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Pautas para seminario – Prof. Germán A. Meléndez Acuña

PAUTAS PARA LOS TRABAJOS

1. EXPOSICION/PONENCIA
a. Tema. Escoger en lo posible un tema que pueda servir a la vez como tema del
ensayo.

b. Propósito. El propósito de la exposición es el de formular en la forma más incisiva


posible UN (1) problema o interrogante que plantea el texto: bien sea (a) una
dificultad de interpretación/comprensión que el texto plantea bien sea (b) una
inquietud que surja acerca de la verdad de alguna posición o afirmación central
presente en el texto. El fin de la exposición es servir como punto de partida para
una discusión subsiguiente (no un despliegue de erudición, ni una transferencia
indiscriminada de información).
Con el fin de plantear el problema o interrogante cuya formulación es el objetivo y
punto de llegada de la ponencia se tendrán que plantear y resolver algunas otras
preguntas o incertidumbres en el curso de la misma. No obstante, para la
elaboración de la ponencia y para su ulterior discusión es de crucial importancia
distinguir claramente el problema o la pregunta que se le ofrece al seminario como
asunto de discusión de las (otras) preguntas que se han ido resolviendo en forma
cuidadosa y argumentada en el camino hacia la formulación de dicho problema
central.
c. Sinopsis. El expositor debe suponer en su exposición escrita que los demás
participantes del seminario han realizado ya una lectura detenida del texto fuente
que es objeto de análisis de la ponencia. Así pues, el expositor debe omitir una
simple paráfrasis del texto fuente. No obstante, el expositor debe proveer una
sinopsis cuyo propósito único será el de ofrecer un análisis del texto que
responda a las siguientes tres preguntas: (i)¿Cuáles son las grandes PARTES que
componen el texto fuente (cuál es el asunto de cada una de ellas y de dónde a
dónde se extienden exactamente en páginas y líneas)? (ii) ¿Cuál es la RELACIÓN
que existe entre estas partes? (iii) Atendiendo a esta articulación del texto ¿cuál
podría decirse que es el propósito fundamental del texto fuente?
En otras palabras, la sinópsis consistirá en (i) una propuesta de división (ii) una
correspondiente propuesta de articulación y (iii) una sugerencia acerca del

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propósito último del texto. Ahora bien, en caso de que el cumplimiento de este
propósito dependiese indisolublemente de (o consistiese precisamente en) la
presentación y eventual defensa de una TESIS (posición o afirmación), la sinópsis
debe (iv) indicar expresamente, en una oración simple, cuál es dicha tesis y sobre
qué otras “grandes” afirmaciones o posiciones (ubicables en el texto) se apoya o
sustenta.
d. Clarificaciones conceptuales. Una vez realizada (en máximo una página) la
tarea de ofrecer una sinopsis con las anteriores características, la ponencia debe
proceder a ofrecer una interpretación debidamente sustentada y documentada del
texto fuente de la cual surja el problema o la pregunta cuya formulación cuidadosa
es el propósito de la ponencia. Para avanzar en esta tarea de interpretación y
problematización es indispensable crear alguna claridad en torno de ciertos
conceptos clave:
(i) de aquellos que formen parte de la enunciación propuesta por el ponente
como enunciación del propósito y/o de la tesis principal del texto fuente
y/o
(ii) de aquellos que hacen parte de la enunciación de la pregunta planteada por
la ponencia para discusión de los participantes del seminario.
e. El problema. Hay que cuidarse de plantear un "problema" que ofrezca de
inmediato una solución trivial o insubstancial. Por ejemplo, no representa un
aporte de ningún tipo preguntarse sin ninguna problematización previa si para
Aristóteles la substancia sensible se compone de materia y forma. Tampoco
representaría algún aporte preguntarse si (para luego "probar" que) en la obra de
Platón existe alguna distinción entre mundo sensible e inteligible. Una lectura
medianamente atenta y superficial de las fuentes, bajo una comprensión corriente
de los conceptos involucrados, tenderá de inmediato a evidenciar que así es.
Bastaría con citar algunos pasajes poco escondidos. El planteamiento de preguntas
triviales se previene, por lo general, cuando se ha realizado ya un mínimo de
lectura tanto de los textos fuente como de la literatura secundaria.
Claro está que una de los distintivos del cuestionamiento filosófico es el de
convertir en problemático lo que en un primer momento se nos presenta como
trivial o sobreentendido. Sin embargo, hacer ver como problemático lo que en
principio se presenta como lo contrario requiere de un arduo esfuerzo
argumentativo previo que resulta tanto más dispendioso cuanto más trivial
parezca aquello en un primer momento y cuanto más problemático aparezca al

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final. Este esfuerzo no se puede omitir y proceder sin preámbulos a declarar como
problema lo que no experimentamos como tal.
El planteamiento de una "problema trivial” (una expresión paradójica en sí
misma), o mejor, de una pregunta que en realidad no representa problema alguno,
se previene asimismo haciendo el experimento mental (que, idealmente, podría
expresarse por escrito en la ponencia) de sumir a un lector promedio (ej. a un
compañero del seminario) en la perplejidad, en el desconcierto con respecto a
algún asunto exegético (ej. el autor parece decir cosas completamente distintas o,
incluso contrarias aquí y allí) o sistemático (ej. el autor da buenas razones a favor
de una tesis pero es posible formular también por cuenta propia buenas razones
en contra).

f. Formalidades. El texto de la exposición debe contener en su encabezamiento


todos los datos del seminario (nombre del seminario, semestre) y del autor
(nombre, código). Debe también traer un título que trate de resumir el contenido
de la ponencia (no el del texto fuente) seguido de una indicación de los textos o
pasajes que han servido apoyo directo a la exposición. Ejemplo:
La interpretación socrática del oráculo: ¿piedad o impiedad?
(Apología 17ª-28b)
Deben evitarse títulos que reproduzcan sin más la enunciación de los temas
presente en el programa del seminario (por ej. “La misión socrática”).
g. Propiedad intelectual. No sobra recordar aquí que en el mundo de la circulación
pública de las ideas, ellas están sujetas a ciertas normas (incluso leyes) de
propiedad intelectual . Lo que el expositor tome textualmente (o casi
textualmente) de la literatura secundaria (o de otras fuentes) deberá ser
debidamente reconocido (mediante las correspondientes referencias). Proceder de
otra manera constituye una falta delicada. Quien tenga aún alguna duda sobre el
uso de comillas y referencias bibliográficas en conexión con lo anterior, bien puede
consultar con el docente.

2. EL ENSAYO
a. El ensayo debe estar encabezado por una introducción en la que se describa el
propósito del trabajo. Debe definirse en ella el problema o interrogante que se tratará
de resolver. La introducción debe contener asimismo una descripción de los pasos que
se han seguido para dar respuesta al problema. Esta descripción debe corresponder a
una presentación razonada del contenido del trabajo en sus divisiones temáticas o
pasos argumentativos (podría intentarse que tales divisiones temáticas y /o pasos

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argumentativos coincidieran con el índice del trabajo). Atención: el planteamiento del


problema y de la forma en que se intentará resolverlo equivale a un compromiso con el
lector. (El cumplimiento o incumplimiento de este compromiso da un criterio decisivo
para la evaluación del mismo: un criterio, valga decir, que Ud. mismo ha impuesto).
Cuídese Usted de que el trabajo no pase luego por alto este compromiso. Haga cuando
menos una segunda lectura del ensayo antes de darlo por concluido. Suelen
entregarse trabajos que hacen en su introducción promesas que no luego no se
esfuerzan en absoluto por cumplir.
b. El trabajo debe incluir una conclusión. En ella debe reiterarse o formularse expresa y
brevemente cuál es la respuesta (o la aproximación a la misma) que ha logrado
alcanzar el trabajo al interrogante original o, dicho en otros términos, deberá destacar
la tesis a la que el trabajo da sustento. Si la solución al problema apenas alcanza a
ser parcial (o incluso fracasa), la conclusión deberá indicar en qué medida lo es
(solución parcial o fracaso) y qué interrogantes quedan abiertos.
A mi juicio, toda búsqueda auténtica está expuesta al fracaso. Sólo las búsquedas
aparentes, que no responden a una verdadera voluntad de inquirir o que simplemente
reproducen respuestas por las que ya se ha optado con anterioridad a toda indagación (o
mejor, en exclusión de ella), pueden inmunizarse de todo fracaso, o escapar a plantearse
siquiera la posibilidad del mismo. Valga decir que un trabajo que fracasa o falla en algún
respecto puede ser muy superior a uno que no se expone a la crítica o al fracaso.
c. En cuanto al desarrollo del trabajo:
i. Tratar de mantener una línea clara de argumentación o exposición. Tener claro a
dónde se quiere llegar y en qué contribuye el respectivo pasaje del propio texto a
acercarse a este punto. Como medida preventiva podría (o debería) irse releyendo
el texto durante el trabajo de redacción, valiéndose en particular de la pregunta:
“¿en qué medida contribuye este pasaje que he escrito en cuanto aclaración,
explicación, profundización, replanteamiento, apoyo directo o indirecto, objeción
posible, etc. de una tesis específica del autor que se interpreta (o de uno mismo)
que sea mediata o inmediatamente relevante para el tema del ensayo.
ii. No sólo en la interpretación de textos filosóficos sino en la elaboración de los
mismos (y el ensayo de final de semestre debería ser un texto de este tipo), la
argumentación juega un papel fundamental. Hay que ser especialmente
cuidadoso en este respecto.
iii. Evitar los saltos abruptos ante los cuales usted mismo no pueda dar respuesta a
la pregunta por la conexión entre lo que se venía diciendo y lo que sigue a
continuación. Evitar, en general, dejar "hilos sueltos" (pruebas inconclusas,
explicaciones a medias, planteamientos sueltos-flotantes, lagunas, afirmaciones
aisladas absolutamente prescindibles e irrelevantes, etc.)

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iv. Evitar desarrollos circulares en los que lo aquello que se pretende demostrar o
explicar (desmostrandum o explanandum) se introduce luego subrepticiamente
como premisa o punto de partida de la argumentación o explicación. Esto equivale a
una “petición de principio” y generalmente se incurre en ella introduciendo como
premisa una simple paráfrasis de lo que debería ser conclusión. Esto quiere decir
que usted debe realizar el esfuerzo de distinguir claramente entre lo que usted
estará tomando para cada caso como punto de partida (supuesto) de la
argumentación (bien sea porque usted ya lo probó o porque usted lo toma como
algo suficientemente conocido e incontrovertido o porque …) y como punto de
llegada de la misma.
v. No citar por citar. Las citas deben guardar relación con lo que usted viene
exponiendo o con lo que Usted se propone desarrollar a continuación (ver al
respecto el punto (i) arriba).
vi. Todo trabajo que se ocupe de interpretar y discutir la obra de un autor deberá
incluir referencias a la misma. Tenga usted el cuidado de sustentar mediante una
referencia exacta al texto o textos toda afirmación que usted pretenda hacer con
base en ellos y no se desprenda trivialmente de una lectura realizable por cualquier
lector medianamente atento. Toda interpretación interesante, vaga decir, contiene
necesariamente afirmaciones de este tipo (afirmaciones controvertibles a primera
vista).
e. Otras recomendaciones:
i. Todo trabajo entregado debería ser el resultado de varias versiones (por lo menos
dos). Esto se aplica también a la “primera versión” del ensayo (“primera”, pues, para
su lector, no para su autor).
ii. No entregue jamás un trabajo sin realizar (Usted mismo) una segunda lectura. En el
caso ideal esta segunda lectura debería hacerse después de haber dejado "reposar" el
texto un tiempo (mínimo uno o dos días). Esta segunda lectura le permtirá quizá
percibir a usted mismo no sólo algunas de las deficiencias argumentativas, sino otras
más obvias como: ej. errores de sintaxis y gramática: ej. frases que no tienen sentido,
omisión del verbo principal, errores de concordancia, etc.
iii. Un correctivo muy efectivo suele ser la lectura y la crítica del trabajo por parte de
otra persona a quien usted juzgue lo suficientemente competente como para dar un
juicio en uno u otro respecto (evaluación de la contundencia y cohesión de los
argumentos, apreciación de la claridad de la exposición, comentarios acerca del
estilo).
iv. Escriba el trabajo como si estuviera dirigido a un lector promedio con conocimientos
apenas generales de la historia de la filosofía y de la terminología filosófica. No

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escriba el trabajo como si estuviera dirigido a un lector especializado (ej.


especialmente: no lo escriba como si estuviera dirigido a un profesor que comparte
con Ud. cierta engañosa omnisciencia). Los estudiantes suelen jugar, a veces, con esta
idea. Afirman cosas para las cuales no tienen ellos mismos argumentos y se ahorran
buscarlos y formularlos con el pretexto de que el profesor (desde su pretendida
sabiduría), o algún otro “entendido” en la materia, suscribirá tales afirmaciones y
sabrá proveerlas del apoyo que el estudiante no ha aportado o no ha querido o podido
aportar para ellas. Ojo: no es el profesor quien debe asumir la carga de la prueba
para sus afirmaciones (las de Ud.). Es Ud. mismo quien debe asumirla o debe estar en
capacidad de asumirla. Explique, en todo caso, las cosas que Usted tiende a asumir
como obvias para el profesor o para cualquier otro "lector especializado" en filosofía.
En fin, haga de cuenta que el lector es a la vez ignorante o principiante en filosofía y
que han de explicársele con toda claridad las nociones técnicas que se introducen (ej.
substancia, esencia, etc.) y el significado de las tesis a desarrollar. Asuma a la vez que
se trata de un lector sanamente escéptico que no tiene por qué creerle a Ud.
simplemente porque es justamente Ud. quien afirma lo que afirma (por categórico y
autorizado que suene el tono de su voz) y que no tiene que darle crédito simplemente
porque Ud. busca dar la impresión de que conoce a fondo el tema y no le debe (ya)
explicaciones a nadie. Es posible presumir que uno que otro interlocutor de Sócrates
tuvo que pasar por un doloroso aprendizaje en este sentido.

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