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Casa de Oración Iglesia del Nazareno

Tema 35: Secretos del rey Asa.


Base bíblica: 2 Crónicas 14:2-7.
Introducción
La paz y la prosperidad son dos bienes invaluables. Todos los seres humanos,
indiscutiblemente, buscamos ambas cosas. Lo interesante de esto, es que la gente dedica
casi toda su vida a encontrarlos y pocos consiguen hacerlo.
Las personas trabajan arduamente para tener paz en su área económica y familiar; se
cuidan con la esperanza de que un diagnóstico negativo no le robe nunca la paz y la
tranquilidad.
Sin embargo, el mucho trabajo o el esfuerzo que alguien pueda hacer, no certifica que la
paz y la prosperidad se hagan presentes. Amado lector, considere la historia del rey Asa
(tercer rey de Judá), quien disfrutó de absoluta paz y prosperidad, y reflexione en las
siguientes determinaciones que cambiaron radicalmente las condiciones de su vida y de su
reino:
1. Erradicó la idolatría.
“Porque quitó los altares del culto extraño, y los lugares altos; quebró las imágenes, y
destruyó los símbolos de Asera”. La idolatría tiene diversos rostros. En tiempos del rey Asa
se manifestaba abiertamente en lugares dedicados desde los cuales se ofrecía culto y
adoración a dioses paganos. La idolatría en nuestros días es solo un poco diferente pero
conserva la misma esencia: Dios ha sido desplazado del centro. Otras cosas aparecen en
nuestra lista de prioridades y los mandamientos de Dios han sido cambiados por un
sistema de creencias cultural o incluso, personal. Cada quien ama lo que quiere y cree
como quiere creer.
Esta fue una de las acciones más importantes del rey Asa. Su misión consistió en darle a
Dios el lugar que Él siempre debió tener. Usted debe cuidarse de cualquier género de
idolatría que intente permear su vida. Con “género de idolatría” quiero referirme a los tipos
de idolatría que podrían ser: morales cuando se trata de un mal hábito. Afectiva cuando se
trata de una persona; o espiritual cuando se trata de un objeto de alto valor o significado.
Esta última es muy común entre la gente que ama sus bienes materiales por encima de
Dios.
2. Recuperó la identidad espiritual.
“y mandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus padres…”. Buscar a Dios es el
camino que nos trae de regreso a las raíces de nuestra espiritualidad. El rey Asa ordenó al
pueblo que buscara otra vez a Jehová el Dios de sus padres. Él sabía que la recuperación
de la paz y la prosperidad del pueblo dependían de su búsqueda de Dios. A diferencia de
otros reyes, el rey Asa modificó su estrategia de gobierno. Él ordenó que todo Judá
buscara de corazón al Señor.
No hay nada tan importante como su búsqueda de Dios. Los problemas y los desafíos que
usted pudiera enfrentar, serán superados en la medida en que le dé a Dios el primer lugar.
Dios desea que usted haga de cada lugar donde se encuentre, un altar especial para
buscar su rostro. Mientras conduce o mientras espera en una sala, procure mantenerse
orando. Olvidarse de Dios es el comienzo de la destrucción, pero cuando usted le da el
primer lugar a Dios, su corazón se hará lo suficientemente sensible para escuchar su voz y
así podrá gozar de una vida ordenada y prospera. No dará golpes al aire, sino que sus
acciones darán el fruto que espera.
3. Obedeció a Dios.
“…y pusiese por obra la ley y sus mandamientos”. Finalmente, el rey Asa ordenó que se
obedeciera la ley del Señor y sus mandamientos. Sin duda, obedecer a Dios es la decisión
más importante que usted puede tomar. Para los judíos, el secreto de la bendición radica
en la obediencia a su Señor, en segundo lugar, en la diligencia. Un amor profundo por Dios
le permitirá vivir de acuerdo a lo que Dios espera de usted y no de acuerdo a lo que
considera bueno en su propia opinión. ¿Qué tan obediente es al Señor? ¿Le resulta fácil
hacer lo que Dios le pide o le cuesta someterse a las demandas de las Escrituras?
Cualquiera que sea su respuesta, considere que, el principio de la obediencia lo mantendrá
en el camino correcto y además, prosperando. La determinación de obedecer al Señor se
ve amenazada cuando los intereses personales se imponen sobre las demandas de las
Escrituras. La carne y las tentaciones del mundo son enemigos de aquel que obedece.
Estos enemigos, continuamente operan con el fin de despertar en su interior una rebeldía
espiritual que trastorne negativamente su relación con Dios, más el deseo de su Señor, es
que nada impida que usted goce de una disposición constante para hacer lo correcto.
Conclusión
La paz y la prosperidad vienen como resultado de un intenso amor por Dios. En la medida
que lo conocemos, su deseo es que quitemos toda especie de idolatría que aún sobrevive
en nuestra vida. Buscarlo es una muestra clara de nuestra necesidad de su Espíritu y
obedecerlo es una forma de adorarlo y de engrandecer su nombre.

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