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REPORTAJE DEL LUGAR DE LOS MURALES

La historia de la colonia Morelos se divide en dos: antes de los murales y después de estos.
Hasta el año 2013 esta comunidad rural, al sur de Hidalgo, pasaba desapercibida para
quienes no radican en el lugar. Sus calles empolvadas y las viviendas grises resaltaban el
rezago económico y cultural. Después de esa fecha, se convirtió “en la galería a cielo abierto
más grande del mundo”.
La colonia Morelos se ubica en el Valle del Mezquital, a unos 70 minutos de Pachuca. Aquí
viven alrededor de 3 mil personas que se dedican al campo, otros son maestros.
Un camino asfaltado rodeado de tierras de cultivo lleva a la Morelos; en el centro hay un
pequeño jardín con un quiosco y las oficinas de la delegación, en cuyas paredes hay pinturas
que cuenta la historia del pueblo.
Ahí solo hay escuelas de educación básica y media. Pertenece al municipio de Mixquiahuala,
gobernado por el Partido del Trabajo, y antes de los murales no tenía ningún atractivo.
El proyecto creado por el maestro en artes visuales y catedrático de la Escuela de Artes de la
Universidad Autónoma de Hidalgo (UAEH), Jesús Rodríguez Arévalo, es único en el país,
cuenta que en otros lugares hay pinturas de gran formato como en Monterrey, Nuevo León,
pero destaca que en la Colonia Morelos, “el muralismo emula en su concepción
prehispánica y popular a Jesús Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera”.
Rodríguez Arévalo originalmente había considerado pintar los murales en la localidad vecina
de Poxindeje. El destino tenía otros planes al cruzarse en su camino el profesor José Ventura
Corona, líder del grupo cultural La Fortaleza, que es una pequeña agrupación compuesta en
su mayoría por la familia Corona, todos trabajan de manera gratuita.
Conforme avanzaban los murales los pobladores cedían sus fachadas y comenzaban a
cooperar con el pintado en blanco de las paredes, la utilización de un sellador y la base
vinílica que es lo que requiere el artista, todo el costo asumido por los moradores de la
vivienda y La Fortaleza, ellos también ponen techo y comida y los artistas, su traslado y su
trabajo.

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