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En una aldea lejana vivía el brahmán* Lahur Sessa, quien al enterarse del problema
que afrontaba el rey, inventó el ajedrez con el objetivo de poder mantenerlo alegre y
distraído.
El tablero que desarrolló el brahmán, tenía 64 casillas. Las reglas fueron explicadas por
el brahmán al rey, que al poco tiempo de practicarlo se encontró cautivado por el
juego.
Así como el pedido de Lahur Sessa causó el asombro del rey, por verse imposibilitado
de entregar la cantidad de trigo solicitada, también nosotros nos asombraríamos si
depositáramos a interés compuesto una pequeña suma de dinero a una tasa de interés
alta (como sería la que produce que un grano de trigo se convierta en dos, y luego en
cuatro y así sucesivamente, al pasar de un casillero del ajedrez a otro).
Una de las formas de aprovechar las ventajas del interés compuesto es realizar un
depósito a plazo fijo. Este es un contrato que habitualmente se realiza con la entrega
de dinero por parte del cliente a una entidad financiera, por un plazo determinado. De
este modo, la entidad emite y entrega un “certificado de depósito a plazo fijo” donde,
entre otras cosas se especifica el lugar de pago y el plazo de la operación. El
depositante recupera la disponibilidad de uso del dinero sólo al producirse el
vencimiento del lapso acordado, y en ese momento puede retirar totalmente los
fondos, o renovarlos parcialmente o en su totalidad.
En este ejemplo vamos a suponer que depositáramos $1 a plazo fijo de un año. Para
que éste se duplique en ese lapso la tasa anual de interés debería ser del 100%. Al final
del período tendríamos $2 ($1 de capital invertido inicialmente + $1 de interés).
Si quisiéramos utilizar el interés generado, podríamos extraer $1 y utilizarlo para lo
que quisiéramos, como suele hacerse en muchas ocasiones. Pero si deseamos
reinvertirlo, como decíamos anteriormente, podríamos gozar de la potencia del interés
compuesto y así seguir un camino similar al del brahmán.
El segundo año depositaríamos los $2 y el interés que se genera será, también, de $2.
Al finalizar ese período tendríamos $4 por cada peso inicial que hubiésemos invertido.
Esquemáticamente nuestra continua reinversión a una tasa del 100% anual sería***:
Volviendo al caso del inventor del ajedrez, al llegar al casillero 64, se le deberían
depositar más de 9,2 trillones de granos de trigo en ese sólo casillero, lo que
significaba, en ese entonces y también hoy en día, una suma exorbitante.
*Según la Real Academia Española, un brahmán es un “Miembro de la primera de las cuatro castas
tradicionales de la India”.
Las castas tradicionales son: 1. Brahamanes; 2. Khshátrias; 3. Vaiçyas; 4. Çudras