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Delton Santamaría azothk@yahoo.com.

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CICLISMO CONTEMPLATIVO

Por Delton Santamaría

“Todo hombre es como un hueso, siempre ligado a otro.


Juntos, los miembros forman un solo cuerpo y tienen un mismo origen.
Si la vida causa el dolor de un miembro, ninguno de los otros permanecerá indiferente.
Si a ti no te provoca nada el dolor de los demás,
No podemos llamarte ser humano”.
Saadi, Siglo XII

(Exposición de Siria, Museo de Antropología de la Ciudad de México)

INICIO

Por la mañana se escucha un espectáculo de cantos de pájaros, ladran los perros de la azotea de la
casa donde vivo (Santo Tomás, Ajusco), y a los lejos el canto de los gallos que anuncian las siete de
la mañana, con un frío de cinco grados centígrados. Me comienzo a despertar, no quiero salir de las
sábanas calientitas por el frío exterior que hace. Pero el llamado del sol y el día para andar en
bicicleta me hacen levantarme. Me alisto y me desayuno un licuado de plátano con leche.

Me preparo desde que abro los ojos, me pongo mis guantes que una amiga bailarina hace
mucho me regalo; me pongo una gorra, me llevo una dotación de agua (2 litros), tomo mi bicicleta de
21 velocidades y comienzo a pedalear desde que salgo de la casa. Al salir en la bicla, a corta
distancia, hacia el oeste (espaldas de la casa), se encuentra el imponente cerro La Cruz del
Márquez, con sus 3,480 metros sobre el nivel del mar, que se distingue por su todavía virgen zona
de pinos. Al bajar en bicicleta tengo que ir frenando porque es una bajada casi de 45° de inclinación.
A casi a 30 metros de bajar contemplo a lo lejos, serenos, hermosos y cubiertos de nieve, el
Popocatépetl (con una altura de 5,542 msnm ) o “monte que humea” en náhuatl y el Iztaccíhuatl
(con una altitud que varía entre los 5,280 y los 4,741 msnm) o “mujer dormida” en náhuatl. Este
espectáculo de paisaje es sublime, pues el paisaje parece una especie de de lámpara natural de 50
kilómetros con colores naranjas intensos, amarillos, azules sutiles y un blanco brillantísimo,
iridiscente. Todo mezclado con el arte excepcional de un cielo gris oscuro abajo y un gris pálido
arriba. Todo ello me produce una meditación dinámica, pues se suman sonidos de aves,
contemplación de paisaje y la aventura de ir en movimiento en bicicleta. Por un momento, cierro los
ojos y permito sentir cómo la brisa de la neblina refresca mi rostro.

El recorrido empieza con una pronunciada bajada que sin pedalear, cruzo veloz en bicicleta
el pueblo de Santo Tomás, Ajusco, donde habito desde hace un buen rato, paso a toda velocidad
por la Iglesia, llego rápido al pueblo de San Miguel Ajusco, atravieso por comercios como abarrotes,
farmacias, carnicerías, espacio de Internet, los dos Kioscos del pueblo, y en pocos minutos recorro
un kilómetro y llego a la calle Ave. México que me conduce a la Estación de Servicio de San Miguel
Ajusco (con 2,840 metros sobre el nivel del mar) de la Ciclovía de la Ciudad de México. Si uno desea
entrar a este encadenamiento de la Ciclovía, bien puede entrar sobre la Carretera Federal México-
Cuernavaca por el Km. 25.5, irse sobre Ave. México Ajusco y entroncar con la Ciclovía.

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Para quienes vienen por primera vez, pueden dar un paseo corto, mediano o largo, de
acuerdo con el número de paradas, curiosidad contemplativa y condición física, ya que existen seis
pueblos y ocho estaciones de Servicio en la Ciclovia. De no contar con suficiente tiempo o condición
física, se sugiere hacer el recorrido en 2 etapas de 2 fines de semana, o realizar breves descansos
en cada Estación de Servicio de la Ciclovía.

Los bosques por acá son templados, varía su temperatura de 5 a 19°C y hasta de -3 a
-17°C por la madrugada en invierno. Su flora incluye bosques mixtos de encinares, pinares,
oyameles. Debido a que casi todo su territorio forma parte del Eje Neovolcánico, su altitud varía de
2,680 msnm de San Andrés Totoltepec hasta los 3,335 msnm en la Cima. Sin embargo, al pedalear
no se siente siquiera el ligero ascenso. Con sólo ver la diversidad de paisajes, flora, terrenos,
habitantes, lugareños, cielos, nubes, escuchar y ver una variedad de aves y uno disfruta tanto
espectáculo, que uno se olvida de los cambios de velocidad por los cambios de vegetación y fauna
en las diferentes regiones con sus microclimas especiales. Todo el recorrido de la Ciclovía en área
de conservación tiene una longitud de aproximadamente 30 kilómetros. Es ideal para deportistas de
medio y alto entrenamiento.

La importancia ecológica y recreativa de la zona ha hecho que la Delegación Tlalpan y la


Comisión de Recursos Naturales del Distrito Federal hayan impulsado un corredor de 30 kilómetros
exclusivo para ciclistas y caminantes sobre las antiguas vías del tren México-Cuernavaca. Además,
es un poco cautivador saber que vivimos en un lugar que aún cuenta con 88 mil hectáreas de zona
rural y 50 mil de bosques. Los bosques captan y recargan nuestras fuentes de agua, liberan el
oxígeno que respiramos, capturan el bióxido de carbono con lo cual evitan el calentamiento del
planeta, protegen la integridad y fertilidad del suelo, son el refugio de flora y fauna silvestre y
proporcionan infinidad de materiales para nuestro uso diario.

El agua era abundante en aquella antigua Anáhuac, hacia el año 200 d. C.,
aproximadamente cuando hizo erupción mi vecino volcán Xitle, y que afectó a los pobladores de
Cuicuilco, quienes fueron sorprendidos abruptamente por la magnitud del cataclismo natural. En esta
zona había un manantial madre, la cual ahora sólo quedan los restos de lo que se conoce como
“Caldera El Agua”. Los manantiales eran tantos, que las temperaturas de estas zonas en madrugada
alcanzaban a menos 20°C. Agua, madera y comida han abastecido como refugio a todos los
habitantes de la región durante más de 600 años. Y actualmente es una de las zonas de
preservación ecológica más extensa, seguida de Milpa Alta y Xochimilco.

Desde que se inauguró la Ciclovía en 1998 dentro del Suelo de Conservación en Tlalpan,
niños, adultos y jóvenes han transitado en ella en bicicleta, patines, patinetas y otros medios no
motorizados. Es Suelo de Conservación porque son zonas rurales donde el uso de suelo no se
puede construir viviendas, edificios u otras infraestructuras habitaciones. Se hace con el fin de
proteger la regeneración natural del bosque, conservar y proteger el hábitat de especies de flora y
fauna silvestre; las plantaciones forestales comerciales están prohibidas cuando se trata de
sustitución de vegetación natural (como vender “arbolitos de navidad”). Se supone que los
pobladores, ejidatarios y comunidades del Ajusco, cuidan las reservas de los poblados rurales, y se
reporta a quienes tiran cascajo, incendian o talan árboles sin permiso.

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En su libro “El lugar del alma” de Gary Zucay dice que “nuestra especie se ha vuelto
arrogante. Nos comportamos como si la Tierra fuera nuestra y pudiéramos hacer con ella lo que
quisiéramos. Contaminamos sus tierras, sus océanos y su atmósfera para satisfacer nuestras
necesidades, sin pensar en las necesidades de las restantes formas de vida que se encuentran en la
misma Tierra, o en las necesidades de la propia Tierra. Creemos que nosotros somos conscientes y
el Universo no. Creemos y actuamos como si nuestra existencia en tanto que fuerzas vivas del
Universo finalizarán cuando acabe nuestra vida, y como si no fuéramos responsables ni ante otros ni
ante el Universo”.1

La zona del Ajusco se caracteriza por una región con nieves invernales (en esta última
época se ha agudizado la temperatura por debajo de los cero grados centígrados), y tiene una
diversidad de ecosistemas: desde selvas bajas caducifolias hasta bosques mesófilos de montaña, y
vegetación alpina con extensos bosques de encinos y pinos. Lo increíble de esta región, es que a
pesar que aquí se alojan los distintos ecosistemas de flora y fauna, en su mayoría las temperaturas
cercanas llegan a enfriar por debajo incluso de entre los menos 5°C hasta menos 13°C en la
madrugada en las zonas altas del Ajusco. Por eso voy con guantes, bien abrigado y gorra, aunque
termino quitándome casi todo por el calor que genero al pedalear sin parar hasta llegar al final del
recorrido. Me dirijo rumbo al sur de la Ciclovía, con los límites de Morelos y el Distrito Federal.

AJUSCO

Al llegar la Estación del Ajusco, saludo rápido a los vigilantes de la Ciclovía de la Ciudad de
México. Saludo al ejidatario de la zona. Más del 60% del territorio nacional se encuentra en manos
de ejidatarios y comuneros desde 1910. Aprovecho que en estas áreas haya tanta zona boscosa, la
altura beneficia la capacidad aeróbica y el rendimiento muscular, así como una gran oxigenación
para irrigar bien la sangre al cerebro. Además de disfrutar del paisaje ecológico, sin afectar el
equilibrio de los ecosistemas y seguir conservando su biodiversidad, el viaje que realizo por estas
altas montañas me permite hacer conciencia de una defensa ecológica por su importancia no sólo
de la delegación Tlalpan y México, sino para todo el planeta. Pues esta región representa el 2% del
pulmón de todo México por su reserva ecológica. Por eso mismo, es un sitio ideal para andar
meditar, escalar, practicar caminatas, correr sobres sus suelos, para acampar, practicar el
montañismo, el ciclismo de montaña y de ruta (pista exclusiva para andar en bicicleta, con un
recorrido total de 30 kilómetros). Cuenta además con vistas impresionantes; aunque por éste inicio
de ruta hace un poco de frío, es aconsejable pasear muy temprano, caminar por la zona de sus
pueblos, la zona boscosa y acampar una noche, ya sea por la Estación de Servicio “El Sifón”,
“Parres El Guarda” o “La Cima”.

Ocho kilómetros atrás comienza la Estación de Servicio San Andrés Totoltepec


(cadenamiento 37+500), donde se puede entrar por la carretera Ajusco-Picacho por el Km. 7.5. Sus
primeros 7 kilómetros son rurales, frescos y semi-urbanos, pero conforme se avanza, hasta rebasar
la Ave. México del pueblo de San Miguel Ajusco, podemos apreciar una variada vegetación que
incluye pastizales, flores de colores intensos, ardillas, serpientes de cascabel y varias especies de
lagartijas. A mitad del tramo, con rumbo de norte a sur y de lado derecho, nos percatamos que

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p. 41, El lugar del alma, Edit. La biblioteca fundamental, año cero.

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aparece un jardín botánico de cactáceas (plantas xerófitas). Desde ese punto de vista se domina el
entorno y la ciudad contaminada con su nata de cielo gris, morado y rosa pálido. Y si tiene fortuna,
puedes apreciar por ahí unas Guacamayas que salen a pasear de una casa vecina.

En los primeros kilómetros se cruzan áreas agrícolas de las comunidades aledañas. Al


comenzar a pedalear siento el aire fresco, visualizo las nubes esfumándose por el viento, algo de
neblina y un tímido sol que uno desearía que saliera sin titubeo, aunque cuando sale pega bien
fuerte. Siento la brisa en la cara y cierro de nuevo los ojos para sentir la frescura de la naturaleza.
Estas regiones poseen y poseían muchos manantiales en lo alto de sus montañas (muchos de sus
flujos hidrogeológicos se han secado por varios kilómetros), porque ha estado sometida a una
intensa extracción de agua desde 1532 y 1609, fecha última donde se dieron los primeros títulos de
propiedad a los habitantes del pueblo de Santo Tomás por terratenientes virreyes españoles. No
cabe duda que sólo aquello que se conoce puede ser conservado, el agua, tan vital y necesario en
estos tiempos se ha demandado cada vez más por la sobrepoblación y la inconsciencia extrema de
su derroche y desperdicio. La desecación de ríos y lagos en el Valle de México va de 1950, 1960 y
hasta la actualidad en el 2007, ha agravado los problemas ambientales con la sobrepoblación de la
ciudad capital. En la Ciudad de México, 70% del agua que usan los capitalinos proviene de la
filtración de las montañas que la rodean.

Conforme avanzo en bicicleta me voy alejando del pueblo y me dedico a la observación del
paisaje. Lo maravilloso de este recorrido, es que el 95% del trayecto de la Ciclovía es panorámico.
La contemplación de las montañas hacen que las cosas sean más grandes, y la conciencia cambia
en relación al mundo de lo pequeño. Para entonces llevo 13 minutos de recorrido desde la salida de
la casa. Para quienes vivimos en estas poblaciones altas, en medios agrestes y frías montañas del
Ajusco, cada mañana es una bendición y una celebración de la vida, aunque a pesar de eso,
muchos no tienen una formación de una cultura ambiental, pues es frecuente que las tomas de agua
se revienten porque lo hacen con tubos de manguera a ras de suelo, por lo que al pasar un camión
es fácil que lo reviente, lo rompa y lo aplaste. Esto es muy común y lamentable en todas estas
regiones del Ajusco, en experiencia, en todo Santo Tomás, Ajusco. Muy a menudo me conmueve ver
cómo sale el agua de las calles sin que nadie haga nada, pues cuando lo veo son las diez u once de
la noche. Además, llego tarde a la casa por el déficit de transporte hasta esta zona, principalmente
los que salen del paradero de microbuses del Centro Universitario de la UNAM. Por eso, al llegar en
la noche, es raro ver a la comunidad arreglar una fuga de agua de sus tuberías rudimentarias,
algunas sólo le pegan una improvisada tira de neumático alrededor de la fuga, aunque se siga
fugando un poco el agua.

Para quienes viven en las grandes concentraciones humanas, las montañas tienen un valor
agregado, más allá del valor recreativo. Los beneficios ambientales de estos colosos son
indispensables para nuestra subsistencia. Para quienes gustan venir por acá, pueden recrearse,
aprender y aficionarse al antiguo arte de andar por veredas, por terrecerías y senderos montañosos.
Los sucesos y servicios ambientales son variables: inspiración, amor, reflexión y paz que evocan sus
cielos, montañas, cerros y volcanes. La mitad del territorio de México es montañoso. Además, esta
zona es de suma importancia forestal; está catalogada como reserva ecológica, zona de
conservación y parque ecoturístico. Su importancia no sólo radica en ser un santuario de bellísimas
y varias especies de flora y fauna que habitan en los alrededores, para sorpresa de muchos o
algunos, existen especies poco comunes y en vías de extinción, como el endémico teporingo o

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conejo de las Rocas o Tepolito, pequeñito mamífero con su cola blanca o gris, exclusiva de la fauna
mexicana.

En estas altas regiones, el ecosistema es muy rico, pues existe una gran variedad de
organismos endémicos, cuyas características biológicas son peculiares del Ajusco. Primero por el
ambiente húmedo-frío, y porque en tiempos de invierno y primavera, las plantas y animales
responden al ambiente, cuyos procesos evolutivos hacen que reaccionen a inusuales formas de
adaptación ambiental tan estricto, hostil y severo, pero desde el punto de vista geográfico, evolutivo
y ecológico, nos reclama a que lo conservemos por la preocupante alteración del clima. Un caso
insólito, fue a principios de marzo de 2006 cuando me puse a orinar casi por el kilómetro 52 de la
Ciclovía, y de repente, creía que era una serpiente de cascabel, pero salió de mi izquierda una
lagartija y se puso a tomar mis orines directamente del chorro. Me quede perplejo y petrificado
mientras orinaba y aquella lagartija seguía con su boca abierta y tomaba mis orines sin titubeos.
Luego de que la lagartija pudo saciar su sed, sacudió su cabeza como señal de agradecimiento y
sólo se movió hasta que me fui del lugar. Claro, que antes de moverme la lagartija y yo nos
quedamos viéndonos, ella con su sed saciada y yo, asombrado en mi postura de orinar. ¡Increíble!
Pero así de adaptativas son las especies de por acá. La riqueza biológica de las especies
endémicas es muy variable en formas, colores, estructura y demás complejas formas de cómo
aprovechan lo que la naturaleza misma les ofrece. Todas están lidiando por la supervivencia,
cuentan con mecanismos fisiológicos que las ayuda para aprovechar al máximo lo que tienen “a la
mano”. Sin embargo, todo lo hacen en armonía, pues los pastizales, matorrales y demás diversidad
biológica son aprovechados por el ganado ovino, y también por especies menores. Toda la
diversidad de recursos son aprovechables, porque la sabiduría de la naturaleza nos habla que sin
egoísmo, podemos sacar mejor abundancia y sacar mayor provecho de lo que hacemos ahora. Usar
esa inteligencia para potencializarla en nosotros bien podría ayudarnos a ser mejores, más eficaces,
y sobre todo, menos destructivos, negativos, manipuladores, aferrados al pasado y pendencieros por
aquello que ni siquiera nos corresponde tener por caprichos, celos y demás locuras del “egoísmo
humano”.

Al avanzar en mi bicicleta observo el horizonte de montañas, la vegetación y los borregos


que andan temprano comiendo pastura, arreados por perros y pastores niños de la región. Las
condiciones geográficas hacen de estas regiones uno de los ecosistemas más variados e
importantes. Esta región alberga el dos por ciento de la biodiversidad del país. El paisaje y la
variedad de climas son agradables. Se percibe la frescura a más de 2,600 metros de altura sobre el
nivel del mar. Pues además de que sus montañas son grandes depósitos de agua de donde
depende directamente la mitad de la población. Su extensión es aproximada de 18 mil metros
cuadrados, donde coexisten variadas combinaciones de la naturaleza y asentamientos humanos
regulares e irregulares.

La mejor manera de apoyar esta gran iniciativa ecoturística es visitando las ocho estaciones
de la Ciclovía, pues el personal que actualmente labora en su mantenimiento son personas que son
nativos del lugar y sus alrededores, y con ello logran cubrir gastos de mantenimiento, vigilancia y
sueldos gracias a los ingresos generados por los visitantes. Pues cada estación de Servicio cuenta
con Estacionamiento para coches, renta y reparación de bicicletas, tienda de comestibles y bebidas
energéticas, cuenta con vigilancia y servicios sanitarios.

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Una de las características del trayecto es que casi todas las tierras ejidales de la zona tienen
cosecha de maíz, con grandes praderas subalpinas, con vegetación de pastizales, cultivos de avena
para alimento de pastura de borregos, caballos y vacas, así como una plantación de zacates y
bosques de oyamel y encinos.

XICALCO Y PETLACALCO

Una vez internados por estos senderos, paso antes por una Pedrería que está entre las
Estaciones de Servicio de Xicalco y Petlacalco, conforme voy llegando a dichas estaciones, paso por
la “Pedrería” donde contemplo a mi derecha una montaña que le han extraído casi todo el mineral de
roca para la industria de la construcción. Su propietario, un señor gordo, ha explotado al máximo la
vegetación, la geología y el ecosistema. No le dicen nada porque es propietario ejidatario de la zona.
Muchos camiones salen y entran cargados de roca que provienen de lo que va quedando de esas
montañas. Lleva más de cuatro años extrayendo y explotando el mineral de roca del ecosistema, y
sigue en la actualidad.

Xicalco se encuentra ubicada en el Cadenamiento 45+660 de la Ciclovía de la Ciudad de


México en Suelo de Conservación en el sur de la Delegación Tlalpan. Al pasar por la Estación
Xicalco, bien te puedes echar una “cascarita” futbolera, pues tiene una nueva cancha de fútbol como
atractivo para niños, jóvenes y adultos en general. Para los amantes del fútbol en clima de bosque.

Durante el año se celebran dos fiestas y una feria en Xicalco. El 8 de mayo se festeja la
aparición de San Miguel Arcángel con bailes, juegos pirotécnicos, música, danza de aztecos,
arrieros, apaches, pastoras y comparsas.

Para el 29 de septiembre se celebra una gran feria en homenaje al patrono San Miguel
Arcángel con bailes, bandas de música, danzas y bailes regionales, jaripeos, así como con el
colorido de juegos pirotécnicos.

La riqueza de esta zona en flora la caracterizan por una gran variedad de especie de
cactáceas, zacate de “cola” y de “ratón”, “palo loco” (matorral heterogéneo), árboles de pirul y varias
especies de encino. Algunas plantas y flores son aromáticas, estéticamente bellas y algunas con
propiedades medicinales para la salud. Por motivos de preservación de la flora de la región, no está
permitido recolectar y seleccionar algunas de estas maravillas reconfortantes para la salud mental y
física. La verdadera excepción puede ser una profunda y amorosa necesidad, además, si va a ser
extraída se tiene que hacer con honestidad y permiso de la planta, sólo así puede ser recolectada. A
lo largo del camino destacan infinidad de flores coloridas y aromáticas, como los distintos tipos de
lavanda, en tonos púrpuras, toronjiles, poleo y otras plantas de hojas poco brillosas y pequeñas.

Pasando ese tramo empiezo a abrir bien los ojos y estar atento al sonido, pues sobre las
piedras y árboles, las sorpresas van desde conejos, salamandras, lagartijas, variedad de cantos de
pájaro, el chupamirto, el pájaro carpintero y la maravillosa maestría aeronáutica de las golondrinas.
En esta demarcación tlalpense se encuentra una riqueza de fauna como ardillas, tuzas, ratones de
campo, zorrillos y tejones. Entre las aves de corral encontramos el gallo, la gallina y el guajolote.
Entre las actividades productivas de la región se cuenta con agrícolas, silvícolas, fructícolas,
pastoreo y agrosilvipastoriles. Aunque la región se caracteriza mucho por la crianza de ovejas, de
ahí que se consuma mucha barbacoa en casi todas las fiestas que se celebran por aquí.

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En la fauna de reptiles destacan víboras de cascabel, lagartijas y salamandras. Así como


una variedad de especies de invertebrados como arañas y alacranes negros. Cabe destacar el
respeto de los habitantes hacia sus tierras, sus animales y su comunidad, quienes han emprendido
varios proyectos autosustentables, muy organizados y a veces, con ligeras diferencias.

Al seguir pedaleando en forma firme, voy sintiendo el calor del cuerpo cómo se comienza a
calentar. Llevo un recorrido de casi dos kilómetros y medio de pista hasta llegar a Petlacalco. La
riqueza de flora de Petlacalco favorece a pinos, oyameles y zacates, y al desarrollo de especies
como el gato montes, el zorrillo, el ratón de campo, el conejo, el tejón, la tuza y el teporingo, que por
estos rumbos resulta casi un milagro verlos. Además, en recorrido por la Ciclovía es posible
observar aves como el gorrión serrano.

Durante el recorrido es posible observar víboras de cascabel y lagartijas cuando hace sol,
así como una diversidad de insectos, mariposas, hongos, nopales, milpas y pastizales.

En Petlacalco se celebra el 22 de julio a María Magdalena, patrona del pueblo y en


septiembre 29 a San Miguel Arcángel, con bailes y juegos pirotécnicos. Como curiosidad, al pasar
por ahí se puede observar un vagón viejo que quedó de los antiguos ferrocarriles de México-
Cuernavaca, que ahora es habitada por personas que habitan en forma irregular esos terrenos.

Por esta zona se puede contemplar bosque, milpa, nopal y ver muchas ovejas, una que otra
vaca o cabra, caballos y una diversidad de mamíferos y reptiles. Lo lamentable de esta parte del
recorrido, es que para quienes vivimos en lugares alejados para convivir en entornos naturales con
culturas autóctonos, los impactos adversos en lo cultural y ambiental son también diversos: fiestas
con un alto porcentaje de alcoholismo de jóvenes y adultos, y por lo tanto de violencia; desechos de
autopartes de coches robados de la ciudad, que son arrojados principalmente entre los canales de
desagüe y grandes cantidades de basura en una variedad de plásticos. Urge la promoción
organizativa y el establecimiento de proyectos ecológicos-ambientales para el desecho de residuos
sólidos, pues la zona ecológica se ha deteriorada estética y biológicamente en un 10%. Pues no sólo
contamina de residuos sólidos en tiempos de lluvia, sino que se ha vuelto en tiradero que produce
partículas contaminantes y gases como metanos y bióxido de carbono, además de fomentar la
proliferación de roedores, con el riesgo de contaminar los mantos acuíferos y los envenene, pues las
siembras de estas zonas pueden evaluarse periódicamente y ver la migración de contaminantes que
afectan tales depósitos clandestinos de basura y escombro de retazos de autos y desechos de
construcción de otras zonas rurales. A corto o largo plazo, pueden afectar a la población, las tierras
de esta zona e incrementar el peligro que tales materiales afecten a reptiles, aves, plantas y demás
especies de la región alta del Ajusco. Parece que se necesita más que crear una campaña de
educación ambiental y de conscientización ciudadana dirigida a la población escolar y a la
ciudadanía en general, sino contemplar programas de vigilancia ambiental para que operen y
capaciten a la población, además de cómo vincularse con instituciones para establecer viveros
ecológicos en las zonas circunvecinas, enfocados a proteger las especies endémicas de la zona alta
y media del Ajusco. Los basureros a suelo abierto dañan al suelo y los daños de los mantos
acuíferos pueden ser irreversibles. Este es un llamado de atención al público en general para no
seguir consumiendo y tirando productos plásticos en la Ciclovía o la carretera México-Cuernavaca,
pues en tiempos de lluvia llegan decenas de botellas de plástico hasta las orillas de la Ciclovía,
además, a muchos ciclistas se les hace fácil tirar sus productos plásticos después de consumirlos

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(como bebidas energéticas o líquidos embotellados en plástico y de PET –polietilentereftalato– lo


que contamina las condiciones medioambientales de la región).

Una vez que atravieso Xicalco y Petlacalco, me acerco a un nuevo paisaje, me adentro a
una zona de tupido bosque de rocas, árboles de encinos, zacate y zacatón, para llegar a una zona
utilizada como zona de cultivo y cercada por magueyes y nopaleras. En esa zona de rocas
disminuyo la velocidad para contemplar a detalle sus formas, y las diversas lagartijas que toman el
escaso sol sobre sus piedras.

En los primeros 500 metros del recorrido de Petlacalco y Xicalco se aprecian casas urbanas
y rurales. Una vez pasado el cadenamiento 47+460, el paisaje es de una belleza vegetal y de rocas
maravillosas. A partir de este punto la vegetación cambia totalmente. Cuando pasen por el
cadenamiento 47+500 observen un fenómeno erosional increíble: el “Arco de Piedra”. Aquí pueden
tomar unas fotografías del lugar y del fenómeno de las rocas, aunque los graffiteros de secundaria
hagan su presencia existencial por firmas propias de cada pinta que hacen sobre las piedras, y lo
lamentable, herir un árbol de encino, y todo por la ociosa manía de sacarle la resina al herido árbol.

Continuando por el recorrido, por entre los vestigios de la zona rocosa se observan distintas
lagartijas. En sus alrededores se observan plantas endémicas con fuerte y agradable olor a menta,
muchas flores de colores variados y hermosas: amarillas, rojas, rosadas, blancas, moradas y con
una variedad de impresionantes pétalos, pistilos, hojas con formas filosas y redondas; lo cual hacen
esta zona un paraíso natural para los amantes de la naturaleza y la flora de esta región bendecida
por su pródiga mezcla de especies. Esta riqueza biológica es fascinante contemplarla cómo crece,
florece, se mueve y se muere para dar inicio a otras especies.

Al ver tantas rocas, nos damos cuenta que se trata de varias montañas alineadas de sur a
norte, que forman una superficie de más de miles de hectáreas y un trazo de más de 15 kilómetros
en línea norte. La magnitud del paisaje adquiere su esplendor en proporción conforme nos alejamos
de la zona urbana y vamos hacia una mayor altitud. Otra característica de la zona es que su suelo es
macizo regular o montañoso de rocas volcánicas y gran diversidad de flora y fauna adaptada a sus
montañas rocosas, su altitud que va de 2,600 a 3,900 metros sobre el nivel del mar y sus altas
temperaturas registradas en promedio de 10° a 8° (julio-febrero), de -2°a -17° bajo cero (noviembre
a febrero) y una precipitación pluvial de 1000 a 1500 mm (julio-septiembre). De ahí que se pueda
observar muchas especies de helechos, hogos, zetas gigantes, musgo hepático de maravillosos
verdes que fascinan a los ojos y al tacto, así como una variedad de pinos.

Durante el trayecto se pueden apreciar infinidad de plantas, flores y, con un poco de suerte,
el conejo teporingo o algún espectacular “lagarto escorpión”, especie que por su mansedumbre y
rareza se está siendo saqueada y vendida ilegalmente en mercados dentro de invernaderos, como el
mercado López Portillo de la colonia Maya en el Ajusco medio.

Casi a 200 metros antes de llegar a la Estación de Servicio “El Sifón”, el recorrido se hace
ligeramente inclinado pero agradable; se distinguen elementos urbanos, como torres de alta tensión,
construcciones de viviendas irregulares, pero a la vez se pueden observar animales como caballos,
ardillas, conejos de monte y una variedad de aves amarillas, rojas, anaranjados y negros. La región
entera presenta muchas opciones para realizar paseos en bicicleta, a caballo y a pie.

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SIFÓN

Más adelante, después de unos 150 metros de pedaleo suave, uno comienza a contemplar
sembradillos de maíz, acelgas y avena para forraje y alimento de ganado ovino. Incluso, pueden
toparse con una que otra manada de ovejas oscuras, grises y negras. Como por estos lares se
acostumbra a saludar a foráneos, bien pueden levantar una mano y gritar ¡Buenos días!, y verán
cómo les responden. Sí, ¡como si ya nos conocieran!, y seguimos pedaleando.

Hago cambio de velocidad en la curva larga, ni tan suave ni tan duro el pedaleo. Conforme
pedaleo voy descubriendo nuevos paisajes y vegetaciones. El paisaje lo conforma un ecosistema de
bosques húmedos de pinos y encinos. Durante el trayecto se distinguen campos de cultivo y se
aprecian vacas, borregos y caballos. Además de coexistir árboles frutales, senderos rocosos con
helechos, pájaros multicolores y cantos diversos, golondrinas danzando a una acrobacia
envidiablemente hermosa.

Como ciclista, es aconsejable detenerse y contemplar el paisaje. Dado que gran parte del
trayecto es ligeramente ascendente, ya de bajada, en sentido norte, resulta ligero para ciclistas y
caminantes, pues sin ningún obstáculo uno se va ligero. El tiempo de regreso se reduce a menos de
la mitad, esto ayuda a fortalecer el reflejo, a agudizar la vista, estimula la percepción, incrementa la
tonificación de los músculos de brazos y piernas, así como a endurecer y reducir el abdomen.

En el recorrido se distinguen elementos urbanos, como torres de alta tensión, construcciones


de asentamientos irregulares. Con el tiempo, la vegetación ha ido cubriendo tierras, rocas y paredes,
y es normal ver algunos animales como ardillas, tlacuaches, serpientes de cascabel y vegetación
representativa de la región.

Antes de llegar a Topilejo, de lado izquierdo, existen varias cabañas que ofrecen sus
servicios de comida y bebida. Se puede comer una rica cecina, una sopa de hongos, unas
quesadillas de queso, requesón o comida corrida en algunas de las cabañas de por ahí. Aquí se
puede comer antes de iniciar el siguiente tramo, antes de cruzar la carretera Federal México-
Cuernavaca, que incluso, nos llevaría a Tres Marías, o si se prefiere, comer de regreso. Para
quienes cuentan con menos tiempo o los “agarra” la lluvia o una nevada, pueden tomar el autobús
de regreso que va hasta Huipulco o Estadio Azteca, no sin antes haber comido una sopa de hongos
con queso, o las tradicionales tacos de cecina. En Santo Tomás, se acostumbra en vez de cerveza
tomar pulque, muy sabroso para quienes degustan de la bebida típica de la región.

TOPILEJO

Con mucho cuidado atravieso la Carretera Federal México-Cuernavaca del Km. 36.5 para
llegar a la Estación de Servicio de Topilejo. Una de las características de este valle es la belleza de
sus paisajes: caminos rodeados de dalias blancas, bosques de encinos y pinos. Es uno de los
mejores paseos que pueden realizarse en un día de cielo abierto.

Al inicio de esta segunda etapa del recorrido, se encuentran especies representativas de la


flora local; destacan las llamadas Cardo Santo (bueno para quitar el dolor de muelas o detener la
diarrea), que crecen mucho antes de invierno y llegan a formar grandes colonias. También se

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pueden encontrar agaves y cactáceas. Esta parte del paisaje es impresionante, lugar donde habita el
conejo teporingo, el águila y el cernícalo mexicano. En las partes altas de la ruta empiezan a verse
los encinos con sus troncos retorcidos, altos y otros rectos; así como los espectaculares tepozanes.
Conforme avanzamos el paisaje se hace maravilloso e insuperable, pues cuenta con una nutrida
población de aves, árboles de coníferas, así como salvias, zacatonal, tepozán, siempre viva, etc.
Entre su fauna encontramos salamandras, tuzas, serpientes de cascabel y varios insectos voladores
y rastreros.

Al pasar por la curva de la ciclopista, se pueden observar cernícalos (especie de halcones)


trepados en los cables eléctricos que vienen de Parres o del extremo sur de las montañas.

Luego tomo una curva larga y maravillosa, pues me lleva a un ángulo del suroeste. Paso por
un lugar agrícola (bodega de grandes capacidades) dedicado al cultivo-almacenaje de forrajes y
pastizales que abastecen a la industria ganadera bovina, ovina y de crianza de caballos. Luego paso
por el “desguezadero”, lugar poco atractivo, pues como su nombre lo indica, son retazos de auto-
partes de coches que traen de varias partes. Es un cementerio de coches, nada más que venden
sus restos. Si les falta una parte de su coche, aquí la pueden conseguir a buen precio y regatear.

PARRES

Al llegar a la Estación de Servicio de Parres, llegamos al pueblo que así mismo se llama. Es
muy bonito el pueblo por su simpleza y dinamismo. Los martes y sábados venden buenos tacos de
“cochinita bipil” y buena barbacoa. La gente de esta región es muy trabajadora para el ganado ovino.
Este sitio puede aprovecharse para comer algo. En las inmediaciones de esta zona destacan una
zona arqueológica, una cancha de fútbol y gente muy platicadora.

En su aspecto geológico, contemplamos una planicie rocosa, cuya formación de origen


volcánico, proviene de volcanes de hace más de 1,500 años de la región sur del Ajusco. A pesar que
originalmente fue una región volcánica activa, los bosques se pudieron adaptar y contribuyen al
bienestar y la calidad de vida de su gente. La adaptación de plantas y animales a las grandes
alturas y bajas temperaturas se debe a la sabiduría que tienen en la ritmicidad biológica, una de las
principales estrategias que permiten a los organismos predecir y adaptar sus funciones biológicas a
los cambios diarios y estacionales que ocurren en el medio ambiente. Las adaptaciones de plantas y
animales de la región son análogas. Como sucede en el jardín botánico natural de cactáceas, que en
tiempos de sequía se saben adaptar, pues las espinas captan la humedad del ambiente para evitar
la desecación rápida y evitar que animales herbívoros coman sus suculentos tunas cardonas. Por
eso, en la temporada de lluvias predominan los helechos (que en invierno y sequía se tornan pálidos
y aparentemente secos), los musgos, los líquenes y otras plantas adheridas a las rocas volcánicas.
Aunque la temporada de lluvias aquí dura de mayo a diciembre, donde se puede observar la
adaptación de la vida que en pocos años ha formado un interesante ecosistema con una gran
riqueza biológica. En estas áreas es propicio para el esparcimiento y recreación. De ahí que el
paisaje se compone de una serie de montañas extendidas de norte a sur, conformando una
cordillera de 11 volcanes (Maninal -3,040 msm-; Oyameyo -2,900 msm-; Toxtepec -3,620 msm-;
Pelado (3,300 msm-; Acopiaxco -3,220 msm-; Malacatepetl -3,350 msm; Ajusco -3,640 msm-;
Cuatzontle -2,920 msm- entre los más visibles del recorrido). Se pueden observar sus seis cerros
(Magdalena -2,940 msm-; Santo Tomás -3,710-; Mezontepec -3,480 msm-; Tepeyahualco -3,020- y
la “Caldera El Agua” -3,220 msm-).

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Por arriba de los 3,330 metros sobre el nivel del mar en esta zona del recorrido, se
encuentra una de las praderas subalpinas que caracterizan en las inmediaciones de Parres. La
respiración cambia de ritmo y sentimos cómo nuestro ritmo cardiovascular se afina, se regula y se
torna más recio. En este tramo del trayecto se continua con vistas espectaculares, pasamos por
sembradillos de avena y árboles de pinos bebés (cinco años después serán vendidos para árboles
de navidad), cercados por hileras de magueyes.

En la parte alta de este recorrido observamos tupidos encinos y tepozanes con musgos en la
corteza. Los bosques del área se conforman en su mayoría por grandes oyameles cubiertos de
musgos y helechos, los cuales crean en conjunto una extraña atmósfera inusitada en un lugar
próximo a Morelos y cercana a la gran capital. También existe una zona con flores multicolores. Al
pasar una zona de rocas, que es mi preferida, uno puede hacer un descanso y contemplar cada
detalle de ahí, teniendo el cuidado de no interrumpir un panal de avispan que está arriba de una de
las rocas. Se aprecia entre las rocas musgos cubriendo pequeñas cuevas, helechos brotando de las
partes medias de las rocas y heno colgando de los árboles.

Al aproximarnos al paraje La Cima aparecen del lado izquierdo pequeñas cuevas, que
durante el tiempo de la lluvia pasada se derrumbaron por la caída de árboles y la gran erosión que
producen las corrientes de agua. Aquí existen diferentes tipos de bosques: mesófico, coníferas y
templado. Esta región es pródiga en belleza de especies de pájaro y fauna. Si se pone mucha
atención, hasta uno no creería que una “rama” se mueve hasta que advierte que es una serpiente. Si
volteamos alrededor 360°), veremos la mezcla del encanto que produce el bosque, la fauna y los
volcanes que los circundan. Estos son los antiguos Bosques del Anáhuac. Si se anima, uno puede
irse por una pequeña vereda.

CIMA

En esta tercera etapa, al llegar a la Cima se siente el aire húmedo. A lo largo del recorrido
se vislumbra una extensión territorial de roca volcánica. En esta parte, la belleza rompe con
poderosa majestuosidad. Primero por el cerro partido a la mitad de la Cima y luego su planicie de
flores, pinos y árboles de montaña.

En esta zona confluyen la belleza del paisaje y la reflexión sobre la vida. Durante su trayecto
se encuentra uno con todas las características representativas de un bosque del centro del país
(nadie creería que se encuentra tanta belleza en el Distrito Federal): cultivos de autoconsumo,
variedad de flores, plantas, bosques tupidos, praderas subalpinas de 2,700 a 3,500 metros, animales
de especies de mamíferos, aves, reptiles, insectos y otros tipos de fauna silvestre. Entre sus
matorrales y árboles se puede observar ardillas, conejos, tuzas, víboras de cascabel, salamandras,
arañas, gorriones, pájaros carpinteros, serpientes “sincuates”, hurones, águilas y tecolotes.

La fauna del lugar es más visible por las mañanas y después de las 3 de la tarde en
adelante, debido a que está más tranquilo y silencioso. Si uno lleva binoculares es fácil observar
gatos monteses desde las mesetas. Cuando hace mucho sol salen las víboras de cascabel en busca
de calor; y en las tardes uno divisa uno que otro halcón o águila en busca de presas.

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En esta parte del paisaje, se observa la formación de varios llanos y planicies de esta región.
Esta parte es un ejemplo de la historia volcánica, para la existencia de tanta roca volcánica que se
debió a los constantes erupciones del Ixtle hace más de 1,500 años, al igual que otros volcanes
vecinos como el Malancatepc (3,340 msm) y Mezontepec (3,480 msm). Es curioso, pero por esta
zona vuelan muchos pájaros chupamirtos, y es que por aquí se adaptaron varias flores llamadas
Jacintos, que dan unas bellas y grandes flores rojas. Enfrente de la Estación La Cima pueden ver
varias.

Conforme avanzamos, observamos que la vegetación del ecosistema es predominante de


zacates, filosos cardos, flores, magueyes, entre otras especies de flores tipo “margaritas”. También
coexisten pequeños arbustos en los linderos del bosque. El paisaje es maravilloso e insuperable,
pues cuenta con una nutrida floración de aves de rapiña, árboles de coníferas y rocas volcánicas
que crean formas extrañas.

Es común observar, de las tres de la tarde en adelante, siempre y cuando haga buen sol, a
halcones y águilas “patruyando” la zona aérea del lugar y realizando majestuosas acrobacias a 50,
100 y hasta más de 200 metros de altura. Si uno se vuelve más atento, puede observar búhos
carnudos y aves azulejos. Si la fortuna nos favorece, basta con un día despejado para ver el paisaje,
su vegetación y aves. Para apreciar mejor los detalles es recomendable llevar binoculares o cámara
fotográfica.

Conforme nos vamos internando adelante de la Cima el recorrido se hace cada vez más
fresco por un bosque frondoso, vemos una belleza que produce una tranquilidad privilegiada:
bosques en planicie. Estos bosques son uno de los tesoros más importantes con que cuenta el
Distrito Federal, pues además de múltiples beneficios ambientales, aportan una función lúdica,
recreativa, mística y hasta erótica, cuya contemplación merece la mejor de nuestras atenciones.
Para los amantes de la naturaleza pueden visitar estos lugares y demostrar su respeto y recreación
a la naturaleza.

Uno de los principales atractivos del recorrido de este tramo son los bosques de pino y
encino. Existe una diversidad y toda una peculiaridad del ecosistema, como si estuviéramos en un
planeta distante de la tierra. A lo largo del trayecto es común observar aves multicolores, algunas
salamandras y pequeños insectos.

Más adelante del recorrido, de lado derecho en dirección sur-oeste, podemos ver el Corredor
Biológico Ajusco Chichinautzin y su volcán (con más de 3,400 msnm), es raro ver venados y huellas
de gato montés. Debido a la tentación que produce tanta belleza, se pide de favor evitar llevarse
recuerdos, pues a veces muchas personas se llevan plantitas y animales de la región. Hay que
pensar que otras personas o niños también merecen disfrutar del paisaje.

Nuestro trayecto en bicicleta en la Ciclovía termina en el cadenamiento 66+080, cerca del


pueblo “Fierro del Toro” en el Estado de Morelos, y es la parte más fresca y más alta del paseo. Si
nos adentramos 100 metros de terracería llegamos al pueblo “Fierro del Toro”. En ésta última
población, si uno tiene suficiente entusiasmo y energía, desvíese hacia Hutzilac y luego parta hacia
Cuernavaca. Antes de su llegada, se puede apreciar muchas águilas en la zona, bosques de pinos,
formaciones rocosas, pastizales, cañadas y una excelente área para realizar meditación, ejercicio
aeróbico, caminata o simplemente tomar el sol y ver la maravilla del cielo. Para deportistas o

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amantes de la vida, constituye un área natural de entrenamiento de medio y alto rendimiento mental
y físico.

Al final d la Ciclovía, el suelo se vuelve un mar de piedras medianas y pequeñas, lo que


hace que ese tramo de la terracería uno endurezca y fortalezca las piernas y brazos.

Contemplar es un don grandioso y de amor a la vida. Si uno alimenta su espíritu de


naturaleza, jamás envejece. Cada paisaje inspira a hacer un viaje introspectivo por los atractivos
naturales que rodean de belleza a quienes visitan estos lugares. Observar la belleza de un bosque,
la hermosura de una flor, escuchar el canto de los pájaros, contemplar el mágico vuelo de las
águilas, gorriones y otras especies de aves, me confirma que el milagro de la vida es especialmente
mágico e eterno por el poder de su naturaleza. Este regalo maravilloso que nos ofrece la Ciclovía de
la Ciudad de México es único y bienvenido, inspira a hacer un viaje introspectivo por los atractivos
naturales que rodean de belleza a quienes visitan estos parajes de la antigua Anáhuac.

Conocer parte del México rural en el Distrito Federal es una oportunidad agradable, tanto por
la belleza de sus paisajes como la seguridad y amabilidad de estas poblaciones. Si uno hace este
recorrido, al regreso a casa se sentirán renovados y revitalizados para enfrentar la vida urbana con
nuevos brillos.

Invito a caminantes, ciclistas, campistas, corredores, familias, amig@s y curiosos a conocer


un poco las montañas del Ajusco, con paisajes de extraordinaria belleza. Como dice el antiguo
escudo del Lienzo de Ajusco de 1537 y reproducido en el techo de la entrada de la iglesia de Santo
Tomás, Ajusco: “Ver y Creer”.

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