Está en la página 1de 15

Facultad de Ciencias Sociales – Carrera de Sociología

Materia Economia II

Catedra a cargo del Profesor Jose Salvador Carcamo

Notas sobre la crisis de los años 30´s, el proceso de sustitución de importaciones y


el desarrollo del mercado interno.

Autor Alberto Delgobbo

INDICE

1. La crisis de los años 30’s y los cambios en la economía mundial.

2. Las nuevas tendencias en el comercio y en los movimientos de capital a nivel


internacional.

3. Los orígenes del proceso de sustitución de importaciones.

4. Los límites del proceso de sustitución de importaciones.

5. La intervención del estado durante los 30’s y primeros 40´s y el proceso de


sustitución de importaciones.

6. Sustitución de importaciones y desarrollo del mercado interno a partir de


mediados de los años 40´s.
LA CRISIS DEL LOS AÑOS 30, EL PROCESO DE SUSTITUCIÓN DE
IMPORTACIONES Y EL DESARROLLO DEL MERCADO INTERNO1

1. La crisis de los años 30’s y los cambios en la economía mundial.

La depresión mundial iniciada en 1929-1930 provocó la contracción de la producción, los


ingresos y los niveles de ocupación en los países industrializados. A diferencia de los ciclos
considerados para la etapa de 1860 a 1930, en este caso se trató de un cambio estructural
que modificó la inserción de la Argentina en una economía mundial que a partir de entonces
funcionaría bajo otros parámetros.

En el nuevo escenario internacional la fase descendente del ciclo en los países


industrializados no sería seguida por un período de auge y por lo tanto dejarían de operar
los mecanismos automáticos de recuperación de una economía agroexportadora como lo
era hasta entonces la Argentina con el incremento de las exportaciones y el ingreso de
capitales del exterior que desencadenaban la fase ascendente del ciclo2.

Como es sabido la crisis se extendió a lo largo de toda la década de los años 30’s y la
economía mundial no inició el proceso de recuperación sino hasta la terminación de la
segunda guerra mundial en 1945.

Veamos entonces cuales fueron las manifestaciones más visibles de esta imposibilidad de
recuperación de la economía argentina bajo las condiciones de funcionamiento con que se
venía desempeñando hasta 1930.

En primer término revisemos cuales fueron los cambios en el escenario mundial. La


prolongación misma de la crisis en términos de caída del nivel de actividad económica de
los países industrializados supuso la desarticulación del mercado mundial dadas las
medidas que estos países tomaron para proteger a sus economías mediante la formación
de bloques comerciales, acuerdos bilaterales, el consecuente abandono de los cauces
multilaterales del comercio internacional.

1
El presente apunte se complementa con el producido por Jorge Abraham titulado “1930-1943. Liberalismo
interventor, sustitución de importaciones o década infame”.
2
La explicación de como el ciclo de los países industrializados repercutía sobre la economía argentina está
expuesto en el apunte “Notas sobre la integración de la economía argentina al mercado mundial 1860-1930”,
punto 7 “Los límites y la dinámica del sistema”.
Las principales medidas en respuesta a la crisis fueron la devaluación de las monedas y el
abandono del patrón oro, la adopción de controles de cambio (restricciones a la adquisición
de divisas para ser transferidas al exterior) el establecimiento de cuotas de importación
(restricciones cuantitativas) y la adopción de tarifas (aranceles de importación) mayores
que las vigentes antes de la crisis.

En particular en el caso de los países exportadores de productos primarios se produjo una


generalizada regulación discriminatoria de las transacciones externas ante la caida
permanente de las exportaciones se instrumentaron restricciones a las importaciones
utilizando este tipo de medidas, lo cual generó una desintegración de la economía
internacional.

Se trataba, entonces, de una batería de medidas proteccionistas destinadas a defender los


mercados internos de las economías nacionales, las que combinadas con otro conjunto de
iniciativas adoptadas desde el estado en materia monetaria, fiscal y de regulaciones
intentaban preservarlas de los peores efectos de la crisis.

A nivel del mercado mundial estas políticas se reflejaron en la fuerte caída de los volúmenes
de comercio y de los movimientos de capital. Estos cambios afectaron severamente a
países como la Argentina que estaban especializados en la producción de productor
primarios.

Un dato ilustrativo de esta situación fue que en América Latina el poder compra de las
exportaciones cayó en cuatro años (1928/32) 50% debido a la caída en los volúmenes
exportados así como en los precios.

Otro tanto sucedió con las inversiones extranjeras en estos países en títulos públicos,
ferrocarriles y obras de infraestructura las cuales virtualmente desaparecieron. Más bien los
flujos de inversión se orientaron hacia las zonas de influencia de los países industriales
(v.gr. Inglaterra hacia la Comunidad Británica de Naciones y Estados Unidos hacia
Canadá).

En síntesis, las medidas que fueron adoptando tanto los países industrializados como los
exportadores de materias primas para defender los niveles de ocupación y equilibrar las
cuentas externas determinaron la ruptura, durante la década del 30, del conjunto de
relaciones dentro de la cuales se había desarrollado el proceso de integración de la
economía mundial desde mediados del siglo XIX.
2. Las nuevas tendencias en el comercio y los movimientos de capitales a nivel
internacional.

Para identificar cuales fueron los nuevos patrones comerciales de especialización


internacional así como los flujos de capital interesa resaltar algunas tendencias que en
forma incipiente se venían manifestando desde comienzos del siglo XX, las cuales se
profundizaron durante los años 30 y a partir de 1945 estuvieron en el centro del desarrollo
de la economía mundial.

Estas tendencias responden, fundamentalmente, a las modificaciones en la demanda de


distintos tipos de bienes y servicios cuando aumentan los ingresos. Así cuando crece
el ingreso se modifica la composición del gasto de la población de forma tal que se consume
relativamente menos de alimentos (porque crecen a menor velocidad que el ingreso) y se
gasta relativamente más en bienes de consumo durables (v. gr. electrodomésticos y
automóviles)3, lo que a su vez plantea mayores necesidades de maquinaria y equipos
destinados a producirlos; asimismo crece la demanda de ciertos servicios gubernamentales
como salud y educación, es decir, tendencias del consumo propias de la mejor situación de
ingreso de amplios sectores de la población.

Un segundo factor que modifica las condiciones de la demanda es el progreso técnico por
el hecho de que genera nuevos bienes y servicios que absorben proporciones crecientes
del gasto y, además, desde el punto de vista productivo determina en cada sector los niveles
de requerimientos y calificación de la mano de obra.

De esta forma en función de los cambios en la demanda y el progreso técnico se


modifican las participaciones relativas y el dinamismo de los distintos sectores de actividad
económica como la agricultura, la industria y los servicios, asi como al interior de cada uno
de ellos.

Es así como se fue modificando la división internacional del trabajo desde un patrón de
especialización basado en el intercambio de materias primas elaboradas por los países
exportadores de las mismas por productos manufacturados originados en las economías

3
En el caso de las materias primas los factores en juego son más complejos, entre ellos, el desplazamiento de
materias primas naturales por sintéticas (v.gr. fibra de algodón por fibra sintética) y el uso del mejor
aprovechamiento de las materias primas por su uso más eficiente.
industriales hacia otra forma de especialización entre los propios países industriales que
intercambian productos manufacturados, incluso dentro de una misma rama industrial
(especialización intraindustrial).

De esta forma la participación de los productos primarios en las exportaciones mundiales


que hacia 1930 representaba el 66% de las mismas, para 1960 había caído al 46%, y hacia
1970 al 35%; correlativamente en los mismos años la evolución de las exportaciones
industriales fue de 34%, 54% y 65% respectivamente.

Para terminar de reflejar los aspectos más básicos del nuevo régimen de acumulación
internacional que se fue gestando cabe mencionar la consolidación del rol de los Estados
Unidos como potencia económica hegemónica y un nuevo actor que fueron las compañías
transnacionales como forma predominante de los movimientos de capital productivo o
inversiones directas en la industria manufacturera y, en menor medida, en recursos
naturales como petróleo y minerales no ferrosos.

El resultado de este proceso al cabo de varias décadas de desarrollo fue que hacia 1970
las tres cuartas partes de las inversiones privadas directas de Estados Unidos en el
extranjero correspondían a la industria manufacturera y se radicaban en otros países
industriales.

El rol de las economías periféricas productoras de materias primas pasó a ser cada vez
menos relevante en este nuevo escenario de especialización industrial más circunscripto
en cuanto a los flujos de comercio y de capitales a los países más desarrollados.

Por otra parte el crecimiento de los países de la periferia generó una demanda de
importaciones de maquinarias equipo e insumos industriales para sostener su propia
actividad productiva, tal era el caso de Argentina durante el proceso de sustitución de
importaciones que se inició en los años 30´s.

Se generó así un problema denominado “brecha de divisas” conocido también como


“restricción externa” que resultó un cuello de botella generador de ciclos económicos a lo
largo de todo el período posterior a 19454.

4
El concepto de “restricción externa” se amplía en el apartado 4.
3. Los orígenes del proceso de sustitución de importaciones.

Bajo el régimen económico vigente hasta la crisis de 1930 la economía argentina en el largo
plazo, crecía teniendo como motores al aumento de las exportaciones agropecuarias que
generaban mayores ingresos y estimulaban la demanda de bienes y servicios elaborados
en el país, así como un efecto multiplicador en estas últimas actividades por los respectivos
ingresos adicionales y demanda que producían. Similar efecto generaban los ingresos de
capital del exterior bajos distintas modalidades (v.gr. inversiones directas, endeudamiento
público y privado) conforme a mecanismos que con mayor detalle se han expuesto en el
documento que abarca el período de inserción primaria exportadora del país (1860-1930)5.

Lo que resulta importante retener en este punto respecto de tal período es que los
mecanismos de integración y desenvolvimiento de la economía eran “automáticos” en el
sentido que no requerían del rol activo del estado para sostener o expandir la demanda
agregada.

Lo contrario sucedió a partir de los años 30´s; en el nuevo marco de ruptura de los flujos de
comercio internacional y pronunciado debilitamiento de los movimientos de capital hacia
economías de la periferia fueron los factores endógenos (internos) a la economía argentina
los que impulsaran el desarrollo de la misma.

En este nuevo esquema el sector público tuvo un rol central a partir del manejo de
instrumentos de política económica como el gasto público, el nivel del tipo de cambio y la
emisión monetaria de forma tal que comenzó a tener una incidencia desconocida hasta
entonces en la determinación de los precios relativos de la economía (básicamente de los
productos exportables e importables) el nivel de la demanda global o de actividad
económica y del empleo.

Es importante tener en cuenta para comprender como operó el proceso sustitutivo de


importaciones que simultáneamente con la caída de las cantidades y precios de los
productos agropecuarios que exportaba la Argentina se habían alcanzado para el momento
en que de desencadena la crisis los límites de la frontera agropecuaria, con lo cual la única
posibilidad de incrementar la producción era mediante inversiones e innovaciones

5
Apunte citado, apartado 7.
tecnológicas en el sector. Esta alternativa resultaba económicamente inviable dado el
escenario internacional de fuerte retracción de la demanda para estos productos.

Tal situación, a su vez, reducía la capacidad de importar los bienes que hasta entonces
adquiría Argentina de los países industrializados, por ello el nuevo rol activo que fue
adquiriendo el estado incluyó medidas como restricciones a la importación, controles de
cambios, devaluaciones a fin de ajustar el nivel de importaciones a la disminuida capacidad
de importar que presentaba la economía dada la fuerte reducción de sus exportaciones.

Estas medidas formaban parte de un conjunto de iniciativas para sostener la demanda


interna dada la caída estructural de las exportaciones e incluía mayores niveles de déficit
fiscal y gasto público destinado al consumo (v.gr. pago de salarios, servicios) y la inversión
(v.gr. obras públicas).

Es en este marco que se crearon las condiciones de partida para iniciar el proceso
sustitutivo de importaciones dado que las restricciones a las importaciones planteaban
necesidades insatisfechas de distintos tipos de bienes de consumo durable y no durables,
y, como se verá seguidamente, de equipo de capital (sector prácticamente inexistente hasta
entonces en el país) e insumos, tanto de los que ya se venían importando como de otros,
nuevos, que surgen del propio desarrollo industrial.

Esto último plantea la necesidad de hacer una distinción relevante cuando se habla de
sustitución de importaciones en el sentido que este concepto no sólo se refiere literalmente
a comenzar a producir internamente bienes industriales que antes se importaban sino,
además, de producir nuevos bienes que van surgiendo del propio desarrollo de la economía
y el cambio tecnológico.

En otras palabras, por un lado, la demanda de los bienes previamente importados se va


saturando y, por otro, como consecuencia del propio proceso de reproducción económica
se crean nuevas generaciones de bienes que cambian la composición del gasto en
consumo, se producen con nuevas generaciones de equipo de capital e insumos y si no se
los produce internamente se los debe importar.

4. Los limites al proceso de sustitución de importaciones.


El proceso de industrialización llegado a un punto se encuentra con limitaciones para seguir
avanzando como consecuencia de su propia dinámica. Por un lado la transformación de la
estructura industrial y el rol creciente que adquieren las actividades con tecnología de última
generación vuelve a plantear mayores requerimiento de bienes importados 6.

De esta manera el proceso no se agota en el tiempo ya que el cambio tecnológico, la


creación de nuevos productos y el mejoramiento de los existentes va desplazando el eje de
expansión de la industria hacia diferentes actividades.

Una idea más concreta de las generaciones de productos con alta expansión en los
mercados durante este período y, sobre todo, a la salida de la segunda posguerra pueden
ser las sucesivas generaciones de bienes de consumo durable tales como las radios, los
televisores, más tarde equipos musicales, línea blanca del hogar (calefones, cocinas a gas,
lavarropas, heladeras), y los propios automóviles como bienes de producción y consumo
en masa para amplios sectores de la población.

A su vez cada una de estas familias de productos ha sufrido mejoras notorias como
consecuencia del cambio tecnológico lo cual resulta evidente con sólo comparar las
características de los mismos artefactos en distintos momentos del tiempo.

El proceso de difusión de las tecnologías tuvo y tiene en el capitalismo un creciente carácter


internacional por lo que si no se adoptan las nuevas técnicas productivas provenientes del
exterior mediante la importación de equipo de capital e insumos de nueva generación se
debilita el proceso de desarrollo industrial interno.

Un país como Argentina no contaba con capacidad para realizar innovaciones industriales
como las que se están considerando tanto debido a la magnitud de las inversiones en
investigación y desarrollo que se deben realizar como por las escalas de producción con
que se debe contar para traducirlas a la producción siendo que se trataba de una economía
relativamente pequeña.

La mayor parte de estas innovaciones han venido de la mano de firmas extranjeras que
importan de sus casas matrices las nuevas tecnologías de fabricación (por ejemplo para el

6
Téngase en cuenta a título de ejemplo que aún en la actualidad si se toma la estructura de las importaciones
de la economía argentina para los últimos veinte años aproximadamente los rubros de equipo de capital,
partes y componentes de equipo de capital e insumos explican en promedio alrededor del 85% de las
importaciones anuales. A ello debe agregarse que el ritmo de crecimiento de las mismas cuando la economía
se expande es muy superior al del nivel de crecimiento de la actividad económica.
período bajo análisis la instalación de una línea de montaje de una terminal automotriz) o
de productos (mejoras en el diseño, elaboración con nuevos materiales).

La estrategia superadora de estas limitaciones al proceso de desarrollo industrial es generar


una transformación de la composición de las exportaciones que para el caso argentino
pasaba por incrementar la participación de exportaciones industriales que tiendan a
balancear los egresos de divisas producto de los referidos requerimientos de importaciones
con el ingreso de las mismas en base a colocaciones externas de manufacturas7.

La imposibilidad de superar este estadio de producción de bienes industriales sin poder


exportarlos y el consecuente desbalance entre la generación y requerimientos de divisas
(debido a que el sector agroexportador no las generaba en cantidad suficiente como para
sostener las importaciones de insumos y equipo de capital) es lo que se conoce como
“restricción externa” de la economía argentina, que ha sido uno de los principales factores
explicativos de los ciclos económicos a partir de los años 30’s y que más allá de cambios
coyunturales y estructurales se mantenido hasta la actualidad.

5. La intervención del estado durante los años 30’s y primeros 40’s y el proceso
de sustitución de importaciones.

Durante estos años la creciente intervención del estado en la economía se concentró en la


administración del comercio exterior fijando cuotas de importación, control de cambios y la
depreciación del peso con el objetivo de evitar las consecuencias de la menor capacidad
de importar bienes que la crisis había generado8.

Otro frente de acción fue la creación de diversas instituciones para moderar los efectos de
la caída de los precios de los productos agropecuarios por ejemplo mediante precios
subsidiados por el estado o “precios sostén”. Así se crearon la Junta Reguladora de Granos,
la Junta Nacional de Carnes, del Algodón y de la Yerba Mate.

7
En una etapa más avanzada del proceso de sustitución de importaciones con mayor desarrollo del mercado
interno la Argentina logró producir un incipiente proceso de desarrollo de exportaciones industriales durante
el decenio que va de 1964 a 1974.
8
Debido a la caída en las cantidades y en los precios de los productos que se exportaban, lo cual se reflejaba
en una menor disponibilidad de divisas para importar.
Asimismo se creó la Corporación Argentina de Productores (CAP) que reunía los aportes y
de los criadores de ganado destinados a participar de las exportaciones al Reino Unido
establecida por el tratado Roca-Runciman.

Este acuerdo entre Argentina y el Reino Unido promovido por los sectores sociales
agropecuarios que constituían el sustento de los gobiernos conservadores del período
permitía acceder al mercado inglés de carnes enfriadas a cambio generar en el país
reservas de mercado para los productos ingleses así como remitir libremente utilidades a
las empresas de ese origen a sus casas matrices. Como consecuencia del mismo cayeron
apreciablemente las importaciones provenientes de los Estados Unidos y aumentaron
correlativamente las de origen británico.

Otros cambios institucionales relevantes de la época fueron la creación del Banco Central
con funciones de política económica en materia de manejo de la oferta monetaria, el crédito
y la tasa de interés para estimular el nivel de actividad de la economía.

Se creó la Dirección General Impositiva como agencia recaudatoria nacional y se modificó


la estructura impositiva en un sentido progresivo con la creación del impuesto a los réditos
generando un cambio relevante en la política de ingresos fiscales mayormente asentada,
hasta entonces, en los derechos aduanero o aranceles de importación. También se creó un
impuesto a las transacciones similar a lo que hoy sería el impuesto al valor agregado (IVA).

Otra institución pública surgida en este período fué la Dirección Nacional de Vialidad,
organismo destinado a desarrollar la construcción de caminos, es decir inversión pública en
infraestructura. En esta misma línea se inscriben otras obras públicas de la época como la
construcción del edificio del actual Ministerio de Economía, de la Caja de Ahorro y Seguros
y el ensanchamiento de la Avenida 9 de Julio en la Ciudad de Buenos Aires.

El raconto de estas medidas muestra que efectivamente hubo un mayor grado de


intervención del estado en la economía aunque debe notarse que como políticas del estado
no necesariamente estuvieron orientadas a desarrollar la industria a través de una política
sectorial activa.

Más bien el proceso sustitutivo de importaciones mediante la protección arancelaria


respondió a una necesidad imperiosa de suplir el flujo de bienes importados que se había
debilitado notoriamente producto de la crisis y especialmente de la caída en las
exportaciones agropecuarias, que a su vez disminuía la capacidad de importar por la
escases de divisas disponibles. Esta, sin embargo, fue una respuesta reactiva de parte de
empresas radicadas en el país más que una consecuencia de lo que hoy podríamos llamar
iniciativas de política industrial.

Como quedó dicho tal situación era consistente con los intereses dominantes en la época
que básicamente eran los mismos sectores agropecuarios que habían liderado el proceso
de inserción de la economía argentina en el mercado mundial durante la etapa primario
exportadora.

El único debate que incluyó una alternativa de promover la industrialización del país en esos
años fue generado por Federico Pinedo como ministro de hacienda en su mensaje al
Congreso Nacional en 1940, el cual incluía iniciativas para el desarrollo de infraestructura,
un plan de viviendas y el apoyo al desarrollo de industrias procesadoras de materias primas
producidas en el país, con una orientación más hacia el mercado externo que al interno.
También planteaba un acercamiento a Estados Unidos como fuente principal de las
inversiones de capital en sectores en expansión por ese entonces como el automotriz y el
químico, en definitiva se trataba de una iniciativa planteada en términos de subordinación
al país que se consolidaba como primer potencial mundial.

En función de lo expuesto cabe caracterizar con propiedad a estos años como los del inicio
de proceso sustitutivo de importaciones aunque no precisamente de desarrollo del
mercado interno, teniendo en cuenta que durante el mismo el estado no desarrollo políticas
relevantes en materia de distribución del ingreso y por el contrario se mantuvo la
preexistente. Otro tanto puede afirmarse respecto de la promoción de las actividades
industriales y particularmente la articulación entre las de origen nacional y extranjero.

La economía argentina entonces pasó a estar liderada por la industria en la medida que
tendieron a ubicarse allí las nuevas inversiones aunque dicho proceso fue débil y sólo
permitió alcanzar una modesta recuperación durante los años posteriores a la crisis; de
forma tal que considerando el período que va de 1930 a 1943 la tasa de crecimiento
promedio anual alcanzó sólo el 1,8% siendo que en la etapa anterior primario exportadora
se ubicaba en el 5%.

6. Sustitución de importaciones y desarrollo del mercado interno a partir de


mediados de los años 40’s.
Según fuera avanzando el proceso de acumulación posterior a la crisis de los años 30´s y
más aún con la recuperación de la economía mundial posterior a la segunda guerra se fue
consolidando y ampliando en Argentina y en el mundo el proceso de intervención del estado
en la economía, teniendo como referencia en las economías capitalistas la política del New
Deal (nuevo trato) llevada adelante por el presidente Roosvelt como respuesta a la
depresión en los Estados Unidos y posteriormente el plan de reconstrucción de Europa
Occidental luego de la guerra conocido como Plan Marshall.

Argentina no fue ajena a estas tendencias y la ampliación de estas funciones estatales fue
promovida por el peronismo observándose de esta manera que la intervención del estado
se fue haciendo más amplia y compleja.

Asi por ejemplo con la consolidación del sector industrial como eje del proceso económico
el estado se veía frente a la necesidad de implementar no sólo la protección del sector
industrial determinando el nivel y la estructura de la protección arancelaria, sino también la
política de financiamiento de proyectos de inversión industrial o de cambió tecnológico.

Más aún, las políticas activas por parte del estado comenzaron a delinear la estructura del
sector industrial y por extensión la de toda la estructura productiva del país mediante los
esquemas de incentivos públicos como distinto tipo de subsidios, manejo de precios
relativos entre el sector agropecuario e industrial, fijación de políticas que facilitaban o no
la radicación de capital productivo extranjero y el rol del capital privado nacional.

También se tomaron decisiones estratégicas relativas a la expansión de la actividad


empresaria del estado a partir de la estatización de empresas previamente en manos de
capitales extranjeros como los ferrocarriles o algunos servicios públicos y la creación de
nuevas empresas públicas como Aerolineas Argentinas.

Por otro lado desde el punto de vista estricto de la distribución del ingreso existía una
tendencia a la intervención que tenía antecedentes en la propia política del New Deal de
Estados Unidos en los años 30´s pero que sobre todo se había desarrollado en los países
capitalistas de Europa Occidental arrasados por la guerra donde el estado había tomado el
control de actividades numerosas actividades económicas y había desarrollado políticas
activas de redistribución del ingreso. Es lo que se conoció como estado del bienestar o
“estado benefactor”.
En el caso de Argentina ya en 1943 se comenzó a implementar un conjunto de normas
relativas a los derechos laborales y previsionales de los trabajadores tales como la
extensión de la jornada laboral, la indemnización por despido, vacaciones pagas, aguinaldo
anual, expansión del sistema previsional (jubilaciones) a cargo del estado, obras sociales
sindicales, derechos laborales en el sector rural con el estatuto del peon, etc. Otros
mecanismos fueron la universalización de los servicios de educación y salud a cargo del
estado.

A ello se sumó la promoción de las organizaciones sindicales de trabajadores como


instituciones representantes de sus intereses, especialmente a la hora de negociar con el
sector empresario los niveles salariales y otras condiciones laborales.

Tales negociaciones contaban con el auspicio y la intermediación del Estado y por el lado
empresario se impulsó una organización que representara a los capitales nacionales o
burguesía nacional cuya representación corporativa era la CGE (Confederación General
Económica) que se distinguía de la tradicional organización empresaria industrial la UIA
(Unión Industrial Argentina) con predominio de las industrias extranjeras y el gran capital
industrial.

La representación centralizada de los trabajadores con sindicatos únicos por ramas de


actividad económica y una organización abarcativa de todas las actividades a nivel nacional
como lo era la Confederación General del Trabajo permitía sostener y aún incrementar la
participación de los asalariados en la distribución del ingreso nacional, siendo de hecho uno
de los mecanismos redistributivos.

De esta forma el aumento de la capacidad de compra del salario operó como un


fortalecimiento de la demanda agregada y, en definitiva, ese poder de compra incrementado
de amplios sectores de la población respecto de las etapas precedentes y de los años 30’s
en particular, se volcaba a la adquisición de bienes de consumo durables y no durables
producidos por empresas de capital nacional y extranjero radicados en el país, lo que por
entonces se denominaban la “industria liviana” por oposición a las industrias productoras
de insumos como la siderurgia o la petroquímica caracterizados como “industria pesada”.

Este mayor capacidad de compra de los sectores populares debido a la redistribución


progresiva del ingreso nacional sumada a la mayor oferta de bienes industriales producidos
en el país y orientada a satisfacer esa demanda es el desarrollo del mercado interno.
Esta etapa marca el inicio del acceso masivo al consumo de bienes durables como la
denominada línea blanca del hogar (heladeras, lavarropas, calefones, cocinas a gas) así
como de artículos eléctricos de uso doméstico como las planchas, radios, televisores y, más
tarde las motos y automóviles.

Otro de los mecanismos redistributivos, en este caso entre distintos sectores de la actividad
económica fue la captación por parte del estado de la renta agropecuaria interviniendo en
la comercialización externa de estos bienes a través de una institución creada durante el
primer gobierno peronista que se denominaba IAPI (Instituto Argentino de Promoción
del Intercambio).

El IAPI adquiría las cosechas de granos que se exportaban a un precio inferior a la


cotización internacional; la diferencia con que se quedaba el estado al colocarlos en el
exterior era utilizada para la promoción de actividades industriales mediante, por ejemplo,
tasas subsidiadas, ventas subsidiadas de insumos o bien mediante importaciones de
insumos y bienes de capital.

Por último cabe mencionar que estas redistribuciones de ingresos entre sectores sociales
y sectores económicos estuvieron lejos de ser armónicas, por el contrario los sectores
sociales que perdieron ingresos como los agropecuarios fueron claros opositores a estas
políticas y de hecho los niveles de conflictividad social no se pudieron resolver dentro de
los causes que marca la Constitución Nacional.

Además de la transferencia de ingresos del sector agropecuario al industrial que suponía la


intervención del IAPI, otras medidas que implicaron una transferencia de la renta agraria
fueron la suba de los salarios rurales y el congelamiento de los arrendamientos rurales. Una
consecuencia de este proceso fue la desconcentración de la propiedad de la tierra en la
pampa húmeda durante los años en que gobernó el peronismo. En términos generales y
más allá de las oscilaciones anuales este período fue de estancamiento para el sector.

De esta forma el sector agropecuario terminó de perder el rol de eje del proceso de
acumulación de capital ya que como consecuencia del aumento de las actividades
industriales la participación relativa de la industria en el PBI hacia 1945 aproximadamente
pasa a ser superior a la de la agricultura.

No obstante siendo el principal sector generador de divisas para la economía argentina


siguió jugando un rol estratégico conservando una capacidad de bloqueo sobre los
proyectos políticos y económicos de los sectores industriales nacionales y de los sectores
populares asociados al desarrollo del mercado interno9.

Tales fueron las bases sobre las que se desarrolló la economía argentina entre mediados
de los cuarenta y mediados de los 70’s. El análisis pormenorizado de los ciclos en medio
de los cuales se dio este proceso excede al presente apunte pero puede afirmarse como
anticipo del tratamiento de este tema que tales ciclos estuvieron asociados a la
imposibilidad de sortear la restricción externa o desbalance de divisas entre las necesarias
para sostener el desarrollo industrial mediante las importaciones de equipo de capital e
insumos que este sector requiere y la insuficiencia de las divisas generadas por el sector
exportador agropecuario.

9
Estas cuestiones serán específicamente abordadas al tratar el contenido del apunte de Guillermo O’Donell
“Estado y alianzas en Argentina 1956-1976”.

También podría gustarte