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Arquitectura Del Manierismo
Arquitectura Del Manierismo
Hay tres aspectos fundamentales que llevan al surgimiento del manierismo: la reforma luterana, el “desplazamiento” de la
tierra desde el centro del universo y el hecho de que hombres de principios escultóricos se pasaran a la arquitectura.
La corrupción reinante en las iglesias, hizo que muchos fieles; desilusionados; se aparten de las formas tradicionales de
culto y fe, conformando una nueva rama religiosa denominada protestante, fomentada principalmente por pensadores
alejados del dogma cristiano. Cansados de ser víctimas de los “manejos” de la iglesia, los protestantes, encabezados por
Martín Lutero, afirmaban que la Biblia y no la iglesia, habría de ser la suprema autoridad religiosa, afirmación la cual, creó
un gran desconcierto espiritual, lo que sumado a una serie de descubrimientos, entre los que
se destaca que la tierra no ocupaba el centro del universo, sino que giraba en torno al sol,
tendió un manto de duda sobre todas las aseveraciones del pasado, lo que afectó también al
campo de la arquitectura. Ahora el hombre, sumergido en una época espiritualmente
inestable y desorientado, no esta seguro de las cosas y se encuentra en duda permanente,
tendiendo a la búsqueda de nuevas verdades. Desde el punto de vista arquitectónico, llevo a
los proyectistas a trascender las reglas vitruvianas que inspiraron a los hombres del
renacimiento, al punto tal de convertir a este nuevo movimiento arquitectónico llamado
manierismo (a la manera del autor) en la antítesis de su antecesor. La arquitectura
manierista es poco amiga de las reglas clásicas e incluso de las normas constructivas,
arriesgándose a apoyar sus columnas (que en la mayoría de los casos se disponen de a dos)
sobre pequeños voladizos en los muros, en vez de hacerlo sobre una base sólida. Estos
cambios (además de la reforma luterana y de los descubrimientos) se debieron en gran
medida a que hombres dedicados en un principio a la escultura y la pintura, se pasaron
luego hacia el campo de la arquitectura, por lo que no habían recibido una educación
convencionalmente arquitectónica. Sus principales exponentes fueron Miguel Angel (1475-
1564), Giulio Romano (1492-1546) y Andrea Palladio (1508-80), y en menor medida
Giacomo Vignola (1507-1573).
La arquitectura manierista no alcanzó ninguna verdadera tipología, el siglo mas bien se caracterizó por una
experimentación incesante, digno reflejo de las dudas e inseguridades generales del periodo. Es por ello que encontramos
autores que afirman que el Manierismo es solo una etapa de transición desde el Renacimiento hacia el Barroco, el hecho es
que la arquitectura manierista, se presenta como la antítesis de la serena perfección quattrocentista. Sigue empleándose el
mismo lenguaje clásico, pero el significado existencial es distinto. Las formas son usadas para demostrar la duda, el
conflicto y la tragedia por la que pasaba la humanidad en ese entonces, a causa de la caída de sus antiguas creencias y
valores. Es por ello que la armonía y el orden son reemplazadas por la tensión, el conflicto, la incertidumbre y el
desequilibrio propios de una sociedad sin orden cósmico, lo que se reflejó en su arquitectura: la adición estática de
unidades perfectas que caracterizó al espacio en la época renacentista, ahora se transforma en una relación dinámica de
elementos contrastantes o dicho de otra manera, una sucesión de espacios de carácter diverso, significativamente
relacionados. Como fruto de esto, los muros se transforman en una envolvente continua, que daba a los edificios el aspecto
de cuerpos musculares. Se produce un conflicto entre fuerzas verticales y horizontales (las primeras por lo general se ven
remarcadas con vigor mediante colosales pilastras y columnas y por las costillas de la cúpula) tornando al estático y
armonioso carácter renacentista, en una totalidad dinámica cargada de tensiones simbólicas. Las formas son ambiguas,
pudiendo tener distintos significados, según el ojo del observador.
A causa de esta nueva percepción de la naturaleza, poco a poco el espacio exterior va ganando protagonismo en el diseño
desarrollándose un nuevo tipo de edificio: la villa suburbana. Gracias a ella se produce una nueva relación activa entre el
entorno natural y el entorno creado por el hombre, así como una nueva organización dinámica de los espacios interiores.
En el arte se busca provocar en el observador emociones ambiguas e incompatibles, mediante representaciones frías y
siniestras, obras donde el artista expresa con ironía, burla, trasgresión y chiste, lo que estaba sucediendo en su mundo. Se
implementa la anamorfosis, una extraña perspectiva que deforma los objetos alargándolos.
Manierismo significa “a su manera” o “a la manera del autor”, por lo que cada artista ponía su “sello personal” en cada
obra. De ahí que encontramos una gran variedad de procesos y modos de expresión que hacen al pluralismo manierista.
La villa suburbana:
El gran congestionamiento de las que eran víctimas las ciudades cinquecentistas, hizo que los “grandes” palacios urbanos,
en realidad no fueran tan grandes, lo que llevó a la aristocracia a preferir un ámbito rural, en donde podían gozar de recintos
mucho mas amplios y abiertos, mediante los cuales se podía disfrutar de la naturaleza. Es así que al contrario del palacio
urbano, la villa suburbana era diseñada para formar parte del paisaje, o mejor dicho, para que el exterior se integre a la
composición, como un integrante mas del espacio. Se produce así una novedosa relación activa entre el entorno natural y el
creado por el hombre. La planta cerrada del palacio urbano, no encajaba con esta nueva función del entorno, por lo que se
la “abrió” para producir una vinculación entre ambos (palacio y entorno) conformando así una planta en forma de
herradura. Los volúmenes estáticos y autosuficientes del renacimiento, fueron abriéndose gradualmente y el interior
alcanzó una forma mas activa con su entorno. Se comenzó por unir el patio con un jardín posterior, mientras que la fachada
se mantenía cerrada. Así el edificio y el paisaje se ven unidos por un eje longitudinal, que es una extensión de la zona
privada, a la vez que produce la interacción entre el edificio y el ambiente.
La distribución de las villas se da en función del paisaje circundante, adaptándose a las formas del mismo, o permitiendo
visuales hacia las diversas situaciones interesantes que éste pudiera presentar.
Por lo general, la villa suburbana estaba situada en el punto de encuentro entre el mundo público de la ciudad y el mundo
natural del jardín y el paisaje (los suburbios).
La iglesia Manierista:
La búsqueda de integración y continuidad espacial típica de la villa
suburbana, tuvo con el tiempo, una gran influencia sobre la planta de las
iglesias. La planta central renacentista no se adecuaba debidamente a las
exigencias litúrgicas, por lo que surge la propuesta de volver a la planta
longitudinal en cruz. hubo también intentos de integrar esquemas
longitudinales y centrales, lo que derivó en una forma oval o elíptica, que
tendrían gran aplicación durante la época Barroca.
En general, el manierismo tuvo dos tipos básicos de plantas: la planta
longitudinal centralizada para iglesias relativamente grandes, y la planta
central alargada para iglesias mas pequeñas y capillas.
La articulación:
La nueva interpretación de los problemas espaciales, fue acompañada por una transformación radical de la articulación
plástica. Se siguen empleando los caracteres clásicos, los que son aplicados tanto en edificios religiosos como profanos.
Además de los cinco órdenes (que representaban distintos caracteres humanos), también el almohadillado (revestimiento de
piedra redondeada) desempeñaba un papel de relativa importancia, representando a la naturaleza y enfrentando a la obra del
hombre (los órdenes). Así, la obra de la naturaleza y la del hombre se ven interactuando conflictivamente, creando cierta
tensión simbólica sobre los muros manieristas, lo que perduró incluso hasta la época barroca.
las fachadas se conformaban de una hilera de semicolumnas dobles en planta alta, el cual apoyaba sobre una planta baja
pesadamente tratada mediante almohadillado. Pero en ocasiones esto se daba al revés, siendo el orden clásico, el que
sostiene al pesado muro almohadillado, poniendo al mundo “patas para arriba”. Con esto vemos que la pluralidad
manierista, se extiende también a la articulación.
Las columnas son dispuestas en par, en razón del gran “peso” simbólico que deben soportar. Hay un aumento de la
intensidad plástica hacia la parte media de la fachada, lo que remarca el eje longitudinal, el que se ve reforzado aun mas,
por la presencia de un pórtico de entrada. A su vez, el eje longitudinal y el pórtico de entrada producen una relación mas
activa entre el edificio y su entorno (ya sea urbano o rural) lo que muchas veces es acentuada mediante la adaptación
formal de la fachada al movimiento de la calle. Así, si la calle es curva, la fachada también lo será.
Villa Rotonda:
Edificio cuadrado con pórticos de columnas en cada una de sus cuatro fachadas, coronado con una cúpula rebajada, que
hace que los espacios se subordinan a un esquema de planta central (remarcada por dicha cúpula), relacionados
proporcionalmente a fin de formar un grupo rítmico, que “gira” en torno a la cúpula, a la manera de una calesita. Posee dos
ejes que se interceptan en la cúpula y marcan los cuatro accesos. Esta distribución aparentemente tradicional, no respondía
a los principios renacentistas de la repetición aditiva, sino que se daba en función del paisaje circundante, a fin de que cada
parte goce de bellísimas vistas.
Cúpula
Ábside
Entablamento recto
y columnas dobles
que refuerzan el
movimiento en
profundidad
Presbiterio
Cúpula
Capillas
Generalidades:
El espacio manierista se conforma de subespacios, cualitativamente diferentes entre sí, pero interrelacionados por su
carácter dinámico y por un eje que los nucléa. Así el espacio recuperó su carácter de lugar individual, pero combinado
con una continuidad ambiental. De hecho se dice que el espacio manierista es una “sucesión de espacios de carácter
diverso, significativamente relacionados.
La nueva percepción de la naturaleza, elevó al paisaje a la categoría de lugar, tornando al entorno en parte activa del
diseño, lo que determinó una apertura de la planta, a fin de posibilitar una relación mas activa entre las zonas humanas
y las naturales. Lo que se evidencia con mayor nitidez en las villas, en donde la vivienda y el paisaje interactúan
mediante ejes, que implican una extensión del interior de la vivienda hacia el mundo exterior.
Los ejes son la expresión del nuevo interés por el movimiento en el espacio.
La personalidad de cada ambiente se logró mediante la articulación y el uso de distintas formas y proporciones
espaciales. Cada uno de ellos era dueño de una forma que le era propia, distinta a la de los demás, y con una
decoración singular respecto de los otros.
La búsqueda de interrelación espacial, hizo surgir una nueva forma: la elipse o el óvalo, la cual esencialmente surge de
la integración de dos círculos. La elipse fue muy aplicada en el periodo siguiente (el barroco).
Durante la primera mitad del siglo XVI, contraste, tensión y conflicto dominaron la expresión artística. Las obras de
arte manierista han sido caracterizadas como “frías” y “siniestras”, y de los espacios manieristas se ha dicho que crean
una atmósfera “angustiante”. La forma manierista se basa en contradicciones y concreta significados basados en
conflictos no resueltos.
El hombre “divino” del renacimiento fue reemplazado por el hombre “terrible”, un ser que duda y teme.