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Si nos damos una vuelta por la ciudad capital solo basta observar el desarrollo de las grandes

cadenas de tiendas que se han instalado en el país, nacionales e internacionales, fruto de la


expansión en la búsqueda de nuevos mercados.

Estos comercios ofrecen un sinnúmero de productos y servicios que vienen a impulsar la


tentativa de compra para atraer a los consumidores, desplegando estos su ya creada cultura
del consumo.

En atención a esa realidad, queremos citar a uno de los empresarios más conocidos del país,
José Luis Corripio Estrada (Pepín), quien afirma que “la instalación de tantos centros
comerciales y cadenas de tiendas en el país podrían resultar un problema para un mercado tan
pequeño como el nuestro”.

El crecimiento demográfico desproporcionado, el uso indiscriminado y excesivo de recursos


desencadenan en consumismo, el cual se constituye como una grave problemática económica
y ambiental a nivel mundial.

El consumismo tiene dos facetas: La primera está relacionada con la degradación del medio
ambiente para suplir las necesidades de la población humana, cuyas dimensiones son
excesivamente grandes. Por su parte, la segunda hace referencia a los factores sociales que
nos llevan a consumir indiscriminadamente, en busca de una mejor calidad de vida, sin tener
en cuenta los efectos en el futuro.

En primer lugar, debido a tanta población se hace necesaria la producción de más bienes y
servicios por parte del sector industrial para que se cubra toda la demanda y se satisfagan las
necesidades de las personas. Lo anterior conlleva a una gran cantidad de implicaciones
ambientales ya que para la producción de dichos bienes y servicios es necesario: la explotación
de recursos renovables y no renovables para el uso diario, la industrialización para tener
capacidad de producción, y el gasto excesivo de energía. En el contexto de las sociedades
contemporáneas, es común la falta de conciencia ambiental. Cada individuo produce desechos
y a su vez contribuye a la contaminación de distintas maneras, y teniendo en cuenta la
densidad poblacional mundial, el efecto se multiplica causando daños inminentes e
irreversibles al medio ambiente.

El director de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD),


Alejandro Montás dijo este martes que el 54 por ciento del agua que se sirve en Santo
Domingo se pierde debido al desperdicio por parte de la población.

Argumentó que en la ciudad se consumen 425 litros de agua por persona por día, que son más
de 112 galones lo cual resulta alarmante, y se debe a que no hay cultura de ahorro en la
población.

La principal causa que encuadra el gran problema de nuestra destrucción del medio ambiente
es nuestro propio consumo. Ya no se trata sólo de satisfacer necesidades, se trata de querer
más, se trata de ser marionetas de un sistema que nos dice qué, cómo y cuanto tenemos que
consumir.

Pese a su nombre, La Duquesa está lejos de ser la imagen de la aristocracia, la riqueza y el


bienestar. Al contrario, en él se acumulan alrededor de 15.000.000 de toneladas de
desperdicios resultantes de la recogida de basura municipal de Santo Domingo, pero también
residuos tóxicos procedentes de industrias de la zona.
Empresarios de India o Estados Unidos se han mostrado dispuestos a convertir La Duquesa en
una planta de tratamiento de residuos con un componente sostenible, normalmente dirigido a
la creación de biocombustibles. Sin embargo, estas inversiones nunca se han llegado a
materializar, quedando La Duquesa en manos de la empresa Recicladora de Plásticos
Dominicana desde 2009. El objetivo de esta concesión era el tratamiento de los residuos para
la extracción de biogas, pero medios locales informan de que se ha producido un escaso
progreso en el proyecto, tratando únicamente un 1% de todos los residuos reutilizables que
llegan a La Duquesa. Aparentemente, la falta de voluntad política por parte de las autoridades
de Santo Domingo ha propiciado el bajo rendimiento de este proyecto.

La principal consecuencia del crecimiento económico continuo es la generación de una


producción masiva de bienes y servicios. Toda esa producción ha de ser consumida, por lo que
el sistema ha desarrollado estrategias muy efectivas para atar a las personas al consumo, que
desde hace unas décadas también es una actividad que se realiza continuamente.

Así, en el mundo actual nos encontramos con tres procesos que son continuos: el
crecimiento, la producción y el consumo. Para que se mantengan, cada uno de estos procesos
depende de los otros. Por ejemplo, sin producción no hay consumo, así como sin crecimiento
no hay producción, o sin consumo no hay producción. ¿se pueden mantener continuamente
estos procesos? ¿Podemos consumir al ritmo actual durante las próximas décadas? Antes de
contestar a estas preguntas, habría que recordar que vivimos en un planeta finito: tiene
límites. Aunque escuchando y leyendo a muchos economistas, políticos o empresarios, uno
puede pensar que no es así, lo cierto es que la Tierra no va a poder darnos petróleo o
minerales toda la vida, y que hay un número máximo de coches que pueden circular por
nuestras ciudades, y un tope de humo que nuestro aire puede soportar.

Todo comienza con el consumo. La realidad demuestra que, a mayor nivel de desarrollo
económico, las sociedades tienden a ser más consumistas. Y una sociedad consumista es una
sociedad que precisa de muchos recursos, que, en su gran mayoría, se extraen del medio
ambiente que nos rodea. Es decir, el consumo afecta al medio ambiente, y casi siempre de una
manera negativa.

La propia lógica del sistema capitalista genera la creación artificial de necesidades de consumo,
con el objetivo de mantener un nivel de producción constante. Se crea la percepción de que
necesitamos más para vivir mejor y aparecen nuevos productos que se convierten en
indispensables y que fomentan una cultura del gasto permanente. De forma que la actual
función del consumo no es cubrir necesidades, sino satisfacer deseos. Y como tenemos
muchos más deseos que necesidades, el sistemaactual se caracteriza por un alto nivel de
consumo, que ha llegado a volverse patológico en la sociedad, y por ello hablamos de
consumismo.

El consumismo se mantiene gracias a dos procesos muy evidentes: poner a disposición del
público una serie de productos (vender) y hacerse con esos productos (comprar). En ambos
casos el medio ambiente resulta dañado. En el proceso de ‘vender’, el medio ambiente sufre
con la cadena de producción que fabrica los productos que se venden. Para poder vender un
objeto primero hay que fabricarlo. Y fabricar, en el mundo actual, significa explotar recursos y
transformarlos, lo cual tiene un efecto directo sobre el medio ambiente. Para fabricar un anillo
y poder venderlo, primero hay que explotar la tierra en busca de minerales. Por otro lado, el
proceso de compra lleva asociado un inevitable proceso de desecho, pues nadie consume un
producto al 100%. Siempre se desecha algo. Todos estos desechos (masivos en un mundo
consumista), acaban en algún lugar del medio ambiente, contaminándolo casi siempre.

De esta forma el consumo afecta al medio directamente, por la generación de residuos


derivados de los bienes de consumo, e indirectamente, por los procesos de producción que
explotan el medio.

¿Qué se puede hacer con estos residuos? Lo primero de todo, evitar generarlos. Mediante la
prevención y la concienciación podemos consumir productos que no generen residuos o que
generen pocos. En el caso de que sea imposible evitarlo, siempre es posible intentar la
reutilización, es decir, procurar utilizar el objeto o producto en cuestión para otros fines, o
darlo a otra persona para que continúe dándole un uso. Si tampoco se puede hacer esto, aun
tenemos la opción del recliclaje. Y si no se pueden reciclar, podemos hacer que esos residuos o
desechos tengan un uso dándoles una valoración energética, es decir, que sirvan para generar
energía (principalmente quemándolos). Finalmente, si ninguna de estas opciones es posible, lo
único que podemos hacer con los residuos es echarlos al vertedero, donde seguramente
provoquen un daño al medio ambiente.

Como ya hemos dicho, el consumismo es una actividad que aumenta a la par que el
crecimiento económico, pero también está directamente relacionado con el aumento de un
sector concreto de la sociedad: la clase media, que son las personas que consumen.

“Entre septiembre del 2012 y marzo de 2015, la clase media de la República Dominicana creció
de un 20.7 a un 28.9 por ciento, casi nueve puntos, al incrementarse este segmento
poblacional en 915,879 personas”.

La información la ofreció ayer el Ministro de Economía Planificación y Desarrollo Juan


Temístocles Montás, quien agregó que la ahora mismo, la clase media supera a los pobres del
país, que son el 25.9 por ciento de la población.

Cualquier sistema se mantiene con el suministro de energía. Para sostener y hacer posible los
ritmos de producción y consumo actuales, hoy en día nos apoyamos en las diferentes fuentes
de energía que disponemos. El crecimiento económico y el aumento de la producción y del
consumo han ido acompañados por un inevitable aumento de la demanda energética.

Hoy en día nos abastecemos principalmente de petróleo, carbón y gas. Fuentes de energía no
renovables, es decir, limitadas sobre la Tierra. Algún día (no muy lejano) se acabarán
agotando.

En 2016 el consumo de combustibles derivados del petróleo en República Dominicana fue de


1,322.15 millones de galones, de acuerdo con cifras difundidas por la Oficina Nacional de
Estadísticas (ONE).

Así lo dio a conocer la directora nacional, Alexandra Izquierdo, tras señalar que en 2016 el
35.66% del consumo fue de Gas Licuado de Petróleo (GLP), seguido por la gasolina regular,
gasoil regular y la gasolina premium, con una participación de 13.91%, 11.65%, y 11.23%
respetivamente. Estas cuatros categorías representaron el 72.45% del consumo total de
combustibles, en el país

A pesar de que es un territorio rico en cuencas acuíferas, la República Dominicana ha entrado


ya en la etapa crítica del agua y presenta serios problemas de abastecimiento. Esto ha
quedado evidenciado con la sequía que afecta actualmente gran parte del territorio, lo que ha
reducido la producción de agua en Santo Domingo en un 22%, 100 millones de galones diarios,
y en un 20% en los acueductos del resto del país.

Germán mencionó un estudio del 2006 realizado por el Instituto Nacional de Recursos
Hidraúlicos (Indrhi) en el que se advierte que de seguir desperdiciando el agua en las
proporciones actuales, el país puede presentar serios problemas de abastecimiento en sus
principales centros urbanos para 2025.

Según reveló Mariano Germán, director del Instituto Nacional de Agua Potable y Alcantarillado
(Inapa), a nivel general, el índice de escasez del país oscila entre el 52% al 49%, pero se
acentúa en las regiones del Yaque del Sur, donde la presión hídrica se sitúa en 86% y en el
Yaque del Norte ronda el 66%.

http://eldia.com.do/la-cultura-del-consumo/
http://es.calameo.com/read/0005457961be7d0f6a523

https://www.ecoportal.net/temas-especiales/economia/consumismo-y-medio-ambiente/

https://www.weforum.org/es/agenda/2016/10/11-megavertederos-que-muestran-la-otra-
cara-del-consumo

https://elordenmundial.com/2014/01/15/crecimiento-economico-y-conservacion-del-medio-
ambiente/

https://www.diariolibre.com/noticias/situacin-del-agua-en-rd-ya-alcanza-la-categora-de-
crtica-IJDL239001

http://www.consumoresponsable.org/criterios/criterios_ambientales

(El Día, 2017)

Bibliografía
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World economic forum: https://www.weforum.org/es/agenda/2016/10/11-
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Situación del agua en RD ya alcanza la categoría de crítica. (2010). Obtenido de Diario Libre:
https://www.diariolibre.com/noticias/situacin-del-agua-en-rd-ya-alcanza-la-categora-
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(Sánchez Acosta, 2011) (Consumismo y medio ambiente, 2015) (Campillos, 2016) (Pérez
Ventura, 2014) (Situación del agua en RD ya alcanza la categoría de crítica, 2010) (Criterios
ambientales)

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