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JURISDICCIÓN ESPECIAL PARA LA PAZ Y LAS VÍCTIMAS

5 Acuerdo sobre la Jurisdicción Especial para la Paz y las víctimas


En el nuevo documento se le ponen límites a la JEP en cuanto a su duración y a su
competencia respecto a los civiles. También se limita el enfoque de género solo a los
derechos de las mujeres.

Quizás el punto más neurálgico del acuerdo de paz es la justicia. Este depende de la
flexibilidad con que la sociedad colombiana quiera juzgar y castigar a los responsables de
décadas de violencia tanto de los grupos armados como de los civiles y los agentes del Estado.
El debate no ha sido fácil, ha despertado miedos y ha destapado heridas. Muchos de estos
temores se reflejaron en los argumentos con que la mayoría de colombianos votaron No el
pasado dos de octubre.

En la discusión cotidiana ha hecho carrera la idea de que la justicia transicional puede


implicar una buena dosis de impunidad. Quienes la defienden piensan todo lo contrario.
Aseguran que si Colombia implementa este modelo, excepcional para situaciones igualmente
excepcionales, podría llegar a alcanzar mayores dosis de justicia de lo que la guerra le ha
permitido.

Muchas de las propuestas de los voceros del No se anidaban en esa preocupación de


impunidad. También en la posibilidad de que bajo la Jurisdicción Especial para la Paz se
terminara en un escenario en el que la guerrilla tendría más beneficios que los militares y
empresarios, algunos de los cuales cometieron crímenes pero otros simplemente excesos en
contextos de intimidación y amenazas.

El nuevo acuerdo disipa por un lado algunas de las dudas y por el otro, muchas de las
inconformidades que manifestaron los voceros del No. Su columna vertebral sigue siendo la
verdad. Y su finalidad se mantiene en buscar una justicia restaurativa y retributiva que pueda
resarcir en algo el inmenso daño y sufrimiento que vivieron las millones de víctimas de la
violencia.

Los puntos clave del nuevo acuerdo

1. La Jurisdicción Especial para la Paz no hará parte de la Justicia


Ordinaria, pero se contemplan mecanismos para armonizar las
relaciones entre ambas.
La creación de un sistema de justicia transicional motivó críticas profundas a todo el proceso
de paz. Algunos promotores del No incluyeron en sus propuestas la posibilidad de eliminar
esa jurisdicción y crear salas dentro de las altas cortes que trataran los casos. Esto finalmente
no sucedió, pero sí se dieron grandes avances en la articulación entre ambas. Estos son los
principales:

La Corte Constitucional y la tutela: Se permitió la presentación de la acción de tutela en


contra de decisiones de la JEP, la cual deberá ser conocida por el Tribunal para La Paz. El
fallo de tutela podrá ser revisado por la Corte Constitucional pero para su selección se
requerirá la aprobación de dos magistrados de esa corporación y de dos magistrados de la
Jurisdicción Especial para la Paz. Las sentencias de revisión serán proferidas por la Sala
Plena de la Corte Constitucional, la cual no podrá anular, invalidar o dejar sin efectos la
decisión del órgano de la JEP sino que remitirá la sentencia al Tribunal para la Paz para que
adopte la decisión que corresponda respetando el derecho amparado.

La Corte Suprema de Justicia: Este Alto Tribunal será el competente para la revisión de
sus propias sentencias. Únicamente para quienes hubieran sido condenados teniendo en
cuenta la definición de quienes son combatientes según el DIH, podrá solicitarse la revisión
de las anteriores sentencias ante la Sección de Revisión de la JEP. Este punto disipa un temor
de las altas cortes que rechazaron que existiera la posibilidad de que sus fallos fueran
modificados por la JEP.
Consejo de Estado: Se reconoció expresamente la competencia de ese Alto Tribunal en
materia de reparaciones monetarias, tema que era una de las preocupaciones de sus
magistrados.

El Consejo Superior de la Judicatura: En el supuesto de existir un conflicto de


competencias entre cualquier jurisdicción y la jurisdicción especial para la paz, este será
resuelto por una sala incidental conformada por tres magistrados del Consejo Superior de la
Judicatura y tres magistrados de las salas o secciones de la jurisdicción especial para la paz
no afectadas por el conflicto. Si no hay mayoría lo resolverá el Presidente de la Jurisdicción
Especial para la Paz.

Responsabilidad de los jueces: El nuevo acuerdo le entrega un blindaje explícito a los


jueces y magistrados. Deja textualmente claro que la revisión por la Jurisdicción Especial
para la Paz de las sentencias proferidas por la justicia no implicará responsabilidad para los
funcionarios que las hayan proferido.

2. Los límites de la JEP y las garantías para los terceros


Una de las preocupaciones más importantes que expresaron no solo líderes del No, sino
también algunos que apoyaron el Sí, era la situación de los civiles que pudieran ser juzgados
por la Jurisdicción Especial para la Paz. Al respecto, el nuevo acuerdo delimita la
competencia de la JEP y además aumenta las garantías en los procesos de la siguiente manera:

La JEP no para todos los delitos: Delimita la actuación del tribunal señalando que “son
delitos cometidos por causa, con ocasión o en relación directa o indirecta con el conflicto
armado, aquellas conductas punibles donde la existencia del conflicto armado haya sido la
causa de su comisión, o haya jugado un papel sustancial en la capacidad del perpetrador
para cometer la conducta punible, en su decisión de cometerla, en la manera en que fue
cometida o en el objetivo para el cual se cometió”.

Los falsos testigos: El acuerdo toca uno de los puntos que más generaba temores en los
civiles: la posibilidad de que a cambio de beneficios cualquiera pudiera enlodar judicialmente
a otros. El nuevo documento evita la existencia de esos falsos testigos a través de dos
medidas: 1) “Cuando un testigo declare contra alguna persona por conductas de competencia
de la Jurisdicción Especial para la Paz a cambio de obtener beneficios procesales o punitivos
de cualquier naturaleza, el valor probatorio de su testimonio estará supeditado a que el
contenido del mismo sea corroborado por otros medios de prueba” y 2) Abre la posibilidad
de que se compulsen copias a la justicia ordinaria cuando existan denuncias falsas o falsos
testigos.

El procedimiento: Los magistrados de las salas y secciones de la Jurisdicción Especial para


la Paz elaborarán las normas que regirán los procedimientos. Estas deberán seguir los
siguientes principios: el sistema será adversarial y respetará el debido proceso y el principio
de imparcialidad, contemplará la debida publicidad y garantizará el principio de
contradicción en la valoración de la prueba y la defensa, así como la doble instancia.

3. La JEP no funcionará indefinidamente


Otra de las críticas de los líderes del No era la inexistencia de plazos de la Jurisdicción
Especial para la Paz, lo cual cuestionaría su carácter transicional y transitorio. El nuevo
acuerdo limita su existencia así:

Solo por 10 años: El plazo para la conclusión de las funciones de la Jurisdicción Especial
para la Paz será de 10 años contados a partir de la entrada efectiva en funcionamiento de la
totalidad de Salas y Secciones de la Jurisdicción Especial para la Paz, y un plazo posterior de
5 años más para concluir su actividad jurisdiccional, plazo este último que de ser necesario
podrá ser prorrogado para concluir su actividad.

Plazo para recibir informes: Los Informes de reconocimiento de verdad solo se podrán
presentar en los primeros 2 años, aunque este plazo puede prorrogarse, de forma pública y
suficientemente motivada, por periodos sucesivos de 3 meses hasta un periodo máximo de 3
años. Esto desde que se haya constituido la totalidad de Salas y Secciones de la Jurisdicción
Especial para la Paz, salvo que exista una causa excepcional debidamente motivada en la que
el plazo podrá ser moderadamente extendido por la Sala de Reconocimiento de Verdad y
Responsabilidad.

Plazo para los civiles: Los terceros que quieran presentarse a la JEP voluntariamente podrán
hacerlo en los tres años siguientes de su puesta en marcha. Estos pueden estar en la situación
de tener procesos o condenas por delitos que son competencia de la JEP, cuando no hayan
tenido una participación determinante en los delitos más graves y representativos.

4. Los agentes del Estado


Este era otro de los puntos que generaba mayor controversia. Los militares siempre han dicho
que no quieren ser tratados igual a los insurgentes que combatieron. El nuevo documento
también hace algunas precisiones que los favorecen. Se reconoce, por ejemplo, que los
miembros de la Fuerza Pública ostentan el ejercicio legítimo de la fuerza y sus acciones se
presumen legales. Para que tales conductas puedan ser consideradas como susceptibles de
conocimiento por parte de la Jurisdicción Especial para la Paz, éstas debieron realizarse
mediante acciones u omisiones cometidas en el marco y con ocasión del conflicto armado
interno y sin ánimo de enriquecimiento personal, o en caso de que existiera, sin ser éste el
determinante de la conducta delictiva.

5. La conexidad entre el narcotráfico y los delitos políticos


El nuevo acuerdo no resuelve esta controversia. Pero sí establece que para decidir sobre la
conexidad con el delito político de conductas delictivas relacionadas con cultivos de uso
ilícito, se tendrán en cuenta los criterios manifestados por la jurisprudencia interna
colombiana con aplicación del principio de favorabilidad. Así mismo, se agrega un criterio
para determinar la conexidad señalándose que “se entenderá como conducta dirigida a
financiar la rebelión todas aquellas conductas ilícitas de las que no se haya derivado
enriquecimiento personal de los rebeldes ni sean consideradas crimen de lesa humanidad,
grave crimen de guerra o genocidio”.

6. Los magistrados de la JEP deberán ser colombianos


El nuevo acuerdo exigió que los magistrados del Tribunal para la Paz sean todos
colombianos, pero en todo caso permitió que se elijan cuatro juristas extranjeros que podrán
emitir conceptos o Amicus Curiae sobre los casos. Así mismo se señaló que tendrá que existir
una participación equitativa de hombres y mujeres.

7. Incorporación de principios generales para la implementación


Se incorporó un capítulo completo de principios especiales para la implementación: enfoque
de derechos, respeto a la igualdad y no discriminación, enfoque de género, respeto a libertad
de cultos, integración territorial e inclusión social, fortalecimiento y articulación
institucional, profundización de la democracia y “construir sobre lo construido”, eficacia,
eficiencia e idoneidad, priorización, transparencia, control social y lucha contra la corrupción
y principios democráticos.

8. Se remplazaron las expresiones “enfoque” y “equidad de género” por


“igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres”
El nuevo acuerdo disipa los temores de las comunidades religiosas que creían que por medio
del acuerdo de paz el gobierno estaba “imponiendo una ideología de género”.

Aunque los negociadores de ambos lados siempre insistieron en que esto no era verdad, en
el documento presentado se eliminaron muchas de las alusiones que se hacían a estas
expresiones y se remplazaron por la “igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres”.

Así mismo, se incluyeron otros mecanismos para contribuir al seguimiento del enfoque y
garantía de los derechos de las mujeres en la implementación del Acuerdo Final. Uno de estos
es la creación de una Instancia Especial conformada por representantes de seis
organizaciones de mujeres colombianas nacionales y territoriales que tendrá interlocución
permanente con la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la Implementación
del Acuerdo Final.
9. Se reconocen los efectos del conflicto frente a la familia y las
comunidades religiosas
El nuevo acuerdo hace múltiples referencias a las familias y a las comunidades religiosas.
Reconoce que las personas en razón de sus creencias católicas o cristianas también han sido
víctimas del conflicto armado. En el texto se destaca la importancia de la participación de
estas comunidades en el postconflicto.

Lo que causará polémica: La restricción de la libertad

El tema central de la mayoría de críticas del No tenía que ver con la restricción efectiva
de la libertad para quienes han cometido los delitos más graves, un tema que no estaba
precisado en el primer Acuerdo Final. Los promotores del No al final dejaron de pedir
cárcel para los guerrilleros, lo cual haría inviable cualquier proceso de paz. Pero sí
exigían que se precisaran cuáles serían las condiciones de detención de los responsables
de los más graves delitos.

El nuevo acuerdo no llegó a disipar esas críticas. Aunque aclara algunos conceptos, deja al
Tribunal para la Paz con la competencia para tomar decisiones respecto a este punto. Según
el nuevo documento, los magistrados de la JEP:

a) Fijarán de forma concreta los espacios territoriales donde se ubicarán los sancionados
durante los periodos, horarios de ejecución y cumplimiento de las sanciones propias del
Sistema, que tendrán un tamaño máximo equivalente al de las Zonas Veredales Transitorias
de Normalización.

b) Fijarán los horarios de cumplimento de las sanciones restaurativas.

c) Durante los periodos horarios de ejecución de la sanción, cualquier desplazamiento del


sancionado para atender actuaciones diferentes al cumplimento de la sanción, deberá ser
autorizado por la Sección de Primera Instancia del Tribunal para la Paz.

d) En la sentencia se determinará el lugar de residencia de la persona que ejecutará la sanción


acordada, durante el período de su ejecución.

e) Si durante el periodo de cumplimiento de la sanción se impusiera la realización de distintos


proyectos, el Tribunal irá determinando en cada caso los distintos lugares de residencia del
sancionado.

f) El cumplimiento de estas sanciones será compatible con el cumplimiento por los


sancionados de otras tareas u obligaciones derivadas del Acuerdo Final de Paz.

g) Indicarán al órgano que verifique el cumplimiento de las sanciones la periodicidad con la


que deberá rendirle informes sobre la ejecución de la sanción (165)”.
Así mismo el acuerdo afirma que “respecto a los integrantes de la organización que suscriba
acuerdo de paz con el Gobierno, el periodo de permanencia en las Zonas Veredales
Transitorias de Normalización (ZVTN), será considerado en su caso como tiempo de
cumplimiento de la sanción, siempre que durante dicha permanencia se hubieran realizado
trabajos u obras, o actividades con contenido reparador”.

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