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NOMBRE:
PROFESOR:
CICLO:
NOVIEMBRE – 2018
HUACHO - PERÚ
LA LABORIOSIDAD
En el caso concreto, del trabajo como tal se considera que una persona tiene
el “don” de la laboriosidad si cumple con todos los deberes que le han sido
impuestos, si es constante en sus tareas, si sigue el horario que tiene
establecido, si el orden se convierte en una de sus máximas profesionales…
Esto lleva, por tanto, a determinar que quien quiera poseer ese valor debe
seguir las siguientes directrices:
• Debe comenzar y acabar su trabajo en las horas que están previamente
estipuladas.
• Debe finalizar sus tareas en el orden de llegada e importancia que se haya
establecido.
• Debe evitar siempre el dejar los trabajos sin concluir.
• Debe cumplir con todos sus deberes, independientemente de que le gusten
o no.
• Debe evitar cualquier tipo de distracción dentro de su ámbito laboral.
• Debe tener todo el material que necesita utilizar en el orden más adecuado.
• Debe también, en la medida que sea posible, ayudar a los compañeros que
así se lo soliciten y necesiten.
EL CORAJE O LA VALENTÍA
es una virtud humana, que se puede definir como la fuerza de voluntad que
puede poseer una persona para llevar adelante una acción a pesar de los
impedimentos. El coraje es la habilidad de sobreponerse a dichos
impedimentos y perseverar probablemente con la acción que se pretendía
realizar. El coraje consiste en enfrentarse a situaciones valiosas e importantes
de manera que superes el miedo a fracasar en ellas; también se entiende
como la fuerza por hacer algo por alguien o por ti mismo. Lo contrario al coraje
es la cobardía, que es el miedo a hacer algo por distintas razones.
EL ENTUSIASMO
En la mayoría de los casos, dado que dichas elecciones no son propias, llega
un punto en el cual perdemos el entusiasmo y se desmorona toda la estructura
a nuestro alrededor; la solución, por lo tanto, es tan simple como desgastante:
cuestionar cada aspecto de nuestra vida, para dar con la combinación de
objetivos y necesidades que verdaderamente nos corresponde
LA JUSTICIA
¿Qué es justo y qué no? Difícil saberlo y definirlo. La justicia depende de los
valores de una sociedad y de las creencias individuales de cada persona.
Por ejemplo: “Quiero que haya justicia y que los culpables sean
condenados”, “¡No hay justicia en el mundo! Trabajo diez horas por día y
apenas me alcanza para comprar comida”, “Ninguna sociedad puede alcanzar
la paz si no tiene justicia”.
Por otra parte, la justicia hace referencia al Poder Judicial y a las sanciones o
penas. De esta forma, cuando la sociedad “pide justicia” frente a un crimen, lo
que hace es pedir al Estado que garantice que el crimen sea juzgado y
castigado con la pena que se merece de acuerdo a la ley vigente.
LA HONRADEZ
LA RECTITUD
La rectitud, implica que una persona, no solo sepa reconocer que ha fallado
en su proceder, sino que también reconoce cuál es la vía correcta a seguir a
fin de rectificar, aceptando con ello todos los sacrificios personales que lo
acompañan. En este sentido se puede decir que la rectitud es saber enderezar
una mala actitud hacia un comportamiento bueno.
Es hacer que los pensamientos se alineen con las acciones y que estas
puedan ser lo más positivas y rectas ya que de esta manera se convertirán en
una especie de imán que atraerá cosas positivas.
LA BELLEZA
La belleza es un concepto que hace referencia a todo aquello que nos resulta
atractivo, sugerente y que despierta en nosotros una emoción intensa.
Nuestros sentidos perciben formas, colores y sensaciones y algunas de ellas
son consideradas como bellas.
Lo bello es algo que tiene alguna peculiaridad que llama nuestra atención. Ese
algo puede ser la armonía que posee, un cierto equilibrio, un aspecto llamativo
o cualquier otro elemento.
Lo bello tiene un componente relativo, ya que para algunos algo puede resultar
bello, mientras que otros no lo consideran así. En cualquier caso, es una idea
universal, aunque cada cultura tiene sus propios criterios y valoraciones
acerca de ella.
La belleza es un concepto que ha ido evolucionando y que está sujeto a la
moda y al contexto cultural de una época.
Desde los tiempos más remotos el ser humano no ha dejado de debatir sobre
la belleza, de buscarla y crearla. Se podría decir, que la belleza es una
necesidad, un impulso hacia un estímulo misterioso por conectar con
elementos que incorporan un orden especial. Hay algo impalpable en ella, una
especie de enigma fascinante que sabemos que no podremos desvelar, pero
que aun así sigue atrayéndonos.
LA PULCRITUD
Todos los días, dejamos ver a las demás parte de nuestra personalidad y
costumbres a través de nuestro arreglo personal, el esmero para trabajar, el
cuidado al utilizar las cosas y en general, por la limpieza que procuramos
mantener en nuestra vivienda y lugar de trabajo.
En algunos momentos de nuestra vida nos preocupamos por dejar una buena
impresión en las personas: elegimos con cuidado nuestro atuendo, peinamos
nuestro cabello al detalle, … y esto lo hacemos cuando vamos a solicitar un
empleo, asistir a una reunión de negocios, o cualquier otro acontecimiento que
consideramos importante para nuestra vida.
Desafortunadamente muchas veces esa primera impresión positiva dura poco
tiempo, pasan los días y comienza a notarse cierto descuido en nuestra forma
de vestir, en nuestros cajones, nuestras pertenencias… ¿Por qué sucede
esto? Sencillamente porque no estamos acostumbrados a vivir con orden y
someternos –al menos personalmente- a una disciplina que nos obligue a
cambiar nuestros hábitos.
Posiblemente lo primero que pasa por nuestra mente acerca de este valor es
el arreglo personal: ropa limpia y sin arrugas, el afeitarse, la selección del
maquillaje y zapatos bien lustrados, en una palabra: perfectamente aseados.
Y todos son elementos tan obvios que parece redundante hablar de ellos. Lo
cierto es que a nadie le gusta presentarse sucio y descuidado en público.
Bueno sería que sólo tuviéramos que preocuparnos de nuestro atuendo, pero
por nuestras actividades utilizamos cosas y ocupamos determinados lugares,
¿cómo lucen? Dicen que para conocer como es una persona basta con revisar
sus cajones… y es muy cierto.
Todo lo que pasa por nuestras manos denota el cuidado que tenemos en su
uso, agenda, apuntes, bolsillos y hasta las uñas. ¿Parece exageración vivir
este valor? De ninguna manera, en las relaciones humanas nuestra
personalidad tiene un sello distintivo, lo deseable es que sea positivo,
sinónimo de limpieza, buena presencia y cuidado de las cosas.
LA ARMONÍA
Se logra la armonía cuando el sujeto entra en una acción de dar y recibir con
un determinado objeto (la palabra objeto no se refiere necesariamente a un
objeto material, puede ser otra persona o grupo de personas), pero esta
relación por sí misma no es suficiente, es necesario para que haya armonía
el reconocimiento de que entre ambos existe un propósito motivador en
común que une al sujeto con el objeto; y debe existir también como
consecuencia, un resultado que coincida con dicho propósito.
LA PAZ
La palabra paz tiene su origen en un vocablo latino, pax, usado para hacer
referencia a un período de estabilidad o tranquilidad. Es en este sentido, la
paz es entendida como el resultado de la ausencia de conflictos, sean
violentos o no, externos o internos, grupales o personales, caracterizado por
una sensación de bienestar y tranquilidad.
Uno de los principales puntos a tener en cuenta respecto a la paz, es que a lo
contrario de lo que se cree usualmente, la paz no consiste en un estado
logrado que luego de alcanzado toma un carácter definitivo. Por el contrario,
la paz requiere de una actividad constante de uno mismo o de los miembros
de una sociedad para preservar este estado. Por esto es necesario trabajar
continuamente para lograr la paz, ya que esta nunca es definitiva.
Paz interior
La paz interior está asociada a ideas principalmente religiosas. Desde las
religiones más antiguas hasta el cristianismo y el protestantismo, pero
principalmente las religiones orientales, todas han hablado sobre
la necesidad de encontrarse en armonía con uno mismo y con su
entorno.
Para las religiones más primitivas, la paz interior provenía de la armonía y
contacto continuo con la naturaleza, fuente del poder que se encontraba en la
tierra. Esta paz era entendida como equilibrio, lo que no excluía la guerra,
ya que muchas veces esta sensación de equilibrio y bienestar era necesaria
para el combate y defensa de la tierra. La religión celta es un claro
exponente de esto.
Para el cristianismo la paz interior era el resultado de una vida en gracia,
es decir cercana a Dios y alejada del pecado. Con una vida en santidad y un
profundo arrepentimiento, las personas lograrán la paz interior, que les
permitirá lograr el acceso a la vida eterna luego de su muerte. En este caso,
la relación entre paz interior o paz en el mundo es directa para el cristianismo:
el mundo no está en paz porque el hombre no vive en paz consigo mismo, ya
que lleva una vida pecaminosa.
LA CALMA
Existen algunos rasgos de carácter que son muy valiosos en relación con la
felicidad. Una de las habilidades de inteligencia emocional es tener la
capacidad de mantener la calma en los momentos de dificultad, es decir,
mantener la serenidad para poder pensar con tranquilidad.
SOSIEGO
Es por esta razón que este término siempre sea asociado con algo
positivo, pues su presencia en cualquier situación demuestra la ausencia de
sentimientos de nerviosismo, convulsiones o violencia. Por lo que se puede
decir que todas las personas buscan el sosiego, al menos en ciertos
momentos del día o en ciertas etapas de su vida.