Esponsales de Griselda Armas Los XV años de Paola Martínez
y José Alberto González Con una enorme alegría, la señorita Paola Martínez Padilla ingresó al Santuario del Señor de la Misericordia, para agradecer a Dios por permitirle celebrar sus primeros quince años de vida rodeada de sus seres queridos. La quinceañera llegó al templo acompañada de sus padres, los señores Manuel Martínez y Baudelia Padilla, fungiendo como sus padrinos Salvador Franco y Teresa Padilla, sus chambelanes fueron Juan, Manuel, Cristian, Jesús, Octavio, Álvaro y Chema. En el transcurso de la ceremonia el sacerdote oficiante le habló a la jovencita sobre esta nueva etapa de su vida, señalándole que seguramente le saldrán muchas invitaciones, por lo que siempre deberá de tomar en cuenta los sabios consejos de sus padres, después de estas palabras la bendijo y la felicitó. Al Término de la misa la festejada y su comitiva se trasladaron a una terraza social en donde se ofreció una amena recepción. Ahí bailó el vals con sus chambelanes, su papá y algunos familiares, y segundos después el baile en donde los jóvenes se divirtieron hasta altas horas de la noche.
En el templo del Espíritu Santo en a la terraza Dulcería, en donde se ofreció
Tepatitlán, la joven pareja formada por una muy agradable recepción nupcial. la señorita Griselda Armas Pérez y José Alberto González García unieron sus vidas para siempre. Griselda llegó puntual a su cita más importante acompañada de sus padres, los señores Trino Armas y Petra Pérez, mientras que el novio la esperaba ansioso a los pies del altar acompañado de sus padres, los señores Alfonso González e Irene García. Fungieron como padrinos los señores Víctor Alfonso González, Elvia Huerta, Alejandro Armas y Delia Cabrera, las damas de honor fueron Elizabeth González, María Lizeth Padilla, Andrea Padilla, Ana Cristina Padilla, Susana Becerra y Jocelyn Amézquita. En el transcurso de la ceremonia el sacerdote oficiante con emotivo sermón exhortó a los novios a estar siempre juntos, a amarse y respetarse por el resto de sus vidas, y después de estas palabras los declaró marido y mujer, señalando que lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre. Después de la ceremonia los desposados se tomaron de los brazos y caminaron lentamente por el pasillo central hasta llegar al atrio, donde fueron recibidos por una lluvia de pétalos, y de ahí se trasladaron