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SER

CHINGÓN
SIN IR A
HARVARD
Dirección de proyecto editorial: Cristina Alemany
Dirección de proyecto gráfico: Trini Vergara
Dirección de arte: Paula Fernández
Colaboración editorial: Roxanna Erdman
Revisión: Nancy Boufflet
Portada: StudiOMV
Diseño: Cristina Carmona

Copyright © 2014 por Omar Villalobos


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ISBN: 978-607-7547-64-8

Impreso en México, julio de 2014


Litográfica Ingramex, S.A. de C.V.

370.15 Villalobos, Omar


V55 Ser chingón sin ir a Harvard / Omar Villalobos.
México : V&R Editoras, 2014.
219, [5] p.

ISBN: 978-607-7547-64-8

1. Aprendizaje – Psicología 2. Autoeducación


SER
CHINGÓN
SIN IR A
HARVARD
Omar Villalobos
OMAR VILLALOBOS

Tú y Yo:
COMIENZA
UNA GRAN AVENTURA

Querido lector:
Quiero felicitarte por haberte dado la oportunidad de leer
esta información, y también quiero advertirte que en este
libro encontrarás diversas ideas que quedarán sembradas
en tu inconsciente, de tal manera que si lees una y otra vez
el contenido de estas páginas, por medio de la repetición
lograremos programar tu cabeza, tu cerebro, tu disco duro,
tu computadora personal, para que desarrolles un método
que te permitirá lograr lo que quieras en la vida.
Ya sea que quieras hacerte millonario, encontrar al hom-
bre/mujer de tu vida o el trabajo perfecto, podrás concretar
cualquier cosa, situación o meta que desees. Hay un méto-
do para lograr todo eso y más: lo tienes en tus manos. Ser

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SIN IR A HARVARD
SER CHINGÓN

chingón... contiene la información adecuada y necesaria


para aprender el arte de sacarle a esta vida lo que tú quieras.
Mucha gente vive quejándose; mucha gente vive sufrien-
do. Algunos viven culpando a los demás y otros viven diciendo
que no disfrutan de la vida que desean porque simplemente
no tienen suerte, porque no han recibido regalos ni dones,
porque no tienen parientes influyentes. Si tú eres de las per-
sonas que quieren tener el control de su vida para asegurarse
el futuro, puesto que no pueden alterar su pasado, este libro
es para ti, porque a partir de tu presente puedes construir el
futuro que deseas.
Juntos, tú y yo, estimado lector, recorreremos estas pá-
ginas sembradas de locuras, experiencias, vivencias, pen-
samientos, y juntos iremos construyendo un proyecto
ideológico para despertar la grandeza en tu interior.
Pero para despertar a ese ser chingón que hay en cada uno
de nosotros, primero tenemos que detenernos y definir lo
que significa ser chingón.

Ser chingón tiene que ver


con la capacidad de lograr
lo que quieres.

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OMAR VILLALOBOS

MITOS DEL ÉXITO

Ser chingón tiene que ver con la capacidad de lograr lo que


quieres. Por eso puedes identificar como chingón al sujeto
que se planta en un escenario y canta, y cuando lo hace
logra que la gente se emocione y llore y se sumerja en el
momento. Y nosotros decimos “que chingón es para can-
tar”, porque logró lo que quería.
Vemos, por ejemplo, a un empresario ante una larga mesa
con ocho personas; está a punto de cerrar un negocio, y
justo cuando parecía que la negociación se le había caído,
en el último momento utiliza una estrategia en la cual había
concentrado toda su energía desde el principio, y en ese
instante ¡pum!, ¡cierra el negocio! Le da la vuelta a la situa-
ción y gana millones de dólares. Y nosotros, desde afuera,
decimos: “Que chingón es este tipo”.
Luego, en la calle, vemos un ser humano simple y sencillo,
con sus lentes, su chaqueta de piel nada sofisticada… cami-
nando agarrado de la mano con una mujer espectacular,
di-vi-na, que no solo es bella físicamente sino que además
se ve perdidamente enamorada de ese hombre, de tal modo
que hasta sus ojos brillan. Pareciera como si él hiciera que

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SER CHINGÓN

su vida fuera mejor con su sola presencia, y desde afuera tal


vez digamos: “Que chingón debe ser este tipo para conocer
a semejante mujer”.

E n cierta ocasión iba a viajar de Guadalajara a la


Ciudad de México y estaba parado en la fila para abor-
dar el avión. Detrás de mí estaban dos sujetos que con-
versaban entre sí, y de pronto llega una chica venezolana
y pregunta, con un tono angustiado: “¿Esta es la fila para el
vuelo a México?”. Instantáneamente los tipos le responden
que sí, y uno de ellos empieza a decirle que no se preocu-
pe, que aquí tú y yo y todos nosotros esperaremos a que
baje la gente para subir al avión, y mientras tanto tú me
vas a contar quién eres, a qué te dedicas, etcétera. Y en tres
segundos tenía a la mujer conversando con él. Ya en el avión,
hicieron una fiesta; aunque les tocaron asientos separados,
organizaron todo, invitaron a otra chava que venía en el
vuelo, tomaron cerveza y al cabo de la hora con quince mi-
nutos que duró el viaje se bajaron del avión e intercambia-
ron teléfonos mientras se preguntaban “¿adónde vas?”, “¿y
tú adónde vas?”, “¡nos vemos en la noche!”. Y ya no supe qué
más pasaría en la noche porque no soy brujo y no me metí
en sus vidas, pero desde afuera podríamos decir: “Qué chin-
gones tipos, que conocen a dos extrañas, hacen una fiesta en
un ratito y logran lo que quieren en la vida”.

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OMAR VILLALOBOS

¿Por qué estoy haciendo hincapié en que ser chingón


significa lograr lo que quieres en la vida? Porque pareciera
que no lograrlo es la mayor frustración psicológica de los
seres humanos.
Vamos caminando por la vida y de pronto vemos un obje-
to que despierta nuestros deseos y queremos tenerlo, pero
cuando descubrimos que no podemos, nos sentimos mal.
Entonces nos adentramos en una especie de autodeprecia-
ción, como si poco a poco empezáramos a dejar de creer en
nosotros mismos.
Además, se han construido un montón de ideas y un mon-
tón de mitos sobre la gente que logra lo que quiere en la
vida. A las personas normales, comunes y corrientes, esos
mitos nos permiten justificar nuestra mediocridad.
Fíjate qué duro es lo que voy a decir: construimos mi-
tos, inventamos ideas, elaboramos pretextos ideológicos
y psicológicos para explicar que la gente que logra lo que
quiere tiene extraños dones, que fueron predestinados o
tocados por el Espíritu Santo, que desde chiquitos ya se
les veía… Y lo único que conseguimos con eso es crear una
división, una barrera entre la gente que logra lo que quiere
y la gente que no.
El mundo está constituido por un 1% de líderes que
dirigen al 99% de la población. ¿Acaso ese 1% tiene al-
gunos trucos, algunas estrategias, algunos principios psi-
cológicos, o desarrolla acciones que le permiten dirigir el

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SER CHINGÓN

mundo? Esa ha sido mi búsqueda. Esa ha sido mi pasión,


mi investigación psicológica:

¿Qué tiene de especial


la gente que dirige el mundo?

De una u otra forma, si tenemos economías, ciudades, so-


ciedades, culturas, empresas, hábitos alimenticios, incluso
hábitos de consumo, es porque hay personas que dirigen el
mundo.
¿Qué tienen ellos en la cabeza?, ¿qué herramientas utili-
zan para lograr lo que quieren? De eso se trata Ser chingón...
Ten mucho cuidado, porque va a despertar una semilla en
tu interior. Sí, va a despertar una semilla que ya está ahí,
esperando, y si tú la alimentas y la cuidas todos los días y
sigues al pie de la letra las indicaciones, los principios y los
puntos que aprenderás en este libro, germinará en ti con
una grandeza extraordinaria.
Prepárate para vivir la aventura de reinventarte a ti mismo
y descubrir al chingón o a la chingona que llevas dentro.

Des(a)tino
Si nos ponemos a preguntar o a analizar las investigacio-
nes o las encuestas sobre lo que opina la gente acerca de

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OMAR VILLALOBOS

tal o cual personaje que ha logrado algo grande en su vida,


veremos que la gran mayoría de las personas comenta
que aquellos que logran algo en la vida ya estaban desti-
nados a alcanzar algo grande en este mundo. Era el destino.
Sin embargo, me gustaría que nos detuviéramos un
poquito a analizar y entender esta “teoría del destino”, del
destino como lo entendemos social o culturalmente: como
si todos formáramos parte de un plan preestablecido por
algún ser superior, como si hubiera un mapa extraño en el
cual ya todo está conectado y tú simple y sencillamente
llegas a este mundo y te dejas llevar por el río de la vida, y
cuando menos lo pienses, el destino te llevará a cumplir con
tu misión en la vida, sin que tú tengas que hacer nada.
La noción de que hay un plan escrito es solo una especie
de visión psicológica para acariciar la mediocridad humana,
para justificar la creencia de que, de una u otra forma, existe
un destino y nuestra vida está predestinada.
Es como una especie de pereza psicológica de hacer algo
para transformarte, para hacer algo por ti mismo. Entonces,
cuando vemos que alguien brilla, que alguien triunfa, que
a alguien le llega la gloria, acudimos a esta extraordinaria
excusa psicológica para no sentirnos tan mal por no haber
hecho algo en la vida: fue el destino. “El destino se lo tenía
preparado; yo me acuerdo, era mi compañero de colegio;
desde chiquito, cuando jugaba con la pelota, ya se veía que
tenía algo…”.

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SER CHINGÓN

Estoy totalmente de acuerdo en que hay gente que brilla,


y estoy totalmente de acuerdo en que hay gente que no
brilla; pero también creo que hay una fuerza en nuestro in-
terior, el poder, que muchos de los líderes que controlan el
mundo utilizan para cambiar nuestro destino.
Con diversas metáforas y analogías poéticas, escritores y
directores de cine han abordado esa idea:
Yo soy el constructor de mi destino.
Yo soy el arquitecto de mi destino y de mi historia.

Eslabón por eslabón,


creencia por creencia,
idea por idea, proyecto por proyecto,
yo puedo construir la vida
que quiero tener.

Sin embargo, no nos han dicho cómo.


Uno de los objetivos principales de la información que es-
tás a punto de obtener, querido lector, es que aprendas a
retomar el rumbo de tu vida y a dirigirla con tus manos, tus
creencias, tu fuerza y tu fe en tu propio destino.
He aquí el primer truco o mito: la mayoría de la gen-
te piensa que aquellos que triunfan ya estaban des-ti-na-
dos a triunfar. Yo creo que la teoría del destino es un poco
injusta para los miles de millones de seres humanos que

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habitamos en la Tierra. Si el destino fuera realmente una


fuerza que dirigiera a la humanidad, como toda fuerza ten-
dría que ser justa, equitativa para todos los seres humanos.
Por lo tanto, todos deberíamos tener la oportunidad de
tener una vida de riqueza, grandeza y fortuna. En realidad,
el simple y sencillo hecho de haber llegado a este mundo y
estar vivos es la verdadera oportunidad de construir nues-
tro destino, así que tenemos que empezar a erradicar esos
cuestionamientos de nuestra vida, tenemos que empezar
a erradicar esas historias, porque si sigues creyendo en el
destino no encontrarás la fuerza para hacer algo por ti y
transformar tu existencia.

Recuerda:

tu destino está en tus manos.

El segundo mito se pone de manifiesto cuando le pre-


guntamos a la gente en qué cree que se diferencian los
hombres que triunfan y los que no. ¿Cuál es la diferencia
entre los chingones y los que no lo son? La mayoría de la
gente contesta que quienes triunfan tienen dones.
Michael Jordan tenía el don de encestar la canasta; Bill Gates
tenía el don de la tecnología, de los negocios y de hacerse
millonario; Pablo Picasso tenía el don de pintar y llamar la
atención. Para explicar su éxito nosotros echamos mano de

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SER CHINGÓN

una extraña teoría según la cual existe un ser superior, un


ser divino que se sienta en un trono de oro maravilloso,
espectacular, y cuando está en toda su grandeza, este ser
mágico agita su varita y avienta dones para que nosotros
los vayamos tomando al azar, o algo por el estilo.
Piensa que para que los seres humanos lleguemos a este
mundo es necesario ganar una lucha. Cuando somos esper-
matozoides estamos ahí, en la vesícula seminal, peleando
entre nosotros en la guerra de los dones –no en la guerra de
los clones–, que consiste en que cada espermatozoide pelea
por un don; dependiendo de cuál logre fecundar al óvulo, la
persona que nazca tendrá el don que le tocó al esperma-
tozoide. Así, cuando el espermatozoide ganador fue el que
se quedó con el don de escribir, el sujeto que nace tendrá
el don de la escritura; cuando el espermatozoide que ganó
fue el que agarró el don del basquetbol, la persona tendrá el
don de jugar ese deporte...
¿Sabes? Es una teoría extraña, simbólica. Es bonita, pero
el problema es que la teoría de los dones también define
nuestra actitud hacia la vida. Si en tu corazón y en tu men-
te crees que los dones existen y que cada persona tiene al
menos uno y tú no logras descubrir cuál es el tuyo, te servi-
rá para justificar por qué no desarrollas una habilidad.

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E n una ocasión estábamos de gira en Colombia y mi
asistente, Yadira, y yo fuimos a una papelería para
comprar lo necesario para el curso que teníamos que
impartir, titulado Código genio –cuando acabes de leer este
libro, tienes que tomar este seminario con tu servidor,
¡es extraordinario!–. El caso es que estábamos buscando el
material necesario para dar el curso, que es muy interactivo
y divertido: paliacates, pegamento, cartulinas, juegos de do-
minó. Llegamos a la sección de dibujo, nos pusimos a ver
todos los lápices y las herramientas para dibujar, y Yadira
me dice: “Me encantaría tener el don de dibujar”. Yo me que-
dé mirándola y me dije: “¡No puede ser! No es posible que mi
asistente esté diciendo esto”. Entonces le respondí:
–Mira, Yaya: si te interesa aprender a dibujar, yo te digo
cuál es el método. Haz algo bien simple cotidianamente:
dibuja una hora todos los días. Agarra una hoja...
–Oye: es que no sé qué dibujar.
–Bueno, pues cómprate un cuaderno de esos que ya tienen
los dibujos hechos, ponle encima una hoja en blanco, có-
pialo, píntalo, sigue las indicaciones del otro dibujo. Hazlo
todos los días durante una hora y te aseguro que en un
año habrás despertado en ti el don de dibujar.
–¿Entonces los dones no son más que práctica? ¿No
crees que hay gente que tiene facilidad innata para hacer
algo?

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–Estoy totalmente de acuerdo: hay gente que lo logra
gracias a la educación que ha recibido, a su formación, a los
estímulos psicológicos que ha tenido, a la forma en que le
estimularon la psicomotricidad o la inclinación hacia algu-
na actividad durante su desarrollo. Desgraciadamente, no
es la mayoría de la gente que desarrolla tal o cual incli-
nación la que brilla en el mundo: las que destacan son
aquellas personas a las que les costó trabajo desarrollar
la habilidad. Esas son las que, con el tiempo, se vuelven
genios o chingones o grandes haciendo lo que querían.

Las que destacan son aquellas


personas a las que les costó
trabajo desarrollar la habilidad.

El secreto está en erradicar esos mitos de tu cabeza. En el


fondo, la teoría de que existe algo o alguien, una fuerza que
a uno le otorga un don y a otro no, también es un poco in-
justa. ¿Por qué a mí me dieron el don de hablar en público
y a esa otra persona le dieron el don de cantar? ¿Por qué no
me dieron la libertad de escoger el don que yo quería? ¿Por
qué, caramba, no elegí YO el camino de vida que quería
tener? ¿Por qué me impusieron los dones?

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