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La Santería: algunas dificultades para su estudio.

Lic. Annette Aracelia del Rey Roa.


Departamento de Estudios Sociorreligiosos.
Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas.

Resumen
En este artículo, los lectores podrán encontrar consideraciones, dentro de la Sociología de la
Religión, para el estudio de la Santería en Cuba. La Santería, es una de las expresiones religiosas
de tradición popular más arraigada. En el artículo se tratan presupuestos que se encuentran en
debete dentro de este objeto de estudio; como son las cuestiones acerca de la cubanía o la
africanía, la transculturación o el sincretismo, entre otras cuestiones. El artículo referencia
bibliográficamente algunas de las posiciones que se asumen al abordar las problemáticas
anteriores.

Se incluye bibliografía.
2
Los estudios realizados dentro de la Sociología de la Religión, durante el transcurso de su historia,
han intentado dar respuesta, de manera científica, a los problemas concernientes a los fenómenos
religiosos; aquellos que explican la necesidad del surgimiento de las religiones para el hombre, como
formas de construir y apropiarse de su mundo.

La religión es un elemento más, sustantivo del proceso de vida real del sujeto; de la cual la
Sociología debe ocuparse como hecho sociológico, como un proceso de construcción de mundos en
el cual el hombre produce y se apropia de su vida.

En nuestro caso analizaremos algunas de las dificultades que se presentan al investigador en el


estudio de la Regla Ocha, la cual desempeña un papel importante en el proceso formativo de la
identidad cubana. Como es sabido este proceso se nutrió de diversos elementos transculturales, que
fueron señalados por Fernando Ortiz.

La transculturación.

Malinowski, en su artículo, donde valora el concepto orticiano de transculturación, señala que el


término utilizado hasta el momento por los funcionalistas, la aculturación; era un concepto que
introducía un conjunto de preceptos morales, normativos y valorativos que viciaban la real
comprensión del fenómeno; pues era en sí mismo etnocéntrico.

Sin embargo, el concepto de transcultuación, -conceptualizado por Ortiz- era un proceso mediante el
cual ambos elementos actuantes resultaban modificados, emergiendo una nueva cualidad compuesta
y compleja; un fenómeno nuevo, original e independiente. Aquí cada cultura se asume como activa y
cooperante.

El concepto de transculturación se define como un (...)proceso dialéctico del desarrollo de la


cultura en el transcurso del cual, de componentes de diferentes culturas primarias nacen
componentes de cualidad nueva determinado por relaciones sociales distintas de los que
causaron las culturas primarias.(Jutta, folleto)

Ortiz se ha asumido como el clásico que es, toda su prolífera obra ha servido como base empírica
conceptual al resto de los estudios posteriores. Es imposible adentrarse al estudio de estos temas,
sino se parte de Ortiz; sin embargo, ello no significa que se asuma sin la más mera y acertada crítica.

La Santería: ¿cubana o afrocubana?.

El término afrocubano introducido por Ortiz; ejemplifica claramente el análisis que queremos realizar.
¿Qué significa y qué ha significado el término afrocubano para los diferentes autores en sus
investigaciones?. Lo afrocubano en ellos denota una pre-condición ante lo verdaderamente cubano.
¿Por qué?. No es lo afrocubano un resultado del proceso transcultural que es formativo de una
cualidad nueva; entonces por qué el prerequisito de afro. La respuesta vendría rápidamente
encaminada al origen africano que el elemento al cual se califica como afrocubano posee. En este
caso la religión, específicamente la Regla Ocha o Santería.
3
¿Por qué la Regla Ocha es una religión afrocubana?. El mismo Ortiz la denomina así y sucesivamente
aparece en el resto de las investigaciones, muchas de ellas consideradas clásicas1. Aunque, nadie
pueda negar, pues salta a la vista la infuencia del catolicismo español; que no se basó únicamente a un
mero encubrimiento de los orishas africanos en los santos católicos. Este proceso transcultural en lo
que devino la Regla Ocha o Santería fue mucho más profundo y complejo. Entonces, repito por qué
afrocubana.

El término afrocubano en Ortiz deriva de su método positivista de principios de siglo y de la


implicación ideológica y teórica que se asume con esta corriente de pensamiento respecto a la
religión. Sin embargo, según como es definido, lo afrocubano estrictamente no sería un resultado
final del proceso de transculturación, como se ha tomado confundiendo el medio con el fin.

Lo afrocubano nos remite exclusivamente a la raíz africana de la cosa, su esencialidad; el cual


contiene un conjunto de prejuicios valorativos, normativos, morales, éticos e ideológicos. Lo
africano se enriquece o mejor se transforma, porque en sí misma ella era suficiente; afrocubano
minimiza la riqueza de lo que el hecho en sí contiene.

El origen de esto pudiéramos buscarlo en las causas y características de la entrada de lo africano, su


acción e influencia bajo su condición de subordinación y el carácter primitivo que se le adjudicó. La
consecuencia principal deriva precisamente del origen del problema, del carácter primitivo o primario
atribuido, que lleva a las investigaciones a dibujar una visión folklórica y primitiva de la cultura negra.

Actualmente, este tema se encuentra en gran debate entre investigadores y estudiosos tratando de
poder llegar a una definición común; uno de los términos más utilizados es el de origen africano,
aunque éste no lo define estrictamente.

La Santería si se le llama religión afrocubana por definición se está descartando el resto de tendencias
religiosas que en ella se contiene. Esta confusión parte de no encarar efectiva y desprejuiciadamente
al elemento africano dentro del proceso transcultural.

Si se ha reconocido que la Santería es una religión híbrida; entonces, ¿dónde está lo hispano dentro
de la definición de afrocubano?. Esto descontando la influencia menor del resto de tendencias
religiosas europeas y asiáticas. Se ha calificado a un producto terminal de la transculturación con un
medio devenido del propio proceso; que tampoco sería afrocubano sino negro2.

Entonces, es la Santería una religión afrocubana, no; es una religión cubana. La cual se nutrió
fundamentalmente de dos fuentes lo africano -fundamentalmente yoruba- y lo hispano. En Cuba se
amplía y se reduce formando un panteón religioso debido a la imposibilidad de los africanos de
1
Muchas pudieran ser las causas de esta conceptualización; desde un insuficiente desarrollo de la
Sociología cubana en la primera mitad del presente siglo que impedía hacer análisis más globales en
cuanto a contexto social y al cambio del componente humano que practican estas religiones; hasta a la
utilización de un método positivista que pondera la recopilación de datos.

2
Nos referimos a lo negro como los productos culturales, de los africanos transformados en el nuevo
contexto. Estos devinieron en formas transculturalizadas al relacionarse con otros productos culturales,
ampliando su univero simbólico y; el componente humano, poseedor de tales atributos, dejo de ser étnico y
racial, para convertirse en un nuevo producto.
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reproducir el medio étnico, socioeconómico y político original, con sus especificidades religiosas; y
de la esclavitud de la cual no logró escapar ninguno de los grupos integrantes del conglomerado
africano. Esto unido al sincretismo con el catolicismo que dió lugar a la Santería. ¿Cómo fue posible
este sincretismo afrocatólico?.

Los españoles que llegaron a Cuba fueron portadores de un catolicismo popular alejado de la
ortodoxia de la Iglesia. La vida de los emigrantes españoles en la Isla fue marcada por la liberalidad;
las leyes y las ordenanzas llegadas de la Metrópoli, a menudo no se cumplían. España quedaba muy
lejos para poder determinar la resolución y práctica efectiva de sus dictámenes.

Esta liberalidad evidenciada, también en la manera que se asumía el dogma católico; se basó en el
culto a los santos, la fe en el poder milagroso de las oraciones y conjuros, agüeros y ensalmos; en la
existencia de fuerzas maléficas de brujos o transmitidas de múltiples formas, entre otras el mal de ojo.
Estas experiencias religiosas no estaban alejadas en esencia de las del africano. Sin embargo, fue a sus
creencias a las que se les llamó supersticiones, cultos primitivos y paganos; por supuesto desde la
lógica del dominador.

¿Es la Santería una religión o un culto?.

Para responder esta pregunta, necesitamos diferenciar metodológicamente los conceptos culto y
religión.

Si la religión se define como la empresa humana que establece un cosmos sagrado; en el cual se
conjugan una teoría y una praxis religiosa, donde los individuos producen y reproducen una
cosmovisión explicativa de la Naturaleza y su realidad circundante -incluyendo la de su biografía-; el
culto serían los rituales específicos de esa praxis religiosa, la liturgia y la parafernalia para una deidad
determinada.

Por tanto, por definición no son conceptos idénticos que puedan cualificar ambos a un mismo
fenómeno, aunque no son excluyentes. El concepto de culto es una particularidad dentro de la
generalidad que representa el concepto de religión. No obstante, como toda concepto posee su
propia universalidad que lo hace tener vida propia. Pudiendo existir una manifestación cuctual que no
se adscriba a un sistema religioso específico.

Luego de esta explicación suscribimos la tesis que la Santería es un religión cubana. Intentando poder
explicarlo mejor en el transcurso del trabajo.

Si nos basamos en los conceptos expresados anteriormente, la Santería efectivamente establece un


cosmos sagrado; donde podemos encontrar y deslindar claramente la acción de cada orisha, su
posición y jerarquía dentro del panteón y con respecto a la Idea Suprema -Dios-, que en ella recibe el
nombre de Oloddumare3.
3
En la Santería, Dios es nombrado también como, Olofín y Olorún. Los practicantes utilizan estos
nombres indistintamente para designar al Todopoderoso; aunque su utilización está mediatizada por el
momento y lugar donde se mencione y a la cualidad que se quiera destacar de Dios.
Sin embargo, ellos solo representan partes específicas del poder de Dios, que se han dotado de
universalidad. El caso de Olorún es bien claro, significa el dueño del Cielo, la potencia del Sol; Olofín según
el apellido que lleve -Ayé u Orún- significa el dueño de la Tierra o el Cielo respectivamente.
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A pesar de que existen diferencias de manifestación en las diferentes Casas-


templo es reconocible una teoría en la cual se explica la actuación cósmica de
los orishas y como se debe adorar a cada uno y el por qué de esa forma; y
además, de numerosos cultos, pues cada orisha posee el suyo muy bien
diferenciado, y esto se observa en las diferentes ceremonias y rituales
religiosos donde cada orisha tiene un tratamiento diferenciado y complejo con
respecto a los demás.

Las diferencias de manifestación no son insolubles, muchas de ellas, entre


otras causas, han sido productos de la transmisión oral de la creencia; no
obstante en nuentra opinión los principales problemas se encuentran en la
ausencia de una organización institucional reconocible para todos los
creyentes y de una crisis de liderazgo donde no se ha podido encontrar un
líder reconocible igualmente dentro de todo el universo de creyentes.

¿A qué se debe la confusión entre culto y religión en la denominación de la Regla Ocha?. Esta
confusión se apoya en una dificultad empírica en el estudio de la Santería. La exacerbada práctica de
un culto respecto a otro que el que mira desde afuera parece ver, y la interiorización de la religión a
través del culto al orisha dueño de la cabeza del neófito o futuro iniciado -fundamentalmente
cuando no hay una tradición familiar-; pareciera que no existe una teología para la Santería.

Además, la impresión que no existe una norma de culto y que cada rama o Casa-templo actúa de
manera individual. Ello sólo es la apariencia del problema porque existen normas, símbolos y
atributos que son inviolables y que se han mantenido a lo largo del tiempo. Las diferencias de
aplicación de la norma no son esenciales.

Estas normas son establecidas a través del corpus literario de Ifá, donde los oddun son una
importante fuente teológica que sirve para explicar el propio ritual y da base al cuerpo de creencias;
además, de contenerse en el la cosmovisión específica de la religión. Estos oddun o signos sirven, a la
vez, para establecer una normatividad religiosa y, también, en la correspondiente medida social. Pues
contiene una variedad de historias o patakíes que narran momentos particulares de la vida de los
orishas, que se identifica y se traduce con el momento que vive el consultado.

La respuesta al problema que debe ser solucionado se complementa con diferentes ebbó -ofrendas-,
y los ewe o tabú que deben ser observados por el que busca la respuesta del oráculo. Es por ello que
en opinión de santeros y babalawos la función de los orishas es la de aliviar el peso de la vida del
hombre que ya ha sido marcada por el destino, el cual es invariable. Aunque se pueden producir
cambios sustanciales a través de procedimientos ritualísticos los cuales se conocen popularmente
como hacer brujería.

Oloddumare, significa aquel que poseyendo la perfección de las cualidades superlativas permanece
estable, seguro; es el dueño del Universo.
Todas estas denominaciones de Dios son producto quizá, a que los yorubas aún no tenían una elaboración
completa de la idea monoteísta de Dios. Y al llegar a Cuba y sincretizarse con el catolicismo esta evolución
de la religión fue violentada quedando diferentes nombres para una misma idea.
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Santería o brujería. Es posible una diferenciación...

Las investigaciones dedicadas al estudio de la Santería se encuentran ante otra dificultad. Su


identificación con la Brujería. La diferenciación entre ambas radica fundamentalmente en un principio
teológico: la Santería se basa en un pacto entre el hombre y el orisha que teóricamente es para hacer
el bien; la brujería es un pacto entre el hombre y un muerto que se considera como medio para hacer
el bien, el mal, o ambos a la vez. O, también, aquellos procedimientos ritualísticos que se realizan
para obtener un don o lograr un efecto determinado.

Otra diferencia es el uso que se hace de la magia. La Santería utiliza la magia como categoría
auxiliadora estructurada a través del resultado oracular, consecuencia del eminente realismo que le
es conferido a éste, además de constituir la base económica del sistema. En la Brujería la magia es el
fundamento de su existencia.

Incluso entre integrantes del complejo religioso Ocha-Ifá4, como mismo era en Africa, denominaban
brujos y brujería a aquellas personas y a las prácticas de tales, que utilizan la magia negra fuera del
sacerdocio. En las sociedades africanas los términos de brujería y brujo designaban a los agentes
antisociales o perturbadores, a un desnaturalizado; eran severamente castigados con la pena de
muerte y juzgados por los propios sacerdotes.

La religión de los yorubas -según Lachatáñere- debió ser traída por sacerdotes y altos personajes de
su sociedad, debido a la sabiduría que se requiere para la ejecución de sus ritos y los complicados
mecanismos de adivinación -ejemplificado con el cuerpo literario y adivinatorio de Ifá-. Pues, es
imposible que pasara a la gente del pueblo porque los asuntos religiosos lo manejaba la aristocracia.
La religión era un instrumento político engarzado en las relaciones entre el pueblo y el Estado. Este
tipo de gente sabía diferenciar muy bien la Brujería de la Santería.

Es posible que debido al proceso transcultural y de sincretismo se admitieran dentro del culto y las
prácticas religiosas de la Regla Ocha, algunos elementos de la Brujería por la relación de intercambio
que se estableció con otras formas religiosas; o que sus practicantes con el transcurso del tiempo
hayan incorporado a sus prácticas elementos de otras religiones para garantizar una mayor
efectividad al resultado de sus predicciones, aumentando su prestigio y las posibilidades
comercializativas de esta religión; y de la eticidad del creyente.

Todo ello fue posible porque las religiones africanas en Cuba se comportaron abiertas, espontáneas,
ansiosas de nuevas reinterpretaciones, dinámicas intrínsecamente -a pesar del hermetismo de sus
ceremonias para los no iniciados-; debido a la posición de subordinación y marginación social a que
fueron sometidas. Dando lugar a formas religiosas nuevas: las cubanas.

Santeros, paleros espiritistas o católicos. ¿Quiénes practican la Santería?.

¿Cómo es posible que un practicante de la Regla Ocha, también lo sea de la Regla Palo, el

4
De esta manera, se refiere a la Santería el profesor López Valdés, dividiendola en dos órdenes: la
Ocha, donde pertenecen los iyalochas y babalochas; e Ifá -que es jerárquicamente superior- donde se
encuentran los babalawos.
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Espiritismo o el Catolicismo?. Esta particularidad es exclusiva de estas religiones de origen africano
no se comportan en una relación espúrea sino paralela. Aunque cada caso exprese una concepción
integral del mundo, del hombre y de la relación orgánica entre ambos. No limita las posibilidades que
otro complejo religioso tiene para explicarlo también.

Esta característica de ser -en este caso la Regla Ocha- una religión abierta ha las influencias de otros
complejos religiosos. Le ha permitido enriquecerse, haciendo suyos sus dogmas, liturgia y atributos;
y le ha posibilitado su adaptación y resistencia en otro medio geográfico, económico, social y
político.

La aceptación del paralelismo religioso se toma como alternativa y complementación en la solución


de los problemas de la vida cotidiana. Para la religiosidad popular cada sistema es un canal de
comunicación con lo sobrenatural y por lo tanto, no es exclusivo, ni excluyente; sino paralelo. Su
ejercicio no está mediatizado por la compulsión: la práctica, el compromiso, y la participación en la
religión esta condicionado más por una voluntad personal o familiar, más que social -aunque se
observa un aumento en la significación social de la religión en esta década de los '90-. Pues no
existen requisitos formales o de práctica pública por instituciones para considerarse o no creyentes de
la Santería. Esto establece otra dificultad para establecer la real membresía diferenciando entre
iniciados y fieles.

La normatividad religiosa de la Santería no implica para sus devotos una rigurosa mediación en su
actuación social. Su conducta social esta determinada en alguna medida por su conducta ante las
deidades. No pretendiendo totalizar la vida social del hombre sino su vida religiosa. Es por ello que
ha podido subsistir en el tiempo conjuntamente con otros dogmas religiosos y con otras
determinaciones ideológicas que rigen y condicionan la vida del hombre en nuestra sociedad actual.

¿La Santería religión alienadora?.

La Regla Ocha no posee una escatología bien definida, pues no persigue una recompensa en la vida
de ultratumba sino una vida mejor en el mundo terrenal; para ellos este es el mejor de los mundos
posibles. Su función es solucionar diversas situaciones conflictivas en la vida cotidiana. El hombre y
su vida son el centro de sus teorizaciones y de la praxis. La relación que se establece, entre los santos
y el hombre, es directa, personal e íntima mediante una lógica de entrega y retribución ejercitada de
forma directa por el creyente o en su nombre.

La difusa estructuración de una escatología ha determinado que autores como Roger Bastide nieguen
en estas religiones la existencia de alienación. Sin embargo, la alienación religiosa no se verifica
únicamente en las estructuras escatológicas sino también, se advierte en la capacidad de alienación de
la vida cotidiana.

La sociedad es un producto de actividad humana colectiva. Como tal y sólo como tal,
se enfrenta al individuo como una realidad objetiva. Este enfrentamiento por
opresivo que pueda parecerle al individuo, exige la permanente internalización de
aquello en lo que se enfrenta. (Berger, 1971, p.104)

Esta internalización se produce a través de una conversación interna entre los dos componentes del
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yo, - el yo socializado y el no socializado -; y de un enfrentamiento externo entre la sociedad y el
individuo. Esta situación hace que el hombre cree la otredad tanto fuera como dentro de sí mismo
que es el resultado de su vida en sociedad.

La alienación de la vida cotidiana del hombre deviene de este hecho, como proceso por el cual se
pierde para la conciencia la relación dialéctica entre el individuo y su mundo. El individuo olvida que
este mundo fue y sigue siendo creado por él en colaboración. Invierte la relación real entre el hombre
y su mundo en la conciencia. El actor se convierte solo en aquello sobre lo cual se actúa. El
productor solo es aprehendido como producto. La actividad misma de creación aparece como un
proceso, un destino o un sino.

La alienación es:
 un fenómeno de la conciencia - de la falsa conciencia-. Su falsedad se basa en que el hombre
alienado aún es coproductor de los mundos en que vive mediante una actividad alienadora; pero
que es y sigue siendo su actividad;

 no sucede históricamente a ningún estado no alienado del ser. Pues la conciencia primitiva y la
infantil aprehenden el mundo sociocultural en términos esencialmente alienados - una a través de
la religión y la otra, por el mundo de los adultos -. Solo después aparece la posibilidad de captar
el mundo sociocultural como una empresa humana; pero solo como posibilidad;

un fenómeno diferente a la anomia. La alienación sirve para mantener sus estructuras nómicas
con particular eficacia; inmunizándolas con las contingencias de la empresa humana de
construcción de mundos. Como construcción propia del hombre, el mundo es intrínsecamente
precario en su realidad, pero como construcción alienada es el mundo en apariencia eterno.

La religión ha sido un agente poderoso de nomización porque ha sido, también, un agente poderoso
de alienación. Es por ello que por su profunda raigambre en la vida cotidiana de los hombres es la
Santería, una religión fuertemente alienadora.

La otredad que ella produce, como experiencia religiosa de lo sagrado, en comparación con la vida
humana y profana; no es a merced de una mejor vida ultraterrena -como abogan otras religiones-,
sino para una mejor vida terrenal a partir de la llegada del individuo a esta religión. Pues los santos
están para aliviar y mejorar la vida de los hombres ante los obstáculos que el destino ha marcado en
su existencia.

La aceptación de esta otredad como categoría de lo sagrado, la eleva al rango de una genuina
experiencia; en la cual el individuo dado el momento ya no puede disponer empíricamente de

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