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Por: Lic.Psic.

Paola González Trastornos emocionales

ANSIEDAD POR MIEDOS NOCTURNOS

Trastorno por ansiedad específico


Se manifiesta con pensamientos catastróficos ante objetos o situaciones
específicas como animales, fenómenos de la naturaleza, maniobras médicas,
situaciones, y lugares (en ocasiones al colegio) que le generarán al niño un
miedo intenso y persistente, que podría desencadenar una crisis de angustia
severa, pérdida de autocontrol y repuestas físicas exageradas como llanto
incontrolable y dolores físicos sin causa orgánica que indican que se deben
prender las alarmas y buscar ayuda inmediata. A este cuadro clínico se le conoce
también como “fobia específica”.

En este caso analizaremos dentro de este tipo de ansiedad analizaremos los


miedos nocturnos:

Es normal en niños que éstos presenten temores relacionados con el sueño y el


ir a dormir. Los niños pueden manifestarse reticentes a ir a su habitación solos
o a permanecer en cama. Cuando están en cama pueden experimentar miedo a
ser abandonados, miedo a ladrones,
etc. Son frecuentes la aparición de ilusiones perceptivas (errores de
reconocimiento de un estímulo real) , por ejemplo, el movimiento de una cortina
es interpretado como un ladrón o un atracador. Dependiendo de la reacción de
los padres, estos miedos se perpetuarán si se establece una ganancia secundaria.
Los miedos y los comportamientos manipulativos están estrechamente
relacionados.
Al hacer el diagnóstico hay que tener en cuenta que, a diferencia de los adultos
o adolescentes, los niños no suelen pensar que esos miedos son irracionales. En
muchos casos, las fobias específicas pasan desapercibidas durante la infancia y
se agravan en la adolescencia y adultez, es necesaria la intervención adecuada,
para resolver el trastorno.

El tratamiento de estas condiciones está basado en tres importantes abordajes


que incluyen la psicoeducación, la psicoterapia, y la psicofarmacología que en
todos los casos debe ser indicada y guiada por especialistas.

Nictofobia

La nictofobia también es conocida como escotofobia, acluofobia, ligofobia,


mictofobia o sencillamente miedo a la oscuridad.

La nictofobia es el miedo intenso e irracional a la oscuridad.

Mientras que muchas personas tienen miedo a la oscuridad, un nictofóbico


puede experimentar un miedo muy intenso que puede llegar a desencadenar una
variedad de síntomas físicos, además de ansiedad y estrés.
Tener miedo a la oscuridad no es algo de qué avergonzarse; los humanos poseen
una visión muy pobre en la oscuridad, y es comprensible tener miedo a lo
desconocido al no poder ver.

También es de sentido común aprender a evitar la oscuridad, pues puede ayudar


a las personas afectadas a evitar situaciones de miedo en entornos urbanos.
Pese a todo esto, las personas con nictofobia tienen tanto miedo a la oscuridad
que pueden llegar a ser paralizadas por el miedo, lo cual, además de ser
emocionalmente estresante, puede ser muy peligroso en situaciones de riesgo.
Los nictofóbicos experimentan miedo y ansiedad intensos con respecto a la idea
de estar solos en la oscuridad.

Síntomas

Cuando el temor es intenso, los afectados pueden llegar a experimentar

 Náuseas
 Sudoración
 Temblores o sacudidas
 Vómito

Tal y como sucede a menudo cuando tenemos miedo, un nictofóbico también


puede perder su control de la realidad, asustándose de formas extrañas en la
oscuridad y no poder hacer frente a situaciones que normalmente no son
aterradoras.

Causas
Estudios de nictofobia sugieren que la condición tiende a surgir en torno a la
edad de dos años, lo que sugiere que el miedo a la oscuridad no es una fobia
innata en los seres humanos.

La nictofobia puede ser desencadenada por una serie de cosas, como pesadillas
intensas que se vuelven más traumáticas al despertarse en la oscuridad.

Mientras que muchos niños tienen miedo a la oscuridad (y monstruos debajo


de la cama), un niño con nictofobia manifiesta un miedo que se conserva hasta
la edad adulta.

Tratamiento

Una de las maneras más obvias y frecuentes para hacer frente a la nictofobia es
instalar una luz de noche y mantenerla encendida durante el sueño, aunque esto
solamente funciona en casa.
En los casos de nictofobia extrema, una buena idea es buscar tratamiento
profesional de la mano de un terapeuta, para ayudar al paciente a hacer frente a
situaciones de oscuridad fuera de la casa y en etapas posteriores de su vida.

Estos tratamientos pueden centrarse en la desensibilización, exponiendo al


paciente lentamente a condiciones de oscuridad para tomar el miedo a distancia.
También se utilizan técnicas como:

 Psicoterapia
 Hipnosis
 Terapia de conversación
 Ejercicios de respiración
 Medicación

Las personas que sufren de nictofobia deben mencionar su condición antes de


someterse a resonancias magnéticas y otras pruebas médicas que se llevan a
cabo en ambientes oscuros.

TERRORES NOCTURNOS:

Es el despertar brusco que se produce desde fases 3 ó 4 de sueño


lento acompañado de grito y síntomas vegetativos y conductuales de miedo
intenso.
Suelen ocurrir en el primer tercio del sueño nocturno y la persona no recuerda
el episodio.

Criterios para el diagnóstico de F51.4 Terrores nocturnos


(307.46) CIE10

A. Episodios recurrentes de despertares bruscos, que se producen


generalmente
durante el primer tercio del episodio de sueño mayor y que se inician con un
grito de
angustia.
B. Aparición durante el episodio de miedo y signos de activación vegetativa
de
carácter intenso, por ejemplo, taquicardia, taquipnea y sudoración.
C. El individuo muestra una falta relativa de respuesta a los esfuerzos de los
demás
por tranquilizarle.
D. Existe amnesia del episodio: el individuo no puede describir recuerdo
alguno
detallado de lo acontecido durante la noche.
E. Estos episodios provocan malestar clínicamente significativo o deterioro
social,
laboral, o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
F. La alteración no se debe a los efectos fisiológicos directos de una sustancia
(p. ej.,
drogas, fármacos) o de una enfermedad médica.

Tratamiento:

Terapias psicológicas: Si el niño sufre estrés puede tener más episodios. En


este caso se pueden eliminar las fuentes de estrés con terapia cognitivas o
técnicas de relajación.

Mejorar hábitos del sueño: a veces dormir más tiempo y establecer horarios
para despertarse y levantarse resuelven los episodios.

Resolver otras condiciones médicas: puede que los terrores estén asociados a
otras alteraciones del sueño como apnea del sueño.
Medicación: En casos extremos benzodiacepinas o antidepresivos triciclicos
puden ser efectivos.
Despertares programados: es una terapia que ha demostrado curar los terrores
en 9 de cada 10 niños. Requiere que el niño se despierte 15-30 minutos antes
del momento en que suele ocurrir el terror para para romper el ciclo de sueño y
prevenir el episodio.
Asegurar el ambiente: para prevenir lesiones, cerrar ventanas y puertas antes
de dormir. Bloquear puertas o escaleras y retirar elementos peligrosos como
cables o cristales.

Medidas de Higiene del sueño.

Medidas ambientales:

1. Empleo de asociaciones adecuadas y familia res al niño para iniciar el sueño


2. Uso de cama confortable
3. Ambiente de baja intensidad lumínica
4. Temperatura adecuada
5. Ambiente poco estimulante
6. Evitar asociación de la cama con situación de castigo
7. Evitar el consumo de bebidas con cafeína después del mediodía

Medidas que animan o facilitan al niño irse a la cama:

1. Realización de rutinas predecibles para acostarse


2. Acostar y levantar a los niños a la misma hora habitualmente
3. Promover la capacidad de dormirse sin la presencia de los padres
4. Llevarlos a la cama cuando están cansados y evitarlo si están demasiado
activos

SOLUCIONES PARA EL APOYO EN CASA


CÓMO AYUDAR A SU HIJO(A)

Los padres pueden ayudar a sus hijos(as) a desarrollar los elementos y la


confianza en sí mismos para superar los miedos:
1. Reconozca que el miedo es real. Tan trivial como parezca, para su
hijo(a) es real y está causando que sienta ansiedad y miedo. Ser capaz
de hablar sobre el miedo ayuda – las palabras a veces le quitan el poder
a los pensamientos negativos. Si usted habla acerca de ello, el miedo
puede ser menos poderoso.

2. Reconocer que el niño o adolescente lo está pasando mal, preguntarle


sobre lo que tiene miedo y tratar de entenderle (un niño no quería
sacarse sangre en la consulta, pero se calmó cuando su madre le explicó
que no le iban a sacar TODA la sangre, sólo un tubito); No ignorar ni
minimizar el miedo, no decirle "no seas tonto, ya eres mayor, los niños
no lloran, como vas a tener miedo a...(las sombras, los truenos, la
noche...)"No forzarle a enfrentarse al miedo. Si tiene miedo a la
oscuridad, mejor dejar la luz del pasillo encendida hasta que se duerma.
O una lámpara de noche a lado de su cama; No enseñarle a temer las
cosas. Si somos sobreprotectores, el niño o adolescente piensa que algo
malo puede pasar cuando mis padres me protegen tanto; Prepararlo
para experiencias nuevas. Antes de entrar en una situación nueva
contarle cómo va a ser con el mayor detalle posible. También se puede
leer un libro con alguna temática que disminuya el miedo nocturno.

3. Nunca opine que el miedo es insignificante para forzarlo a que lo


supere. Decirle a su hijo(a), "¡No seas ridículo! ¡No hay monstruos en
tu closet!" puede que haga que su hijo vuelva a la cama, pero no hará
que el miedo desaparezca.
4. No se rinda ante los miedos. Brinde apoyo y demuestre protección a
medida que se acerque con su hijo(a) al objeto o situación que genere
temor.
5. Enseñe a su hijo(a) a cómo evaluar el miedo. Si su hijo(a) puede
visualizar la intensidad del miedo en una escala del uno al 10, con el
número 10 como el más fuerte, él o ella puede que "vean" al miedo con
menos intensidad de lo que originalmente imaginaron. Los
adolescentes pueden pensar en sentir miedo "hasta las rodillas" como
algo no muy temido, "hasta el estómago" como algo más temido y
"hasta la cabeza" como petrificado.
6. Enseñe a sus hijos(as) estrategias para hacer frente al miedo. Intente
estas técnicas fáciles de implementar. Utilizándolo a usted como la
"base” el /ella puede atreverse a acercarse al objeto temido y luego
volver a acercarse a usted en busca de seguridad antes de volverse a
cercar al objeto o situación temida. Los niños(as)o adolescentes
también pueden aprender frases positivas sobre sí mismos(as) como
por ejemplo "Yo soy capaz de hacer esto" y "Yo voy a estar bien," las
cuales su hijo(a) puede repetirse a sí mismo(a) cuando sienta ansiedad.
7. Las técnicas de relajación también ayudan, incluyendo la visualización
(flotar sobre una nube o descansar en la playa, por ejemplo) y respirar
profundamente (imaginando que los pulmones son globos y dejar que
se desinflen lentamente). Rutina de sueño reparador y estable mediante
la creación de un horario fijo.
8. Si tu hijo sufre un terror nocturno lo mejor que puedes hacer es situarte
cerca de él, retirar cualquier cosa que pueda suponer un peligro y
hablarle con calma, sólo hay que intervenir en caso de que vaya a
hacerse daño con algo, ya que un despertar brusco puede generar
desorientación y confusión en el niño, provocando que le cueste más
calmarse y conciliar el sueño de nuevo.

La clave para resolver los miedos y las ansiedades es superarlas y que ellos se
sientan seguros y apoyados en su entorno familiar.

Bibliografía
 Méndez, F.X. y Macià, D. (1994). Evaluación de los problemas de
ansiedad. En R. Fernández-Ballesteros (Ed.), Evaluación conductual hoy
(pp. 426-483). Madrid: Pirámide
 Sandín, B. (1997). Ansiedad, miedos y fobias en niños y adolescentes.
Madrid: Dykinson.
 ABC Salud.Miedos normales y tastornos de ansiedad en niños.
Recuperado de
http://www.abc.es/salud/patologias/20110715/abci-miedos-normales-
trastornos-ansiedad-201311281628.html
 Nictofobia: Miedo a la obscuridad .Recuperado de
http://guiapsicologia.com/fobias/nictofobia/
 Amaro, F. Trastornos del sueño en la infancia y adolescencia.(2008)
Articulo de Universidad Autónoma de Barcelona.Recuperado de
http://www.paidopsiquiatria.cat/files/trastornos_del_sueno.pdf

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