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pierrebourdieu
Fernando Hugo Azcurra: Introducción, Primera, Segunda
y Tercera Parte y Conclusión jean-claudechamboredon
José Sazbón:Textos ilustrativos (excepto los que se consignan
a continuación)
jean-claudepasseron
Víctor Goldstein: Textos ilustrativos(12, 14, 17,20,21,31,36) y
Entreüsta a Pierre Bourdieu
el of¡cio
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ip' puestosepistemológicos
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1 4 E L O F T C T OD E S O C r Ó L O G O
un sistema de casos dentro del cual adquiere sentido o, incluso, movili- Introducción
zación de técnicas gráficas o mecanográficas que permitan captar sinóp
Epistemología y metodología
tica y exhaustivamente el sistemade relaciones entre las relaciones reve-
ladas por un conjunto de cuadros estadísticos).Lo que nos ha detenido,
entre otras razones, fue el temor de que este esfuerzo de esclareci-
miento pedagógico -por los límites de la comunicación escrita- pueda
conducir a negar que la enseñanza de investigación es una enseñanza
de invención, alentando la canonización de preceptos desgastadosde
una nueva metodología o, peor aún, de una nueva tradición teórica. No
-escribe Auguste Comte- no es susceptiblede ser
es un riesgo ficticio: la crítica, en su momento herética, del empirismo "El método
positivista y de la abstracción metodológica, tiene enonnes posibilidades estudiado separadamente de las investigacionesen que se lo emplea; o,
de confundirse, actualmente, con los eternos discursos previos de una por lo menos, sería éste un estudio muerto, incapaz de fecundar el espí-
nueva r,'ulgataque, una vez más, consiga postergar la ciencia sustitu- ritu que a él se consagre. Todo lo que pueda decirse de real, cuando se
yendo e1honroso lugar de la pureza teórica con la obsesión de la impe- lo encara en abstracto, se reduce a generalidades tan vagasque no po-
cabilidad metodológica. drían tener influencia alguna sobre el régimen intelectual. Cuando se
ha establecido, como tesislógica, que todos nuestros conocimientos de-
Septiembre de 7972 ben fundarse en Ia observación, que debe procederse de los principios
hacia los hechos y de los hechos hacia los principios, ademásde algunos
otros aforismos similares, se conoce con mucha menor claridad el mé-
Los textos ilustrativos que constituyen la segunda parte de este libro todo que aquel que estudió, de manera un poco profunda, una sola
(pág. 117) deben ser leídos paralelamente a los análisis en el curso de ciencia positiva, así sea sin una intención filosófica. Precisamente por ha-
Ios cuales son utilizados o explicados. Las remisiones a estos textos se ber desconocido estedato esencialnuestros psicólogosse inclinan a con-
indican en la primera parte del libro mediante una nota entre corche- siderar a sus ensueños como ciencia, creyendo que comprenden el mé-
tes que lleva el nombre del autor y el número del texto. Al final del Ii- todo positivo por haber leído los preceptos de Bacon o el Discursode
bro (pág. 381) incluimos un índice especial que facilita Ia consulta. Descartes.Ignoro si, más tarde, será posible seguir a prioriun verdadero
curso de método totalmente independiente del estudio filosófico de las
ciencias;pero estoyconvencido de que ello es imposibie hoy, puesto que
los grandes procedimientos lógicos no pueden aún ser explicados, con
suficiente precisión, si se los considera separadosde susaplicaciones.Me
atrevo a agregar además que, aun cuando una empresa de este tipo
pueda ser realizada-cosa que en efecto es concebible-, sólo por el estu-
dio de las aplicacionesregulares de los procedimientos científicos podrá
lograrse un buen sistemade hábitos intelectuales, hecho que es, sin em-
bargo. el objeúvo esencialdel método.-l
Nada habría que agregar a este texto que, al negarse a disociar el mé- si bien es cierto que la enseñanza de la investigación requiere, de
referen-
todo de laprácuca, de entrada rechaza todos los discursos del método, parte de quienes la conciben como de los que la reciben, una
persona de la práctica'
si no existiera ya todo un discurso acerca del método que, ante la ausen- cia directa y constante a la experien cia en primera
cia de una oposición de peso, a:rnenazaimponer a los investigadores .la metodología de moda que multiplica los programas de investigacio-
críticas de investiga-
una imagen desdoblada del trabajo científico. Profetas que se ensañan nes refinadas pero hipotéticas, las consideraciones
con la impureza original de la empiria -de quienes no se sabe si consi- . . o los veredictos metodológicoso3 no Po-
ciones realizadaspor otros [. ]
justa con las técnicas y
deran las mezquindades de Ia rutina científica como atentatorias a la drían reemplazar wareflexión sobre la relación
que no pueden
dignidad del objeto que ellos creen corresponderle o del sujeto cientí- un esfuerzo, siquiera azaroso, por transmitir principios
fico que pretenden encarnar- o sumos sacerdotesdel método que to- como simples verdades de principio porque son el princi-
presentarse
Si bien es cierto' además, que los
dos los investigadores observarían voluntariamente, mientras vivan, so- pio a. la investigación de verdades.
lo menos, en que éstos son
bre los estrados del catecismo metodológico, quienes disertan sobre el método, se distinguen de las técnicas, por
arte de ser sociólogo o el modo científico de hacer ciencia sociológica a *lo suficientemente generales como para tener valor en todas las cien-
mé-
menudo tienen en común la disociación del método o la teoría res- cias o en un Sector importante de ellasr,4 esta reflexión Sobre el
riesgo de rever los análisis más clásicos de
pecto de las operaciones de investigación, cuando no disocian la teoría todo debe también asumir el
pero (-luizá sea necesa-
del método o la teoría de la teoría. Surgido de la experiencia de inves- la epistemología de las ciencias de la naturaleza;
tigación y de sus dificultades cotidianas, nuestro propósito explicita, en rio que los sociólogos se pongan de acuerdo sobre principios elementa-
función de las necesidadesde esta causa.un <sistemade costumbres in- les que aparecen como evidentes para los especialistasen ciencías de la
telectuales>:se dirige a quienes,
"embarcados" en la práctica de Ia so. naturaleza o en filosofía de las ciencias, para salir de la anarquía con-
ciología empírica, sin necesidad alguna de que se les recuerde la nece- ceptual a la que están condenados por su indiferencia ante la reflexión
sidad de la medición y de su aparato teórico y técnico, están totalmente epistemológica. En realidad, el esfuerzo por examinar una ciencia en
de acuerdo con nosotros sobre aquello en lo cual coincidimos porque particular a travésde los principios generales proporcionados por el sa-
es evidente: la necesidad, por ejemplo, de no descuidar ninguno de los Ler epistemológico sejustifica y se impone especialmente en el caso de
instrumentos conceptuales o técnicos que dan todo el rigor y la fuerza
a la verificación experimental. Sólo quienes no tienen o no quieren ha-
cer la experiencia de investigación podrán ver, en esta obra que apunta
reflexión sobre la relación con las técnicas' otorgan una tuerte
a problematizar laprácica sociológica, un cuestionamiento de la socio- probabilidad al malentendido que aquí tratamos de despejar: en efecto, en
logía empírica.2 esta organización dualista de las posiciones epistemológicas todo intento de
volver á insertar las operaciones técnicas en lajerarquía de los actos
epistemológicos será casi inevitablemente interpretada como un ataque
dirigido contra la técnica y los técnicos; por mucho que nos cueste,y
conduce sin cesar a concebir el método corno capaz de ser separado de las urrrr-qr. reconociéramos aquí la contribución capital que los metodólogos,
investigaciones en que es puesto en práctica: [A. Comte] enseña en la y en particular Paul F. Lazarsfeld, han aportado a la racionalización de la
primera lección del Curso def,Iosofía positiua que "el método no es práctl.a sociológica, sabemos que corremos el riesgo de que se nos ubique
susceptible de ser estudiado independientemente de las investigaciones en -á. ."r.u de Farlsand' Foibl¿sof Amnican Sociologyqlue de The I'anguage of
que se lo utilizai';1ocual da por sentado que el empleo de un método Social fusearch.
supone ante todo su posesión" (G. Canguilhem, Thémieet techni4tu d,e 3 R. Needham, Structure and Sentirunt: A Test-ease in SocialAnthropolog¡'
I'expñmzntation chezClaud¿Banard,, Coloquio del centenario de la Chicago-Londres, University of Chicago Press, 1962, pág r'rt'
publicación d,e L'Introd,uction á.l'étud¿d¿ Ia midccine expñmmtale,París, 4 A. I{aplan, The Conduct of Inquiry, Methotlolog of Behaaütral Scienrc, Chandler,
M a s s o n ,1 9 6 7 , p á g . 2 Q . San Francisco, 1964, pág. 23. El mismo autor se lamenta de que el término
ya un sentido especializado; observa que
2 La división del campo epistemológico según la lógica de los pares (véase 3" "tecnología, haya adquirido
parte) y las tradiciones intelectuales que, al identificar toda reflexión con podría aplicarse con suma exactitud a un gran número de estudios
especulación pura, no permiten percibir la función técnica de una calificados como (metodológicos" (ibid.' pág. 19).
EPISTEMOLOGIA Y MET()D()L(JGTA 19
la sociología: en ella todo conduce, en efecto, a ignorar este sabe¡ pBp.lcocÍ¡' DE LA rNVnsrrclcróx
desde el estereotipo humanista de la irreductibilidad de rasciencias hu-
manas hasta las característicasdel reclutamiento y la formación de in- IJna enseñanza
La función de esta obra define su forma y su contenido.
vestigadores,sin olvidar la existencia de un conjunto de metodólogos los principios de una
de la investigación cuyo proyecto sea exponer
especializados en la reinterpretación selectiva del saber de las otras cierta relación con
práctica profesional y simultáneamente imprimir
ciencias. Por tanto, es necesario someter las operaciones de la práctica proporcionar alavez los instrumentos indispen-
estapráctica, es decir
sociológica a la polémica de la razón epistemológica, para definir, y si es sablesparaeltratamientosociológicodelobjetoyunadisposiciónac-
posible inculcar, una actitud de vigilancia que encuentre en el com_ con la rutina del dis-
tiva a utilizarlos apropiadamente, debe romper
a los conceptos y
pleto conocimiento del error y de los mecanismos que lo engendran curso pedagógico para restituir su fuerza heurística
uno de los medios para superarlo. La intención de dotar al investigador (neutralizados> por el ritual de la ex-
op.ru.io.r.r más completamente
de los medios para que él mismo supervise su trabajo científico se posición canónica. Por ello, esta obra que apunta a señalar los actos
que
opone a los llamados al orden de los censores,cuyo negatiüsmo peren_ Lás prácticos de la prácúcasociológica comienza por una reflexión
torio sólo suscita el horror al error y lleva a recurrir de manera resig- trata-de recorda¡ sistematizándolas, las implicaciones de toda ptácica,
nada a una tecnología investida con la función de exorcismo. buena o mala, y de concretar en preceptos prácticos el principio de vigi-
Como toda la obra de Gaston Bachelard lo demuestra, la episte_ lancia epistemológica (Libro primero).5 Se intentará luego la defini-
mología se diferencia de una metodología abstracta en su esfuerzo por ción de la función y las condiciones de aplicación de los esquemasteó-
captar la lógica del error para construir la lógica del descubrimiento de ricos a los que debe recurrir la sociología para construir su objeto, sin
la verdad como polémica contra el error y como esfuerzo para someter pretender presentar estos primeros principios de la interrogación pro-
las verdades próximas a la ciencia y los métodos que utiliza a una recti- piamente sociológica como una teoría acabada del conocimiento del
ficación metódica y permanen te [G. canguilhem,textono 1) . pero la ac- objeto sociológico y, menos todavía, como una teoría general y univer-
ción polémica de la razón científica no tendría toda su fuerza si el
"psi- sal del sistema social (Libro segundo).* La investigación empírica no
coanálisis del espíritu científico" no se continuara en un análisis de las necesita comprometer tal teoría para escapar al empirismo, siempre
condiciones socialesen las cuales se producen las obras sociológicas:el que ponga en práctica efectiva, en cada una de sus operaciones, los
sociólogo puede encontrar un instrumento priülegiado de vigilancia principios que lo constituyen como ciencia, proporcionándole un ob-
epistemológica en la sociología del conocimiento, como medio para jeto caracterizado por un mínimo de coherencia teórica..Si esta condi-
enriquecer y precisar el conocimiento del error y de las condiciones ción se cumple, los conceptos o los métodos podrán ser utilizados como
que lo hacen posible y, a veces, inevitable lG. Bachelard.,texto no 21. por i,nstrumentosque,arrancados de su contexto original, se abren a nuevos
consiguiente, las apariencias que aquí pudieran subsistir de una discu- usos (Libro tercero).** Al asociar la presentación de cada instrumento
sión ad hominemse refieren sólo a los límites de la comprensión socioló- intelectual a ejemplos de su utilización, se tratará de eütar que el saber
gica de las condiciones del error: una epistemología que se remite a sociológico pueda aparecer como una suma de técnicas, o como un ca-
una sociología del conocimiento, menos que ninguna otra puede irrpu- pital de conceptos separados o separablesde su implementación en la
tar los errores a sujetos que no son, nunca ni totalmente, sus autores. si, investigación.
parafraseando un texto de Marx, *no pintamos de rosado, al empirista, si nos hemos permitido extraer del orden de razonesen las que se en-
al intuicionista o al metodólogo, tampoco nos referimos a <personas contraban insertos los principios teóricos y los procedimientos técnicos
sino en tanto que personificación, de posiciones epistemológicas que
sólo se comprenden totalmente en el campo social donde se apoyan.
5 Véase suprael prefacio a la segunda edición, págs. 13-14'
* Véase nota 5.
*x Véase nota 5.
Y unronor-oc͡
EPISTEMoLocÍe zr
mía de una invención perrnanente, hay que cuidarse de la creencia de DE LAS CIENCIAS DE LA NATURALEZA
que el sujeto de la creación científica es un autom,atonspiritualz que obe-
y
dece a los organizados mecanismos de una programación metodoló- Lamayoríade los errores a los que se exponen lapráctica sociológica
representación falsa de la episte-
gica constituida de una vez para siempre, y por tanto encerrar al inves- la reflexión sobre ella radican en una
mantiene
tigador en los límites de una ciega sumisión a un programa que excluye mología de las ciencias de la naturalezay de la relación que
tan
la reflexión sobre el programa, reflexión que es condición de invención con la epistemología de las ciencias del hombre. Así, epistemologías
evidentes como el dualismo de Dilthey
de nuevos programas.TWeber afirmaba que, *así como el conocimiento opuestas en sus afirmaciones
de la anatomía no es condición para una marcha correcta, tampoco la _que no puede pensar la especificidad del método de las ciencias del
metodología es condición para un trabajo fecundo'.8 Pero, aunque es hámbre sino oponiéndole una imagen de las ciencias de la n,túraleza
inútil confiar en descubrir una ciencia sobre el modo de hacer ciencia. originada en la mera preocupación por diferenciar- y el positivismo
y suponer que la lógica seaalgo más que un modo de control de la cien- :preocupado por imitar una imagen de la ciencia natural fabricada se-
cia que se construye o que ya se ha construido, sin embargo, como lo gún las necesidades de esta imitación-, ambas en común ignoran la fi-
observó Stuart Mill, "la invención puede ser cultivada', es decir que losofía exacta de las ciencias exactas. Esta grosera equivocación con-
una explicitación de la lógica del descubrimiento, por parcial que pa- dujo a fabricar distinciones forzadas entre los dos métodos para
rezca, puede contribuir a la racionalización del aprendizaje de las apti- responder a la nostalgia o a los deseospiadosos del humanismo. y a ce-
tudes para la creación. lebrar ingenuamente redescubrimientos desconocidos como tales o, in-
cluso, a entrar en Ia escalada positivista que escolannente copia una
imagen reduccionista de la experiencia como copia de lo real'
Pero puede advertirse que el positivismo no se hace cargo más que
de una caricatura del método de las ciencias exactas, sin acceder ipso
De hecho,
facto a una epistemología exacta de las ciencias del hombre.
menudo en esta dicotomía que, en é1,parece encubrir la oposición entre la
vida pública y la privada: .La pregunta "¿Cómo d.escubri.ó
es una constante en la historia de las ideas que la cútica del positivismo
usted su reoúa por
primera vez?" interesa, para decirlo de algún modo, a una cuestión muy mecanicista sirva para afirmar el carácter subjetivo de los hechos socia-
personal, contrariamente a lo que supone la pregunta "¿cómo unif,cóvted les y su irreductibilidad a los métodos rigurosos de Ia ciencia. De esta
su teoría?"" (K R. Poppe¡ Misire de I'histmicism¿[trad. de H. Rousseau],
París, Plon, 1956, pág. 132 [hayed. en esp.]).O también:
forma, al percibir que olos métodos que los científicos o los investigado-
"No existe nada
que se parezca a un método lógico para tener ideas o a una reconstitución res fascinados por las ciencias de la naturalezatar' a menudo intentaron
lógica de este proceso. En mi opinión, todo descubrímiento contiene un aplicar alafwerza a las ciencias del hombre no siempre fueron necesa-
"elemento irracional" o una "intuición creadora", en el sentido
bergsoniano" (K R. Popper, Thc Logic of ScientiJicDiscouerl, Londres, riamente aquellos que los científicos aplicaban de hecho en su propia
Hutchinson and Co., 1959, pág. 32). En cambio, cuando, disciplina, sino más bien los que creían utilizar",9 Hayek infiere de in-
excepcionalmente, se considera explícitamente como objeto el <<contexto mediato que los hechos sociales se diferencian <de los hechos de las
del descubrimi6¡¡6" (por oposición al (contexto de la prueba,), es
ineütable romper gran cantidad de esquemas rutinarios de la tradición ciencias físicas en tanto son creencias u opiniones individuales> y' Por
epistemológica y metodológica y, en especial, la representación del consiguiente, <<nodeben ser definidos según lo que podríamos descu-
desarrollo de la investigación como sucesión de etapas distintas y
brir sobre ellos por los métodos objetivos de la ciencia sino según lo
predeterminadas (véase P. E. Hamond, comp., Sociolngists at Wmk, Essayson
tlw Craft of Social Rzsearcñ,Nueva York, Basic Books, 1964) .
7 Piénsese, por ejemplo, en la facilidad con que la investigación puede
reproducirse sin producir nada, según la lógica d.e la pumfhand.le research.
8 M. Webe¡ Essaissur la théoried,ela sci¿nu (trad. deJ. Freund), París, Plon, 9 F. A. Van Hayek, Scientismeet sci'mcessociales, Essai sur l¿ mauaais usage de la
1965, pág. 220 [hay ed. en esp.]. raison (trad. de M. Barre), París, Plon, 7953, pág. 3.
E-
'#
que piensa la persona que actúa>.]0 La impugnación de la imitación au- científica' definiendo en lo que ten-
de una práct\caverdaderamente
'racionalisrno regionalo propios de
tomática de las ciencias de la naturaleza se üncula tan mecánicamente oan de específico los principios del
a la crítica subjetiüsta de la objetiüdad de los hechos sociales que todo iJ.i.".iu,"ciológica. Er racionalismo fijista que inspiraba las preguntas
esfuerzo por encarar los problemas específicosque plantea la transpo- delafilosofíacláSicadelconocimientohoyseexpresamejor'en.losin-so-
que se inclinan a reducir la reflexión
sición a las ciencias del hombre del saber epistemológico de las ciencias tentos de algunos metodólogos lo
fát-uf de hs ciencias' Sin embargo' como
de la naturalezacorÍe siempre el riesgo de parecer una reafirmación de U.. .t *¿toáo a una lógica
'L¿o fijismo semántico tropieza con dificultades
los derechos imprescriptibles de la subjetiüdad.ll señala P. Feyeraben¿,
."u"¿. se trata de dar cuenta en su totalidad del progreso del conoci-
que a él contribuyeno'l2 Más precisa-
miento y de los descubrimientos
intemporales entre los enunciados
mente, interesarse en las relaciones
los procesos por los cuales cada proposi-
LA METODOLOGÍA Y EL DESPLAZAMIENTO DE LA VIGILANCIA ubr,ru.ro, en detrimento de
y engendró otras proposiciones u
ción o cada concepto fue establecido
colaborar efectivamente con quienes
Para superar las discusiones académicas y las formas académicas de su- otfos concePtos' suPone negarse a
del trab{o científico' despla-
perarlas, es necesario someter la práctica científica a una reflexión que , esrán inmersos en las peripecias inseguras
a diferencia de la filosofía clásica del conocimiento, se aplique no a la zandoasíeldesarrollodelaintrigaentrebastidoresparallevaraescena
en la búsqueda de una lógica
ciencia hecha, ciencia aerd,adzra cuyas condiciones de posibilidad y de sólo los desenlaces.Totalmente ocupados
no pueden dirigirse en rea-
coherencia, cuyos títulos de legitimidad sería necesario establecer, sino ideal del descubrimiento, los metodólogos
abstractamente por su aptitud
a la ciencia que s¿está,haci¿ndo.Tal tarea, propiamente epistemológica, lidad sino a un investigador definido
es decir a un investigador
consiste en descubrir en la práctica científica misma, amenazadasin ce- para concretar estas.toi*u' de perfección'
estéril' La obediencia in-
sar por el erro¡ las condiciones en las cuales se puede discernir lo ver- impecable, lo que equivale a decir imposible o
a producir un efecto
dadero de lo falso, en el pasaje desde un conocimiento menos verda- condicional aur organonde reglas lógicas tiende
como lo d'-a Freud' "la
dero a un conocimiento más verdadero, o más bien, como lo afirma de oclausura prematura>, al hacer desaparecer'
Carl Hempel' "la dis-
Bachelard,
"aproximado, es decir rectificado". Esta filosofía del trab{o elasticidad en las definiciones,, o como lo afirma
una de las con-
científico como ponibilidad semántica de los concePtos> que constituye
"acción polémica incesante de la Razón", transpüesta a
la instancia de las ciencias del hombre, puede proporcionar los princi- diciorresdeldescubrimiento,porlomenosenciertasetaPasdelahisto-
pios de una reflexión capaz de inspirar y controlar los actos concretos ria de una ciencia o del desarrollo de una investigación'
encarada como
No se trata aquí de negar que la formalización lógica
y la cohe-
medio para poner a prueba la lógica en acto de la investigación
más eficaces
rencia á. ,r_,,resultados constituye uno de los instrumentos
implementación legítima de los ins
l0 l¿id.,pigs21y24. del control epistemológico; pero esta
I 1 Y sin embargo, todo el proyecto de Durkheim puede demostrar que es garantía de la enfer-
posible evadirse de la alternativa de la imitación ciega y del rechazo, igual-
trumentos lógicos opera demasiado a menudo como
único fin discerni-
mente ciego, a imitar:
"La sociología nació a la sombra de las ciencias de la
miza predilección por ejercicios metodológicos cuyo
naturaleza y en contacto íntimo con ellas [... ]. Es natural que algunos de bleesposibilitarlaexhibicióndeunarsenaldemediosdisponibles.
los primeros sociólogos se equivocaran al exagerar este acercamiento hasta
el punto de desconocer el origen de las ciencias sociales y la autonomía que
deben disfmtar respecto de las otras ciencias que las han precedido. pero
esta exageración no debe hacer olvidar toda la fecundidad de los orígenes
(1:Tpt']: "Scientific Explanation'
más importantes del pensamiento científico". Riaist& Italiana di Soci.ología, -- P. Feyerabend, en H. Feigl y G' Maxwell
12
and Timeo, MinnÁoia in
Stud'ies the of Science'vol' ttt'
Phil'rtsophY
tomo rv, 1900, págs. 127-159, citado en A. Cuvillie¡ Oüua la sociotogie Spu..
frangaise?,París, Marcel Riviére, 1953, págs. 177-208 [hay ed. en esp.J. MinneaPolis, f962' Pág' 3f '
Frente a algunas investigaciones concebidas en función de las necesida- donde cada teoría refutada impone nuevas exrgen-
cias de observación,
des de la causa lógica o metodológica, no puede sino evocarse,con Abra- inútil pretender plantear a priorilas condiciones
;;; ;. rigor. Es pues
ham Kaplan, la conducta de un borracho que, habiendo perdido la llave auténticamente científico'"14
á" rt p.tru*iento
de su casa,la busca sin embargo con obstinación, bajo la luz de un farol, exhortación insistente por una perfección
Más profundamente, la
ya qur alega que allí se ve mejor [,4. Kaplan, texton" 3f . el riesgo de provocar un tlesplazamientodela-vl'gilan-
-.,oaofOgi.a corre el ob-
El rigorismo tecnológico que descansasobre la fe en un rigor defi- lt'gát de interrogarse' por ejemplo' sobre
cia epistemológica; tt'
nido de una vez para siempre y para todas las situaciones, es decir una ser medido' en vez de inte-
ipro de la medición y preguntarse sr merece
representación fijista de la verdad o, en consecuencia, del error como ¿. -.Ji¿ueinrerrogar..':p.: precisión
fi;;;i; ,I.,-,i.u, 1 q.li:,i:
transgresión a norrnas incondicionales, se opone diametralmente a la las condiciones particulares de ella' o incluso
deseable y legítimo según
lo que se desea
búsqueda de rigoresespecíficos, desde una teoría de la verdad como teo-
J*r*int., má, simplelente' si los instrumentos miden
ría del error rectificado. -El conocer -agrega Gaston Bachelard- debe por el deseo de acuñar en tareas tealiza-
medir, es posible, arrastrados
evolucionarjunto con lo conocido." Lo que implica afirmar que es in- perseguir' en una obsesión
Ui., tu idea pura del rigor metodológico'
útil buscar una lógica anterior y exterior a la historia de la ciencia que de una precisión definible intrín-
por.r a..i*a, el ideal ántradictorio
se está haciendo. Para captar los procedimientos de la investigación es
l..u*".rr., olvidando que, tal como 1o recuerda A' D' Richtie' "realizar
necesario analizar cómo opera en lugar de encerrarla en la observancia no es menos absurdo que
una medición más p"ti'u que lo necesario
de un decálogo de procedimientos que quizá sólo deban al hecho de precisao'l5 o también que'
hacer una medición insuficientemente
ser definidos de antemano el parecer adelantados respecto de la prác- establece que todas las proposi-
como lo señala N. Campbell, cuando se
tica real.l3 oDesde la fascinación por el hecho de que en matemática son equivalentes y que la
ciones comprendidas dlntro de ciertos límites
eütar el error es cuestión de técnica, se pretende definir Ia verdad como se sitúa dentro de estos lími-
proposición definida aproximativamente
el producto de una actividad intelectual que responde a ciertas norrnas; perfectamente legítimo'ro Se
tes, el uso de la forma aproximativa es
se pretende considerar los datos experimentales como se consideran los pueda' al engendrar una
entiende que la ética del áeber metodológico
axiomas de la geometría; se confía determinar reglas de pensamiento por lo menos indirecta-
casuística áe la equivocación técnica, conducir'
que desempeñarían la función que la lógica desempeña en matemática.
se quiere, a partir de una experiencia limitada, construir la teoría de
una vez por todas. El cálculo infinitesimal elaboró sus fundamentos
Seuil' 1966' págs' 37-38'
paso a paso, la noción de número sólo alcanzó claridad después de dos 14 A. Régnier, Lesinfortunes de In Rnison, París'
"rucfrti and Validiry of
I S e. n. e, Sciintific Method: An Inquiry into th¿ Character
mil quinientos años. Los procedimientos que instauran el rigor se origi- Laws,Paterson 1NJ'), Littfefield, Adurn'' f 960' pág' 113' Al analizar
Natural
que consiste en creer "que el
nan como respuestasa preguntas que no pueden formularse a priori, y .rtu búrq.r"du de *ia preciiián mal fundada"'
de decimales indicados"'
mérito de la solución se mide por el número
que sólo el desarrollo de la ciencia hace surgir. La ingenuidad se pierde más allá de la
g".kl"t¿ indica (que si una precisión en tn resultadova
lentamente. Esto, verdadero en matemática, lo es afortioripara las cien- es exact¿mente la determinación de la
precisión delos d'aiosexpnimmtalzs,
. Esta práctica reiuerda la chanzz de Dulong quien' al,referi:f-1
irada.. :'"
segr-rro'su ducla es soDre er
experimentaior decía: del tercer decimal esrá
espíritu científ'co' Buenos Aires'
p.i-..o" (Gaston Bachelard, Lafurmación' d'el
13 Los autores de un largo estudio dedicado a las funciones del método
bigto xxt. 1972. págs. 25r-252) '
estadísticoen sociología admiten infineque of Measurementand Calculation'
"sus indicaciones en lo que 16 N:R. Campbell, Án-Account of thePrinciples
1928' pág' 186' Podría
concierne a las posibilidades de aplicar la estadísticateórica a la Londres, ÑuevaYork, Lot'ga"s, Green and Co''
investigación empírica caracterizan sólo el estado actual de la discusión la áistinción que establecía Cournot entre orden
record.arse en este caso
la búsqueda de la
metodológica, quedandola práctica en un segundoptano" (E. K Scheuch y D. lú;. y orden racional, que lo llevabá a señalar que
Ruschmeyer, de Ia captación del orden racional (Essai
"Soziologre und Statistik, Uber den Einfluss der modernen p.".r-áiO"
'sur lógica puede áesviar
d'eIa critique
wissenschaftslehre auf ihr gegenseitiges verhaltnis", en Kotner zÁxchrififur lcsfond,emints d¿ nos connaissanceset sur l¿s ¿aractdres
Soziologieund, Sozial-Psychologie,r.ur, 1956, págs. 272-2gl). philosophique'París, Hachette, 1851, págs' 242 y sigs')'
az9
$tr¡1" .
ilEl', Laügilancia epistemológica se impone particularmente en el
nffio de las ciencias del hombre, en las que la separación entre la opi-
rg¡ión común y el discurso científico es más impreciso que en otros ca-
¡p,s¡Aceptando con demasiada facilidad que la preocupación de una re-
ffirraa,política y moral de la sociedad arrastró a los sociólogos del siglo
i.NS(.a.abaqdonar a menudo la neutralidad científica, y también que la
g¡pciología del siglo xx pudo renunciar a las ambiciones de la filosofía
$¡pp|al'sin precaverse empero de las contaminaciones ideológicas de
t¡}tro orden, con frecuencia se deja de reconocer, a fin de extraer de ella
r{pdas las consecuencias, que la familiaridad con el universo social cons-
t*Sn¡ys el, obsáculo epistemológico por excelencia para el sociólogo,
rffrque produce continuamente concepciones o sistematizaciones ficti-
fias,al mismo tiempo que sus condiciones de credibilidad. El sociólogo
Ffllra pldado cuentas con la sociología espontánea y debe imponerse
rill¡ta polémica ininterrumpida con las enceguecedoras evidencias que
pF.oporcionan, sin mucho esfuerzo, las ilusiones del saber inmediato y
.l'ttl riqueza insuperable. Le es igualmente difícil establecer la separación
-que, en el caso del físico, se expresa en
¡trntre la percepción y la ciencia
l,Una acentuada oposición entre el laboratorio y la üda cotidiana- como
i{encontrar en su herencia teórica los instrumentos que le permitan re-
chezar radicalmente el lenguaje común y las nociones comunes.
E-.
34 EL OFTCTO
DESOCróLOco r-ARUPTURA35
de que
voluntades individuales ¡ si se quiere, inconscientes (en el sentido
sino pt'r
l0 K Marx, Id.éologiealkmand¿(tad.J.Molitor), enQün¡vsI'hilosophiqrks,L.x, no son objeto de la simple reflexión), que no pueden ser captadas
. . Pero, a
París, A. Cc¡stes,1947, pág. 94 [hay ed. en esp.]. Ios rodeoi de la obsen ición v de l:r experimentación objetivas. [ . ]
I I Esta reducción a la psicología cncuentra,,r-ró d. r^ modelos diferencia de las ciencias naturales, una antropología total no puede
de elecció'
en el estudio de los grupos pequeños, aislados de la acción y de la detenerse en una construcción de relaciones objetivas porque la
de
interacción, abstraídos de la sociedad global. Son innumerables experiencia de las significaciones firl'tna parte de 1asignificación total
las de subjetivismo'
investigacionesdonde el estudio en probeta de los conflictos la txperiencia: la sociología, hasta la tnenos sospechosa
psicológicos lo
entre sectoresreempl:rza el anirlisisde las relaciones obietivas .".tr.. ,, conceptos interme<iiarios y rnediadores entre lo subjetivo y
entre l:is efecto, le correspotrde
f u e t z a ss o c ¡ a l e s objetivo, como alienación, actitucl t> cthos'En
de
l2 Si fuera necesario, por-las necesidadesde la tarea pedagógica, .o".rt.r,i, e1sistenrade relaciones que eugloba 1'el sentido objetivo
poner lelaciotrcs
fuertemente el acento en lo previo de la objetivación que se impone Ias conductas organizadas según regularidades mensurables y las
a todo de stl
desarrollo sociolósico, cuand.o quiere romper con la sáciología-esp.'tánea, singulares que loissujetos mantienen cotr las condiciones objetivas
los posce
no podría reducirse la tarea de la expricación sociológica a ras exiltencia y cot el senticlo objetivo de sus couductas, sentido que
dimensio'es
de un objetivismo: .La sociolosía supone, por su misma existencia, pnrq.,. desposeídosde é1.Dicho cle otro modo, la descripcitin de la
la "rárt de la
superación de la oposición ficticia que sub.jetiüstasy objetivistas subjitividad objeiivacla remite a la clescripción de la interiorizaciirn
hacen 2'ecl '
surgir arbitrariamente. si la sociología es posible co'mo ciencia obietividad, (P. Bourdieu, {Jn Artmupn, Par'ís,Ed de Minuit, 1970'
objetiva, es
porque existen relaciones exteriores, necesarias,independientes p á g s .1 8 - 2 0 ;1 ' e d . 1 9 6 5 ) .
áe las
condición de tales
serva todo su valor pero a condición de que exprese no la reivindica- con tanta frecuencia renegar de su
ciólogos puedan utilizar
ción de un "objeto realo, efectivamente distinto del de las otras ciencias tazón' explicaciones que no deberían
proponiendo, sin otra
del hombre, ni la pretensión sociologista de querer explicar sociológi-
, i r r o . o . r r o ú l t i m o r e c u r s o , s i n o f u e r a q u e l a t e n t a c i ó n d e l apor
e x pla
l i cseduc-
ación
camente todos los aspectosde la realidad humana, sino la fuerza no se encontrarateforzada
de la por las opiniones declaradas incansable-
decisión metodológica de no renunciar anticipadamente al derecho de la explicación p,ot l1 simple' denunciada
ción genérica de
la explicación sociológica o, en otros términos, no recurrir a un pot su 'ineficacia epistemológica"'
princi_ ;ent? por Bachelatd
pio de explicación tomado de otras ciencias,ya se trate de ra biología
o
de la psicología, en tanto que ra eficacia de ros métodos de explicación
propiamente sociológicos no haya sido completamente agotada. Ade_ v Los PoDERES
ESPoNTÁ\rE''A' DEL LENGUAJE
más de que, al recurrir a factores que son por definición transhistóricos 4, Le soclorocÍA las otras que sólo tropieza con una
ciencia como
Si la sociología es una en ürtud
y transculturales, se corre el riesgo de dar por explicado precisamente ser como ellas' es' fundamentalmente'
dificultad particular en
Io que hay que explicar, se condena, en el mejor de los casos, que se establece la t"fttl"lt-t:,t]:::i:t:l
a dar de la especial relaciÓn ¡1tre
cuenta solamente de las semejanzasde las instituciones, dejando social y entre las expresrones rnse-
esca- tu .*p..i.r,.ia ingenua d'el mundo
la ilusión de
par, como dice Léü-Strauss,aquella que determina su especificidad En efecto' no basta con denunciar
his- nua y científircade ellas' con los su-
tórica a su originalidad cultural: los principios capaces de romper
"Una disciplina cuyo primer objetivo, la ffansparencia y poseer las construccio-
con
si no el único, es analizar e interpretar las diferencias eüta toda
Jificul- *..,or'a. h socioiogía espontánea.para terminar
tad al tener en cuenta nada más que las semejanzas.pero, 'Herenciu dt lut palabras' herencia de las
al mismo nes ilusoria, q," plátta' en
tiempo, pierde toda capacidad para distinguir lo general, al cual Brunschvicg' el lenguaje común que'
aspira, ideas,, según la sentencia de
de lo triüal con que se contenta> 13 lMax Webet;texton' 141. en su vocabulario y sintaxis toda
cuanto tal, pasa inadvertido' encierra
Pero no basta que las característicasatribuidas al hombre social siempre dispuesta a resurgir en pa-
en su una filosofía petrificada de lo social co-
universalidad se presenten como .residuoso o invariantes descubiertos complejas construidas con palabras
labras comunes o expresiones
por el análisis de las sociedades concretas para que sea decisivamente Cuando se presentan
munes que el sociólogo utiliza inevitablemente'
descartada esa filosofía esencialista que debe la mayor parte elaboración científica' las prenocio-
de su se- ocultas bajo las apariácias de una
discurso sociológi::^:t:Lt::tt O"t
ducción al esquema de pensamiento según el cual .no ltay nada
nuevo nes pueden abrirse camino en el
bajo el sol": de Pareto a Ludwig von Mises no faltan análisis, aparente- su ongcn: las precauciones contra la
ello la credibilidad que les otorga
mente históricos, que se limitan a señalar con un nombre sociológico la sociología espontánea^no serían
contaminación de ta' sociologíalor
acompañaran de un esfüerzo por
principios explicativos tan poco sociológicos como la otendencia
a más que exorcismos verbales si no se
crear asociaciones", las armas indispensables
"la necesidad de manifestar sentimientos por actos proporcionar a la vigilancia epistemológica
exteriores", el resentimiento, la búsqueda de prestigio, la insociabilidad
de la necesidad ara libid,od,ominandj.laNo se comprendería que
los so-
de lo "hu-
de imitar los moümientos de la costurera: la sociología obtendría sin una pasión demasiado humana
sociología para satisfacer todas las resistencias
duda sus mejores frutos de una adecuada representación de la episte- como punto de concentración de
fnano>>,se utiliza de la reflexividad
mología de las ciencias de la naturaleza si se atuviera a verificar en cada ot'jetiva' apoyándose en la ilusión
contra Ia sociología del hombre libre y
momento que construye verdaderamente máquinas de coser, en lugar atio' i*ptt"tiptiUtt' derechos
o en la afirmación
de trasplantar penosamente los movimientos esponláneos de la práctica creador' de ce-
con su objeto no está nunca exento
ingenua. El sociólogo que comulga que el
córñplice de las expectativas escatológicas
der alacomplacencia
hoy sobre las "ciencias humanas"'
intelectual tiende a transferir
;ú;; tanto acepta
llamar ciencias del hombre' En
5. Le rnNreclóN DELPRoFETTsMo y que sería mucho mejor acuerdo con los
las funciones de su discurso de
Actualmente, la sociología tiende a mantener con el público, nunca cir- determinar su objeto i como un sis-
p"Utito' y presenta a la antropología
cunscripto al grupo de pares, una relación opaca que siempre corre el requerimientos de su el hombre
a los interrogantes últimos sobre
riesgo de encontrar su lógica en la relación entre el autor exitoso y su tema de respuestas totales estilo y la temática
si el
público, o incluso a veces entre el profeta y su auditorio, ello en ürtud sotiotofo se vuelve proflta' aun
;;;."*":et -en cuanto-'pequeño profeta acreditado
de que tiene más dificultades que cualquier otra ciencia en despren- de su mensa¡e varlan según las in-
si fuera dueño de la.sabiduría' a
derse de la ilusión de la transparencia y realizar irreversiblemente la por el Estadoo- t"'po"d"u' cual
o política de un auditorio
ruptura con las prenociones y porque a menudo se Ie asigna, aolenno- de la salvación intelectual' cultural
;;;;.t con-
la política teórica que Wright Mills
lzns,la tarea de responder a los interrogantes últimos sobre el porvenir de estudiantes o' practicando pequeño
se esfuerce en unificar el
de la ciülización. Mucho más que cualquiera de los otros especialistas, cede a los .estadistas' de la ciencia' o' más
cuales y por los cuales cree reinar
el sociólogo está expuesto al veredicto ambiguo y ambivalente de los no reino de conceptos sobre los el público
contribuya a forjar en
especialistasque se creen autorizados a dar crédito a los análisis pro- aún, como pequeño profeta marginal'
a los últimos secretos de las ciencias del
puestos, siempre y cuando éstos descubran los supuestosde su sociolo- en general la ilusión it utttdtt
textosnos17 y 1Bl'
gía espontánea, pero que por eso mismo son inducidos a impugnar la hoá¡.. lMaxWeber B' M' Bergu
en sus usos más controlados' re-
validez de una ciencia que no aprueban sino en la medida en que se re- El lenguaje sociológico qt'e' intl"*o ri-
común tomadas en una acepción
pita en el buen sentido. De hecho, cuando el sociólogo asume como curre siempr. u pulub"'^ aát t¿*lto t"
y que' por este tt
propios los objetos de reflexión del senúdo común y de la reflexión co- gurosa y ,irt.*átita' l::nt' "t:1: j::it:t"que cual-
to* especialistas' se presta' más
mún sobre esos objetos, no tiene nada que oponer ala certeza común cuanto deja de di.ú; '¿to'u
juegos de la polisemia' permitidos
del derecho que tiene todo hombre de hablar de todo lo que es hu- quier otro, a utilizaciones falsas:los
más depurados con los esque-
mano y juzgar todo discurso, incluso científico, sobre lo que es hu- por la secreta afrnidad de los conceptos
ya los malentendidos
mano. ¿Cómo no sentirseun poco sociólogo cuando los análisisdel "so- mas comuner, .o"t"O"ren al doble significado
profético' sus auditorios múltiples y a ve-
ciólogo" concuerdan perfectamente con las palabras de Ia charla que aseguran, al doble juego
'todo químico debe lu-
cotidiana y el discurso del analista y las palabras analizadas están sepa- ces contradictorios' Si,"coáo dice Bachelard'
todo sociólogo debe aho-
radas nada más que por la frágil barrera de las comillas?2aNo es casua- char contra el alquimista que tiene dentroo'
el público le pide encarnar' La
lidad si la bandera del "humanismo,,, bajo la cual se reúnen quienes gar en sí mismo tf-ftofttu social que
las que
creen que basta con ser humano para ser sociólogo y los que llegan a la elaboraciÓn, upu.."ttt"ente científica' de las evidencias que son
un público porque son eviden-
mejor construidas están para encontrar
de múItiples registros que
cias públicas, y la utilizati¿" at una lengua
destinadas a servirles de
24 Preferimos dejar para cada lector la tarea de encontrar las ilustraciones de yuxtapone las palabras comunes y las técnicas
mejor disfraz cuando cree' a pe-
este análisis. garantía, proporciona al sociólogo su
zlu ÁL u¡rulu uE ¡uLluLU(;c) LA RUPTURA 49
la de las grandes
Iglesia?26 Los .teóricos> contemporáneos de la sociología estarían Nada se opone tan totalmente a razón arquitectónica
las teorías, todas las críticas teó-
indudablemente de acuerdo con whitehead en que <una ciencia debe t"oríu, ,oliológi.ut, que abarcan todas
como la razón polémica' la que "por
olvidar a sus fundadores>; pero el caso es que esassíntesispodrían di- ricas e incluso todas las empirias,
a las teorías modernas de la física;
ferir menos de lo que parece de las compilaciones medievales: el impe- susdialécticasy sus críticas, condujo
el <<resultado de una otF
rativo de la "acumulación", al que manifiestamente se consagran,
¿es y ar, aortraar.encia,todo separa "sobre-objeto>,
del objeto sino lo que ha criticado"' del sub-
otra cosa, a menudo, que la reinterpretación, con referencia a otra tra- ietividad que no conserva
'ob¡.ro,
dición intelectual, del imperativo escolástico de la conciliación de los .ru.i¿o de las concesionesy compromisos en virtud de los cuales
teorías con pretensiones universalis-
contrarios? como lo señala E. Panofsk¡ los escolásticos<no podían de- ,rrg.., los grandes imperios de las
jar de advertir que las autoridades, y aun los diferentes pasajesde la Es- 0s ÍG. Bachelard,texton' 19]'
de sociólogos
critura, estaban frecuentemente en contradicción. No les quedaba otra Dado que la naturaleza de las obras que la comunidad
forma de relación con esasteo-
cosa, entonces, que admitirlas a pesar de todo e interpretarlas y reinter- reconoce como teóricas y sobre todo la
(frecuentemente insepa-
pretarlas sin cesar hasta que estuüesen reconciliadas. Pues esto es lo rías favorecida por la lógica de su transmisión
con las teorías tradicio-
que hacen los teólogos desde siempre".27 Tal es, en esencia,la lógica de rable de la lógica de su producción), Ia ruptura
una <teoría" que, como la de Talcott parsons, no es más que la reelabo- nales y la típica relación con ellas no es más que un caso particular de
la ruptura con la sociología espontánea: en efecto, cada sociólogo debe
ración indefinida de los elementos teóricos artificialmente extraídos de
imponerle
un cuerpo escogido de autoridades,28 o bien la lógica de un corpus tener en cuenta los supuestoscientíficos que amenazan con
Así,
doctrinal, como la obra de Georges Gurütch, que presenta, tanto en su sus problemáticas, sus temáticas y sus esqLlemasde pensamiento.
por ejemplo, hay problemas que los sociólogos omiten plantear porque
tópica como en su procedimiento, todos los rasgosde las recolecciones
canonistasmedievales;vastasconfrontaciones de autoridades contradic- ia tradición profesional no los reconoce dignos de ser tenidos en
torias coronadas por las concordantiaeaiolentesde las síntesis finales.29 cuenta, no ofrece los instrumentos conceptuales o las técnicas que per-
mitirían tratarlos canónicamente; a la inversa, hay problemas que se
exigen plantear porque ocupan un lugar destacadoen lajerarquía con-
26 Esta clásica relación con una tradición se observa siempre en los primeros
momentos de la historia de una ciencia. Bachelard señala que hay, en los
sagrada de los temas de investigación. Asimismo, no hay denuncia ritual
libros científicos del siglo xvrrr, una erudición parásita que refleja todavía la de las prenociones comunes que no termine rebajándose a una muy
desorganización y dependencia de la fortaleza científica con relación a la bien hecha prenoción escolar para desplaz^r del cuestionamiento las
sociedad mundana. Si "el Barón de Marivetz y ()oussier, al tratar sobre el
fuego en su célebre Physiquedu Mond.e(París, 1870), se consideraron en el prenociones científrcas.
'
deber y la gloria de examinar cuarenta y seis teorías diferentes antes de Si es preciso emplear contra la teoría tradicional las mismas armas
p r o p o n e r u n a b u e n a . l a s u y a ^ .e s p o r q u e s u c i e n c i a r r o r o m p i ó c o n s u que contra la sociología espontánea, es porque las construcciones más
pasado, incluso el más balbuceante, y también por lo que, carente de una
organización propia y de nornas autónomas, la discusión científica está eruditas toman de la lógica del sentido común no sólo sus esquemas
siempre concebida sobre el modelo de la conversación mundana (La de pensamiento sino también su proyecto fundamental: como en
form.ation de I'esprit scientif,quefvéase ed. en esp.: I"aJormación tlet espíritu efecto Io señala Bachelard, no han efectuado la "ruptura", que carac-
científico,Buenos Aires, Siglo XXI, 19721, Conhibution d une pslchanafise de La
connaissanceobjectiae,4" ed., París, Vrin, 1965, pág. 27). Véase infra, C. teriza .al verdadero espíritu científico moderno,, con <la simple idea
Bachelard,,texto no 43, pág. 347. de orden y clasificacióno. cuando whitehead señala que la lógica cla-
27 E. Panofsky, Architecturegothique etpenséescolnstique(trad.. P Bourdieu) , parís,
E d . M i n u i t , 1 9 6 7 ,p á g . 1 1 8 .
28 El tratamiento que hace de las doctrinas clásicaspara hacerlas confesar su
acumulación no es precisamente el aspecto menos artiñcial de una obra recorclar,con Politzer, que (no se puede, sea cual fuere la sinceridad de la
corno The Structttreof SocialAction, de T. Parsons. intención y ia voluntad de precisión, transformar la física de A¡istóteles en
29 El tradicionalismo teórico quizá sobreüva por la oposición que encuentra física experimental?" (G. Politzer, Critique desfond'emmts de la psychologie'
en los practicantes más positivistas,incluso en lo que les oponen: ¿hayque P a r í s ,R i e d e r .1 9 2 8p á g . 6 l h a v e d . e n e s p ' J )
I-A RUPTURA 53
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