Está en la página 1de 2

ERRANTE ERRADO

Desolado en las arenas del tiempo camine y camine a través de monocromáticos paisajes,
que hacían más tormentoso mi exilio. Fui expulsado de mi pueblo natal por profetizar en
contra de nuestro líder y el divino salvador, fue allí cuando comencé este viaje, la verdad
desconozco el tiempo transcurrido, sólo recuerdo lo aprendido, el andar de mis pasos me
llevó a un sinfín de pueblos donde estudie las artes más antiguas, pero este conocimiento
jamás basto para mí, por ello nunca pude dejar este andar.
Durante mi viaje las heridas en mis pies se hicieron tan duras como la roca mas abrasiva, el
desierto no es un lugar acogedor para almas en pena, pero para aquellos que buscamos la
verdad, es tan fértil como el campo más sembrado.
Todos los días eran monótonos, el conocimiento se agotaba y mi sed por él se hacía
incontrolable, sin embargo hubo un día, un fatídico día donde todo cambio, mi camino a
través de las arenas me llevó a un pueblo que desconocía, “Ishmutt” era su nombre, su
escritura era diferente a cualquiera que hubiese visto antes, pese a esto, no presentaba
diferencia alguna con los cientos de pueblos que vi en mi andar, pero hubo algo que llamo
mi atención, una extraña puerta, de la madera más noble y brillosa que jamás hubiera visto,
pero no fue la puerta lo que me cautivo, sino el grabado en ella, el cual penetro en mi mente,
de un momento a otro me halle abriendo aquella puerta sin más que el permiso divino que yo
mismo me otorgaba, un segundo de sobriedad me hace recapacitar del peligro al cual me
exponía, sin embargo, sin darme oportunidad, como un relámpago en la oscuridad aparece
un misterioso anciano, solo reconocido por sus largas y sucias uñas, sus arrugadas manos y
unos ojos inquietantes, con la claridad de haberlo visto todo y solo desear el descanso, el me
pregunta “que buscas joven viajero”, a lo que le contesto “quiero saber lo mismo que tú sabes,
quiero ver lo mismo que tú has visto, quiero caminar por donde tú has caminado”, en aquel
momento el anciano lanza la carcajada más burlesca que jamás podre haber oído, de un
segundo a otro el misterioso anciano desaparece y el escalofrió mas retorcido me estremece
mientras siento como escamas recorren mi cuello, en la tenue claridad de aquel cuarto tras
esa misteriosa puerta logro ver una ponzoñosa serpiente negra enroscada a mi cuello, sin
comprender nada, la serpiente se acerca a mi oído, y con una maliciosa voz, me susurra “tú
sabes el precio del conocimiento”, solo bastaron esas palabras para deshacer cada temor en
mi ser, la desesperación solo al oír esa palabra consumió mi deseo, sin pensar en nada solo
pude asentir con mi cabeza, solo un gesto, un vago pero muy caro gesto dio pie a aquella
maliciosa criatura, para morderme, pero no fue dolor lo que sentí, sino libertad, la libertad de
sentir que mi materia trasgredía las leyes que rigen este mundo, en ese preciso instante el
viejo aparece ante mí con una expresión de gratitud que jamás espere, me abraza y me dice
“Al fin me das lo que más anhelaba, han transcurrido 437 años, desde aquel día, en que
desesperado por el saber, cómo tu page el precio más caro, el mismo que tu acabas de pagar,
suerte en tu andar y que otro bufón caiga como tu caíste”.

También podría gustarte