Toma del Palacio de Justicia: Con esa señal desde el Estado, la guerrilla irregular de fin
de siglo en Colombia cobró plena vigencia. Surgieron
noviembre 6 de 1985 diversos grupos de autodefensa y paramilitares que, auspiciados por los dineros de los narcos y de los empresarios afectados por las actividades guerrilleras, Incendio del Palacio de Justicia Por: Ramón Jimeno empezaron a realizar masacres y asesinatos contra las personas acusadas de ser el oxígeno de los rebeldes. El Hasta el 6 de Estado se convirtió entonces en observador del conflicto, noviembre de que colocó al país como el de mayor violencia en el 1985, cuando los mundo, con 30.000 homicidios anuales. guerrilleros del M-19 asaltaron el No deja de ser irónico que mientras la toma del Palacio de Palacio de Justicia desató la nueva era de violencia en Colombia, los Justicia a sangre guerrilleros que la protagonizaron se convirtieron en y fuego y el actores políticos legales a los pocos años del asalto. La ejército irrumpió ironía radica en que su reincorporación a la vida civil, tras tras ellos a cañonazos, provocando entre los dos la muerte ser amnistiados e indultados, demuestra que el conflicto de 11 magistrados de la Corte Suprema y 65 funcionarios que encarnaban tenía soluciones por vías diferentes a la y visitantes (así como el incendio del edificio y la violencia. Si bien el M-19 se desmovilizó, la violencia destrucción de todos sus archivos), el episodio más grave continuó con mayor dinámica, puesto que el Estado no del siglo había ocurrido el 9 de abril de 1948. asumió su rol de mediador, dejando que los sectores armados privados continuaran resolviendo sus conflictos La asociación de los dos episodios es inevitable, a pesar por las vías violentas. de las grandes diferencias que existen entre el asesinato de un líder y el asalto armado contra una institución. Entre Pero si por el flanco guerrillero el hecho fue perdonado, 1948 y 1985, la sociedad colombiana se transformó, al en el lado estatal la conducta no fue muy diferente. La convertirse en una sociedad eminentemente urbana. Los mayoría de los militares investigados, acusados y ciudadanos de los ochenta pasaron a depender de los condenados por sus excesos durante la retoma del edificio medios de comunicación para formar sus opiniones, en fueron absueltos. Salvo el general que comandó el vez de nutrirse en los sermones dominicales que emitía la operativo --Jesús Armando Arias Cabrales-- quien fue Iglesia desde los púlpitos, o de las arengas de sus jefes destituido por decisión de la Procuraduría General de la políticos. En la noche del 9 de abril, millares de Nación, ninguno de los demás protagonistas oficiales ciudadanos en las calles hacían arder la ciudad, mientras recibió sanción alguna. Y frente a la responsabilidad que las tropas, inmovilizadas, resguardaban lo poco que le cabía al presidente de la República, la conducta fue la podían. A las 8 de la noche del 6 de noviembre, las calles del Estado-avestruz: eludir el problema y tapar las de Bogotá estaban desiertas, mientras el Palacio de consecuencias. Justicia ardía. Al amanecer del 7 de noviembre, el Palacio humeante registraba la tragedia, aún con 60 rehenes y 8 Como ocurrió el 9 de abril del 48, la debilidad del Estado guerrilleros sobrevivientes al combate y el incendio, pero y su inconsistencia para enfrentar a las minorías armadas atrapados en un baño de 20 metros cuadrados. Al dio pie a un largo período de inestabilidad y a un gran descubrirse este último escondite, el ejército lanzó el baño de sangre. De esta dinámica de guerra irregular que ataque final, en el que murieron 30 rehenes y los 8 también se generó con los episodios de noviembre del 85, guerrilleros. Entonces empezó a descubrirse la dimensión sólo saldrá Colombia cuando las fuerzas políticas y de la tragedia, no sólo la humana sino la del poder. sociales acepten la autoridad del Estado y éste asuma reglas de juego claras y fijas para todos. Mientras tanto, el Se supo, por ejemplo, que el presidente Betancur nunca país seguirá convertido en un gran Palacio de Justicia. quiso dar la orden del cese al fuego, a pesar de que la dimensión del ataque militar hacía evidente que semejante capacidad de fuego --tanques, rockets, explosivos de alto poder y disparos indiscriminados-- ponían en alto riesgo la vida de los rehenes. Así, el Poder Civil asumió el principio que rigió durante la violencia que siguió al 9 de abril, según el cual para restablecer el orden público y el control de la autoridad estatal se puede pasar por encima de la vida de los civiles no combatientes.