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El Santuario - Adams, Roy PDF
El Santuario - Adams, Roy PDF
Santuario
El
Santuario
RoyAdams
ISBN I-S7SS4-l3;S-S
Printed in Colombia
Contenido
IlItrmllln'ión 7
Mr\l1101H1> de la redención y la restauración 12
1. I\l'lIvhlmll'l> y mobiliario del santuario del Antiguo
'",,,, IIl11l'nto 26
( :111\11111111' ni modelo 35
,. , hlll 11I11l,'plllalizlld6n del Santuario celestial 52
"111 IIIII~ .1" IH"IIII ( i, de White
"n 1,,"
1: 1 11111111111 h I \1,1"111 hll
64
74
I t 1111111 V 114H 96
.. 1:lllIh h I 1'11'''h I ni ndv"lIhnl,'nto 106
U I '" 1'1111111 .1" IIlInon(a 120
"1'1'1'.1" 1': l"Nlimonios 139
8 EL SANTUARIO
11I11I1I1~o "~n. lino o dos puntos a través de las puertas abiertas del
I ",111 "lista la sala del trono del universo, el centro neurálgico de
IIIII'~I fa redención. Mi oración es que a través de este humilde
I,,.hll'rzo, muchos lectores lleguen a tener un aprecio más profundo
1"11 la sublime verdad del santuario, y así hacer una entrega más
I IlIlIplNrl de sus vidas a Aquel que ocupa su centro radiante de luz.
,~ e'fe'rendas
, H"nl1 G <1.. White. Counsels ro Wrirers tmd EcIitors (Nashville: Southern Pub. Assn., 1946). pág.
",
, Alhinn Ballenger (1861·1921) sirvió a la iglesia como maestro, pastOr y evangelista hasta la
,I~""I" .Ir 11190 y 1905. V~ Adams, The Sancruary Docnine, págs. 11, 12.
, '" ,1',1,:5.121.123,150.152.
• Mill.1n L Andreasen (1876-1962) sirvió a la iglesia durante cinco décadas como administrador
y ",hn Ih.lur
- '" • pAgo 165. n. 2. La reunión para analizar el problema tuVo lugar poco antes del amanecer,
1,... Io"IoI'·lI1ente p.11'" tener privaci<lad o porque era el 6nico tiempo disponible en una agenda muy
""11'11),1.1 .
• "', n 3.
o Id , 1'0-111•. 212.219.
CAPíTULO 1
Metáforas l de la redención
y la restauración:
PARA MANTENER EL CALVARIO CONTINUAMENTE
ANTE LA VISTA
12
M.,. Aa:c)RAS DE LA REDENCIÓN Y LA RESTAURACIÓN
Nuevos desarrollos
Cuando los isreelitas llegaron al Monte Slna( en su peregrina-
ción después de sattl de Egipto, 0101 dio nuevas instrucciones acer-
ca de un elabo$do sistema sacrlflclll centrado en un sacerdocio for-
mal y el establecimiento de lo que conocemos hoy como el taber-
náculo y sus servicios. La interpretaci6n de IRII ceremonias y símbo-
los involucrados en es; sistema y su aplicación para hoy han susci-
METÁFORAS DE lA REDENOÓN y lA RESTAURAOÓN 15
1.1110 considerable discusión teológica, por no decir controversias,
dl'lltro de la Iglesia AdventistaJ También ha dado origen a sospe-
¡ II<IS y cuestionamientos en las mentes de observadores no adven-
~&a
ASER NEFTALI
LEVITAS
~ a~CAR
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TABERNÁCULO
0ES1E
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LEVITAS a~ JUDA
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-- &.LEVITAS
ZABUL6N
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SIME6N GAD
RUB!N
SUR §
MIIIAII('KAS DE lA REDENCÓN y lA RESTAURACÓN 19
,ltllI que guarda con respecto a nosotros. Así, las restricciones
11111'111'1>1<11> sobre la libertad de acceso al área del tabernáculo por la
Itllh' "n'slringida" a los levitas y sacerdotes, sugería que aunque el
1t,1"'1'Il.'lculo estaba en medio de su pueblo, Dios todavía era tras~
"·,,dl·lIre, imposible de acercársele por su abrumadora santidad y
1I1I111'1>IUd -el Deus absconditus, como le gustaba a Lutero llamarlo.tI
'· ... Il· arreglo sugería la necesidad de un mediador. Y si bien a tla~
\'1'11 .1,.\ sacerdocio levítico se proveyó un acceso limitado, sabemos
'1111' Imlo esto señalaba hacia un Sacerdote~Medlador celestial,
.,1111'11 habría de abrir una puerta de acceso ilimitado al trono del
I'lln~ viviente En Cristo queda derribada toda barrera, por lo cual el
'''"''1 .Ie Hebreos puede invitarnos a "acercarnos", "confiadamente"
,,11111110 de la gracia'con plena seguridad (Heb. 4:16).
2. Hacer provisión para un sistema centralizado de adoración.
S"'lIdo que la sociedad israelita se había vuelto más compleja y
.1 I Yl'r1>ificada, se necesitaba un sistema centralizado de adoración
. 1.111111 prevención contra el abuso y la idolatría.
I )urante el período patriarcal Dios tuvo que ver primariamente
I I 1111 familias aisladas. La estructura debía ser sencilla, y lo era
"" dirigido por sacerdotes patriarcales, sino por una tribu sacerdotal
"Id"nada y consagrada Los sacrificios ya no serían presentados en
1111111 lUgar, StnO"'eh el único lugar especificado. "Sino que el lugar
- '1"" jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, pa-
fII poner allí su nombre para su habitación, ese buscalils, y allá iréis.
V IIllf llevaréis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios. Cuídate
d,' !lO ofrecer tus holocaustos en cualquier lupr que vtercsJlllino que
rn'" lugar que Jehová escogiere, en una de tus tribus, alH ofrecerás
20 ELSANruARIO
UI·fcrencias
, Usn aqu! el término metáfora en un sentido amplio, p.ml referirme a figuras, tipos, y símbolos.
· bt~ término significa "primer evangelio· y se refiere a la proclamación inicial de las buenas
11110 \ '" I'nr Dios mismo en Gémsis 3:15 como se entiende tradicionalmente.
, Nllte q~ la tribu de Lev! no fue listada en la enumeración de los acampantes, puesto que ya
11I.t.·.lh•• ,,1 santuario por todos los lados. Para completar el importante número de 12, la tribu de José
11' .tlvi,1i6 en Efra!n y Manasés.
• Ll ~xpresión significa "El Dios escondido· y es una reminiscencia dI' lsaías 45:15
"V, .. I "h;tmente tú eres Dios que te encubres, Dios de Israel que salvas".
, W;tSe la forma en que otras versiones, RSV y NASB rinden Números 11:4
• Flena G de White, PaaiaTcas ., profetas (Mountain, View, Ca: Pacifie Prat Publllllllna
1\... " tal ion, 1890), pág. 364.
I E.toy en deuda con A. F. Ballenger por esta percepci6n básica. V&1e Adama, TIIf Sanen"",
,~. """', rágs. 279,280, Para una evidencia de la práctica de la adoroc:16n delll'll.nr" 1". Inllllu,,,
1" .. IoI"'lICmílicos, véase, por ejemplo, Deuteronomio 4:19; 17'3; 2 Rey, 21:1, 51l,.,...."'·.IJk:llllllllry
u, "If IJlbIe, eJ George A. Buttrick (Nueva York: Abingdun PreII, 1962), IIl1t11l R·7., tttlJIII. 462·464,
• V~nse Levítico 1-4 para algunos ejemplos
• \'I~n .. ) qu¡, 1 Samuel 7'7-9 nos da un huen ejem.,k, IIf .tllI,
CAP{TUL02
Actividades y mobiliario
del Santuario del Antiguo
Testamento:
¿QUÉ SIMBOLIZAN?
26
Al IWIDADES y MOBIUARIO DEL SANTUARIO••• 27
I ( )S SERVICIOS y EL RITUAL
I )lIrante mis días de maestro en etseminario, cada vez que ense-
ollh;¡ el tema del tabernáculo, sus servicios y sus rituales, siempre
l'sllt'raba que se me hicieran preguntas acerca de los minuciosos
drlillles del santuario y su servicio. Algunos estudiantes estaban
I'nkticamente fascinados por todo lo que tenía que ver con el mobi-
IllIrio, las medidas, los colores y los rituales. Es posible que todas esas
minucias tengan su lugar, pero yo me siento inclinado por naturale-
XII íI ir en sentido contrario, especialmente al haber tenido numero-
hlll\ oportunidades de observar los peligrosos escollos que aguardan a
los que dan rienda suelta a su apetito por encontrar significados ocul-
Ill~ en cada detalle del antiguo ritual.
Al moverme en dirección opuesta, trato de destacar el significa-
\1., ~ólo de los aspectos mayores del ritual como se muestra, por
l'jl'llIplo, en el servicio diario. Z
Este ritual constaba mayormente de tre$ elementos: el holocaus-
lo dl' la mañana y de la tarde, el ofrecimiento del incienso en el
IIllar tIc oro localizado en el lugar santo, y las ofrendas especiales por
,,1 pecado personal (véase Exo. 29:38-42; 25:3-8; 30:6.8. 34·38; Lev.
4).
(;ada mañaTia y cada tarde se ofrecía en holocftWlfo .un cordero
dl' un año en el altar que se encontraba en el "trln. E'\te mueble se
IIlIlIIah<l, correctamente, el altar dd holocausto ti "ofrenda en~ida".
28 ELSANnJARIO
Cualquiera que haya tratado de hacerlo, labe que estas dos listas
de piedras preciosa no pueden conclUll'le f6elhm'nte. En realidad,
como ha dicho un comenearlna con respecto a la lista de
Apocalipsis, "incluso el joyero mlb expert() de hoy no podría iden~
tificar estas doce piedras preciOlll". Tampoco encontramos ningu~
na ayuda, dice, en la literatura andlua, CUyllR listas y descripciones
de piedras preciosas dejan "tantas preauntu lin responder".J2
Sin embargo, el punto principal de nueltro argumento en reali~
dad"'7to reposa en la capacidad para conclitar las dos listad Parece
ACTIVIDADES y MOBIUARIO DEL SANlUARIO••• 33
'oIzonable sugerir que el paralelismo claramente establecido entre
•• \ ros elementos de las vestiduras del sumo sacerdote y la Nueva
krusalén -así como otros numerosos paralelismos que podrían tra-
'oIrse- han demostrado suficientemente que, a pesar de nuestra difi-
cultad actual co~ la identificación, la lista de Apocalipsis 21 ha sido
IIlfluida por la de Éxodo 28\t Nos ¡;;ece encontrar algún tipo de
IIlJicación teológica aquí. Dice Elena de White~tEl ribete (del pec-
loral) estaba formado por una variedad de piedras preciosas, las mis-
lilas que forman los doce fundamentos de la Ciudad de Dios"Y
Permítaseme insistir que comprendo la naturaleza~ de
.llgunas comparaciones. Se me recuerda que el libro de Apocalipsis
I Illua en muchas partes del Antiguo Testamento al presentar su pro-
pio mensaje. Además, en el Apocalipsis, son los nombres de los
doce apóstoles los que están en los fundamentos construi90s con
l'stas piedras semipreciosas (Apoc. 21:14, 19, 20) mientras que los
nombres de las doce tribus de Israel están en las puertas, que son de
perlas (Apoc. 21:12).
Es evidente que los simbolismos no encuentran aquí una clara
correspondenciaAPero eso, precisamente, es la parte que me intriga.
Los ,paralelismos son suficientes para estimular el apetito y dejarlo a
lino sin aliento de emoción a causa de sus posibles implicaciones
teológicas.
Una y otra vez he intentado probar el misterio de estas cone-
xiones conceptuales y teológicas que quitan el aliento, pero asimis-
mo las he hallado excesivamente sutiles y complejas como para
poder siquiera imaginarlas, ya no digamos ponerlas en palabras. Es
casi como si su propósito fuera ser captadas "no solamente por la
mente, sino por la imaginación, el corazón... ".14
Por eso me siento contento de aprehenderlas como si fuera por
espejo, oscuramente. Porque, no importa cuán poco haya yo percl-
hido, eso llena mi corazón de sublime asombro. Y me quedo con el
corazón palpitante y la boca abierta, como si estuviera en 11 pre-
sencia santificada de la santa Shekinah, oyendo en forml muy IUIVC',
desde adentro del velo, el amortiguado sonido de 11 mdalcl c.l".tlnl
que pronto va a irrumpir por todos los ámbt. . d.l cl.ln CUAnuu ,,1
drama de los siglos llegue a su emocionante flnll. !ntnnccI cuno·
ceremos, tan claramente como somea cnnocldntl.
ELSANTUABIO
Referencias
varios grados de la especulación. porque ordena firmemente que las conclusiones fluyan I6gica y naro·
ralnlente de los datos conocidos.
, Para una interpreraci,ín inspimdora y cuidadosa de los aspectOS claves del servicio del saorua·
rio tenenal. vEase PlllTiarcas 'J profero.s. cap!tulo 30 Tengo una ¡''Ta1l deuda de información extraítla de
esa fuente para este capitulo•
• Id .• p.ig 364
• Id•• pág 366.
, Id • pág. 367
6Ibíd.
, Interpreter's DiaWnary uf !he Bible. tomo R.Z. pág 502
'G. R. H. Wright. ·Pre·lsradite Temples in rhe Lan.! of Canaan". Palesllnc Expll1ratilm Quarterly
103 (1971): 18.
t Patriarcas y profcro.s. pág 363.
1< lbíd.
"R C H Lenski. The Inre!pret/IIÜm af SI lOOn's Rcveladon (Minneapolis. Augshurg Pub House.
1943. 1961), pág. 640.
b PlUnarcos 'J profct/lS.pág. 363 •
.. Avery Dulles. ModeIs uf !he Church (Garden Ciry. N y Dtluhleday & Q, • Ine.. 1974). p.lg.
18
CAPíTULO 3
Conforme al modelo:
"Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el dise-
ño de todos sus utensilios, así lo haréis" (Éxo. 25:9).
"Los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como
se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira,
haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte"
(Heb.8:5).
a.
frente a la más complicada cuestión de la relación -desde el punto
de vista físico y otros detalles- entre este "modelo en miniatura"
(como finalmente halló expresión en el tabernáculo ee"'ill) y el
original celestial. (Davidson no plantea pregunta aaeren de
este tipo, pues su estudio, como lo aclara al princtplo, _ "_rructu-
ral [interesado en la forma literaria y elleftlUlltl. M ... clolÓllcn".)A
Yo sugiero que prosigamos examinando _emenee aquellos
pasajes de Éxodo donde se enunció orl.lnalmenee IR Idea de cons-
38
- EL SANTUARIO
--
En Hebreos 8:5, el autor explica que el sacerdocio levítico sirvió
como "figura ~deigma] y sombra {skia] de las cosas celestialesl
una obvia referencia, según las apariencias, a Éxodo 25:40, donde
Dios le encarga a Moisés que construya el tabernáculo y todos sus
accesorios "conforme al modelo [typos en Hebreos] que se te ha
mostrado e~l monte" (Heb. 8:5).'
",i, De manera que hasta aquí se han introducido tres términos:
hYl>odeism;a, skia y typos. ¿Cómo los entenderemos?
Por lo general hypodeigma significa "ej,l!p1i)le~'~. '~modelo",
"patrón". En nuestro pasaje tiene el significado o sentido de "copia"
o "imitación". Skia significa una "so'tRbra", o "prefigura~ión". Typos
se traduc€}'Correctamente como "patrón" o "modelo".7 _.
Podríamos decir mucho más acerca del significado de estos tér-
minos, pero una multiplicación de definiciones del diccionario no
afectaría materialmente el asunto que nos ocupa\El contexto es
más importante, porque muestra la forma en que el autor mismo
entendía y usaba dichas expresiones. A medida que uno estudia el
contexto, los siguientes puntos se vuelven evidentes:
y 1. ~a el autor de Hebreos, el término hebreo tabnith¡(usado en
Exodo 25:40, y al cual se refiere como prueba de su aseveración) $
rinde adecuadamente mediante la palabra griega typos ("patrón" o
"modelo"), pues de otra manera no la habría empleado en su tra-
ducción (véase Heb. 8:5}"-
t-Y,2. IJpos, a su vez, traduce adecuadamente los términos hypodeig-
ma y skia, porque el autor usa estos dos términos para explicar la
relación que existe entre los ministerios terrenal y celestiaU del
mismo modo en que lo hace con typos en el mismo versículo (Heb.
8:5). Además, mi lectura del contexto me lleva a la conclusión de
que hYPodeigma y skia se usan como sinónimos~{
JI. 3. Esto significa que hypodeip;ma y skia, juntos o separados, son
equivaTentes de typos' Así, podríamos sustituir apropiadamente
cualquiera de estas dos palabras por t,pos en Hebreos 8:5, al tradu-
cir la palabra hebrea tabnith.
Si nuestro razonamiento hasta nquí es correcto, entonces es
posible dar un paso más. Lo haremos esto en virtud de un contraste
muy significativo que se hace en Hebreos 10: 1. -6guí la limitación
de la ley (de los sacrificios) se' basa en' el hecho de que eran sólo
• """" tIlMli AL MODElO 41
"."1111 '1.1 (~kia) de los bienes venideros, no la imagen misma de las
l" ••• ," 1)\' modo que el autor pone skia y eikon en agudo contraste.'
, 1/111/. que aquí significa "forma" o "apariencia",8 es la palabra
11"' .,1 NIII'vo Testamento usa para traducir el término hebreo tsefem
I '1IIh11:"I\"), palabra que describe la correspondencia física y espiri~
111 •• 11 11111' Dios y el hombre en el principio, o entre padre e hijo'; Es
111 ... I"d.lhr.1 fuerte, y ha sido empleada incluso para describir la rela~
11" ••• 'lllrl' Cristo y el Padre.1O Pero al margen de cuán fuerte sea,
1111'1'1111 (..;tudiante cuidadoso de la Biblia intentaría -dibujar un
'111.1111 dI' Dios basado en la forma como se refleja en la humanidad,
111 ~1'IlIh'I.1 en el Cristo terrenal. El instinto espiritual nos impide
11'" • 1 111\:1 comparación tall,precaria.-:;
11 jlllllto es éste: ¡Si un inS"tlnroéspiritual nos impide dogmati~
"11, ll1l1HllIC tengamos una fuerte (eikon) correspondencia, cuánto
'11,\ It H'II,' debería ser el impedimento, cuando sólo hay una rela~
.1"11 .1" ,Ida (o de typos o de hypodeigma)!
. t 111 IImprende que el apóstol se refiera al servicio del santuario i
11 ", Ihd romo una parábola (parabolé) del presente ministerio '..>
•• 11 .. 11 ," "1 dotal de Cristo (Heb. 9:9)IComo las parábolas, no debe~ \
11.11 '1lI'l'arse que los simbolismos típicos reflejen realidades en cada )
.1,1,.11, , (·:-.pccialmente cuando recordamos que el libro de Hebreos
1I.·otI101 jllincipalmente por contraste y menos por comparación. Esto
-hll.llh ,1 qllc el movimiento es de lo nuev¿ a lo viejo, tanto como o
,1111. 11/,1" qllc de lo viejo a lo nuevo. Para decirlo de otra manera,
-
y sin embargo, no debemos olvidar que el Templo de Jerusalén,
.Isí como el tabernáculo del desierto, fueron construidos de acuer-
do con el modelo celestiaU "Y David dio a Salomón su hijo el
plano del pórtico del templo y sus casas, sus tesorerías, sus aposen-
lOS, sus cámaras y la casa del propiciatorio. Asimismo el pl~no de
todas las cosas que tenía en mente para los atrios de la casa de
Jehová, para todas las cámaras alrededor, para las teso~erías de la
casa de Dios, y para las tesorerías de las cosas santificadas ... Todas
l'stas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de Jehová,
que me hizo entender todas las obras del diseño [tabnith)" (1 Crón.
28:11-19).
Al comentar esto, Elena de White dice que "David dio a
Salomón instrucciones minuciosas para la construcción del templo,
nm modelos de cada una de las partes, y de todos los instrumentos
del servicio, tal como se los había revelado la inspiración divina" P
Además, estamos seguros que los constructores de Salomón, aunque
contratados de una nación pagana, seguían los planos divinos, como
:.c ve en la impresionante demostración de aprobación de Dios en
la dedicación del templo. Él lo llenó con la nube de su gloria, "y no
podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube;
porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Dios" (2 Cmn,
5:14) .
..§!.punto, entonces, es éste: si tanto el taber culo d,1 d..torto
romo el templo de Jerusalén fuerón construid .....rdo con d
modelo celestial, ¿cómo puede entenderse el tno "modelo" l'n
un estricto sentido literal, cuan@;~n tantol 11.. 1M dne r"truc-
turas mostraban disimilitudes tan notabltt?" 6n te vuelve
111<15 compleja aún si tomamos en cuenCt 1M dlft,. 'ácl'iclonllb,
46 EL SANTUARIO
o o
1 1
11 11
1 , 11
11 11
11 11
11 11
11 11
11 11
11 11
1 1I I~I_ _ _ _ _ _~------~
LA EXPIACIÓN
ES NECESARIO EL EQUILIBRIO
Visto de esta manera, la existencia previa de templos no israeli~
tas, similares a la estructura básica del tabernáculo mosaico o del
Templo de Salomón, ya no nos perturba más1fl énfasis' como h.e
~~ de mn.'ltrllr, tyjl.se basH prim~~l!le~ los accesorios físi~
cos y en IN ettructurss como tates. sino más bien en el "UsOque se
.!§ dabal C' decir su {uncl6nJ -._-
Es cierto que tenemOl relcoa de "Itnrell del perfume, de altares e
ídolos asociados con _COI antlluOl t~lnpl()1! paganos no israelitas,
pero no se sabe nada en cuanto al Uln rllpC'dfico que se les daba a
estos accesorios y estructural y ... Importante aún, el significado
teol6gico que se atribuía a lueMrvlclOl y rltulllcs. Muchos de los ele-
mentos y otros accesorios del mobtllarla le han perdido, y c6mc
específicamente se llevaba a cabo ,1 ritual el! ahora prácticamente
irrecuperable. Así, tenemos muy poca Informnción en cuanto a
verdadero modelo del ritual, y la forma en que los muebles y lo:
CONFORME AL MODELO 49
.Il'cesorios se relacionaban con aquél.
De aquí a 2000 años -si el tiempo durara- no habría gran dife,
H'nda entre los restos de una catedral cristiana y los de un templo
hindú, musulmán o budista, específicamente en cuanto al plano de
planta, Y sin embargo, ¡qué grave error cometerían los arqueólogos
() los teólogos si empezaran a suponer, por la simple similitud exter,
na, que existe una correspondencia en la teología y la adoración de
Illdas estas religiones tan divergentes!
Es absolutamente concebible que Dios, que se comunica como
:-il'~re en lenguaje humano, decidiera emplear un medio recono,
l'ldo por la generalidad (tabernáculo/templo) para la revelación de
S\l plan, pero que al hacer uso de la forma, alterara drásticamente su
significado teológico: su contenido.;
El interés de Dios, entonces, de que Moisés construyera cbnfor'
IIlC al modelo divinamente revelado, pudiera verse como que influ,
ye directamente sobre este contenido y significado teológicamente
altcrado. De acuerdo con esto, construir según el modelo, no signi,
{icaría né~riamente que Moisés lo hiciera en base a la forma físi,
nI del santuario celestial, o que la estructura tuviera que ser nece,
sariamente únical2 Era más probable que mostrara que Dios tenía
cuidado de que las características físicas sobresalientes se conforma'
mn al plano que se le proveyó a Moisés sobre el monte Sinaí, un
plano traducido para el uso humano, por así decirlo, y que reflejara
l icrtos aspectos cruciales del plan de salvación. ~ idea básica sub,
yacente, en otras palabras, era que el ritual del tabernáculo, tanto
l'n su aspecto diario como en el anual, sirviera como "profecías",
:.ímbolos, tipos, del plan cósmico de Dios para la salvación humana
y la seguridad del universo.~
De modo. que el tabernáculo/templo israelita, aunque tuvlcru
sl'mejanzas externas y superficiales con edificios ya conocido. en
l'IIlturas contemporáneas del antiguo Medio Oriente contene", Iln
l'mbargo, importantes disimilitudes que señalaban 1.. lmpnrt"nrflll.
mas realidades ~~ológicas de las cosas celestialee, l. fuenl y ,,1 Ct'n·
tro neurálgico de la salvación humana.
50 EL SANTUARIO
Referencias
'En NúmerolS S 4,1.. pal..bra hebrea e:; m/lI'eh, que significa ",·ist.l", "apariencia"
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'Id, ¡>.Ig 10.
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ry/lOs.
< /bid , So v. eb
• Véase Gén. 1 26,27; 5:3; cf 1 Cur 11 7 V 1549.
"Col 1 15; cf 2 Cur. 4'4
" WilIiam G. Johnsson, In Absolute Confidence The Boul, of liebre",. Speak) lO OUT Day
(Nashville: Southem Pub. Assn., 1979), pág. 91.
1: G. R. H Wright, "Pre-Israelite Temple. in lhe LanJ of Cana.tn" , Palcstine Exp/oTarion
Lawrence Geraty. "The Jerusalem Temple of the Hebrew Bible in Its Ancien! Near EoI:ltern Setting",
en The Sancluary and rhe Alon.'fllenl Bíhlical, Historical, and TIleol"gical Studies, ed A V
Wallenk.. mrf VW R. Lesher (Wáshinglon. D. C.. Revietvand HCTald Puh. Assn., 1981), I"lgs, 55-59
.. Wnglu, r.ig. 25
,. 2 Rey 21 5; 23 12; 2 Cr';n 49; 1 Rey 636; Jer 36.10; cf Exo 279
"2Crt\n 49
" 1 Rt,V 6 16. 2 Cr¡\n 4 9;Jer 36.10.
" 1 Crón.9 18; j"r 26 !O, 36 10. 2 Rey 15 35; cf Exo 27-16
" 1 Rey. 6:7¡ d. Exo, 26 l. 7
, 2 Cr6n 4.7.11
" 1 Rey, 6:IH. ZO·H, 211.12. 1~; 7:l",,' hn,2f, I
"1 Rey. 7:21.1~¡ d.lixlI. IO:IH, 24.
" 1 Rey. 7:21. 22¡ 2 Cu\n, 1: I '·17.
l. Nota peNnnpl en mi•• r~hIYn.
.: El sal:rario. o la parte interior. probablenlente repres.ontó para los habitantes del Medio Oriente
, 1 11I~'llr de L~ morada de Dios. Yahweh. al revelar los planos del t3bemáculo/t~'lUplo a Mois('S/David.
110 necesiraba modificar este concepto básico ...que probablemente derivaba originalmente de Dios
.le todos modos No debemos olvidar que todos los pueblos del Cercano Orienre estaban interconec<
1.«105. y tenían un tronco común físico y espiritual en Noé. Es probable que lo que estemos viendo sea
1.1 distribución de una ttadición común.
CAPÍTULO 4
52
1 INA CONCEPTUAUZAOÓN DEL SANTUARIO CELESTIAL 53
(OIlStruyó el santuario terrenal {véase Heb. 8:1, 2; 9:1-12; cf. Apoc.
11: 19; 16: 01 De hecho, el santuario terrenal no era más que una
"l\nbra de aquél. .ID santuario real está en el cielo, como Hebreos
H. l. 2, afirma claramente.' En las palabras de William Johnsson:"
"Mientras que [el autor de Hebreos] no describe el santuario celes-
tIal y su liturgia. su lenguaje sugiere varias importantes conclusio-'
I 'l·~. Primero, él se atiene a su realidad.... verdadera deidad, verdadera
1" Imanidad, verdadero sacerdocio, y podríamos añadir, un verdadero
ministerio en un santuario real".' En cuanto a mí, esa cuestión está
.• dmada.
El asunto en este capítulo tiene que ver, más bien, con el tipo de
1l·I"ción que existía entre el santuario terrenal y el celestial, que
hicn podríamos esperar si somos razonables. Es una empresa muy
Il\"l'caria y controvertida, y debo recordarle al lector que las ideas y
((lIlclusiones que se anotan aquí, representan sencillamente mi
Illl'jor juicio en este punto. No deben verse como conclusiones dog-
m;íticas enmarcadas en concreto para siempre .•
Cualquiera que haya escuchado atentamente a los creyentes
adventistas hablar de la naturaleza del santuario celestial, habrán
(Ihservado, entre otras cosas. que las palabras "modelo" y "sombra"
(IIIC se usan para describir las relaciones entre los dos santuarios se
han entendido muy literalmente.J;Ipy una tendencia a concretar la
rdación, entendiéndola en el sentido de correspondencia literal
nm el santuario origina~ La idea que apoyo es que una sombra, por
,'jl'mplo, sugiere al menos una semejanza de formas con el objeto
/(:;ico que proyecta, como la reflexión de un objeto en las aguas o la
lIombra que proyecta un objeto ante la luz.
~gún esto, cuando vemos una mesa de los panes de la proposi-
ribn en el santuario terrenal, debemos entender que la "sombra"
Il'rrenal fue proyectada por una mesa de los panes de la proposici6n
literal, aunque mucho más grande, en el santuario celestial. Y lu
mismo puede decirse del candelabro, del altar del incienso, del RrCII
d,'1 pacto, y así por el estilo.'
-
Tenemos la fuerte tendencia. buRlrl•• •INntkado a los detalles'
~lles nos recuerda que licuando un Ir.lr" 11lVt'~riga algo que está
más allá de su experiencia directa, por In .rnC'rllluséI algún objeto
más fácil como muleta, que sea .uflcl.nclmt'l\tc familiar, que le
sirva como punto de referencia". Pu". ItIr tll\t' utilice bolas de
1 lNA CONCEPIUAUZA06N DEL SANTIJARlO CELESTIAL ss
""Iar, por ejemplo, como modelo para probar el fenómeno de la luz.'
I 'll'gO Dulles añade esta significativa observación: "Algunos mode~
1\ ,:-;, como aquellos usados en la arquitectura, son reproducciones a
\· ...cala de la realidad bajo consideración; pero otros, más esquemáti~
\ \1:-' en naturaleza, no se supone que deben ser réplicas. Son realida~
APLICACIÓN DE LA LECCIÓN
¿Cómo, entonces, podemos representamos el santuario celestial?
El áSünto no es meramente académico. Impacta la forma en que
presentamos el tema del santuario a otros y el grado de confianza
que manifestamos al hacerlo.
En el capítulo anterior estudiamos el significado y las implica-
do~es de la palabra "modelo" JDestacamos, para mencionarlo en
forma especial, el aspecto del antiguo servicio del santuario, el ritual
en el atrio, que halló su cumplimiento antitípico aquí en la tierra,
ante nuestros ojos, por así decirlo.l:.,sacamos la obvia conclusi6n d~·
que, aunque hubo similitud en muchos detalles, también huhu 1.'1,,-
rísimas disimilitudes.
Una de las más significativas de éstas fue el atrio ""tltfl,l~u 'Iur
~c convirtió en el Calvario, un lugar no consagradn; nl.lqul.r.. hit'
d atrio del templo terrenal, y menos todavía un 'ulI.. r ••p."I"' rll ,·1
ciclolmn otras palabras, esta tierra es el atrio extorlur cJOIIIIIIIIIIllIIll
cclcsti';i, conclusión que apoya Elena ue Whlt', R,flrlfl1""Nt· .. 1dra
antitfpico de la expiación, ella dice: IIEI ti"", .0
.n~·nlll r"1 11111 d
antitipo en la muerte de Cristo, el Conl"rn Inn",I,,"o pm 1011 Iwca~
56 EL SANTUARIO
dos del mundo. Nuestro gran Sumo Sacerdote ha hecho el único
sacrificio que tiene valor en nuestra salvación. Cuando se ofreció a
sí mismo en la cruz, se hizo una perfecta expiación por los pecados
del pueblo. Ahora estamos de Pie en el atrio exterior, esperando la bie-
naventurada esperanza, la gloriosa aparición de nuestro Señor y
Salvador Jesucristo" 8
Si trazamos una flecha que parta del antiguo atrio típico, rodea-
do de cortinas, hasta su cumplimiento antitípico, veremos la abier-
ta expansión del Gólgota. Si trazamos una flecha desde el altar del
holocausto, con sus sartenes ardientes en el antiguo atrio, hasta su
cumplimiento antitípico, veremos un antiguo patíbulo romano, una
cruz levantada. Si trazamos una flecha desde la víctima animal típi-
ca, que arde sobre el altar, hasta su cumplimiento antitípico, vemos
una figura humana, el Hijo de Dios, con los brazos extendidos, san-
grante, agonizando, colocado dentro de la tumba, sin un solo hueso
quebrado ni quemado. Hay hermosas correspondencias por todas
partes, pero son espiritu;rtes y teológicas, no físicas ni mecánicas.l
Como un primer ejemplo, podemos enfocar, conceptualmente,
el resto del santuario celestial. No podemos saber con precisión lo
que está presente y lo que no está, pero la clase de cumplimiento
que vimos con respecto al atrio exterior debería damos una pista.
¿Deber(amos esperar encontrar un altar de las ofrendas encendidas
en el templo celestial? De ninguna manera. Porque una cruz roma-
na fue el altar antitípico. Fue allí donde nuestro Señor fue inmola-
do, siendo I!l mismo sacerdote y víctima.
Tampoco ueber(amos <,'sperar encontrar los panes de la proposi-
ci6n al U, hornclldos en Ilhlunn pllnadcr(u celestial. No, los panes de
la pmposlc:16n torren"l "slmbnllznhlln n CrISto. el Pan viviente,
quien está siempre en 1.. prcscl\ch, de 1)Ios" En otras palabras, si
echáramos un vistazo "l.lAntuI\ri'l celestinl huy, no deberíamos espe-
rar encontrar allí una meel d, 1011 pllnea de la proposición, sino a
Aquel que es el Pan de vida.
No deberíamos esperar encontrar un l.'nndclabro de oro, sino
más bien a Aquel que es la luz del mundo. ~) deberíamos esperar
encontrar ningún incienso ardiendo lobre elllltar, sino más bien a
Aquel, cuyos méritos, intercesión y perfeern ju¡;ticia fueron repre-
sentados por él. 10 No deberíamos esperar encuntrar querubines
UNA CONCEPrUAIlZACIÓN DEL SANTIJARIO CELESTIAL 57
mctálicos cubriendo un cofre metálico en el santuario interior, sino
Imís bien el trono del Dios viviente mismo, fundado en la justicia y
la misericordia, y rodeado por multitudes de brillantes ángeles que
k· sirven.'
.Algunos pueden preguntarse por qué el libro de Apocalipsis,
cuando alude al santuario celestial, se refiere muchas veces a los
muebles y otros utensilios asociados con el santuario terrenal. Por
l'jcmplo, Juan vio el arca del pacto en el templo abierto en el cielo
(Apoc. 11:19) y, en otra escena, copas llenas de incienso (Apoc.
'5:8). Sugiero que esto no era para indicar que estos muebles en par-
ticular y todo el mobiliario se hallan en el cielo. Más bien, el profe-
ta usa estos objetos familiares como c6digos -o señaladores- para
cnfocar nuestra atención en el arquetipo del santuario celestial
como lugar de los eventos particulares que están en discusión. Ellos
nos dicen, en otras palabras: "Miren, ahora estamos hablando del
santuario celestial". ,
La presencia del arca, por ejemplo, habla de la importancia y
cO~lUa relevancia del Decálogo que antiguamente estaba guarda-
do dentro del santuario típico.IY ciertamente debería recordamos
también el trono de la gracia, representado por el propiciatorio en
la antigua economía. Sin embargo, nos metemos en problemas
cuando insistimos en que un arca de verdad, si bien más grande y
gloriosa, se encuentra en el cielo. Tampoco hemos de pensar que
hay un cordero en el cielo con la garganta cercenada y sangrante,
como podríamos suponer al leer Apocalipsis 5:6. O que hay "almas"
debajo de un altar en el cielo (Apoc. 6:9).
Muchos han tropezado a través de los siglos a causa del signifi-
cado e interpretación del lenguaje figurativo y simbólico. Fit'wlI
conflictos teológicos se han librado, por ejemplo, en cuanto ni "1",-
nificado de la expresión de Jesús: "Este es mi cuerpo" y "elltll ('11 mi
sangre". Los católicos romanos creen, incluso hoy, que ""tn" d.ch••
raciones hablan de su cuerpo y de su sangre realelJ y VOl'\lMLttrOlI MI
cual el sacerdote "crea", por así decirlo, y el (1,,1 crt'yont. rtl'lhr
durante la ceremonia de la eucaristía"."
¡Cuán lentos hemos sido en captarlo I CUI"du J,.~ "dvll'I tI'! 11
sus discípulos que se cuidaran de la Icvndur. ~~o 1M Herl".... y !Ir 11l~
fariseos, se estaba refiriendo a la doccrlnt!, nu "1"",,,
,'1111111 dllllll'II'{"
58 EL SANTUARIO
neamente pensaban (Mat. 16:6, 11, 12). Cuando dijo: "Yo soy la
vid" (Juan 15), no quiso decir que él era una planta de vid literal,
porque también es la Puerta de las ovejas (Juan 10:7), el Buen
Pastor (vers. 11), la Principal Piedra del ángulo (Efe. 2:20; 1 Pedo
2:6), el Firme Fundamento (1 Coro 3:11), la Roca de los Siglos
(Mat. 16:18; 1 Coro 10:4), el Testigo Fiel y Verdadero (Apoc. 1:5),
el Abogado (1 Juan 2:1) y el Verbo de Dios (Apoc. 19:13). Todas
son hermosas figuras para describir el incomparable encanto y la
multifacética función de nuestro maravilloso Redentor!
Mi interés aquí es que reconozcamos la riqueza de las figuras y
los sfmbolQs bíblicos, y que no los confundamos con la realidad que
representan.
Referencia!
,lidien que n05(ltros "no deberíamos confiar demasiado en la lit~ralidad de las palabras" de Jesús en
~1.otco 26, con ejemplos como los de Juan 15.1, donde Jesús afirmó que él es la vid Sin emhargo, en
1111 inren.'sanre giro de 80 grados, el autor sostiene que es "dem(lStrahle que a menos que Jesús tuviera
l., Illlenci6n de que sus palabras pronunciadas en la última Cen., fueran literales, la metáfura resul·
1.lI\le sería hastanre confusa Vsin valor" (pág. 602). El artículo deduce L, literalidad de las paL~hr.\S de
l ',islO de la idea de que como la última Cena fue una fiesta sacriflcial, el simbolismo tiene que excluir.
<~ (lbid )
" Walter R L. Scragg, Such Bright Hopes (HallerstOwn, Md.· Review and Herald Puhlishin¡:
"""lCi.llÍon, 1987), pág. 40
CAPíTULOS
Los escritos
de Elena G. de White:
RICO TESORO DE IMÁGENES Y METÁFORAS
64
IA)S ESCRITOS DE ELENA G. DE WHlTE 65
pllncr atención particular a este fenómeno con el fin de preparar
,':-.Il' capítulo, Estoy seguro que muchos lectores podrían encontrar
IIl1lchísimos ejemplos más significativos durante sus propias lectu~
TEMAS GENERALES
l. "Cuanto más plenamente comprendemos el amor de Dios,
IIl1'jnr nos percatamos de la pecammosldad del pecado, Cuando
VI'IIlOl> la longitud de la cadena que se nos arrojó para rescatamos, cuan~
dll c'ntendemos algo del infinito sacrificio que Cristo hizo en nues~
1111 "'vor, nuestro corazón se derrite de ternura y compasión".'
¡Cuán legítimo sería pensar en términos de una cadena literal
1111 lijada desde el cielo? ¿O de un corazón literalmente que se derri~
11' ,'n el pecho de alguien al contemplar el amor de Cristo? ¿No se
~"111 iría la señora White grandemente asombrada al descubrir una
1I111'rpretación tal de sus palabras? ¿No concluiría ella que,hemos
1I1111l,ntcndido completamente sus palabras? Y sin embargo, es así
I 1111111 algunas personas manejan ciertas figuras y símbolos de sus
,'/1, IlIos,
En la cita anotada arriba, la primera oración enfatiznda dura-
IIl1'lItl' equivale a la frase que la sigue; es decir, "la longitud dc la
I "d"lla que se nos arrojó" se refiere al "infinito sacrificio que Crrsto
hl:11 c'n nuestro favor". De eso hablaba ella, no de una cadcna lite~
1111 h"jada del cielo.
Sin embargo, en la mayoría de 101 CUOI no encontruremol4 frHses
66 EL SANTUARIO
HEFERENCIAS AL SANTUARIO
1. Elena de White, al referirse a la intercesión de Cristo, dice:
"Llena su boca con argumentos en nuestro favor". i ¡Qué manera tan
gráfica de decir que todas las oraciones de Cristo, cada uno de sus
deseos, cada una de sus declal'.lciones, son en nuestro favor! Pero
1I110 no puede llenar literalmente su boca con argumentos.
2. En una de sus más hermosas descripciones de la intercesión de
Cristo, la señora White lo describe como "sosteniendo delante de
DIOS el incensario que c:mtiene sus méritos inmaculados y las oraciones,
las confesiones y las ofrendas de agradecimiento de su pueblo". Aqur,
una vez más, nuestras mentes deben trascender el literalismo rnrn
llegar a la verdad más profunda que lo subyace. Del mismo modo,
d la habla en la misma forma cuando se refiere al incienso qua a.td
l'n manos de Cristo y asciende a Dios como suave olor, "prrfwmtllllu
con la fragancia de la justicia de Cristo". 6
¿Hemos de pensar que Jesús en realidad 801tl.ftI un tnHnl.. rtu
l'n su mano en el santuario celestial? ¿Imlltftlmal ... NI J1ru!,I""
méritos inmaculados pueden ser pueatol .n un .tlMdnrlIHN la
ju:.ticia de Cristo algo que podemOl ollrllCdIlO" _ d. '1m' lulo
adventistas que se aferran a este Ut.rallamo 10ft, de "I.un" Il\lllll'ril,
68 EL SANTUARIO
"Roca de la eternidad,
fuiste abierta para mí;
sé mi escondedero fiel;
sólo encuentro paz en ti,
rico, limpio manantial
en el cual lavado fui"Y
Referencias
I Elena G. de White. El camino a eruto (MbICOllllk.ktll.. llIlI·'~II"·II<.lOas. 1964). pág 36.
Los ESCRITOS DE ELENA G. DE WHITE 15
, Comentario bd1lico adventlsra del séplimo dla. Comentarios de Elena G. de White (Boisc. ID.:
Publicaciones Interamericanas, 1990). tomo 7. pég. 953.
• Id .• pág. 938.
• - - - Pnmeros escriras (Mountain View. Ca.. Publicaciones Interamericanas. 1976). pá!CI.
274-276.
• Comentllrio bd1lico advennsra del sépIimo dla. Comentarios de Elena G. de White (Boise. ID.:
Publicaciones Interamericanas. 1990). tomo 7. pág. 943.
• Palabras de vida del gran Maesll'O (Bogotá: Asociaci6n Publicadora Interamericana.
1971). pág. 121.
, Comentario bd1lico adt.oel\llSUl del séplimo dla. Comentarios de Elena G. de White (Boise. ID.:
Publicaciones Interamericanas, 1990). tomo 7. pág. 947.
s Id.. pág. 943.
9 Himnario Ad1letllista, No. 236.
Ir _ _ _ Primeros esenIOS. pég. 38.
11 _ _ _ Mensajes selectos. tomo l. pág. 73.
" - - - Primeros escrilOs. pág. 17.
u _ _ _ Mensajes selecros. tomo l. pág. 73
"Id.• pég 73.
" Id .• pág. 74.
" Id .• págs. 74. 75.
11Himnano Adventlsto. No. 152.
15Comentllrio bd1lico adventista del sépIimo dla. Comentarios de Elena G. de White (Boise. IL>.:
Publicaciones Interameticanas, 1990). tomo 7. pág. 999.
CAPíTULO 6
El Santuario Celestial:
SU CONTAMINACIÓN Y PURIFICACIÓN I
con la purificaci6n del santuarlu "".,,,,11, ~"RliH Lev(tico 161 1/1, ¿Qué
prueba tenemos Para ver en " paa~, ,,_ , )elll;I'/ una referenCitc al san~
tuario celestiaL 3l!. ¡Por qtd InJ''''",''''A /",. ' ' 1 licios del pueblo de Dios
en el texto cuando el contexto se cen,,',. dln'/l/III'IIf¡' s6lo en los pecados
74
EL SANTUARIO CELESTIAL
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el reino, dejó la ley de Jehová, y todo Israel con él. Y por cuanto se
habían rebelado contra Jehová, en el quinto año del rey Roboam
subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén" (2 Crón. 12:1-5).
Aunque el escritor no se refiere específicamente a la acción de
Sisac como una profanación o contaminación, obviamente lo fue,
porque "Sisac tomó los tesoros de la casa de Jehová" (vers. 9).
Desde este punto, y durante cerca de 350 años, la fortuna del
santuario menguó y creció con el levantamiento y la caída de gober-
nantes viles o piadosos.
Después de la profanación de Sisac, el rey Asa restauró (hebreo
chadash) el templo (2 Crón. 15:1, 2, 8).16Sin embargo, durante un
período de crisis él mismo profanó el edificio en un momento de
pánico (2 Crón. 16: 1, 2).
Siguió una restauración parcial bajo Joiada, el sacerdote (2
Crón. 23:16-18), entonces ocurrió lo que parece haber sido una res-
tauración total, bajo el rey Joás, inspirada por Joiada (2 Crón. 24:4-
9, 12, 13). Chadash se usa una vez más acompañado de otro térmi-
no hebreo, chazaq, que significa "fortalecer", "fortificar", o "curar",
"reparar".
Pero esta restauración bajo el rey Joás fue de corta duración, por-
que tan pronto como Joiada murió la nación se volvió a la rebelión,
y encontramos serios casos de profanación bajo el mismo Joás. "Y
desampararon la casa de Jehová el Dios de sus padres, y sirvieron a
los símbolos de Asera y a las imágenes esculpidas. Entonces la ira de
Dios vino sohrl' Judá y Jerusalén por este su pecado. Y les envió pro-
fetas para qUl' lo!'> VO\Vil'sl'n a Jehová; los cuales les amonestaron,
mas ellos no 1010 l'lol'lldl:lrnn" (wr!'>, 18, 19),
Entre 1011 111111'1101'1 1"'o!l'11I1'I l'lwiadll!'> a Jlld;í en este oscuro punto
de su historia l'lIll1hll ZlIrllrClIN, hllll d,' IlIlmla, I.o!'> dirigentes de Judá
no sólo rechazaron Mil trN111I11I1IIII, NIIIII qllt' "llIl'Íl'wn conspiración
contra él, y por mandlllll Lid r,·y 111 III",dl"III 1111 hasta matarlo, en el
patio de la casa de JehQvl1" (yor•• II ).
Deberíamos explicar aquí qUf J".'\II. 1III1I1I111IIlCiar sus siete aves
contra los fariseos (Mat. 23), d1rllll'" ,11\11 111111 ;1 aquellos líderes que
trataban de frustrar sus prop6sltol d~ rc·d'·I\l'j¡'m persiguiendo y
matando a los mensajeros especiales. ¡le' c'~1t l' M"\O mencionó dos
nombres: Abel y Zacarías, los cuales, slgnlflt'1I1 IV.IIIH'l1te, fueron ase-
EL SANTUARIO CELESTIAL
apóstatas de Jerusalén.
Pero la visión del capítulo 8 también traza las nefastas activid
des delllcuemo pequeño", pasado el tiempo de su confrontacié
con elllMes(as Príncipe" (vers. 11, 12; cf. Dan. 7:25). El "continu(
(Heb. tamid)ll es "quitado" por el poder representado por este "cue
no pcquefio", y "el lugar de su santuario fue echado por tiern
(Dan.8:11).
Contra el fondo de estos desarrollos uno de los santos hace 1
pregunta: "¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio,
la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército par
ser pisoteados?" (Dan. 8:13). Puesto en forma más sencilla
¿Durante cuánto tiempo continuarán estas atrocidades contra e
santuario? Y la respuesta fue: "Hasta dos mil trescientas tardes ~
mañanas; luego el santuario será purificado" (Dan. 8:14).
Nuestro interés en este punto es identificar cuál santuario tiene
en mente esta respuesta, dados los factores cronológicos a los cuale~
ya hemos aludido. ll
Claramente tiene que ser un santuario que tiene interés teológi,
ca para Dios y su pueblo pasado el tiempo de la confrontación entre
la Roma (pugana) y el "Príncipe de los ejércitos"; es decir, pasado el
tiempo de lu cruz cuando el velo del templo fue roto en dos, símbo,
lo del fin del significado teológico del santuario terrenal.
SI estll ohscrvaci6n es válida, entonces, lo que vemos en Daniel
8:13, 14 ca un enmOto de objetivo (probablemente desconocido
para el profeta mlsmu) del suntuario terrenal (o ectipo)l3 al santua,
rlo celeltlal (o arquecllm}.14 Por lo tanto, el santuario que debe ser
"restaurado", "JultlflCldo", IIpurlftcndo", al final de las 2,300 "tardes
y mafianaa" de Daniel SI14 nu c, Ulln terrenal, sino, celestial.
El problema, entoneu, .1 que l. prnfimllciól\ trasciende total,
mente a cualquier cOla que Daniel hublc:rll concebido antes y que el
remedio que se requerC. para rectlflctlr Jlc:hn situación era suprafísi,
CONCLUSION
¿Qué significa entonces Danie&..8:14,
El factor clave para contestar eita pregunta es recordar que la
revelación de Dios al profeta en Danlel8:14, aunque se perfila fren,
te a este fondo histórico en general, como hemos observado, tras'
EL SANTUARIO CELESTIAL
ciende sin embargo, con mucho, las condiciones locales que impe-
raban en Judá, Babilonia, Medo-Persia y Grecia.
En otras palabras, Dios estaba diciendo a Daniel: "Mira, tú te
preocupas por el templo t~rrenal que yace en ruinas en Jerusalén.
Tú estás preocupado, y es comprensible que así sea, tratándose de
una contaminación -una profanación- producida por instrumentos
puramente humanos. Sin embargo, yo estoy descorriendo el velo, y
usando lo histórico y local para señalar a lo cósmico y universal.
"Mi propósito, Daniel, es mostrar que la conspiración es mucho
más profunda de lo que tú eres capaz de imaginar. Los profanadores,
los conspiradores, no son mera carne y sangre, sino principados, y
potestades, y los gobernantes de las tinieblas de este mundo, impie-
dad espiritual en lugares celestiales. La contaminación, la profana-
ción, el sacrilegio, han alcanzado proporciones cósmicas. Yo toma-
ré la acción, no sólo de los sacerdotes y levitas y reyes piadosos para
rectificarla, sino también la del Sacerdote celestial mismo, el Me-
sías. Y la importancia, el espectro, la intensidad de la crisis deman-
da el uso del término más fuerte para expresarlo: tsadaq Hasta 2,300
tardes y mañanas, entonces el santuario celestta:!. sera restaurado,
vindicado, puesto en su estado legítimo, purificado del estigma lan-
zado contra él desde las mismas puertas del infierno, simbolizado
por el "cuerno pequeño".
Daniel 8: 14, entonces, trae a colación el hecho fundamental de
que después de muchos siglos -sí, aun milenios- de vergúenza y
abuso, el verdadero santuario de Dios ha de ser finalmente restau-
rado a su correcto estado y su nombre, honor, gobierno y pueblo,
purificado,29 ¡es decir, vindicado para siempre!
Referencias
Cristo y 18441:
"y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será
purificado" (Dan. 8: /4).
"La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta den-
tro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacer-
dote para siempre según el orden de Melquisedec" (Heb. 6:/9, 20).
96
CRISTO y 1844 97
habían abandonado al morir, y que nuestras pruebas y sufrimientos,
junto con nuestra peregrinación, terminarían, y. que nosotros sería-
mos arrebatados a recibir al Señor que venía para que estuviéramos
para siempre con él y habitáramos en las mansiones de la ciudad de
oro, preparadas para los redimidos. Nuestras expectativas eran ele-
vadas, y así esperábamos la venida de nuestro Señor, hasta que el
reloj marcó las 12:00 de la noche".2
En ese trascendental día de octubre de 1844, les habría importa-
do muy poco a los ardientes mileristas recordarles que Jesús había
dicho que nadie conoce el día ni la hora del segundo advenimiento
de Cristo (Mat. 24:36). Ellos habían estudiado las profecías, habían
tomado una posición, habían alertado a un mundo incrédulo, y
decenas de miles habían respondido. Esto debe ser la verdad, cier-
tamente, y toda evaluación teológica fresca -especialmente contra-
ria- era impensable. En aquel estado de agitada expectación, nada
ni nadie era capaz de penetrar su bloqueo teológico mental, dada la
libertad de elección que Dios siempre ha permitido. ¡Es 22 de ()CO!- .
bre, y Jesús vendrá hoy! ..:..:..:.-- . --- --
Pero he aquí que el reloj dio las doce campanadas de la media;'
noche, y Jesús no vino. Una vez más, ,Hiram EdsoIl,t "El día había
pasado y nuestro chasco se convirtió en una triste realidad. Nuestras
más preciadas esperanzas se derrumbaron, y nos sobrecogió un
desesperado deseo de llorar como nunca antes había yo experimen-
tado. Me parecía que la pérdida de todos los amigos terrenales no
habría sido tan dolorosa comparada con esto. Lloramos y lloramos,
hasta el amanecer".)
Fue en verdad un chasco amargo, y Edson habló de haber llega-
do cerca del borde del agnosticismo y la apostasía.~Pero el Dios que
disipa las tinieblas, el Misericordioso en quién ha61a puesto su con-
fianza, no estaba lejos. A pesar de las lágrimas de Edson, la slJUien-
te mañana Dios se abrió paso en medio de la situaci6n de la mejor
manera posible~En las palabras del mismo Edson: "Bl cl.1o pareció
abrirse a mi vista, y vi clara y distintamente que 11\ ya de que nues-
tro Sumo Sacerdote saliera del Lugar SmctltlllO MIl venir ra esta
tierra en el día diez del séptimo mes, .1 final d. 101 2.300 dril, entr6
por primera vez al segundo departalUftto cielllQC\larlo _ drBi y que
tenía una obra que real~auru1 Lupr StnttIttncrantes de regresar
98 EL SANTUARIO
r'
a esta tierra".' '
Esta posición fue adoptada por el grupo milerista que más tarde
sería conocido como Adventistas del Séptimo Día. Históricamente
ha tenido un lugar muy importante en nuestro sistema de creen-
cias. 6
ci6n a cincolO de ellas que contlenel) 1" frasc "dentro del velo" y..-
señaló que las expresiones sIempre le apllclIll al Lugar Santísimo. '
Por otra parte, las expresiones "fuera del velo" y "delante del velo",
ocurren ocho veces en el Pentateuco ll refméndosc, en cada caso, al
CRISTO y 1844 99
Ballenger fueron seis en total. El pasó por alto Éxodo 30:6 y contó las dos referencias en Éxodo 4()- 22.
26 como una. Véase Ballenger. C/lSI Oul. págs. 29.30
"véase TIte Sanctuary Dflcmne, págs 109. n 2; 110. n. 3; 144. 145.
"Id pág 145.
"Véase Marcos 16.19; Hechos 5:31. Efesios 1.20. Colosenses 3.1; Hebreos 81; Apocalipsis 321
" Un excelente Iihro sobre e.rc tema es In Absfl/ure eoo{Jdence. por William G. Johnsson. Como
una rápida muestra de las ideas desarrolladas en esa obra. véase las págs 116-118
" Esta actitud podría trazarse haOIta sus raíces en el Pietismo Continental del siglo dieciocho y
hasta el Metodismo. Estos movimientos representaron una reacción contra "las dioquisiciones de lo:¡
teólogos escolástiCOS o especulaciones de los filósofos" Uusto L González, A Hisrary o[ Cltrislian
ThougIu (Nashville. Abingd¡.>n Press. 19751. romo 3. pág 274; cf. págs. 287-289). Véase también una
descripción del contexto social y religioso de la vida en Nueva Inglaterra en el perIodo jUlIo nntes de
mediados del siglo diecinueve en Sydney E Ahlstrom. A ReUgioIIs Hisrary of!he American Peut>/e (N"w
Haven. Conn. Yale University Press. 1972). págs. 373.438.443.
" Gustaf Aulen. Christw VrctoT· An Historical Stud, o[ !he 'ThrH Mean 7;",. uf che Idea 1/[
Atonemem, trad. A G Herbert (Nueva York: MacMillan Publilhilll Ca.,lne., 1969). J'll1I 53
IS Id.• págs. 103. 104. 109. 110.
El juicio previo al
advenimiento
106
EL JUICIO PREVIO AL ADVENIMIENTO 107
tista Albion Fox Ballenger. 2
Ballenger comenzó su ministerio en la iglesia adventista en la
décadad de 1880, la cual se caracterizó por agitadas discusiones
acerca de la justificación por la fe en el seno del adventismo. Y
aunque es difícil puntualizar hasta qué grado fue influido por este
debate, particularmente cuando llegó a su clímax en 1888, fuera
de toda duda esta doctrina llegó a dominar con el tiempo su teo-
logía.}
Pero (y esto es sumamente significativo) puesto que el debate
de 1888 tuvo que ver con énfasis conflictivos relativos a la ley ver-
sus la gracia, el interés de Ballenger en la justificación por la fe
tuvo poco q'le ver, si es que en algo influyó, con un énfasis exce-
sivo adventista sobre la ley. "La base de su denuncia fue, más bien,
la interpretación adventista de la doctrina del santuario". Para él,
esto era el corazón del legalismo adventista. 4
Según esta consideración, cuando Bellenger adoptó su reinter-
pretación radical de la doctrina adventista del santuario intentó
desarraigar de ella toda semilla de legalismo. Curiosamente, retu-
vo todos los componentes más sobresalientes de la teología tradi-
cional adventista del santuario, con una sola excepción: el juicio
investigador, que repudió completamente. 5 Al igual que otros crí-
ticos de esta enseñanza adventista, la consideró una clara enemi-
ga de la justificación por la fe y la seguridad cristiana.
Santiago.
La madurez teológica intenta mantener el equilibrio (algunas
veces en tensión) de varios temas fundamentales de la Biblia. Así,
no importa cuánto afirmemos la justifición por la fe y cuán fuerte
sea nuestro énfasis sobre la seguridad cristiana, no podemos repu-
diar la idea del juicio si deseamos permanecer fieles a la Escritura.
Referencias
, Desmond Foro h,l hecho todo un catálob'O Je adventistas que supuestamente ti('nen seri,IS r.,,;er·
vas acerca de la doctrina Vé:Jse "[}aniel8:14. el Día de Expi.~ción y el Juicio Investi¡,'aJor" (manlll<
erito no publicado. 1980 l. págs. 47·147 I"'ssim Foro sostiene que la dllctrina no está en la Biblia (pág.
141
! Védse Ad.~ms. The Sanctuary Docrrine. págs 104·107; cf Foro. pág. 42.
) Véase The SanclII/If) Dnl·rrine.págs 104·107.
'Id.l'á¡: 107.
'Id. pág 137
• Wdshingum Pnll. 27 ,le OIlay" ,I~ 1990. p.~g Al
1 Louis Nizcr. Mi Ufe In Cnu'l (NlIcvn y",k PyramiJ Publications. Ine .• 19441. pág 39.
" Paul Gordon. The Sanctuart. /844 "nd tIte Pioneers (Wáshin¡''l:on. D.C.· Review and Heralol
Publisbing Association. 19811.1'.111 1!7
lo Véase Smith uThe Sanclultr)·. Review and Herald. 27 de septiembre de 1887. Cf. The Sanell"'''
Doctnrte. pág 81. n. 3 Evidenl"lIIl'nrc Dios no vio apropiado revelarle un término especial <Iue sir·
viera de reemplazo a su profelD D.lllns los múltiples asuntos que se manejaban en ese tiempo. éste un
era. claramente. un asunto urgen le Por eso, la señora White usó el tétmino que estaba a su ale,m, e
No tenemos por qué conduir. sin cmhmgo. que el uso del térmiOll 1" hace irremplnzable
"¡bid
"Elena G. de White, Counscls 10 Wnters and Edirlm. pág 41
1/.1 .11 lICIO PREVIO AL ADVENIMIENTO 119
Y.• t. .• hía yo htOCho esta sugerencia en Tite SancuUlry Doctrine, 1"\1,'5. 260-262.
I ., )'.• I,.hra había estado en liSO en drculos adventistas durante por lo menos 30 años. Véase W
l', .h 1, 11 I )/letrina! Di>cussions (Wáshington, D C. Review Anu Herald Publishing Association, sin
1,,1 .. ,)., .• )'úulos 3, y 4 E:.te libro es una compilacitÍn de artículos especiales de la revista Ministry que
"l""" 11 '''"t'n 1960 y 1961.
" V, .",c Arthur Ferch, TIte Son ofMan in Daniel 7 (Berrien Sprinb'S, Míeh.: Andrews University
l'"" 1'/7'1) Para un resumen de esta evidencia, véase Ferch "The Pre-A<lvent]udgment",
/1.1"",,,, Revicw, 30 de octubre de 1980,págs 4-6
,. l'lohahlemenre necesitamos reconocer, sin c:mb.ugo, que la idea d~ un "juicio investigador" no
• , \ ,,1,1, "" 1,. jurisprudencia human.1. De acuerdo con l. ley de la mayoría de los países, una inves-
11"." '''11 (I,,-ch. por lo general por la policía, el ejército o un gran jurJdll) pr""ede al verdadero jui-
, '''. y '"' c< una parte de él Un juez (o tribunal) evalúa luego la evidencia reunid" en esa investiga-
I l. '11 '-'111 c-Illhargo, uno puede decir que ésta no es una corte hUll1aoil y que por lo (.,lOtO, 1.1 in\"t!Sti ..
11'" 1"111, 'Il'ndo intachable, es ella en sí mi$ma el juicio Esa es la razón por la cual no sugiero que clban ..
.111111 1111 ,... ¡oda la expresión, sino que simplem~nte limitemos su uso a una sola folst' dd juicio prt!vio
11111.h'I·luulit::nto.
CAPÍTULO 9
Un pulso de armonía:
LA CONSUMACIÓN DEL JUICIO
120
UN PUlSO DE ARMONíA 121
decirles a ellos y a todos los que pasan por situaciones similares.
Algunas de las cosas es probable que suenen a teorías, pero creo que
tocan con fuerza aquellos problemas que algunos de los nuestros
(quizá muchos) afrontan hoy.
CARTA ABIERTA
Hace algunos años el presidente de la Misión Central de Luzón
en las Filipinas (ahora fallecido) recibió una carta abierta firmada
por tres de sus constituyentes. La misiva llamaba la atención a dos
objeciones a "la teología adventista del séptimo día de 1844". Una
de éstas tenía que ver con la doctrina de la expiación y afirmaba que
la enseñanza adventista en este tema es "incompatible con el evan,
gelio de Cristo".
Con un pensamiento un poquito más elaborado, decían a conti,
nuación: "Esta objeción se basa en la premisa de que la expiación
fue completada en la cruz. El evangelio apostólico proclama una
obra terminada de redención. Son las buenas nuevas de una obra de
Cristo terminada. Él ha hecho expiación por el pecado (Rom. 3:25;
1 Juan 2:2), destruido la muerte (211m. 1:10) y derrotado al diablo
{Heb. 2: 14)"1.
Llamando la atención a la creencia adventista de una "expia,
ción" final en el santuario celestial desde 1844, estos hermanos
decían que "si la expiación fue terminada en la cruz, entonces
cualquier acto subsecuente de expiación [sea que usted lo llame
expiación final o especial] es inaceptable". Precisamente ésta, sin
embargo, fue la posición de los pioneros del adventismo, dice la
carta abierta, nombrando en particular a Urías Smith y Elena de
White. z
De modo que en esta evaluación de la posición adventista sobre
la expiación, comienzo llamando la atención a las posiciones soste,
nidas por Urías Smith y Elena de White, los dos líderes menciona'
dos en la carta abierta y quienes, de hecho, estaban entre los más
influyentes de nuestros pioneros. .
DUALIDAD EN EL USO
Aquellos que encuentran de algún modo problemático este con-
cepto dual de la expiaci6n, ea probable que no hayan notado que
hay en realidad una dualidad inherente en el uso de la palabra
misma.
The Interpreter's Dictionary 01 the Bi"", pura nombrar s610 una
fuente, observa que el término inglés atone (expiaci6n) se deriva de
la frase común "at ane". Estar "at one" con alguien es estar en un
estado de armonía y común acuerdo. Así, al incorporarse la palabra
UN PUlSO DE ARMONÍA 129
al vocabulario lo hizo con el significado de "at onement" o reconci,
liaci6n. Debemos tener siempre en mente que esta definici6n con,
cibi6 la expiaci6n como un estado. 2I
En la actualidad este significado original ha sido modificado, y
expiaci6n (atonement) ha llegado a tener un significado más res,
tringido. En la actualidad se usa generalmente para describir el pro,
ceso a través del cual se quitan los obstáculos para la reconciliaci6n,
más que el fin o estado logrado por causa de esa remoci6n, como era
el caso del significado original del término.U
Este es un matiz moderno sumamente importante, que debemos
mantener cuidadosamente en nuestro espíritu con el prop6sito de
evitar malentendidos respecto de la terminología de la expiaci6n.
Los adventistas, en su uso de este término, incluyen tanto el signi,
ficado original o literal, como también el más restricto significado
moderno del mismo.
Así, cuando los adventistas (entre ellos Elena de White) dicen
que la expiaci6n fue consumada en la cruz, están adoptando el uso
más moderno del término. Con el resto del mundo protestante,
ellos quieren decir que la gran transacci6n c6smica ha quitado los
obstáculos que se oponen a la reconciliaci6n. El supremo sacrificio
en la cruz ha sido consumado para siempre; es decir, para no repe,
tirse nunca más.
Yo, por mi parte, estoy totalmente satisfecho acerca de que en el
adventismo auténtico no se menosprecia la cruz en ninguna forma.
La posici6n adventista deja a la cruz precisamente donde pertene,
ce: en el centro. Enfatiza una y otra vez -a cualquiera que esté dis,
puesto a escuchar- que la única base del presente ministerio sumo,
sacerdotal de Cristo en el santuario celestial es la redenci6n logra,
da en la cruz, donde Cristo se ofreci6 a sí mismo una vez y para
siempre.
Al frente de este énfasis también estaba Elena de White. Si
alguien no está satisfecho con el vigor y profundidad de sus decla,
raciones en este punto, nada lo satisfará. "El sacrificio de Cristo
como expiaci6n del pecado es la gran verdad en derredor de la cual
se agrupan todas las otras verdades. A fin de ser comprendida y
apreciada debidamente, cada verdad de la Palabra de Dios, desde el
Génesis hasta el Apocalipsis, debe ser estudiada a la luz que fluye de
130 EL SANTUARIO
Junto a la Cruz
Coro
¡A su nombre gloria!
¡A su nombre gloria!
Cristo Jesús es mi Salvador:
¡a su nombre ¡.:loriu!
Referencias
, • An Open Lener to CLM (Misión Central de Luzón) Presidente Avelino Can""", 19 de nlAy"
,le 1981 (En mis archivos personalo:s)
: ¡bfd
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Puh Assn., 1877), pág. 276
• V~ase Adams, The SanClIUII)' Docmne, p.igs. 58-62.
, Elena G de White, El conflicto ele los .s, pág. 543
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, ¡bid • (las cursivas son nuestras).
y¡bid , 28 de jImio de 1899. (La cursiva el nueatra.) En Quesllrm.nn DI/emne. r'1I 663
,,' El Deseado ele tudas las jlPnres, 1'61:. tl19.
- - - - - en Review and Hemld, 24 .le Rl'tiembn: Ji: 1901. (La cursiva ~s ",,,,:¡fra.)
138 EL SANTUARIO
Testimonios
139
140 EL SANTUARIO
démicos, e hice frente al proyecto de escribir una tesis doctoral.
Decidí trabajar sobre la doctrina adventista del santuario. Pero,
¿cómo habría de proceder?
Cuando era aún adolescente y asistía a la escuela de nivel
medio sentí que el espíritu de la investigación desapasionada se
fortalecía dentro de mí. Se nos animó a examinar con sentido crí,
tico la validez de cada aseveración, independientemente de su
fuente de origen. Esta actitud, profundamente arraigada en mi
ser, era la que me llevaría a estudiar un tema considerado por
algunos adventistas como la más precaria doctrina que sustenta'
mos.
Por lo mismo, no fue con poca vacilación que comencé mi
trabajo, apoyándome fuertemente en la seguridad que me daba el
marco universitario. Un repaso de la literatura existente me mos,
tró que nadie antes de mí había emprendido un estudio de esta
doctrina con el mismo enfoque, y muchas veces me sentí como el
proverbial necio que corre a meterse en un terreno donde los
ángeles temen entrar. Mi único consuelo (a pesar de la frustra,
ción) era que la mía no era una carrera, sino un examen lento,
concienzudo, del tema. Me alentaron algunas declaraciones de
Elena de White que dicen que la verdad puede ser investigada, y
cada una de las doctrinas que sostenemos deben ser investigadas
críticamente por nosotros. 1
Sin embargo, ésta fue toda la ayuda y dirección que me per,
mití seguir de Elena de White. Puesto que estaba plenamente
consciente de que los adventistas son criticados porque se les
acusa de basar la doctrina del santuario sobre los escritos de
Elena de White, consideré altamente inapropiado dar a esos es'
critos cualquier valor normativo en mis evaluaciones de la ense'
ñanza del santuario. Por eso decide deliberadamente crear un blo,
queo mental para todo lo que habea dicho ella sobre el tema a lo
largo de mi tesis.
Este enfoque podría ser cuestionado por algunos fieles bien
intencionados dentro de la iglesia. Sin embargo, si los adventis,
tas rehusáramos sujetar la enseñanza de los padres a la prueba del
ácido de las Sagradas Escrituras y de la razón, y nos aferráramos
TESTIMONIOS 141
ciegamente a la tradición, ¿en qué nos diferenciaríamos de los
católicos o de los mormones tradicionalistas? Nosotros esperamos
que los mormones y los católicos que se sientan a escuchar nues~
tras predicaciones sujeten la tradición de sus padres a una eva~
luación crítica y libre de prejuicios. ¿Exigiríamos menos de noso~
tros mismos? Mi enfoque debía ser hecho con pensamientos de
este tipo. Tenía yo que olvidar, por así decirlo, que era adventis~
ta del séptimo día, y proseguir mi investigación con tan poco prc~
juicio como fuera humanamente posible.
Sin embargo, es precisamente en este punto crítico, donde
muchos investigadores fallan. Ellos asumen una posición "anti"
en vez de una posición "neutral". Es sumamente fácil para un eru~
dito adventista, que se propone ser objetivo, adoptar, a veces
inconscientemente, una actitud anti adventista, considerada
como elegante en algunos círculos. Pero esto es una traición de
la misma objetividad tan necesaria para la empresa erudita a
causa de su potencial para engañar tanto al investigador como a
sus lectores.
Además, en sus intentos de llegar a un punto sumamente neu~
tral, los eruditos deben examinar sus motivaciones interiores. Es
fácil, por experiencias negativas anteriores, o por motivos indig-
nos de uno u otro tipo, trasladar un problema particular a un
enfoque unilateral. Por ejemplo, el último mal sermón sobre cier~
to tema, la ira o el resentimiento contra algún administrador o
colega, la inclinación a conformarse a las normas teológicas
generalmente aceptadas en el mundo protestante, el deseo de que
los líderes denominacionales lo consideren leal, el deseo urgente
de alcanzar notoriedad o de ser considerado vanguardista, o cual-
quier otro motivo de una veintena de factores egoc~ntricos.
Cualquiera de ellos puede ayudar a torcer el pensamiento o las
conclusiones eruditas. Es un asunto bastante difícil.
Trabajé sobre este tema, recordando constantemente las tram-
pas; trabajé infatigablemente setnana tras semana. Además de
comparar la posición de la iglesia con la Escritura, leí toda la crí-
tica hecha a la posición adventista que pude encontrar, inclu-
yendo la primera parte de agosto de 1980, cuando terminé mi tra~
142 EL SANTUARIO
Referencias
I v.:_ ElelU O dt' Wbite. Counsel, lo Wmers (lila E&lors, p.lg. 3S. Te~amor.ies for t~ Church
IMountair. View. Ca!if.: Paci/k Ptes.' Pub. Assn .• 1948), ~s. 707. 708.
. Véase Adams. TIte Sancruary DtlCtline. pág. 283
, Aqnellos que qlrieran seguir mi razollami"nm puo:d.on consultar mi tesis, a la que m~ refiero m
la I\Ola 2.