Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
E
l club estaba lleno de gente, la música latía con fuerza y las
bebidas no paraban. Esto era parte del trabajo que le agotaba,
usar el encanto con el fin de lograr que hombres y mujeres
jóvenes compraran bebidas en su bar.
Lo aterrorizaba.
Gavin.
La rabia más fuerte que cualquier cosa que Braden hubiese sentido
antes, inundó su sangre, convirtiéndola en caliente. No tenía idea de
cómo había cruzado la pista de baile. En un momento estaba a unos
metros de distancia y al siguiente sus nudillos estaban palpitando por el
impacto de golpear la nariz de Gavin.
Mierda.
Había levantado sus manos contra alguien. En este momento sus nudillos
estaban en llamas porque había golpeado a alguien.
—Primero, te pones ese vestido para que cada hombre en este lugar
quiera joder contigo. Entonces comienzas a coquetear con el hombre que
me traicionó.
—¡Hey! —gritó, como siempre rehusándose a ser intimidada por él. Que
Dios lo ayude pero sólo lo hacía ponerse más duro por ella—. Primero:
córtala con lo del vestido. Me gusta, así que jódete. Y Dos: ¡Ni siquiera
sabía quién era!
Ahora entendía. El por qué había estado enojada antes, por qué había
encontrado a Gavin como una distracción. Braden la había herido sin
querer. Un dolor agudo le atravesó el pecho ante la idea y la agarró por
las caderas, sosteniéndola suavemente contra él.
—¿Y el coqueteo?
Jocelyn tomó su cara entre las manos, claramente dolida por él,
mientras sus ojos brillaban con compasión. En ese momento Braden se
sentía más seguro de ella de lo que nunca había hecho antes.
Te Amo.
Frustrado, Braden mantuvo las palabras dentro de él, sabiendo que ella
no estaba lista a escucharlas. En su lugar, le mostró cómo se sentía mientras
la besó con avidez. Derribó a ambos cuando la tomó en su escritorio,
sabiendo mientras empujaba dentro de ella, con sus gruñidos llenando sus
oídos, que nunca sería suficiente. Nunca estaría saciado. No hasta que ella
admitiera lo que ya sabía. Jocelyn era suya.
Mía.
Era sólo una cuestión de tiempo hasta que se diera cuenta, y una vez
que lo hiciera, Braden tenía el más oscuro sentido de presentimiento que
tendría un tiempo difícil tratando de evitar que se le deslizara de sus
manos.