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Las resoluciones de los organismos internacionales

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos –CIDH- es un órgano


principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA),
cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos. Está encargada de la promoción y protección de los
derechos humanos en el continente americano. La Comisión está integrada
por siete miembros independientes que se desempeñan en forma personal,
que no representan a ningún país en particular y que son elegidos por la
Asamblea General de la OEA. Fue creada por la OEA en 1959 y, en forma
conjunta con la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH),
instalada en 1979, es una institución del Sistema Interamericano de protección
de los derechos humanos (SIDH).

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, es un tribunal de derechos


humanos creado por un tratado internacional llamado “Convención Americana
sobre Derechos Humanos” o Pacto de San José de Costa Rica de fecha 1969.
Esta Corte está conformada por siete jueces y juezas que deben ser nacionales
de algún país americano, y que son elegidos por los países que han aceptado,
mediante la aprobación de una ley (ratificación), aquella Convención
Americana.2 El Gobierno de la República de Guatemala, ratificó la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, suscrita en 1969.

La Comisión y la Corte desarrollan sus funciones bajo el marco normativo


compuesto por el siguiente conjunto de tratados interamericanos:
Carta de la Organización de Estados Americanos;
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre;
Convención Americana sobre Derechos Humanos;
Protocolo Adicional a la Convención Americana en Materia de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, o “Protocolo de San Salvador”;

Protocolo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos Relativo a la


Abolición de la Pena de Muerte; • Convención Interamericana para Prevenir y
Sancionar la Tortura; • Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada
de Personas;

Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia


contra la Mujer, o “Convención de Belém do Pará”;
Convención Interamericana para la Eliminación de todas las formas de
Discriminación contra las Personas con Discapacidad; Estatuto de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos;
Reglamento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos;
Estatuto de la Corte Interamericana de Derechos Humanos;
Reglamento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos;

La Convención Americana otorga tanto a la Comisión como a la Corte la


atribución de supervisar las obligaciones que dicho instrumento impone a los
Estados, en virtud de la cual la Comisión, entre otras, puede publicar informes,
realizar visitas in loco o emitir comunicados de prensa. La Comisión puede
asimismo, tramitar y resolver casos individuales de violación de derechos
humanos y, en caso de incumplimiento de sus recomendaciones por parte de
los Estados, puede decidir llevar el caso a la Corte.

Las Recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos a


Guatemala5 se centra, entre otros:

En relación a los Acuerdos de Paz: Guatemala debe retomar la agenda de los


Acuerdos de Paz. Se reitera la importancia de los Acuerdos de Paz como
instrumentos para avanzar en la tarea de construcción de un país más
democrático, justo, tolerante y respetuoso de los derechos humanos.

En el marco del Sistema Interamericano de Derechos Humanos: Guatemala


debe cumplir e implementar las recomendaciones, decisiones y sentencias de
los órganos interamericanos de derechos humanos. Identificar, juzgar y
sancionar a todos los responsables materiales e intelectuales del genocidio.
Redoblar esfuerzos para dar justicia a víctimas y familiares, rectificando su
posición de insistir en las amnistías decretadas durante el conflicto interno.

En relación a las Desapariciones forzadas: Guatemala debe aprobar la


creación de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Víctimas de
Desaparición Forzada y Otras Formas de Desaparición que busca esclarecer el
paradero de más de 45.000 víctimas, a la que se debe sumar una que busque
resolver el grave problema de la desaparición forzada generado a partir del
término del conflicto armado interno. Es urgente dar respuesta a los familiares
de las víctimas.

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