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El régimen patrimonial del matrimonio en el nuevo Código Civil y

Comercial de la Nación

Autor:
Krasnow, Adriana N.

Cita:
RC D 1034/2014

Sumario:
1. Introducción. 2. Sistemas vigentes en el derecho comparado. 3. El nuevo Código y su
adhesión a un régimen convencional no pleno. 4. El régimen primario como manifestación del
principio de solidaridad-responsabilidad. Su reconocimiento en el nuevo Código. 5. Cierre.

Legislación

El régimen patrimonial del matrimonio en el nuevo Código Civil y Comercial de la


Nación

1. Introducción

El nuevo Código Civil y Comercial -en adelante, Código- cuya entrada en vigencia está prevista
para el primero de enero 2016, logra captar los cambios significativos que se han sucedido en el
Derecho de familia de manera gradual y con firmeza desde la reforma constitucional del año
1994, mucho de los cuales encuentran su fuente en la valiosa labor doctrinaria y jurisprudencial.
En este marco se regulan las relaciones patrimoniales del matrimonio, en sintonía con los
principios que actúan como pilares del nuevo sistema: pluralidad, autonomía y solidaridad-
responsabilidad.
El principio de pluralidad nos acerca al reconocimiento de una multiplicidad de formas de familia
que exige en nosotros referir al Derecho de las familias. En el tema que nos ocupa, este principio
se materializa en el reconocimiento del matrimonio entre dos personas de igual y/o distinto
sexo, regulando con igual alcance los efectos personales y patrimoniales.
El principio de autonomía exige analizar las relaciones jurídicas familiares teniendo en mira la
protección de la persona como un sujeto autónomo y libre. Desde esta mirada, se consagra en el
aspecto patrimonial un sistema convencional no pleno que abre las puertas a la autonomía de la
voluntad sin desplazar el orden público familiar.
Por último, el principio de solidaridad-responsabilidad es el que permite un juego armónico y
equilibrado entre orden público y autonomía de la voluntad. Este sistema de equilibrio se
manifiesta en lo que se conoce en la doctrina como régimen primario. En los puntos que siguen,
se busca trasladar una descripción general de los aspectos relevantes del régimen patrimonial
del matrimonio que se instala con la reforma, como instancia previa que le permitirá al lector
comprender las cuestiones comprendidas en cada uno de los regímenes que el sistema reconoce,
las cuales serán objeto de estudio en colaboraciones futuras[1].

2. Sistemas vigentes en el derecho comparado

En el Derecho comparado se observa la presencia de tres sistemas que se distinguen en función


del alcance que tiene el principio de autonomía en cada uno de ellos: sistema legal imperativo,
sistema convencional no pleno y sistema convencional pleno.
Como se desprende de su denominación, en el sistema legal imperativo no hay cabida a la
autonomía de la voluntad. La ley define la dinámica del aspecto patrimonial entre cónyuges,
mediante un régimen legal e imperativo. Este es el sistema que consagrara Vélez en su Código y
que se conserva vigente con atenuaciones en el hoy hasta la entrada en vigencia del nuevo
Código.
Muy pocos países receptan este sistema, como Cuba, Bolivia y Rumania.
En una situación intermedia se ubica el sistema convencional no pleno. La norma faculta a los
futuros contrayentes a elegir entre las variables que ofrece el sistema, el régimen al cual
sujetarán sus relaciones patrimoniales durante el matrimonio. En los casos de parejas que antes
o en el momento de contraer matrimonio no ejerzan la facultad de opción, la norma prevé un
régimen supletorio.
En su gran mayoría, los países que adhieren a este sistema, fijan como supletorio el régimen de
comunidad de ganancias por brindar una mayor protección a cada uno de los esposos cualquiera
sea la situación patrimonial que atraviesen. De esta forma, apelando al fundamento de la
solidaridad familiar, se sigue un criterio justo que sea capaz de garantizar un trato igualitario
entre los dos miembros de la pareja, cuando éstos no eligieron otra forma de regular sus
relaciones patrimoniales. En este sentido, el Cód Civil español, después de su última reforma por
medio de la Ley 13/2005, fija como régimen supletorio la "sociedad de gananciales", la cual
responde a los caracteres del régimen de comunidad. También siguen el mismo criterio, entre
otros: Alemania; Francia; Rusia; Brasil; Paraguay; Chile; Uruguay; Perú; México.
Como tendremos oportunidad de analizar en el apartado que sigue, el nuevo Código reconoce un
sistema convencional no pleno, actuando como régimen supletorio ante la falta de opción la
comunidad de ganancias.
Por último, el régimen convencional pleno se caracteriza por el protagonismo que se le asigna a
la autonomía de la voluntad. Serán los futuros cónyuges quienes diseñarán las normas
destinadas a regular las relaciones patrimoniales del matrimonio.
En estos casos, también se prevé un régimen supletorio para aquellas parejas que no definan el
régimen. Ubicamos en este sector, entre otros: El Salvador; República Dominicana; Nicaragua.

3. El nuevo Código y su adhesión a un régimen convencional no pleno

Retomando lo que anticipamos en el punto anterior, el nuevo Código consagra un sistema


convención no pleno, al permitir que la pareja antes o en el acto de celebración del matrimonio
opte por cualquiera de las dos variables que ofrece el sistema: comunidad de ganancias o
separación de bienes. Ante la falta de opción, funcionará por vía supletoria la comunidad de
ganancias (art. 446).
Recordemos brevemente el encuadre de cada régimen. Mientras que la comunidad se caracteriza
por la formación de una masa de bienes que después de la disolución será objeto de división
entre los esposos o entre el sobreviviente y los herederos del otro cónyuge; en la separación de
bienes cada uno conserva la titularidad de los bienes que tenía antes de casarse y adquiere para
sí los incorporados después del matrimonio por cualquier titulo. El sistema vigente hasta el 1° de
enero 2016, al insertarse en el sistema legal imperativo consagra la comunidad restringida a las
ganancias como régimen único.
En el nuevo Código, la elección puede formalizarse por medio de la celebración de una
convención matrimonial que deberá ser hecha por escritura pública antes de la celebración del
matrimonio, y sólo producirá efectos a partir de la celebración y en tanto el matrimonio no sea
anulado. Para su publicidad y que sus efectos comprendan a los terceros, deberá anotarse
marginalmente en el acta de matrimonio (art. 447). En el supuesto de que la pareja no celebre
una convención antes de casarse, tendrán la posibilidad de elegir el régimen en el acto de
celebración del matrimonio, debiéndose dejar constancia de esto en la parte marginal del acta
de matrimonio.
Otra particularidad que se introduce es la posibilidad de mutar de régimen durante el
matrimonio. De esta forma, Argentina se suma al criterio seguido en otros países que admiten la
mutabilidad, como entre otros: Francia; Italia; Alemania; Holanda; Hungría; Brasil; Chile;
Uruguay; Paraguay; México; El Salvador; Ecuador; Québec. En posición contraria, pueden
mencionarse entre los países que no admiten la mutabilidad: Colombia; Venezuela; Puerto Rico;
Portugal.
La viabilidad del cambio de régimen se introduce con el propósito que el matrimonio frente a un
cambio sustantivo en el aspecto económico, considere beneficioso el cambio de régimen. La
crítica que exponen los partidarios de la no mutabilidad es la protección de los terceros
vinculados jurídicamente con cualquiera de los esposos. Sin embargo, pueden preverse como lo
hace el nuevo Código mecanismos de protección para el tercero.
Analicemos antes de cerrar este apartado que dispone el Código respecto a la mutabilidad en el
art. 449. Siguiendo la misma forma que la exigida para la elección del régimen, los cónyuges
pueden a través de una convención pasar de la comunidad de ganancias a la separación de
bienes, siendo el único requisito que se les impone la permanencia en un régimen por un
término mínimo de un año. Respecto a la protección de terceros, se precisan dos cuestiones: a)
para que el cambio de régimen produzca efectos respecto de terceros, deberá anotarse
marginalmente en el acta de matrimonio y b) los acreedores anteriores al cambio de régimen
que sufran perjuicios por tal motivo pueden hacerlo declarar inoponible a ellos en el término de
un año a contar desde que lo conocieron. La pregunta que surge y que seguramente será motivo
de una labor interpretativa, refiere a cómo se materializará la declaración de inoponibilidad.

4. El régimen primario como manifestación del principio de solidaridad-


responsabilidad. Su reconocimiento en el nuevo Código

La limitación a la autonomía de la voluntad en el marco de las relaciones patrimoniales no se


circunscribe a la posibilidad de elección entre los regímenes que reconoce el ordenamiento civil,
sino también, al establecimiento de un conjunto de normas imperativas con alcance a toda
pareja casada sujeta por elección o vía supletoria a un régimen de comunidad de ganancias o
separación de bienes. Dichas normas que en doctrina se lo suele denominar como Régimen
primario, están contenidas en la Sección 3° "Disposiciones comunes a todos los regímenes" del
Capítulo 1 "Disposiciones generales" que se inserta en el Título II "Régimen patrimonial del
matrimonio".
Como señala Fanzolato, "Sin perjuicio del régimen de bienes elegido, o con vigencia forzosa o
supletoria, los ordenamientos matrimoniales actualizados contienen una normativa que rige en
toda situación. Se trata de cuestiones que, por razones de equidad y de amparo a la familia y a
los terceros, la ley no debe dejar libradas a los preceptos comunes ni al arbitrio de los esposos
sino que impone soluciones que, en conjunto, integran una plataforma jurídica mínima, que
gobierna a todos los matrimonios, cualquiera sea el particular régimen de bienes aplicable"[2].
Corresponde aclarar que no se trata de un régimen paralelo a los previstos, sino que comprende
el conjunto de deberes que nacen a partir del nacimiento del vínculo conyugal y que se integran
a cada uno de los regímenes comprendidos en el sistema: manutención de la familia; educación
de los hijos; colaboración en el pago de contribuciones y demás gastos esenciales en el hogar,
protección y destino de la vivienda familiar y de los muebles incorporados a la misma;
responsabilidad por las deudas derivadas de los supuestos enunciados, entre otros. Entre los
países que consagran un régimen primario, encontramos entre otros: Francia; Holanda;
Finlandia; Grecia; España; Suiza; Portugal; Bélgica; Quebec; Costa Rica; Venezuela; Panamá;
Brasil; Paraguay.
Este conjunto de normas persigue establecer un marco de protección del interés familiar y de los
terceros en aquellas cuestiones que no pueden quedar abiertas a la libertad de decisión de los
esposos y cuyo alcance reiteramos comprende a toda pareja casada con prescindencia del
régimen elegido. En función de esto, la pareja que con el propósito de preservar el manejo
individual del patrimonio de cada uno, optare por el régimen de separación de bienes, debe
conocer que su libertad no será plena, puesto que se extenderán a ella las normas contenidas en
el régimen primario.
Trasladando este encuadre al nuevo ordenamiento civil y comercial, se destaca el carácter
imperativo e inderogable de las disposiciones contenidas en la Sección 3° (art. 454). En los
enunciados que siguen quedan comprendidos los aspectos que pasamos a reseñar:
Deber de contribución: este deber alcanza al sostenimiento de cada uno de los cónyuges, al
hogar y a los hijos en proporción de los recursos de cada uno. La obligación se extiende a las
necesidades de los hijos menores de edad, con capacidad restringida o con discapacidad de uno
de los cónyuges que convive con ellos. El incumplimiento de este deber por uno de los cónyuges,
legitima al otro para su reclamo judicial (art. 455).
Protección de la vivienda familiar. Asentimiento y deudas: cualquiera de los cónyuges requiere el
asentimiento del otro para celebrar un acto de disposición sobre la vivienda familiar o sobre los
bienes muebles que son parte de ella, como así también, para transportar los bienes muebles
que son parte de ella. Con acierto, se dispone el efecto de la falta de requerimiento del
asentimiento: el cónyuge afectado puede pedir la nulidad del acto o la restitución de los muebles
dentro del plazo de caducidad de seis meses de haberlo conocido, pero no más allá de seis
meses de la extinción del régimen matrimonial.
La vivienda familiar no puede ser ejecutada por deudas posteriores a la celebración del
matrimonio, salvo que lo hayan sido por ambos conjuntamente o por uno de ellos, si cuenta con
el asentimiento del otro (arts. 456, 457 y 458).
Ante la negativa o la imposibilidad del cónyuge no disponente de prestar el asentimiento, puede
solicitar en la justicia una venia supletoria. La misma se concederá si el juez comprueba que no
se encuentra comprometido el interés familiar.
Se destaca que a diferencia de los extremos que exige el actual artículo 1277 del Cód. Civil
vigente, el art. 456 del nuevo Código no exige la concurrencia de hijos menores o incapaces.
Mandato entre cónyuges: admite el mandato entre cónyuges, con la salvedad que no puede
otorgarse para darse a sí mismo el asentimiento que dispone el artículo 456. Se conserva la
regla de la no rendición de cuentas, salvo convención en contrario (art. 459).
Ausencia o impedimento: si uno de los cónyuges está ausente o limitado temporalmente para
expresar su voluntad, el otro puede representarlo en general o para ciertos actos, conforme los
límites dispuestos por el juez.
Responsabilidad solidaria: los cónyuges responden solidariamente por las deudas contraídas
para hacer frente a las necesidades del hogar, sostenimiento y educación de los hijos comunes.
Fuera de estos casos, cada cónyuge responde por sus deudas.
Cosas muebles no registrables: se establece como regla la validez de los actos de administración
o disposición a título oneroso sobre tales bienes, excepto cuando dichos actos recaigan sobre
muebles indispensables del hogar familiar o de objetos de uso personal del otro cónyuge o de
uso laboral y/o profesional. El otro cónyuge puede demandar la nulidad dentro del plazo de
caducidad de seis meses de haber conocido el acto y no más allá de los seis meses de la
extinción del régimen matrimonial.

5. Cierre

Compartimos en un todo la adhesión del Código al sistema convencional no pleno por dos
razones: a) nuestro país logra sumarse a la tendencia dominante que se observa en el Derecho
comparado y b) por introducir un sistema que armoniza con los principios y valores
constitucionales que sustentan el modelo actual del Derecho de familia.

1
Sobre el tema ver, entre otros: MEDINA, Graciela; El régimen patrimonial del matrimonio en
la reforma al Código Civil y Comercial, en "Revista Derecho de Familia y las Personas", Año 4,
Nº 10, Buenos Aires, L. L., noviembre 2012, pp. 3 y ss.; KRASNOW, Adriana N.; Las
relaciones patrimoniales entre cónyuges en el Proyecto, en "Revista Derecho de Familia y las
Personas", Año 4, Nº 6, Buenos Aires, L. L., julio 2012, pp. 104 y ss.; MOLINA DE JUAN,
Mariel F.; Los límites a la libertad en el régimen de bienes, en "Derecho Privado", Año II Nº 6,
Buenos Aires, Editorial Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, septiembre
2013, pp. 167 y ss.; FLORES LEVALLE, Ramiro; Los viejos convenios de liquidación de
sociedad conyugal y su transformación en el nuevo código: La revalorización de la autonomía
de la voluntad, en "Derecho de Familia. Revista interdisciplinaria de doctrina y jurisprudencia",
Nº 57, Buenos Aires, Abeledo Perrot, 2012, pp. 179 y ss.; CAPPARELLI, Julio C.; Protección de
la vivienda matrimonial en el Proyecto del Código Civil y Comercial de la Nación, en "Revista
Derecho de Familia y las Personas", Año 4, Nº 10, Buenos Aires, L. L., noviembre 2012, pp.
27 y ss.; ARIANNA, Carlos; Notas al Proyecto de Código Unificado en materia de
recompensas, L. L., 2012-E, 1369.

2
FANZOLATO, EDUARDO I., Régimen de bienes. Derecho Comparado, en "Código Civil
comentado. Derecho de Familia Patrimonial", María Josefa Méndez Costa (directora), p. 415,
Rubinzal Culzoni, Buenos Aires-Santa Fe, 2004

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