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com

E Sirio se han dicho muchas
D cosas. Ha sido siempre ese
diamante cegador que atraía
las miradas de los Hombres de todos
los tiempos, pero sólo ahora, hace
unos pocos años, se ha sabido que en-
tre las muchas razones por las que las
más antiguas culturas levantaban la
mirada a Sirio, estaba la más importan-
te: De ese sistema, regido por la «her-
mana negra» de Sirio podrían haber
llegado los dioses quetrajeron el cono-
cimiento a la Humanidad terrestre.
Ellos fueron los «hijos de Dios», de
«Enoch», los oannes anfibios que civi-
lizaron Súmer, los que erigieron el im-
perio egipcio sobre dos de sus envia-
dos: lsis y Osiris; ellos, quienes alec-
cionaron a toltecas y mayas...
Pero, ¿quién dice eso?
Simplemente una tribu primitiva
—los dogon— ahora radicada (o mejor,
erradicada) en la más pobre de las zo-
nas de Mali, en Africa. Y lo vienen di-
ciendo desde hace milenios. Y tam-
bién desde hace milenios hablan de
esa «hermana negra» —por ser invisi-
ble— de Sirio, dando toda clase de de-
talles en torno a esa estrella que no se
ve. Porque los dogon sabían hace ni se
sabe cuántos años lo que ahora em-
pieza a conocer nuestra supertecnifi-
cada ciencia.
medía tanto como nuestro Sol, ¿cómo
podía aceptarse que siguiera invisible,
encontrándose a sólo 8,5 años luz, la
misma distancia de su gemela, la lumi-
nosa Sirio, ahora Sirio A?
Los más potentes telescopios estu-
vieron años y años enfocando en di-
rección al lugar donde debía encon-
trarse la «hermana invisible» de Sirio,
pero sólo en 1862 Alvan Clerk, al pro-
bar el telescopio más potente de aquel
tiempo, detectó y pudo fotografiar un
débil punto de luz, casi un candil, junto
a la deslumbrante Sirio A. Y ese débil
punto de luz era Sirio B, no cabía posi-
ble duda, puesto que se encontraba
exactamente en el lugar que había cal-
culado Peters.
Y como Sirio A se encuentra en Can
Mayor, nombre que procede de la Anti-
güedad, a la débil Sirio B se la denomi-
nó Cachorro.
Pero Sirio B o Cachorro seguía sien-
do un enigma y sólo en 1915 W. S.
Adams, desde el observatorio de
Monte Wilson, comprendió que Sirio B
—la «hermana negra» de los negros
dogon— era una estrella blanca
—blanca en el cielo de los blancos—, un
tipo de estrella única entonces en el es-
pacio. En la actualidad se han contabi-
lizado ya más de cien.
Y se supo que Sirio B poseía una
temperatura de 8.000 grados y que su
tamaño no era superior al de Urano,
siendo, su densidad, no obstante,
70.000 veces superior a la del agua. Y
los astrónomos creyeron enloquecer
ante la evidencia de un tipo nuevo de
estrellas a las que, definitivamente, die-
ron el nombre de «enanas blancas».
«Las enanas blancas —ha escrito
RobertTemple—son paradójicamen-
te extrañas. No dan mucha luz, pero
son fantásticamente poderosas en lo
que a gravitación se refiere. En una
enana blanca no alcanzaríamos si-
quiera una fracción de pulgada de es-
tatura Quedaríamos aplastados por la
gravedad. Un pie cúbico de la materia
de que se compone Sirio B pesaría
2.000 toneladas. Una caja de cerillas
llena pesaría una tonelada y cuarto. Pe-
ro si quitáramos las cerillas y la llenára-
mos con materia extraída del núcleo
de la estrella, pesaría unas cincuenta
toneladas. La estrella "grande"que ha-
ce que Sirio A se tambalee ha resulta-
do ser una cosita Resumiendo, es una
estrella tan densay compacta que ni si-
quiera está hecha de materia regular.
Se compone de lo que se denomina
materia "degenerada"o "su perdensa",
en la que los átomos están apretados
unos contra otros y los electrones se
encuentran apiñados. Esta materia es
tan pesada que no puede concebirse
utilizando términos conocidos.»

SIRIO B, LA «HERMANA NEGRA»

DE LOS DOGON L os astrónomos creyeron enloquecer ante la
evidencia de un nuevo tipo de estrellas cercanas a
Si bien es cierto que Sirio —el dia-
mante más brillante de cuantos ornan
el firmamento—fueconocida desde los Sirio que designaron con el nombre de «enanas
tiempos más remotos, sólo en 1834, el blancas»; no obstante, los «dogon» ya las conocían
astrónomo alemán Friedrich W. Bes-
sel, llamado «padre de la astronomía desde hace miles de años
de lo invisible», estableció el adecuado
movimiento de Sirio, observando, con
desagrado, que Sirio no se comporta-
ba debidamente, puesto que se des-
plazaba con un movimiento extraña-
mente ondulado. Debía- haber, portan-
t° —esa era la conclusión lógica—, otro
cuerpo estelar que perturbaba la
trayectoria de Sirio. Y estamos hablan-
do del sistema de Sirio, de una estrella
26 veces más brillante que el Sol y que
se encuentra a sólo 8,5 años luz, una
muy corta distancia cuando se trata de
mediciones estelares. O sea, se desco-
nocía casi todo lo referente a nuestra
vecina de al lado. Y sólo en el año 1851
pasamos a conocer'algo más. En
aquel año, otro astrónomo, Peters, dio
un nuevo paso al calcular la órbita del
cuerpo estelar perturbador. Su deduc-
ción fue que el período del par era de
50 años; y como del estudio del par se
podían deducir las masas de sus com-
ponentes, el cálculo arrojó para ese
cuerpo perturbador —al que se deno-
minó Sirio B— una masa equivalente a
la de nuestro Sol. Pero si así era, si
 Y todo eso lo sabían los dogon hace
ya 5.000 años. Lo sabían, simplemen-
te, porque, como veremos en el des-
arrollo de este reportaje, al igual que los
egipcios, con quienes convivieron, co-
nocieron a los Instructores, a esos se-
res, considerados hasta ahora como
legendarios y que, procedentes del
sistema de Sirio, convivieron con los
Hombres, dándonos no sólo el conoci-
miento, sino también el primero de los
Cristos.
GRIAULE Y DIETERLEN, GRACIAS
En 1950, Marcel Griaule y Germai-
ne Dieterlen, dos eminentes antropó-
logos que convivieron durante años
con los dogon, publicaron en Le Jour-
nal de/a Scieté des Africainistes un es-
tudio sobre la cosmogonía dogon. Su
título: Un sistema de Sirio sudanés.
Esta obra fue el resultado de una in-
vestigación exhaustiva que extendie-
Los dogones (arriba)
hablan en sus leyendas
de avistamientos de
naves por sus
antepasados, que
aterrizaron, y de la (
salieron seres anfibios
que convivieron con
ellos, transmitiéndoles
muchos de sus
conocimientos. Lo
mismo ocurrió
sorprendentemente con
la civilización maya
(izqda.) y la egipcia
(drcha.).
ron hasta tribus cercanas a las de los
dogon: los bámbaras, los bozos de Se-
goy los miniankas de Koutiala; tribus,
todas ellas, incluidos los dogon de
Bandiagara, cercanas al Alto Volta y
procedentes de Sudán y del Alto Egip-
to, de donde emigraron en fechas rela-
tivamente recientes.
El estudio de los dos antropólogos
franceses, toda una muestra de hones-
tidad científica, pasó inicialmente des-
apercibido. ¿Quién podía imaginar
que unos negros de Mali, componen-
tes de una etnia que vive en la más la-
mentable de las pobrezas, degradada
y casi extinguida, poseía conocimien-
tos tan sorprendentes? ¿Es que algún
astrónorrío lo utilizaría para encauzar
mejor sus investigaciones en torno a
Sirio B?
No olvidemos que cuando Griaule y
Dieterlen publicaron su primer estudio
en torno, básicamente, a los dogon, la
Ciencia no había detectado todavía
esa estrella negra gemela de Sirio A,
aunque sí se conocían ya los datos as-
tronómicos que en 1851 había publi-
cado Peters y los que en 1915 descu-
brióAdams, datos, por cierto, que coin-
cidían con los de los dogon (no con to-
dos, porque éstos poseían aún más de
los que conocía la Astronomía).
Pero, ¿qué es lo que desde hace
5.000 años conocen los dogon?
Griaule y Dieterlen, ya en la década
de los sesenta, ante el inusitado interés
que por entonces había despertado su
estudio inicial en torno a la cosmo-
gonía dogon, publicaron nuevas in-
vestigaciones en un libro titulado Le re-
nard pále (El zorro pálido), en el que
hacían un estudio ya exhaustivo de los
conocimientos dogon. Los datos que
siguen, por tanto, son un extracto —sin
elementos folklóricos— de todo el ma-
terial publicado por los dos antropólo-
gos franceses; un material que, como
se ha confirmado, refleja la verdad, to-
da la verdad y nada más que la verdad
de las tradiciones, ritos y cultos dogon.
Ritosy cu ltos, algunos de ellos, que, por
ser iniciáticos, son secretos y que Mar-
cel Griaule pudo obtener porque, tras
muchísimos años de convivencia con
estos africanos, fue iniciado por ellos.
Ante todo, los dogon consideran
que la estrella más importante es Sirio
B. Y añaden que es invisible.
Naturalmente, aquí surge la primera
pregunta. Si es invisible —y lo es, salvo
para telescopios muy potentes—, ¿có-
mo sabían ellos que existía y cómo co-
nocían su composición, órbita, etc.?
Más adelante describiré, con todo
detalle, los sorprendentes relatos de
los dogon, en los que hablan de los
avistamientos de naves por sus ante-
pasados; naves que aterrizaron y de
las que surgieron seres anfibios que
convivieron con ellos. Lo mismo, sólo
que con más detalles, que lo que dice
Beroso con respecto a la cultura de
Súmer, y lo mismo, sólo que con más
detalles también, que lo que conoce-
mos y podemos deducir de la cultura
del Antiguo Egipto y de otras culturas
precolombinas.
Pero sigamos con los conocimien-
tos astronómicos de los dogon. Para
ellos, Sirio A, a pesar de su luminosi-
dad, no es importante pues, como he-
mos escrito anteriormente, su interés
se centra en Sirio B, a la que llaman «po
tolo».
Es de destacar que «tolo» significa
estrella y que «po» —y eso es lo impor-
tante— es el nombre dogon del cereal
oficialmente conocido como «digitaria
exilis», un cereal de grano minúsculo;
de ahí que denominen «po» a la dimi-
nuta Sirio B.
Griaule y Dieterlen, que llaman Digi-
taria a Sirio B, añaden a los datos que
anteceden: «Sirio, sin embargo, no es
la base del sistema; es uno de/os focos
de/a órbita de una estrella diminuta lla-
mada Digitaria (po tolo), la cual (..) aca-
para la atención de los varones inicia-
dos.»
Ya esto Temple, en su libro El miste-
rio de/os dogon, el más esclarecedor y
documentado de cuantos libros se han
escrito en torno a esa etnia, añade:
«Huelga decir que, en este caso, el tér-
mino "foco" lo han aportado los antro-
pólogos. Pero éstos no hacían más
que transcribir fielmente lo que los do-
gon decían con su propio lenguaje. Y lo
que decían los dogos —que, además,
lo dibujaban—es que la órbita de Sirio
B alrededor de Sirio A es de un tipo que
obedece a una de las leyes de Kepler
sobre el movimiento planetario, am-
pliada a otros cuerpos que giran (...).
Pero lo que deseo que tengan presen-
te los lectores es lo siguiente: ¿cómo
podían saber todo esto los do gen, que
desconocían las teorías de Kepler y las
de sus sucesores? ¿Cómo concibie-
ron la idea de que existían órbitas elípti-
cas en vez de circulares? ¿Cómo fue-
ron capaces de aplicar tal idea a una
estrella invisible situada más allá, en lo
alto?¿Y, además, acertar diciendo que
Sirio A estaba en uno de los focos en
vez de en cualquier parte de la elipse?
Aunque quisiera decirse que la órbita
era elíptica, ¿la idea primitiva más natu-
ral no consistiría en afirmar que Sirio
estaba en el centro?»
L os relatos de los «dogon» hablan de
avistamientos de naves que aterrizaron, y de las
que surgieron seres anfibios que convivieron con
ellos
Luego veremos por qué conocían pone de un tipo especial de material
los dogon las leyes de Kepler y algu- que se denomina sagala, y de una razis
nas más, al igual que sabremos tam- que significa «fuerte», y que dicho ma-
bién por qué conocían la órbita exacta terial no existe en la Tierra Saben que
de Sirio B, que dura cincuenta años. «El éste es más pesado que todo el hierro
período de la órbita —escribieron terrestre, datos todos ellos, completa-
Griaule y Dieterlen— se cuenta por par- mente ciertos, porque Sirio B está he-
tida doble, es decir, cien años, porque cha, en realidad, de una materia super-
los siguis se convocan por parejas con densa, de un tipo que no se encuentra
el fin de insistir en el principio de que en ninguna parte de nuestro Planeta»
son gemelos.»
Asimismo, sabían también que Sirio ¿EXISTE UN SIRIO C?
B g i ra sobre su eje. «Además desu mo-
vimiento en el espacio, Digitaria gira Pero la sorpresa no es sólo de Tem-
también sobre sí misma a lo largo de ple, pues todo astrónomo documenta-
un período de un año.» Y es a esta re- do se asombra al comprobar que los
volución a la que los dogon rinden ho- dogon hablan de una tercera estrella
nores durante la celebración del rito en el sistema de Sirio, a la que llaman
bado. estrella «Emme ya». Al comparar a esta
Aclararé aquí que la Astronomía otra Sirio —que sería Sirio C— con Sirio
científica no ha podido calculartodavía B, dicen que es cuatro veces más lige-
el tiempo que tarda Sirio B en dar una ra y que describe una trayectoria más
vuelta sobre sí misma, pero se admite larga en la misma dirección yen el mis-
que muy posiblemente sea un año te- mo tiempo —o sea, en cincuenta años—
rrestre como afirman los dogon y algu- y que los radios de ambas estrellas
nos astrónomos, sorprendidos por los —Sirio B y Sirio C— se encuentran en
exactos conocimientos de esta etnia ángulo recto. Asimismo, aseguran que
africana. Sirio C tiene un satélite, que representa
No es de extrañar que algunos as- el sol de las mujeres, un sol pequeño
trónomos tengan fe plena en los cono- acompañado de un satélite —dan la
cimientos dogon. Otro de sus «acier- descripción de lo que es un satélite—al
tos» consiste en haber calificado a Sirio que se denomina la «estrella de las
B de «infinitamente diminuta», llegan- mujeres» o Cabrero, como g uía de Em-
do a afirmar que «esa estrella, la más me ya
pequeña del cielo, es también la más Llegados a este punto, debemos
pesada», lo que ya, de por sí, resulta in-
creíble. A esto añaden: «Digitaria con-
siste en un metal llamado sagala que
es un poco más brillante que el hierro, y
tan pesado que todos los seres terres-
tres juntos no pueden levantarlo.»
Temple, que se decidió a investigar
a los dogon convencido de que iba a
descubrir la gran mentira del siglo, co-
mentó arios después deslumbrado:
«Así, pues, vemos que los dogon pre-
sentan una teoría de Sirio B que encaja
con todos los datos científicos conocí-
dos, e, incluso, presentan algunos que
no conoce la Ciencia Saben que la es-
trella es invisible, pero, a pesar de ello,
afirman que está ahí; saben que el pe-
ríodo orbital de la estrella es de cin-
cuenta años, lo cual es cierto, igual que
saben que Sirio A no está en el centro
de su órbita, lo cual también es verdad.
Afirman también que Sirio A se halla en
uno de los focos de la órbita elíptica de
Sirio B, que Sirio 8 es el tipo más pe-
queño de estrella (exceptuando las es-
trellas neutrónicas que se derrumban y
son totalmente invisibles), que se com-
volver a la Astronomía moderna y decir
que Fox afirmó en 1920 haber visto Si-
rio C. Yen años posteriores, de 1926 a
1929, otros astrónomos también dije-
ron haberla detectado. Pero luego, Si-
rio C se ha esfumado, lo que no impide
que ciertos «tambaleos» de las otras
estrellas hagan pensar que, en efecto,
Sirio C existe.
Por otro lado, cabe destacar que los
dogon mezclan sus conocimientos
astronómicos con un complicado sis-
tema mitológico y de ritos ancestrales.
Esto, que no impide la donación de da-
tos astronómicos claros y precisos,
ofrece además una simbología digna
de estudio. Personalmente, lamento no
podertranscribir en estas páginas-lo-
rne Timbuctú
• ..,'"'".„
'-''''''' '
, •
Gounda m A
nke L. Garou L. Haribonga
L. Dó
L. Korarou
li Douentza
• ción actual no pu-
Bandiagara
BURK NA'
talmente insuficientes- los textos de
Griaule y Dieterlen. Cualquier estu-
dioso obtendría de ellos datos suma-
mente reveladores. Y para comprobar
hastaqué punto los dogon poseían co-
nocimientos astronómicos más que
sorprendentes, ofrezco aquí, en breve
resumen, otros datos extraídos de El
zorro pálido, libro que, como ya he indi-
cado anteriormente, constituye un es-
tudio más extenso en torno a los dogon
y que fue publicado en 1965 por los
mismos antropólogos franceses.
En El zorro pálido, los dogon hablan
de nuestro sistema solar y dicen de él
que la Luna «está seca y muerta como
la sangre seca y muerta». A Saturno lo
describen rodeado de un anillo y sa-
., •Bamba ii
,,
1
,
, Los dogon dicen: «El movimiento de
— `1, °- : ' .'
L I
-
• Hombori
X 1834 la civiliza-
ben que los planetas giran alrededor
del Sol. Palabras suyas son, por ejem-
plo: «Júpiter sigue a Venus al girar len-
tamente alrededor del Sol». Los cono-
cimientos astronómicos de los dogon
son tantos que poseen cuatro calen-
darios: uno solar; otro venusiano; un
tercero, de Sirio, y un cuarto, agrario y
lunar. Conocen también las lunas de
Júpiter y describen el halo de Saturno,
que sólo es visible con un telescopio.
LA VIA LACTEA Y LA
CIRCULACION DE LA SANGRE
Sería prácticamente imposible des-
velar en este reportaje toda la ciencia
dogon que, aveces, pasa de un tipo de
conocimiento a otro. Se la podría com-
parar con el flujo de la Vía Láctea y el de
la sangre.
la sangre en el cuerpo que circula den-
tro de los órganos del vientre, contiene
por un lado, sangre "clara"y, porel otro,
Latribudelosdo- aceite. Mantener ambas unidas (las
gones (izqda.) se palabras en el hombre): ése es el pro-
greso de la palabra La sangre-agua -o
halla
actualmente en clara-pasa por el corazón, luego por
una de las zonas los pulmones, el hígado y el bazo. La
más pobres de sangre aceitosa pasa por el páncreas,
Malí en Africa los riñones, los intestinos y los genita-
(ver mapa). Sin les.»
embargo, y aún Y añaden los dogon: «Los alimentos
cuando hasta que comes, los brebajes que bebes,
lostransforma Amma (Dios Padre) en
do saber gran co-
sangre roja; la sangre blanca es mala
cosa.»
sa de Sirio, los
dogones cono-
En su comparación de la Vía Láctea
cían C0- 11 preci- con la circulación de la sangre, los do-
sión detalles as- gon ofrecen datos en torno no sólo a la
tronómicos que circulación de la sangre, que es uno de
solo hace pocas nuestros descubrimientos más tard íos,
décadas hemos sino también en torno a la función del
podido estable- oxígeno, estableciendo, como vere-
cer nosotros. mos más adelante, una profunda rela-
ción entre respiración y palabra.
Extrayendo párrafos entrecomilla-
dos de Griaule y Dieterlen, Temple co-
menta: «El término yalu ulo designa la
Vía Láctea de nuestra galaxia, que re-
sume el mundo estelar del que la Tierra
es parteyquegiraen espiral (..);abarca
la multiplicación y el desarrollo, casi in-
finito, de los mundos estelares espira-
loides creados por Amma (...). Hay
mundos en espiral que llenan el Uni-
verso -infinitos y, pese a ello, medi-
bles-.» Para los dogon, Amma es el
dios jefe, el creador del Universo. Dan
además una interesante descripción
de Amma y de la creación por él aco-
metida: «El papel activo de fermenta-
ción en el momento de la creación lo
recuerda la actual fabricación de la
cerveza. (..) La fermentación del líqui-
do constituye una "resurrección" de
los cereales destruidos en la fabrica-
ción. (..) La vida es comparable a una
fermentación. Muchas cosas fermen-
taban dentro de Amma durante la
creación. Y girando y bailando, Amma
creó todos los mundos en espiral de
las estrellas del Universo. La obra de
Amma realizó el Universo progresiva-
mente; se compuso de varios mundos
estelares girando en espiral.»
Los dogon afirman, además, que
hayvida inteligente en todo el Universo.
Su explicación, un tanto sorprendente,
es la siguiente: «Los mundos de estre-
llas en espiral eran universos pobla-
dos, porque, al crear las cosas, Amma
dio al mundo su forma y su movimien-
to, creando las criaturas vivientes que
existen en otras "tierras" además de la
nuestra» Esta proliferación de vida la
ilustra una explicación del mito, en la
que se dice: «El Hombre está en la
cuarta Tierra, pero en la tercera hay
"hombres con cuernos"; en la quinta,
"hombres con cola"; en la sexta, "hom-
bres con alas", etc. Esto pone de relieve
la ignorancia de la vida en los otros
mundos, pero también la certeza de
que existen.»
NOMMO: EL CRISTO DOGON
Dejando a un lado que cuando
nuestra civilización creía que el Sol da-
ba vueltas en torno a la Tierra, los do-
gon sabían ya que «el giro de la Tierra
sobre su eje es la causa de que el cielo
parezca darvueltas», y dejando a un la-
do también otros muchos conoci-
mientos astronómicos que sorpren-
den, pero que, por ser tantos, resulta
imposible reseñarlos en su totalidad,
hago hincapié en el concepto «placen-
ta», nombre con el que los dogon sim-
bolizan todo un sistema de estrellas o
planetas. Y destaco esto porque a
nuestro sistema solar le denominan la
«placenta Ogo (el Zorro)», algo así co-
mo una placenta enferma, que hay que
redimir, en tanto que el sistema de la
estrella Sirio es, a entender de ellos, la
«placenta de Nommo», nombre con el
que se designa al hijo de Amma, gran
héroe cultural y fundador de la civiliza-
ción que llegó de las estrellas de Sirio.
Los nommos, —por extensión— serían
esos seres anfibios, simbolizados por
el pez, que nos vinieron a redimir, y que,
como veremos en el próximo artículo,
arrojaron la simiente del conocimiento
en la Tierra. Porque, como dicen los
dogon, Sirio «es tierra pura», en tanto
que la que se encuentra en nuestro sis-
tema solar «es tierra impura», de ahí la
necesidad de una nueva simiente, de
un nuevo riego. Por eso vino Nommo a
la Tierra y a esa llegada la llaman «el día
de los peces».
Es curioso destacar que los dogon
creen que Nommo bajó primero a la
Tierra porque nuestro planeta es, pre-
cisamente, «el lugar donde el cordón
umbilical de Ogo, el Zorro, estaba uni-
do ala placenta de nuestro sistema so-
lar». O sea, que Ogo, el Zorro, utilizó
nuestro planeta para unirse a la pla-
centa solar. Y todo parece evidenciar
que por Ogo, los dogon entienden el
propio Hombre, una especie enferma,
de inteligencia imperfecta, que dudan
si «descendió» o surgió en la propia
Tierra. Pero lo que sí está claro, y así lo
afirman los dogon, es que Ogo se re-
beló contra su creación quedando de
este modo, inacabado. Sería algo así
como nuestro concepto de Lucifer. Y
los dogon dicen una y otra vez que, con
el fin de expiar nuestra impureza, el
Nommo muere y resucita, sacrificán-
dose por nosotros, para purificar y de-
purar la Tierra. Y añade Temple, asom-
brado: «Los paralelismos con Cristo
son extraordinarios, hasta el punto de
que Nommo es crucificado en un ár-
bol, forma un ágape eucarístico para la
Humanidad y luego resucita (..). Y se
nos dice que el Nommo vendrá otra
vez. En el cielo volverá a aparecer cierta
"estrella" que será el "testimonio de la
resurrección de Nommo': Cuando
éste bajó originariamente a la Tierra,
aplastó al Zorro, señalando asísu futu-
ro dominio sobre la Tierra que él había
hecho. Puede ser, por tanto, que la na-
turaleza brutal del Hombre ya haya es-
tado suficientemente sometida en
nuestro remoto pasado. Tal vez fueron
aquellos visitantes a los que los dogon
denominaron nommos quienes ver-
daderamente "aplastaron al Zorro"
que ha yen nosotros, quienes práctica-
mente destruyeron a Ogo y nos han
dado la totalidad de los mejores ele-
mentos de civilización que poseemos.
L os miembros de la tribu afirman que hay vida
inteligente diseminada por todo el Universo, donde
existen otras «Tierras» además de la nuestra
Seguimos siendo una mezcla curiosa
de/o brutal y de /o civilizado, luchando
contra el Ogo que llevamos dentro.»
Las preguntas siguen estando ahí:
¿cómo poseen los dogon desde hace
milenios conocimientos que sólo aho-
ra, en nuestro siglo, empezamos a en-
trever? ¿Cómo es posible que una et-
nia del Africa, ahora casi una simple tri-
bu, reducida portanto a la nada y perdi-
da en un inhóspito desierto del antiguo
Sudán francés, empobrecida y degra-
dada, pasto de todas las enfermeda-
des, pueda poseer esos conocimien-
tos?
EL «ARCA» DE LOS NOMMOS
Ante todo, ellos definen a esas cria-
turas, procedentes del sistema Sirio,
como seres anfibios; poseen incluso
dibujos que de ellos hicieron sus ante-
pasadosy que aquí reproducimos. Ha-
blan, por tanto, de seres similares a los
Oannes, esos mitológicos portadores
de cultura. Y en un próximo artículo ve-
remos que, en efecto, la Ciencia admite
que la vida en el sistema Sirio, dada la
estructura gemela de las estrellas y su
terrible radiación, tiene que ser una vi-
da planetaria con predominio de zo-
nas húmedas y acuosas. Y esto es lo
que afirman los dogon, añadiendo
además, que esos seres anfibios llega-
ron a la Tierra en un «arca» —la dibujan
circular— que daba vueltas sobre sí
misma. Y dicen, asimismo, que los
Los conocimientos
astronómicos de los dogones
son tantos que poseen cuatro
calendarios: uno solar, otro
venusiano, un tercero, de Sirio,
y un cuarto, agrario y lunar.
Sobre estas líneas, el Sol y la
Luna; a la izquierda, Venus.
nommo —al parecer utilizan este nom-
bre, que es el del líder, para designar a
cuantos estaban a sus órdenes, dán-
dole así un valor genérico unas veces y
muy concreto otras— aterrizaron en el
nordeste del país dogon.
Teniendo en cuenta pues, que los
dogon en la Antigüedad habitaron to-
da la franja central de Africa, está claro
que el nordeste era Sudán o la zona del
Alto Egipto.
Los dogon consideran la descrip-
ción como una ciencia, transmitiéndo-
la de generación en generación. Dicen
que, al descender el «arca», Nommo
lanzó su «palabra» en las cuatro direc-
ciones y que esa palabra sonaba co-
mo si cuatro grandes bloques de pie-
dra golpearan contra otros en una ca-
verna. Aclaro aquí que la palabra, para
los dogon, es algo así como el logos,
porque lo identifican con el aire, con el
pneuma, con el soplo egipcio de la vi-
da.
Así que tenemos ya un objeto vola-
dor que desciende con un ruido que
ensordece, parecido a los ecos de gol-
pesen una caverna.Y ese objeto, dicen
ellos, se posó en la tierra seca de/Zorro
y desplazó polvo, levantado por el re-
molino que causó». Y siguen diciendo:
«la violencia del impacto dejó el suelo
rugoso, patinó sobre él...»
Y del «arca», de ese objeto del que
salieron Nommo y sus nommos, afir-
man: «Es como una llama que se apa-
gó al tocar la tierra... Era roja como e/
fuego y cuando aterrizó, se volvió blan-
ca»
Temple, que se muestra sumamen-
te reacio a creer en los ovnis, ha escrito,
no obstante: «En realidad, parece que
los dogon establecen una clara dife-
renciación entre el "arca", a bordo de la
cual aterrizaron los nommos en la Tie-
rra, y lo que es de suponer que era la
verdadera nave espacial interestelar,
que permaneció revoloteando en el fir-
mamento a gran distancia y que los
dogon parecen describir como si apa-
reciera en el cielo en forma de estrella
nueva y que partió con los nommos
cuando éstos abandonaron la Tierra»
Tras insistir unavez más en que no le
entusiasma creer en naves extraterres-
tres que surcan la Tierra, Temple, hom-
bre sincero, consecuente con sus de-
ducciones, se ve obligado a decir:
«Puede que los dogon se refieran a la
nave interestelar que se quedó revolo-
teando sobre la Tierra cuando hablan
de la ie pel u tolo, la "estrella de la déci-
ma luna". Porque según palabras de
los dogon: "Al aterrizar, el peso del 'ar-
ca' hizo que la 'sangre' brotase hacia el
cielo"; palabras que parecen referirse
a un cohete aterrizando en la Tierra Pe-
ro se dice que esta "sangre que brota'
(llamas?) las compartió la ie pelu tolo
y "dio realidad y brillo a la estrella".» Y
añaden los dogon que el «arca» va ro-
deada de un círculo de rayos rojizos
que es como «una mancha que se ex-
tiende» pero conserva el mismo tama-
ño. Y los dogon muestran luego —los
reproducimos— los tres estados del ie
pelu tolo en el cielo.
EL EXTRATERRESTRE QUE NOS
HA DE REDIMIR
Sorprendente. Nunca ha habido
unos documentos probatorios tan cla-
ros de la presencia, en la Antigüedad,
de instructores no terrestres. Los do-
gon añaden: «Los nommos vendrán
otra vez. Habrá una resurrección del
Nommo. Y para ellos, el símbolo de la
resurrección del Nommo es la "estrella
de la décima luna': Esta estrella no es
fácil de ver —añaden—; /os diez rayos
situados en pares, están dentro del
círculo porque la estrella aún no ha
emergido. Se formará cuando el "arca"
del Nommo descienda, porque —sim-
bólicamente— también es el Ojo del
Nommo resucitado.»
Naturalmente, está claro que esa
«estrella», que no es tal, sólo podrá ver-
se cuando el Nommo regrese, porque
entonces se verá también el «arca»,
que es o forma parte de esa estrella, la
«estrella de la décima luna».
Según los dogon, no todos los nom-
mos vinieron a la Tierra. Uno, el llama-
do Nommo Die (Gran Nommo) «se
quedó en el cielo con Amma y es su vi-
cario». Y ese Nommo Die, que se mani-
fiesta en el arco iris (ellos lo denominan
«sendero del Nommo»), es el guardián
de «los principios espirituales de las
criaturas vivientes de la Tierra».

L os «dogon» se rigen por cuatro calendarios: uno

solar, otro venusiano, un tercero —de Sirio—, y un
Según los dogon, hay tres clases
distintas de nommos, ya cada una de
ellas la personifican como si se tratara

cuarto —agrario y lunar—. También conocen las

lunas de Júpiter y describen el halo de Saturno,
sólo visible con un telescopio

Durante sus ritos de celebración, los dogon di-

bujan un símbolo denominado «kanaga», que
se asemeja al conocido grafismo de/planeta
Ummo (izqda.). Los dogones conocían la cir-
culación de la sangre y la comparaban con el
flujo de la Vía Láctea.
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de un solo individuo. Así, está el «nom-
mo Tityayne», mensajero del «nommo
Die» y ejecutor de las grandes obras de
éste.
Otra clase de nommos es la que re-
presenta O Nommo (nommo del es-
tanque). Y éste «será sacrificado por la
purificación y reorganización del Uni-
verso». Y dicen también de él: «Se al-
canzará en forma humana y descen-
derá sobre la Tierra, en un "arca'; con
los antepasados de los Hombres...,
luego adoptará su forma original, go-
bernará desde las aguas y dará a luz
muchos descendientes.»
Y está también el nommo llamado
Ogo o nommo Anagonno. «Cuando
estaba a punto de ser acabado, se re-
beló contra su creador e introdujo el
desorden en el Universo. Finalmente,
se convirtió en el Zorro Pálido, que es la
imagen de su caída»
Si tenemos en cuenta, como afirma
Reportaje
Temple, que la raíz de la palabra «nom-
mo» es nomo, que significa «hacer que
uno beba», se nos hace más claro el
sentido del texto dogon:(‹El Nommo di-
vidió su cuerpo entre los hombres para
alimentarlos, por eso se dice también
que como e/ Universo había bebido de
su cuerpo, el Nommo también hizo
que los hombres bebieran. Asimismo,
dio todos sus principios vitales a los se-
res humanos.» Recordemos que, se-
gún los dogon, fue crucificado en un
árbol Kilena, donde murió, pero resu-
citó.
¿Les recuerda algo todo esto?
LA MASCARA DE LA SIGUI
Naturalmente, se plantea una duda:
¿No será lo que dicen los dogon una
mezcla folklorizada de conocimientos
actuales? Porque, a fin de cuentas,
¿cómo se ha datado esa antigüedad
de milenios en los conocimientos do-
gon?
En cuanto a la datación, hablemos
de la sigui, una ceremonia con la que,
desde tiempo inmemorial, los dogon
celebran la renovación del mundo. Y
esta ceremonia se realiza cada setenta
años.
Con ocasión de cada una de las si-
gui, los dogon dibujan un símbolo so-
bre una roca con ocre rojo. Este símbo-
lo representa la máscara kanaga y algo
así como el símbolo de Ummo.
Naturalmente, ese símbolo desapa-
rece con el viento y las lluvias, pero,
afortunadamente, también se talla, en
cada sigui, una gran máscara de ma-
dera. Y esa máscara se guarda cuida-
dosamente en alguna cueva, junto a
las de celebraciones anteriores. Así,
descubriendo esas cuevas, se han en-
contrado en algunas de ellas, las más
recientes, guardadas por vigilantes
dogon, series de máscaras con su co-

E gran Nommo (Instructor) dividió su cuerpo

entre los Hombres para alimentarlos y darles de
rrespondiente envejecimiento gra-
dual. Y así, también, se han descubier-
to máscaras deterioradas que datan
del siglo xiii,aunque lógicamente, hubo
otras que precedieron a éstas.
beber, distribuyendo todos sus principios vitales Pero, además, la ceremonia com-
porta también la construcción de una
entre ellos, al igual que había hecho antes por todo mesilla de fermentación, con la que se
elabora la primera cerveza ritual. Esas
el Universo mesillas las guarda el Hogon—gran je-
fe religioso— en su choza. También en
este caso se ha llegado a comprobar
que la sigui se celebra, por lo menos,
desde el siglo xii. O sea, mucho antes
del descubrimiento de Sirio B y de tan-
tas otras cosas que ellos describen con
todo detalle. Y que están resultando ser
totalmente ciertas, con una precisión
asombrosa.
Pero, como veremos, no sólo los do-
gen conocieron a los nommos. Los
nommos están en todos los mitos
—¿mitos?— de las más antiguas cultu-
ras. Y todas esas antiguas culturas afir-
Los dogones
hablan de
man que ellos, los nommos, fueron
unos quienes trajeron el conocimiento a la
instructores Humanidad. Veremos también que
no terrestres fueron ellos quienes alimentaron, con
—los el recuerdo de su estancia en la Tierra,
nommos- la gran cultura del Antiguo Egipto.
que bajaron A fin de cuentas, tras Amón estaba
a la Tierra. Amma. Y Amma estaba también tras
Uno de ellos, los grandes dioses de todas las cultu-
el Gran ras antiguas. Al igual que O Nommo, el
Nommo, crucificado, hatenidotambién muchos
entregó su nombres, tantos como cuantas veces
cuerpo a los ha resucitado.
hombres
No hay muerte sin resurrección. Los
para que se
alimentaran
antiguos egipcios lo sabían muy bien.
de él, fue Se trata tan sólo de esperar los setenta
crucificado días en que Sirio desaparece material-
en un árbol mente del cielo. Pasado este tiempo,
((kilena» y acaba la noche y vuelve la luz, porque
resucitó. Sirio está de nuevo en el firmamento,
¿Puede mirándonos con su ojo de Horus, con
haber mayor ese ojo dogón de Nommo resucitado.
semejanza
con la figura Joaquín GRAU
de