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LA CIENCIA, SU MÉTODO Y

FILOSOFÍA
ENSAYO

ALUMNA:

 EVELYN TÁVARA CHERRES

UPAO-PIURA
ENSAYO: LA CIENCIA, SU MÉTODO Y FILOSOFÍA

Actualmente vivimos en una sociedad en que la ciencia y la tecnología ocupan un lugar


fundamental en el sistema productivo y en la vida cotidiana en general. Parece difícil
comprender el mundo moderno sin entender el papel que las mismas cumplen. La
población necesita de una cultura científica y tecnológica para aproximarse y comprender
la complejidad y globalidad de la realidad contemporánea, para adquirir habilidades que
le permitan desenvolverse en la vida cotidiana y para relacionarse con su entorno, con el
mundo del trabajo, de la producción y del estudio. Las Ciencias de la Naturaleza se han
incorporado en la vida social de tal manera que se han convertido en clave esencial para
interpretar y comprender la cultura contemporánea.

La ciencia es la madre de todo el conocimiento de la naturaleza, los animales, la vida y el


desarrollo del ser humano y del como esta influye y determina la importancia de descubrir
todo, demostrar el porqué de una existencia, una teoría o simplemente una idea que en la
humanidad surja. En mi concepto la ciencia ha tenido tanta relevancia como base del
conocimiento del ser humano, que abarca la enseñanza y la idea original de un camino,
uno en el cual, dirige su andar y el cual diariamente le da un sentido y una explicación, a
lo que representa conocimiento y demostración de un saber. Pero mi pregunta sería
¿Verdaderamente el ser humano ha utilizado la ciencia en pro de su beneficio?

El mundo le es dado al hombre; su función no es soportar o despreciar este mundo, sino


enriquecerlo construyendo otros universos. Amasa y remodela la naturaleza sometiéndola
a sus propias necesidades; construye la sociedad y es a su vez construido por ella; trata
luego de remodelar ese ambiente artificial para adaptarlo a sus propias necesidades
animales y espirituales, así como a sus sueños; crea así el mudo de los artefactos y el
mundo de la cultura.

En la obra se habla de la importancia de dos clases de ciencias, como lo son la ciencia


formal y las ciencias fácticas, teniendo en cuenta que la primera demuestra o prueba,
mientras que la segunda verifica y confirma una hipótesis que en su mayoría son
provisionales. Otra diferencia entre estas ciencias es el objeto de estudio, mientras la
matemática y la lógica (ciencias formales) estudian entidades ideales, es decir que solo
existen en la mente humana (nadie ha visto jamás un numero 3 caminando por las calles),
en cambio, las fácticas estudian entes reales. Por otro lado, las ciencias formales
requieren únicamente de la aplicación de las reglas de la lógica y esta aplicación
persigue demostrar teoremas. La demostración de teoremas es un proceso deductivo
que, según Bunge, queda confinado a la esfera teórica. En cambio, las ciencias fácticas
requieren de la observación y la interacción empírica, es decir, la experimentación,
además de la congruencia entre el formalismo y la realidad. Las ciencias fácticas, ya
sean las de la Naturaleza o las Sociales, tienen como rasgos esenciales la racionalidad y
la objetividad. El conocimiento racional se conforma de conceptos, juicios y raciocinios
que pueden combinarse de acuerdo a un conjunto de reglas lógicas para generar nuevas
ideas. Que un conocimiento sea objetivo significa que concuerda aproximadamente
con su objeto, es decir, que busca la verdad, la correspondencia con los hechos a
través de la observación y la experimentación. Ambos rasgos de la ciencia fáctica, la
racionalidad y la objetividad, están íntimamente relacionados.

Todo esto conduce a que el conocimiento científico es fáctico, es decir, parte de los
hechos y se vuelve a ellos a través de la observación y la experimentación con el fin de
adecuar sus teorías explicativas de un determinado ámbito de la realidad. Es trascendente,
ya que trasciende los hechos mediante la racionalización de la experiencia. Esta
racionalización se apoya en el desarrollo de hipótesis y teorías que conllevan una
explicación de determinados hechos o fenómenos que se muestran con una mayor
relevancia para el sistema teórico que se considere. La ciencia es analítica en tanto que
trata de comprender un determinado ámbito fáctico a partir de ciertos elementos que se
consideran constitutivos de él. Se trata de entender un ámbito real en su integración a
partir de sus componentes. Además, la investigación científica es especializada. Esto es
consecuencia, apunta Bunge, de la analiticidad de la ciencia y ocasiona que el método
científico, cuya unidad no se pone en duda, no se aplique del mismo modo en todas
las disciplinas científicas. Al mismo tiempo, le especialización propicia la
interdisciplinariedad, como se da en los casos de la biofísica, la bioquímica, la
neurofisiología, la cibernética o la psicolingüística, entre otras. El conocimiento
científico es claro y preciso, a diferencia del conocimiento ordinario, que suele ser
vago e inexacto, el conocimiento científico intenta, primeramente, formular claramente
sus problemas; matiza sus enunciados teóricos de acuerdo al ámbito de especialidad.

Otra característica del conocimiento científico es que es comunicable a través de un


lenguaje informativo y no expresivo (artístico) o imperativo. Además, es verificable
mediante pruebas empíricas, esto es, por medios observacionales y experimentales.
La investigación científica es metódica, se realiza de acuerdo a un plan, lo cual implica
orden y consistencia con el conocimiento previo, así como el control de ciertas variables
que se consideran relevantes. El conocimiento científico es sistemático como producto
de su racionalidad y el empeño en mantener una estructura relacional lógica entre
sus enunciados fácticos. Es general, ubicando los enunciados particulares en esquemas
teóricos generales. La singularidad de un hecho o enunciado fáctico es una función de su
pertenencia a una cierta clase fenoménica. El conocimiento científico es legal mediante
la inserción de hechos singulares en esquemas generales llamados “leyes”, ya sean
naturales o sociales. Es predictivo, basado en las leyes científicas y particularmente
en su universalidad. La predicción permite poner a prueba las hipótesis y, a la vez,
mantener el control o modificar acontecimientos. La ciencia es abierta, esto es, el
conocimiento fáctico es refutable por principio, y siempre hay apertura a nuevas ideas y
conocimientos.

Y por último, la ciencia es útil en la medida en la que busca la verdad junto con la
universalidad y la objetividad. La expresión más evidente de la utilidad de la ciencia
es la tecnología, que es el enfoque científico de los problemas prácticos.

En el siguiente apartado de la obra de Bunge, nos habla de la veracidad, la verificabilidad


y el método científico. La verdad es una cuestión de proposiciones y, para ser científicas,
deben ser verificadas. La verificación implica la confrontación de las proposiciones con
otras, así como procedimientos empíricos tales como el recuento o la medición. El
conocimiento científico se conforma de teorías e hipótesis que son verificables de algún
modo y, en la medida en que son probadas empíricamente, se consideran verdaderas, no
obstante que, como se ha indicado, lo son en grado probable y nunca concluyente.

¿Existe un método, en el sentido cartesiano de conjunto de “reglas ciertas y fáciles” que


nos conduzca a enunciar verdades fácticas de gran extensión? Es verdad que en ciencia
no hay caminos reales; que la investigación se abre camino en la selva de los hechos, y
que los científicos sobresalientes elaboran su propio estilo de pesquisa. Sin embargo, esto
no debe hacernos desesperar de la posibilidad de descubrir pautas, normalmente
satisfactorias, de plantear problemas y poner a prueba hipótesis. No hay avenidas hechas
en ciencia, pero hay en cambio una brújula mediante la cual a menudo es posible estimar
si se está sobre una huella promisoria. Esta brújula es el método científico, que no produce
automáticamente el saber, pero que nos evita perdernos en el caos aparente de los
fenómenos.
Lo que hoy se llama método científico no es ya una lista de recetas para dar con las
respuestas correctas a las preguntas científicas, sino el conjunto de procedimientos por
los cuales, 1) se platean los problemas científicos y 2) se ponen a prueba las hipótesis
científicas.

El proceso de investigación se inicia cuando se reconoce algo problemático y se plantea


como un problema. El reconocimiento de un problema nos induce a una búsqueda de
cierta información que pudiera existir alrededor de éste y que, en el entendido de que no
representa una solución, sí apunta a obtenerla a manera de antecedentes sobre el tema y
dibujando el marco de discusiones que se generan con ese fin.

Posteriormente se encuentra la etapa de experimentación. En ella se lleva a cabo una serie


de pruebas que permiten contrastar escenarios, situaciones, modelos con el objetivo de
deducir posibilidades explicativas, discriminar entre ellas y afinar las más prometedoras.
Es una etapa de creación de hipótesis y de interpretación de observaciones.

Finalmente, la etapa de comunicación consiste en expresar fielmente el contenido de la


investigación, con apego a la estructura del trabajo científico. Para esta etapa es
importante conocer también los canales adecuados para la difusión del trabajo científico.
Las tres etapas mencionadas conforman una visión sintética de lo que puede entenderse
como la actividad científica.

Respecto al contenido de la filosofía de la ciencia, tiene relevancia el apunte de Bunge


acerca de la filosofía, ya sea científica o no, que analiza lo que se le presenta y, a partir
de este material, construye teorías de segundo nivel, es decir, teorías de teorías. Recalca
Bunge que la filosofía será científica en la medida en que elabore de manera racional los
materiales previamente elaborados por la ciencia. Así es como puede entenderse la
extensión del método científico al trabajo filosófico. Lo que este apunte señala es lo que
hace de una disciplina investigadora una empresa científica: la racionalidad. En este
sentido puede entenderse cómo Bunge entiende que las formales también son ciencias, al
lado de las fácticas.

La Filosofía y la Ciencia pueden ser tratadas desde varios puntos de vista: La filosofía de
la ciencia, que es el examen filosófico de la ciencia (estructura lógica, resultados,
problemas, métodos). La filosofía con la ciencia, es el crecimiento que hay en ambas
(crecen juntas). La filosofía desde la ciencia, es la filosofía sobre la ciencia, es decir que
ha sustituido la especulación por el método científico. La filosofía para la ciencia, que es
la filosofía que trata de ser útil y favorecer al crecimiento de la ciencia.

También existen otros puntos de vista donde la ciencia es vista como superior a la
filosofía, pero también se ve que hay una dependencia de la filosofía con respecto a la
ciencia.

En conclusión, el hombre trata de entender el mundo en el que vive y por eso acude a la
ciencia para poder llegar a comprenderlo, el hombre es curioso y busca no solo como
vivir sino también el por qué vive. De ahí sale su deseo de experimentar e investigar lo
que le es ajeno a su conocimiento y la ciencia es la herramienta que utiliza. La ciencia,
por su parte, no es ciencia si es que no tiene hechos verificables y para que puedan
verificarse los hechos se necesita el método científico donde hacemos el proceso de
investigar siguiendo cada una de sus características y a entendemos toda la información
que tenemos para comprobar los hechos.

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