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El Arte de Dirigir
El Arte de Dirigir
El arte de dirigir
Estamos en un punto crítico de nuestra historia en el cual
no podemos retroceder como individuos, ni como nación a
lo que éramos, diez, cinco o un año atrás.
El futuro es ahora y es nuestro turno.
Un negocio carente de capital puede pedir dinero prestado, uno mal ubicado
puede cambiarse, pero un negocio falto de liderazgo tiene pocas posibilidades
de sobrevivir.
Desafortunadamente, hemos oído hablar tanto del tema de liderazgo que se
ha confundido y desgastado enormemente el término. Décadas de análisis
académico nos han dado más de 350 definiciones, y no se trata de aportar una
más a través de este breve estudio, sino tal vez lo más significativo es señalar
qué distingue al líder eficaz del líder ineficaz, a organizaciones de éxito de las
fracasadas, a empresas de Excelencia de empresas mediocres.
Liderazgo de Excelencia es la fuerza fundamental que se oculta detrás de
toda organización exitosa. Este estudio trata del nuevo líder, aquel que
compromete a su gente a la acción, que convierte a seguidores en líderes y que
puede convertir a líderes en agentes de cambio.
Para ubicar el tema de liderazgo de Excelencia es necesario aclarar el término
en cuanto a la más común de las confusiones al respecto, que es considerar el
liderazgo como sinónimo de administración.
Administrar significa cumplir, asumir o tomar responsabilidad.
Dirigir significa influenciar, guiar en una cierta dirección, hacer a través de los
demás.
La diferencia es crucial: los administradores eficientes son personas que
hacen las cosas bien, y los líderes son personas que hacen lo que está bien; el
administrador es eficiente, el líder es eficaz.
Los líderes desean saber el por qué antes que el cómo, y esto ilustra una más
de las diferencias claves entre líderes y administradores.
Los líderes dirigen los cambios; los administradores, la fidelidad a los
procedimientos; los lideres crean confianza y dotan a sus seguidores para que
busquen nuevas maneras de hacer las cosas.
Los líderes no gastan su tiempo en los cómos ni en los proverbiales
engranajes, sino en modelos de acción, en hacer lo que está bien. El
administrador opera los recursos físicos de la organización, su capital
financiero, en sus materias primas y su tecnología; en cambio, el líder opera
con los recursos emocionales y espirituales de la organización, con valores,
compromisos y aspiraciones.
Un administrador competente puede lograr que los miembros de la
organización se ganen la vida, puede lograr que el trabajo sea productivo,
eficazmente y con puntualidad, con un alto nivel de calidad. Sin embargo, el
líder de Excelencia hace sentir a su gente el orgullo y la satisfacción de su
trabajo, inspira a sus seguidores a altos niveles de realización, mostrándoles
cómo contribuye su trabajo a la realización de metas nobles; es un estímulo
emocional a algunas de las fundamentales necesidades humanas: la necesidad
de ser importante, diferente, útil, parte de una empresa exitosa y
objetivamente valiosa y trascendental. El líder logra el desarrollo permanente
de la potencialidad humana, la cual es infinita.
En conclusión, nuestras empresas están sobre administradas y subdirigidas.
La gente no quiere ser administrada, quiere ser dirigida, y como los médicos
incompetentes, los líderes incompetentes pueden enfermar más a la gente y
desvitalizarla.
Los líderes son raros en la naturaleza humana; los líderes nacen, no se hacen;
los líderes son carismáticos, dinámicos, magnetizan, son joviales, optimistas,
poseen fortaleza, fuerza, sólo existen en las cúspides organizacionales,
controlan, manipulan, etcétera. Esto es lo que pensaba la mayoría de la gente
hasta que los científicos sociales comenzaron a hacer del liderazgo un tema
legitimo de investigación intensiva, y para tal efecto hemos revisado más de
350 teorías al respecto, tanto en el campo académico como en la práctica, a
través de entrevistas con líderes del sector público, privado, artístico, industrial,
comercial, de servicios, deportivos y religiosos en México, Estados Unidos,
Japón, Europa y la ex Unión Soviética, visitando más de 40 países para tal fin.
Con el afán de clarificar un tema de tanta trascendencia en la vida de las
organizaciones analizaremos a continuación los mitos más comunes en relación
con el líder.
Antiguamente, cuando las fuertes barreras de las clases sociales hacían casi
imposible que alguien se convirtiera en líder, para muchas personas resultaba
claro que el liderazgo se heredaba, ya que era común que los líderes surgieran
de las familias patricias. Cuando se derrumbó la aristocracia, se hizo obvio que
los líderes provenían de todos los estratos sociales, y esta experiencia nos
enseñó que el liderazgo era algo más complejo que haber nacido con los genes
adecuados, aunque, por supuesto, no dejamos de reconocer que algunas
personas nacen con algunos dones naturales que les facilitan su relación con los
demás, pero tampoco significa que esto les asegure un liderazgo de por vida.
En diferentes partes del mundo los estudiosos del tema han realizado
minuciosos análisis para identificar los rasgos universales del líder, ya que los
hay flemáticos, nerviosos, chaparros, de todos colores, sonrientes y
malencarados, con lo que prácticamente se acabó con la teoría de que el
liderazgo era el producto de determinados atributos genéticos.
Los grandes líderes son tan raros como los artistas extraordinarios o los
grandes actores, sobre todo en nuestros tiempos en que existe tal ausencia de
este tipo de seres, pero no deja de sorprendernos la existencia de individuos
que en su trabajo no destacan pero que en cambio son gentes connotadas
dirigiendo en sus horas libres organizaciones religiosas, de alcohólicos
anónimos, ecologistas o artísticas y deportivas, lo cual nos indica que la acción
de ser líder es parecida a la de ser padre o madre de familia, es decir que está
implícita en la naturaleza humana la posibilidad del liderazgo en todos los seres.
Para ello sería necesario ubicar funcionalmente a los líderes que existen.
Líder circunstancial
Liderazgo cognoscitivo
• Satisface necesidades.
• Resuelve problemas.
• Transforma, da un significado existencial.
Es cierto además que los otros también tienen responsabilidad en los problemas
que se encuentran en toda organización debido al gran cúmulo de presiones
personales a que está sujeto todo ser humano, y a esto habrá que agregar el
difícil medio en que habitamos, sobre todo en las grandes metrópolis, en las
que la contaminación, el ruido, la densidad, el tráfico, etcétera, también nos
producen otras fuentes adicionales de problemas.
De los tres factores anotados, por supuesto el más relevante por su impacto
general es el producido por el propio líder, razón por la cual enfocaremos
nuestro estudio en los próximos capítulos a cómo controlar y minimizar esta
fuente de problemas, ya que de lograrlo podremos eliminar hasta 85% de estos
problemas en la organización, y posteriormente abordaremos las otras dos
fuentes de problemas.
Ventana 2
¿Quién puede opinar con más realismo sobre mí mismo? ¿Yo o los demás?
Como en el caso del restaurante, los otros tendrán una opinión más calificada
que la mía, pues es como ellos me perciben; aunque mis intenciones sean
otras, ellos registran mis actitudes de acuerdo con su percepción y no con la
mía.
Ventana 3
Ésta es una de las causas principales en las fallas de calidad, en las que el
trabajador se cobra toda su cartera vencida con los productos de la empresa, si
no es que con las propiedades personales del jefe deudor.
Ventana 4
QUIÉN SOY YO
Todo lo anterior nos lleva a una idea más real de quiénes somos, y sobre todo
reconociéndonos con nuestras limitaciones y potencialidades para dar un giro a
nuestras vidas para lograr un liderazgo de Excelencia.
• 5% talento.
• 5% buena suerte.
• 90% estrategia.