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Debate legislativo
Artículos 82 y 83
1
años, por medio de una larga y continuada serie de burlas sangrientas al
Sección primera sufragio, imponiéndose como eterno candidato a la primera magistratura de
la Nación, desde la presidencia de la República.
”El pueblo fue a la lucha y derrocó al dictador, inscribiendo los postu-
lados de la Revolución en el Derecho Constitucional, y si entonces la reac-
ción dijo que las conquistas revolucionarias estaban dictadas por la pasión
del momento, hoy venimos a demostrarle que ni entonces tuvo razón, ni la
tiene ahora que pretende interpretar torcidamente los mismos principios
que combatiera antaño para defender sus intereses.
”Hace aproximadamente un año, se ha venido debatiendo en nuestro
país la cuestión de si el principio de “no reelección” podría interpretarse
como la incapacidad absoluta y para siempre, de quien hubiera estado algu-
na vez en la Presidencia de la República, para volver a ocupar dicho puesto.
”Y hoy venimos nosotros a proponer a la representación nacional una
redacción de estas disposiciones constitucionales, que aclare en definitiva, y
para siempre, las bases democráticas de nuestra organización política.
”La reacción mexicana, como siempre lo ha hecho a través de nuestra
historia, ha pretendido desorientar a la Revolución y quitarle fuerza y po-
derío exagerando y tergiversando sus mismos principios; y decimos que
como siempre, porque cada vez que la reacción mexicana se ha visto derro-
tada por los espíritus progresistas de nuestro país, ha acudido a hacer uso
de este ardid; así cuando a la reacción clerical mexicana se le imponen regla-
mentos para impedir sus abusos, clama contra tales ordenamientos, en vir-
tud del principio de la “libertad de conciencia”, que tuvo que arrebatarle el
Partido Liberal en cruentas y sangrientas luchas; cuando se trata de casti-
gar necesariamente los actos sediciosos reaccionarios, defienden las cabezas
de los suyos con los “derechos del hombre” y las “garantías a la vida huma-
na”, que fueron también arrebatados a las dictaduras conservadoras me-
diante sangrientos sacrificios del mismo Partido Liberal; y cuando se trata
de establecer el alcance del principio de “no reelección” dentro de la moral
política pretenden hacer creer que dicho principio debe aplicarse absoluta
e incondicionalmente en una forma general, siempre que se trate de incapaci-
tar a los grandes líderes de la Revolución Mexicana, a quienes odian profun-
damente, porque, habiéndolos probado en el Poder, conocen su integridad y
saben que no pueden comprar sus convicciones con el oro, ni hacerlos clau-
dicar por el temor.
”De esta manera tratan de desorientar aun a los mismos revoluciona-
rios, diciendo que el principio de “no reelección” es absoluto, y pretenden
amparar sus intereses en los ideales de una Revolución que combatieron
en el terreno de las armas mientras tuvieron fuerza para hacerlo, que
Declaración