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(2010) Corte Suprema de Justicia - Expediente No. 00611
(2010) Corte Suprema de Justicia - Expediente No. 00611
Magistrada Ponente
RUTH MARINA DÍAZ RUEDA
ANTECEDENTES
“(…)
“(…)
g.-) Que no está probado si el óbito del hijo del promotor del
proceso ocurrió en el inmueble de Aura Hernández o en otro de los
colindantes, “de dónde provenía la energía eléctrica que se la
produjo; las condiciones de las redes internas de la finca al
momento del accidente; en otras palabras, el demandante no
cumplió con la mínima carga probatoria, por tanto, el hecho
generador de responsabilidad no se demostró y con la mera copia
del protocolo de necropsia no se pueden suplir esos interrogantes
y menos endosarle responsabilidad a los demandados, ni siquiera
de manera presunta”.
R.M.D.R. EXP. 4700131030032005-00611-01 6
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
pero que iba yo a pensar que iban a utilizar la luz para ponérsela a
la cerca”. Igualmente asintió que el predio se lo tenía arrendado a
“los hermanos Ceballos Angarita, quienes lo explotaban en la cría
de cerdos y productos agrícolas”.
CONSIDERACIONES
h.-) Que Salomé Rico Ramos fue quien bajó el cuerpo sin
vida de Luis Eugenio Polanco Alvarado de la cerca que servía de
lindero al fundo La Granja y al contiguo.
i.-) Que la Compañía Generali Colombia Seguros Generales
S.A., había celebrado por esa época contrato de seguros con la
codemandada “Electricaribe”.
poste que no era redondo, era como cuadrado más bien, tan alto
no era, pero no sé la altura oficial tampoco para decir es bajo o
alto en relación con aquél”; desconoce si la única forma de utilizar
el servicio público era a través de las cuerdas que salían del poste
y que se controlaba con la cuchilla, “sé que Salomé operaba el
sistema”; no pagaba directamente la luz porque le entregaba el
dinero a la dueña para que ella lo efectuara; cuando devolvió el
lote a la propietaria le comentó que había una deuda de dos
meses pendientes (folios 315 a 319, abril 14 de 2009).
“(…)
providencia previa- que la copia sea expedida con tal carácter, así
como del secretario del respectivo Juzgado, quien cumple la
función de `extender la diligencia de autenticación directamente o
utilizando un sello´, precisando `que el contenido del documento
corresponde exactamente al que tuvo a la vista´, según lo
establece el artículo 35 del Decreto 2148 de 1983, tras lo cual
procederá a suscribirla con firma autógrafa, que es en lo que
consiste la autorización propiamente dicha (…) Establecidas, pues,
las condiciones bajo las cuales debe producirse este tipo de
prueba, para que ella tenga mérito probatorio, se requiere que
exista constancia de que los dos actos se verificaron, esto es,
tanto el relativo a la orden del Juez, como el concerniente a la
autorización del Secretario, dada la estrecha y acerada vinculación
que existe entre uno y otro”.
DECISIÓN
RESUELVE
Notifíquese y devuélvase
ACLARACIÓN DE VOTO
que “por regla general todo daño que pueda imputarse a malicia o
negligencia de otra persona, debe ser reparado por ésta ‘[...] el
postulado propio de la culpa que se halla ínsito en la norma ya
citada que es clara, inequívoca y contundente en determinar que la
indemnización o el reconocimiento del monto de los daños
padecidos tiene como causa el ejercicio de una actividad peligrosa
como la de conducción de energía eléctrica, sin incurrir en
desconocimiento de la voluntad expresa de la ley’”, que no calló,
tampoco excluyó el “elemento culpa [...] y muy seguramente habría
efectuado tales precisiones conceptuales explícitas en el texto”, y
la “presunción de culpa que ampara a los perjudicados con el
ejercicio de actividades peligrosas frente a sus victimarios les
permite asumir la confrontación y el litigio de manera francamente
ventajosa, esto es, en el entendido que facilita, con criterios de
justicia y equidad, reclamar la indemnización a la que tiene
derecho”.
“El artículo 2356 ibídem, que mal puede reputarse como repetición de
aquél, ni interpretarse en forma que sería absurda si a tanto equivaliese,
contempla una situación distinta y la regula, naturalmente, como a esta
diferencia corresponde. Así es de hallarse desde luego en vista de su
redacción y así lo persuaden, a mayor abundamiento los ejemplos que
aduce o plantea para su mejor inteligencia, a manera de casos en que
especialmente se debe reparar el daño a que esta disposición legal se
refiere, que es todo el que ‘pueda imputarse a malicia o negligencia de
otra persona’.
“Exige, pues, tan sólo que el daño pueda imputarse. Esta es su única
exigencia como base o causa o fuente de la obligación que enseguida
pasa a imponer.
“La teoría del riesgo, según la cual al que lo crea se le tiene por
responsable, mira principalmente a ciertas actividades por los peligros
que implican, inevitablemente anexos a ellas y mira a la dificultad, que
suele llegar a la imposibilidad, de levantar las respectivas probanzas los
damnificados por los hechos ocurridos en razón o con motivo o con
ocasión del ejercicio de esas actividades […]. De ahí que los daños de
esa clase se presuman, en esa teoría, causados por el agente respectivo
[…] Y de ahí también que tal agente o autor no se exonere de la
cuenta corriente para que el banco quede libre.’ (G.J. 1943, Pág.
73; G.J. T. CLII, Pág. 28). No interesa entonces la presencia o no
de culpa del banco girado, pues por imposición legal éste debe
correr con el riesgo de esa actividad y concretamente con los
riegos derivados del pago de cheques falsificados o alterados, la
que se reitera, es una responsabilidad objetiva, que se modera o
elimina en los casos atrás mencionados.”; en tiempos actuales,
pese a no calificarla como “objetiva”, ha precisado con acierto que,
la responsabilidad por productos defectuosos, es “especial”, “ex
constitutionis” y “sin culpa” (artículo 78 de la Constitución Política y
Decreto 3466 de 1982, artículos 26 y 36; cas. civ. 28 de julio de
2005, exp. 00449-01; 7 de febrero de 2007, exp. 23162-31-03-001-
1999-00097-01, [SC-016-2007]) y 30 de abril de 2009, exp. 25899-
3193-992 1999- 00629-01); y asimismo, en ciertos casos, la
derivada del transporte de personas (artículo 1003 Código de
Comercio) y el transporte aéreo 1827, 1842, 1880, 1886 y 1887 del
Código de Comercio), en éste, donde ni siquiera la fuerza mayor
exonera (cas. civ. de 14 de abril de 2008, radicación
2300131030022001-00082-01).
“[…]
Enciclopedia del Diritto, Vol. XXXIX, Milán, Doot A. Giuffré Editore, 1988, p. 1221 ),
Respetuosamente,
Bogotá, D.C.,
Septiembre 15 de 2010.
ACLARACION DE VOTO
EXPEDIENTE No. 2005-00611-01
Fecha ut supra.
ACLARACIÓN DE VOTO
Ref.: 47001-3103-003-2005-00611-01
Fecha ut supra