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Dios Padre en el NT

Piero Coda - Dios uno y trino

Es importante saber que Dios como Padre aparece recién en el NT. En el AT aparecía como YHWH,
como soberano. Si bien en algún momento se le pone el título de "Padre", no es el rasgo que más
lo define, sino que está más bien usado como una metáfora, como una imagen.

Es Jesús quien nos revela a Dios como Padre. Así lo llama, así le reza (Padrenuestro.... "Te alabo,
Padre..."), así lo presenta: como un Padre que es misericordioso, que cuida de sus hijos, que educa
a sus hijos (aún a través del dolor y el sufrimiento).

Padre en sinópticos:
- Experiencia del bautismo: el Padre es el motor.
- Abbá: en Mc (14,36) y en Pablo (Rom 8,15; Gal 4,6)
- Transfiguración: estando unido al Abbá, Jesús cambia de aspecto, transfigurado de gloria. El
Padre está en el Hijo.
- Huerto de los Olivos: adhesión a la voluntad del Padre. Pero es lo contrario a la transfiguración,
parecen voluntades opuestas.
- Imagen del Padre: misericordioso que perdona los pecados, Padre de los últimos y pecadores
(Bienaventuranzas, parábolas de la misericordia, praxis de Jesús). Paternidad universal, aunque
con solicitud mayor por los últimos. Paternidad sobreabundante y gratuita, sin méritos (Mt 20,1-
15)
- Padre que llena la orfandad del hombre (Mt 6-7): estamos en sus manos que nos cuidan. Al
mismo tiempo, suscita la responsabilidad y promueve la libertad de sus hijos (Mt 25, 24: parábola
de los talentos). Es exigente, hace crecer. Imágenes maternas y paternas de Dios, Dios nos es un
abuelito bonachón. Esta exigencia la sufrió Jesús en Getsemaní.

El suceso pascual como acto del Padre


Jesús interpretó su destino de sufrimiento e incluso de muerte como obediencia a una
voluntad concreta del Padre. Desde el Abbá, la muerte de Jesús en la cruz es el gesto supremo de
misericordia: sacrificio de su Hijo en solidaridad con todos los hombres.
Dios interviene tan sólo cuando Jesús ha saboreado hasta el fondo el cáliz del sufrimiento y el
abandono, es Dios Padre el que resucita a su Hijo, de esta manera se manifestó de manera plena
como Padre (Sal 2): Dios infinito y omnipotente, que devuelve la vida a quien le es fiel, que sabe
vencer la muerte y el pecado.

Adrienne Von Speyr - The gates of eternal life


El NT va a proveer un punto de vista complementario; muestra la voluntad del Hijo, en
armonía con la voluntad del Padre. Muestra su decisión desde toda la eternidad de ponerse a sí
mismo a disposición de la redención del mundo y de enviar su espíritu para sellar su obra. Como
nadie en la tierra ha visto al Padre, ya que el Hijo fue revelado en forma humana y el Espíritu en
varios signos invisibles, el AT es la más clara exposición del Padre.
Podemos ver cómo es el Padre mirando al Hijo, su palabra y su ser. Incluso entre los seres
humanos hay una gran diferencia entre simplemente darse a conocer y ser descrito como un
amigo. El Hijo posee este poder de dar testimonio en su plenitud, porque conoce por experiencia
eterna de lo que habla en el tiempo. El vuelca sobre sí mismo la tarea de revelar al Padre dentro
de la creación del Padre. Y cuando viene el Espíritu y los discípulos comienzan a hablar en lenguas,
no es una simple continuación de la profecía del AT, sino una nueva revelación del Padre, llevada a
cabo ahora por la tercera Persona Divina. Ahora que el Espíritu habita en los corazones humanos
las palabras celestiales son cercanas y claras para la humanidad. No son más un lenguaje extraño,
sino la "Lengua del Padre" de los cristianos.
Xavier Francois Durrwell - Nuestro Padre
Es útil comenzar con esta afirmación: "A Dios nadie lo ha visto" (Jn 1, 18). El Hijo es el que lo reveló
y Dios es eminentemente Padre suyo, nadie es Hijo como él, ni lo conoce como él.
En el NT hay un cambio en el uso del nombre de Dios. Cuando los cristianos dicen "Dios", tienen
ante la vista al Padre de Jesús. Dios=Padre de Jesucristo (2Cor 1,3; Ef 1,3; Gal 1,1). La palabra
"Dios" se reserva al Padre (salvo Tomás): 1 Cor 8,6. Vemos que queda reservado Dios al Padre,
como termina 2 Co 13,13; 1 Co 12, 4-6. En el Ev Jn lo mismo: los nombres de Dios y el Padre se
intercambian perfectamente.
La afirmación de JEsús de la filiación se impone como una evidecia al comtemplar su gloria, pues
no hay Dios sin gloria, y en él brilló la gloria. En esta tierra JEsús fue un ser radiante. Todo hombre
emite radiaciones físicas. Jesús emitía, además, unas de un orden diferente que actuaban sobre las
personas, de lo cual nos habla Jn (Jn 2,11); de él emanaba una luz invisible, "la verdadera luz que
ilumina a todo hombre" (Jn 1,19).
Dios es Padre de JEsús, pero ahora también Padre nuestro (Jn 20,17; 1 Pe 1,1-4). Lo mismo dice el
prólogo de Jn (Jn 1,12). Ese mismo Dios y Padre es el Creador, como bien dice Jesús: "Te alabo
Padre... (Mt 11,25ss).
Hay un doble juego: Jesús revela al Padre, quien lo ve a él, ve al Padre; al mismo tiempo es el
Padre quien envía al Hijo para revelarse como Dios-Padre.
"Dios es amor", dice san Juan. No es una definición, de lo qué Dios es, sino cómo es, su relación
con el mundo, es una definición narrativa, al estilo de las parábolas de Jesús, sobre todo las de la
misericordia. Es una persona cuyas obras proceden todas del amor y nada más que del amor.
El Padre es Dios que ama inmolado: se inmola a sí mismo, inmola a su hijo amado.
Ahora, en la humillación profunda de Jesús, en su debilidad absoluta se manifiesta la
omnipotencia del Padre. El Padre es misericordioso.
Dios se había compadecido ante el sufrimiento de su Pueblo. Ahora, en su compasión por los
hombres, Dios llega a hacerse, en su Hijo, un compañero de sufrimiento.

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