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RIBLA
REVISTA DE INTERPRETACIÓN
BÍBLICA LATINOAMERICANA
Nº 70
Biblia e Integridad
QUITO, ECUADOR
2011/3
Ecuador
00. Contenido 70:65 19/11/14 8:40 Página 3
Contenido
Mercedes Lopes.
Presentación 5
eLsA TAMez.
La integridad reflejada en una espiritualidad liberadora.
Un aporte de la Carta de Santiago 13
cArLos MesTers.
La humildad nos hace más semejantes a Jesús 24
Presentación
6 Presentación
El artículo de Zoila Melania Cueto Villamán pone de relieve la figura de Rispá, pre-
sentada en 2Sam 21,1-14. Con determinación y osadía, esta mujer clama por justicia para
sus hijos asesinados y tirados a un monte, en medio de las piedras, para que las aves de
rapiña se los coman y no queden rastros de tamaña atrocidad. El texto bíblico manipula la
imagen del Dios de Israel para justificar las acciones interesadas y deshonestas de David,
que entregó a estos jóvenes en manos de los gabaonitas, para ser ejecutados. La autora
muestra cómo el poder dominante utiliza el nombre de Dios para justificar esclavitudes,
asesinatos, abusos sexuales, robos, maniobras políticas e imposiciones culturales.
Juan Esteban Londoño nos ofrece un estudio sobre el uso de la lengua en el Primero
y Segundo Testamento. Empieza su trabajo con una provocante metáfora que evidencia la
gravedad del tema: la lengua puede dar vida o puede quitarla. El uso de la lengua es un
asunto reiterativo en la Carta de Santiago, indicando la necesidad de sabiduría en el uso
de la palabra. Sin sabiduría, el lenguaje puede destruir a las personas y a los proyectos de
vida. Para comprobar esta enseñanza bíblica, el autor recurre a muchos textos que mues-
tran la importancia de la intertextualidad en la interpretación bíblica, y recuerda la necesi-
dad de coherencia entre el discurso y la vida, entre la disertación y la acción.
Esteban Arias Ardila hace un estudio literario del libro de Nehemías e investiga su
contexto histórico, identificando sus protagonistas y los diferentes intereses que represen-
tan. Esclarece la identidad de los opositores al proyecto oficial y desvela sus motivaciones.
Expone el proyecto alternativo que ofrecen los opositores y exhibe las alianzas que esta-
blecen para alcanzar sus objetivos. Al concluir su artículo, el autor sugiere que el estudio
popular y comunitario de la Biblia puede contribuir a la búsqueda de salidas pacíficas para
el conflicto colombiano.
El tema desarrollado por Maribel Pertuz expresa un sentido abordaje al evangelio de
Marcos, a partir de la experiencia de las mujeres. La autora muestra la coherente y deter-
minada adhesión de las seguidoras de Jesús desde Galilea hasta Jerusalén. Incluye en esta
audaz e inédita aventura espiritual también a aquellas mujeres que se encontraron con
Jesús en momentos puntuales, como aquella que sufría de hemorragia, la sirofenicia, la
viuda que puso en el cofre del templo de Jerusalén dos moneditas, esto es, todo lo que
tenía para vivir…
El poético artículo de Agenor Gutiérrez Mairena propone el tema de la integridad y
la solidaridad como una construcción social, cultural y política, en un proceso de interac-
ciones, relaciones e interdependencia. Fundamenta su reflexión en el texto de 1Re 17,1-
18,2, donde las interrelaciones se amplían y se realizan entre seres humanos y naturaleza,
en tiempos y espacios diferentes. Convida, así, a una mirada englobante, no fragmentada,
en busca de sobrevivencia de todos los seres. Con este nuevo mirar, se teje la solidaridad,
a partir de las experiencias cotidianas.
El artículo de Mercedes Lopes ejemplariza la postura abierta e incluyente, necesaria
para transformar la realidad, generando una sociedad más humana. Para ello, ofrece un
estudio de Proverbios 9,1-6, donde la sabiduría es presentada con trazos de una mujer
competente, que construye su casa y prepara con esmero un banquete. Actitud que expre-
sa una espiritualidad de la casa, de los clanes, que se va tejiendo con hombres y mujeres
que reflexionan sobre Dios y sobre la vida, con los pies en la tierra. El texto de la sabidu-
ría personificada ilumina un nuevo paso que se necesita dar en el periodo del pos-exilio,
para la construcción de un futuro mejor para todos.
Mercedes Lopes
lopesmercedes@live.com
Brasil
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Resumen
Mucha gente defiende la tesis según la cual la corrupción es una falla de carácter nacional, un
trazo de identidad cultural de la sociedad brasileña. O, por analogía, y dadas las semejanzas
históricas y culturales, de toda América Latina. El presente artículo busca hacer una crítica a
la llamada corrupción política, vista como un fenómeno universal, presente en todos los rin-
cones del planeta. Muchas sociedades distintas a las nuestras, y algunas milenarias como
China, la India o la misma Italia (a pesar de ser latina), poseen niveles endémicos de corrup-
ción. Según datos de “Transparencia Internacional”, Haití y Venezuela figuran entre los vein-
te países más corruptos del mundo. ¡Y Uruguay está entre los veinte países menos corruptos!
Brasil está en el puesto número 69 en niveles de corrupción, dentro de un grupo de 176 países.
Abstract
Many people advocate the view that corruption is a national character flaw, a trace of cultur-
al identity of Brazilian society, and by analogy, due to the historical and cultural similarities,
throughout Latin America. This article offers a critique of the so-called political corruption,
seen as a universal phenomenon, present in all corners of the globe. Many societies different
from ours, and some ancient as China, India or Italy itself (despite being Latina), have endem-
ic levels of corruption. According to "Transparency International", Haiti and Venezuela are
among the twenty most corrupt countries in the world. And Uruguay is among the twenty
least corrupt countries! Brazil is ranked 69th in corruption levels, within a group of 176 coun-
tries.
1 Jorge Alexandre Oliveira Alves, 40 años, licenciado en Ciencias Sociales por la UERJ, con especialización en Sociología por la
Facultad de Educación de la UFRJ. Es profesor de Sociología en el IFRJ (Instituto Federal de Rio de Janeiro). Jorge es miembro
del equipo de organización del Curso de Rio y de los encuentros ecuménicos de formación pastoral.
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obtienen algún tipo de ventaja financiera o material, al mismo tiempo que viola el Dere-
cho. Ciertamente, ese comportamiento tiene dañinas implicaciones para la sociedad, toda
vez que la Ley y el Derecho son burlados y debilitados en función de intereses particula-
res, a despecho de potenciales prejuicios para la colectividad. Tal cual vemos en las prác-
ticas de nuestros agentes públicos, sean funcionarios del Estado o dirigentes políticos,
desde la “cervecita” o el “café” ofrecidos al guardia de tránsito brasileño o al “regalo”
pedido por el policía federal en México.
También, aunque con menos frecuencia, se oye hablar de la corrupción moral. Es
decir, de las actitudes individuales reveladoras de una moralidad fuera de los patrones
aceptados sociales, reflejando una teoría ética que se vacía por completo del concepto de
bien común. Es por ello que, si escogemos desarrollar una reflexión acerca de la corrup-
ción a partir de esta clave de lectura, corremos el grande riesgo de caer en la negligencia
de aspectos socio-colectivos que permean la corrupción, reduciéndola apenas a una cues-
tión de comportamiento individual, como si el problema se resumiera en una falta perso-
nal de carácter. Por lo tanto, si deseamos entender este fenómeno en la esfera de las rela-
ciones humanas, debemos partir de sus contenidos socio-antropológicos.
El caso brasileño
Si deseamos entender el impacto causado por la corrupción en la cultura y en la
sociedad brasileña, debemos mirar el proceso de formación de nuestra identidad social a
lo largo del tiempo. En otras palabras, tenemos que descifrar la constitución de nuestra
carácter nacional, aquello que los antropólogos llaman la “brasileñalidad”, volviéndonos
capaces de entender la manera cómo lidiamos con la cuestión de la corrupción en la actua-
lidad.
La cuestión clave en la discusión de la identidad nacional brasileña para entender el
problema de la corrupción está en aquello que Roberto DaMatta llama el “dilema brasile-
ño”. La elección política por un aparato legal de base republicana, basado en la ciudada-
nía y en el presupuesto de la igualdad básica de todo brasileño es traspasada por una men-
talidad aristocrática, de relaciones sociales fundamentadas en la amistad y en el favor. Eso
hace que vivamos una dualidad entre la igualdad y la ley, por un lado, y el prestigio deri-
vado del estatus social y el compadrazgo, por el otro. Así, al mismo tiempo que el impera-
tivo legal de la igualdad es propuesto, los intereses privados y las relaciones de amistad,
posición social y poder económico hacen que en la práctica aquellos que tienen mayor
poder económico y/o mayor prestigio social, sean “más iguales” que el resto de la socie-
dad.
Así, las relaciones sociales entre la esfera privada –los intereses familiares basados en
la informalidad y en la proximidad personal– y la esfera pública, impersonal –los intere-
ses colectivos– ocurren dentro de una dinámica que es muy particular en nuestra sociedad.
Sin embargo, como América Latina es heredera de una colonización cuyos elementos son
muy semejantes, es posible afirmar que algunos aspectos de la historia social brasileña y
de la construcción de su identidad social pueden ser encontrados en otras sociedades del
continente.
De otra forma, podríamos decir que en la sociedad brasileña conviven dos mundos
distintos, pero complementarios, que podrían ser asociados a dos espacios físicos cargados
de simbolismos: la casa y la calle. El mundo de la casa representaría la esfera privada de
la sociedad, donde prevalece la lógica de las relaciones familiares, con una jerarquía que
se define por la edad y por el género, en el cual cada uno sabe cuál es su lugar, donde todos
son, de alguna manera, “alguien”. En la casa, todos somos ciudadanos y ciudadanas.
En contrapartida, el mundo de la calle sería la representación del espacio público, de
la impersonalidad y del universalismo de la ley, el lugar de la indiferencia y de la insegu-
ridad, pues el individuo deja de ser “alguien” para volverse más una multitud imperso-
nal. Sin la red de relaciones de patrón familiar perdemos nuestra identidad para volvernos
“nadie”. Aquí, la disolución de la jerarquía de la casa puede representar la pérdida del
lugar, una vez que los papeles sociales quedan indefinidos. De esta manera, lo que en otras
sociedades, sobre todo las de patrón anglosajón, significó conquista, aquí se vuelve pérdi-
da de privilegios. Consecuentemente, en la calle somos reducidos a la condición de sub-
ciudadanos, sin estatus, ni privilegios, exactamente porque nos volvemos iguales a todo el
mundo.
Ahora bien, esos espacios físicos y las esferas de lo privado y de lo público existen en
cualquier sociedad, sea compleja o de base industrial. Lo que en Brasil es peculiar. Aquí
está el drama que se materializa en el dilema, en la ambigüedad brasileña: la forma por la
cual la casa y la calle se relacionan. En la sociedad brasileña hay una subordinación de la
esfera pública por la lógica personalista de los intereses privados. Dicho de otra manera,
la casa subordina y se apropia de la calle. La esfera colectiva es incesantemente reducida a
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las demandas de grupos y de individuos que ven en lo público un lugar para la satisfac-
ción de sus necesidades personales.
Al mismo tiempo, adoptamos formalmente un sistema legal basado en presupuestos
igualitarios, a los cuales muchas veces apelamos cuando nos sentimos perjudicados den-
tro de la jerarquía social. Pero, cuando somos beneficiados nos gusta exhibir nuestro pres-
tigio, volviendo explícitas nuestras relaciones de amistad que nos favorecen, y así camina-
mos paradójicamente bajo dos éticas: una particularista y otra personalista. Esto ocurre
porque a los latinoamericanos, desde muy pequeños, les enseñan a ser “alguien” en la vida
y por su país. Al final de cuentas, ¿a quién les gustaría cambiar y ser visto por los demás
como un “don nadie”?
Tal mentalidad es llamada patrimonialismo por los cientistas políticos, y tiene sus
raíces históricas en las monarquías absolutistas de la península ibérica. Portugal y España
formaron sus proyectos coloniales de forma muy parecida, cuyos principales beneficiados
era la realeza y sus aliados, los nobles. Las instituciones legales del período colonial exis-
tían para hacer valer los intereses de los reyes ibéricos y sus colaboradores más próximos.
Las rupturas que resultaron de la independencia de las colonias, apenas significaron la
sustitución de una élite patrimonialista por otra –excepto en Haití2. En el caso brasileño, se
mantuvo la forma monárquica de gobierno, con la misma familia real de la metrópoli por-
tuguesa.
En esto reside tal vez uno de los elementos comunes más poderosos que aproxima
culturalmente a todas las sociedades latinoamericanas. La mentalidad patrimonialista que
ve a la esfera pública como mera extensión de los intereses privados. La “calle” no perte-
nece a nadie en concreto, pertenece al Estado –como si ese ente no tuviese nada que ver
con nosotros–. Por lo tanto, podemos tener dos actitudes frente a él: o no cuidamos de lo
que es público, pues es del Estado y él debe cuidarlo o, como no es de nadie, nos apropia-
mos de las parcelas de la esfera pública en la misma lógica patrimonial que está a la raíz
de nuestra formación histórica. Y esto ocurre en todos los estratos sociales, desde el mora-
dor del conjunto popular que se apropia del área colectiva, para aumentar el tamaño de su
cocina o para abrir un mercadito. Esto ocurre también con los moradores de las áreas ricas
que se asocian para colocar muros y restringir el acceso a calles que son públicas, hacien-
do uso del a seguridad privada para hacer valer sus intentos.
Es a partir de ahí que podemos explicar el fenómeno de corrupción. Este no es más
que uno de los desdoblamientos perversos del patrimonialismo que permea nuestra vida
social. Si prevalecen intereses privados en la esfera colectiva, si en la espera pública no con-
seguimos ser impersonales, sino que somos personalistas, ¿cómo establecer una sociabili-
dad pautada en la igualdad, en la democracia y en el mérito? Más fácil es el favor, la “com-
ponenda”, el compadrazgo, la amistad, en detrimento de la ley. Y todo ello redunda en la
corrupción política, la propina, el soborno, los negociados, la sobrefacturación, las mili-
cias… En eso radica nuestro dilema.
Por otro lado, esa misma lógica nos volvió capaces de desarrollar soluciones creati-
vas para impases que no estaban previstos en la ley o en la impersonalidad necesaria en la
esfera colectiva. Así, el olvido de un documento importante para la contratación de un tra-
bajador podía solucionarse trayéndolo después, se puede dar un estímulo a desconocidos,
en la puerta de una facultad o en los encuentros pastorales, se puede pedir al chofer de un
2 El proceso de independencia haitiano fue consecuencia de una revolución liderada por esclavos y ex-esclavos, contra el poder
colonial francés.
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autobús que pare justo frente a la señal de tránsito, se puede preferir la conciliación al con-
flicto abierto... Estas también son formas de redimensionar la esfera pública, a partir de un
patrón de relaciones sociales basado en la dinámica de las relaciones familiares, íntimas.
Tales elementos, en la sociedad brasileña son vistos de forma positiva, de la misma
forma que cuando recomendamos a un amigo para un empleo, y él es contratado gracias
a nuestra recomendación. O cuando usamos equipos de trabajo, de la escuela o de la parro-
quia para fines personales, y nadie ve eso como algo ruin. En fin, estos también son efec-
tos, aunque positivos de esa relación entre lo público y lo privado. La ambivalencia del
patrón de sociabilidad típico de la cultura brasileña también ocurre en esa perspectiva de
las relaciones interpersonales.
Construimos una cordialidad que nos permite llamar a cualquiera por su primer
nombre (y no el sobrenombre, como en Europa o en la América Anglosajona), besamos,
abrazamos, tocamos a cualquier persona que acabamos de conocer. Una persona, cuando
es invitada a una fiesta puede llevar a un invitado extra, sin que eso sea visto de manera
negativa. Cuando recibimos una crítica impersonal, lo tomamos del lado personal… Aquí
también reside un modelo de vida social donde lo que importa no es el individuo en sí
mismo, como lo defiende el ideario liberal iluminista, sino las relaciones que somos capa-
ces de construir. Ellas, más allá de los bienes y el poder adquisitivo que poseemos, esta-
blecen jerarquías en la sociedad.
Pero, de cualquier forma, en nuestro caso la corrupción que encontramos en la polí-
tica, termina siendo una reflexión de nuestra mentalidad y de nuestra organización social.
Guardadas las debidas proporciones, operan en la misma lógica (patrimonialista) de las
pequeñas fragilidades cotidianas, como usar una vacante del deficiente transporte públi-
co y del estacionamiento de un centro comercial, hacer “doble contabilidad” en las empre-
sas, evadir impuestos justificando la acción debido a la corrupción política, apropiarse de
la calzada que es pública, como si fuera propia. Hacer conexiones clandestinas de agua y
de electricidad, pagar al chofer menos de lo que cuesta el pasaje del autobús y no pasar el
trinquete… la lista es enorme…
Quien acumuló poder económico y obtuvo poder político promueve un gerencia-
miento del Estado de forma tal que pueda perpetuar su propio poder, beneficiándose del
aparato gubernamental. El capitalismo brasileño adquirió una forma patrimonialista, se
puso a favor de una mercadería valiosísima, pero que como en todo el mundo, produce
desigualdades y concentra ingresos. Mientras tanto, por aquí la jerarquía económica es
potencializada por las jerarquías constituidas por la relación entre el mundo de la casa y el
mundo de la calle.
¿Y el futuro?
El desafío es saber si es posible conciliar tales aspectos positivos con una efectiva
implementación de la ciudadanía y de la democracia. En este sentido, soy bastante opti-
mista con relación a nuestro futuro. Nuestro poder de realización reside en la enorme resi-
liencia de los que forma parte nuestra Patria Grande, cuyos pueblos resistirán con gallar-
día el peso de la colonización europea y del patrimonialismo que permeó nuestra forma-
ción social. De la misma forma que el capitalismo en Brasil asumió contornos particulares,
es posible superarlo con una nueva ciudadanía, capaz de delinear la igualdad plena, sin
perder esa capacidad de improvisar, que soluciona cualquier impase.
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Bibliografía
DAMATTA, Roberto. A Casa & a Rua: espaço, cidadania, mulher e morte no Brasil. 5. Ed. Rio
de Janeiro: Rocco, 1997.
__________. O que é o Brasil? Rio de Janeiro: Rocco, 2004. – (coleção cidadania)
FAORO. Raymundo. Os donos do poder: formação do patronato político brasileiro. 3. ed. Porto
Alegre: Globo, 1976.
__________. A aventura liberal numa ordem patrimonialista. Revista USP, n. 17, p. 14-29, 1993.
HOLANDA, Sérgio Buarque de. Raízes do Brasil. 26 ed. Rio de Janeiro: José Olympio, 1994.
(Documentos brasileiros, v. nº, 1)
QUINTANEIRO, T.; BARBOSA, M. L.; OLIVEIRA, M. G. M. Um toque de clássicos: Marx,
Durkheim e Weber. 2. ed. ver. amp. Belo Horizonte: Editora UFMG, 2002 (Aprender)
Transparency International (ONG). Global corruption barometer 2013. Disponível em <
http://www.transparency.org/gcb2013>. Acesso em 05 ago. 2014
WEBER, Max. Economia e sociedade: fundamentos de sociologia compreensiva. 2. v. Brasília:
UnB, 1999.
Elsa Tamez
Resumen
La autora analiza la espiritualidad en la carta de Santiago. Se centra especialmente en los tex-
tos 1,26-27; 2,1-26 y 3,1-12. En su análisis constata que para Santiago no debe haber ninguna
división entre la ética y la fe. La vida espiritual del verdadero seguidor de Jesús se muestra en
sus obras y en su modo de ser íntegro. La integridad se da tanto en el control de las palabras,
como en la solidaridad con los más necesitados. La integridad muestra la verdadera fe. San-
tiago es radical en este punto, al grado de cuestionar la salvación de aquellos que dicen que
tienen fe, pero que en su decir y hacer no muestran esa fe auténtica. En conclusión, para San-
tiago la fe no salva a las personas que no son solidarias y/o no controlan su lengua. Esto es
porque su fe es falsa.
Abstract
The author analyses spirituality in the letter of St. James. It is centered specially on the texts
1.26-27, 2.1-26, and 3.1-12. In her analysis she finds that for St. James there should be no divi-
sion between ethics and faith. The spiritual life of the true believer of Jesus is shown in his
doings and in his way of being righteous. Integrity is proved both in the control of the words,
as in the solidarity towards the neediest. Integrity shows the true faith. St. James is radical at
this point, , to the extent of questioning the salvation of those who say they have faith, but their
saying and doing does not show authentic faith. In conclusion, to St. James faith does not save
those who are not solidary and/or do not control their tongue. This is because their faith is
false.
1 El grueso de este artículo ha sido publicado en un libro preparado en honor a Néstor Míguez.
2 “Las doce tribus de la diáspora” es una metáfora para referirse a sus destinatarios judeo-cristianos que viven en distintos luga-
res del Asia Menor. Cp. TAMEZ Elsa, No discriminen a los pobres. Lectura latinoamericana de la Carta de Santiago, Navarra: Verbo
Divino, 2008.
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3 Pobres y ricos en la epístola de Santiago. El desafío de un cristianismo profético, Buenos Aires: LUMEN/ISEDET, 2005, pp. 130-136.
4 Ibídem, pp. 130-136.
5 James. Wisdom of James, disciple of Jesus the sage, New York: Routledge, 1999, p. 63.
6 The Letter of James: a new translation with introduction and commentary (The Anchor Yale Bible), New Haven & London: Yale Uni-
versity Press, 2005.
7 Ibid., p. 131-132.
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Si el centro es, por lo general, algo para subrayar, la enseñanza fundamental apunta
a la fe o religiosidad genuina: la coherencia entre el llamarse cristiano y el demostrarlo en
la práctica cotidiana.
Ahora veamos los puntos de la estructura más cercanos al centro, de manera ascen-
dente y descendente. Vamos a ver cómo estos temas están en sintonía y reiteran la impor-
tancia de una espiritualidad íntegra e integral.
Espiritualidad y solidaridad
En el centro de la estructura vimos que el cristiano ha de distinguirse por su integri-
dad o coherencia entre lo que dice y lo que hace. Si vamos hacia los temas cercanos que
están arriba y abajo notamos que hay una saturación de sentido en cuanto a la vida espi-
ritual del creyente, marcada por el centro de la estructura. Recordemos que los enunciados
de arriba anuncian los temas, mientras que los de abajo, es decir las letras primas, los desa-
rrollan.
El tema inmediatamente anterior es el culto puro e inmaculado H (1,27). A primera
vista, por la terminología, un lector moderno pensará en la perfección del culto, la alaban-
za correcta a Dios por medio del canto y la sinceridad de corazón al dedicar el culto a Dios,
y podemos añadir la ausencia de malos pensamientos, especialmente a nivel moral, etc.
Sin embargo, el autor ve esta parte como un lado de la moneda, como una parte incom-
pleta que pierde su sentido si no se da la otra parte: la muestra concreta del amor al próji-
mo más necesitado. A este tema del culto, anunciado aquí, corresponde la sección H´ (2,14-
26), donde el autor lo desarrolla ampliamente, con ejemplo y fundamentación de la Escri-
tura.
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Veamos H (1,27) con más detalle. La forma quiástica visibiliza mejor el contenido:
A. La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta:
B. Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y
A´. guardarse sin mancha del mundo.
La religión pura y sin mancha (A) y el guardarse sin mancha del mundo (A´) forman
el marco del mensaje central, que es B: socorrer a los huérfanos y viudas. Como se puede ver,
no se trata de la pureza ritual judía, ni de la perfección de la piedad a través de los ritos de
la religión oficial romana de aquel tiempo, sino de una pureza ética8, que se aparta de los
valores corruptos del mundo9.
Huérfanos y viudas eran los representantes de los más necesitados. Dios aparece
como el Padre de los huérfanos y, por inferencia, como esposo de las viudas. El sentido es
que Dios es quien vela por ellos a través de los que practican la religión pura. Para el autor,
la religiosidad o espiritualidad auténtica es aquella en la cual la pureza de corazón y la
honestidad se muestran en la práctica del amor al prójimo.
Obviamente, en el texto encontramos ecos del profeta Isaías cuando habla del ver-
dadero ayuno (Is 58,5-8). Vale la pena citar el poema:
¿Creen que el ayuno que me agrada
consiste en afligirse,
en agachar la cabeza como un junco
y en acostarse con ásperas ropas sobre la ceniza?
¿Eso es lo que ustedes llaman “ayuno”,
y “día agradable al Señor”?
Pues no lo es.
El ayuno que a mí me agrada consiste en esto:
en que rompas las cadenas de la injusticia
y desates los nudos que aprietan el yugo;
en que dejes libres a los oprimidos
y acabes, en fin, con toda tiranía;
en que compartas tu pan con el hambriento
y recibas en tu casa al pobre sin techo;
en que vistas al que no tiene ropa
y no dejes de socorrer a tus semejantes (DHH)
Para el profeta, uno está lleno de Dios cuando lo muestra en su relación con la comu-
nidad. El profeta termina la sección con una hermosa afirmación: “Entonces brillará tu luz
como el amanecer y tus heridas sanarán muy pronto. Tu rectitud irá delante de ti y mi glo-
ria te seguirá” (58,8 - DHH). Lo que expresa el profeta alude a una profunda experiencia
espiritual: hacer justicia por el camino donde andamos y sentir la gloria de Dios como reta-
guardia; irradiar la luz de Dios como el alba y sentir cerca la salvación, o todo tipo de sani-
dad.
Sigamos con Santiago. En H´ (2,14-26), el autor se expande y aclara con ejemplos con-
cretos y fundamentos bíblicos lo que aquí apenas ha anunciado. La pregunta que hace el
autor a sus destinatarios es la siguiente: ¿puede salvar la fe o aquella vida espiritual que
no se muestra a través de las buenas obras? Como la pregunta es retórica, requiere una res-
8 James, Baker Exegetical Commentary on the New Testament, Grand Rapids: Baker Academic, 2009, p. 128.
9 Bauckman, p. 146.
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puesta negativa: “Esa fe no salva”. Después de dar un ejemplo de la vida diaria, y dos
ejemplos de personajes modelo de la Escritura, concluye otra vez afirmando que no puede
salvar una fe de ese tipo, porque está muerta. Veamos ahora los detalles.
El argumento es elaborado en tres etapas; al igual que en la sección X del centro de
la estructura, la primera etapa (2,14-17) parte de un ejemplo de la vida diaria entre los cris-
tianos: si en la congregación hay hermanos o hermanas que no tienen abrigo ni comida, y
se les desea el bien pero no se les da lo que necesitan, de nada sirve la fe o su vida espiri-
tual. La afirmación contundente de que no salva aparece enmarcada al inicio, en el 2,14 y
al final del ejemplo (v. 17): se trata de una fe muerta. Ocurre lo mismo en la exhortación
contra la discriminación a los pobres (sección X): creen en Jesús y no lo muestran a través
de sus obras (2,1-13). Otra vez el ejemplo nos lleva a H (1,27), que habla sobre la religiosi-
dad genuina, pura y sin mancha, enfocada en la solidaridad con los huérfanos y las viu-
das.
La segunda etapa (2,18-19) del razonamiento del discurso la introduce el autor por
medio de un diálogo con un oponente imaginado (v. 18). Este es un recurso literario muy
común en la diatriba grecorromana. El versículo 18 presenta ciertos problemas exegéticos,
pero lo importante aquí es comprender el movimiento y razonamiento del discurso. En
esta etapa, el punto de Santiago es mostrar dos tipos equivocados de fe o de espirituali-
dad: uno, la fe separada de las obras. Es imposible mostrar la fe genuina si de por medio
no hay obras que la hagan ver; mientras que lo contrario sí es posible, pues a través de las
obras se puede mostrar la fe, porque las obras buenas son fruto de la fe. La otra clase de
fe, equivocada, es aquella que consiste sólo en aceptar un credo o un dogma de manera
intelectual10. El autor, utilizando nuevamente la ironía, le hace ver al oponente que los
demonios también creen en un solo Dios y tiemblan (v. 19). Este tipo de fe es improducti-
va.
La tercera etapa (2,20-25) presenta la base teológica o escriturística sobre la relación
inseparable entre fe y obras. El autor sigue dialogando con su oponente imaginario hasta
el v. 24, donde cambia de 2ª persona singular a 2ª persona plural para dirigirse directa-
mente a su audiencia. El respaldo de las Escrituras lo hace a través de dos personajes de la
fe, muy conocidos dentro de la tradición judía rabínica: Abraham y Rahab. Él y ella son
presentados como los modelos que la congregación debe seguir. A propósito de género
masculino y femenino, es interesante la observación que hace Krüger en cuanto a la sime-
tría en el uso de los géneros. Por ejemplo, en 1,27 se habla de huérfanos y viudas, en 2,15,
de hermano o hermana y en 2,25 de Abraham y Rahab11.
Obsérvese cómo cuatro preguntas retóricas marcan el movimiento de esta etapa (vv.
20, 21, 22 y 25). Todas las preguntas requieren de una respuesta afirmativa, lo cual da a
entender que la audiencia conoce bien la tradición sobre Abraham y Rahab con respecto a
su fe. Aquí, fe hay que entenderla como confianza total en Dios. El autor recalca que la fe
de Abraham no estaba aislada de sus obras, más bien para el autor las obras de Abraham
eran las que fortalecían y perfeccionaban su vida de fe (v. 22). En el centro de esta última
parte de la sección, versículos 23 y 24 (si consideramos el v. 21 como introducción), el autor
se dirige directamente a su audiencia, dejando atrás al oponente imaginario. Aquí apare-
ce la famosa declaración de Santiago de que el ser humano es justificado por las obras y
no sólo por la fe (v. 24), declaración basada en el ejemplo de Abraham, quien creyó a Dios
10 McCartney, p. 155.
11 Krüger, p. 253.
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y le fue contado por justicia (v. 23), y fue llamado amigo de Dios. En el caso de Rahab, el
otro personaje que sirve como modelo de fe, su buena obra alude a su hospitalidad ofre-
cida a los mensajeros de Josué. Ella, arriesgando su vida, los salvó de ser destruidos (Jos
2,1.5). Por esa acción Rahab, al igual que Abraham, fue justificada por Dios. Obsérvese
como el centro de esta última etapa (vv. 23 y 24) divide los dos personajes radicalmente
distintos, un hombre y una mujer, un hebreo y una cananea, un hombre de buena reputa-
ción y una mujer prostituta de oficio. Ambos, sin discriminación, son acogidos por Dios
gracias a sus obras buenas, las cuales muestran una fe genuina en Dios.
La sección cierra el discurso con una analogía entre un cuerpo sin espíritu y una fe
sin obras (2,26). Para Santiago, ambos están muertos. Toda la sección corresponde a la
explicación de porqué la religión pura y sin mancha es la solidaridad con los más desfa-
vorecidos. Las personas que actúan de esta forma se mantienen apartadas o incontamina-
das de los valores de la sociedad, la cual con sus parámetros basados en el patronazgo12 y
el código de honor y vergüenza, discriminaban a los menos importantes.
Visualicemos la estructura de la sección:
Primer bloque: ejemplo de la vida diaria:
A. 2,14: La fe sin obras no salva.
B, 2,15-16: Ejemplo de falsa espiritualidad (desear el bien al necesitado
sin ayudar).
A´. 2,17: La fe sin obras está muerta.
Conclusión 2,26: Así como el cuerpo está muerto, así también la fe sin obras está muerta.
12 Cp. Néstor Míguez, “Ricos y pobres: relaciones clientelares en la Carta de Santiago” en RIBLA 31(1998) pp. 86-89; Krüger, p.
222.
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13 Johnson, p. 211
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14 Ibid., p. 259.
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La oración
Santiago no le dedica un capítulo a la oración como lo hace con el tema de la lengua
y de la solidaridad, sin embargo es claro que la oración es algo que da por sentado. Ocu-
rre con frecuencia en distintas partes de la carta. El autor no concibe una comunidad que
no ore. La oración sincera es connatural a la vida del cristiano. De hecho uno piensa en
espiritualidad y lo primero que se le viene a la mente es la oración. Lo que Santiago no con-
cibe es que la oración sea la única actividad del seguidor de Jesús y de la comunidad cris-
tiana. Para él, esta sería una oración hueca.
Es interesante que en el pasaje que leímos del profeta Isaías sobre el ayuno verdade-
ro manifestado en la solidaridad con el prójimo, también se aluda al mal uso de las pala-
bras. Estos dos temas (solidaridad-lengua) aparecen enlazados en el mismo momento que
se ora a Dios. De manera que en la tradición hebrea aparecen juntas estas tres acciones
como marcas centrales de la espiritualidad. La versión DHH la traduce con más claridad
(Is 58,9-11):
Entonces, si me llamas, yo te responderé;
si gritas pidiendo ayuda, yo te diré: “Aquí estoy.”
Si haces desaparecer toda opresión,
si no insultas a otros
ni les levantas calumnias,
si te das a ti mismo en servicio del hambriento,
si ayudas al afligido en su necesidad,
tu luz brillará en la oscuridad,
tus sombras se convertirán en luz de mediodía
Obsérvese cómo estos dos versículos resumen lo que para Santiago es espiritualidad
genuina. La alabanza, las ofrendas, el estudio de la Palabra, la oración, forman parte del
culto, por supuesto, pero resultan inservibles si no se da la manifestación concreta de la
solidaridad y el control de la lengua. Hasta la oración queda condicionada a estas dos for-
mas de expresar la fe.
Es sorprendente el número de veces que aparece el tema de la oración. Aquí sólo voy
a mencionar los contextos:
La oración en Santiago se puede subdividir en los siguientes temas
Saber qué pedir, saber qué no pedir. Dos son las peticiones específicas que Santia-
go recomienda. La primera es sabiduría (σοφία). Recordemos que la carta presenta un
género sapiencial. Para el autor, la sabiduría es fundamental para alcanzar la madurez,
perfección o integridad. Se trata de una sabiduría diferente a la griega. No consiste en acu-
mular conocimiento, sino en saber cómo conducirse en la vida. Para alcanzar la espiritua-
lidad genuina esta sabiduría que Santiago llama “de lo alto” (ἄνωθεν σοφία, 3,17) es la que
la hace posible. Es la sabiduría que ayuda a soportar las pruebas en el sufrimiento (1,2-5)
y las tentaciones (1,12-15). Es contraria a la envidia, a la rivalidad y a la mentira (3,14). San-
tiago exhorta a que se pida a Dios sabiduría, porque ella conduce a una vida espiritual
sana e íntegra. Aquí usa Santiago el adjetivo “pura” (ἁγνή). Es importante considerar que
todo lo que tiene que ver con pureza, Santiago lo asocia con comportamiento en relación
con los demás. Usa tres adjetivos distintos en griego, pero que apuntan a lo mismo: puro,
sin mancha: ἁγνή (3,17), καθαρὰ (1,27), ἀμίαντος (1,27). Hoy día el término ‘pureza’ se
relaciona casi siempre con moralidad sexual. Santiago en ninguna parte alude a lo sexual,
seguramente lo da por sentado. Lo que el autor sí recalca es la buena relación comunita-
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15 The Epistle of James, Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 1976, p.186.
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Conclusión
La espiritualidad en Santiago no es aquella que sólo se refiere a la alabanza, los ritos,
la oración, el ayuno, la asistencia constante a la iglesia, el creer en dogmas, doctrinas e
incluso en Dios. Esta es apenas una parte de la moneda, la cual queda totalmente relativi-
zada e inservible si no va acompañada de la otra cara de la moneda: la solidaridad y el con-
trol de la lengua. La unión inseparable de los dos aspectos es la integridad o coherencia del
creyente en cuanto al hablar y hacer, creer y hacer, leer la palabra y cumplirla. A eso llama
Santiago perfección cristiana, madurez, pureza de corazón, vida de oración. Esta es la reli-
gión pura y sin mancha, que salva del pecado. Las personas que viven esta espiritualidad
son llamadas amigas de Dios, como Abraham.
Elsa Tamez
elsa.tamez@gmail.com
04. Carlos Mesters 70:65 19/11/14 10:06 Página 24
Carlos Mesters
Resumen
Las palabras humildad y humanidad, ambas vienen de humus, tierra. Ser humilde significa ser
humano, tener humanidad. Jesús recibe muchos títulos. El más frecuente es Hijo del Hombre. Ocu-
rre 83 veces sólo en los cuatro evangelios. Esto viene de la visión de Daniel (Dn 7,1-28), en la
cual los grandes imperios son presentados bajo la figura de animales: león, oso, leopardo y
fiera (Dn 7,4-7). Los imperios son animalescos; deshumanizan la vida, “animalizan” a las per-
sonas. El Reino de Dios aparece bajo la figura de un ser humano, Hijo del Hombre (Dn 7,13). El
pueblo de Dios no se deja deshumanizar ni engañar por la ideología dominante de los reinos
animalescos. Su misión consiste en realizar el Reino de Dios como un reino humano, ¡reino que
no persigue la vida, sino que la promueve! Humaniza a las personas. ¡Cuánto más humano,
tanto más divino! ¡Cuánto más hijo del Hombre, tanto más hijo de Dios! Fue lo que Jesús vivió
y anunció. Es humanizando como Él se revela como Hijo de Dios. Es lo que este artículo pre-
tende demostrar.
Abstract
The words humility and humanity, both comes from humus, ground. Being humble means to be
human, to have humanity. Jesús receives many titles. The most common is the Son of Man.
Occurs 83 times only in the four gospels. It comes from the vision of Daniel (Dan. 7.1 to 28), in
which the great empires are presented under the figure of animals: lion, bear, leopard and
beast (Dan. 7.4 to 7). Empires are animalistic; dehumanize life, “animalize” people. The King-
dom of God appears under the figure of a human being, the Son of Man (Dan 7:13). God’s peo-
ple does not allow themselves to be dehumanized or to be deceive by the dominant ideology
of bestial kingdoms. Their mission is to realize the Kingdom of God as a human kingdom, a
kingdom that does not pursue life, but promotes it! Humanizes people. The more human,
much more divine! The more Son of Man, the more a child of God! That's what Jesús lived and
announced. It's by humanizing that he reveals himself to be the Son of God. This is what the
article aims to show.
Me gustó el título que me fue propuesto. La humildad nos hace más semejantes a Jesús.
Este título nos suscita tres preguntas: ¿Qué significa la humildad? ¿Cómo era humilde
Jesús? ¿Cuál es el proceso para que la humildad nos lleve a ser semejantes a Jesús? Ponién-
dolo dentro del tema más amplio de este número de la revista (Biblia e Integridad: abrir un
camino para la nueva humanidad), el título suscita una cuarta pregunta: ¿Cómo todo esto
puede abrir un camino para la nueva humanidad?
La palabra humildad viene de humus. Humus significa suelo, tierra. La palbra humus
da origen a la palabra humano. Ser humilde significa ser humano, ser suelo, tierra, ser terre-
no. Significa tener humanidad.
Es una coincidencia sorprendente constatar que la misma conexión entre humus (tie-
rra) y humano se encuentra también en la Biblia. El primer ser humano se llamaba Adam
(Adán), porque fue tomado de la adamah (tierra). El soplo divino que nos fue dado (Gen
2,7) es para que podamos ser plenamente aquello que debemos ser, a saber: adamah, tie-
rra, terrenos, suelo, humus, humanos, humildes.
en realizar el Reino de Dios como un reino humano, ¡reino que no persigue la vida, sino que
a promueve! Humaniza a las personas.
Presentándose a los discípulos como Hijo del Hombre, Jesús asume como suya esta
misión humanizadora. Es como si dijera: “¡Vengan conmigo! ¡Esta misión es de todos
nosotros! ¡Vamos juntos a realizar esta misión que Dios nos entregó, y realizar el Reino
humano y humanizador que Él soñó!”. Y fue lo que Jesús más hizo y vivió durante toda
su vida, sobre todo en sus últimos tres años. ¡Cuánto más humano, tanto más divino!
¡Cuánto más hijo del Hombre, tanto más hijo de Dios! Todo lo que deshumaniza a las per-
sonas, aleja de Dios. Es humanizando que Él se vuelve Hijo de Dios
Así como la humildad indica la humanidad, del mismo modo el título Hijo del Hombre
acentúa la humanidad. Aun siendo de condición divina, Jesús se hace humano, semejante
en todo a nosotros (Flp 2,6-7), menos en el pecado (Heb 4,15). En Jesús, Dios se hizo cer-
cano, se hizo humilde, se volvió humus, hijo de Adán, humano. El Papa León Magno
(Siglo V) decía que Jesús era tan humano como sólo Dios puede ser humano. De este
modo, la humildad sólo nos hará más semejantes a Jesús, si ella nos hace más humanos.
Cuanto más humildes - humanos, más semejantes seremos a Jesús, más cerca de Dios lle-
garemos.
La segunda pregunta era: “¿Cómo fue Jesús humilde?”, equivale a preguntar
“¿Cómo fue Jesús humano?”. La respuesta completa a esta pregunta no cabría en este
breve artículo. Basta mirar de cerca los innumerables episodios narrados por los cuatro
evangelios. Humanidad, bondad, ternura y simplicidad son características de la forma
como Jesús acoge a las personas: al viejo Zaqueo (Lc 19,1-10); a las madres con hijos (Mt
19,13-14); al leproso que grita a la vera del camino (Mt 8,2; Mc 1,40-41); al paralítico de
treinta y ocho años (Jn 5,5-9); a la joven del perfume en casa de Simón, el fariseo (Lc 7,36-
50); al ciego de nacimiento en la plaza del templo (Jn 9,1-13); a la mujer encorvada en la
sinagoga (Lc 13,10-13); a la viuda de Naim (Lc 7,11-17); a los niños que nada pueden (Mt
21,15-16), y tantas y tantas otras personas a las que Jesús defiende sus derechos de peque-
ños, y reconoce en ellos la sabiduría de Dios (Mt 11,25-26). Esta, su forma humana, era con-
traria a la actitud de muchos fariseos y escribas que trataban al pueblo de ignorante y mal-
dito y que denunciaban a ese mismo pueblo no tenía nada para enseñarles a ellos (Jn 7,48-
49; 9,34).
En su manera tan humana de convivir con el pueblo y con los discípulos y discípu-
las, Jesús aparece como una persona que inspira paz y reconciliación (Jn 20,19; Mt 10,26-
33; Jn 20,23; Mt 16,19; Mt 18,18), persona libre y liberada, que despierta libertad y libera-
ción (Mc 2,27; 2,18.23). Su cariño provoca respuestas fuertes de amor (Lc 7,37-38; 8,2-3; Jn
6,66-67; 11,16; 21,15-17; Mc 14,3-9). Siempre presente y servicial, Él acoge a los discípulos
cuando vuelven de misión (Lc 10,7). Su misericordia, mansa y humilde, invita a los pobres:
“Vengan todos a mí” (Mt 11,28). Persona observadora, Jesús llama la atención de los discí-
pulos sobre las cosas de la vida (Lc 8,4-8). Servicial, Él se preocupa del descanso y de la ali-
mentación de ellos (Jn 21,9; Mc 6,31). Cuando ve al pueblo que lo busca, Él renuncia a su
propio cansancio y descanso y atiende al pueblo (Mt 9,36-38). Llama a los discípulos ami-
gos y comparte con ellos todo, hasta el mismo secreto del Padre (Jn 15,15). Comprensivo,
Él acepta a los discípulos de la forma como ellos son, incluso la fuga, la negación y la trai-
ción, sin romper con ellos (Mc 14,27-28; Jn 6,67). Comprometido con los amigos, Él los
defiende cuando son criticados (Mc 2,18-19; 7,5-13). Persona sabia, Él conoce la fragilidad
del ser humano, sabe lo que pasa por sus corazones y por eso insiste en la vigilancia y les
enseña a rezar (Lc 11,1-13; Mt 6,5-15). Él mismo, persona orante, aparece rezando en todos
04. Carlos Mesters 70:65 19/11/14 10:06 Página 27
los momentos importantes de su vida, y despierta en los otros la voluntad de rezar (Lc
11,1-4; Jn 11,41-42; Mt 11,25; Jn 17,1-26; Lc 23,46; Mc 15,34). En una palabra, Jesús aparece
como una persona muy humana, ¡tan humana como sólo Dios puede ser humano!
Siendo humano, Jesús acoge a todos como sus hermanos y sus hermanas, y reaccio-
na con fuerza e indignación cuando estos hermanos y hermanos, con una falsa interpreta-
ción de la ley de Dios son excluidos de la convivencia humana. Jesús no excluye a nadie.
Él anuncia el Reino de Dios para todos, pero lo anuncia a partir de los pobres y excluidos:
las prostitutas son preferidas a los fariseos (Mt 21,31–32; Lc 7,37-50); los publicanos tiene
preferencia sobre los escribas (Lc 18,9-14; 19,1-10); los leprosos son limpios (Mc 1,44; Mt
8,2-3; 11,5; Lc 17,12-14); los enfermos son curados en día sábado (Mc 3,1-5; Lc 14,1-6; 13,10-
13); las mujeres hacen parte del grupo que acompaña a Jesús (Lc 8,1-3; 23,49.55; Mc 15,40-
41); los niños y las viudas son presentados como profesores para los adultos (Mt 18,1-4;
19,13-15; Lc 9,47-48; Lc 21,1-4); los hambrientos son acogidos como rebaño sin pastor (Mc
6,34; Mt 9,36; 15,32; Jn 6,5-11); los ciegos reciben la vista (Mc 8,22-26; Mc 10,46-52; Jn 9,6-7);
los poseídos son liberados (Lc 11,14-20); la mujer adúltera es defendida de los que la con-
denaban en nombre de la ley de Dios (Jn 8,2-11); los extranjeros son acogidos (Lc 7,2-10;
Mc 7,24-30; Mt 15,22). El pueblo percibe la novedad y dice: “¡Una nueva enseñanza dada
con autoridad!” (Mc 1,27), diferente a la de los escribas y de los fariseos (Mc 1,22).
La revelación plena de este amor tan humano y humanizador fue dada cuando en la
cruz Jesús ofreció el perdón al soldado que lo torturaba y lo mataba. Confrontado con el
dolor y el odio, Jesús no se cerró, ni se irritó. No se quedó con rabia, ni reaccionó con ven-
ganza, sino que se dirigió al Padre con esta petición: “¡Padre, perdónalos! ¡Ellos no saben lo
que están haciendo!” (Lc 23,34) Era como si estuviese con miedo de que el mínimo de rabia
pudiese apagar en el soldado el último vestigio de humanidad que todavía quedaba en él.
Este gesto increíble de fe de Jesús en la recuperación de la humanidad fue la mayor reve-
lación del amor de Dios que Él no dejó. Jesús practicó lo que Él mismo enseñó: ¡perdonó
setenta veces siete! (Mt 18,22). En un gesto tan grande de amor humano, el veneno del odio
no consigue penetrar. ¡Muere fulminado! Aquí, el sufrimiento causado por el orgullo pre-
potente de los poderosos agota sus últimos recursos, y la cruz romana, ese terrible instru-
mento de odio y deshumanización, es vaciada y transformada en remedio y fuente de
esperanza. El centurión romano, viendo como Jesús acababa de morir, dice: “¡Verdadera-
mente, este Hombre era el Hijo de Dios!” (Mc 15,39).
Para completar la respuesta a la pregunta de cómo Jesús era humilde y humano,
podemos añadir el significado de otros dos títulos: Siervo y Redentor, pues en la realidad
los tres coinciden en el significado cuando son aplicados a Jesús:
Siervo de Dios. Este título viene de la profecía de Isaías, en la cual el futuro Mesías
es presentado como Siervo de Dios (Is 42,1-9). En el tiempo de Jesús, algunos esperaban
un Mesías Rey (Mc 15,9.32); otros, un Mesías Santo o Sumo Sacerdote (Mc 1,24); otros un
Mesías Guerrillero (Lc 23,5; Mc 13,6-8), Mesías Doctor (Jn 4,25), Mesías Juez (Lc 3,5-9), Me-
sías Profeta (Mc 6,4; 14,65). A pesar de las diferencias, todos ellos esperaban un mesías glo-
rioso que hiciese que el pueblo de Dios sea grandioso en medio de los pueblos. Sólo los
pobres, los anawim, esperaban al Mesías Servidor, anunciado por el profeta Isaías (Is 42,1;
49,3; 52,13), y encaraban la misión del pueblo de Dios en este mundo, no como un domi-
nio sobre los otros, sino como un servicio a la humanidad. María, la pobre de Yahvé, decía
al ángel: “ ¡He aquí la esclava del Señor!”. Fue de ella y de los pobres que Jesús aprendió
el camino del servicio.
04. Carlos Mesters 70:65 19/11/14 10:06 Página 28
Este pueblo-siervo es descrito como aquel que “no grita, ni levanta la voz, no lanza
gritos por las calles, no quiebra la planta aplastada, ni apaga la mecha de una vela que aún
suelta humo” (Is 42,2). Perseguido, no persigue; oprimido, no oprime. En Él, el virus de la
violencia opresora de los imperios no consigue penetrarlo y deshumanizarlo. La actitud
resistente del Siervo de Yahvé marcó la vida de Jesús. Jesús, el Hijo del Hombre, recorrió
el camino del servicio hasta el fin, hasta las últimas consecuencias, y definió su misión: “No
vine para ser servido, sino para servir” (Mc 10,45).
Redentor de los hermanos. Jesús inicia su predicación proclamando un nuevo jubi-
leo, un “Año de Gracia de parte del Señor” (Lc 4,19). El objetivo del Año jubilar era reestable-
cer los derechos de los pobres, acoger a los excluidos, reintegrarlos a la convivencia y así
volver al sentido profundo y original de la Ley de Dios. Uno de los medios para llevar a
buen término el Año Jubilar era la ley del “rescate” (Goel, Redentor) (Lev 25,23-55). Jesús es
el Goel, el redentor de los hermanos que vino a pagar el rescate, para que nosotros poda-
mos ser liberados de la esclavitud, y recuperar la vida en comunidad. Mucha gente era
marginada en nombre de la ley de Dios. Jesús, a partir de su experiencia de Dios, denun-
ció esta situación que escondía el rostro de Dios a los pequeños (Mt 23,13-36). Como reden-
tor (goel, hermano mayor), Él ofreció un lugar a los que no tenían lugar. Acogió a los que
no eran acogidos, y recibió como hermanos a aquellos que la religión y el gobierno des-
preciaban y excluían (Mc 3,34). No teniendo dinero para pagar el rescate, Él se entregó a sí
mismo, su cuerpo y su sangre, para que todos pudiesen vivir en fraternidad (1Cor 11,23-
26; Mc 14,22-24; Lc 22,20). O, como dice la carta a los Colosenses: “Anuló el título de deuda
que había contra nosotros, dejando de lado las exigencias legales; hizo desaparecer el título, colgán-
dose en la cruz” (Col 2,14).
¡Jesús, Redentor de los hermanos! El término hebreo goel es tan rico que no tiene tra-
ducción unívoca en nuestra lengua: redentor, salvador, liberador, defensor, abogado, con-
solador, paráclito, pariente próximo, hermano mayor. El apóstol Pablo definió el significa-
do de este título: “Yo vivo, pero no soy yo quien vivo, pues es Cristo quien vive en mí. Y
esta vida que ahora vivo, yo la vivo por la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó
por mí” (Gal 2,20).
versión, a hacer que el “hombre viejo”, es decir la vieja forma de ser humano dé lugar a la
nueva forma de ser humano que Jesús nos trajo y nos reveló (Ef 2,15; Ef 4,17-24; Col 3,10).
1 En esta parte que sigue aprovecharé el texto que Francisco Orofino y yo tuvimos que hacer para el Primer Congreso Brasileño
de Animación Bíblica de la Pastoral, en Goiânia, del 8 a 11 de Octubre de 2011: “Jesús, Palabra encarnada, Palabra anunciada”.
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fariseo (Lc 11,37; 14,12). Es en la sala superior de la casa de un amigo donde Jesús celebró
la última pascua con sus amigos (Mt 26,18-19). Envía a los discípulos y discípulas a recons-
truir el clan en las aldeas de Galilea, desde las cuatro bases de la vida comunitaria: hospi-
talidad, compartir, comunión de mesa y acogida a los excluidos (Lc 10,1-9). Después de la
resurrección, Jesús entró a la casa de los discípulos de Emaús, y fue reconocido por éstos
en el gesto tan casero de la fracción del pan (Lc 24,29-30).
ron sorprendidos con el diálogo de Jesús con la samaritana (cf. Jn 4,27). Aceptar a las muje-
res en igualdad dentro del grupo no debió ser fácil para los discípulos (Lc 24,11).
Resumen
El acercamiento al relato de Mispá desde la sensibilidad y la perspectiva afrodescendiente
reviste una manifiesta actualidad para los pueblos colombianos, latinoamericanos y caribeños.
Se trata de conexiones y desconexiones que emergen de una diversidad de historias negadas
y excluidas por los poderes de turno, como la de Mispá, que irrumpe con asombroso dina-
mismo en medio de una sociedad patriarcal, para reivindicar la memoria sagrada de las vidas
y los cuerpos de sus hijos y parientes. Su espíritu y su fuerza liberadora se llegan hasta las
calles y los barrios de Buenaventura (Colombia), víctimas de una de las más brutales y demen-
ciales violencias que gozan de carta de legalidad y de impunidad, para influir alientos a tan-
tas mujeres que solamente encuentran partes separadas de los cuerpos de sus hijos e hijas. Las
Rispá bíblicas y actuales se topan en los contornos de tantos puertos y lugares cual si fueran
aquellas aves pequeñas de nombre Sirirí, que luchan y resisten por la defensa de su territorio
y de la vida.
Abstract
Approaching the story of Mispá from the Afro-descendant perspective and sensibility shows
a clear current meaning for the Colombian, Latin American and Caribbean peoples. It’s about
connections and disconnects that emerge from a diversity of stories that were denied and
excluded by those in power, such as the story of Mispá, who with surprising dynamism bursts
into patriarchal society, in order to vindicate the sacred memory of the lives and bodies of her
sons and relatives. Her spirit and liberating spirit even reach the streets and neighborhoods of
Buenaventura (Colombia), victims of an extremely brutal and demented violence that is pro-
tected by legality and impunity, in order to give encouragement to so many women who only
find the dismembered body parts of their sons or daughters. The biblical and current Rispás
come together in the outskirts of so many ports and places as if they were those small birds
called Sirirí, who fight and resist defending their territory and life.
A manera de introducción
El artículo quiere poner en relieve la presencia de una mujer que no permitió que la
memoria de sus hijos se la comieran los animales y fuera borrada de la historia. Esta
memoria está consignada en la literatura bíblica de 2Sam 21,1-14.
La actitud de Rispá desafía no sólo a las autoridades causantes de los hechos, sino a
la inclemencia del tiempo, la oscuridad de la noche, los ardientes rayos del sol del día y las
lluvias torrenciales. También al sistema criminal de su tiempo, por lo que hizo visible el
crimen de sus hijos y demás personas que el sistema había asesinado y pretendía no per-
mitir enterrarlos.
1 Zoila Melania es de República Dominicana, lleva 27 años viviendo en Colombia, la mayoría de ellos trabajando en el acompa-
ñamiento a mujeres afro en situación de vulnerabilidad en el Pacífico colombiano. Pertenece al Colectivo Ecuménico de Biblis-
tas de Colombia (CEDEBI) y hace lectura bíblica desde la perspectiva de la mujer afro.
05. Zoila Melania 70:65 19/11/14 9:24 Página 34
Ella denunció el hecho, despertó conciencia hasta en el mismo victimario, por lo que
hoy podemos decir que este exterminio de lesa humanidad (en los términos del derecho
de hoy) no se quedó en el olvido, ni silenciado, gracias a la actitud profética de una mujer
que se plantó de pie y exigió sus derechos de madre, y el derecho de las otras víctimas de
ser enterradas.
La protagonista del texto (2Sam 21,1-14), Rispá, una mujer sola, sin hombre que la
protegiera y apoyara como exigía la sociedad patriarcal de su tiempo, asume su responsa-
bilidad en su desafiante acción. El dolor de madre lesionada e indignada, lo sobreponía
para asumir el riesgo de exigibilidad hasta las últimas consecuencias e impedir que los ase-
sinos a sueldo borraran la evidencia del crimen, dejando que las aves se comieran los cuer-
pos de las víctimas. Antes que desaparecieran así, ella permaneció vigilante, como una fiel
centinela de la dignidad de los cuerpos hasta lograr justicia por parte del rey que permitió
enterrarlos. no sólo los cuerpos de sus hijos, sino todos los cuerpos a los que les habían
negado el derecho a ser enterrados dignamente. Asimismo, el presente texto es una herra-
mienta de diálogo y reflexión con la realidad que viven los pueblos afro en el continente y
en el Caribe.
Es imposible acercarse a un texto como 2Sam 21,1-14 sin que evoque la realidad
social que viven los pueblos de América Latina y el Caribe y, a la vez, haga experimentar
ánimo desafiante para enfrentar el flagelo de la lucha de poder existente a lo largo y ancho
de este territorio, donde la violación de los derechos fundamentales prevalece como algo
normal para mantener los sistemas políticos y económicos corruptos a precio de sangre
inocente.
Mujeres y hombres afro del continente han sufrido y visto cómo la estrategia tene-
brosa de los que detentan el poder opresor hace hasta lo imposible para menoscabar la dig-
nidad humana. Son siglos de etnocidios, de discriminación estructural, de luchas, de resis-
tencia, de esperanza, de sueños sin realizar; pero aquí estamos preñadas y preñados de ilu-
siones posibles. Seguimos tercamente confiadas y confiados en un nuevo amanecer, donde
los arreboles de la justicia nos anuncian la llegada de un nuevo día, aunque conscientes del
peso del sistema estructural y de sus diferentes tentáculos, disfrazados de buenos para
someter a todo un pueblo e impedir oposiciones al desarrollo de sus proyectos, para que
éstos fluyan sin obstáculos, dejando estelas de dolor.
Su modo operandi de eliminación hecha con sevicia, como descuartizar personas
vivas “en la Casa de Pique”, para luego tirar sus restos al fondo del mar, para que sean ali-
mento de los peces y borrar evidencias, borrar dignidad, y así ser parte del gran listado de
desapariciones tan común en nuestro país; es la forma de operar por parte de los podero-
sos y violentos, con el fin de asegurar sus intereses económicos y políticos, sembrando
terror y miedo para que la gente se conforme y se acostumbre a los atropellos, las injusti-
cias, al silencio, impidiendo cualquier tentativa de denuncia, acciones que neutralizan
cualquier reacción frente a los hechos.
El puerto de Buenaventura (Colombia) es un contexto de este tipo de crímenes; situa-
ción que la comunidad vive en silencio porque no hay interés ni voluntad de que se visi-
bilice la problemática, ya que el puerto es muy importante para la economía nacional e
internacional en la actualidad.
Esta triste y dolorosa realidad ha sido una estrategia maestra por parte de los que
están detrás de los hechos, pues han quebrado el tejido social y han enfrentado a los pro-
pios habitantes de la zona, y así van ganando espacio y territorio.
Esta terrible realidad que viven en este momento de la historia las legítimas dueñas
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1. Exigibilidad de derecho
Rispá, al luchar por el derecho de que le entreguen sus hijos para darles digna sepul-
tura, está exigiendo respeto a su propia dignidad y a la dignidad colectiva de los pueblos
empobrecidos. Es una exigencia incluyente. Lo hace como madre y como miembro de una
sociedad sufriente a la que se niega el goce efectivo de los derechos. El libro de Tobías 2,2-
8 revela la importancia que tiene para un israelita enterrar a los muertos.
La preservación del imperio y de la ley depende en gran medida de que los ciuda-
danos y ciudadanas acepten o se indignen frente a las injusticias. no aceptarla o comba-
tirla, es la apuesta de Rispá, por lo que en su testimonio se afirma la convicción de com-
batir toda manifestación de violación de los derechos humanos, de manera particular los
de las mujeres y los empobrecidos.
2. ¿Quién es Rispá?
En el segundo libro de Samuel, lleno de tragedias, intrigas, muertes, asesinatos, embos-
cadas, mentiras, complot, aparece Rispá con una nueva propuesta que hace que los victima-
rios, dueños del poder, en cabeza del rey, cambien su determinación. Es como un oasis en
medio del desierto o una tabla salvavidas en medio del mar violento, en un naufragio.
Ella tiene una estrategia de confrontación para debilitar al poder opresor y asesino,
tan sólo con su presencia arriesgada y combativa. La complicidad del poder de David con
los contrarios de Saúl desvela la ironía del “gran” rey David. Rispá es memoria viva que
clama justicia en los acantilados pedruscos donde llevaron a sus hijos y a los sobrinos de
éstos; este hecho hace que el curso de la historia cambie, como los meandros de los ríos
después de una fuerte lluvia. Sin armas, sin violencia, sin sangre, reta al imperio y todos
sus partidarios, confiada en su fuerza generadora de vida y en el Dios amante de la vida
que no clama sangre humana para calmar su furia, como lo quiso hacer creer el narrador
del texto. Ella logra su objetivo y anuncia al Dios que constantemente está al lado de las
personas que luchan por la justicia.
Rispá es una invitación a todas y todos a buscar la manera de entretejer estrategias
en defensa de la vida, en medio de la desolada violación de los derechos fundamentales
de las personas en la actualidad, porque como afirma Contreras González: “Monarquías,
imperios y repúblicas han sentido el sensual poder, sugestivo, discreto, insinuante y casi mágico pero
siempre tajante de la mujer”2. Ella no tenía otra arma, sino su cuerpo, que había sido vejado,
utilizado, maltratado, violado. La rabia que ella contenía y los sufrimientos hizo que la
copa de la dignidad se rebosara y, entonces, enfrentara con valentía el problema, pues ya
lo había perdido todo. Solidariamente no podía permitir que esos abusos de poder siguie-
ran diezmando al pueblo empobrecido.
2 Mtra. Eva J. Contreras González, El Poder de La Corporeidad Femenina, manuscrito, Madrid, 1995.
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3 Ibídem
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En el capítulo 21,1 encontramos las palabras del narrador: “En tiempos de David hubo
un hambre que duró tres años seguidos. David consultó al Señor, y el Señor le respondió: ‘Es por-
que Saúl y su familia están manchados de sangre desde que mató a los gabaonitas’”.
Es frecuente en el Antiguo Testamento encontrar textos que hablen de hambre (Gen
47,13; Rut 1,1; 1Re 18,3; 2Re 8,1; neh 5,3). Lo que provocó el hambre no está claro en el
texto antes referido. ¿Alguna quema? ¿Falta de lluvia? ¿Falta de fuentes de trabajo? no se
sabe, pero lo que se ve es que el rey no tiene un plan alternativo que responda a la situa-
ción de hambre, y ésta no da espera.
David acude a Dios, quien no le da solución a la necesidad sentida de hambre, pero
le dice qué es lo que ha provocado esa hambruna. Esto puede ser una estrategia de David
para desviar la atención del problema. ¿Qué responsabilidad tienen los descendientes de
Saúl con el pasado de su padre? ¿Por qué sus hijos y sus generaciones siguientes tienen
que pagar esa deuda con su propia vida?
Pareciera que hay una intención de hacer desaparecer a todos los hombres descen-
dientes de Saúl. Podríamos preguntarnos: ¿qué hay detrás de esta historia? ¿A qué le tiene
miedo David? ¿A que los descendientes de Saúl le arrebaten el reino? Intuidas las cosas así,
lo mejor es armar una estrategia para hacerlo desparecer. Alicia Winters, en La memoria sub-
versiva de una mujer… dice que no se conoce de esa masacre de los gabaonitas en ningún
texto bíblico4.
Los gabaonitas no eran israelitas, sino descendientes de un resto de amorreos. Los
israelitas estaban vinculados a ellos por juramento, pero Saúl, llevado por su celo por Isra-
el y Judá, había intentado exterminarlos. David los convocó, habló con ellos y les dijo:
“¿Qué puedo hacer por ustedes? ¿Cómo podría desagraviarlos para que puedan bendecir la heredad
del Señor?” (2Sam 21,2-3). El rey David entra a dialogar con los gabaonitas, haciéndoles
preguntas muy contundentes y comprometedoras; son preguntas inducidas, que permiten
sospechar que el interlocutor esperaba una respuesta ya preconcebida. Veamos los siguien-
tes versículos:
Los gabaonitas respondieron:
— No queremos ni plata ni oro de Saúl y su familia, ni tampoco queremos que muera nadie
en Israel.
David les dijo:
— Haré por ustedes lo que me digan.
Ellos le contestaron:
— Que se nos entreguen siete descendientes de quien quiso acabar con nosotros, haciendo pla-
nes para destruirnos y hacernos desaparecer de todo el territorio de Israel, y los colgaremos ante el
Señor en Guibeá de Saúl, el elegido del Señor.
El rey les dijo:
— Yo se los entregaré (2Sam 21,4-6).
4 Alicia Winters, “La memoria subversiva de una mujer, II Samuel 21:1-14”, en RIBLA, nº 13, 1992, p. 77.
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Los gabaonitas son claros en sus decisiones, quieren indemnización, pero no quieren
ni plata ni oro (kafar = indemnización)5. Los gabaonitas se conforman con el asesinato de
siete personas; no indican que quieran acabar con la descendencia de Saúl6. Siguiendo en
el análisis bíblico veamos el siguiente texto:
El rey perdonó la vida a Mefibóset, hijo de Jonatán, el hijo de Saúl, en virtud del juramento sagrado sella-
do entre David y Jonatán, el hijo de Saúl. Tomó, pues, el rey a Armoní y Mefibóset, los dos hijos que
Rispá, hija de Ayá, había dado a Saúl; tomó también a los cinco hijos que Mical, la hija de Saúl, le había
dado a Adriel, hijo de Barzilay, el de Mejolá y se los entregó a los gabaonitas y estos los colgaron en el
monte ante el Señor. Cayeron los siete juntos y fueron ajusticiados en la época de la siega, al comienzo
de la siega de la cebada (2Sam 21,7-9).
El rey toma una opción buena, a razón del pacto que había hecho con Jonatán (1Sam
18,2-4): quiere acabar con todo el linaje, pero quiere proteger al hijo de Jonatán, Meribaal
(2Sam 9,1-11). Este joven no representaba peligro para el linaje de David, pues era minus-
válido y el rey, en lealtad a su amigo, no podía entregarlo para que lo asesinaran. Aunque
esta afirmación no es del todo cierta.
Los dos hijos de Rispá y Saúl, y los 5 hijos de Mical, la hija de Saúl son ejecutados. En
la perspectiva de los Derechos Humanos hoy, este crimen se enmarcaría dentro de los lla-
mados crímenes de lesa humanidad, pues todavía no prescribiría, ya que quedaron en el
tiempo gracias a las páginas de la Biblia; gracias a ella Rispá no se pudo borrar, ocultar y
negar en la historia.
El proyecto monárquico encabezado por David quiere acabar con los posibles conti-
nuadores de la cadena de descendencia de Saúl, al ajusticiarlos con la práctica de colga-
miento al aire libre. Colgar a una persona con fines de asesinato es el peor y mayor casti-
go que se le podía aplicar a un ser humano en esa época. Es mostrar al pueblo la superio-
ridad de la monarquía davídica. Así el rey tiene total autonomía para gobernar, sin miedo
a que surjan brotes de luchas y conquistas por parte del linaje de Saúl.
Esa práctica (1Sam 7,40-51) de dejar los cadáveres a la intemperie era común y, de
alguna manera, significaba que la persona no valía, lo que equivalía a tirar su dignidad por
el suelo. Esto se podía considerar como una muerte simbólica, llena de un mensaje intimi-
dante. Con esta acción se da paso al exterminio radical de un linaje, mediante el más cruel
e indigno castigo. Dios calma de ese modo su rabia, por lo que pone en relieve una teolo-
gía al servicio del poder, como se afirmó más arriba.
Al asesinar a las siete personas que tenían el deber de cumplir con la ley del rescate
(ser el goel de Rispá), la dejaban a ella sin posibilidad de seguir viviendo, protegida por un
hombre como era la costumbre en la época. Pero, esa desprotección intencional no men-
guó su dignidad, todo lo contrario, precisamente por ello reacciona frente a la injusticia
cometida, contra sus dos hijos, los nietos de Saúl y contra ella misma.
Hay textos consignados en la Biblia que muestran que el celo de Dios llega hasta la
tercera y la cuarta generación. Pareciera que el castigo y el rescate van paralelamente jun-
tos. El Dios bíblico es celoso y su ira se prolonga hasta la tercera y la cuarta generación. Ex
20,5; 34,7; num 35,33; 2Sam 14,11 se refieren a los lazos familiares de consanguinidad. Por
5 Traducción literal de Esteban Arias, biblista colombiano, secretario ejecutivo del Colectivo Ecuménico de Biblista en Colombia
(CEDEBI).
6 El número 7 que simboliza perfección, de alguna manera quiere mostrar que el fin es hacer desaparecer todo aquello que pueda
reproducir el proyecto de Saúl. En la Biblia se encuentra este número con cierta frecuencia, por lo general con relación a los
números 5 y 2. Jesús tomó 5 panes y 2 peces, siete pajarillos y dos monedas, invita a perdonar 7 veces 7. El libro del Apocalipsis
es el que más referencia hace al número 7, lo encontramos 54 veces.
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otro lado, encontramos textos que aluden al rescate de la mujer que, por algunas circuns-
tancias, se queda viuda. En estas situaciones es deber del familiar más cercano rescatarla,
lo cual va de generación en generación (Gen 38 y en el libro de Rut), dado que una mujer
estéril es un problema, una desgracia para ella y para la comunidad.
De ahí que recuperar el linaje de un rey depuesto le corresponde a la primera, terce-
ra y cuarta generación, por lo que, entonces, el contrincante debe asegurarse que esa gene-
ración desaparezca, y busca la forma de hacerlo.
Por otro lado, el rito mortuorio es un elemento presente en todas las culturas. no
hacerlo puede provocar un desequilibrio cultural y emocional. La importancia de hacerlo
conlleva dos razones: por un lado los familiares viven el duelo y cierran las heridas que
produce la separación de un ser querido (es una manera de vivir una catarsis) y. por otra
parte (una razón más bien cultural-espiritual) la persona fallecida necesita de esa celebra-
ción para descansar en paz. no poder celebrarlo es un doble atentado al difunto, a sus
familiares y a la comunidad.
7 Traducción literal de Esteban Arias, biblista colombiano, secretario ejecutivo del Colectivo Ecuménico de Biblistas en Colom-
bia.
8 Traducción literal de Esteban Arias.
9 Alicia Winters, “La memoria subversiva de una mujer…”.
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Saúl entrega a David a su hija mayor Merab (1Sam 18,17) para ponerlo a pelear con-
tra los filisteos y hacer que éstos lo mataran. Es casi la misma estrategia que utiliza David
con urías (2Sam 11). Pero, al momento de recibir a Merab (1Sam 18,19) se la entregaron a
Adriel, sin que ella pueda decidir, obligándola a aceptar las decisiones de su padre, quien
luego va a sufrir la muerte de los hijos que David entrega para que los ahorquen.
Da la casualidad que la hija menor de Saúl gusta de David, y su padre aprovecha la
situación, irrespetando los sentimientos de su propia hija. Acepta ese matrimonio, pero
antes hace un macabro cálculo: “Se la daré a él como una trampa, a ver si le matan los filisteos”
(1Sam 18,20-21). Micol, esposa de David, no tuvo hijos. En un momento el rey, su padre,
manda asesinar a David y ella salva a su esposo con una estrategia burlesca (1Sam 19,11-
17), al igual que Rahab en Josué 2,14-28.
Merab y Rispá se unen en el dolor de ser hija y esposa del rey derrotado. Los textos
no dicen nada de lo que hizo Merab frente a la masacre de sus hijos y hermanos, como dice
Alicia Winters:
Efectivamente, la referencia a las dos mujeres, Rispá y Merab, como madres de los siete hombres ejecu-
tados, es una alusión bastante explícita a las luchas por el poder en Israel y la fragilidad del consenso
sobre el cual David inició su reino en el norte. Esos dos nombres dejan entrever que David no era un
intermediario neutral en la venganza de los gabaonitas. Saúl e Isbaal estaban muertos y David ocupaba
el trono, pero la posición del rey no era de ningún modo segura frente a las poderosas y tenazmente inde-
pendientes tribus del norte. David debía su poder más a la intervención del ejército que al apoyo popu-
lar, y él sabía muy bien que un amplio sector del pueblo era leal a la casa de Saúl, sobre todo en Benja-
mín, donde probablemente muchos compartían el concepto de Semeí que David era «asesino y canalla»
(2 Sam. 1:67). De hecho, buena parte del norte más tarde seguiría a Seba el benjaminita en rebelión abier-
11
ta contra David (2Sam 20) .
De ahí se entiende que haya entregado de manera cobarde y servil a sus coterráne-
os; él tenía miedo a una revuelta del pueblo. Asesinando a sus posibles contrincantes, al
pueblo no le quedaba otra alternativa que aceptar a David como rey, y él no tenía quién le
quitara el sueño de una posible amenaza.
La única arma que tenía Rispá era un sayal, un lienzo que le servía de protección en
la dura roca donde se mantuvo por tres meses. Se trata de una propuesta que deja en ridí-
culo a la monarquía. Se exige los derechos sin tener que llegar a usar las armas ni quitar la
vida de personas.
una mujer confronta a Dios, que pide castigo con sangre para aplacarse y aquellos
que lo ejecutan en cabeza de David. Ella se planta en la roca, espantando los pájaros como
fiel vigilante de algo que salió de sus entrañas, no permite que las aves de rapiña borren
la memoria de sus hijos y que los hechos queden enterrados en el olvido. Devela, así, una
teología subyacente en el texto en favor de los poderosos.
11 Alicia Winters, “La memoria subversiva de una mujer. II Samuel 21: 1-14”, en RIBLA, No. 13, p. 79.
12 El sirirí puede ser descrito, sin muchos inconvenientes, como territorial y agresivo. Ataca sin miedo a las aves rapaces que
pasan cerca de donde vive, especialmente cuando está anidando. Estos ataques se caracterizan por el gran escándalo que hacen
los siriríes y por la intensidad con la que molestan a la gran ave que pasa. Debido a esta costumbre, propia de esta especie y otras
parientes de ella, el lenguaje popular ha acuñado la expresión sirirí o sirilí para referirse a una cantaleta o a una persona inso-
portable. Por la misma razón, los ornitólogos clasifican a estas aves dentro del género Tyrannus, los tiranos del mundo de las
aves. Cf http://www.opepa.org/index.php?option=com_content&task=view&id=599&Itemid=29
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7. Pistas hermenéuticas
El texto de Rispá es de mucho aliento para las mujeres que entretejiendo voces por las
y los desaparecidos en Buenaventura, enfrentan a los poderes establecidos. Ella les alienta y a
la vez les tensa el alma para seguir de pie, aunque llueva y haga sol, ahí están, con las fotos
de sus seres queridos que esta guerra les ha arrancado. Es como cuando el viento fuerte
destroza árboles, dejándoles sin posibilidad de germinar. Ellas se plantan al frente del Cen-
tro Administrativo Municipal.
Este acto simbólico tiene dos motivos: visibilizar la problemática y exigir que se les
diga dónde están sus hijos, cómo están y por qué se los llevaron. Se espera respuesta, pero
nadie responde. Son voces de mujeres que claman frente a un gobierno sordo y ciego que
no le importa el sufrimiento de sus conciudadanos.
En los rostros de estas mujeres mayores, con el peso de una historia dura de luchas
y sufrimientos, se denota que no están derrotadas. Sus palabras son de aliento, para seguir
reclamando hasta que las autoridades les den respuesta. Reclaman justicia, saben que no
puede haber justicia sin verdad, sin reparación de los daños cometidos y sin el asegura-
miento de que no se volverán a repetir estos hechos. En sus oraciones y diálogos compar-
tidos piden por las otras mujeres que sufren en silencio, por miedo a venir a la plaza públi-
ca y gritar que a sus hijos e hijas los han desaparecido.
En Buenaventura cada día desparecen dos personas; los hechos se repiten, las secue-
las también. Como surcos de arado en tierra árida, tatuada en el corazón de las madres,
dejan heridas indelebles en cada familia, en cada barrio, en cada comunidad. Las heridas
de las y los desaparecidos desborda el círculo familiar, por lo que hay muchas víctimas que
sufren por este flagelo.
Las afectaciones de estos hechos son a nivel psicológico, a nivel moral, a nivel eco-
nómico y a nivel de salud. Estas mujeres, a pesar de mostrar cierta valentía, están enfer-
mas, varias han sufrido cáncer, y una se fue al cielo con el dolor de no ver a su esposo desa-
parecido. Cómo reparar estos daños, si el gobierno les da unas migajas como reparación,
lo que es más una ofensa que otra cosa. A ellas no les interesa la reparación económica, por-
que creen que recibir dinero es como aceptar que les paguen por sus hijos.
otra práctica que han implementado los grupos paramilitares es descuartizar a las
personas, echarlas en bolsa y tirarlas al fondo del mar. Por ello, de vez en cuando, se
encuentran pedazos de esos cuerpos.
Las señoras no pierden la esperanza de encontrar respuestas por parte del Estado
colombiano, ya que es él, en últimas, el garante de la seguridad de las y los habitantes del
país.
Por otro lado, Rispá nos deja la invitación en pie de que es posible recuperar la dig-
nidad y enfrentar los poderes que destruyen a las mujeres, que las desvalorizan y las ven
como “cosas”, propiedad de los hombres. La historia de Rispá es común en nuestra socie-
dad, donde las mujeres todavía creemos que estamos para eso, para complacer al hombre,
aunque éste lesione nuestro ser más íntimo, lo que evidencia una dependencia afectiva que
ha sido transmitida a través de la cultura y que aún permanece. Ella nos abre una puerta
de resistencia, y como decía un gran político latinoamericano: “es mejor morir de pie que estar
toda la vida arrodillado” (Ernesto Guevara - el Che).
Es desafiar el sistema dominante que sigue vivo con contenidos políticos y jurídicos.
Es enfrentarlo desde nuestro ser de mujer, en compromiso con la realidad, con el fin de
hacer nuestro aporte para transformarla. Se trata de vivir y compartir el goce pleno que
nos ofrece la creación, como afirma María Salas:
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…recordar juntas el futuro, es una llamada que anima a las mujeres a descubrir en su memoria históri-
ca la fuerza para continuar la lucha por un futuro diferente y más humano. Un mundo en el que las
mujeres tienen que encontrar, ocupar y proteger su propio espacio13.
13 María Salas, “Recordamos juntas el futuro: materiales para grupos de trabajo sobre mujer”, en Juan Álvarez Mendizábal, 65, p.3.
14 Ibídem.
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Hoy, además de creer en Dios, sentimos que ese Dios se identifica con las causas de
las mujeres, legitima sus luchas y esfuerzos, les anima a desafiar todo aquello que suene a
opresión y maltrato. De ningún modo podemos dar albergue a la teología del dios colo-
nialista que se impuso para legitimar el proyecto esclavista, pues se trataba de un dios
excluyente, porque era el dios de los hombres blancos. En esa concepción teológica, los
pueblos indígenas y afros fueron despojados de su espiritualidad, de su relación con sus
Dioses y Diosas. En muchos casos, el Dios cristiano se impuso a punta de grilletes, látigos
y destrucción de la dignidad humana. En tanto el cuerpo de la mujer era visto como peca-
minoso, sucio, provocador de pecado. Por lo tanto, la religión católica tiene una deuda his-
tórica con estos pueblos ancestrales.
Aquí también se refleja un tipo de teología fatalista, donde el mal va de generación
en generación. Se trata de un Dios que castiga a la generación venidera porque las y los
antepasados han fallado y han cometido errores.
Es deber de nosotras confiar en nosotras mismas, y en los hombres que creen que es
posible la apuesta por el cambio. Creer en nuestras fuerzas, generando algo nuevo, es lan-
zarse a construir estrategias de vida desde la perspectiva de las mujeres, especialmente de
las mujeres que viven en condiciones indignantes.
Es abrir nuestras entrañas de mujeres y sentir el sufrimiento de las otras como nues-
tro, y buscar juntas alternativas de vida, de protección entre todas. Dejar los celos, mismi-
dades que a veces nos ciegan y no nos dejan ver cuál es el verdadero proyecto al que se le
debe apostar, y construirlo juntas. Las mujeres afrodescendientes están desafiadas a bus-
car mejores condiciones de vida para sus familias y comunidades; están desafiadas a for-
talecer la organización y la resistencia por un mañana mejor.
8. Bibliografía
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Madrid, 1995, en Mª- José Arana (Directora), Madrid, 1995.
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SALAS, María. “Recordamos juntas el futuro: materiales para grupos de trabajo sobre
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Páginas web:
http://www.opepa.org/index.php?option=com_content&task=view&id=599&Ite-
mid=29
Justiciaypazcolombia.com/La-viva-memoria-del-hermano-Mayor, sacado del internet el
12 de septiembre 2012
05. Zoila Melania 70:65 19/11/14 9:24 Página 45
https://www.google.com.co/?gfe_rd=cr&ei=_ncsu8iDJczd8ge_nYBA#q=de+gerardo+v
alencia+cano+para+al+pueblo+negro+hab%C3%ADa+que+educarlo+en+calid
Entrevista: CACHIMBo, Dorys. Señora que vivió en su adolescencia el desalojo en el
barrio Cristo Rey. Entrevista en junio 2013.
Resumen
Este artículo explora el uso de las palabras Lashon y Glossa en el Antiguo y en el Nuevo Testa-
mento. Se concentra en el uso ético de estas palabras, especialmente en la literatura sapiencial,
y las relaciona con la realidad contemporánea a partir de las conexiones con la literatura y la
filosofía.
Palabras clave: lengua, Lashon, Glossa, sabiduría, ética, racionalidad.
Abstract
This article explores the use of Lashon and Glossa in the Old and New Testament. It focuses in
the ethical usage of these words, especially in wisdom literature. It establishes a relation with
contemporary reality from philosophic and literary connections.
Keywords: tongue, Lashon, Glossa, wisdom, ethics, rationality.
Introducción
Cuenta el escritor colombiano Tomás Carrasquilla, en El ánima sola, la historia de un
reino que fue destruido por el mal uso de la lengua. Un joven brillante, llamado Timbre de
Gloria, va a casarse con la bella Flor de Lis. Pero su maestro, el Licenciado Reinaldo, con
una sola palabra, interrumpe la promesa y echa abajo todas las esperanzas de los jóvenes
y sus familias: “Hermosa como el sol es tu prometida, amigo mío. Rica-hembra más cele-
brada no conozco, pero…” (Carrasquilla, 2008-I: 501). Este “pero” provoca en el joven una
angustia inconsolable, que lo hace renunciar al matrimonio, abdicar al trono de su padre
y llevar con tristeza al foso a sus progenitores. Su prometida se hace religiosa y llora su
pena durante largos años.
El Licenciado Reinaldo despierta la culpa. Sabe que ese “pero” ha destruido vidas,
ha echado abajo un reino que podría llegar a ser justo. Por lo tanto, decide peregrinar por
el mundo hasta llegar a Roma. Allí recibe su condena. Se le manda a que viaje siempre a
Oriente, con un sustento mínimo y una calavera ceñida a su cuerpo, por debajo del manto.
Su misión será bendecir a los muertos a donde llegue.
Un día, después de muchas décadas de peregrinaje, se encuentra con el funeral de
una religiosa. Va a llorarla. Entonces el féretro se levanta y le habla, le muestra una bella
utopía que está en la mente de Dios, un reinado sobre la tierra. Le hace ver que todo eso
pudo haber sido si él no se hubiera interpuesto en el matrimonio de aquellos jóvenes. La
religiosa que le habla es Flor de Lis, y le revela un gran castigo por haber hablado de más,
valiéndose de su condición de maestro: “Baja del féretro la monja, acercase al licenciado y
con la débil diestra le arranca la lengua de raíz” (2008-I: 507). El lugar queda maldecido
por la lengua. Las aves huyen y en torno a la lengua se crea un espacio de vacío, sin agua
1 Juan Esteban Londoño (1982), filósofo y teólogo colombiano, Magister en Ciencias Bíblicas. Ha realizado estudios de Teología
en el Seminario Bíblico de Colombia; de Filosofía y Literatura en la Universidad de Antioquia; y de Ciencias Bíblicas en la Uni-
versidad Bíblica Latinoamericana de Costa Rica. Ha publicado el libro El nacimiento del liberador, un sueño mesiánico (SEBILA),
Para comprender el Nuevo Testamento (SEBILA) y diversos artículos, poemas y trabajos musicales.
47 JUAN ESTEBAN LONDOñO, La lengua en ambos testamentos
y sin elemento alguno. El hombre muere, pero su lengua queda allí, “sangrienta, palpi-
tante, indestructible como la calumnia” (2008-I: 507).
Este cuento nos acerca al problema de la lengua, órgano del cuerpo que transmite los
pensamientos a través del habla. Sirve para dar vida y para quitarla, y es tratada en la
Biblia con sumo cuidado. Por esto, como señala la carta de Santiago, la lengua es un ins-
trumento de enseñanza que debe ser tratado con sabiduría. Pues, de lo contrario, puede
destruir comunidades y proyectos de vida.
1. El Primer Testamento
En la Biblia Hebrea, la lengua se enmarca dentro del concepto de palabra y lenguaje.
El término hebreo Dabar (rb;D') puede traducirse como “palabra” o “cosa”. Lo cual signi-
fica que entre el dicho y el hecho no hay trecho. Quien alcanza el Dabar, la palabra de una
cosa, ha alcanzado a la cosa misma. Se crea el mundo a partir de la palabra, se construye
la realidad a partir de lo que se dice. Por esto los rabinos previenen contra la charlatanería
(Aboth 1,17), porque lleva al pecado de no hacer concordar lo que se dice con lo que se
hace.
Palabra y lenguaje son medios por los cuales el ser humano se pone en contacto con
su entorno. Dios entra en contacto con el ser humano a través de la palabra-acción. El ser
humano le responde también con la palabra-acción. Y todo se relaciona entre sí a través de
este inseparable binomio. La lengua es el órgano que enlaza a la palabra con la acción. No
hay distinción entre lo que se dice y lo que se hace. Faltar a lo que se dice o se hace es men-
tir, y mentir es traicionarse a sí mismo y traicionar al Todo.
La palabra hebrea que corresponde a la lengua es Lashon (!Avl'). En el sentido literal
se refiere al órgano del cuerpo, como el de los perros (Ex 11,7) las personas (Jos 10,21; Cant
4,11) o incluso los animales mitológicos como el Leviatán (Job 40,25). En el aspecto cultu-
ral se refiere al idioma y a la manera en que se separan unas tribus y naciones de otras (Gen
10,5.20; Est 3,12; Jer 5,15). También alude a la capacidad de hablar, como en el caso de Moi-
sés (Ex 4,10).
En los libros poéticos y en los proféticos del AT, la lengua es un órgano del ser huma-
no pecador, y puede funcionar como instrumento de mentira y maldad, soberbia e impie-
dad. Por eso se invita constantemente a preservar la lengua del mal y a tomar partido, con
nuestra lengua, a favor de la razón y de la verdad (H. Haarbeck, III, 1990: 249).
En sentido positivo, la lengua puede ser un instrumento de profecía. Puede ser toca-
da por la palabra de Yahvé y devenir en un mensaje crítico y esperanzador (2Sam 23,2). La
boca, sinónimo de lengua, es tocada para proferir palabra divina, como en el caso de Isaí-
as 6,7. Tanto el profeta como el Siervo de Yahvé pueden recibir lengua y oídos de sabios,
para hablar palabras al pueblo maltratado y escuchar como discípulos (Is 50,4).
En sentido negativo, la lengua puede convertirse en un instrumento de engaño y
opresión. La mentira es percibida como un acto de desconocimiento de Yahvé (Jer 9,2). El
engaño es injusticia contra el prójimo. Los falsos anuncios de paz por parte de los profe-
tas, cuando en la realidad se cometen fraudes, son vistos como una perversión de la len-
gua (Jer 9,8). La lengua puede ser soberbia (Os 7,16), y ésta es mal vista por Dios. La mal-
dad de un pueblo es medida por el uso desmedido que se da a la lengua (Miq 6,12).
En la literatura sapiencial se presta mucha atención al tema de la lengua. En estos
libros, que recogen las tradiciones de la sabiduría, aparece con cuidado y detenimiento el
uso que se le da a la palabra Lashon.
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA, No. 70 48
En el libro de Job, la lengua es un instrumento peligroso, cuyo mal uso puede traer
consecuencias negativas, como el castigo divino (Job 5,21). Es un lugar donde se puede
posar la iniquidad y revelarse mediante la palabra (6,30; 15,5). La lengua que habla cosas
injustas, para la teología de los amigos de Job, se parece a la lengua de la serpiente que
transporta veneno (20,16). Job sabe que la lengua pronuncia falsedades y se cuida de que
esto no suceda en su lamentación (27,4).
Los Salmos atienden con cuidado el tema de la lengua. En este libro de cantos y poe-
mas aparece la imagen del freno puesto en la boca humana, con el fin de no pecar con la
lengua (39,1). La lengua parece que se desboca muy rápido, si se le da un poco de rienda.
Por esto es necesario cuidarla. Las personas sabias se caracterizan no sólo por lo que
hablan, sino por lo que callan. Cuando se habla, se usa la lengua para la justicia: “Y mi len-
gua anunciará tu justicia y tu alabanza todo el día” (35,28). ¿Cuál debe ser el contenido del
uso de la lengua? Por un lado, en las relaciones humanas, la lengua debe ser instrumento
de justicia (37,30). Por el otro, en la espiritualidad, la lengua deba alabar a Dios (Sal 126,2).
En el Salmo 15,3 se presenta como requisito para la persona santa, que habita en el monte
de Yahvé, el buen uso de la lengua. El mal uso se equipara a hacerle mal al prójimo, difa-
mándolo, hablando cosas negativas.
El mal uso de la lengua aparece entre los injustos y los pecadores (Sal 5,10). Una de
las características del malvado, según el Salmo 10,7 es que “en su lengua encubre maldad
y opresión”, y esto se da con la intención de maltratar a los inocentes y a los pobres. El mal-
vado pone su confianza en su lengua. Se basta de sus influencias para emerger en la socie-
dad. Con ella se vuelve jactancioso (12,4). Las lenguas de los enemigos son vistas como
espadas agudas, en situaciones en que la víctima ora clamando justicia (57,4). Pero, en
tanto espada, la lengua tiene doble filo. Ella misma puede hacer caer a los que la usan mal
(64,8). El pueblo ora por protección, porque sabe que la lengua mentirosa es peligrosa y
puede llevar a los inocentes a la muerte, tanto en los tribunales como en las rencillas coti-
dianas (109,2). Por eso, la invitación constante en el libro de los Salmos para practicar la
justicia y así disfrutar de la vida es ésta: “Guarda tu lengua del mal y tus labios de hablar
engaño” (34,13).
En el libro de los Proverbios, los paralelismos antitéticos se concentran en gran parte
en el uso de la lengua. Las personas buenas y malas se diferencian entre sí por el uso que
dan a este órgano del habla: “Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada,
pero la lengua de los sabios es medicina” (Prov 12,19 RV 95). Para este libro, tanto la nece-
dad como la sabiduría se identifican en lo que dicen las personas (15,2). La tranquilidad
del alma está relacionada también con lo que se dice y lo que se calla. Hay que aprender a
hablar lo adecuado y también a callar cuando es pertinente (21,23). El libro invita a un
buen uso de la lengua, el cual ayuda a suavizar conflictos y llevarlos a buenas soluciones
(25,15). Se usa bien mediante la reprensión crítica y constructiva. La lisonja al otro tan sólo
lo lleva a la desgracia (28,23). En síntesis, el recopilador de esta sabiduría popular afirma
categóricamente que de lo que se hable o se calle dependen la muerte y la vida: “La muer-
te y la vida están en poder de la lengua; el que la ama, comerá de sus frutos (18,21 RV 95).
Además de la palabra hebrea, aparece también la palabra griega Glossa (glw/ssa),
particularmente en la literatura deuterocanónica. En el Eclesiástico, Ben Sirá invita al uso
sabio de la lengua, para superar la timidez: “porque hablando se muestra la sabiduría, y
la inteligencia en la respuesta de la lengua” (Sir 4,24 BNP). A la vez, insta a tener cuidado
en los atrevimientos de la boca (4,29). El mucho callar es peligroso, pero más hablar en
exceso. La lengua puede destruir pueblos y ciudades amuralladas (28,14). Es más peligro-
49 JUAN ESTEBAN LONDOñO, La lengua en ambos testamentos
sa que cualquier arma: “muchos cayeron a filo de espada, pero no tantos como las vícti-
mas de la lengua” (28,18 BNP). La lengua trae precipitud, mediante ella cualquiera puede
resbalar (20,18). Y la literatura sapiencial invita a poner un centinela en la boca, una cerra-
dura en los labios para no caer a causa de la lengua (22,27). Por todo eso, se declara dicho-
so al que no resbala con la lengua (25,8). El pensamiento de este libro puede sintetizarse
en la expresión de 5,13: “El hablar trae honra y trae deshonra, la lengua del hombre es su
ruina” (BNP), por lo cual invita a no murmurar contra nadie (5,14). Y el epílogo eleva una
oración a Dios agradeciéndole por librar al poeta de las malas lenguas (51,2ss).
Además de la perspectiva moral del uso de la lengua, es llamativa la presencia de los
sordos y los mudos en Isaías. Dios hablará a Israel en lenguaje de tartamudos (28,11). Se
anuncia que un rey de justicia logrará que la lengua tartamuda hable con soltura y clari-
dad (32,4). Y en la escatología del Segundo Isaías se proclama que las personas en situa-
ción de discapacidad podrán invertir su realidad y la lengua del mudo podrá cantar (35,6).
2. El Nuevo Testamento
En el Testamento cristiano, la palabra glossa (glw/ssa) aparece 52 veces. Sigue la tra-
ducción del hebreo Lashon, y la concepción griega de la lengua como órgano fisiológico del
gusto y del habla (Homero, Odisea 3,332), la facultad de hablar (Homero, Odisea 19,175;
Herodoto I, 57) y un tema verbal que deba ser aclarado (Aristóteles, Poética 21,1457b, 1).
La referencia es múltiple en el Nuevo Testamento. Puede aludir a la lengua física
como parte del cuerpo (Lc 16,24; Ap 16,10), el habla (Jn 3,18) o el lenguaje humano (Ap 5,9;
Hch 2,11). En Apocalipsis aparece 7 veces en una expresión sumaria que suele incluir raza,
lengua, pueblo y nación (5,9; 7,9), y señala la totalidad de los pueblos. Pero también puede
referirse al fenómeno de la glosolalia o hablar en lenguas (Mc 16,17; 1Cor 12-14), y al uso
sapiencial de la lengua.
En los evangelios Jesús se caracteriza por lo que dice y hace: “Vayan a informar a
Juan de lo que han visto y oído” (Lc 7,22 BNP). Es caracterizado como “un profeta pode-
roso en obras y palabras” (Lc 24,19 BNP; cf. Hch 7,22). Su palabra es veraz y está de acuer-
do con sus acciones. Sabe que crea el mundo a partir de sus palabras, y que estas palabras
van sustentadas con obras. Jesús sabe usar la lengua con sabiduría y enseña a no juzgar, a
cuidarse del mal uso de la lengua (Mt 7,1-5). Y concluye, en el Sermón de la montaña, invi-
tando a poner en práctica las palabras dichas y escuchadas (Mt 7,26-29).
En Marcos 7, la palabra glossa aparece con relación a los milagros. Se cuenta que Jesús
sana a un sordo y tartamudo al tocar su lengua: “se le abrieron los oídos, se le soltó el
impedimento de la lengua y hablaba normalmente” (7,35 BNP). La lengua, en tanto órga-
no del habla, revela lo más íntimo del ser humano. La necesidad de que sea liberada mues-
tra que ella puede estar sometida a lazos diabólicos. Pero al usarla Jesús y al liberarla, por
ella se manifiesta el poder salvador de Jesús, tanto en los individuos como en la comuni-
dad. En este sentido, este relato se parece a la poética de Isaías, en la que se anuncian tiem-
pos mesiánicos, en los cuales los sordos y los mudos hablarán y su lengua será desatada.
Como señala Haarbeck (1990: 250), el centro de gravedad teológico del uso de la
palabra “lengua” en el NT se encuentra en Hechos, donde aparece 6 veces; y en 1Corintios
12 y 14, donde aparece 17 veces. Este es un carisma del Espíritu Santo entendido como
cumplimiento de las promesas hechas en la antigua alianza (1Cor 14,21; Hch 2,16) y como
señal de la irrupción del tiempo de salvación.
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA, No. 70 50
Este último enlace permite ver, entre otras cosas, la profunda conexión que hay entre
la carta de Santiago y el Sermón de la montaña. Ambos textos invitan a ser perfectos (Mt
5,48; Sant 1,4) y a pedir para recibir (Mt 7,7; Sant 1,5). Señalan que la persona creyente y
comprometida con el reinado de Dios y su justicia es feliz (Mt 5,3-11; Sant 1,12). Indican
que las cosas buenas provienen de Dios (Mt 7,11; Sant 1,17). Advierten el sinsentido de oír
y no hacer (Mt 7,26; Sant 1,22). Consideran que la ley es perfecta y digna de cumplirse (Mt
5,17; Sant 1,25). Optan, junto a Dios, por los pobres y declaran que éstos son los herederos
del reino (Mt 5,3; Sant 2,5). Ven que la verdadera ley es el amor (Mt 7,12; Sant 2,8). Invitan
a una práctica de la misericordia como garantía escatológica (Mt 5,7; Sant 2,13). Aseguran
que la fe sin obras no tiene ningún sentido ante Dios (Mt 7,21; Sant 2,14). Ven que la ver-
dadera fe y la sabiduría dan buenos frutos (Mt 7,17; Sant 3,12.17). Consideran que el odio,
el asesinato y el adulterio son pecados igual de contaminantes (Mt 5,22.28; Sant 2,11). Invi-
tan a no juzgar (Mt 7,1; Sant 4,11), a no angustiarse por el mañana (Mt 6,31-32; Sant 4,14-
15), a no acumular tesoros en la tierra (Mt 6,19; Sant 5,3), y a no jurar (Mt 5,34-37; Sant 5,12).
Esta última invitación conecta el tema de la lengua con las enseñanzas de Jesús. Si
bien Jesús, en los evangelios, no usó la palabra lengua (Lashon / Glossa) en sentido moral,
sí se valió de otras expresiones para referirse a la sinceridad e integridad de la palabra. En
Mateo 5,33-37, el Galileo usa la palabra omnýo (ovmnu,w; Jurar) como una invitación a la
veracidad. Levítico 19,12 prohíbe todo juramento en falso. Números 30,3 y Deuteronomio
23,23 invitan a ser fieles a los juramentos. Para Jesús, la integridad de la palabra es un jura-
mento suficiente: “Que la palabra de ustedes sea sí, sí; no, no. Lo que se añada luego pro-
cede del Maligno” (5,37 BNP). Por esto, la persona íntegra no necesita jurar. Y los espacios
de la prohibición implican todas las esferas de la vida: el cielo (lo espiritual), la tierra (la
vida cotidiana), Jerusalén (la liturgia religiosa), la cabeza (el propio cuerpo, el yo). Como
señala Link:
Con eso se ataca la costumbre de los judíos contemporáneos suyos que trataba de evitar el
abuso del nombre de Dios en los numerosos juramentos diarios por medio de un rodeo, sin
caer en la cuenta de que, al acudir a otras instancias, tenían que habérselas de la misma mane-
ra con Dios mismo, que era el Señor de esas autoridades que se invocaban (Link, 1990: 399).
El uso ético de la lengua para Jesús implica, entonces, varios aspectos: (a) veracidad:
si lo contado es cierto, entonces hay que decir que sí; si no lo es, entonces hay que decir
que no; (b) sinceridad: que el sí y el no de la boca correspondan al sí y el no del corazón; (c)
solemnidad: de forma que lo que se habla presuponga que en lo dicho ya Dios está presen-
te (BJ, 1426). El creyente no tiene que indagar por la mentira detrás de las palabras y las
relaciones, sino todo lo contrario.
3. La actualidad
La vida está mediada por la lengua. Todo lo que hacemos está cargado de lenguaje.
Construimos sentido a partir del lenguaje. Los niños y las niñas aprehenden el mundo a
partir del lenguaje. La misma fe es un proceso de significados del lenguaje. Por esto no está
desacertado el autor bíblico cuando dice que la lengua afecta toda la rueda de la creación.
No sólo el reino del cuento de Carrasquilla es sensible al uso de la lengua. También
lo son las comunidades cristianas, los movimientos sociales y las relaciones políticas. La
historia de la Iglesia está cargada de experiencias en las que el lenguaje ha sido el deto-
nante de grandes controversias, e incluso de matanzas. Muchos grupos de resistencia y
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA, No. 70 52
Quien sabe usar su lengua valora la identidad de las cosas y crea un universo cohe-
rente. Quién miente niega su propio ser y desmiente la sustancia de su alma. Por esto, se
hace urgente retornar al mensaje de la literatura sapiencial tanto del Primer como del
53 JUAN ESTEBAN LONDOñO, La lengua en ambos testamentos
Nuevo Testamento. Las personas buenas y malas se diferencian entre sí por el uso que dan
a la lengua. La lengua de los sabios debe ser medicina. La tranquilidad del alma está rela-
cionada con lo que se dice y lo que se calla. Por esto, si no se tiene nada constructivo, desa-
fiante, ético y racional para decir, es mejor callar. Santiago invita a mejor no enseñar. Jesús
es un ejemplo de la coherencia entre lo que se dice y se hace. Es mejor no jurar. Es preferi-
ble que las acciones sean palabras justas y eficaces. Esto no significa el mutismo total, pero
sí un llamado a la veracidad, la sinceridad y solemnidad. Que nuestro “sí” sea sí, ético,
racional y liberador. Lo mismo que nuestro “no”.
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Balash y otros. Salamanca: Sígueme, pp. 251-249
Resumen
El artículo intenta una lectura del libro de Nehemías desde aquellos personajes que se oponen
al proyecto de reconstrucción de Jerusalén y Judá durante la época del retorno del pueblo
judío a su tierra, auspiciado por los persas, después del destierro Babilónico. Para esto pre-
senta la estructura del libro, describe su contexto histórico, caracteriza los personajes, compa-
ra los proyectos en contienda, relaciona el proyecto de los opositores con el proyecto del libro
de Rut y realiza una aproximación hermenéutica desde la realidad colombiana.
Abstract
The article attempts a reading of the book of Nehemiah from those characters who oppose the
project of reconstruction of Jerusalem and Judah during the time of the return of the Jewish
people to their land, sponsored by the Persians, after the Babylonian exile. For this, it presents
the structure of the book, describes its historical context, characterized the characters, com-
pares the projects in contention relates the project opponents with Rut book project and makes
a hermeneutical approach from the Colombian reality.
Introducción
Contrario a lo que piensan algunos1, normalmente la Biblia es leída desde sus redac-
tores finales, quienes introducen en el texto las figuras que protagonizan y que aparecen
como modelos a ser imitados. Estas lecturas son las que han estimulado interpretaciones
fundamentalistas. La idea del presente artículo es, pues, realizar una lectura desde los
antagonistas, a quienes hemos denominado artífices opositores2. El propósito es especial-
mente hermenéutico, pues se pretende resaltar las luchas de movimientos sociales alter-
nativos en América Latina y especialmente en Colombia, al comparar estas luchas con las
que libraron los enemigos de Nehemías.
A partir de este planteamiento pretendo responder a dos preguntas: Primera: ¿qué
relación puede existir entre quienes se oponen al proyecto de Nehemías y Esdras y la pro-
puesta que surge al interior del libro de Rut, como artífice de una sociedad alternativa?
Segunda: ¿Hasta qué punto el accionar de quienes se oponen al proyecto de Nehemías es
auténtico, y qué tendrían que ver, desde el punto de vista hermenéutico, con acciones simi-
lares en medio de los grupos alternativos en Colombia hoy en día, que luchan para que su
voz sea escuchada y sus derechos reivindicados?
Para responder estas dos preguntas vamos a clarificar en una primera parte un esbo-
zo general del contenido del libro; en un segundo momento identificaremos al interior de
1 Véase por ejemplo CROATTO, J. Severino. “El propósito querigmático de la redacción del Pentateuco. Reflexiones sobre su
estructura y teología. En: Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana No. 23. Quito, RECU, 1996 pp. 9-10.
2 Para la comprensión de la categoría “artífice”, en oposición a la categoría “sujeto”, véase CAÑAVERAL, Aníbal. Andar en el
Encanto de la Palabra. Diálogo de saberes en Artífices, Entradas Llaves y Claves. Bogotá, CEDEBI, 2012, pp. 92-98.
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA, No. 70 55
este contenido, cuáles son los textos donde tienen presencia los opositores de Nehemías,
quiénes son esas personas y cuáles son sus proyectos; en tercer lugar, se discute cuál sería
el vínculo entre el proyecto de estos opositores y la propuesta que parece en el libro de Rut
y, finalmente, estableceremos la relación hermenéutica existente entre esta problemática
registrada en el libro de Nehemías y el conflicto colombiano en nuestros días.
1. El contexto
Israel cae bajo los babilonios en el 597. En el 538 Ciro, jefe guerrero y popular entre
la tribu de los persas, conquista Babilonia. Con la conquista de Babilonia se anexó además
Siria, Asiria y Palestina, que estaban gobernadas por Nabónides, rey babilonio. En el 529
muere Ciro y lo sucede Cambises, quien en el 525 anexionó Egipto al imperio. Gaumata,
un usurpador, sucede a Cambises pero, este último es derrotado por Darío. Darío I, más
conocido como Darío el Grande, consolidó el imperio creando una red de carreteras y un
sistema de recaudación de impuestos. También expandió más el imperio, pero las guerras
que mantuvo en las fronteras occidentales del imperio contra los griegos (499) no tuvieron
el fruto esperado. Su hijo, Jerjes I, que fue entronizado en el 486, tampoco logró ninguna
victoria contra los griegos. En el 465, Jerjes y el príncipe heredero Darío mueren asesina-
dos en un atentado, tras lo cual sube al poder Artajerjes I. Esta es la época en que Nehe-
mías tramita su regreso a Judá para encargarse de la dirección de la reconstrucción de las
murallas y el templo en Jerusalén, que habían sido destruidos por los babilonios. Ahora los
persas se ponen en control de Palestina y sus alrededores, a través de sus emisarios Esdras
y Nehemías, lo cual genera resistencia entre los habitantes más influyentes de la región que
querían recuperar el control3.
3 Para ampliación de esta información, véase MICHAUD Robert. La literatura sapiencial. Proverbios y Job. Estella (Navarra) Edito-
rial Verbo Divino, 1995, pp. 15-60. También puede ser consultado GALLAZZI, Sandro. “Aspectos de la economía del segundo
templo. No abandonaremos más la casa de nuestro Dios (Neh 10,40)”. En: Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana No. 30,
RECU, 1998, pp. 55-72.
4 GOTTWALD, Norman. La Biblia Hebrea. Una Introducción socio-literaria. Barranquilla STP, 1992, p. 23.
5 Compárese este enfoque con el de KILPP, Nelson. Esdras y Nehemías. En: Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana.
Quito, RECU, 2005, pp. 131-141. Para la propuesta de estructura de Nehemías es importante anotar que este libro hace parte de
la Obra Cronista que se configura como alternativa frente a la literatura sapiencial, a la altura del año 300 a.C. Para la discusión
de si originalmente Nehemías hacía parte de un solo libro junto a Esdras, véase el artículo del propio Nelson Kilpp.
56 ESTEBAN ARIAS ARDILA, ¿Oposición al proyecto de Dios?
su tierra (cap. 5); concluye las murallas valiéndose de grupos de autodefensa (cap. 6) y
repuebla la ciudad de Jerusalén (cap.7).
En la tercera parte, la ciudad de Jerusalén es repoblada (11,1-3), la población es inven-
tariada en diversas listas, con resalte para el clero, expresado a través de un género litera-
rio propio de los documentos de la corte (11,4-12,26), se procedió a la dedicación de las
murallas de Jerusalén (12,27-43) y se presentó un resumen de toda la época de Esdras y
Nehemías (12,44 -13,3), mencionándose todavía las realizaciones de la segunda misión de
Nehemías que recupera, de hecho, el espacio ganado en su ausencia por sus enemigos que
pretendían, a nuestro juicio, instaurar un orden nacionalista y orientado por la propuesta
de las sabias de Jerusalén en la época del Cantar de los Cantares y libros como el de Rut
(13,4-31).
dote Eliasib que le había otorgado un lugar en el templo a Tobías, aprovechando que
Nehemías había ido a entregar informe de su acción al rey persa (Neh 13,4-14).
8 SCHWANTES, Milton. Sobrevivencias: introducción a Abdías. En: Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana No.
35/36, Quito, RECU, 2000, pp. 169-174.
58 ESTEBAN ARIAS ARDILA, ¿Oposición al proyecto de Dios?
9 MESTERS, Carlos. Rute-uma história da Bíblia-pão, família, terra! Quem vai por aí não erra! São Paulo, Paulinas, 1985, 92p. Véase
también el artículo de LOPES, Mercedes. El libro de Rut. En: Revista de interpretación Bíblica Latinoamericana No. 52, Quito, RECU,
2005, pp. 69-77.
60 ESTEBAN ARIAS ARDILA, ¿Oposición al proyecto de Dios?
libro de Rut estas instituciones no tengan lugar en la propuesta social solidaria10 y tribal que
propone y que no se conforma con ser vinculada de manera secundaria a los esquemas tri-
butarios de la dinastía davídica propia de los redactores finales del libro (Rut 4,13-22).
Esta es la misma situación que no puede ser ocultada ni siquiera en el libro de Nehe-
mías, cuyo redactor final es defensor acérrimo de estas instituciones que pretenden ser
recuperadas como vigentes para la defensa de una estructura sociopolítica como la monar-
quía, que había fracasado estruendosamente. Esto es lo que se lee en Nehemías 13,4-9,
donde el sacerdote Eliasib otorga un lugar a Tobías al interior de los atrios del templo, en
ausencia de Nehemías. Es el intento de convertir el templo en un lugar solidario, quitán-
dole la función de recaudador de tributos, para transformarlo en un espacio eje de econo-
mía solidaria, al estilo de la propuesta del profeta Malaquías en su redacción más original
(Mal 3,10)11.
Ahora bien, ¿En qué consiste el proyecto alternativo de Rut?
El proyecto de Rut está claramente expuesto a lo largo de su libro. Señalamos cuatro
elementos fundamentales que forman parte esencial de este proyecto:
1. Retorno a la tierra que había sido dejada por problemas de hambre (Rut 1,1.6-
22). El retorno a la tierra implicaba que quienes se habían quedado, el rema-
nente, pudieran ahora sí disfrutar de la tierra como propia. También los que
regresaban del cautiverio lo hacían para recuperar lo que habían perdido y
reconstruir sus familias, pero no para trabajar como esclavos al servicio del rey
como se describe en Nehemías 5.
2. La recolección atrás de los segadores demarca la importancia de hacer valer el
derecho de los pobres de la tierra que había quedado establecido en el Deute-
ronomio (Rut 2,1-22; Deut 15,7-11).
3. Era fundamental, en dicho proyecto, cumplir la ley del rescate para garantizar
la posesión de la tierra, el futuro de la familia y del propio pueblo (Rut 4,1-12;
Lev 25,1-25).
4. Hacer de la solidaridad y del cumplimiento de las leyes tribales el fundamen-
to cotidiano del pueblo y darle preponderancia al Yahvismo popular, yendo
más allá de las instituciones de la monarquía como el templo, el sacerdocio, los
sacrificios, que no son mencionados en el libro, o dándoles un uso diferente
como en Nehemías 13,4-9, donde Eliasib otorga a Tobías el templo para activi-
dades diferentes a los tributos, ofrendas y sacrificios.
5. La gente considerada extranjera, pero que se integraba al proyecto de Israel
debía ser considerada parte del pueblo. Las mujeres extranjeras como Rut, que
quisieron regresar para trabajar por el proyecto del nuevo Israel, debían ser res-
catadas e integradas a la familia del pueblo de Dios. Esto también debía valer
para hombres como Tobías y sus seguidores (Is 56,3.6-7)12.
imperio de turno y para ambos (as) el templo debería tener una destinación diferente que
los rituales y el recaudo de tributos y estar más al servicio de las causas de la retribalización
y la solidaridad con los (as) excluidos (as) y pobres de la tierra. Hay, sin embargo, en Tobí-
as y en Rut dos maneras diferentes de enfrentar la propuesta imperial: mientras que Tobí-
as confronta, en Rut se plantea una propuesta concreta de sociedad. Probablemente los dos
tipos de acción son complementarios y necesarios a la hora de echar a andar una propues-
ta articulada de transformación al interior de una sociedad determinada.
13 VELEZ, Neftalí. “La lectura Bíblica en las CEB´S”. En: Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana No. 1. San José Costa
Rica, Editorial DEI, 1988, p. 8.
62 ESTEBAN ARIAS ARDILA, ¿Oposición al proyecto de Dios?
extranjeros que se valen de la población nativa para hacer crecer sus negocios. Junto a estos
elementos bélicos que arman la población contra sus propios hermanos y hermanas, sub-
yace una política de relaciones internacionales que se implanta a nombre de la seguridad
nacional y del grupo en el poder, que tiende a favorecer los intereses económicos y políti-
cos de este grupo que detenta el poder y que se especializa, por intereses propios, en la
defensa de los intereses de una potencia o varias potencias extranjeras a nombre de la pros-
peridad del país o de la patria.
Esta seguridad nacional, bien controlada por el grupo en el poder, es la que garanti-
za, entonces, la celebración de acuerdos económicos para favorecer la reconstrucción de
infraestructura y supuesto intercambio comercial ventajoso, a cambio de apoyo político y
aumento de impuestos a la población, lo cual incrementa el desequilibrio cada vez más
inequitativo y hace crecer la brecha de dependencia a favor de la potencia, que paulatina-
mente aumenta su presencia militar y su influencia cultural avasallante.
Estos elementos profundamente arraigados en la conciencia de la población, van
generando el crecimiento de la conciencia de un grupo, de todas maneras minoritario, y
que a pesar que se sostiene en la resistencia, no llega a contar con recursos necesarios para
revertir a su favor, y a favor de la población “alienada”, la situación que cada vez se endu-
rece más y se hace más infranqueable, aumentando sus niveles de violencia y represión a
nombre de los intereses nacionales y de los grupos de poder establecidos. Esta situación
de endurecimiento de la represión oficial obliga al grupo de la resistencia a valerse de
mecanismos poco populares, a cometer errores estratégicos y/o a girar en torno a simple-
mente sostener los niveles de resistencia. Se puede convertir en un círculo vicioso que
transforma la lucha en una simple posibilidad de subsistencia, incapaz de trascender hacia
el establecimiento de la sociedad de antaño, y que va perdiendo espacios de credibilidad
y estancamiento en el apoyo de las masas captadas cada vez más por los “encantos” y
“ofertas” del establecimiento oficial.
Este intento de prueba de categorías comunes como criterio de análisis hermenéuti-
co bien puede servir para cualificar mejor y facilitar los esfuerzos de la lectura popular y
comunitaria de la Biblia por hacer eficaz la aproximación al texto bíblico, de tal manera que
se haga todavía más contundente la interpretación y genere mayor impacto en la posibili-
dad de de-construir las crecientes relaciones de injusticia social y reconstruir los tejidos a
partir del fortalecimiento de las relaciones entre el mayor número de fuerzas positivas
posibles comprometidas por encarnar, de manera más coherente, el evangelio de nuestro
maestro Jesús de Nazaret.
¿Qué salidas pacíficas pueden ser propuestas para el conflicto colombiano a partir de
la lectura de Nehemías desde los artífices opositores?
1. Encontrar estrategias para el desarme de toda la población, incluido grupos
alzados en armas, establecer fuerzas de paz en las fronteras y crear una policía
cívica al estilo de Costa Rica.
2. Generar propuestas concretas para integrar en el gobierno a las fuerzas oposi-
toras y a los proyectos gubernamentales de empresa y empleo para las comu-
nidades marginadas.
3. Destinar la mayor parte de la ayuda internacional, vía gobierno, para impulsar
el movimiento social (Neh 5,10-12).
4. Generar una política efectiva de retorno de la población desplazada a su tierra
y garantizar apoyo económico para que puedan hacerla productiva.
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA, No. 70 63
5. Invitar a las iglesias a convertir cada vez más sus templos en centros de ayuda
humanitaria y espacios para que la vivencia de la espiritualidad contribuya a la con-
cientización, a la actitud crítica, vía propuestas de paz y justicia social (Neh 13,4-5).
Conclusiones
1. Nuestro ejercicio comenzó por presentar una interpretación de cierto aspecto
de la estructura literaria del libro de Nehemías, enfocándola desde la óptica de
los artífices opositores frente la propuesta central del libro que favorece la inci-
dencia de la propuesta del imperio persa en Palestina en la época del retorno
de los judíos a su tierra, después del destierro ejercido por los babilonios.
2. El análisis de esta estructura nos llevó a identificar aquellos textos que registran
el grupo de los artífices opositores y a otorgarles un reconocimiento crucial en
la dialéctica interna de la obra de Nehemías. Fueron valorados como un movi-
miento que contribuye a generar conciencia en las clases populares, donde tam-
bién participan profetas, profetisas, sacerdotes, mujeres y un sector importante
del pueblo en general.
3. El grupo de los artífices opositores a la propuesta de reconstrucción de Jerusa-
lén y de la nueva provincia persa fueron caracterizados como personas de gran
influencia en la región, que tenían como propósito impulsar una reforma de
nacionalismo autónomo que no contara con el auspicio político de los persas.
4. La propuesta liderada por Tobías y su grupo guarda especial identidad con el
auge que tuvo en el pos-exilio una corriente de sabios y sabias de la cual parti-
cipaba mujeres como la que presenta la novela de Rut y las mujeres del Cantar
de los Cantares y del libro de los Proverbios. En ese grupo influyente de sabios
y sabias también confluía el profetismo popular al cual pertenecían profetisas
como Noadías.
5. Las categorías hermenéuticas propuestas para el cualificar el análisis de la rea-
lidad a propósito de los contenidos estructurales del libro de Nehemías esta-
blecen una relación que puede ser creativa y determinante para cualificar el tra-
bajo de la lectura popular y comunitaria de la Biblia. Estas categorías son: 1.
Una estructura política establecida, que desde la óptica de quienes la defien-
den, requiere ser defendida; 2. Resistencia ejercida por un grupo minoritario
pero con suficiente influencia y propuesta de alternativa sociopolítica; 3. Incre-
mento de la autodefensa por parte del grupo que detenta el poder para garan-
tizar ciertos niveles de seguridad; 4. Celebración de acuerdos económicos para
favorecer la reconstrucción de infraestructura y supuesto intercambio comer-
cial ventajoso a cambio de apoyo político y aumento de impuestos a la pobla-
ción; 5. Aumento de la presencia militar e influencia cultural avasallante; 6. Pér-
dida del horizonte ideológico del grupo de resistencia y decaimiento de la pro-
puesta alternativa que repercute en el repunte de la política oficial y aumento
de la represión y la violencia.
6. El estudio de la Palabra de Dios, vía lectura popular y comunitaria de la Biblia,
debe propender cada vez hacia propuestas para la búsqueda de salidas pacífi-
cas al conflicto colombiano.
Resumen
Este artículo ofrece una pista para abordar el Evangelio de Marcos: la coherencia de las muje-
res en su fe. A pesar de que el evangelista no parece estar interesado en reconocer la autoridad
y misión de las discípulas, es evidente desde el comienzo hasta el final del Evangelio el testi-
monio de fe auténtico de las mujeres, expresado en servicio, entrega, compromiso y solidari-
dad, hasta correr riesgos al igual que su Maestro. Desde Galilea hasta Jerusalén siguen a Jesús,
y le sirven; son portadoras de dignidad, inclusión y libertad para ellas y para su pueblo. Estas
mujeres superaron el respeto humano, las prohibiciones de la ley, todo obstáculo y prejuicio
para ir en pos de Jesús, quien las valoró, dignificó e incluyó como auténticas discípulas en su
misión. Ellas fueron capaces de romper silencios, desafiar los obstáculos que impedían su dig-
nidad y abrir posibilidades de ecumenismo, inter-culturalidad y diálogo inter-religioso.
Abstract
This article provides a clue to address Mark's Gospel: the coherence of women in their faith.
Although the evangelist does not seem interested in recognizing the authority and mission of
the disciples, is evident from the beginning to the end of the Gospel, the testimony of women's
authentic faith, expressed in service, commitment, engagement and solidarity to take risks as
their Master. From Galilee to Jerusalem follow Jesus and serve him, are carriers of dignity,
inclusion and freedom for themselves and their people. These women overcame human
respect, the prohibitions of the law, all obstacles and prejudice to go after Jesus who valued
them, dignified and included as authentic disciples in their mission. They were able to break
silences, challenging obstacles to their dignity and opened possibilities of ecumenism, inter-
cultural and inter-religious dialogue.
1 MacDonald demuestra que un suceso no necesita ser “real” para lograr un mensaje que anime o libere a las mujeres. En: pági-
na web. Amy-Jill Levineon. 2004. pp. 24-25.
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Para Schüssler, son las mujeres discípulas quienes manifiestan fidelidad a Jesús en
Marcos, no los doce2. En su misión, ellas demuestran ser discípulas coherentes, ejemplares,
arriesgadas y tuvieron su lugar entre las/los animadores(as) del movimiento de Jesús en
Palestina3. Siguen a Jesús y le sirven (hvkolou,qoun auvtw/| kai. dihko,noun), fieles
desde Galilea, han subido con Él a Jerusalén (Mc 15,40-41), no lo abandonaron en el
momento más crítico (Mc 14,50) como los doce (Mc 14,66-72), ni lo negaron; estuvieron
presentes en el momento de la crucifixión y muerte.
Ellas están con Jesús, pertenecen a su verdadera familia, porque escuchan la Palabra
y la cumplen (Mc 3,31-35), reciben sus enseñanzas y las practican (Mc 9,35; 10,43), se iden-
tifican de muchas maneras con él: en el servicio, en la solidaridad, en la humildad. Son dis-
cípulas de gran valentía que le siguieron desde el comienzo de su misión, hasta el final (Mc
15,40-41). La contemplación de la palabra les ayuda a lograr esta coherencia en su vida.
Podemos evidenciar que las mujeres discípulas fueron fieles y radicales en su opción
de fe; ellas superaron el esquema gastado de honores que proponía la cultura del momen-
to y asumieron con valentía el camino de la debilidad, la cruz, el sufrimiento, rasgos deter-
minantes para Marcos en el discipulado. En los escritos pascuales es donde se percibe con
mayor fuerza su compromiso hasta el final (Mc 15,40); ellas lo siguen de Galilea a Jerusa-
lén. La coherencia en el discipulado, según el evangelio de Marcos, consiste en estar dis-
puesto(a) a correr la misma suerte del Maestro, a servir y asumir la cruz, el sufrimiento, la
muerte. Ellas fueron capaces de ofrecer su don, gracias a la fe que les animaba, por eso vale
la pena rescatar el testimonio de estas mujeres y su coherencia hasta las últimas conse-
cuencias.
4 Pikasa, 2005, p. 1.
5 Los verbos ‘seguir’ y ‘servir’ son propios del discipulado.
6 Según Lev 15,25-27, ella está catalogada no sólo como impura y fuente de impureza por la ley socio-cultural de Israel, sino
como transgresora.
7 Aguirre, 2000, p. 107.
8 La adolescente e hija del centurión está vinculada a este texto, las dos están unidas por la misma suerte y dolor: su condición
de niña hecha mujer le hace experimentar la muerte. La presencia de los discípulos Pedro, Juan y Santiago representa la comu-
nidad de fe donde cesan estas situaciones desventajosas, las discriminaciones y se experimenta gran alegría por la nueva forma
de vida, que ayuda a levantar y liberar a las personas de tantos males.
9 Página Web. El obispo Julio. Las mujeres en el Evangelio de Marcos. Disponible en http.//diversidadcristiana.blogspot.co
2010. Estudios Bíblicos, género. Diversidad Cristiana. Montevideo.
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA, No. 70 67
Con este recurso retórico literario Jesús da una enseñanza: la visibiliza en lo que hace
y la pone como ejemplo, denuncia el pecado de quienes controlan las instancias legales y
se aprovechan de los más pobres despojándolos de sus propios bienes, en particular de las
viudas que carecen de cualquier derecho de representación. La denuncia incide sobre el
manto de legalidad con el que los letrados encubren sus injusticias. Al mismo tiempo pro-
pone a esta pobre viuda como modelo de solidaridad, justicia y generosidad. Con su pre-
caria contribución al templo la mujer viuda cumple con los requisitos económicos que al
menos en teoría deberían servir para socorrer a las personas pobres. Ella es puesta por
Jesús como un signo de Dios, capaz de cimentar dignidad, a pesar de la precariedad eco-
nómica en la que se encontraba junto con su familia. Ella, con su gesto solidario que surge
del amor, da muestra de fidelidad a Dios, de integridad y auténtica espiritualidad, y se
constituye en manifestación de la presencia de Dios.
La viuda pobre aparece en este Evangelio identificada con Jesús al dar generosa-
mente lo que posee y ofrecerse por los demás como él lo hizo (Mc 10,45). Así, las mujeres
testifican un discipulado desde la fe comprometida con el poder dador de vida de Jesús en
la entrega hasta las últimas consecuencias.
Struthers considera este texto como “parábola autobiográfica de Jesús”. La autora
explica cómo las mujeres son, quizá, especialmente las más apropiadas para iluminar el
sentido del seguimiento, porque en la comunidad marcana ellas se encontraban en mejor
posición para vivir con intensidad el mensaje que entre otros seguidores: “los primeros
serán los últimos y las últimas las primeras” (Mc 10,31)11
pobres sí. Al recordar a una mujer profetisa sin nombre que ungió a Jesús como Mesías,
recuerda que el Dios de Jesús ha optado por los pobres; él representa a los pobres y el ser-
vicio prestado por esta mujer a Jesús se debe dedicar a todos ellos cuando quieran.
Ella “hizo lo que pudo” (Mc 14,8), lo que tuvo a su alcance, lo que salió de su cora-
zón, para demostrar su amor y admiración por Jesús. Seguramente por eso valoró su fe
coherente, todo un derroche de amor abnegado de esta discípula hacia él y a la comuni-
dad, ya que el perfume se expandió por toda la casa. un gesto de amor generoso a la mane-
ra como vio actuar a Jesús.
No se puede perder la “memoria de ella”. Lo que ha hecho es bien significativo, hay
que multiplicarlo, ya que su gesto se constituyó en anuncio de mujer, del evangelio. Jesús
sabe que después de su muerte se va a extender el anuncio de su salvación por todo el
mundo: “les aseguro que en cualquier lugar del mundo donde se predique el mensaje de
salvación, se hablará también de lo que hizo esta mujer y así será recordada” (Mc 14,9). Ella
se vinculó de esta manera a la memoria pascual que hoy continuamos celebrando. Con su
gesto, esta mujer anónima se anticipó a ungir su cuerpo para la sepultura, reconoció pro-
féticamente al ungido-Rey, proclamó su fe que simboliza la de toda la Iglesia cuando cele-
bra el triunfo de Jesús sobre la muerte, así cumple su misión de discípula anunciadora del
Reino.
13 Seguir = a,kolouqew en el contexto marcano tiene su significado teológico y distingue el seguimiento de muchas otras muje-
res que habían subido con él a Jerusalén. Marcos también agrega que estas mujeres atestiguaron los acontecimientos cruciales de
la vida de Jesús.
70 MARIBEL PERTuz GüETTE, Seguidoras coherentes, desde galilea hasta Jerusalén
Pedro realmente lo negó y lo defraudó en Getsemaní, sino que todos los discípulos huye-
ron y dejaron solo a Jesús (Mc 14,50). Marcos confirma de muchas maneras el fracaso de
los doce y otros discípulos.
"Algunas mujeres miraban desde lejos” (15,40). Se les reconoce su fe como mujeres
que penetran el misterio y profundizan así su condición de discípulas. María Magdalena,
María la madre de Santiago el menor y de José y Salomé, habían seguido a Jesús y lo habí-
an servido cuando estaba en Galilea14. Había, además, otras muchas que habían subido con
él a Jerusalén" (Mc 15,41). Cuando los varones fallan (Judas, Pedro, los discípulos que le
han vendido, negado, abandonado), aparecen unas mujeres que han seguido y servido a
Jesús. Aun cuando se quiere quitar peso a su testimonio, aludiendo a que ese era el oficio
de ellas, no deja de simbolizar la solidaridad de quienes le acompañan en el camino de la
Cruz.
"María Magdalena y María, la madre de José, observaban dónde lo ponían" (Mc
15,47), mientras José de Arimatea entierra el cuerpo de Jesús… Las discípulas elaboraron,
desde su capacidad de abnegación y resiliencia, la pasión de Jesús, y comprendieron que
había resucitado. Por eso fueron capaces de consolar y animar a la comunidad de discí-
pulos, mostrándoles a Pedro y a los otros que Jesús estaba resucitado en Galilea.
Ellas salieron de sí para ir al encuentro de las otras personas, al igual que Jesús (Mc
1,21-26.29-31.32.34.40-44; 2,1-12; 3,1-5.7-10; 5,1-20.21-43; 6,30-44.53-56; 7,24-30.31-37; 8,1-
10.22-26; 9,14-29; 10,46-52). Su actitud coherente y comprometida les mereció ser testigos
de la Pascua, decisivas para el anuncio de la Buena Nueva de Jesús y la continuidad de su
movimiento.
14 Nombrar tres mujeres manifiesta un reconocimiento por parte de las comunidades como personas animadoras en el movi-
miento cristiano de Palestina, es decir estas discípulas ejercían su ministerio de servicio.
15 Tepedino, 2001, p. 113.
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA, No. 70 71
Conclusión
A pesar de que en este Evangelio se percibe la influencia de la cultura patriarcal, y
Marcos quiere enfatizar la autoridad de los discípulos, la actitud comprometida de las
mujeres, su riesgo y coherencia en el seguimiento de Jesús son evidentes y se pueden
detectar con facilidad.
Es posible que estos relatos de mujeres seguidoras de Jesús en el Evangelio de Mar-
cos procedan de ellas, y luego se constituyeron en escritos masculinos en la redacción pos-
terior. Eso se manifiesta con la hija de Jairo, la hemorroisa (Mc 5,21-43), la Sirofenicia (Mc
7,24-31) y la mujer que ungió a Jesús (Mc 14,3-9).
Estas mujeres superaron el respeto humano, las prohibiciones de la ley, todo obstá-
culo y prejuicio para ir en pos de Jesús, quien las valoró, dignificó e incluyó como autén-
ticas discípulas en su misión.
El discipulado de las mujeres no puede ser de subordinación, sino un medio para
enseñarnos a las comunidades de fe de hombres y mujeres hoy, cómo podemos construir-
lo en inclusión y equidad.
Textos como el de la sirofenicia, en su búsqueda por lograr la curación de su hija,
hacen pensar en la tenacidad e insistencia de tantas mujeres hoy frente a los conflictos, por
su actitud valiente ante cualquier obstáculo. En las reivindicaciones y alternativas que ellas
construyen en América Latina y el Caribe, desde sus esfuerzos, clamores y protestas socia-
les. La mujer sirofenicia evoca también la actitud de muchas mujeres al romper silencios,
desafiar obstáculos que impiden su dignidad y su apertura ante el ecumenismo, la inter-
culturalidad y el diálogo inter-religioso.
Bibliografía
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SCHüSSLER Fiorenza E. En memoria de Ella. una reconstrucción teológico-feminista de los
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El milagro de la solidaridad.
Construcciones comunitarias para vivir la experiencia
de la integridad (1Reyes 17,1-18,2)
Resumen
Proponemos el tema de la integridad y la solidaridad como una construcción social, cultural
y política que sólo es posible en esa dinámica de interacciones, de relacionalidad e interde-
pendencia. El otro, la otra en el bello ejercicio, y a la vez conflictivo, de construcción de iden-
tidades de nuestro ser y hacer humano como tejido, tal como lo identificamos en el relato de
1Reyes 17,1-18,2.
Abstract
We propose the issue of integrity and solidarity, as a social, cultural and political, which is only
possible in those dynamic interactions of relatedness and interdependence. The other, the
other in the beautiful exercise, yet conflicting, construction of identities, of our being and
human doing as tissue, as identified in the account in 1 Kings 17,1-18,2.
Introducción
Cuando decidí escribir este artículo, una frase escuchada en la XX Asamblea de
RIBLA realizada en Bogotá - Colombia en el 2012, quedó como motivación para esta refle-
xión. En el estudio bíblico sobre la carta de Santiago, conducido por Elsa Tamez, ella hizo
la siguiente afirmación: “la integridad y la coherencia como opción de vida para vivir en un
mundo de avaricia…”. Esta idea fue inspiradora y fue tejiendo nuestro tema sobre el mila-
gro de la solidaridad.
Al realizar la lectura de 1Reyes 17,1-18,2 consideramos nuestras preocupaciones
frente a la apatía, la corrupción, la falta de solidaridad en los distintos espacios socio-polí-
ticos, que trastocan también nuestras experiencias personales, familiares, eclesiales y
comunitarias.
Al acercarnos al texto en cuestión, queremos observar los procesos que van tejiendo
la trama y como, a través de ese tejido, son los distintos sujetos, en diferentes momentos
espacios y movimientos los que van construyendo los sentidos del relato. Es el proceso de
interacciones entre lo narrado y nuestras preguntas como lectores y lectoras lo que quere-
mos articular.
1 Tomo esta idea de “vida que se agota”, del Cuaderno No. 5 del Programa Teología desde las Mujeres, de la Facultad Evangélica
de Estudios Teológicos (FEET), particularmente del estudio titulado “De la vida agotada hacia la vida prolongada”, donde se
hace un estudio del relato de 1Reyes 17.
2 Puede verse el artículo de Juan José Tamayo “Boaventura de Sousa Santos: Hacia una sociología de las ausencias y las emer-
gencias”. En: Utopía y Praxis Latinoamericana, Año 16. Nº 54 (Julio-Septiembre, 2011), pp. 41-49.
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINoAMERICANA, No. 70 75
pos y de los movimientos espaciales. Pero es aquí donde se va tejiendo lo nuevo, lo real-
mente transformador de las vidas de los implicados en la trama. Concentrémonos en ello.
Nuevamente la voz de Yahvé, ya no con la orden dada a unos cuervos, sino ahora a
una mujer. La acción que realizaron los cuervos es la misma a la que ahora se invita a la
mujer (Cf. vv. 4 y 8: dar de comer o sustentar). Pero, ¿quién es esta mujer? Es una viuda de
la región de Sidón, precisamente de la misma región de donde proviene Jezabel, la esposa
de Acab. Es una región donde Yahvé no es la divinidad a la que se le rinde culto; es la fron-
tera de una zona marginal. Y lo que se pone en el hilo narrativo no es la cuestión de la ado-
ración a esta o aquella divinidad. “Vive Yahvé tu Dios”; la mujer no oculta su identidad de
fe, establece la diferencia entre lo que ella cree y lo que cree Elías. ¡Lo que está en el plano
primario es la cuestión de la sobrevivencia de todos!
Se trata de un encuentro. Un hombre, una mujer y un niño que viven la experiencia
de la cercanía de la muerte. Aún hay agua, aún se puede saciar la sed. Pero falta el pan, y si
hay algo es a eso a lo que se aferra la mujer. Su último bocado y el de su hijo, “para que lo
comamos, y nos dejemos morir” (17,12). Es un momento de clímax donde la tristeza, la no-posi-
bilidad arrebata el corazón. Madre e hijo hasta el último momento mantienen el cordón
umbilical. El último pedazo de pan es para compartirlo. Esta bella memoria de integridad
queda en las páginas de la Biblia, la tomamos, la hacemos nuestra como luz y horizonte,
porque allí nos morimos todos o nos reconstruimos todos desde nuestras vulnerabilidades.
Y aquí precisamente el milagro de la solidaridad que viene tomando forma, que se
viene tejiendo poco a poco. Ahora la mujer se constituye en la fuerza de la vida de tres per-
sonas, la integridad de ellas puede percibirse en este momento desde la práctica de la soli-
daridad, que es posible aun en situaciones que nos parecen de no-existencia. El diálogo
entre quienes están viviendo estas experiencias, aun considerando culturas e identidades
diferentes, es lo que abre las sendas a lo nuevo y transformador. Es la casa en la que ahora
hay pan, agua, aceite, leña para cocinar. Es la casa donde se afirma la dignidad humana y
la integridad de la vida3.
3 A decir de Enrique Dussel: “Una ética del cumplimiento de las necesidades (comer, beber, vestir, habitar...) de la vida afirma la dig-
nidad unitaria del sujeto ético-corporal”. En: ética de la Liberación en la Edad de la globalización y de la Exclusión, Editorial
Trotta, Madrid, 1998, p. 27.
76 AgENoR gUTIéRREz MAIRENA, El milagro de la solidaridad
patriarcales, en nuestras comunidades, en nuestras casas. El niño de este relato que hizo
parte de la red para que el fluir de la vida continuara, el niño que compartió su pan con
un extranjero que también perdía la vida, ahora en él mengua, se agota, falta la vida. Y aquí
nuevamente la mujer, ahora con su sagrado reclamo por su hijo, muestra su actitud de
resistencia frente a una imagen de Dios que quita la vida a su hijo: “¿Qué tengo yo contigo,
varón de Dios? ¿Has venido a mí para traer a memoria mis iniquidades, y para hacer morir a mi
hijo?”.
Pero antes observemos algo interesante. La mujer asume –desde la perspectiva del
narrador – una nueva identidad en el versículo 17: es la señora, ama, dueña de la casa (baʽa-
lat habayit). Si situamos el contexto global del relato en el conflicto que supone la lucha de
Elías contra Ajab, los sentidos del texto pueden ir más lejos de lo que a nivel manifiesto
puede percibirse. Es la mujer, la dueña de la casa, la mujer marginal quien ahora toma la
palabra para luchar por la vida, para reclamar por la vida de su hijo, la que sabe de la expe-
riencia de la solidaridad; quien es capaz también de dar una nueva identidad a Elías: varón
de Dios (v. 18); quien representa a Israel (Ajab) llama a Elías “perturbador”, “el que está tras-
tornando a Israel” (1Re 18,17), porque éste cuestiona el modo de poder que se fundamenta
en la injusticia contra los sectores empobrecidos y pretende legitimar ese poder en una reli-
gión que tiene como divinidad a Baʽal (dueño, señor, amo). Como otros reyes de Israel, tam-
bién legitimaban la opresión en el Dios Yahvé, porque las construcciones de las imágenes
de lo sagrado también suelen resultar una amenaza para la integridad de la vida. Y en el
juego de significantes, la baʽalat nos muestra el camino de la identidad del Dios que puede
descubrirse en la construcción de unas relaciones de solidaridad que se van tejiendo en
comunidad, y en la misma protesta y resistencia frente al “varón de Dios”. Ella, la baʽalat haba-
yit, sí puede ofrecernos otras construcciones o imágenes de Dios desde su práctica de soli-
daridad, desde donde ofrece salvación y esperanza dentro de lo cotidiano de la vida.
tras imágenes de Dios, como lo expresa Elías en su oración: “¿aun a la viuda en cuya casa
estoy hospedado has afligido…?”.
Al final del relato, el movimiento corporal es a la inversa. Elías toma al niño y lo
entrega a la madre. La solidaridad implica así un movimiento, una circulación de dona-
ción, de amor, de espiritualidad, que constituye la base de la integridad, cuando se opta
por ésta como opción de vida frente a la avaricia y la corrupción de los sistemas socio-eco-
nómicos que destruyen la dignidad humana, dignidad que es también don, gracia de Dios.
También al final, la mujer retoma la palabra para reafirmar con un “ahora si…”, la
calificación de Elías como varón de Dios, como figura profética, que se va constituyendo a
través de un proceso de interacciones, de relacionalidad continua, que dinamiza las expe-
riencias de solidaridad entre diferentes sujetos (hombres, mujeres, niños y niñas, ¡pájaros!).
Interrelaciones en las que la naturaleza tiene participación en esos procesos de construc-
ción de la integridad humana, y que llama también a la integridad de la naturaleza en una
simbiosis de comunidad, de comunión y solidaridad sagrada.
Resumen
En este artículo se destaca la acumulación egoísta de riquezas que generan miseria y hambre,
en contraste con la solidaridad abierta y humanizadora de las comunidades pobres. Un estu-
dio sobre el banquete de sabiduría, en Proverbios 9,1-6, ilumina esta situación y ofrece una
propuesta de relaciones inclusivas y alegres, comprometidas en la defensa de la vida fragili-
zada.
Abstract
In this article it is highlighted the selfish accumulation of wealth, engendering poverty and
hunger, in contrast to the open and humanizing solidarity of poor communities. A study on
the feast of wisdom in Proverbs 9:1-6, illuminates this situation and proposes inclusive and
joyful relationships, committed to the defense of the fragile life.
Introducción
Vivimos en un mundo de contradicciones y de absurdos. En este mundo hay un pro-
fundo abismo entre los ricos y los pobres. Se acentúa la acumulación sin límites de Empre-
sas y Bancos internacionales, y crece el empobrecimiento y deshumanización de multitu-
des en América Latina y el Caribe, África e India. Ese grupo de privilegiados se reúne en
banquetes fantásticos, con la finalidad de garantizar sus propios intereses, a través de
alianzas financieras, con legislaciones protectoras legales y no siempre éticas. Cuando
algunos personajes de ese mundo rico asumen funciones políticas, poco se preocupan por
la calidad de vida del pueblo en general. Una sofisticada logística mantiene asegurada sus
mansiones. Este grupo de privilegiados es dueño de casi todo, inclusive detenta el poder
sobre los medios de comunicación, para controlar las noticias, mantener la alienación y
crear un consumismo desenfrenado e inconsciente.
Por otro lado, en este mismo mundo, la sobrevivencia de los pobres se da a través de
la solidaridad y del compartir. ¿Quién aún no vio o participó de encuentros donde se jun-
tan las ollas, con los más variados sabores de especies, los que serán compartidos en la
comida más trivial? En esos ambientes, la conversación se vuelve animada, y las puertas
quedan abiertas. Las personas van entrando, trayendo algo para comer o para beber. Se
forman círculos de canto y tambores, y la vida se transforma de repente. Entonces, eso es
algo tan cotidiano que ni siquiera percibimos que es divino. Una casa se abre para encuen-
tros relajados entre familias. Todos acogen la idea, porque hay una profunda y escondida
sabiduría presente en la vida de los pobres de que en la comida compartida, ocurre el mila-
gro de la vida, el corazón se calienta y los dolores se olvidan. El tejido de la vida se recom-
pone y se garantiza el futuro.
En tiempos de crisis, en la historia del pueblo bíblico, surgió un texto inspirado en este
tipo de experiencia. Es un poema. Solamente el lenguaje poético consigue expresar aquello
que la lógica de los discursos esconde: el misterioso camino que conduce a la sabiduría.
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA, No. 70 79
1. El poema
“La sabiduría construye su casa,
Ha labrado sus siete columnas.
Mató a sus animales, mezcló el vino y puso la mesa.
Envió a sus criadas para clamar1 en los puntos que dominan la ciudad:
‘Los ingenuos vengan aquí; quiero hablar a los que no tienen juicio:
Vengan a comer de mi pan y a beber del vino que mezclé.
Dejen la ingenuidad y vivirán,
Sigan el camino de la inteligencia’” (Prov 9,1-6)2.
Este poema, que se encuentra en Proverbios 9,1-6 tiene como personaje principal a la
sabiduría personificada. Ella es introducida con el término ḩokmot3, una palabra que indica
el plural de sabiduría. Sin embargo, observen que todos los verbos, sustantivos y pro-
nombres relacionados con la sabiduría están en singular. El plural mayestático que inicia
este poema crea un ambiente especial para la intensa actividad de la sabiduría, descrita de
manera poética en esta pequeña perícopa. Y esta acción dinámica de hospitalidad, abierta
y gratuita, realizada por la sabiduría es comunicada a través de siete verbos que están en
femenino y en singular:
Ella “edificó” bantah su casa
“labró” hazbah sus siete columnas
“mató” tabhah sus animales
“mezcló” maskah su vino
“puso” ‘arkah su mesa
“envió” xalµah sus criadas
“anuncia” tiqra’ en las alturas de la ciudad.
A más de usar siete verbos para describir su acción, lo que parece indicar la plenitud
o perfección de la actividad realizada por la sabiduría, encontramos también el número
siete, tan significativo en el lenguaje simbólico del pueblo judío, en el estilo de la casa por
ella construida: “La sabiduría construyo su casa tallando siete columnas” (Prov 9,1). Por lo
tanto, es una casa abierta, que solamente tiene columnas o pilastras. No tiene paredes, ni
tiene puertas o ventanas que puedan ser cerradas, limitando, así, la entrada de una o de
varias personas. La casa de la sabiduría está abierta a todas las personas que se acogen a
la invitación al banquete.
El texto de Proverbios 9,1-6 hace mucho énfasis en el esmero con que la sabiduría
prepara su banquete (v. 1-2). Importante, también, es observar quienes son sus invitados
(v. 4). Tanto cuidado en la construcción de la casa y en la preparación de la comida podría
llevar a suponer que ella invitaría a la élite intelectual o a los gobernantes de la ciudad, del
estado. Pero, su invitación es para los “ingenuos” (peti) y “sin corazón” (ḩasar-leb)4. En efec-
tos, la invitación es abierta, anunciada en lugares públicos, es decir “en las alturas de la
ciudad” (v. 3). Esto significa que la invitación incluye a todas las personas, pues es anun-
ciada en público. Realmente, hay algo de inusitado en esta hospitalidad de la sabiduría.
Tres imperativos muestran la importancia y la urgencia de atender a su invitación:
“vengan” leku
“a comer de mi pan” le-hamu be-laḩami
“y beber del vino que mezclé” vu-xetu be-yayin masaketi
Se vislumbra en el texto una promesa de vida como la oferta principal, como el obje-
tivo de todo el trabajo de la sabiduría. El don mayor es la vida que ella ofrece a quien par-
ticipa de su banquete. Esta promesa de vida puede ser una indicación de que hay una
inquietud por la fragilidad de la vida del pueblo, en aquella época. Por eso, hay una pre-
ocupación por buscar alternativas de vida. En esa búsqueda se rescata la fe en Dios, pre-
sente en la historia de Israel y en las tradiciones culturales del pueblo. Si Prov 9,1-6 pre-
senta la sabiduría con el poder de dar vida, podemos pensar que el autor o autora está
usando este símbolo para hablar de Yahvé, con un lenguaje simbólico, más próximo a la
vida cotidiana, dentro de las antiguas tradiciones de Israel. Pero, no es solamente la vida
que la sabiduría ofrece. La frase final de esta perícopa: “Sigan por el camino que lleva al
entendimiento” (v. 6), indica que la propia sabiduría es un don, que ella está ofreciendo
gratuitamente a quien acepte su invitación7. Es en el “entendimiento” de la situación, en el
análisis de la realidad y en la acción proactiva en conjunto, creando relaciones de proxi-
midad, a través de la comida conjunta, compartida, que voltarán a tener fuerzas para reha-
cer su historia.
5 El verbo ayiah tiene el sentido de ser, existir, acontecer, estar.
6 Judith E. McKinlay, Gendering Wisdom the Host, p. 48.
7 Judith E. McKinlay, Gendering Wisdom the Host, p. 56.
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA, No. 70 81
De esta manera, comprendo que el poema de Prov 9,1-6 es una metáfora inspirada
en la vida de las mujeres israelitas que frente a la gran crisis en que vive su pueblo, actú-
an con creatividad y autonomía, para construir una casa acogedora y abierta, donde entre
todos se comparte el pan y el vino. La sabiduría personificada es un salto simbólico de sen-
tido, para mostrar que Dios tiene poder para ofrecer la vida a quien acoge su palabra y se
abre a su invitación, en una postura de hospitalidad y compartir, de solidaridad y cum-
plimiento en la búsqueda de alternativas de vida para todos.
8 Neh 5,1-5 Comentaré un poco más sobre esta crisis en el apartado sobre el contexto social.
82 MERCEDES LOPES, Una hospitalidad abierta y recreadora
siete verbos. La sabiduría toma iniciativas y trabaja para que sus huéspedes sean bien reci-
bidos y no les falte nada. Es curioso observar que el alimento preparado no es pan, como
aparece en el v. 5, sino carne en abundancia (v. 2). Sus convidados son personas simples y
necesitadas y, en este aspecto, hay algo de inusitado en su invitación.
Parece extraordinario observar que la sabiduría personificada toma tiempo para pre-
parar cuidadosamente un banquete que se destina a los simples e necesitados. Vemos, enton-
ces, que este texto tiene dos dimensiones: parte de la vida real de unas mujeres competen-
tes, tal vez semejantes a aquellas de Proverbios 31,31, cuyas “obras son alabadas en las
puertas de la ciudad” y, al mismo tiempo, está presentando una propuesta de nuevas rela-
ciones sociales.
Los tres imperativos usados para hacer la invitación ayudan a percibir el sentido sim-
bólico del texto: ¡“vengan”, “coman” y “beban”! Está claro que la invitación es a ir en direc-
ción de la sabiduría, para comer de su pan y beber del vino que ella preparó. Pero, tiene
un don mucho mayor escondido detrás de estos imperativos de ir, comer y beber. Es el don
de la sabiduría, del entendimiento, del discernimiento que lleva al camino de la vida en
plenitud.
10 Muchos otros textos fueron escritos en esta época, para expresar una reacción a los proyectos y políticas excluyentes
del pos-exilio. Cito Rut, Jonás, Cantar de los Cantares y Job, entre otros.
11 Antonius H. J. Gunneweg, História de Israel – Dos primórdios até Bar Kochba e de Theodor Herzl até nossos dias, São Paulo:
Loyola, 2005, p. 241.
84 MERCEDES LOPES, Una hospitalidad abierta y recreadora
mo, crearon un espacio que permitió una revisión del discurso sobre Dios, presente en la
metáfora de la sabiduría personificada, sobre todo en el poema de 8,22-31. Es en el ambien-
te de la casa donde, con sabiduría, se enfrentan las situaciones cotidianas o inesperadas
que amenazan la vida, donde se redefine la realidad y los conceptos religiosos. En la casa
se realizan ritos que garantizan la cosecha, la salud y la vida. Es en este contexto es donde
fue surgiendo la figura de la sabiduría como una mujer, cargada de historia, que apunta a
un horizonte nuevo.
Parto de la convicción de que un texto bíblico brota de la vida, describiendo una rea-
lidad, y apuntando a caminos de superación. Es lo que indica Silvia Schroer cuando afir-
ma que “para hacer una exégesis feminista es necesario que nos preguntemos sobre la his-
toria de las mujeres judías, como se situaban en aquel momento, lo que estaban exigiendo
y cuáles eran sus búsquedas concretas de liberación”12. Esta es mi postura al buscar iden-
tificar la trama religiosa y social que se revela y se oculta detrás del texto de Prov 9,1-6.
Concentro la atención en la vida de las mujeres del período pos-exílico, sobre todo en las
relaciones de poder subyacentes al texto, y proyectadas en las relaciones con la divinidad.
Si, por un lado, Esdras culpabiliza a las mujeres extranjeras de la extrema situación
de pobreza en la cual se encuentra el pueblo del pos-exilio, insistiendo también en la rea-
lización de un culto estrictamente monoteísta, por otro lado hay una reacción que se expre-
sa en una riqueza de vivencias y símbolos, creando en el pos-exilio un espacio subterráneo
para la formación de reflexiones que parten de la vida y de las experiencias de las muje-
res, en el cotidiano de sus luchas y de sus expresiones religiosas. “El mundo de las muje-
res, después del exilio, se muestra de forma extraordinaria en el libro de Rut, y hasta cier-
to punto también en Ester”13. Algunos aspectos de esta nueva mentalidad se expresan tam-
bién en el libro de Jonás, que presenta una imagen de Dios juguetón, que busca ayudar a
un profeta judío malhumorado para que se abra a los pueblos extranjeros14. El libro del
Cantar de los Cantares, con su visión deslumbrante e integradora de los cuerpos y del
amor, y la novela del libro de Job, con sus cuestionamientos sobre la teología de la retri-
bución, también hacen parte de este movimiento contestatario, frente a la tendencia a
cerrarse de la élite sacerdotal, que estaba en el poder, durante el período persa.
Si esto es así, podemos afirmar que la metáfora de la sabiduría personificada surge
como expresión de una nueva visión de la mujer y del hombre en sus relaciones diarias,
en su visión del trabajo y como expresión de su experiencia religiosa. De esta manera, una
antigua visión de la mujer dominada por su marido (Gen 3,16b) es superada, porque la
situación socio-económica y religiosa posibilitó que las mujeres del interior de Judá desa-
rrollar su perspicacia para los negocios y tomar las iniciativas necesarias para llevar a buen
término la realización de actividades necesaria para garantizar la vida de la casa. Esta
nueva visión de las mujeres tiene sus raíces en una tradición de mujeres sabias y contado-
ras de historias, y de madres que orientan a sus hijos para la vida. Aunque nueva, esta
visión es fiel a las tradiciones del pueblo israelita, con su experiencia liberadora de Dios y
su religión basada en la justicia y el derecho.
Esta nueva visión de las mujeres se confronta con la contradicción del sistema
patriarcal en el día a día de sus luchas y de sus búsquedas. Es muy difícil convivir con una
realidad marcada por la dominación, cuando se tiene los ojos y la mente despiertos y crí-
ticos con relación a esta realidad. Una muestra de insatisfacción de las mujeres en este sen-
tido, aparece en el libro de los Proverbios, donde hay un dicho muy repetido: “mejor es
morar en una región desierta, que con una mujer quejosa e iracunda (Prov 21,19; 21,13;
19,13; 25,24). ¿De qué se quejaría una mujer? Una queja puede contener algo de reivindi-
cación y lucha de las mujeres, y supone una conciencia del propio valor y dignidad. Según
la cultura de la época, transmitida por el sistema familiar y sustentado por el sistema reli-
gioso, la mujer era obligada a someterse a las órdenes del padre, del marido o del hijo
mayor, cuando ella misma tenía conciencia de su capacidad de pensar y actuar. Este hecho,
ciertamente, debería producir mucha rabia y tristeza.
Esta cultura de mujeres, al mismo tiempo que refleja una reacción contra la expro-
piación de sus bienes (Lev 12,8; 15,29-30) y el hecho de que sean culpadas de las desgra-
cias y miserias del pueblo del pos-exilio (Esd 10,44; Neh 10,31; 13,26), manifiesta también
el crecimiento y el descubrimiento que surge del compartir y la reflexión de las mujeres.
Muestra también que la “cultura de mujeres” no fue un círculo restringido a umn grupo
de vecinas, sino un movimiento que contó con el apoyo de sus compañeros y amigos, de
hijos, maridos y hermanos. Solamente una gran solidaridad en el sentir y en el pensar
podía generar una visión tan bonita y esperanzadora.
8. Consideraciones finales
Por lo tanto, en sus lecturas y relaciones diarias, espacio principal donde germina la
sabiduría bíblica, las mujeres israelitas encontraron formas para expresar sus “experien-
cias culturales primarias” y para participar en la producción de un camino que lleva a la
vida, ofreciendo elementos para la elaboración de una revisión del discurso sobre Dios,
una nueva visión del trabajo y un relacionamiento integrador y placentero con el univer-
so. Se supone que los poemas de Prov 1,20-23; 8 y 9 no son una obra exclusivamente de las
mujeres, sino del grupo que los elaboró contando con la participación de mujeres “sabias”,
y con representantes de la cultura de las mujeres, que ayudaron a abrir nuevos horizontes
15 Silvia Schroer, “Die göttliche Weisheit und der nachexilische Monotheismus”, em Der eine Gott und die Göttin – Got-
tesvorstellungen des biblischen Israel im Horizont Feministischer Theologie, p. 158.
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