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La peste es una enfermedad infectocontagiosa que afecta tanto a animales como a humanos.

Está
causada por la bacteria Yersinia pestis.1 Es una de las enfermedades bacterianas más agresivas,
provocando frecuentemente la muerte de la persona afectada si no se instaura el tratamiento
antibiótico adecuado. Generalmente se transmite por picadura de pulgas infectadas procedentes de
roedores, originando bubones en ingles y axilas, cuadro clínico conocido como peste bubónica. Si la
transmisión tiene lugar por vía respiratoria, se produce una forma particular de la enfermedad
conocida con el nombre de peste neumónica.1 A la gran epidemia de peste que afectó a Europa a
partir del siglo XV se la denomina en ocasiones como peste negra.

El género Yersinia, integrante de la familia Enterobacteriaceae, está integrado por tres especies
patógenas humanas: Yersinia pestis, Yersinia pseudotuberculosis y Yersinia enterocolitica.
Yersinia pestis es un cocobacilo gramnegativo, inmóvil, no esporulado, que exhibe una marcada
tinción bipolar con Giemsa. Al igual que otras bacterias entéricas consta de una pared celular
compuesta por un lipopolisacáridocapsular (LPS) donde residen sus propiedades antigénicas y
endotóxicas. Presenta además una cubierta glicoproteica antifagocítica conocida como antígeno
capsular o fracción 1. El citoplasma de Yersinia pestis alberga tres plásmidos que vehiculan los
genes de virulencia relacionados con la enfermedad.
La peste es una enfermedad que afecta principalmente a los roedores, transmitiéndose al ser
humano mediante la picadura de pulgas infectadas. El reservorio natural de la peste son los roedores
silvestres como las ardillas, aunque las especies concretas varían dependiendo de la zona
geográfica. Las grandes epidemias en humanos se han producido por pulgas de la rata (Xenopsylla
cheopis) que han transmitido la infección desde una rata enferma a un humano sano por picadura.
El bacilo de la peste se desarrolla en la pulga infectada, multiplicándose en su esófago y
produciendo el bloqueo de su sistema digestivo, lo que ocasiona que el insecto realice repetidas
tentativas por alimentarse picando a cualquier mamífero cercano y regurgitando las bacterias
infectantes en la herida de la picadura que penetran de esta forma en los vasos sanguíneos y vasos
linfáticos por donde la infección se disemina. Las pulgas infectadas solo viven entre 3 y 5 días, pero
durante este periodo actúan como un vector sumamente eficaz de transmisión de la enfermedad. En
ocasiones el mecanismo de transmisión tiene lugar directamente desde un humano infectado a uno
sano a través de pequeñas gotitas de saliva expulsadas por vía respiratoria que entran en el aparato
respiratorio de las personas cercanas, provocando afectación pulmonar directa, esta variedad se
conoce como peste neumónica y en ella la transmisión es directa de una persona enferma a una
sana, sin intervención de la pulga.

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