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FUNDAMENTOS
Primero. Antecedentes
Esta última solicitud realizada hace referencia a actos cometidos por Juan Carlos
de Borbón después de su abdicación como Jefe del Estado Español, y por tanto, una
vez finalizado su reinado. No se refiere al Jefe del Estado actual, Felipe de Borbón, por
lo que la procedencia de la apertura de la Comisión de Investigación estaría más que
justificada, sin que debiera esperarse vacilación alguna sobre la no afección de lo
prevenido en el artículo 56.3 de la Constitución.
Es por ello que los diputados y diputadas aquí firmantes, y los grupos
parlamentarios a los que representan, entienden que de ningún modo puede aceptarse
que para evitar siquiera el debate en el Pleno del Congreso de los Diputados se
alegue, contrariando los efectos de la abdicación, que una figura que ha abandonado
voluntariamente su posición de Rey de España continúe beneficiándose de los
privilegios constitucionales amparados por el artículo 56. Insistimos así en que este
artículo hace expresa referencia a la persona del Rey (en singular) como Jefe del
Estado, y no a figuras que alguna vez hayan ostentado este cargo.
Por ello, entendemos que la decisión de la Mesa del Congreso vulneró el ius in
officium de los parlamentarios proponentes, y en consecuencia, el derecho
fundamental que consagra el artículo 23.2 CE, pues este derecho fundamental
garantiza no sólo el acceso a los cargos y funciones públicas sino también el ejercicio
de estos cargos y funciones públicas, de conformidad con lo previsto en las leyes. El
ejercicio de las funciones legislativas y de control por los representantes de los
ciudadanos constituye la expresión misma del ejercicio de la soberanía popular en el
Estado democrático, puesto que la participación en el ejercicio de dicha función y el
desempeño de los derechos y facultades que la acompañan, constituyen una
manifestación constitucionalmente relevante del ius in officium del parlamentario
representante (ATC 215/2000; STC de 7 de mayo de 2012; STC de 1 de febrero de
2016; STC de 5 de febrero de 2018, y STC 18 de septiembre de 2018).
Se trata en definitiva de exigir que la decisión de la Mesa cumpla con las premisas
constitucionales recogidas en el artículo 76 de la Constitución Española y permita el
pleno ejercicio de la representación parlamentaria establecido en el artículo 23,
ejercicio de un derecho fundamental que debe interpretarse en las dos vertientes
recogidas en los dos apartados del citado artículo, el derecho a ejercer las funciones
representativas con los requisitos que señalan las leyes (artículo 23.2 CE) y el derecho
de los ciudadanos a participar en los asuntos públicos, a través de sus representantes
(artículo 23.1 CE).
Lo contrario sería entender que la Mesa del Congreso pretende interferir en las
facultades y competencias constitucionalmente atribuidas a las diputadas y diputados
firmantes, y a sus grupos parlamentarios, limitando de forma no justificada su
capacidad de actuación y las funciones que les ha encomendado la ciudadanía.