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Espacio, territorio y paisajes.

Sus flujos y escalas


La idea de espacio como fragmento, que intenta delimitar, ya sea por el criterio que sea,
o con los objetivos que sean, parece ser hoy un concepto cada vez más impreciso y
arbitrario. Sobre todo, a partir de los años posteriores al apogeo de la globalización, que hiciera
que los espacios urbanos y rurales se tuvieran que re crear.
Conservadoramente se han clasificado a los espacios como rurales o urbanos, pero hoy,
son tan variables y mudables los usos de los mismos que resultan imposibles tales categorías para
lograr una pertinente sistematización. Cada territorio ha devenido en una variedad de usos,
costumbres, cotidianidades que imposibilita las clasificaciones o categorizaciones simplemente a lo
urbano o lo rural.
Los autores de “El espacio Rural” explican esta dificultad y desarrollan en su recorrido,
como han sido los fenómenos que hoy imposibilitan categorizar solo como rural o
urbano. Marcando también, como ha sido diferente el desarrollo en cada caso, según si se trata de
países en vías de desarrollo o desarrollados.
Así, se vincula generalmente lo rural a las tareas primarias como la producción de materias
primas, a la baja densidad de población, y se vincula lo urbano con la edificación, el progreso, etc.
Los autores hacen referencia a varios enfoques que se tienen a la hora de caracterizar a
los espacios rurales, sin embargo, resulta más que interesante el concepto de gradación del
territorio. Es decir, como un territorio se puede ir desarrollando en el continuo urbano – rural desde
la perspectiva de la edificación, los servicios, el uso de la tierra, etc. Es en este marco, que los
autores caracterizan al espacio periurbano como un espacio de transición que se identifica por
tener edificación discontinua, donde se especula con el uso del suelo, donde es posible encontrar
desde grandes industrias hasta agricultura (en sus diferentes condiciones legales), turismo,
etc. Además de pocos servicios, lo que los hace dependientes de los focos urbanos.
Se marca en el texto una diferenciación entre las características de este periurbano y la
urbanización difusa. Esta última, se caracteriza a diferencia de la primera, por no ser continua a
las áreas urbanas, sino que constituyen nuevos poblados. Los autores opinan sobre las
intenciones de las políticas públicas de procurar que estas “ciudades difusas” mejoren sus
sistemas de transporte.
Ejemplos:
De urbanización difusa:
Un ejemplo de esto podrían ser las localidades de Sierras Bayas y Loma Negra que
pertenecen al partido de Olavarría. Estas localidades presentan una población que promedia los
4000 habitantes cada una, están distantes de la Ciudad de Olavarría a 20 y 15 km
respectivamente, lo que ha hecho, que las políticas locales estén permanentemente tratando de
sostener el transporte de pasajeros interurbano y al menor costo posible, ya que muchos de sus
habitantes, (como así también de la propia Ciudad de Olavarría) viajan diariamente por cuestiones
laborales.
Estas localidades parecen tener su propia autonomía, aunque políticamente dependan de
la Municipalidad de Olavarría. Así también, tienen comercios que aunque son variados y
satisfacen las necesidades de alimentos y vestido (que les da cierta autonomía) hay una gran
pendencia comercial y de otros insumos, con la Ciudad.
Están rodeadas por campos, visualmente se puede comprender que la gama de usos de
las tierras varía entre la agricultura, la ganadería, la industria vinculada al cemento, canteras y
últimamente han avanzado (sobre todo en Sierras Bayas) una gran variedad de ofertas turísticas
como cabañas, lugares de descanso, etc.
Estas dos localidades, pueden ajustarse a la descripción propuesta en “El espacio Rural”
ya que presenta las características de la urbanización difusa, por estar además, vinculadas a la
Ciudad de Olavarría por autovías, que permiten a ambas, una mayor posibilidad de acceso a los
servicios que en ellas no hay (por ejemplo; transportes de larga distancia, espectáculos, variedad
de oferta escolar, entre otras.)
De espacio periurbano:
Un ejemplo de espacio periurbano (siguiendo con la Ciudad de Olavarría) podrían ser
algunas de las zonas de la periferia local. Es el caso de los barrios “Coronel Dorrego”, “Isaura” y
“Mataderos”.
Estos barrios, son continuos a la planta urbana de la ciudad (en el sentido de su
edificación), fueron creciendo en los últimos años en cantidad de habitantes (escapando de la
visión política). Siendo además, lotes no parcelados, lo que ha generado acciones recientes de
escrituraciones, fragmentación de terrenos, etc.
Es posible también ver en estos barrios, carencia de servicios como gas, agua corriente,
cableados (telefónico y de tv.), solo en los últimos meses y debido a gestiones de los vecinos, se
están logrando llevar a los barrios algunos de estos servicios.
Es posible observar del mismo modo, una heterogeneidad de recursos de subsistencia de
sus habitantes (despensas, panaderías, talleres mecánicos, crianza de porcinos, huertas
familiares, comedor comunitario, iglesia, como así también grandes empresas como frigoríficos, un
matadero, industrias metalúrgicas, etc.). No cuentan con instituciones educativas, ni recreativas.
El texto de Carlos Reboratti está en íntima relación con las categorizaciones planteadas
por los autores de “El espacio Rural”. La idea de nueva ruralidad que plantea Reboratti, nos hace
también cuestionar todos los conceptos previos sobre el espacio, sus usos y categorizaciones.
El autor comienza planteando cronológicamente como América Latina ha ido mutando sus
actividades económicas a lo largo de los años e incluso en distintas regiones
latinoamericanas. Marcando de este modo, cuáles han sido más productivos o no en cada región, y
como han surgido en los últimos años nuevas actividades económicas (así, hace referencia a la
soja, la forestación, etc.)

Llega luego a la conclusión de la existencia de una nueva ruralidad que pone en cuestión
las anteriores categorizaciones de lo rural y lo urbano. Señala que no es tan importante
categorizar, sino marca la necesidad de “ahondar en la explicación de la dinámica de un espacio
(…) que cambia constantemente ante nuestros ojos”.(1)

Afirma que la nueva ruralidad es romper con los viejos estereotipos.

De este modo, ambos textos, aunque desde diferentes sistematizaciones, hacen explicita la
necesidad de romper con los estereotipos conceptuales previos que impiden pensar hoy cada
espacio, y la dinámica de cambios permanentes que en cada uno de ellos se sucede. Donde los
patrones de organización, distribución y flujos ya no son los que eran hace años atrás.

En el imaginario social, la noción de Paisaje deviene en pensarlo como un escenario que


se lo describe solo desde las características del medio físico, o espectacularidades visuales
(fotografía, apariencia), sin embargo, éstos son mucho más complejos ya que son dinámicos y
provisorios por lo tanto, comprenderlos y explicarlos implican un mayor compromiso.(2)

Milton Santos(3), define paisaje desde sus semejanzas / diferencias con las nociones de
territorio y espacio, diciendo que

“…el paisaje no es la configuración territorial, aunque sea una parte de ella. La configuración
espacial no es el espacio, aunque participe también en el… …es el conjunto de objetos que
nuestro cuerpo alcanza a percibir… … es también el constante de nuestro cuerpo con el cuerpo
orgánico que es la naturaleza…”

La definición de paisaje es tan amplia como compleja, así, se debe un análisis social,
histórico, ecológico, turístico, ya que se lo aplica en diferentes ámbitos y para diferentes
usos. Aunque para la geografía, se basa en los lugares y territorios, siempre será inseparable de
sus habitantes, quienes lo producen y lo modifican en todo momento. Este punto es central de
comprender ya que estos sujetos, actúan y tienen sus propias representaciones e ideas del
espacio y lo que pueden hacer con ellos, lo organizan.

Entre las técnicas para la interpretación de los espacios, comenzare mencionando que
hay varios pasos, uno será la descripción y otra es la interpretación de los procesos que dan lugar
a las transformaciones de los paisajes. Así, algunos elementos aportan datos para establecer
relaciones de orden, jerarquía, proporciones, etc. como es el caso del punto, la línea, el color, el
volumen y la superficie.

Sin embargo, resulta sumamente interesante para interpretar los paisajes algunas líneas
que propone Milton Santos(4) quien propone por ejemplo; el tener en cuenta los instrumentos de
trabajo dentro del paisaje, ya que estos tienen lugares específicos y a la lógica de la
producción. Ya que el paisaje es una escritura sobre otra, también propone Santos la detección de
las edades de cada instrumento. “el paisaje es objeto de cambios” dice y sugiere también que los
paisajes deben ser pensados teniendo en cuenta las condiciones políticas, económicas y
culturales, ya que los paisajes “nos restituyen todo un conjunto histórico de técnicas”. Los
paisajes, dice, tienen mutaciones no solo estructurales sino también funcionales, siendo estas
últimas también importantes para interpretar, por ejemplo pensar un mismo paisaje en diferentes
horarios del día.

De este modo, según el planteo de Santos, el análisis de los despliegue de flujos de los
paisajes es importante, aunque difícil. Propone por ello, el estudio de los fijos para abordar luego
al primero.

También O. Dollfus propone la interpretación de los paisajes a partir de la


descomposición de sus elementos constitutivos. Para ello, propone clasificar para luego investigar
las relaciones. Para ello, lo primero que debe hacer dice, es localizar.(5) Esto será, fijar las
coordenadas pero fundamentalmente definir lugar y posición. Para Dollfus,

“El lugar es el asiento, territorial de un elemento del espacio. La posición depende del sistema de
relaciones que mantiene el elemento con otros elementos”.

El concepto de escala es de gran utilidad ya que esta permitiría la comprensión de la


relación del paisaje con su contexto a nivel local y global, condiciona el grado de profundidad de
las problemáticas abordadas y exige de decisiones científicas, empíricas, teóricas y técnicas para
delimitarla.

Así, lo expresan E. Chiozza y C. Carballo, quienes aseguran que para la interpretación y


análisis del hecho geográfico, es la escala “la que nos permite comprender la relación entre lo local
y lo global”.(6)

El autor O. Dollfus señala la necesaria comparación para el estudio de un problema,


espacio, etc. pero marca que esto no sería posible sin que la escala sea la misma.(7)

Dependerá de que procesos se pretendan analizar para establecer que escala será la
más apropiada. Así, habrá escalas cartográficas, planos, mapas. Dividirán políticamente o habrá
escalas que diferencien por la temporalidad.

Me parece pertinente también, la apreciación de que una escala es una herramienta para
relacionar variables, procesos, flujos, etc. cuya variedad deja ver los diferentes abordajes de la
realidad, de allí que devenga en la importancia de la selección de la escala con que se medirá.(8)

Ofelia Valenzuela, refleja en su material bibliográfico, la dificultad para la determinación


de las escalas apropiadas para cada caso y toma de Gutiérrez Puebla una caracterización que
distingue cuatro concepciones de escala; como tamaño, como red, como nivel y como
relación.(9) Luego la autora plantea la importancia de analizar un mismo hecho desde diferentes
escalas para garantizar la amplitud al estudiar los hechos y es enriquecedora.

Así, en relación con los paisajes, resulta de interés, el uso de las escalas para
comprender la interacción de este en los procesos globales, locales y regionales, para que los
diseños de políticas respeten la idiosincrasia de cada ámbito territorial y sus relaciones a distintas
escalas, con el sistema global.
Verónica L. San Martín
Operadora en Psicología Social

[1] Reboratti, C. (2007) “El espacio rural en América Latina: procesos, actores, territorios”. En: Fernández
Caso, Victoria, Raquel Gurevich (coord.) Geografía: Nuevos temas, nuevas preguntas. Ed. Biblos, Buenos Aires, p. 122
[2] Chiasso Cecilia María. Universidad Virtual de Quilmes. Introducción a la Geografía. Clase Nº 2
[3] Santos, Milton. (1996) Cap. 6 Configuración Territorial y Espacio, en “Metamorfosis del Espacio Habitado”. Oikos
Tau. Barcelona. Pág. 65
[4] Santos, Milton. (1996) Cap. 5 en “Metamorfosis del Espacio Habitado”. Oikos Tau. Barcelona. Pág. 63 - 64
[5] Dollfus, O. (1978) "Capítulo 1", en El análisis geográfico. Pág. 4 - 5
[6] Chiozza, E. y Carballo, C. Universidad Virtual de Quilmes. Introducción a la Geografía. Carpeta de Trabajo. Pág. 52
[7] Dollfus, O. (1978) "Capítulo 2", en El análisis geográfico. Pág 16
[8] Chiasso Cecilia María. Universidad Virtual de Quilmes. Introducción a la Geografía. Clase Nº 5
[9] Valenzuela, C. (2006), “Contribuciones al análisis del concepto de escala como instrumento clave en el contexto
multiparadigmático de la Geografía Contemporánea”, en Boletín del Instituto de Geografía Nº 59.

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