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| i Adflanoeo Tomasint Bassous problema es que df sine también otra cosa, a saber, que “La tota- lidad de los hechd sinhles existentes determina [énfasis mio. ATB] también qué hevlffs singles no son existentes” Estos dos pronun- ‘cami sie eomipatities. De hecho, aqui esta preii- gurado el probe posteriormente Witlgenstein detectaré en relacién con los colores, esto es, que las adscripciones de colores, las cuales parvven ser de las més simples que encontramos en el len- ‘guj natural, no camplen con el requisito de independencia I6gica «que exige fa concepcién Iégica de las proposiciones. Si el que se dé el hecho Fu “determina” que no se dan las hechos Fb, Fo, été, €30 Sig-_ nifica que puedo inferir ~ FU’,’~ FZ, ete, a partir de Fa’. Lo qué esto indica es simplemente, primero, que el atomismo lgico radical de Wittgenstein es insostenible y, segundo y més importante atin, que © todala concepcién de las relaciones entre la logica y el lenguaje estén mal pensadas. El trabajo de desmantelamiento de dicha concepcién es algo que Wittgenstein realizara posteriormente. 1V) Consideraciones finales Lo que hemos prasentado es la concepcidn légica de la realidad, Ja cual en un sentido no es una concepcién en lo absoluto. Se trata més bien de la enunciacién de los requisitos que tiene que satisfa- cer cualquier construccién filos6fica que aspire a presentarse como ‘una ontologfa. En realidad, si nos fijamos bien lo que Wittgenstein esta hacienclo es mostrarnos que las ontologfas en el sentido tradi- cional en realidad son el resultado de programas de investigacion absurdos. La ontologia de la fisica cudntica no es la misma que la ontologia de la fisica clasica y no parece tener mucho sentido tratar de determinar cuél es la verdadera. Cudl sea nuestra ontologia dependera de qué aceptemos como nombres. A lo més que se podria aspirar seria a estipular que s6lo cierta clase de expresiones van a tener el status de nombres, pero eso es algo que clafamente ‘no Se puede determinar asi, sino s6lo con la experiencia. Lo tinico que sabemos 2 priori es cémo tendré que tomar cuerpo la ontologia por la que optemos, si pensamos que hay que elegir una, y.cémo habré de expresarse. Fsa es la leccién ontol6gica del Tractaius. % id. 205. 36 La Teoria Légica del Lenguaje 1) La perspectioa légica El Tractatus es un libro en el que las divisiones entre proposicio- hes estén dadas numéricamente, esto es, secuensialmente, y por lo tanto no contiene divisiones formalmente trazadas. Es de entrada imposible no sentir que su redaccién tuvo que haber sido el resul- tado de un esfuerzo hercileo de pensamiento. Las proposiciones «lel libro conforman grupos mas 0 menos discemibles, pero salvo ¢n algunos casos realmente claros no ordena al libro ninguna divi- nidn obvia. Quiza podamos con confianza aficmar, siguiendo a Russell, que en 2.1 emipieza Ia “teorfa del simbolismo”, pero en «lgnde termine ésta es précticamente imposible de decir. En parte /precisaiienté debido a las complicaciones generadas por un estilo Linico (y que en mi opinién, contrariamente a lo que muchos pien- wn, invita a ser imitado), la “teoria del simbolismo” puede ser entendida de muy diverso modo. Por ejemplo, en relacién con la hupuesta teorfa del lenguaje postulada en el libro, se ha visto en ella luna teorfa acerca de lo que serfa un lenguaje légicamente perfecto, lun lenguaje ideal, esto es, un lenguaje regido por la sintaxis ldgica, pero también se ha visto en él la teorfa de lo que esta implicito en ol lenguaje natural y, en verdad, una teorfa acerca del Ienguaje natural mismo. Dada las peculiaridades del estilo de escribir de Wittgenstein, podemos asegurar de entrada que précticamente walquier interpretacién podré encontrar apoyo en una u otra de us proposiciones del libro, a condicién claro esta de que se les con- fkdere en forma aislada. Pero, obviamente, no es a eso a lo que dobemos aspirar. Lo peor que se puede hacer en relacién con el ‘Tinctatus es considerar proposiciones 0 inclusive secciones en forma inconexa, elaborar una interpretacién sobre la base de tres 0 37 ALEJANDRO TomasoNt Bassots cuatro proposiciones que versen sobre el tema que nos ocupa olvi- dandonos del resto. Es precisamente por no disponer de la pers- ppectiva correcta respecto al todo del libro que lo tinico que se pue- en generar son, en ei peor sentido dei término, meras “interpreta ciones" del texto y uno de los problemas més tangibles con lectu- a8 asi es que siempre desembocan en el misterio, en las contradic- iones, en “explicaciones” increibles e insostenibles. Tenemos, pues, que encontrar el modo de deslindarnas de dicho proceder. La importancia de la lectura correcta del Tractatus se manifiesta de muchas maneras. Una de ellas es que vuelve redundantes cier- tos dilemas interpretativos clésicos. Por ejemplo, hay quienes con zo malos argumentos han sostenido que la columna vertebral del libro esté dada precisamente por la Teoria Pict6rica, en tanto que hay otros exégetas que han apuntado que la ontologia factual es lo fundamental. Formulada de manera escueta, la pregunta es: qué tiene prioridad: el mundo o el lenguaje, los objetos 0 las palabras, los hechos simples o las proposiciones elementales? Planteado de esa manera, el problema (silo es) no tiene solucién. ¥ si un proble- ‘ma asf no tiene solucién, lo mas probable es que la reconstruccién ‘que permite que el dilema se plantee sea errada. Por es0 nuestra labor se inicié con la busqueda de lo que seria la perspectiva correcta. Pero ghay tal cosa? ‘Ya desde las primeras paginas di una respuesta afirmativa a esa pregunta y sefialé que el titulo mismo del libro nos da una indica- ‘cign precisa de cual es la interpretacién deseada (tratado de filoso- fia que tiene como fadamento a la l6gica). Vimos también que ‘cuandé hablamos de légica en este contexto Io tinico que podemos tener en mente es el lenguaje de la légica clsicao, si se prefiere, rus- selliana, puesto que es en el marco de la logica de Russell que Wittgenstein trabaja. La idea es, por consiguiente, que el tni ceptable en la lectura del Tractatus es la investigacisn del simbol mo dela [6gica estandar, esto es, del célculo proposicional y del cél- illo de predicados de primer orden (la teoria general de la cuanti~ ficacién). Obviamente, la I6gica en el Tractatus dista mucho de ser concebida como Wittgenstein la concebiria 20 afios después, esto es, bésicamente como un montén de célculos. Como veremos en el capitulo dedicado a la légica, en el Thaclatus la légica tiene una rea- lidad inexpresable y es lo que, por si decirlo, estructura tanto la rea- lidad, como el lenguaje y el pensamiento. Por eso en el Tracts la logica es siempre la logica de la realidad y la I6gica’ del lenguaje 38 Lencuare Fsto hace ver que el dilema de qué tiene priotidad filosofica, si el lenguaje o el pensamiento 0 el mundo, es una pseudo dificliad: Por razones expositivas, Wittgenstein inicié su texto con considera- 7 tiones de orden ontoidgico y paso de éstas a las relativas al simbo- lismo en general y el lenguaje en particular. Pero desde nuestro punto de vista el orden de exposicién es contingente, es decir, Wittgenstein habria podido perfectamente bien proceder al revés, sto es, haber empezado con consideraciones acerca del simbolis. mmo, el lenguaje, la representaciOn, el pensamiento, etc, y de alli pasar a los temas de ontologia. Es por eso que el Tractatus es un ~siuiténitico hipertexto, péro esta caracteristica se explica s6lo porque | plataforma fundamental del libro Io proporciona algo que.no es nel lenguaje nil realidad y que podriamos Hamat Ta" perspectiva gia’ “Lo anterior tiene consecuencias nada desdeftables. Si entende- mos que literalmente la I6gica (en el sentido de “‘lenguaje canénico dle la légica’) es nuestro gufa, muchas cosas automaticamente se ‘cloran. Para empezar, se nos aclara por qué del Tractatus queda jpfoscrita absolutamente cualquier proposicién de cardcter empiri- to, No hay ninguna observacién empitica en el libro. El enfoque lispico eo y tiene que ser puramente forunal y tener como objetivo la ‘uunciacién de los rasgos necesarios del simbolismo, asi como en ‘bro contexto gener la enumeracién de los rasgos necesarios y Jpuramente formales de la realidad, es decir, de los hechos y de sus ‘bjetos. Esto explica por qué no hay ni podremos encontrar en el libro tesis 0 teorfas filoséficas, puesto que cualquier teorfa asf ten- Ari forzosamente que tener algiin contenido y la perspectiva logi- tis de Wittgenstein to aleja de eso. En segundo lugar, la perspectiva ‘yea nos ayuda a comprender de qué se ocupa Wittgenstein cuan- {Wo habla del lenguaje, el pensamiento y dems: é se estd ocupando {inlea y exclusivamente de la funcién Iégica del simbolismo én general’ en particular de la funcién logica del lenguaje. :Cudl puede ser ésta? La respuesta es obvia y en la primera parte del libro - © #l mismo proporciona los elementos para darla: la funcién légica = Wel lenguaje no puede ser otra que la representacién del mundo. Alora bien, hasta donde logro ver ni por asomo leg6 nunca ‘Wittgenstein a imaginar que esa era la tiniea funcion que desempe- 4 0 podria desempefiar el lenguaje. Afirmar algo ast habria sido ‘Witener algo grotescamente falso, declaradamente absurdo. Desde eyo «que con el lenguaje podemos contar chistes, contar chismes, | I — f I FP 39 ‘Austanpro ToMAsINt BASSOLS rezar, comprar comida en el mercado, vender autos, regatear con vmnover a personas, litigar, etc, pero en todos e306 casos ce oa ectmos ce desi i etida’Ahora ie, walidad es la totalidad conformada de los hechos existentes posit Wee (rvivimos en el planeta Tierra’) y pot los hechos enunciados vverdaderas (’Napoleén no nacié en que logicamente la inca funcién del alidad sigfifica s6lo que, desde un punto wie ota ldgico, la funci6n del lenguaje es la descripeién o enuncia- ‘én de hechos. Qué hagamos nosotros con nuestras déscripciones Hoiicchos serd siempré algo totalmente particular, personal, subje- fivo, empirico,confingente, pero cerlamente no logico. Las aplicn: ores del enguaje, por lo tanto, son algo de lo que el Tracialus de entrada se deslinda, se desentiende, jgnora. La Kigica no sirve como guia para el estudio de lo que es contingent, sino tnica y excust amente para la detecein y enuncacin de los rasgos necesarion, aquelo que se exarnine, En nuestro caso es el lenguajelo que est en en 6 ; ad Jo que es su investigacin logica del lenguaje, es deci, par den rica extudio legico de los signos el teiiio dave de Wrggenstin es Tuna palabra que munca ha sido conrectarnen te traducida al espaol. En las tres versiones oficiales de “Bid al ol ce tradutce este término como ‘figura’. Por razones que he saalo en diversas partes, que avancé en la Infroduceién y sobre las {que no regresaré (entre otras cosas porque son ato-evidentes),con- Aldero que dicha traduccion es grotescamente errada y, por ende, inaceptable. Mi propuesta alterativa pretende. ser a respuesta aertadaala pregunta: dado que la funcin Iogica del lenguae es la representacion de los heches: zen qué consiste dicha funcion? Teepuesta no puede ser “figurar hecho’, porque por Jo menos sin cere etencia de ninguna clase lo que en espatiol eso significa es sim- Plemente “fantasear’, que obviamente no es de lo. que se trata Prentamente no es en ineitara fantasear que consiste la funci6n I adel lenguaje. Lo que en cambio si me parece que podemos afi- saeece que dicha funcion consiste en algo ast como “modelar hechos” En realidad, eso es lo que Wittgenstein mismo afirma, eesne veremos en un momento, El problema a su vez con la palabra ‘modelo’ no es que sea inadecuada, sino que tiene dos inconvenien- ton En primer lugar es una palabra, cargada originalmente de mer- telismo, que Wittgenstein tomé de a obra de H. Hertz, The Principles 40 i b | | Lavcune, of Mechanics, y que, como en otros casos, aplicé de un modo propio, cléndole un giro ala nocién y de hecho generalizandola de un modo como Hertz, que fue quien la aeuit, nunca visualizé siquiera; y, segundo, exiie y eoté en ciculacion ia expresion ‘teoria de mode- Jos, que es el nombre de una rama de la logica asf como el estudio formal de diversas estructuras matematicas (aunque también la palabra ‘modelo’ se usa en las ciencias empiricas s6lo que de un modo ligeramente distinto). De ahi que presentar la posicién de Wittgenstein en el Tractatus como englobada en lateoria modelo’ 0 ‘teoria de modelos’ o ‘teoria del lenguaje como modelos, etc, real ‘mente no seria lo mas apto, To mids apropiads. Con base en'To ante rior, propongo traducir. ‘Bild’ como retrato y decir que la funcién légica del lenguaje es retratar hechos. Evidentemente, una vez relratados los hechos podemos hacer con nuestras descripciones lo que queramos, es decir, podemos manipularlas en funcién de los objetivos que persigamos. Asi, una vez enunciados los hechos de los. que queremos hablar podemos acomodarios de manera que la otra persona seria o lore, se asombyre o se aburra, trace inferencias a par- tir de ellos o amenace a alguien, y asf indefinidamente. O sea, la aplicacin o utiidad del lenguaje es mltiple y de lo més variado, Pero su funciGn Iégica eo siempre la misma: rotrafar Ia realidad. Naturalmente, sila funcién légica del lenguaje es retratar hechos, wales 0 meramente posibles, entonces Jo tinico relevante para el ‘studio I6gico del lenguaje son los valores de verdad: lo que l6gica- mente nos importa de un retrato es si representa correctamente una ituacién ono lohace. Nada més. Que el retrato, sea el que sea, ade- més cumpla con muchas otras funciones (gustarnos, conmovernos, Inieresamos, entretenemnos, ete) no es incompatible con su funcién pimordial', desde luego y por razones mis bien obvis, ittgenstein no dice nada al respecto. Parte del problema con el término original ‘Bild’ es que parece luna metéfora, cuando en realidad es un término técnico y que debe we tomado al pie de la letra yen forma estricta, porque es asf como Jo usa Wittgenstein. Muy probablemente, es por las asociaciones a {ye da lugar dicho término (fundamental en la filosofifa del len- - iuaje del Traciatus) que practicamenie nadie ha hecho suya oficiai- | Mente la posicién retraista defendida por Wittgenstein, pero es ~_ Muy importante entender que ello se debe a algo totalmente super- | fielal, es decir, al cardcter evocativo del término ‘retrato’. En reali- lacl, deseo sostener que practicamente todos los fil6sofos del len- al

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