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1. EXPOSICION/PONENCIA
a. Tema. Escoger en lo posible un tema que pueda servir a la vez como tema del
ensayo.
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propósito último del texto. Ahora bien, en caso de que el cumplimiento de este
propósito dependiese indisolublemente de (o consistiese precisamente en) la
presentación y eventual defensa de una TESIS (posición o afirmación), la sinópsis
debe (iv) indicar expresamente, en una oración simple, cuál es dicha tesis y sobre
qué otras “grandes” afirmaciones o posiciones (ubicables en el texto) se apoya o
sustenta.
d. Clarificaciones conceptuales. Una vez realizada (en máximo una página) la
tarea de ofrecer una sinopsis con las anteriores características, la ponencia debe
proceder a ofrecer una interpretación debidamente sustentada y documentada del
texto fuente de la cual surja el problema o la pregunta cuya formulación cuidadosa
es el propósito de la ponencia. Para avanzar en esta tarea de interpretación y
problematización es indispensable crear alguna claridad en torno de ciertos
conceptos clave:
(i) de aquellos que formen parte de la enunciación propuesta por el ponente
como enunciación del propósito y/o de la tesis principal del texto fuente
y/o
(ii) de aquellos que hacen parte de la enunciación de la pregunta planteada por
la ponencia para discusión de los participantes del seminario.
e. El problema. Hay que cuidarse de plantear un "problema" que ofrezca de
inmediato una solución trivial o insubstancial. Por ejemplo, no representa un
aporte de ningún tipo preguntarse sin ninguna problematización previa si para
Aristóteles la substancia sensible se compone de materia y forma. Tampoco
representaría algún aporte preguntarse si (para luego "probar" que) en la obra de
Platón existe alguna distinción entre mundo sensible e inteligible. Una lectura
medianamente atenta y superficial de las fuentes, bajo una comprensión corriente
de los conceptos involucrados, tenderá de inmediato a evidenciar que así es.
Bastaría con citar algunos pasajes poco escondidos. El planteamiento de preguntas
triviales se previene, por lo general, cuando se ha realizado ya un mínimo de
lectura tanto de los textos fuente como de la literatura secundaria.
Claro está que una de los distintivos del cuestionamiento filosófico es el de
convertir en problemático lo que en un primer momento se nos presenta como
trivial o sobreentendido. Sin embargo, hacer ver como problemático lo que en
principio se presenta como lo contrario requiere de un arduo esfuerzo
argumentativo previo que resulta tanto más dispendioso cuanto más trivial
parezca aquello en un primer momento y cuanto más problemático aparezca al
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final. Este esfuerzo no se puede omitir y proceder sin preámbulos a declarar como
problema lo que no experimentamos como tal.
El planteamiento de una "problema trivial” (una expresión paradójica en sí
misma), o mejor, de una pregunta que en realidad no representa problema alguno,
se previene asimismo haciendo el experimento mental (que, idealmente, podría
expresarse por escrito en la ponencia) de sumir a un lector promedio (ej. a un
compañero del seminario) en la perplejidad, en el desconcierto con respecto a
algún asunto exegético (ej. el autor parece decir cosas completamente distintas o,
incluso contrarias aquí y allí) o sistemático (ej. el autor da buenas razones a favor
de una tesis pero es posible formular también por cuenta propia buenas razones
en contra).
2. EL ENSAYO
a. El ensayo debe estar encabezado por una introducción en la que se describa el
propósito del trabajo. Debe definirse en ella el problema o interrogante que se tratará
de resolver. La introducción debe contener asimismo una descripción de los pasos que
se han seguido para dar respuesta al problema. Esta descripción debe corresponder a
una presentación razonada del contenido del trabajo en sus divisiones temáticas o
pasos argumentativos (podría intentarse que tales divisiones temáticas y /o pasos
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iv. Evitar desarrollos circulares en los que lo aquello que se pretende demostrar o
explicar (desmostrandum o explanandum) se introduce luego subrepticiamente
como premisa o punto de partida de la argumentación o explicación. Esto equivale a
una “petición de principio” y generalmente se incurre en ella introduciendo como
premisa una simple paráfrasis de lo que debería ser conclusión. Esto quiere decir
que usted debe realizar el esfuerzo de distinguir claramente entre lo que usted
estará tomando para cada caso como punto de partida (supuesto) de la
argumentación (bien sea porque usted ya lo probó o porque usted lo toma como
algo suficientemente conocido e incontrovertido o porque …) y como punto de
llegada de la misma.
v. No citar por citar. Las citas deben guardar relación con lo que usted viene
exponiendo o con lo que Usted se propone desarrollar a continuación (ver al
respecto el punto (i) arriba).
vi. Todo trabajo que se ocupe de interpretar y discutir la obra de un autor deberá
incluir referencias a la misma. Tenga usted el cuidado de sustentar mediante una
referencia exacta al texto o textos toda afirmación que usted pretenda hacer con
base en ellos y no se desprenda trivialmente de una lectura realizable por cualquier
lector medianamente atento. Toda interpretación interesante, vaga decir, contiene
necesariamente afirmaciones de este tipo (afirmaciones controvertibles a primera
vista).
e. Otras recomendaciones:
i. Todo trabajo entregado debería ser el resultado de varias versiones (por lo menos
dos). Esto se aplica también a la “primera versión” del ensayo (“primera”, pues, para
su lector, no para su autor).
ii. No entregue jamás un trabajo sin realizar (Usted mismo) una segunda lectura. En el
caso ideal esta segunda lectura debería hacerse después de haber dejado "reposar" el
texto un tiempo (mínimo uno o dos días). Esta segunda lectura le permtirá quizá
percibir a usted mismo no sólo algunas de las deficiencias argumentativas, sino otras
más obvias como: ej. errores de sintaxis y gramática: ej. frases que no tienen sentido,
omisión del verbo principal, errores de concordancia, etc.
iii. Un correctivo muy efectivo suele ser la lectura y la crítica del trabajo por parte de
otra persona a quien usted juzgue lo suficientemente competente como para dar un
juicio en uno u otro respecto (evaluación de la contundencia y cohesión de los
argumentos, apreciación de la claridad de la exposición, comentarios acerca del
estilo).
iv. Escriba el trabajo como si estuviera dirigido a un lector promedio con conocimientos
apenas generales de la historia de la filosofía y de la terminología filosófica. No
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