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UNAM.

Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales


Seminario de Problemática Contemporánea

LAS REVOLUCIONES ÀRABES.


El papel de las mujeres en el proceso de democratización de Túnez

Docente: Álvarez, Norma G.


Estudiante: Do Santos Rocío Anahì
Correo Electrónico: rochy20132013@gmail.com
Fecha de entrega: 10/07/2018

1
Índice

Introducción……………………………………………………………. 3

El “despertar árabe” …………………………………………………… 4

¿Revuelta o Revolución? ………………………………………………. 5

Las mujeres tunecinas ponen el ejemplo y luchan por sus derechos..…. 9

Conclusión…………………………………………………………….. .16

Bibliografía……………………………………………………………...20

2
Introducción

El 17 de diciembre de 2010 en Túnez se produjo la autoinmolación del vendedor


ambulante Mohamed Bouazizi como forma de protesta frente a numerosas
humillaciones por parte de la policía. Su muerte provocó un levantamiento popular que
logró derrocar al presidente Ben Ali. Ese levantamiento popular tuvo un efecto contagio
primero en Egipto y luego en otros países como Yemen, Bahrein, Libia, Siria,
Marruecos, Jordania, entre otros. Estos hechos dieron comienzo a las denominadas
Revoluciones Árabes.
Frente a este contexto, el siguiente trabajo tiene como objetivo analizar el papel
desempeñado por las mujeres durante el proceso de democratización de Túnez, esto es
desde el comienzo de la revolución en 2010 hasta las primeras elecciones democráticas
luego de la caída del presidente Ben Ali. Para ello, en primer lugar, se tratará de realizar
una breve contextualización de lo ocurrido en el mundo árabe a partir de 2010; en
segundo lugar se desarrollará la apreciación de dos autores respecto a este tema, para
determinar si consideraron que los hechos fueron solamente revueltas o verdaderas
revoluciones; y por último, se tratará de analizar el papel que jugaron las ciudadanas
tunecinas durante la revolución, cómo participaron en la transición política y los logros
que obtuvieron en la vida política y pública de Túnez.
Para la elaboración de este trabajo se utilizó como bibliografía el artículo de Pedro
Brieger “¿Revuelta o revolución en el mundo árabe?” y el artículo de Santiago Alba
Rico “Túnez y Egipto: crisis global y revolución democrática”, correspondientes al libro
Le Monde Diplomatique “Las Revoluciones Árabes. Causas, consecuencias e impacto
en America Latina”; también se utilizó como bibliografía el trabajo de investigación de
Miren Orbe Mendiola titulado “El papel de las mujeres en el proceso de
democratización de Tùnez”; y a William White “El rol de las mujeres en la primavera
árabe: caso Túnez”.

3
El “despertar árabe”1

En Túnez, el 17 de diciembre de 2010 un joven vendedor ambulante desempleado


llamado Mohamed Bouazizi, luego de ser humillado por la policía, se prendió fuego. A
partir de allí comenzaron las protestas debido al “aumento del desempleo, la falta de
libertad de expresión y la corrupción gubernamental” (BRIEGER, 2010: 42). Los
reclamos crecieron y se extiendieron a otras ciudades y países árabes. En las redes
sociales, como Twitter y Facebook, se empezó a convocar para que las personas se
adhieran a las protestas. El 4 de enero de 2011 muere Bouazizi, los tunecinos se
reunieron en una manifestación para exigir la destitución de Ben Ali, que había
permanecido en el poder 23 años. Luego de 29 días de protestas el gobierno de Ali cayó
y éste se dirigió a Arabia Saudita. En octubre, Túnez celebró las primeras elecciones
libres de su historia y formó una Asamblea Constituyente que estuvo dominada por el
partido islamista Ennahda. La Constitución que estuvo en vigencia desde 1959 fue
suspendida y la Asamblea Constituyente redactó, en democracia, una nueva.
Antes del derrocamiento de Ben Ali, Santiago Alba Rico sostiene que todas las
poblaciones del mundo árabe2 compartían un rasgo común, estaban sometidas a
“dictaduras más o menos totalitarias gestionadas por oligarquías diminutas que
reproducían su poder a través de prácticas mafiosas y brutal represión policial,
acompañadas en la mayoría de los casos de unos niveles de miseria material” y este
rasgo en común permitió que los árabes alzaran su voz para reclamar democracia y
dignidad “poniendo así en cuestión un lúgubre estatu quo, una estabilidad terrorífica que
nadie quería en realidad alterar”3. También surgió una consigna masiva: “El pueblo
quiere un cambio de régimen” (Al-sha’ab yurid isqat al-nizam).
En Argelia comenzaron reclamos por la suba de los precios de los alimentos y por el
desempleo, varias personas se prendieron fuego como forma de protesta. Esto también
ocurrió en Egipto, donde las protestas comenzaron el 25 de enero de 2011 y la plaza
Tahrir se convirtió en el centro de reunión para los manifestantes, “un bastión de
resistencia al régimen” (BRIEGER, 2010: 45). Pero cuando se llevaron a cabo duras
1
Este concepto utiliza el palestino Elías Tuma, quien analiza los acontecimientos de 2011 bajo la lupa de
la propia historia árabe y considera que representa el cuarto despertar árabe. El primero fue a fines del
siglo XIX, el segundo fue en las primeras dos décadas del siglo XX y el tercer despertar fue entre 1922 y
1971.
2
La expresión “mundo árabe” designa a un conjunto que comprende el norte de África, la península
arábiga y Medio Oriente; es decir, países que tienen en común una cultura y un componente étnico y
lingüístico predominantemente árabe.
3
Alba Rico, 2013: 4

4
represiones dirigidas por el presidente de ese país Hosni Mubarak, pasaron a exigir la
caída del régimen. Después de 18 días de protestas lograron que el presidente renuncie a
su cargo. Asumió el poder provisional del país el Consejo Superior de las Fuerzas
Armadas. Las elecciones legislativas, celebradas entre el 28 de noviembre de 2011 y el
11 de enero de 2012, dieron una abrumadora mayoría a los Hermanos Musulmanes.
Según Brieger, hubo dos aspectos importantes que surgieron luego de los hechos que
ocurrieron en Túnez en 2010. En primer lugar “en otros países también comenzaron a
organizarse manifestaciones espontáneas de protestas sin liderazgos definidos y con una
masividad inusitada” (BRIEGER, 2010: 35). Es el caso de Jordania donde grupos
islámicos se reunieron para pedir más libertad política, en Marruecos se pidió mayores
libertades democráticas y a la vez se crearon nuevos grupos opositores, en Irak
protestaron por la mejora de los servicios básicos. También se produjeron revueltas en
Yemen, donde mantuvieron el carácter pacifista de sus protestas y luego el presidente
anunció que continuaría su mandato hasta 2013; en Bahrein la familia real Al Khalifa
concentró el poder político y económico, pero los manifestantes comenzaron a reclamar
mejor distribución de las riquezas del país, reformas políticas y una presencia en las
fuerzas policiales y militares no limitada a los sunnitas; en Libia donde, luego de 41
años en el poder, cayó el régimen de Muamar Gadafi; y en Siria, gobernada por la
familia Assad, donde los manifestantes pidieron mas libertades y reformas, pero éstos
fueron reprimidos con alto grado de violencia. En segundo lugar, “la palabra
“revolución” se comenzó a utilizar ampliamente en boca de los protagonistas y de los
medios de comunicación durante el proceso de derrocamiento de los gobiernos”
(BRIEGER, 2010: 35), principalmente en el derrocamiento de Ben Ali en Túnez y
Mubarak en Egipto, pero también en los otros países.

¿Revuelta o Revolución?

Brieger analizó diferentes aspectos de las movilizaciones árabes para tratar de


comprender si el mundo árabe atravesó solamente revueltas populares o bien se trató de
una verdadera revolución con alcances históricos más profundos. Este autor aseguró que
las revueltas estuvieron relacionadas con movilizaciones de personas, situaciones
conflictivas, movimiento de multitudes y surgieron frente a situaciones de injusticia,
donde las manifestaciones pudieron ser pacificas o violentas. “Las revueltas pueden
desembocar en profundos cambios sociales, pero también pueden quedar acotadas a

5
conflictos específicos que involucran a un sector determinado de la población”
(BRIEGER, 2010: 39). Con respecto al término “revolución” el autor señala que “ésta
aporta elementos nuevos a la teoría, nuevas caracterizaciones, nueva terminología (…)
que no debe ser aplicada mecánicamente, a riesgo de caer en apología y teorizaciones
universalistas de un hecho concreto en un país determinado” (BRIEGER, 2010: 41). Y a
diferencia de las revueltas, la revolución implica un cambio radical en el sistema
político y social que divide a la sociedad y marca un antes y un después; es la creación
de un sistema nuevo a partir de la destrucción de uno anterior, que se caracteriza por la
transferencia de poder desde el antiguo régimen hacia uno nuevo y distinto. Por ello
aseguró que para estudiar estas revueltas o revoluciones hay que analizar primero el
tiempo en el que ocurre y el contexto regional e internacional, en este caso la
importancia se mide a partir de las movilizaciones en Túnez y la acelerada expansión a
Egipto, teniendo en cuenta la particularidad de cada una de los escenarios.
Una de las particularidades que diferenció a las revueltas del mundo árabe del 2011 de
las anteriores4, es que fue “iniciada y llevada adelante por fuerzas populares con
absoluta independencia de las elites o poderes extranjeros”, 5con excepción de Libia
donde la ONU intervino en la guerra civil en curso. Se buscó cambiar el régimen
interno, es decir no solo se pretendía reemplazar líderes sino también suprimir
regimenes que gobernaron por varias décadas.
Brieger asegura que hubo dificultades para definir si lo sucedido en el mundo árabe fue
una revuelta o una revolución, primero, porque varios periodistas y académicos usaron
los términos “revolución” y “revuelta” sin explicitar por qué usaban una u otra
expresión, además se tomaron conceptos como “Primavera Árabe” que no explicaba en
sí lo que sucedió. También por la “sorpresa de los acontecimientos”, ya que, si bien
cabía la posibilidad de que se produjese levantamientos sociales debido al alto nivel de
desempleo, de pobreza, la corrupción, la ausencia de libertades, “los árabes despertaron
brutalmente, sin prevenir y sin que se pudieran entender las causas inmediatas después
de años de apatía” (BRIEGER, 2010: 46). También fue sorprendente, asegura el autor,
que haya ocurrido primero en Túnez, país que contaba con grandes inversiones en
Turismo, 5 % de crecimiento anual, estaba en el puesto 41 en el ranking de desarrollo
humano. Que sucediera fue simplemente la primera sorpresa, asegura Santiago Alba

4
Por ejemplo las revueltas en Egipto contra la ocupación francesa en 1880, contra los británicos en 1882,
1919 y 1952; las revueltas en Siria contra los franceses en 1925-26; la resistencia libia contra los italianos
en 1911; la gran revuelta palestina contra los británicos y el sionismo en 1936-39.
5
Brieger, 2011: 44

6
Rico6, y la segunda sorpresa tuvo que ver con la manera en que se presentó, ya que no
fue una revuelta del pan (aunque los manifestantes reclamaban mejores condiciones de
vida) ni una reivindicación violenta de la sharía (aunque la mayoría de los manifestantes
eran musulmanes), sino eran protestas masivas que solicitaban “democracia”. El “factor
sorpresa” fue decisivo para derrocar a los presidentes de Túnez y Egipto ya “que nunca
pudieron comprender como una sociedad tan controlada pudo salirse de su cauce” 7. Pero
las condiciones para una revolución ya estaban dadas asegura Brieger, porque las
revueltas se venían organizando desde años anteriores. Comenzó a aumentar las huelgas
de los trabajadores (por ejemplo, en el sector textil), los distintos movimientos sociales
se fueron estableciendo y algunos grupos ya estaban organizados (por ejemplo, Kifaya,
integrado por abogados, periodistas, médicos; y el Movimiento 6 de Abril, movimiento
juvenil de izquierda creado en 2008).
El autor destacó el papel que tuvieron las redes sociales, como Facebook y Twitter, ya
que a través de ellas las personas de manera anónima citaban a la convocatoria y
organización. En Túnez y Egipto sus gobernantes pusieron un “cerrojo informativo”, es
decir, cerraron y bloquearon las redes sociales para cortar las comunicaciones por varios
días. Por ello, Breiger también destaca el papel del canal Al Jazeera, medio por el cual
se transmitieron las imágenes de las protestas y de la represión, actos que no fueron
transmitidos por las cadenas oficiales de noticias. En julio de 2011, dicho canal
transmitió un programa de debate “Egypt: Revolution in progress”, donde se reunieron
una médica feminista, un sociólogo y el dirigente de los Hermanos Musulmanes. A
pesar de sus diferencias ideológicas y conceptuales, asegura Brieger, coincidieron en
destacar la sorpresa de los hechos y afirmaron que se trató de una revolución verdadera
aunque el antiguo régimen todavía no había caído por completo.
Santiago Alba Rico asegura que cuando el mundo árabe apostó por una emancipación
democrática, se tomó en serio lo que compartían, aquello de lo que querían liberarse por
igual y el resultado al que querían llegar con su lucha. Lo que los árabes tenían en
común, afirma el autor, eran las rígidas dictaduras controladas por milicias al servicio de
oligarquías muy funcionales y obedientes a los intereses del capitalismo internacional.
También asegura que para entender lo que originó las protestas y el contenido de sus
reclamos hay que tener en claro un principio: “no hay ningún régimen árabe

6
Alba Rico, 2011: 50
7
Brieger, 2011: 45

7
progresista”, pensar lo contrario, agrega, sería apoyar al régimen y cometer una
injusticia contra los pueblos que lucharon contra sus tiranos.
Con respecto a las causas de las revoluciones árabes, principalmente aplicables a Túnez
y Egipto, Alba Rico asegura que hubo un excedente de población juvenil, reprimida,
humillada, sin trabajo, una economía que había centrado las riquezas del país a favor de
unas pocas empresas multinacionales y en beneficio de una familia; un aparato policial
que decía qué ciudadano vivía y quien moría; corrupción en todos los sectores; se vivía
una dictadura que “durante décadas había sofocado todos los alientos, cercenados todos
los impulsos, silenciado todas las voces, (…) robado a los pobres” (ALBA RICO,
2010:55). Todo esto llevó a que Egipto y Túnez fueran países favorecidos por el FMI,
enaltecidos por la Organización Mundial del Turismo y por la Unión Europea, también
tomados por Estados Unidos como ejemplos de “estabilidad”.
Túnez y Egipto, asegura Alba Rico, se destacaron por la espontaneidad de su
revolución, pero anteriormente existían en los dos países organizaciones políticas de
izquierda que funcionaron en la clandestinidad para tumbar al régimen. Sin embargo,
todas las fuerzas políticas apuntaron a un movimiento apartidista para lograr su objetivo
en común. Así surgió el sujeto de las revoluciones árabes, según el autor, los
“excluidos”, personas que no participaron de las decisiones tanto económicas como
políticas, que se reapropiaron de sus propios territorios para depositar la libertad
individual y colectiva, es el caso de la Qasba y la plaza Tahrir, espacios que fueron
emblemáticos. Estos dos lugares junto a las organizaciones y partidos de izquierda con
reclamos concretos funcionaron como escuelas intensivas de formación política, asegura
Alba Rico8. Sin embargo, estos reclamos no tuvieron un liderazgo, no tuvo una persona
en concreto que la haya dirigido, por ello se trató inclusive de personalizar los reclamos
en las imágenes de personas que tenían gran influencia en las redes sociales, pero se ha
exaltado demasiado su importancia, asegura el autor 9, reconociendo que sin ellas
probablemente las revoluciones no habrían alcanzado su objetivo, pero fueron solo
instrumento en la movilización por el reclamo.
Pedro Brieger y Santiago Alba Rico coinciden en afirmar que lo que comenzó como una
revuelta en Túnez, y mas tarde en Egipto, se convirtió en una revolución. En estos dos
países la revolución fue exitosa, mientras que en Siria y Libia degeneró en una guerra
civil.

8
Alba Rico, 2011: 58
9
Alba Rico, 2011: 59

8
Según Brieger, fueron revoluciones porque implicaba movilizaciones sin precedentes en
el mundo árabe, que tenían como primer objetivo el desplazamiento de sus gobernantes,
pero con un reclamo mucho mas profundo, querían atacar los cimientos de casi todos
los regimenes. Este autor, comparó lo que sucedió en 2011 con el “movimiento de
placas tectónicas”, donde se exigió democracia, libertad de prensa, cambios en las
políticas económicas, distribución de la riqueza, mayor acceso a la educación y
eliminación de la pobreza. Una verdadera revolución porque nadie imaginaba lo que iba
a suceder, que las grandes masas árabes, aplastadas por décadas y lideradas en ese
momento por una nueva generación de jóvenes, levantara cabeza10.
Santiago Alba Rico considera que lo sucedido fue una revolución en el mundo árabe,
porque “se puso en marcha (…) un proceso inesperado de irrupción de los pueblos que
abrió una oportunidad en la zona”11, donde “por primera vez en la historia los pueblos
árabes –acostumbrados a asistir pasivamente a cambios decididos en conflictos
palaciegos y sin su intervención- han sido capaces de levantarse, tomar conciencia en su
poder y derrocar a sus dictadores” (ALBA RICO, 2011: 63).
Este autor considera que en Túnez y en Egipto hubo una revolución democrática porque
“salió a flote la verdadera relación de fuerzas en la zona –reprimida durante décadas- y
las elecciones, (…) donde las hubo, llevaron al gobierno a los partidos islamistas de la
órbita de los Hermanos Musulmanes”, en estos dos países se impuso un nuevo modelo
que llevó al poder por la vía democrática a los islamistas “moderados”, sucedió en
Túnez con Ennahda y en Egipto con Justicia y Libertad” (ALBA RICO, 2013: 14).

Las mujeres tunecinas ponen el ejemplo y luchan por sus derechos

En 2011 el debilitamiento del aparato del Estado, la reducción del poder adquisitivo, la
ausencia de libertades, el desempleo y la crisis económica, la falta de perspectiva de
futuro de la juventud, el reparto desigual de las riquezas, la subida de los precios de los
productos básico, son algunos de los factores que llevaron a Túnez a salir a las calles, a
manifestarse y rebelarse contra el poder opresor reclamando justicia, libertad, equidad y
dignidad. Las mujeres tunecinas habían participado activamente de estas protestas.
Pero, anteriormente, ya habían estado presentes en marchas, por ejemplo en 2008 en
Gafsa apoyaron la lucha contra la Compañía General del Fosfato que duró seis meses.
10
Pedro Brieger, “La revolución árabe”, en www.pedrobrieger.blogspot.com, 9 de febrero de 2011.
11
Santiago Alba Rico, “Egipto, la izquierda y el golpe de Estado”, en www.tratarde.org/golpe-de-estado-
en-egipto-un-articulo-de-santiago-alba-rico/, 4 de Julio de 2013.

9
Mujeres afiliadas al sindicato Unión General Tunecina del Trabajo y participantes de
partidos políticos no reconocidos antes de la revolución organizaban, junto a sus
compañeros varones, las luchas sindicales y movilizaciones callejeras12.
En 2011, para analizar la revolución tunecina, asegura Miren Orbe Mendiola, es
importante tener en cuenta que el número de personas estancadas con carrera
universitaria en el país estuvo por encima del número de personas desempleadas, sin
estudios universitarios. De esta manera se hizo comprensible la existencia de una masa
de población joven, formada, preparada y competitiva pero descontenta con su vida.
También destaca que el 60% de los estudiantes universitarios eran mujeres.
Cuando comenzó la revolución en Túnez, muchas mujeres salieron a las calles
acompañadas de otras mujeres u hombres, independientemente de que pertenecieran a
un sindicato, a una asociación de mujeres o a un partido político. Aunque “las mujeres
no estuvieron tan presentes en la “primera línea del frente” en los duros enfrentamientos
con la policía, no dejaron de luchar por la caída de Ben Ali” (ORBE MENDIOLA,
2012: 1376). La mayoría de sus luchas fueron en conjunto con el resto de los
manifestantes, pero en muchos casos, asegura la autora, procurando dejar en claro que
las mujeres no iban a dar un paso atrás en derechos y libertades.
Durante las manifestaciones en Túnez, se formaron comités de barrios, un modo de
autorganizaciòn ciudadana para hacer frente a las milicias y velar por la seguridad del
espacio público. El activismo de las mujeres tunecinas se reflejó en este momento,
porque allí fue cuando ocuparon el espacio público, es decir, muchas de ellas repartieron
comida y bebida a los hombres que estaban patrullando, aun cuando no los conocían.
Esto significaba, según Orbe Mendiola, que rompieron dos reglas comúnmente
aceptadas: la ocupación de las mujeres del espacio público durante la noche, y la toma
de contacto y relación con varones fuera del espacio familiar.
En todo el país también se ejercieron represiones policiales a los manifestantes
tunecinos, tanto a hombres como mujeres. Un ejemplo de esta represión es la que se
llevó a cabo en enero de 2011 en Kasserine, donde la policía arremetió contra los
manifestantes y muchas mujeres se refugiaron en el hammam (baño árabe), la policía
decidió introducir gases lacrimógenos por las puertas del mismo, lo que hizo que las
mujeres salieran a la calle buscando oxigeno, desnudas completamente. En otros casos,
sostiene Orbe Mendieta, las mujeres ayudaron a muchos manifestantes a refugiarse en
los pozos de las casas para que no sean descubiertos por las fuerzas de seguridad del
12
Orbe Mendiola, 2012: 1375

10
Estado. Otro acto de subversión fue cuando las tunecinas acudieron a los cementerios a
velar a los muertos mártires de la revolución, fue subversivo porque en Túnez es
tradición que las mujeres se queden en sus casas esperando a que sus familiares varones
vuelvan de enterrar al familiar.
Con respecto al numero de fallecidos en la revolución, “se estima que fueron trescientas
las victimas fatales, entre las que se encuentran unas seis mujeres” (ORBE
MONDIOLA, 2012: 1377). Fue un porcentaje de mujeres fallecidas muy pequeño,
asegura la autora, pero hubo un gran número de mujeres que fueron victimas de
violaciones y otros tipos de daños difíciles de reparar. Según la Asociación Tunecina de
Mujeres Demócratas (ATFD), el 11 y 12 de enero de 2011, muchas niñas de las
ciudades de Kasserine y Thela fueron violadas por miembros de las fuerzas especiales
de Ben Ali. En la capital, del 14 al 15 de enero del mismo mes, varias mujeres fueron
violadas mientras estaban bajo custodia del Ministerio del Interior 13. Las violaciones,
eran un método de represión usado constantemente por las fuerzas de seguridad de Ben
Ali, pero, afirma Orbe Mondiola, durante los días de revolución aumentaron14. Para
escuchar las historias terribles que vivieron las mujeres, la Asociación Tunecina de
Mujeres Demócratas creó la Comisión de Investigación de la Verdad.
Luego de la caída de Ben Ali, se llevó a cabo las elecciones democráticas el 23 de
octubre de 2011. Tras la misma, las mujeres continuaron presentes reclamando la
preservación de sus derechos en la nueva constitución. Orbe Mondiola sostiene que han
concurrido a la plaza Qasba, manifestándose y portando pancartas, gritando eslóganes
como “Soy tunecina y quiero respirar libertad, “La revolución continua, no hay lugar
para regresiones” y “El Código del Estatuto Personal es un derecho, no un privilegio”, y
también exigieron al primer ministro que se reuniera con ellas para hacerles llegar sus
peticiones15.
“La forma en la que esta revolución se ha dado, la rapidez con la que se ha propagado
las noticias y la contundencia con la que el pueblo se ha plantado frente a su opresor
(…) es, en gran parte, gracias a las Tecnologías de la Información y la Comunicación
(TIC)” (ORBE MONDIOLA, 2012: 1378). Los blogs, Facebook, Twitter, Skype, los
correos electrónicos, entre otros, se encuentran dentro de las TIC. Y fueron importantes
en las revoluciones porque, según la autora, ofrecieron una contra-información a los
discursos oficiales en tiempo real.
13
White, 2012: 110
14
Orbe Mondiola, 2012: 1377
15
Orbe Mondiola, 2012: 1378

11
Las mujeres tunecinas utilizaron estas herramientas, principalmente las redes sociales.
Una de las que se destacó, por su actividad divulgativa, fue la profesora de ingles de la
Universidad de Tùnez, Lina Ben Mehenni, quien fue reportada como la primera mujer
en compartir información sobre los acontecimientos en Túnez por medio de su blog “A
Tunisian Girl”, que fue un referente en la lucha contra la dictadura; estuvo nominada al
Premio Nobel de la Paz en 2011 y escribió un libro denominado “la Revolución de la
Dignidad” donde describió los canales informativos y de ayuda mutua que las redes
sociales fueron capaces de establecer durante el conflicto sorteando mensajes como el
de “Error 404 Not Found” con el que el régimen de Ben Ali camuflaba la censura. Pero
también hubo otras mujeres activistas en las redes, como Olfa Riahi, quien trabajó en
una radio FM, comenzó comentando lo que ocurría en el país y denunciando los abusos
que se produjeron en Tùnez; Mouna Ben Halima, comentaba sus ideas y pensamientos
en Facebook y creó la asociación Touensa para defender los valores democráticos, a
través de ésta recorrió Túnez antes de las elecciones para ayudar a los ciudadanos a
conocer el proceso electoral y comentó la importancia de inscribirse a las listas
electorales; y Emna Ben Jemma, fue la primera ciber activista en divulgar la noticia de
lo sucedido con Mohammed Bouazizi y relató lo que iba ocurriendo en Túnez.
La sociedad civil, asegura Orbe Mondiola, hizo un papel de protesta importante frente a
las agresiones que muchas mujeres sufrieron16. Por ejemplo se implementó una red de
trabajo, que contó con la participación de grupos como “Horizontes Zarzis”, “Gènero y
Ciudadanía” y “Thala Solidaridad”, con el fin de ser baluartes contra las amenazas sobre
las conquistas de las mujeres.
Cuando se produjo la caída de Ben Ali, se formó en Túnez la nueva estructura
democrática. Se comenzaron a formar alianzas entre grupos afines y se legalizaron
todos lo partidos que lo solicitaron. “Dentro de ese juego político, las mujeres (…)
estuvieron presentes en el inicio de la misma y quisieron también ocupar un espacio
como participantes del juego” (ORBE MONDIOLA, 2012: 1382). Esta tarea de acceder
a los puestos de toma de decisiones no fue fácil, asegura la autora, por ejemplo en el
primer gobierno de transición hubo dos mujeres ministras, una a la cabeza del
Ministerio de Sanidad Pública y una Ministra de los Asuntos de las Mujeres, de la
Familia, de la Infancia y de las Personas Mayores; y en el segundo gobierno transitorio
estuvo una mujer al frente de la Secretaría de Estado dependiente del Ministerio de la
Juventud y de Deporte.
16
Orbe Mondiola, 2012: 1382

12
En las instancias políticas, la proporción de mujeres fue muy baja respecto a la de los
hombres. Esta desproporción se reflejó cuando se produjo la ampliación de la Alta
Instancia para que se realizaran los objetivos de la revolución, la reforma política y la
transición democrática, donde las mujeres representaron el 24% de los miembros de la
misma. También se reflejó cuando se constituyó la Instancia Superior Independiente
para las Elecciones (ISIE), donde de las 16 personas miembros de la misma, sólo 2 eran
mujeres. En esos momentos se realizó un manifiesto por parte de las mujeres donde
reclamaron por la paridad en la Constituyente y se creó una asociación llamada Paritè,
con el objetivo de conseguir la paridad en las listas electorales, recibiendo reacciones
hostiles de parte de algunos representantes de los islamistas, algunos nacionalistas
árabes, algunos demócratas, que consideraban que las mujeres no debían estar en ese
proceso. También creó una nueva ONG, la “Liga de las Electoras Tunecinas”, con el fin
de formar alianzas entre mujeres potenciales candidatas a las elecciones a la Asamblea
Nacional Constituyente para combatir conjuntamente las violaciones de los derechos de
las mujeres.
Cuando se aprobó el Decreto-ley 2011-35, cuyo artículo 16 determinó que las listas
electorales debían confeccionarse de acuerdo con el principio de paridad y alternancia
entre hombres y mujeres, denominándose listas cremalleras, llegó la primera victoria de
las mujeres asegura Orbe Mondiola.
La aplicación practica de esta cuota electoral femenina supuso que aproximadamente un
28% de los miembros electos de la asamblea constituyente fueran mujeres (59 escaños)
y el grupo mayoritario de la cámara estuvo compuesta por un 48% de mujeres (40
escaños). Pero los partidos políticos tendían a colocar a los hombres en los puestos de
las listas donde tenían más posibilidad de ser elegidos. Cuando se conformaron las listas
electorales, el 97% de las mismas tenían a hombres como cabezas de listas, solo el
Partido Democrático Progresista tenía aproximadamente el 50 % de mujeres y hombres
a la cabeza.
El partido Ennahda, partido político islamista de la Hermandad Musulmana, legalizado
durante la transición política, ganó la mayoría de las gradas en la Asamblea
Constituyente. De los 217 escaños de la misma, 49 fueron mujeres, de las cuales 42
pertenecían a Ennahda.
La segunda victoria de las mujeres, asegura Orbe Mondiola 17, se obtuvo cuando se
aprobó el proyecto de decreto de ley relativo a la eliminación de todas las reservas de la
17
Orbe Mondiola, 2012: 1384

13
Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra las
Mujeres. Aunque esta medida quedó pendiente de su aprobación definitiva.
Después de las elecciones del 23 de diciembre, el nuevo gobierno tunecino contó con 25
ministerios, de los cuales dos estaban dirigidos por mujeres, el Ministerio de los
Asuntos de la Mujer, y el de Medio Ambiente. También una mujer estuvo a cargo de la
Secretaría de Estado de la Vivienda.
La Asamblea Constituyente, que estaba integrada en su mayoría por el partido Ennahda,
fue el encargado de redactar una nueva Constitución. Este partido se comprometió a
mantener los derechos de las mujeres tunecinas, asegura White18, pero esto no se reflejó
en la Constitución ya que muchas disposiciones discriminatorias seguían en vigor. En el
Código del Estatuto Personal, por ejemplo, se estableció que la unión marital de
menores de edad se iba a autorizar en determinados casos, con el consentimiento del
tutor y de la madre; la dote era necesaria para contraer matrimonio, pero la cantidad de
la dote debía ser “razonable”; y además establecía que las mujeres musulmanas no
pueden casarse con no musulmanes. Asegura White que “otro aspecto importante es el
divorcio, después del cual, a una mujer no se le permite volver a casarse durante un
periodo de 3-4 meses” y también resalta que “los derechos de las mujeres no
musulmanas a poseer, administrar, heredar y transmitir la propiedad son limitados”
(WHITE, 2013: 114), heredando la mitad de la cantidad que se le otorga a los hombres.
También el artículo 58 de la Constitución establece que si la mujer se vuelve a casar
después del divorcio, pierde la custodia de los hijos, pero los hombres conservan la
custodia, siempre y cuando tengan una mujer que se responsabilice en el cuidado de sus
hijos.
En el Código Penal, las disposiciones discriminatorias se advierten, por ejemplo, en el
caso de violación, que estaba tipificada como delito por el artículo 227, pero el artículo
227 bis establecía que si el autor del abuso se casa con la victima podía impedir el
procesamiento penal. También la violencia de género estaba penalizada, pero si la
victima retiraba los cargos finalizaba el procedimiento.19
La transformación del panorama político producto de los cambios radicales en la región,
afirma White, representaron nuevas oportunidades para que las mujeres luchen por sus
derechos. Sin embargo, esta transformación no pudo garantizarles su participación plena
en los órganos políticos del régimen que surgió a posteriori, ni tampoco pudieron lograr

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una disposición explícita que prohíba la discriminación por razón del sexo. Por lo tanto,
expresa White, que la caída de una dictadura no representa mayores libertades para las
mujeres, salvo que en el proceso de cambio sean incluidas y la democracia no sería tal si
las mujeres no pueden participar.

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Conclusión

El objetivo de este trabajo ha sido analizar la participación de las mujeres tunecinas durante
el proceso de democratización de Túnez, es decir, conocer el papel que desempeñaron
desde el comienzo de la revolución en 2010 hasta las primeras elecciones democráticas,
luego de la caída del presidente Ben Ali, en el marco de las Revoluciones Árabes.
Las Revoluciones Árabes comenzaron en Túnez en diciembre de 2010 cuando un vendedor
desempleado, Mohamed Bouazizi, se prendió fuego en la plaza de Sidi Bouzid para
protestar contra el maltrato que había recibido por parte de la policía tunecina. Esto
provocó que una masiva multitud, principalmente jóvenes, comenzaran a reunirse para
reclamar por el alto número de desempleo, por la falta de libertad y por la democracia.
Estas manifestaciones, que comenzaron el 17 de diciembre de 2010, fueron duramente
reprimidas por la policía. Finalmente después de veintinueve días de protestas, el presidente
Ben Ali fue derrocado. Ese mismo año Túnez celebró las primeras elecciones democráticas
de su historia, donde triunfó el partido político islamista de la Hermandad Musulmana:
Ennahda. Se eligió la Asamblea Constituyente y ésta redactó una nueva Constitución,
produciéndose la suspensión de la que estaba en vigencia desde 1959. Estas revueltas en
Túnez, tuvieron un efecto contagio, primero en Egipto, donde se produjo la renuncia del
presidente Hosni Mubarak, y después en Libia donde se produjo la caída del régimen de
Muamar Gadafi. Pero también hubo protestas reclamando mejores condiciones de vida,
libertad y democracia en Yemen, Bahrein, Siria, Omán, Marruecos, Jordania, Sudan, Arabia
Saudita, Kuwait, Irak, Líbano, Argelia, Mauritania y Palestina.
Una singularidad de la revolución árabe de 2011 ha sido sin duda el papel que jugó las
redes sociales. Los autores Brieger y Alba Rico afirmaron que las redes sociales, como
Facebook, Twitter, YouTube, entre otros, fueron herramientas de vital importancia para la
construcción de la oposición al régimen. También se destacó el papel del canal Al Jazzera,
medio por el cual se transmitió todo lo que ocurrió en las revueltas de los países árabes,
acto que no realizaron los medios oficiales. Por primera vez se ofreció una contra-
información a los discursos oficiales en tiempo real.
Para tratar de entender si los hechos en el mundo árabe fueron solo revueltas populares o
bien se trató de una verdadera revolución con alcances históricos más profundos, se analizó
la postura de Pedro Brieger y Santiago Alba Rico respecto al tema. Brieger consideró que
era importante realizar una distinción entre revuelta, que involucraba movimientos sociales,
situaciones de conflicto y manifestaciones pacificas o violentas frente a injusticias; y

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revolución, que implicaba cambios importantes en la sociedad, creándose un sistema nuevo
a partir de la destrucción del anterior, donde ocurre la transferencia del poder del antiguo
régimen a uno nuevo y distinto. Fue importante, sostuvo, porque los medios masivos de
comunicación tendieron a distorsionar y simplificar una realidad sumamente compleja.
Además destacó particularidades de las revueltas del mundo árabe del 2011, una de ellas
fue que se llevó a cabo por sectores populares de la sociedad, diferenciándolas de las que
ocurrieron a fines del siglo XIX o las que ocurrieron entre 1922 y 1971. También aseguró
que las condiciones para una revolución ya estaban dadas porque se venían gestando hace
tiempo, es decir, las huelgas obreras se habían multiplicado, los movimientos sociales se
habían articularon y hubo grupos que ya estaban organizados, sin embargo resaltó la
sorpresa de los acontecimientos. Fueron verdaderas revoluciones, aseguró Brieger, porque
las movilizaciones que se realizaron en el mundo árabe no tuvieron precedentes, fueron
lideradas por una nueva generación de jóvenes y fueron apoyadas por el resto de la
población, donde exigían democracia, libertad, cambios económicos, y además se buscó
derrocar a los gobernantes destruyendo el cimiento de los regímenes.
Santiago Alba Rico, aseguró que al comienzo de las revoluciones lo que tenían en común
los países árabes eran los gobiernos dictatoriales, que eran controlados por milicias al
servicio de oligarquías funcionales y al servicio de los intereses del capitalismo
internacional. Pero las causas de las revoluciones árabes, principalmente aplicables a Túnez
y Egipto, fueron una población juvenil desocupada y con libertades limitadas, una
economía oligárquica basada en su explotación por un puñado de familias o clanes
particulares, en connivencia con las empresas multinacionales radicadas en cada país, un
aparato policial asociado al ejercito, contra cualquier intento de protesta, un grado alto de
corrupción multisectorial y una dictadura o régimen autoritario que perseguía a los
disidentes mientras se aferraba al poder. Estas características, sostuvo el autor, fueron
cuestionadas por los movimientos juveniles espontáneos, apoyados por movimientos de
izquierda e islamistas. Allí apareció el sujeto de las revoluciones que fue el excluido, tanto
de las decisiones políticas como económicas. Alba Rico, sostuvo que ocurrió una verdadera
revolución en el mundo árabe porque por primera vez en su historia los árabes fueron
conscientes de su poder, irrumpieron en la sociedad y derrocaron a sus dictadores. Además
en Túnez y en Egipto, aseguró, se llevó a cabo una revolución democrática porque hubo
elecciones y las mismas llevaron al gobierno a partidos islamistas “moderados”.
Con respecto a la participación de las ciudadanas tunecinas durante la revolución, no hay
dudas de que han estado presentes en todos los espacios de protesta. Si bien anteriormente

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las mujeres tunecinas ya habían salido a las calles a marchar, por ejemplo, en 2008 en una
protesta contra la Compañía General de Fosfato, la situación en la que las mujeres salen a
marchar en 2011 es diferente. Durante las revoluciones en Túnez, las mujeres han
participado masivamente en las protestas, exigiendo un cambio democrático. Bloggers,
periodistas, activistas, sindicalistas, estudiantes y madres se movilizaron por las calles para
reclamar libertad, dignidad y la renuncia de Ben Ali. Otra forma de participación de las
mujeres durante la revolución fue a través de su colaboración con los Comités de Barrios,
donde repartían comidas y bebidas a los hombres que patrullaban y velaban por la
seguridad de las personas. Muchas veces realizaban esto durante la noche para romper con
reglas establecidas, por ejemplo, la que prohibía a las mujeres concurrir a los espacios
públicos durante la noche y mantener contacto con hombres que estén fuera del espacio
familiar. También ayudaron a manifestantes, perseguidos por las fuerzas de seguridad del
Estado, escondiéndolos en sus casas y en los pozos de agua. Realizaban actos subversivos a
la tradición establecida, por ejemplo, concurrían a los cementerios a velar a los muertos
victimas de la revolución y esto era algo que estaba prohibido en Túnez, porque debían
esperar en sus casas a que vuelvan los familiares varones.
Durante las protestas, las mujeres fueron victimas de la represión policial, no solo sufrieron
los efectos de los gases lacrimógenos sino que fueron victimas de otros tipos de violencias
como la física, a través de golpes, acoso sexual y violaciones. También hubo mujeres
fallecidas.
Anteriormente se habló de la importancia de las redes sociales para esta revolución, y las
mujeres también estuvieron presentes dentro de las mismas. Hubo mujeres que utilizaron
Twitter, Facebook, los Blogs y YouTube para divulgar lo que ocurría, para denunciar las
represiones y para apoyar las revueltas. Algunas de ellas que se destacaron por esta taerea
fueron Lina Ben Mehenni, Olfa Riahi, Emna Ben Jemma y Mouna Ben Halima.
Cuando cayó el régimen de Ben Ali, el 14 de enero de 2011, las mujeres continuaron sus
reclamos en las calles, pero a partir de ese momento luchaban por el fortalecimiento de sus
derechos en la nueva Constitución y por una participación en los órganos políticos. Las
primeras elecciones democráticas y libres se llevaron a cabo y las mujeres participaron
como votantes, candidatas y observadoras. Sin embargo la actitud revolucionaria de las
mujeres tunecinas no cosechó los frutos merecidos, esto se reflejó cuando los Gobiernos de
transición no permitieron que se escuchen las voces de las mujeres, negándoles el papel de
interlocutoras en los procesos de construcción de las nuevas realidades políticas. Pero la
tenacidad de las mujeres de Túnez les ha permitido conseguir determinados logros. La Alta

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Instancia para la Realización de los Objetivos de la Revolución, el organismo que hizo de
Parlamento interino del país, adoptó por amplísima mayoría la paridad entre hombres y
mujeres en las listas para las elecciones a la Asamblea Constituyente celebrada el 23 de
octubre de 2011. Estas listas serían además del “tipo cremallera”, es decir, con alternancia
de hombres y mujeres para evitar que estas últimas queden relegadas a los últimos puestos
de las candidaturas. Una iniciativa sin precedentes en el mundo árabe. Pese a este
reconocimiento, muchas mujeres expresaron con preocupación que se les habían negado la
igualdad con los hombres y que los partidos políticos las habían marginado de facto al
haber colocado en primera fila mayoritariamente a hombres para las elecciones a la
Asamblea Nacional Constituyente. Para contrapesar esa fuerza y movilizarse, las mujeres
crearon la “Liga de las Electoras Tunecinas” y la asociación “Paritè”.
Cuando el partido político islamista Ennahda, gana la mayoría de las gradas en la Asamblea
Constituyente, 49 mujeres accedieron a los escaños, de las cuales 42 formaban parte del
partido nombrado anteriormente. En el gobierno establecido tras las elecciones de octubre
de 2011, había tres mujeres en el gabinete de 41 miembros: una en el Ministerio de Medio
Ambiente, una en el Ministerio de Asuntos de la Mujer y la Familia, y una en la Secretaría
de Estado de la Vivienda.
La transición política generó oportunidades para fortalecer la protección de los derechos de
las mujeres y su representación en los órganos políticos. Se lograron algunas victorias
gracias a que las mujeres desafiaron las prohibiciones sociales y los cánones morales,
enfrentándose a la represión y no dejándose intimidar por ella, pero cabe destacar que la
cuestión de las mujeres no ha sido prioritaria ni durante las revoluciones ni en los periodos
transicionales. Esto se demostró, por ejemplo, cuando se produjo la redacción de una nueva
Constitución. Allí se mantuvo muchas disposiciones discriminatorias respecto a las
mujeres, que funcionaron como obstáculos, impidiéndoles desempeñar plenamente su papel
en la vida política y pública de Túnez.

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Bibliografía

 Le Monde Diplomatique. (2011). Las Revoluciones Árabes. Causas,


consecuencias e impacto en America Latina. Buenos Aires. Capital Intelectual.
 Maataoui, Mohamed El-Madkouri. El discurso femenino en los movimientos
sociales de la Primavera Árabe (el caso de Asmaa Mahfouz). Madrid:
Universidad Autónoma de Madrid, 2017.
 Orbe Mondiola, Miren. El Papel de las Mujeres en el proceso de democratización
de Tùnez. Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2012.
 Pedro Brieger, “La revolución árabe”, en www.pedrobrieger.blogspot.com, 9 de
febrero de 2011
 Santiago Alba Rico, “Egipto, la izquierda y el golpe de Estado”, en
www.tratarde.org/golpe-de-estado-en-egipto-un-articulo-de-santiago-alba-rico/, 4
de Julio de 2013.

 White, William. El rol de las mujeres en la Primavera Árabe: caso Túnez.


Córdoba: Universidad Católica de Córdoba, 2013.

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