El Derecho, a lo largo de los años necesito de su difusión para ser conocido y
desde su origen ha estado ligado a la comunicación escrita, gracias a la escritura se garantiza su conocimiento y se hace posible la exigencia de su cumplimiento. Coincide este momento histórico con la denominada gran era de la codificación, en la que se atiende a una doble finalidad: la recopilación y la estructuración del Derecho vigente. La publicación jurídica se transformó drásticamente y, sin notorias diferencias, ha llegado hasta principios del siglo XXI. Las recopilaciones jurídicas se distinguirán, desde entonces, de las meras colecciones de textos; aportarán una estructura, los textos serán analizados y posteriormente referenciados a través de índices, indispensables para el acceso y consulta de los mismos. Así el mundo editorial jurídico dedicado, fundamentalmente, a dos tipos de publicaciones: los repertorios, es decir, las colecciones exhaustivas de legislación o jurisprudencia, y las revistas jurídicas, que recogerán las aportaciones de autores sobre el Derecho, esto es, la denominada doctrina jurídica. Desde las primeras sociedades organizadas han existido normas reguladoras y, desde tiempos inmemoriales, el hombre ha anhelado recoger en una sola obra todo el corpus jurídico vigente en una comunidad y que éste sea conocido por todos los integrantes de la misma. La evolución combinada con los desarrollos constantes en el ámbito de la informática y las telecomunicaciones ha convulsionado la documentación jurídica, creemos que de modo efectivo en los últimos diez años. Las ventajas resultan evidentes para los profesionales jurídicos en aras de una integración real de la documentación con el resto de las actividades desarrolladas por los mismos de modo automatizado, además, queremos incidir en que la disponibilidad y fácil accesibilidad a la información jurídica favorecen un incuestionable derecho de la ciudadanía. Ya se trate de prevenir o resolver problemas legales, los abogados necesitamos conocer muy bien las fuentes del Derecho (es decir, los medios a través de los cuales las normas jurídicas nacen y se dan a conocer).
Esta actividad forma parte de nuestro trabajo cotidiano ya que una
correcta prestación de servicios jurídicos exige conocerlas a cabalidad. La incorporación de las tecnologías de la información al mundo del Derecho ha implicado cambios fundamentales en lo que atañe al soporte y modo de acceso a la documentación jurídica, ofreciendo, paralelamente, una respuesta adecuada a reclamaciones decimonónicas: volumen creciente de información jurídica, necesidad perentoria de una actualización permanente y resolución de las interrelaciones legislativas, jurisprudenciales y doctrinales consustanciales a este tipo de documentos. Sintetizo el salto cualitativo propiciado por las nuevas tecnologías frente a los sistemas impresos en los siguientes puntos:
• Capacidad ilimitada de almacenamiento, que sirve para garantizar la
exhaustividad.
• Rapidez en la distribución de la información.
• Posibilidades de recuperación de la información que superan enormemente la
realizada a través de índices.
• Acceso a todo tipo de documentos jurídicos de manera simultánea: legislación,
jurisprudencia, bibliografía, artículos doctrinales, etc.
• Acceso a documentos no estrictamente jurídicos, pero relacionados: información
económica, médica, divulgativa, datos estadísticos, formularios, etc.
Por lo tanto, es imprescindible entender acerca de los fundamentos de la Base de
Datos, Control y las oficinas virtuales e Informática Jurídica entre la Universidad y la empresa. Consideramos que recopilar, clasificar, y analizar documentos son actividades vinculadas estrechamente al mundo jurídico, a la evaluación de estos recursos informativos constituye una clara necesidad para los profesionales de la información del Derecho y para los operadores jurídicos. El volumen de recursos de información relacionados con el mundo del Derecho es hoy en día inabarcable. Existen recursos en soporte papel, en CD, online y de muy diversa tipología. Diversa es también la tipología de usuarios1 que tiene necesidad de acceso a dichos recursos. Por un lado, existe una demanda social importante de acceso a este tipo de información relacionada con el mundo del derecho relacionada con el tráfico jurídico ordinario (comprar una casa, un contrato de trabajo, casarse, etc.); pero por otro lado existe la necesidad de jurista de acceder a un tipo de formación especializada y de calidad. El avance de la informática en el derecho representa especialmente en nuestro medio hoy día, un importante campo de estudio mediante el cual se trata de definir los alcances y contenidos que derivan de esa relación, y ya que el uso de las tecnologías informáticas representa un esquema de desarrollo conductual por parte de los humanos que las manejan, el derecho no puede ser ajeno al estudio y regulación de algunas actuaciones que afectan la esfera de los gobernados o de las instituciones públicas. En nuestra época, existe un flujo incesante e inexorable de normas. De ahí que se pueda considerar que las bases de datos jurídicos y los sistemas de información legal, son esfuerzos por reunir las normas jurídicas a fin de facilitar la labor de consulta a quienes deben intervenir en su elaboración, estudio o aplicación y actualmente, también a quien se le aplican dichas normas. La informática en general, y en particular la jurídica, trae consigo la socialización del conocimiento. De ahí que en todas las funciones del Estado como gobernante, en nuestros días, no solamente se le reciba, sino que se le exija. El derecho a la información incuestionablemente posibilita la participación de los miembros de la sociedad en los procesos de elección y por ende de decisión, al constituirse como instrumento que en el ejercicio del derecho de expresión, permite opinar de forma objetiva sobre los aciertos o desaciertos de las políticas públicas implementadas por el poder público, tal derecho encuentra sustento tanto en disposiciones contenidas en instrumentos internacionales, como nacionales.
Ha de contribuir a valorar con rigor la eficacia y eficiencia de estos productos, a
determinar las diferencias entre los diversos puntos de contenidos y, por último, ha de ayudar a justificar el coste de los documentos jurídicos y la preferencia por modalidades concretas de la suscripción. Así, ya en la primera mitad de la década de los noventa del pasado siglo existía un mercado consolidado de información jurídica electrónica focalizado en el disco óptico que progresivamente trasladó sus contenidos al entorno web, un espacio al que se han ido sumando empresas de nuevo cuño y proyectos institucionales. Si bien la web ha permitido la necesaria difusión de la información legal al ciudadano a través de diversos sistemas de información jurídica de carácter institucional, continúan siendo los servicios de pago, los que muestran mayor consideración en el entorno especializado dirigido a los profesionales del Derecho.
Alvite Díez, 2004, “ciñéndonos al ámbito de las bases de datos jurídicas,
cabe destacar que nos encontramos ante sistemas que evidencian un tratamiento y diseño orientado a juristas y es que la búsqueda de información para los profesionales del Derecho constituye una parte integral de su trabajo en el que el proceso de recuperación y el de decisión se hallan profundamente imbricados.” La estructura de los documentos jurídicos se ha aprovechado en el diseño de las bases de datos jurídicas para tratar de mejorar su efectividad mediante la creación de diversos campos de búsqueda que responden a las peculiaridades de este tipo de documentación y pretenden ayudar en la elaboración de la ecuación de búsqueda y en la pertinencia de los resultados obtenidos. Las características peculiares de las bases de datos jurídicas radican en la naturaleza compleja de la documentación legal, de modo que a la exigencia habitual centrada en la capacidad recuperadora se añade en estos sistemas la de garantizar la seguridad jurídica a los usuarios de las mismas; para lograr ambos objetivos se requiere, además del software adecuado, exhaustividad de la documentación recogida y un análisis riguroso de la información: jurídico, en orden a determinar todas las relaciones implícitas y explícitas entre los documentos, y de contenido. Estos recursos, mayoritariamente relacionados con empresas privadas, asientan su prestigio en el rigor, calidad y alto valor añadido.