¿SjkBE LA C.I.A.
TODO
.0 SOBRE LOS OVNIS?
Desde 1964 una sociedad mundial
secreta, compuesta de científicos, cos-
monautas y técnicos de diversos paí-
ses, está estudiando todos los casos en
que han sido avistado OVNIS y OSNIS,
así como cualquier fenómeno de natu-
raleza excepcional. En el 1968 ya había
formado dieciocho mil expedientes de
«platillos volantes>,.
Esta información fue revelada por la
revista «Planeta» en su número 12 de
Según James Forrestal, los «platillos
volantes)) no eran más que pequeños
((planetas artificiales».
agosto-octubre 1966, en un artículo de
Aimé Michel, quien afirmó que lo ha-
bía escrito en nombre y por cuenta de
dicha sociedad secreta que, aclaró, «flO
era ni un servicio secreto ni un complot
político», sino una red mundial com-
puesta exclusivamente de hombres de
ciencia.
«Muchos de ellos son célebres», re-
veló el articulistas conocido estudioso
francés del fenómeno OVNI, «dirigen ob-
servatorios, centros de investigación,
grandes laboratorios científicos. En la
comunidad hay también algunos cos-
monautas que han gravitado alrededor
de la Tierra».
Según «Planeta», cuando ocurre en
cualouier parte del mundo un avistamien-
to de OVNIS, o cuando se observa un
acontecimiento excepcional o intere-
sante, todos los miembros de la comu-
nidad son informados de ello en el más
breve plazo posible de tiempo, dos o
tres días como máximo, según el grado
de seguridad del fenóm'no para clasi-
ficar y estudiar.
Michel escribió entonces que todos
los casos de los que tiene conocimiento
prensadelmisterio.blogspot.com
George Adamski, precursor
entre los «contactos» e irreflexi-
vamente calumniado por los me-
dios de difusión. Su figura exige
un análisis más cuidadoso y ob-
jetivo.
son registrados en un casillero central
organizado según métodos y medios
muy modernos de clasificación y elabo-
ración a base de tarjetas perforadas y
ordenadores electrónicos «IBM» que
empezaron a funcionar en 1966. Mu-
chos fueron entonces los escépticos que
leyeron el artículo con irónica sonrisa.
Particularmente la gran mayoría de cien-
tíficos.
Recuerdo que de ello hablé con un
científico de fama, con el que en diver-
sas ocasiones había ya afrontado el pro-
blema de los «objetos volantes no
identificados», ei profesor Guglielmo
Righini, director del Observatorio As-
trofísico de Arcetri, notoriamente crí-
tico con respecto a todos aquéllos que
creen en los «platillos volantes» o que
afirman haberlos visto. Lo mismo suce-
dió entonces. Pero vayamos por orden.
Puedo decir que me siento como en
casa en Arcetri, y no sabría en cambio
decir cuántas veces he subido a la colina
donde Galileo Galilei llevaba a cabo sus
célebres observaciones. De las expe-
riencias y los descubrimientos de Righini
y de sus colaboradores (entre los cuales
están el profesor Godo¡¡ y el técnico
Piattelli, tal vez el especialista electró-
nico más experto del mundo y cierta-
mente el que más envidian los «cere-
bros» de la NASA) he hablado en casi
todos los periódicos italianos con ar-
tículos transmitidos por la Agencia «Ita-
lia», donde trabajé hasta mayo del 60, y
luego por ANSA, para la que todavía
escribo.
La primera vez que tomé el camino
de la colina fue el 30 de mayo de 1950.
Entonces era director del Observatorio
el célebre profesor Giorgio Abetti, quien
vive aún con casi ¿¡en a- nos de edad,
entre los olivos donde no sería extraño
que hubiese paseado Galileo.
Aquel año fueron avistados OVNIS en
todo el mundo. Solamente en Italia fue-
ron registrados veintiuno, entre los
cuales cuatro clasificados como excep-
cionales: los del 16 y 17 de abril, del
28 de septiembre y del 30 de octubre.
En el primero, ocurrido en Acquaviva
Platani (Agrigento), asistieron dos mil
personas; en el último, según lo que es-
cribió (sin desmentir) el periódico floren-
tino «II Mattino dell'ltalia Centrale» (en
21
el que también yo trabajé por más de
un año inmediatamente después de la
guerra) fue el propio papa Pío XII quien
vio un disco llameante. Según el mismo
diario, Pío XII, después de ese día, pre-
senció el extraordinario fenómeno por
tres veces más, siempre mientras se ha-
llaba en los jardines vaticanos, el 31 de
octubre, 1? y 8 de noviembre de 1950.
Recuerdo hoy todos estos hechos pa-
ra poner de relieve la diversidad de pen-
samiento de los hombres de ciencia so-
bre el fenómeno de los OVNIS con el
paso de los años. Del 16 de marzo al 28
de mayo de 1950, día en el que telefoneé
a Abetti para entrevistado sobre los «pla-
tillos volantes» (por entonces aún no se
había acuñado la sigla «OVNI»: objeto
volante no identificado), se habían pro-
ducido en Italia doce avistamientos. El
deI 16 de marzo no fue excepcional, pe-
ro tuvo después mucha publicidad, ya
que se supo que el testigo era el director
cinematográfico Gualtiero Jacopetti,
quien dijo haber visto, junto con Am-
leto Barchiesi, un OVNI alrededor de las
17 h. de dicho día entre las colinas de
Massarosa (Lucca), donde se halla-
ba de visita en casa de sus padres.
Pero también en otros países se habían
llevado a cabo avistamientos. En el mis-
mo año había hablado de ello incluso el
ministro de Defensa de los Estados Un-
dos, James Forrestal, quien, como es
sabido, se suicidó inexplicablemente
poco después. Según Forrestal, los «pla-
tillos volantes» no eran más que peque-
ños «planetas artificiales».
De ellos habló posteriormente, siem-
pre en el año 1950, el almirante italiano
Fioravanzo, quien reveló que los prime-
ros «platillos volantes» eran una inven-
ción de los científicos nazis que, sin
embargo, no habían pasado de la eta-
pa de proyecto. Decidí que había llega-
do el momento de hacer una encuesta
sobre estos misteriosos objetos. Por
ello entrevisté a tres celebridades: Abet-
ti, Armellini, Rinaldi, del Instituto de Fí-
sica de la Universidad de Roma, y el as-
trónomo Guido Horn d'Arturo. Publiqué
el artículo en «Pomeriggio» del 1? de
abril de 1950. Fue reproducido en di-
versos periódicos, tales como «La Vo-
ce Adriatica», del 10 de octubre, la
«Gazzeta di Mantova», «II Giornale di
Brescia», y otros que no recuerdo. En-
tonces, los grandes periódicos no pu-
blicaban temas como éstos.
El profesor Armellini me dijo: «A pe-
sar de que todas las noches tanto yo
como mis ayudantes observamos aten-.
tamente el firmamento, nunca hemos
notado la aparición de ningún «platillo».
Si verdaderamente hubieran aparecido
en el horizonte, nos habríamos dado
cuenta de ello con toda seguridad».
Le pregunté: «Cree que estos 'plati-
llos' pueden existir en realidad y, en ca-
so afirmativo, qué podan ser?».
Respuesta: «Descarto de entrada que
se trata de meteoritos porque, según lo
que relatan los periódicos, no pueden
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Forrestal, fue ministro de Defensa en los
Estados Unidos, y se suicidó
inexplicablemente.
Uno de los documentos ofi-
ciales que los gobiernos manejan
a nivel de sus fuerzas armadas.
En este caso, perteneciente a
Argentina.
ser confundidos con los fenómenos a
que daría lugar el 'platillo volante'. De
todas formas, podrían ser muchas co-
sas: balones sonda, o meteoros ígneos,
pero decididamente no son aparatos in-
terplanetarios».
En Arcetri pregunté al profesor Abet-
ti: «Considera que los 'platillos volan-
tes' pueden ser aparatos interplaneta-
rios?».
Respuesta: «Aun sin descartarlo del
todo, me parece casi imposible, por
cuanto esos 'platillos', caso de proce-
der de Otros planetas, no se los podría
ver tan fácilmente ni con tanta fre-
cuencia, pues tendrían que permanecer
por encima de nuestra atmósfera, ya
que por una razón puramente física o se
quemarían como ocurre con los meteo-
ritos o se convertirían en bólidos y su
aterrizaje no sería ciertamente afortu-
nado en la Tierra».
(La historia de la astronáutica —a po-
cos años de distancia de las declara-
ciones de Abetti— ha demostrado cla-
ramente que un objeto artificial puede
atravesar, en viaje de ida y vuelta, la
atmósfera terrestre sin quemar ni pro-
vocar daño a las personas que estén
dentro, y aterrizar o amerizar suave-
mente).
«Soy propenso a creer —prosigió en-
tonces el profesor Abetti— que los
'platillos' no son en resumidas cuentas
más que cercanos parientes de las 'V2'
alemanas, las cuales, habiendo caído en
poder de rusos y americanos, son em-
pleados con el exclusivo uso del estu-
dio de las condiciones de la alta atmós-
fera».
El astrónomo Guido Horn d'Arturo
me dijo: «No creo en absoluto en la
existencia de 'platillos volantes'. Los
considero fruto de sugestión colectiva.
Pienso, desde luego, que cualquier avión
corriente o reactor puede haber sido
confundido a menudo con un 'pla-
tillo', todo ello de buena fe de los que
afirman haber notado en el cielo la pre-
sencia de 'platillos volantes . Unicamente
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creería en el impasible testimonio de un
negativo fotográfico».
El profesor Rinaldi, finalmente, afir-
mó que se trataba de «sugestión colec-
tiva>), y no hubo manera de sonsacarle
ninguna otra palabra.
De la opinión de entonces del profesor
Righini, que sucedió a Abetti en la direc-
ción del Observatorio Astronómico de
Arcetri, ya he hablado anteriormente.
No creía —todavía no cree— en la po-
sibilidad de que los OVNIS sean astro-
naves extraterrestres.
¿Por qué he relatado todas estas le-
janas entrevistas mías? Porque hoy la
opinión de muchos científicos parece
haber cambiado.
Por ejemplo, el profesor Righini, que
antaño apenas quería oir hablar de «pía-
tillos volantes>), cambiaba de pronto: el 4
de junio de 1975 publicó en «Giornale
Nuovo» un artículo, en el que admite
que «en la antimateria podría estar el
misterio de los OVNIS». Righini escri-
bió esto reflejando el pensamiento de
los físicos Jack Epstein, de Nueva York,
y Harold Heaton, de Massachusetts, se-
gún los cuales «... ciertos casos resul-
tarían explicables con aquellos fenóme-
nos luminosos que podrían ocurrir

El profesor RNghini, admite que ((fl la
antimateria solar podría estar el
misterio de los OVNIS»
¿Un gigantesco OVNI... No, se trata de un rastro de vapor dejado
por un misil Minuteman 1, que refleja en los estratos superiores de la
atmósfera la luz solar, dejando con ello una enorme estela de conden-
sación sobre este edificio docente, en Los Angeles (Foto U Pl).
cuando una partícula de antimateria en-
trara en contacto con la atmósfera te-
rrestre». El astrofísico florentino, con
un ánimo tan distinto de sus anteriores
tomas de posición, terminaba su ar-
tículo afirmando: «... entonces, si Epstein
y Heaton tienen razón. la observación
atenta de los llamados OVNIS se vuelve
una verdadera actividad científica, siem-
pre que sea hecha objetivamente y sin
prejuicios».
En el 1966, como ya se ha dicho, «Pla-
neta» reveló la existencia de una comu-
nidad secreta de científicos, técnicos y
cosmonautas residiendo en varios paí-
ses para estudiar el fenómeno de los
«platillos volantes».
Desde entonces han transcurrido do-
ce años, y no se han vuelto a tener más
noticias de esa comunidad. Por otro la-
do, Aimé Michel no revelaba en su ar-
tículo ni el nombre de la asociación se-
creta.
Pero el 1? de diciembre de 1977 ocu-
rrió un hecho importante, sin embargo,
no ha tenido aquí publicidad, quizá por-
que no fue relacionado con el artículo
aparecido en el 66 en «Planeta» y que
—lo recuerdo para los olvidadizos—
suscitó no poca perplejidad y muchas
sonrisas irónicas, sobre todo por parte
de la cultura llamada oficial. Pero, ahora,
el nuevo hecho confirma de pleno las re-
velaciones de Michel.
Ocurrió que un abogado de Nueva York,
uno de los más conocidos juristas de
Norteamérica, Henry Rothlat, ha pre-
sentado ante la magistratura un recurso
contra la CIA en nombre y por cuenta
de la (<GROUND SAUCER WATCH», una
organización privada formada por un
grupo de científicos y estudiosos «que
desde hace años —se lee en la noticia
transmitida por ANSA —tratan de es-
clarecer el misterio de los objetos vola-
dores».
«La CIA —dijo el abogado en una
conferencia de prensa— se niega a dar
a conocer importantes documentosso-
bre OVNIS alegando presuntos motivos
de interés nacional» (la cursiva es del
autor).
Con el recurso presentado a la magis-
tratura federal, el abogado pide que la CIA
sea obligada a divulgar, en base a la
«Freedom of information act» (la ley so-
bre el derecho de información sanciona-
do por la constitución de los Estados
Unidos), las conclusiones a las que
haya llegado el Servicio Secreto después
de años de búsqueda e investigación
sobre el fenómeno.
En la conferencia de prensa, el abo-
gado Rothlat declaró que «estaba en
posesión de pruebas indiscutibles, de las
que resultaría que la CIA había «colo-
cado aparte» miles de documentos sobre
OVNIS por el simple hecho de que con-
tradicen su conocida posición, según la
cual se trata de un fenómeno que no
merece la pena ser estudiado».
Rothlat citó también algunos docu-
mentos expresando la convicción de que.
la CIA nunca ha suspendido las inves-
tigaciones sobre los OVNIS.
«En particular —se lee en el recurso—
la «GROUND SAUCER WATCH está in-
teresada en la divulgación de dos in-
otmes de a CIA, el primero conocido
como «Robertson Panel», que se re-
monta al 1952, y el segundo relativo a un
sorprendente avistamiento de OVNIS, al
parecer ocurrido y filmado en 1975».
La CIA, por consiguiente, alega
((motivos de interés nacional». Ahora
bien, si se tiene en cuenta que ya to-
dos rechazan la hipótesis de que los OV-
NIS puedan ser armas secretas de una u
otra superpotencia, y si se vuelve a las
hipótesis tantas veces expresadas por
la revista, no hay duda que puede tra-
tarse verdaderamente de una conjura
internacional entre los Estados Unidos y
la U.R.S.S.
M. COPPETTI
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