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Segunda parte

Una vez finalizado el paso anterior, colocamos las manos a los costados de la
cabeza, a la altura del chakra del tercer ojo, con las manos hacia arriba
permitiendo que la energía del Cielo ingrese por Laogong y Baihui -ubicado en el
vértice de la cabeza-.

Inspirar y permitir que la energía llegue desde el Cielo a las manos por medio de
Laogong y al exhalar, empujar hacia arriba limpiando y conectando la energía
celeste con las glándulas pineal y pituitaria.

Al finalizar el ejercicio, ubicamos las manos sobre el Tantiem y respiramos


suavemente, centrando toda la energía recibida del Cielo en el punto de
encuentro de Yin y Yang.

Sintonización con la energía de la naturaleza

Este ejercicio nos relaciona particularmente con el mundo circundante, y lo hace


desde nuestro corazón dado que activa el chakra cardíaco, relacionándonos desde
un sentimiento de amor y compasión con todo aquello que nos rodea. Asimismo,
nos libera de cualquier sentimiento de opresión o angustia, creando una
sensación de apertura en el esternón. Resulta indicado para reestablecer el
equilibrio de problemas respiratorios y de dolores en las articulaciones de
hombros, codos, espalda alta, trapecio y pecho.

Una vez ubicada la postura como está indicado al principio del capítulo,
conectamos las manos en el corazón y luego de hacer unas respiraciones en esta
postura, reconociendo la propia vibración energética, las abrimos hacia los
costados, como si nos estuviéramos sosteniendo entre paredes y empujando
hacia fuera; exhalar dejando salir toda la energía nociva hacia fuera por medio de
los puntos Laogong.

Sin extender completamente los brazos, pero sí terminando de exhalar, volver


inspirando y tomando la energía de la naturaleza circundante por medio de los
puntos Laogong, llevándola al centro del corazón y abrigando un sentimiento de
compasión hacia todos los seres que habitan el universo.

Al finalizar el ejercicio, ubicar las manos sobre el Tantiem; respirar concentrando


toda la energía de la naturaleza en el "mar de energía", punto de unión entre el
Cielo y la Tierra.

Conexión con la Tierra

Este ejercicio nos permite equilibrar la energía de nuestros chakras bajos, a


través del movimiento, la respiración y la atención en la conexión de nuestros
puntos Yonchuen -en el centro de los pies- con la Tierra.

De este modo, en cada inspiración nos llenaremos de energía positiva, la cual


ascenderá por nuestras piernas hasta los riñones y, en cada exhalación,
vaciaremos la energía negativa, dejándola en la Tierra. Así creamos un puente
que favorecerá a nuestros miembros inferiores, intestinos y órganos sexuales.
Este ejercicio también trabaja sobre nuestro instinto de supervivencia y, la
estabilidad y firmeza del sentirnos enraizados, pertenecientes a nuestra madre
Tierra.

Comenzaremos con las manos apoyadas sobre el pecho, respirando varias veces
para sintonizar la energía. Luego, descender las manos a los costados del cuerpo,
desde el diafragma hacia abajo, exhalando, sin extender totalmente los brazos y
empujando la energía negativa hacia abajo.
Una vez que hicimos descender toda la energía negativa, exhalando,
comenzaremos a tomar la energía regeneradora de la Tierra por las palmas de las
manos y las plantas de los pies, haciéndola llegar hasta los riñones y
completando así, un ciclo.

Una vez realizado el ejercicio, centrar toda la energía en el Tantiem, manteniendo


las manos sobre éste durante unos minutos, para luego llevar las manos desde el
Tantiem hasta unirse con el corazón. De esta forma, unificaremos toda la energía
trabajada durante los ejercicios.

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