Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ética Económica
Ética Económica
LA ÉTICA ECONÓMICA
Especialmente consiguen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las
consecuencias dramáticas de la humillación ambiental en las vidas de los más pobres del
mundo. Los jóvenes nos reclaman un cambio, prueba de ello, es la anunciada presidencia a
una joven mexicana de 20 años de edad para conducir Plant For The Planet, organización
ecológica de niños. Incluso uno de esos niños recibió respuesta del Presidente de la República
alentando su participación; estos niños se preguntan cómo es posible que se pretenda
construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiental.
Aunque la ética es prescriptiva, y teóricamente no debería existir conflicto, pues nos indica lo
que debe y no debe hacerse, existen pensamientos suspicaces. Por el contrario, la economía
es una ciencia de naturaleza descriptiva, pues indica los efectos probables de determinadas
políticas y analiza, utilizando el método científico, la realidad: lo que es y no lo que debería
ser en estricto sentido. De hecho en colaboraciones anteriores se ha insistido que la base de
un sano desarrollo democrático, económico y cultural es implementar en todos los niveles
educacionales la conciencia ética financiera sustentable, desde el ámbito social, profesional,
empresarial y personal.
Quizá podría decirse que la ética, en cuanto ciencia de la filosofía, es en cierto sentido
superior a la economía, sin perjuicio de que esta última es un conjunto de leyes no sujetas a
juicios éticos-valorativos, de ahí la importancia del concepto de EE, dentro de las leyes y
normas que establecen el marco para el funcionamiento de una economía de mercado de
libre competencia.
Sin embargo, tanto la economía como la ética estudian el acto humano, racional, sensato y
libre, pero la diferencia es que la ética estudia en conciencia, tomando en cuenta los valores
encaminados a la bondad para detectar la maldad de los actos; en cambio la economía sólo
estudia cómo actúa el hombre en lo que gana o lo que pierde. Es por ello que podemos decir
que los postulados científicos de la economía son correctos o no.
La EE pretende aclarar la relación entre ambas, pues el pensamiento económico sólo puede
ser realizado por hombres que valoran e interpretan números, en cuanto sus probabilidades y
resultados para ser juzgados moralmente. Por ello, es muy común que los economistas
realicen juicios éticos, pero al hacerlo debieran valerse de las enseñanzas de la ética, ya
que ningún análisis puramente cuantitativo como el económico puede proporcionarnos un
criterio cualitativo como la ética.
La EE debe valorarse para justificar su razón de ser, pues para poder juzgar una realidad,
cualquiera que sea ésta, que es lo que pretende la ética, es necesario conocerla y saber su
funcionamiento. Lo mismo ocurre al realizar juicios morales acerca de la economía, podemos
señalar que la EE debería indicar los objetivos económicos deseables, buenos, preferibles,
predecibles y recomendables, con el fin de que los conocimientos económicos pudieran influir
en la selección de los medios para alcanzar dichos fines en materia financiera social y
sustentable dirigida al bien común.
La EE asume un orden moral de colaboración y productividad del bienestar social del hombre
para satisfacer sus necesidades en busca de optimizar su forma de convivencia personal,
laboral o profesional. El trabajo del hombre es aumentar su seguridad y protección
patrimonial para dar continuidad a sus proyectos de vida, en tal virtud las necesidades
crecen, según se eleva el nivel de su satisfacción. La razón se ve abocada en primer lugar a
la actividad económica, a procurar la mejor satisfacción de sus necesidades y los de la
comunidad.
La EE se destaca por ser previsora, por planear y programar las formas cualitativitas y
cuantitativas, tanto en los aspectos objetivos y subjetivos, para evitar posiciones
innecesarias que puedan desequilibrar el trabajo y desarrollo de proyectos. De ahí la
importancia de los seguros y sus coberturas ante riesgos y contingencias posibles.
EL BIEN COMÚN DE LA EE
Debemos considerar el clima y la ecología como un bien común dentro de la EE global.
Existen condiciones esenciales para la vida humana que dependen del comportamiento de la
naturaleza y de sus efectos del calentamiento del planeta (ver más en la colaboración de
junio de 2014). El consenso indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento
del sistema climático. En las últimas décadas, este calentamiento ha estado acompañado del
constante crecimiento del nivel del mar, y además es difícil no relacionarlo con el aumento
de eventos meteorológicos extremos, más allá de que no pueda atribuirse una causa
científicamente determinable a cada fenómeno particular.
Las personas deben tomar y ser conscientes que debemos de realizar cambios de estilos de
vida, de producción, de distribución y de consumo para combatir las causas humanas que
producen afectaciones climáticas. Es verdad que hay otros factores como la actividad
volcánica, las variaciones de la órbita y del eje de la Tierra o el ciclo solar; sin embargo,
numerosos estudios científicos señalan que la mayor parte del calentamiento global de las
últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (anhídrido
carbónico, metano, óxidos de nitrógeno y otros) emitidos sobre todo a causa de la actividad
humana.
Una de las máximas indiscutibles y claras es procurar hacer todo el bien posible, a toda la
gente posible y el bien adecuado en toda relación de la sociedad, con beneficios que se
deben alcanzar por cada una de las personas que integran el bien común.
El gran problema de la EE es que, en muchos de los casos, los dueños del dinero no quieren
aportar al bien común ni perder sus ganancias, incluso se vuelven expertos en la evasión
fiscal, de ahí tanta legislación para combatir la corrupción y la defraudación.
DOCTRINAS
La doctrina individualista sobre el bien común, de comienzos del liberalismo, que considera el
bien común como la mera suma de los bienes individuales, obtenido cada cual con
prescindencia de los demás. El único límite de cada persona es no impedirle a los demás
obtener su bien particular a través de alguna acción positiva. De esta concepción fluye la
conclusión de que el bien común es el bien de la mayoría
La doctrina colectivista o totalitaria del bien común considera a la sociedad como un todo
colectivo superior bajo todo concepto a los seres humanos que la componen, los cuales
carecen frente a la sociedad de toda trascendencia y, por lo tanto, de todo derecho. El bien
común es considerado el bien de la colectividad, entendida este como todo colectivo, por lo
cual se admite que en aras del bien colectivo se sacrifique todo derecho o bien individual, por
lo cual el bien común muchas veces no es más que un bien en apariencia.
PRINCIPIOS
La EE en la autonomía social indica que el hombre se agrupa en sociedades para alcanzar
fines que no puede alcanzar por sí mismo; luego forma sociedades mayores para lograr fines
que las menores no están en condiciones de proporcionar. Cada sociedad es por definición
apta para lograr su objetivo o bien común particular. En caso contrario se disuelve o se
transforma en otra distinta, la cual sí es apta para lograr su fin.
La sociedad en estricto sentido tiene los recursos y los medios para alcanzar su fin, tiene a la
vez el derecho de buscarlo con libertad y autonomía, es decir, el derecho de gobernarse a sí
misma. Gobernarla es dirigir una sociedad hacia su fin o bien común, esto es lo que marca el
ámbito y límite de la autonomía de una sociedad. Se extiende a todo lo necesario para
alcanzar su fin de forma legal, equilibrada y sana.
1. Aquellas funciones que por naturaleza no podrán jamás ser tomadas por los
particulares, como representar a la comunidad entera (relaciones exteriores,
defensa, policía), y coordinar las relaciones jurídicas (la ley y su aplicación).
2. El rol subsidiario del Estado, es decir, aquellas funciones que pueden ser
realizadas por los particulares, pero que de hecho no las realizan en forma
satisfactoria. El Estado debe realizar estas funciones sólo cuando sean necesarias
o claramente convenidas para el logro del bien común.
ALBEDRÍO
Podría pensarse en la posibilidad de las decisiones de conducta del ser humano en busca de
la bondad, como sucede en una sociedad de ayuda mutua, pero eso no está de acuerdo con
la naturaleza humana, pues, al parecer, presumir, ser egoístas y rencorosos nos hacen poder
hacer y pensar en cosas nada sustanciosas. Sin embargo, dónde queda el deseo y la
motivación por tratar de ser mejor de forma libre y espontánea.
Es la base del desarrollo social y económico. El trabajo es dignidad humana, pues todo ser
tiene dos perfecciones, el ser y su finalidad. El hombre existe, tiene la primera perfección,
pero debe conquistar la segunda, y por ello debe trabajar. Por esto el trabajo es un derecho y
también una obligación para el hombre participativo del bien común.
El trabajo debe ser respetado y valorado por el hecho de ser ejercido por una persona, por
eso el salario justo le debe alcanzar al individuo para vivir dignamente, él y su familia, con
una razonable posibilidad de ahorro y, preferentemente, con pólizas de seguro para cubrirse
de riesgos e imprevistos y poder mantener su estatus de sobrevivencia.
La justicia general, distributiva y conmutativa busca el orden de las partes al todo, del todo a
las partes y de las partes entre sí, respectivamente. Las relaciones entre los particulares
deben regirse por criterios de justicia conmutativa.
Las prestaciones de las partes deben ser equivalentes, por lo que las remuneraciones, para
que sean justas, deben estar de acuerdo con el aporte del trabajador a la productividad
deseada.
Cuando el aporte de un trabajador lo lleva a obtener una remuneración insuficiente para una
digna subsistencia, el Estado debe completar la diferencia. Esto es así porque al Estado, en
virtud de su rol subsidiario, le corresponde distribuir entre los súbditos de la sociedad los
aportes y beneficios que recibe de estos mismos súbditos para el logro del bien común. Esto
debe hacerlo, según criterios de justicia distributiva y según las necesidades de cada uno.
Quizá se tenga una actividad que no sea la más apta dentro del cúmulo de virtudes que
pudiera desarrollar otro giro, lamentablemente la verdad es que difícilmente podemos
trabajar en lo que nos gusta y ganar lo que queremos.
CONCLUSIÓN
La EE es una alternativa viable para implementar nuevos conceptos e ideas que puedan
regular un mejor bienestar para la sociedad. Se dice que la única opción para evitar los
próximos conflictos sociales es diversificar las oportunidades de trabajo. Lamentablemente,
ante la falta de oportunidades y la cada vez más extensa separación de la riqueza, es
necesario crear conciencia EE en ese 2% de seres humanos dueños del 96% de la riqueza del
mundo, para que ofrezcan una nueva oportunidad a la casa de todos, nuestro dolido planeta
tierra.
Existen miles de millones de almas que divagan en llanto, soportando la miseria de la vida,
viendo que los buenos no lo son tanto, ni los malos tampoco, aunque la realidad es que a
diario mueren de hambre miles de seres humanos. Por eso son importantes las miles de
asociaciones, alianzas y organizaciones que contribuyen para mejorar la calidad de vida en el
sentido ético y en una formación, profesional y responsable, en el aspecto económico.