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María Camila Zamora Díaz

Universidad Pedagógica Nacional


Licenciatura en educación Comunitaria con énfasis en DD.HH
Facultad de educación
Seminario de Profundización I
2018-1

1.PENSAR HISTÓRICO
Zemelman, H. (2012). “Pensar Histórico”. En H. Zemelman, Pensar y poder, razonar y gramática del pensar
histórico. (págs. 23-33). México: Siglo XXI Editores: Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.

Hugo Zemelman es un pensador, profesor, sociólogo y abogado chileno, el cual problematiza y reflexiona
sobre las formas de producción de conocimiento en y desde América Latina y el drama social histórico,
fundador, presidente y director del Instituto Pensamiento y Cultura en América Latina (IPECAL), que
desarrolla investigación e imparte postgrados en el área de pensamiento latinoamericano. “En sus
publicaciones habla de problemas agrarios, movimientos sociales, metodología y epistemología, entre
otras cosas, plasmadas en textos como “Historia y política del conocimiento; Discusiones acerca de las
posibilidades heurísticas de la dialéctica” (1983), publicado por la UNAM” (FLACSO, s.f.).

En este capítulo, el autor (Zemelman, 2012), empieza a decir que “la problemática que nos ocupa es el
desafío que representa para el lenguaje el movimiento del sujeto históricamente situado, la cual
pretenderá abordar desde la lógica de la potenciación” (p.23) En este momento, dice Zemelman (2012),
vivimos una crisis frente a las formas de conocer impuestas a lo largo de la historia, como es el caso del
“razonamiento circunscrito a las determinaciones”, lo cual “obliga a encontrar nuevas formas de
construcción del conocimiento congruentes con los desafíos que se deprenden de concebir la realidad
sociohistórica como una construcción” (Zemelman, 2012, Pág. 23)

Esta construcción, según el autor (Zemelman, 2012) se vincula con la categoría de lo necesario, como una
negación a lo devenido, basada en la totalidad del pensamiento dialéctico que es producto del proceso
histórico que fluye, puesto que todas las cosas poseen un movimiento inherente que posibilita la
búsqueda de lo nuevo, de “lo jamás realizado por el mundo existente” (Zemelman, 2012, Pág. 23) y estas
formas de conocer no se constituyen en torno a configuraciones preestablecidas, sino que más bien, en
esta necesidad se articulan racionalmente a diferentes opciones de creación, realización y concreción,
partiendo de “una composición de nudos articulados en los que confluyen distintas dinámicas” (Pág. 24),
complejizándose así la noción de que la realidad se comprende a partir de “la relación determinación-
efecto”.

Por lo anterior, lo necesario requiere una postura más inclusiva, esto termina siendo entonces una forma
de razonamiento del pensamiento histórico, en el cual, el pensar histórico resulta siendo un cambio frente
al pensamiento científico que invita a la objetividad, a excluir todo lo dudoso, configura una subordinación
del sujeto frente a la realidad, a través de mecanismos como la enajenación, cosificación y
undimensionalidad (Zemelman, 2012), además se “restringe al manejo del tiempo lineal y determinista”
(Zemelman, 2012, Pág.24), por consiguiente, el pensar histórico “requiere un ejercicio epistémico-
metodológico concordante con (…) la categoría de lo que es la práctica consciente de la historicidad y los
desafíos que plantea para el crecimiento del sujeto” (Zemelman, 2012, Pág.25),
Para el pensar histórico, la realidad es el producto de un sinfín de diferentes procesos que este reconoce,
planteando la necesidad de la “inclusividad entre niveles en que lo real se plasma” (Zemelman, 2012,
Pág.25), donde el sujeto tiene “la capacidad de autonomía, que se caracteriza por colocarse ante las
circunstancias como espacio de posibilidades” (Zemelman, 2012, Pág. 31) y de construir sus distintas
realidades a través de la experiencia, poniendo en juego sus potencialidades, pensando queriendo estar-
siendo, reconociendo y eligiendo opciones que permitan “dar cuenta de la historia como necesidad
compartida, pero sin perder al individuo en la historia” (Zemelman, 2012, Pág.25), es por esto, que la
organización del pensar histórico “refiere a las coordenadas del sujeto que no pueden ser ajenas a la
naturaleza de los referentes colectivos que le sirvan de marco de referencia” (Zemelman, 2012, Pág.28),
abriendo la posibilidad de inclusión de otros planos estructurados, complejizando el pensamiento y su
construcción de conocimiento.

El sujeto (Zemelman,2012), según el pensar histórico, requiere colocarse con lo real externo, como una
forma de potenciar, enriquecer y ampliar el mundo que no se limita al discurso dominante, en el cual, las
realidades son inestables y no vinculadas a causas claras, se busca recuperar entonces a lo humano desde
su historia y de abrir al sujeto frente a sus posibilidades de experiencia y su apetencia por lo nuevo, por
tal motivo, “el acto de pensar desde la necesidad, lo es tanto de lo dado, como de lo dándose, (…) como
potencialidad que puede asumir distintas direcciones” (Zemelman, 2012, Pág., 28). El pensar histórico
complementa al pensar teórico en sus exigencias de visiones, pues se propone la colocación del sujeto
para construir conocimiento pertinente. (Zemelman, 2012)

Ahora bien, como ya se ha venido mencionando, el acto de pensar requiere posicionarme en el momento-
secuencia como espacio de posibilidades (Zemelman, 2012), entendiendo el pensar histórico, no como lo
devenido, sino al contrario, como una relación de presente-futuro susceptible de potenciación por la
práctica social, donde los sujetos tienen el desafío de búsqueda de sentidos y que no se restringe a una
conciencia de los objetos sino que se abre a “la conciencia de planos de la realidad compartidos por una
multiplicidad de sujetos (Zemelman, 2012). Pensarse desde el momento, significa igualmente situarse en
“el núcleo de la vinculación entre el movimiento de la externalidad y el movimiento del propio sujeto,
mientras, el primero se concretiza en una articulación de elementos heterogéneos sometidos a diferentes
tiempos y espacios” (Zemelman, 2012, Pág.30), el segundo, refiere a “distintos planos de la subjetividad,
como ser” (Zemelman, 2012, Pág. 30), es decir la relación del sujeto con su contexto, sus circunstancias,
sus necesidades, sus experiencias, posturas ideológicas, entre otras cosas.

Finalmente, lo que nos propone el autor es el conocimiento de la historia a partir de la relación entre las
experiencias del sujeto con el mundo y otras subjetividades y la teoría, además plantea la siguiente
pregunta: “¿Cuál es la influencia que tiene este movimiento en la construcción del conocimiento, así como
cuáles son las consecuencias que tiene el conocimiento sobre el movimiento del sujeto?” (Zemelman,
2012, Pág.33) y que nos lleva a otras preguntas como ¿Hasta qué punto el sujeto posee autonomía para
conocer?, ¿Cómo esta autonomía del pensar no se ve permeada por el pensamiento dominante? Y ¿Cómo
se investiga la historia en esa relación entre investigado y quien investiga?

Referencias Bibliográficas:

FLACSO Chile. (s.f.). Hugo Zemelman. Obtenido de FLACSOChile.org:


http://www.flacsochile.org/personajes/hugo-zemelman/

Zemelman, H. (2012). “Pensar Histórico”. En H. Zemelman, Pensar y poder, razonar y gramática del pensar
histórico. (págs. 23-33). México: Siglo XXI Editores: Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.

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