Está en la página 1de 2

Futuro económico

En este GEAB N° 60, nuestro equipo presenta sus anticipaciones referidas al futuro de Estados Unidos
para el período 2012-2016. Recordamos que desde el 2006, con los primeros GEABs, el LEAP/E2020
describe la crisis sistémica global como un fenómeno característico del fin del mundo tal como lo conocemos
desde el 1945, señalando el colapso del pilar estadounidense sobre el cual este orden mundial descansó
durante cerca de siete décadas. Desde 2006 identificamos al período 2011-2013 como aquel en que el «
Muro del Dólar », base del poder de Estados Unidos, iba a desmoronarse. Durante el verano boreal de 2011
la degradación de la calificación de Estados Unidos, por la agencia S&P, marcó un punto de inflexión
histórico y confirmó que lo « imposible » (1) estaba plasmándose. Ahora nos parece esencial
proporcionarles a nuestros suscriptores una clara visión anticipatoria sobre lo que le espera al « pilar » del
mundo anterior a la crisis en momentos que ésta ha adquirido una « velocidad mayor » desde el verano
boreal de 2011 (2).

El LEAP/E2020 estima que el 2012, año electoral, que comienza en un contexto de depresión económica y
social, con una completa parálisis del aparato estatal federal (3), un fuerte rechazo del bipartidismo
tradicional y crecientes cuestionamientos sobre la pertinencia de la Constitución, inaugura un período crucial
de la historia estadounidense. En los próximos cuatro años, el país estará inmerso en conmociones
políticas, económicas, financieras y sociales como no ha conocido desde el fin de la Guerra de
Secesión que, azar de la Historia, comenzó exactamente hace 150 años, en 1861. Durante este período,
Estados Unidos va a ser simultáneamente insolvente e ingobernable, transformándose en un « barco a la
deriva », habiendo sido el « buque insignia » del mundo de estas últimas décadas.

Para hacer comprensible la complejidad de los procesos en marcha, nuestro equipo organizó sus
anticipaciones en la materia en torno a tres grandes aspectos estadounidenses claves:
1. La parálisis institucional y la desarticulación del bipartidismo tradicional
2. La infernal espiral económica: recesión/depresión/inflación
3. La descomposición del tejido socio-político estadounidense

Impacto en los déficits de Estados Unidos (en rojo) de la reducción de los gastos (en verde) por 1
500 millardos USD en 10 años, 2012-2021 (en millardos de USD) - Fuente: LEAP/Berruyer, 12/2012

Parálisis institucional estadounidense y la desarticulación del bipartidismo tradicional


Nuestro equipo había anticipado desde el principio 2010 el estado de parálisis institucional que caracteriza
a Estados Unidos a partir de las elecciones de noviembre de 2010. El año 2011 dio la oportunidad a todos
de descubrir que, realmente, ya le era imposible a Washington tomar la menor decisión importante,
especialmente en el ámbito económico y presupuestario, parte central de las dificultades del país. Las
autoridades federales ahora son incapaces de tomar medidas para reducir el déficit federal, implementar
un presupuesto federal sostenible, poner en ejecución políticas de apoyo de la economía,… Sea la
Presidencia, el Congreso o la Reserva Federal, cada una de estas tres instituciones clave se revelan
impotentes para decidir y/o poner en ejecución políticas significativas.

El ejemplo de la FED, con su incapacidad para poner en ejecución el Quantitative Easing 3 (4), es revelador
del bloqueo interno del sistema político que ahora tropieza con la oposición pública del Partido Republicano,
del Tea Party y delOccupy Wall Street (sin hablar de las oposiciones externas de la mayoría de los bancos
centrales del planeta). Y lejos de mejorarse, esta situación va por el contrario a agravarse a partir de 2012.

En efecto, una de las causas importantes de este bloqueo institucional es la desarticulación del bipartidismo
tradicional que se ha acelerado con las elecciones para congresales de noviembre de 2010. Desde hace
más de una década, uno de los fenómenos que había permitido al bipartidismo estadounidense funcionar
relativamente sin incidentes desde el 1945 estaba desapareciendo: la gran permeabilidad entre las visiones
políticas de ambos partidos, la ausencia de una fuerte separación ideológica que permitía evitar la parálisis
que acecha a cualquier sistema de estricta separación de poderes con bipartidismo (5). Durante la década
del 2000 esta permeabilidad desapareció completamente enmarcada, en crecientes tensiones ideológicas,
particularmente por iniciativa del Partido Republicano y sus componentes: ultra religioso, anti impuestos y
ahora anti gobierno federal.

Desde 2009, asistimos al rápido surgimiento de una nueva causa de bloqueo institucional: la simple y pura
desarticulación del bipartidismo. Este profundo cambio comenzó a aparecer claramente en los debates del
Congreso estadounidense a partir de noviembre de 2010 y sobre todo durante el verano boreal de 2011,
con el callejón sin salida de las discusiones presupuestarias y el debate surrealista sobre el techo de su
deuda pública. Los funcionarios electos que respondían al movimiento del Tea Party (TP) se convirtieron,
de hecho, en un partido, en el partido republicano, o más bien según el LEAP/E2020, en el embrión de un
nuevo partido en fase de escisión del partido republicano tradicional: sus tesis se aproximan al discurso
confederado de la Guerra de Secesión (pro estados, anti federal, anti impuestos, pro blanco, aislacionista,…
y manipulado en gran parte por poderosos intereses económicos y financieros).

En el otoño boreal de 2011, asistimos a la aparición del « gemelo demócrata » del Tea Party: el movimiento
Occupy Wall Street (OWS). También como el movimiento del Tea Party, OWS reúne tendencias muy
dispares: Anti-Wall Street, anti intervencionismo, anti militar, ecologista, a favor de un sistema de protección
social,… Ambos movimientos representan el hartazgo generalizado de la opinión pública estadounidense
frente a la parálisis del sistema político federal y la corrupción generalizada que reina en Washington (6).

El LEAP/E2020 estima que el TP y el OWS serán actores clave de las elecciones de congresales de
noviembre de 2012. La búsqueda de nuevos protagonistas, independientes de los dos grandes partidos, se
ha transformado en una prioridad para un número creciente de ciudadanos estadounidenses. Es ilusorio
creer que para la elección presidencial de 2012 la tercera fuerza se encontrará en condiciones de presentar
un candidato presidencial alternativo. A menos de un año de la elección, no aparece una personalidad
capaz encarnar esta tercera vía; tampoco existe la organización necesaria para llevar esa candidatura a
nivel nacional. En cambio, para las elecciones de congresales (y ciertamente en muchas elecciones de nivel
estadual), el TP y el OWS van a jugar el papel de « fracturadores » del tradicional dipolo
Demócrata/Republicano.

También podría gustarte