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Foja: 156 Ciento Cincuenta y Seis
Señala que la reserva a que hace referencia la sentencia es el documento denominado orden
de compra, instrumento rolante a fojas 6 de autos, que fue suscrito por ambas partes con fecha 9
noviembre de 2010 y en el cual no se indica la superficie del altillo opcional ni tampoco se
indica que la casa cuente con reja exterior o perimetral. Que a lo que si se obligó su
representada, en la cláusula sexta de dicha orden de compra, fue a no hacer cambio alguno de
departamento ni de conjunto habitacional, cuestión que su representada cumplió cabalmente, tal
como da cuenta la escritura pública de compraventa del inmueble y el acta de recepción
conforme, suscrita por el actor y que rola a fojas 65.
Señala que no es efectivo que existan variaciones entre lo que se indicó en la orden de compra
y lo que se consignó en la escritura de venta, razón por la cual la conclusión indicada en el
2º. Que lo que la jueza establece en el fundamento noveno de la sentencia, es que “lo
ofrecido y convenido con el consumidor al momento de efectuar la reserva de la vivienda
difiere de lo consignado en la escritura” y, lo ofrecido por el proveedor al momento en que
el demandante efectuó la reserva es, entre otras viviendas, la casa Maitén de 94 m2 mas
altillo opcional de 34,91 m2, superficie total 129,28 m2, según consta de la Guía de Ventas
y Especificaciones Técnicas Condominio Bicentenario, acompañado a fojas 1 y díptico
agregado a fojas 5, documentos no objetados por la demandada y lo convenido con el
consumidor es la compra venta de la casa M..
4º. Que, estos sentenciadores concuerdan con lo establecido en los fundamentos 17, 18 y 20
de la sentencia que se revisa, en cuanto a la superficie de la mansarda y a la reja
perimetral. Más aún, al declarar ante el tribunal, los propios testigos de la demandada
reconocen la diferencia de metraje. Es así como el testigo J.P.Á., señaló que efectivamente
la mansarda tenía una pequeña diferencia en metros y con respecto a la reja se le hizo una
reja hacia el interior; por su parte la testigo C.O.A., declara que en este caso hubo
modificaciones y de las modificaciones eran que la casa no contaba con la reja y que la
superficie del altillo era la que se indica en la escritura.
5º. Que el apelante estima que es errada la sentencia recurrida en cuanto concluye que su
representada habría incurrido en la infracción al artículo 16 letra a).
Señala que del contenido de la cláusula quinta del contrato de compraventa de 27 de abril
de 2012, no se advierte que ella sea en si misma abusiva, porque no reúne ninguna de las
condiciones exigidas por la ley para ser considerada en tal carácter.
Así por ejemplo, señala el recurrente, no sería razonable que la inmobiliaria hiciera
cambios de departamentos o conjuntos habitacionales, pero si lo sería que ésta efectuara
Dice que es precisamente por la razón indicada que el documento antes referido señala a
modo de nota que la empresa se reserva el derecho de hacer cambios en el proyecto y en
sus especificaciones técnicas.
Dice que para que podamos calificar una cláusula de abusiva, es requisito sine quanon
que estemos frente a un contrato y que éste sea de adhesión. Así entonces sólo en dicha
hipótesis, y en el evento de que un contrato de tal naturaleza se haya estipulado una
cláusula abusiva en los términos que describe el artículo 16 de la ley 19.496, es que
podría tener aplicación la facultad del juez de anular la cláusula calificada de abusiva.
Pues bien, en la especie, la supuesta cláusula que la magistrado ha calificado de abusiva
y que en definitiva ha declarado como nula, es simplemente una nota contenida en un
documento de carácter técnico, luego, malamente podría anularse, bajo la calificación de
cláusula abusiva, lo dispuesto en un texto que no constituye un contrato, y menos de
adhesión.
Señala que por lo dicho, resulta absolutamente claro que bajo ninguna circunstancia
puede estimarse que su representada ha incurrido en la infracción del artículo 16 de la
ley 19.496. Que en efecto, del contenido de la cláusula quinta del contrato de
compraventa, no puede concluirse de manera alguna, como la misma sentencia lo
reconoce, que ésta sea abusiva. Por otro lado, la supuesta cláusula que ha sido
considerada como abusiva por parte de la jueza de primer grado, no constituye una
cláusula, no se encuentra contenida en un contrato, tampoco ha sido calificada como
cláusula abusiva por parte del actor.
6º. Que esta Corte no comparte lo sostenido por el apelante en cuanto a que el documento
agregado a fojas 1 y siguientes sea exclusivamente un documento de carácter técnico,
puesto que, como se indica en el propio documento, es una “Guía de Ventas” y la nota en
que la Empresa se reserva el derecho de hacer cambios en el proyecto y en sus
especificaciones técnicas, solamente se justifica si ella va dirigida a los probables
compradores, no es lógico que se establezca una clausula de esa naturaleza en un
documento técnico interno de la empresa.
7º. Que, la demandada alega que el actor no sufrió daño alguno con motivo de la diferencia
de superficie de la mansarda, por cuanto no acreditó haber habilitado o construido la
mansarda, debe rechazarse dicha alegación, teniendo presente para ello que el daño se
produjo al haber pagado el demandante un precio por una cantidad de 34.91 metros
cuadrados de mansarda y haber recibido 26,40 metros cuadrados, independientemente de
si en el futuro habilitaba o no la mansarda.
8º. Que, en atención a todo lo establecido precedentemente, la petición principal del apelante
en cuanto a que se rechace en todas sus partes la denuncia infraccional y la demanda civil
de indemnización de perjuicios deducidas en lo principal y primer otrosí, respectivamente,
del escrito de fojas 32 y siguientes, con costas, no podrá prosperar.
9º. Que, en subsidio, el apelante solicitó que se reduzca el monto de la multa a que su
representada fue condenada en la sentencia apelada, a 2 UTM o la suma mayor o menor
que este Tribunal determine pero siempre inferior a la suma de 35 UTM a que fue
condenada, y/o reduzca, en su caso, el monto de las indemnizaciones por concepto de
daños materiales a $200.000 o a la suma mayor o menor que la I. Corte determine, pero
siempre muy inferior a la suma $3.500.000 a que su representada fue condenada por este
concepto, y, en su caso, reduzca las indemnizaciones por daño moral a $50.000 o la suma
mayor o menor que esta Corte estime, pero siempre muy por debajo de la suma de $
1.300.000, liberando en toda caso a su parte de las costas.
10º. Que, en lo que se refiere al monto de la multa impuesta, teniendo facultades este Tribunal
para aplicar una multa inferior a la que aplicó el juez de la causa, conforme a lo dispuesto
en el inciso primero del artículo 50 que señala que las infracciones a la ley serán
sancionadas con multa de hasta 50 unidades tributarias mensuales, y teniendo presente
que conforme a los parámetros dados en el inciso final del mismo artículo el daño causado
no ha sido de una gran entidad y que la víctima no quedó expuesta a ningún riesgo, se
rebajará la multa impuesta al monto que se dirá.
En lo que se refiere a la rebaja del monto fijado por el daño material, el apelante no señala
las razones por las cuales debería bajarse el monto a $200.000 y no hay ningún
antecedente en autos que permita arribar a ese monto.
que se rebaja a $500.000 el monto de la indemnización por daño moral a que queda
condenada.
Regístrese y devuélvase.
Rol N° 261-2013.
Sra. Mackay
Sra. Toloza
Sra. Salvo
Pronunciada por la Segunda Sala integrada por las Ministras señoras P.M.F., V.T.F. y la
Ministra Interina señora V.S.O..
G.D.G.S.
En Concepción, a diez de marzo de dos mil catorce, notifiqué por el estado diario la
resolución que antecede.
G.D.G.S.