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Paula Caz

Lámina 2
IDENTIFICACiÓN

Se trata del Apoxiomenos de Lisipo, esculpida en el año 325 a C. y por tanto perteneciente al
Periodo Clásico.

DESCRIPCIÓN

Nos encontramos ante una fotografía que muestra una vista general y frontal de la escultura,
cuyo tema consiste en un atleta que, tras finalizar su lucha, se está retirando la arena adherida
al cuerpo por culpa del aceite en el que se untaban. Esto lo hace con un estrígile, que es un
instrumento con forma de S que tiene una acanaladura en el centro, pero éste no se ha
conservado. Es una figura de bulto redondo, es decir, es exenta, y se halla de pie, mostrando el
cuerpo entero. En realidad, como muchas de las esculturas griegas, ésta no es original, sino
que se trata de una copia romana esculpida en mármol, y se encuentra expuesta en los
Museos Vaticanos. La original probablemente estuviera hecha en bronce, que fue fundido como
ocurrió con muchas de ellas.

La escultura es independiente de la arquitectura, es decir, no se adapta al marco dejado por las


formas arquitectónicas y lo decora, sino que va aparte.

ANÁLISIS

La superficie de la escultura es lisa y pulida, lo que produce una sensación de acabado y de


dureza, aunque quizá también de mayor frialdad. La luz resbala por la superficie, aunque en
algunos elementos como el pelo, se forman claroscuros donde queda atrapada.

En cuanto al volumen, la escultura rompe la frontalidad inalienable del Periodo Arcaico


mediante su compleja composición: Un contraposto donde todo el peso del cuerpo se apoya
sobre una pierna, y quedando la otra libre, se retrae levemente hacia atrás, lo que obliga al
cuerpo a crear una suave forma de S donde los hombros permanecen uno más caído (el de la
pierna fija) y el otro más elevado. Para compensar, la cabeza gira levemente hacia el lado de la
pierna rígida, rompiendo la frontalidad, irrumpiendo en otro plano, y haciendo al espectador
moverse. Sin embargo, el Apoxiomenos va un paso más allá e irrumpe con los brazos el plano
anterior, creando un movimiento helicoidal que dota a la escultura de movimiento.
Paula Caz

La luz de esta escultura es contrastada, es decir, no crea la sensación de escultura frontal y


plana, sino que en determinados lugares hace incluso efectos de claroscuro. No hay
policromía, aunque quizá sí la hubo como ocurrió por ejemplo con el Panteón, y se ha perdido
tras casi dos mil años.

Además, no es abstracta sino figurativa, ya que muestra algo concreto, como es el atleta, y es
idealizada, ya que muestra el ideal de belleza griego y no muestra a nadie en particular sino a
un atleta cualquiera.

Analizando el resto de la escultura, encontramos rasgos naturalistas que dotan de expresividad


a la obra, como son el pelo enmarañado, ya no inmóvil y perfecto como anteriormente, y un
rostro que transmite algo, una mirada taciturna, meditabunda, pensante en otras cosas y un
cansancio lógico después de la lucha.

Aunque aún no hemos llegado al dramatismo más notable del Helenismo, esta obra sin duda
es el paso definitivo hacia él, es por eso que pertenece al período clásico tardío, ya en contacto
con la nueva corriente.

Otro hecho que lo demuestra es simplemente la acción que el atleta está llevando a cabo; ya
no está lanzando el disco o realizando un deporte, sino que la escultura representa el momento
posterior a ello, siendo una escena no tan idealizada sino más cotidiana, naturalista, ya que
representa una imperfección o debilidad del atleta: el cansancio, que aparece reflejado en el
rostro mediante pliegues, arrugas en la frente, característica impensable anteriormente, cuando
todo en la escultura debía ser perfecto, siguiendo el ideal de belleza griego.

Sigue una armonía matemática y correcta, aunque Lisipo aumenta el kánon de Policleto, de
siete cabezas y media, a ocho, por lo que el atleta se ve más estilizado, con pocos pliegues.

COMENTARIO

El “Apoxiomenos” fue esculpido en el siglo IV a.C., época de decadencia para Atenas. Tras
haber la ciudad líder de la Liga de Delos y embellecida por sus aportaciones, se produjeron
recelos por parte de otra ciudad-estado: Esparta, lo que llevaría a la guerra del Peloponeso
donde Atenas queda destrozada.

La situación es aprovechada por el rey Filipo de Macedonia para conquiistar Grecia que, por
primera vez en su historia, está bajo el mando de una autoridad superior. Esta novedad se
refleja en el arte, que se refugia más en lo individualizado, y comienza a ser más intimista,
mostrando sentimientos y emociones antes inexistentes.

El hijo del rey Filipo será Alejandro Magno, de quien Lisipo se considera retratista oficial, y
comienza la expansión del mundo griego por Oriente, creando un imperio que a su muerte se
dispersará creando los reinos helenísticos.
Paula Caz

A pesar de la inestabilidad política, fue una etapa de esplendor filosófico para Grecia: figuras
como Platón, Aristóteles o Jenofonte pertenecen a esta época. De hecho, el propio Alejandro
Magno fue educado por Aristóteles.

El hecho de que no exista una hoja de parra sobre los genitales del “Apoxiomenos” implica que
la fotografía es bastante reciente, ya que anteriormente, el Vaticano los había ocultado, y sólo
hace pocos años las hojas fueron retiradas, motivo por el que ésta y otras esculturas estén
incompletas.

La escultura no tiene una función clara, probablemente se hiciera como ofrenda a los dioses o
como conmemoración a algún atleta, pero lo que sí está claro es que marca un cambio en lo
que el autor quiere transmitir con ella: No sólo la perfección estética basado en la proporción,
sino el reflejo de las debilidades humanas reales.

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