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Nicolás Quiroz Sedej-Pmss
Nicolás Quiroz Sedej-Pmss
Su
componente juvenil en Chile, la relación con el Estado y los mecanismos
de disciplinamiento y control social.
Entrevista con Pedro Rosas.
Nicolás Quiroz
SEDEJ-PMSS
El origen de los movimientos sociales y su acción colectiva. Su componente juvenil en
Chile, la relación con el Estado y los mecanismos de disciplinamiento y control social.
Entrevista con Pedro Rosas. por Nicolás Quiroz, ONG SEDEJ - Eje Juventudes se
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1.- El origen de los movimientos sociales y su acción colectiva. En
definitiva, ¿qué es un movimiento social?
Hay dos líneas de explicación para lo anterior: una es la que entiende los
movimientos sociales como generadores de una sociedad y otros que
entienden los movimientos sociales como expresiones del descontento y la
manifestación de fallas sistémicas, que estarían generando esta respuesta en
el campo social, pero que demandan del mismo sistema una solución.
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movimiento social que tiene fronteras difusas porque uno puede estar dentro
del movimiento social o en el borde del mismo y no hay mucha diferencia, son
fronteras bastante difusas y permeables, a diferencia de un partido político. Un
partido político tiene fronteras que son muy claras, los militantes tienen
establecido cuáles son sus funciones, tienen muy claros los objetivos. Los
movimientos sociales que se registran a partir de la década de los años 60 van
a ser movimientos que entroncan con demandas de los partidos políticos,
tienen coincidencia con las demandas clásicas de la izquierda, tanto política
como cultural, pero se trata de demandas que no implican la obligatoriedad de
la militancia, no implican por lo tanto la dedicación de un tiempo exclusivo
abocado a las acciones políticas.
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otra perspectiva significa un estadio de participación en el marco de un proceso
político donde existe un movimiento político propiamente tal y este otro
movimiento que está expresando una vinculación, una necesidad de
participación de actores que están en tránsito desde lo social hacia lo político o
que no comparten la totalidad de la demanda política sino sólo su parcialidad.
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Desde la expresión del descontento hacia la organización política y
social. El reconocimiento jurídico y la conquista de derechos esenciales.
En el caso de las dueñas de casa, de la mujer que hace las tareas del
hogar está encuadrada en el marco de sus funciones y tareas y por lo tanto
tampoco tiene tanta movilidad; los jóvenes son aquellos que se desplazan de
un lugar a otro y tienen mayores posibilidades de participación en las acciones
colectivas que las generaciones adultas, pero no sólo eso, ése es un factor que
tiene que ver con la posibilidad de movilización.
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desde el punto de vista de la necesidad de la participación política de ellos en
los procesos de transformaciones sociales; pero también participan en la
conservación del sistema, por lo tanto comienzan a ser relevantes desde todo
ángulo y no sólo desde las perspectivas del cambio.
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Derechos Humanos, sino también en el ámbito de los derechos económicos,
sociales, culturales, lo que se llama de segunda y tercera generación, pero los
ha conseguido en tanto que miembros de segmentos sociales que se movilizan
en función de sus derechos. Una cosa es el reconocimiento jurídico
internacional del derecho y la adhesión de un país a esa carta y otra cosa es
que los pueblos efectivamente, los actores sociales, conquisten esos derechos
en cada país y es en esa última dinámica donde los jóvenes han participado.
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de transformación social. Unos tienen que ver con la concepción de política
vinculada al humanismo cristiano, la Democracia Cristiana, la Izquierda
Cristiana, el MAPU, y otros tienen que ver con un concepto socializante que
deviene de la izquierda marxista y muchos jóvenes van a ingresar al Partido
Comunista, a los distintos partidos socialistas; pero también los jóvenes de
derecha van a tener una mayor participación, es decir, la sociedad puesta en
tensión obliga a tomar posiciones y por lo tanto, los jóvenes van a tomar esas
posiciones y van a ser parte de la lucha política en el país.
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Por lo tanto, es un escenario en el cual los jóvenes y la política
constituyen una ecuación. Juventud y política en la década del 70, es una
ecuación que asegura la transformación histórica, que asegura la continuidad
de los cambios y que busca frenar la continuidad de un régimen que se siente y
se identifica como un régimen fenecido, viejo, a la antigua. Por otro lado, los
jóvenes también, otro sector de jóvenes, va a apostar a la preservación del
sistema, pero incluso en esos jóvenes se va a construir un modelo o un diseño
de nueva sociedad que tiene que ver también con la construcción de un nuevo
tipo de orden social, que va a ser la obra de pensadores como Jaime Guzmán
y Kast, por ejemplo, en adelante vinculados a la dictadura y que también eran
jóvenes en esa época. Es decir, la juventud está involucrada en la política y
está siendo vocera de representaciones políticas de vanguardia o para el
cambio social o para la conservación del orden social y en ese caso muy
radical en la protección del sistema y de los cambios.
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proyecto de despolitización de la dictadura y la resistencia juvenil en la
marginalidad.
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Y se trata de una juventud que va a ser convocada a la protesta, va a ser
convocada al empleo mínimo, va a ser convocada al Plan Ocupacional Para
Jefes de Hogar que son en su mayoría jóvenes, una juventud que va a ser
convocada al servicio militar obligatorio, que va a tratar de ser incorporada
precariamente en la institucionalidad y en el sistema del mundo adulto. El
mundo adulto va a tener a los jóvenes durante los años 80 y va a aparecer un
concepto que es el de “joven en moratoria”, la juventud en moratoria, es decir,
se trata de jóvenes a los cuales se les debe algo, la sociedad les debe algo a
ellos, pero este joven también tiene que dar algo a la sociedad y está en una
permanente espera: no es adulto, ya no es niño, ya no va a ser trabajador
porque no hay dónde trabajar, no va a ir a la universidad porque salió de un
colegio que se está desarmando y la educación progresivamente se va a ir
convirtiendo en un objeto de consumo con la privatización de la enseñanza
técnica y superior.
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mediante la fuerza o la amenaza de la fuerza a efecto de tener un conductismo
vital o productivo o social “deseable”. Es decir, yo disciplino para lograr que
estos individuos hagan lo que yo quiero que hagan. O sea, el disciplinamiento
es la imposición de los sentidos.
Hay disciplinamiento durante la dictadura porque se opera
fundamentalmente sobre el cuerpo o sobre el temor de la afectación al cuerpo.
En el sentido de que la dictadura impone un régimen de acción, en lo público,
que está demandado por el temor a la represión. En cambio, en las políticas de
control posteriores a la dictadura, no se opera fundamentalmente sobre el
cuerpo o con el temor a la represión, el sistema opera sobre la base de la
institucionalización de mecanismos de construcción de subjetividad y por lo
tanto el aparato institucional, el gobierno, el Estado, intenta convencer a los
individuos que es bueno retirarse al espacio privado porque lo público es cosa
de especialistas y profesionales. Es bueno manifestarse en tanto que
consumidores y reclamar los derechos como consumidores, porque la
ciudadanía es una ciudadanía jurídica, pero no social y por lo tanto el individuo
podrá reclamar y participar de un movimiento social en la medida en que
respeto ese marco y acepto y por lo tanto el proceso de control social ya no
está fuera de los individuos como durante la dictadura, comienza a estar dentro
de los individuos.
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Lo que nosotros constatamos en la década de los 90 es que avanzan los
mecanismos de control social, crecen los dispositivos de control social, estos
programas como Chile-Joven y otros. Pero los dispositivos de disciplinamiento
entonces se sofistican y el disciplinamiento social ya no abarca a la mayoría de
la población, sino que abarca a los sectores duros desde el punto de vista de
su crítica, desde el punto de vista de que son portadores de cierta memoria de
combatividad y de lucha, de proyectos, y que accionan además mecanismos de
intervención social o de acción directa que cuestionan simbólicamente el modo
en que se da la transición chilena y, finalmente, el orden dominante.
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entonces, los mecanismos del control social aparecen ya plenamente
instalados e institucionalizados. Aparentemente sin cuestionamiento. Porque si
uno mira la producción teórica, la crítica del período, por supuesto que hay
cuestionamiento, la obra de Moulian por ejemplo; hay críticas desde distintos
ámbitos del arte, de la cultura, en fin, respecto de lo que está pasando con
Chile. El discurso masivo del “no estar ni ahí” con la política es un discurso que
refleja la apatía, pero también refleja en alguna medida la decepción por la
forma y sentido que adquirió el proceso político.
5- La política pública del Estado y el mercado hacia los jóvenes. ¿Qué nos
queda de participación política?
En Chile existe claramente política pública de parte del Estado hacia los
jóvenes durante la dictadura, durante la transición, si pensamos que la
transición terminó con Bachelet y existe política pública durante el gobierno de
Piñera. Lo que pasa es que la política pública tiene que ver, por un lado, con el
control social que está indicado por la Ley de Responsabilidad Penal pero
también tiene que ver con formas de inclusión, es decir, una política pública
que busque incorporar a los jóvenes mediante el voto voluntario e inscripción
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obligatoria busca, precisamente, incorporar a los jóvenes a la política. Es decir,
hay una dinámica de incorporación y control social permanente en la política
pública, y esto en la perspectiva de que los jóvenes sean efectivamente
agentes valuados, valorables, para efectos del sostenimiento y expansión del
sistema político, para efectos de la reproducción del sistema económico. Es
claro que no se ve en los jóvenes el motor de la transformación social, se ve en
los jóvenes el fundamento de la sustentación del orden, en términos de que los
jóvenes representan el factor que puede legitimar el orden político vigente, por
lo tanto es necesaria una política pública para mantener a los jóvenes
conectados, integrados, vinculados, participando dentro de los espacios
institucionales.
Y, por otro lado, hay una política pública que no la hace el gobierno, hay
una política pública que la hace el mercado, porque en el neoliberalismo el
Estado se va restringiendo en sus funciones y el mercado va creciendo como
asignador de roles y funciones incluso en términos de la participación, porque
se redefine la participación. La participación ya no está vinculada a los asuntos
públicos de la política pública, o los asuntos del gobierno a la ciudad, o los
asuntos del gobierno a las cosas colectivas y comunes, la participación
comienza a entenderse como la participación en el consumo, en la producción,
en los ciclos de circulación del capital y eso es participar hoy día y por eso
mismo aparece como una red social no a la vinculación de los individuos para
discutir los asuntos públicos, sino como red social aparece la participación en
empresas de comunicaciones que te tienen vinculado mediante la necesidad
de vínculos de los individuos para el sostenimiento de estas empresas.
Entonces, se llama red social a un negocio. Es como si confundiéramos un bar
con el parlamento, o sea, en el bar también se puede discutir política pero las
precisiones de la ley y la construcción de la ley en la democracia burguesa
tradicional se hace en el parlamento y no en los bares, aunque en los bares se
pueda discutir de política.
Bueno, uno dice: esto es lo mismo que el teléfono. Yo pago para hablar
con otra persona y nos podemos poner de acuerdo por teléfono respecto de
hacer una ley o la revolución al otro día en la mañana, a primera hora. Y lo que
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ocurre es que en estos dispositivos, y los dispositivos mismos, son parte del
mercado. El dispositivo no es un medio, porque podría serlo. El dispositivo es
un fin, es decir, yo soy importante no por lo que hablo en la red social, no soy
importante porque nos pongamos de acuerdo respecto de algo, soy importante
porque tengo 40 mil amigos, es decir, la participación en la red –que es una red
de consumo- me otorga identidad y por eso no es un medio, es un fin en sí
mismo. Y en ese plano de cosas eso no es una red social.
Creo que los jóvenes no tienen sobre sí la carga de una dictadura que
disciplinó y la carga de una transición pactada que estableció un férreo control
social sobre las identidades colectivas. Es decir, los jóvenes son hijos del
neoliberalismo, son hijos de la transición pactada, pero no participaron del
pacto, por lo tanto, sobre ellos no operan las leyes simbólicas de amarre; los
jóvenes no tienen la necesidad de aquietar sus demandas por miedo al retorno
de la dictadura porque no vivieron la dictadura. La memoria de los jóvenes es
una memoria colectiva que desafía la memoria del dolor de las generaciones
anteriores y creo que esa es una cuestión clave; es decir, una persona de los
años 80 no se hubiera subido arriba de un guanaco, no.
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han cambiado porque sus padres y las generaciones anteriores les han dicho
que eso se puede hacer. Es decir, hay una memoria social del cambio.
Pero esa memoria social del cambio les viene acompañada con una
memoria también dolorosa, con una memoria del miedo que está en el cuerpo,
pero los jóvenes no tienen experiencias traumáticas, el trauma de vivir la
experiencia dolorosa y ellos no tienen experiencias dolorosas que revivir. En
cambio, sí tienen una transmisión de una memoria proyectiva, no digo que una
memoria comunista o socialista o revolucionaria, es una memoria que tiene que
ver con la posibilidad política de la transformación, simplemente. Y además
esto es muy interesante porque los jóvenes tienen la memoria respecto del rol
del Estado, los jóvenes demandan al Estado cuestiones que la constitución
dice que el Estado no puede hacer y, por lo tanto, ¿de dónde viene eso?, ¿de
la nada?, no, viene del traspaso de una tradición de demandas al Estado, del
Estado como objeto de copamiento y de transformación. Esa es una memoria
presente en estos jóvenes, son múltiples los mecanismos que desembocan en
una memoria donde la figura del Estado es una figura fantasmal, respecto del
Estado actual.
Sin embargo, eso tiene una virtud, la virtud de decir: bueno, si el Estado
no hace esto porque la estructura política lo impide, entonces cambiemos la
estructura política y ahí aparece entonces la demanda del cambio de la
Constitución, el cambio de rol respecto de las obligaciones del Estado, etc. Y
en ese sentido comienza progresivamente a articularse la demanda social con
la demanda política.
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partidos, hay colectivos o cualquier persona que quiera, pero se está
produciendo la fusión de esas partes.
Los jóvenes han logrado poner en tela de juicio uno de los pilares que
tiene que ver con la acumulación económica a partir de un bien de naturaleza
social como es la educación, por lo tanto eso ha marcado el carácter radical de
las movilizaciones. Se trata de un bien social, la educación privatizada, en
manos privadas, manejado como negocio. Ha sido cuestionada ya no desde el
punto de vista de si eso es bueno o malo, sino desde el punto de vista del
sentido y de la calidad que tiene eso como bien económico, eso es lo que se ha
cuestionado finalmente. Pero aún es una demanda de naturaleza social, es
decir, no hay una propuesta que implique una transformación del sistema, hay
una crítica respecto del modelo educativo y general en términos del modelo de
sociedad, pero no se pasa aún a una crítica de naturaleza política que señale el
camino para la transformación con una nueva propuesta de sociedad y cuáles
serían las formas de construcción de esa nueva sociedad y qué rol les cabe a
los movimientos sociales, a los actores políticos, a la ciudadanía y a los
mismos jóvenes dentro de esa transformación; es decir, la construcción de una
táctica y una estrategia para la construcción de una nueva sociedad, eso no
está presente hoy día.
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internas, porque llegaron al poder como resultado de la acción concentrada de
distintos grupos de interés, y con distintos posicionamientos políticos e
ideológicos, pero son grupos que dialogan e intentan responder a la demanda
de los sectores populares, eso genera múltiples tensiones y es complicado.
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Por otro lado, la no satisfacción de las demandas populares por parte de
los gobiernos de la Concertación en Chile, los gobiernos de centro o de la
izquierda renovada, generan obviamente un rechazo de la población, no hay
otra alternativa entonces que votar por esa derecha.
Y Piñera tiene que hacer política pública, ¿pero qué política pública hace
Piñera? ¿Piñera va a dialogar con el movimiento social? Piñera no llega al
poder gracias a movimiento social alguno, llega al poder gracias a estrategias
electorales, gracias a la decepción electoral de un sector de la población y se
instala en La Moneda con el apoyo de los partidos políticos de la derecha y con
el apoyo del empresariado. Por lo tanto, la política pública actual del gobierno
de Chile es una política pública que beneficia al mercado y que es, finalmente,
el que sostiene al gobierno de la derecha en Chile. Lo demás es política de
contención, mantener a la población en ciertos márgenes, mantener la
gobernabilidad, mantener a raya a ciertos actores sociales, pero
fundamentalmente se trata de una política pública que busca satisfacer los
intereses del mercado y punto, no es una política pública de naturaleza social.
Y esa es la gran diferencia que este gobierno tiene con los gobiernos de
Uruguay, Argentina, Brasil, Bolivia y Venezuela.
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