taro o Gerta Pohorylle: fotógrafa y compañera de Robert Capa, murió en un accidente
durante la Guerra Civil Española. Se llamaba en realidad Gerta Pohorylle, y era hija de judíos
polacos. A pesar de sus orígenes burgueses, desde muy joven entró a formar parte de
movimientos socialistas y obreros, Gerda fue testigo del triunfo republicano en esta primera
fase de la batalla. Este reportaje fue publicado en "Regards" el 22 de Julio de 1937 y dio a
Gerda un gran prestigio. Sin embargo poco después las tropas franquistas iniciarían un feroz
contraataque, y Gerda decidió volver al frente de batalla en Brunete. Allí Gerda fue testigo de
los salvajes bombardeos de la aviación del bando nacional, y realizó muchas fotografías,
poniendo en riesgo su vida. En aquel infierno murieron miles de republicanos y finalizó en
derrota. Gerda Taro perdió la vida en un absurdo accidente volviendo del frente de batalla, se
había subido al estribo del coche del General Walter (miembro de las Brigadas Internacionales)
unos aviones enemigos, volando a baja altura hicieron que cundiera el pánico en el convoy, y
un tanque republicano golpeó sin querer a Gerda Taro, aplastando su cuerpo. Gerda
malherida, fue trasladada urgentemente al Hospital El Goloso de El Escorial, donde murió
pocas horas después, el 26 de 1937. Tenía solo 27 años.
En esta ciudad conocería a otras celebridades fotográficas: André Kertész, quien lo ayudó a
sobrevivir, y al joven rico Henri Cartier-Bresson. Aunque también hizo algo más. Ante tantas
carencias económicas y la imposibilidad de vender su obra fotográfica, Gerda Taro, esa
bellísima mujer a quien conocería en París y quien se convertiría en su amante, le ayuda a
inventarse otra personalidad: la de un fotógrafo norteamericano, que respondía al breve y
sonoro nombre de Robert Capa (que era una unión cinematográfica proveniente de Robert
Taylor y Frank Capra) con reconocida fama y prestigio pero que nunca se dejaba ver. Gerda se
volvió su agente, lo promocionó entre los diarios y revistas franceses que comenzaron a
comprarles sus imágenes, y le inventaría su propia historia a este huidizo y enigmático
fotógrafo. Hasta que se descubrió que aquel foto reportero de apellido Friedmann, al que pocos
tomaban en cuenta, era el tal Robert Capa. Por ahí comenzó su leyenda, aunque también por
su capacidad de registro de los sucesos que comenzaban a conmocionar Europa.
En 1936, Capa cubre la guerra civil española, sin duda determinaría las capacidades de Capa
en su movilidad (esa manera de trabajar con la que logra deslizarse y aplicar distintos puntos
de vista) dentro de los conflictos y le daría a su trabajo una especial implicación hacia la
circunstancia humana. Las imágenes tomadas en el fragor de la guerra civil, aparecen
simultáneamente en la francesa Vu, la londinense Weekly Ilustrated y la revista
norteamericana Life, lo que pocos habían logrado para entonces. Aunque ciertamente para
esos años pretelevisivos las revistas ilustradas se habían vuelto en el gran medio gráfico de
información visual, lo que favorecería la labor de este reportero que apenas superaba los 20
años y que ahora se encontraba estrenando nuevo nombre. Teruel, 21 de Diciembre 1937. Los
muertos yacen sobre el helado campo, esta foto la publicó Life el 28 de Enero de1938.
Soldado muerto mientras tendía las líneas telefónicas. Teruel
Diciembre 1937.
Un final trágico y consecuente para un guerrero del fotoperiodismo que vivió intensamente y
gozó de igual manera. Atrás quedaron sus colaboraciones en trabajos literarios con John
Steinbeck y el famoso periodista Theodore H. White. Sus largas noches de póker, su amistad
con Ernest Hemingway y John Huston, su relación con Picasso y tantos otros personajes
célebres. Sus más famosas imágenes fueron realizadas en el calor de la batalla y son las tomas
de guerra más intensas y cercanas jamás hechas. Las imágenes de Capa muestran su
extraordinaria sensibilidad y compasión hacia la condición humana. Sus obras consistieron
principalmente en imágenes de batallas, imágenes de los efectos de la guerra sobre los
soldados y los civiles, e imágenes de paz. Capa dominó el potencial de su pequeña cámara
para capturar el espíritu del momento con un sentido de intimidad y apremio. Capa fotografió,
no simplemente como observador sino también como participante. Conoció a muchos de sus
sujetos, por carecer de autoconciencia inhibidora, su cordialidad y generosidad le dieron
entrada donde quisiera y hacían sentir cómoda a la gente.
Capa se pensaba a si mismo como un reportero, donde mejor combinaba sus intereses en la
literatura y la política. Aun luego de ser reconocido como uno de los más destacados fotógrafos
del siglo, Capa solía comentar a sus amigos “Yo no soy un fotógrafo, soy un periodista”.
He aquí que por ahora nos estamos despidiendo de las mujeres y hombres judíos, quienes
llegaron a España desde todas partes. Fueron una gran parte de los voluntarios llegados de
todas partes del mundo y tuvieron un rol importantísimo en la mayor parte de los grupos
nacionales que integraron. Vinieron de Polonia, de Francia, de Gran Bretaña, Canadá,
Palestina, de Estados Unidos, de la Argentina, de Bulgaria. Eran Liberales, Socialistas,
Comunistas, Sionistas, o Bundistas. Vinieran de donde vinieran, desde sus más variadas
convicciones políticas, todos los voluntarios comprendieron que el fascismo representaba la
amenaza más grande para los judíos y el resto de humanidad. Los campos de batalla de
España dieron a los judíos la primera oportunidad de resistir organizadamente contra el
antisemitismo nazi fascista. Madrid será la tumba del fascismo. “Ese lema indicó la esperanza
que un optimismo fundada en una victoria en España pudiera detener el peligro evitando una
segunda guerra mundial. Pero no pudo ser. Incapaz de obtener suficientes armas y la ayuda
de las democracias y de los gobiernos occidentales, el ejército español republicano fue
derrotado y la república española murió en marzo de 1939. Los miedos ante la posibilidad de
una Segunda Guerra Mundial probaron ser justificados, el terror de esa guerra excedió de
hecho las predicciones hechas en los años treinta. Murieron en esa guerra cincuenta millones
de personas, incluyendo seis millones de judíos europeos.
Mientras tanto les dejamos como recuerdo la letra del nuevo Himno de la República Española,
cuya poesía pertenece a Miguel Hernández , ligeramente retocada por Margarita Nelken y cuya
música fue compuesta por el voluntario judío Lan Adomian, un neoyorkino nacido en Ucrania.
Estribillo:
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