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Seminario «Paisaje agrario y sociedad rural»

Luis Vicente Clemente Quijada


Universidad de Chile

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Pacto del conde Teodomiro con Musa ben Nusair

En el Nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso. Edicto de ‘Abd al-‘Aziz ibn Musa


ibn Nusair a Tudmir ibn Abdush1. Este último obtiene la paz y recibe la promesa, bajo la
garantía de Dios y su Profeta, de que su situación y la de su pueblo no se alterará; de que sus
súbditos no serán muertos, ni hechos prisioneros, ni separados de sus esposas e hijos; de que no
se les impedirá la práctica de su religión, y de que sus iglesias no serán quemadas ni
desposeídas de los objetos de culto que hay en ellas; todo ello mientras satisfaga las
obligaciones que le imponemos. Se le concede la paz con la entrega de las siguientes ciudades:
Orihuela, Baltana, Alicante, Mula, Villena, Lorca y Ello. Además, no debe dar asilo a nadie que
huya de nosotros o sea nuestro enemigo; ni producir daño a nadie que huya de nosotros o sea
nuestro enemigo; ni producir daño a nadie que goce de nuestra amnistía; ni ocultar ninguna
información sobre nuestros enemigos que puede llegar a su conocimiento. El y sus súbditos
pagarán un tributo anual, cada persona, de un dinar en metálico, cuatro medidas de trigo,
cebada, zumo de uva y vinagre, dos de miel y dos de aceite de oliva; para los sirvientes, sólo
una medida. Dado en el mes de Raÿab, año 94 de la Hégira2. Como testigos, ‘Uzmán ibn Abi
‘Abda, Habib ibn Abi ‘Ubaida, Idrís ibn Maisara y Abul Qasim al-Mazáli.

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Testamento de Almanzor

Te dejé allanados todos los asuntos de estado, y he metido en vereda las distintas
categorías de sus altos funcionarios y he establecido diferencia entre los ingresos y los gastos
del reino. Te dejo bien abastecidos los graneros y llenos los depósitos de armas. Te dejo una
hacienda por encima de lo que supone la paga de tus tropas y de tus gastos. No se te vaya la
mano en derrochar y no nombres agentes fiscales que no obren rectamente, pues ello minaría a
prisa tu poder, ya que cualquier negligencia te llevaría sin remedio al menoscabo. Conoces la
manera de ser del Señor de Palacio, y sabes que de su parte no hasde temer el menor daño. Todo
el mal vendrá de aquél que consiga ganárselo y pretenda alzarse en su nombre. No quites ojo,
pues, en modo alguno, de los de ese partido, ni dejes de desconfiar y sospechar de todos ellos.
Toma tú la iniciativa, a la menor señal, contra aquel que pueda inspirarte temor ocupándote
personalmente y del modo más cumplido de cuanto necesite el Señor de Palacio. Nada hay que
os haga temer a ti y a los tuyos de haber faltado al juramento de fidelidad, como no sea en lo
que se refiere al capítulo de gastos que has de fijar al soberano. En cuanto a que él gobierne por
su cuenta, ponte en guardia, dadas su incapacidad e ignorancia de que tengo experiencia.
Confío, sin embargo, en quelo dejes moverse a sus anchas, dentro de los límites impuestos por
el Corán y la Sunna en que nos apoyamos.

El dinero que tu madre guarda es el bastimento de tu poder y la munición frente a


cualquier contingencia. Consérvalo, pues, con el mismo cuidado que tus manos y tus pies, a los

1
Ibn Adush= «hijo de los godos»
2
713 d.C.
Seminario «Paisaje agrario y sociedad rural»
Luis Vicente Clemente Quijada
Universidad de Chile
que sólo renunciarías en un mal paso que te hiciera temer por el resto del cuerpo. Los
recursos del jaray deberás seguir manteniéndolos en situación moderada. En cuanto a Abd al-
Rahman, tu hermano, dispuse para él en vida la parte de mi herencia que le he cedido a la que
estimé tenía derecho, y le hice abandonar el cargo que desempeñaba en la Marca, a fin de que el
enemigo no encuentre medio de desbaratar estos consejos que te doy y precipite la destrucción
del poder que conseguido y acarree una calamidad a mi dinastía. Ya que he librado del
problema que podía suponer para ti, libérale tú de la injusticia que de ti podría venirle.
Otro tanto te digo respecto a los demás miembros de tu familia aquellas cantidades que
les asigné a título de favor, del dinero que Dios puso a mi disposición. Que seas tú, a mi muerte,
mi sucesor, les será más beneficioso que todo cuanto por ellos hice. Así, pues, no dejes de
preocuparte de todos ellos, y tenles misma consideración que yo les he tenido, ya que, una vez
muerto yo, te conviertes para ellos en un padre. A los varones de la familia disciplínalos en tu
servicio, y sobre las hembras extiende tu protección. Dios les consuele a todos y les recompense
de la mejor manera.

-3-

Fuero de Sepúlveda (1076)

17. Si alguien se trajese de otra tierra mujer ajena o hija ajena o cualquier otra cosa obtenida
delictivamente y llegare a introducirse en Sepúlveda que nadie lo toque.
18. Si alguna persona, como aquí señalamos quisiere perseguir al homicida y antes del Duero le
diere muerte pague CCC sueldos y sea homicida.
24. Que el alcalde, el merino y el arcipreste sean de la villa; y que el juez sea de la villa, por un
año y elegido por parroquia y de cada homicidio reciba V sueldos.
25. Y cuando el señor esté en la villa coma el juez en su palacio y no pague; y mientras fuere
juez su excusado no pague.
26. Todas las villas que se hallan en término de Sepúlveda, tanto las de realengo como las de
infantazgo, sean pobladas según el uso de Sepúlveda y vayan en sus expediciones o en su
defensa; y la villa que no fuere pague LX sueldos; y si tuvieren que toma prendas `prr los LX
sueldos coman la asadura de dos vacas o de 12 corderos y paguen en el tributo del rey.
28. Que ningún hombre que viva en Sepúlveda este sujeto a la mañería y si no tuviere
descendenia para heredarlo que lo hereden el concejo y con ello hagan limosnas por su alma
29. Y no paguen en la fonsadera si no es por voluntad propia.
30. Y a la expedición real no vayan a no ser los caballeros, siempre que no se trate de auxiliar al
rey ante un asedio o de una batalla campal; a esto vayan los caballero y los vecinos peones.
31. Y los caballero sean eximidos con dos acémilas; y quien diere a caballero yelmo y lorigas
sea eximido; y cuatro peones queden exentos con un asno
32. Y todos los alcaldes que juzgaren en la villa, mientras sean alcaldes queden exentos de todo
servicio de armas.
33. Si viniere alguna potestad a gobernar la ciudad, de antes su yantar.
34. Y cuando el rey viniere a la ciudad no sean forzados a dar posada en sus casas a no ser por
su propia voluntad.
35. Todo guerrero que quisiere hallar señor haga según su fuero y vaya con su casa y herencia al
señor que quisiere que no sea nuestro guerrero.
13. Si alguna persona de Sepúlveda diere muerte a alguno de Castilla y huyere hasta el río
Duero, que nadie lo persiga.

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