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MANUEL RESTREPO | 2018/03/19 00:01

Emprendedores exitosos, la historia se repite


El secreto del éxito empresarial radica en un número de principios que al ser conjugados de la manera correcta, logran ser la combinación
perfecta para crear negocios exitosos.

No obstante me sorprende que al día de hoy, seguimos observando libros, cursos y seminarios que siguen
“disfrazando” esos principios en términos más complejos y confusos, que terminan siendo más de lo mismo.
La historia empresarial es suficiente para identificar algunos de los principios necesarios para la creación de
negocios prósperos.

En la historia empresarial, es apasionante analizar particularmente los casos de los magnates más legendarios en
EE.UU de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, quienes construyeron en pocos años luego de la guerra civil, la
economía más poderosa del mundo. Personajes como Cornelius Vanderbilt, John D. Rockefeller, Andrew Carnegie, JP
Morgan, y Henry Ford, son prueba empírica de cómo el éxito en los negocios depende de la aplicación sistemática de
dichos principios.

Uno de los factores más críticos para desarrollar un negocio exitoso es identificar una necesidad y tener una visión
a la solución de dicho problema. Recomiendo al lector revisar el libro del autor Charles R. Morris, The Tycoons, o la
serie de History Channel, The men who built America, para aprender más a profundidad las biografías de cada uno de
estos hombres exitosos, los cuales es imposible detallarlos en la presente columna.

Sin embargo es fascinante identificar cómo cada uno de estos personajes identificaron dicha necesidad y la
consecuente solución: en el caso de Vanderbilt, la necesidad de transporte que daría paso al desarrollo de los
ferrocarriles, y la cual fue desarrollada posteriormente por Henry Ford con la masificación del automóvil; la necesidad
de luz y energía que daría paso al uso del queroseno y petróleo de Rockefeller, y que sería posteriormente promovido
por JP Morgan en la energía eléctrica con los inventos de Thomas Edison y Nikola Tesla. Otro ejemplo fue la urgencia
de crear infraestructura de mayor escala en un país de alto crecimiento a finales del siglo XIX, necesidad que sería
remediada por Carnegie con la implementación del acero para la construcción a gran escala.

En los casos de estos hombres exitosos, observamos que no sólo basta con identificar la necesidad e idear una solución,
también es imperativo la ejecución que se lleva a cabo para lograr un desarrollo exitoso. Muchas veces en el proceso
se tienen que asumir altos riesgos, retos, dificultades y fracasos que no muchos están dispuestos a enfrentar, y que
estos hombres persistieron con dicha ejecución hasta ver que su visión tuviera sentido para el mundo entero.

Es evidente que reinventarse es un elemento básico para el éxito de los emprendedores. Rara vez observamos que la
idea y visión original de un emprendedor es lo que los transforma en emprendedores legendarios. JP Morgan es uno
de los mejores ejemplos en este sentido, donde su conocimiento en la banca lo usó para apalancarse y crear otras
empresas en industrias completamente diferentes a su visión original, como General Electric y US Steel. Similar es el
caso de Andrew Carnegie, quien inició en la industria de ferrocarriles con su mentor Thomas Scott, y que logró
reinventarse ante el desacelere de la industria ferroviaria, y ser el promotor de la nueva era de infraestructura en
EE.UU con el uso del acero. Esto es lo que les permitió a estos hombres construir imperios empresariales en vez de
crear compañías con una vida limitada.

Los tiempos van cambiando, y ahora los grandes emprendedores los encontramos muchas veces en otras industrias y
creando diferentes soluciones al hombre actual. Sin embargo la historia demuestra que el éxito en emprendimiento
radica en aplicar los mismos principios: identificar la necesidad, crear y ejecutar una solución, y reinventarse en el
momento de ser necesario.

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